(FIC-Klaine) "Escenas borradas" We Built This Glee Club “I did it for you”

Junio de 2014




Blaine observaba a Kurt desde el sofá de la sala mientras este hablaba por teléfono en el pasillo en las afueras del departamento, lo vio tomarse la cabeza y hacer gestos con sus manos como si alguien le dijese que vendría en ese instante a incautar todo su guardarropa y que solo podría quedarse con sus botas amarillas estilo bombero. Sonrió pensando en ello y se sintió un tanto acalorado después, al imaginárselo con un traje completo de bombero, abriendo la puerta de entrada con un hacha roja en sus manos y todo. Soltó un poco de aire y cambio los canales del televisor hasta quedarse un uno de deportes internacional.
-¡Odio cuando pasa esto!... —exclamo Kurt entrando con su teléfono en la mano.
-¿Qué sucedió? —pregunto Blaine de vuelta al tiempo que subía los pies en la mesa de café.
-NYADA, tengo que ir porque el reporte que entregue para “Historia del Teatro” le faltan no sé cuantas páginas —explico mientras se dirigía al dormitorio a buscar su computadora.
-¡Pero si lo entregamos juntos!... ¡y el tuyo estaba completo! —recordó Blaine siguiéndolo con la mirada.
-Lo sé Blaine —respondió volviendo con el aparato en sus manos— de ahí mi expresión de enojo e incredulidad —dijo dejándolo sobe la mesa y sentándose en la silla del piano después.
-¿Mas detalles? —pidió Blaine bajándole le volumen a lo que veía.
-Aparentemente el asistente del profesor perdió la mitad de los reportes, yo tuve la gran “suerte” de que solo se extraviara parte de mi trabajo —respondió Kurt haciendo el gesto de comillas cuando mencionaba “suerte”— ¿a ti no te han llamado? —agrego apuntándolo.
-No… —dijo Blaine tomando su teléfono para chequear si se había perdido alguna llamada—pero, ¿sabes quién me llamo? —Kurt hizo un gesto negativo con su cabeza mientras leía el resto de sus mensajes y lo que decían del asistente de “Historia del teatro” en el Blog oficial de NYADA— Sam, me dijo que vendría el próximo mes a New York, al parecer postulara a la Universidad de Lima —conto sonriendo como orgulloso de su amigo.
-¿De verdad?... eso es muy bueno, me alegro por él, pero volviendo al tema, ¿de verdad no te han llamado para avisarte nada?
-No…
-¿Seguro?
-Estoy seguro Kurt, ¿quieres ver por ti mismo? —dijo Blaine haciendo el ademan de que le entregaba su teléfono.
-No…
-Ok… ¿Qué vas a hacer?
-Pues tengo que ir allá —contesto Kurt dejando caer sus brazos como si se desinflara.
-¿Y tendrás que imprimir de nuevo tu trabajo?
-Si… ¡Uy!... ¡odio la incompetencia de la gente! —exclamo empuñando sus manos mientras se dirigía a la cocina por un vaso de agua, dejo su teléfono en la mesa y tomo un vaso desde uno de los anaqueles para sacar una botella del refrigerador luego—¿Me acompañaras verdad?
-¿A dónde? —pregunto Blaine mirando la televisión.
-¡A NYADA!, de eso estamos hablando, de la incompetencia de la gente y de lo que tengo que hacer por obligación.
-Claro que te acompañare, pero si bien lo recuerdo, tú me prometiste que después de 40 minutos en el subterráneo comeríamos el mejor sándwich de cordero del mundo —dijo Blaine poniendo ojitos de pena.
-Lo sé… ¡Y no me mires así!... se perfectamente lo que te prometí y una promesa es una promesa y nunca, nunca en mi vida he dejado de cumplir una, menos a ti.
Blaine lo miro con los ojos empequeñecidos como dudando de aquello, Kurt le devolvió otra levantando una ceja como desafiante a que lo hiciera.
-Te diré que haremos —dijo Kurt secando el vaso y guardándolo donde lo había encontrado. Puso la botella en el refrigerador nuevamente y se acerco a su prometido en el sofá, se le monto en el regazo y le dio un beso.
-Por muy placentero que sea esto —dijo Blaine devolviendo el beso— no supera las expectativas que tenia puestas en ese sándwich Kurt Hummel —agrego poniéndole las manos en los muslos.
-¿Me estas comparando con un trozo de carne?, es mas —exclamo bajándose de él— ¿me estas poniendo por debajo de un trozo de carne? —añadió poniéndose de pie con los brazos cruzados, como para darle más dramatismo a lo que decía.
-¡Ah no!, no, no, no… —dijo Blaine moviendo su dedo índice también en negación.
-¿Qué?...
-No me harás ni sentir mal, ni provocaras que discutamos para que me olvide de lo que prometiste, sabes bien que eres más importante para mí que cualquier cosa y si tengo que renunciar a mi idea de almuerzo, lo hare, esperare a que invites otro día y punto… —añadió cruzándose de brazos como resignado.
-¿Ya no me resulta?, ¿verdad? —pregunto Kurt mirándolo medio travieso.
-No… —dijo Blaine soltando una risa.
-Bueno, valió intentarlo —agrego encogiéndose de hombros— y no tienes que renunciar a nada, ¿sabes lo que haremos?, iremos a dejar el documento y luego vamos a por el sándwich que te prometí —dijo abrazándole el cuello por sobre el respaldo del sofá— ¿qué estás viendo? —pregunto distrayéndose con la televisión.
-Es un juego, se supone y es muy importante, es preparatorio para la “Copa Mundial de Futbol”.
-¿La serie mundial?, ¿no finaliza en enero?
-No, no de futbol, del otro futbol, de “Soccer”.
-¿Tienen una copa Mundial?
-Por supuesto, y es muy importante para Latinoamérica y Europa, en realidad para todo el mundo, menos para nuestro país.
-¿Pero juega todo el mundo?, ¿o es como los campeonatos de nuestro país que los llaman “Serie Mundial” y solo participan equipos del medio local?
-No, no es como eso, juegan todos los países clasificados, incluso Estados Unidos —explico Blaine creyéndose funcionario de la FIFA.
-¿Nuestro país está participando en un encuentro mundial de deportes?
-Así es…
-¿Y porque entonces, no veo a mi futuro esposo, a mi Papá y a mi futuro suegro entusiasmados con conocer el resultado de este deporte? —quiso saber Kurt levantando una ceja y poniendo entonación a sus palabras.
-Porque tu futuro esposo, mi Papá y mi futuro suegro, no entienden mucho las reglas del Soccer, bueno mi Papá presume de saber un poco por ese mes que estuvo de intercambio en España cuando estaba en la secundaria, pero yo no lo creería mucho —dijo Blaine soltando una risa al recordar aquello de su padre— además aun no comienza, este es un partido amistoso.
-¿Quieres ver eso entonces?, porque podemos ir mañana temprano a la Universidad, al fin y al cabo dejare la nueva copia en la oficina del asistente y solo la vera por la mañana.
-¿Estás loco?, y perderme mi sándwich… no señor… ¿nos vamos ahora? —pregunto Blaine levantándose de un salto.
-Ok, deja arreglarme y salimos de inmediato.
-Creo entonces que tendré tiempo de ver un par de juegos mas —dijo Blaine volviendo a acomodarse en el sofá como si le aguardara un largo rato de espera.
-Exagerado… —dijo Kurt revolviendo el pelo en su camino hacia el baño.

-¡Listo! —dijo Kurt tomando su computadora y el bolso que colgaba en el perchero de la entrada.
-Muy bien… —respondió Blaine levantándose y apagando el televisor.
-¿Quién gano?
-¿Quién gano qué? —pregunto desde la habitación.
-El juego que estabas viendo, ¿gano Estados Unidos?
-No, es decir, Estados Unidos no jugaba.
-¿No dijiste que nuestro país si competía? —pegunto Kurt cruzándose el bolso.
-Si compite, pero no hoy…
-¿Cuando entonces?, te juro y ya estaba ensayando una porra para animar a nuestro muchachos.
-Pues tendrás que guardarla —dijo Blaine llegando a la sala oliendo de maravillas— pero averiguaré en que grupo esta y cuando juega sus partidos, entonces podrás usar tu porra.
-¿Cuantos grupos son? —pregunto Kurt inhalando una cantidad extra de aire con aroma a Blaine.
-8
-¿Ocho?
-Sí, son 64 partidos.
-¿64? —pregunto Kurt como si hubiese escuchado 1798— ¿prométeme por favor que no te harás aficionado a este deporte?
-No lo hare…—respondió Blaine sonriendo mientras se acercaba a la salida.
-¿Tú estás listo? —pregunto Kurt arreglándose el cuello de la camisa y el peinado frente al espejo.
-Listo…—dijo guardando su teléfono y billetera en los bolsillos traseros de su jeans.
-¿Seguro? —insistió Kurt mirándolo por el espejo.
-Seguro, vamos a la Universidad y luego a comer un sándwich, no a un evento en el “Grand Ballroom” del Plaza.
-Sí, tienes razón, lo siento, y te ves apuesto como siempre —dijo tomando sus llaves— pero que conste que si fuéramos a aquel lugar, definitivamente haría que repensaras esa camiseta de color llamativo y esos jeans y cuando eso suceda no quiero ningún reclamo de tu parte—agrego apuntándolo con las llaves.
-Ok… y no la tendrás, te lo prometo —dijo Blaine dándole un beso.
-Mas te vale —contesto Kurt alargando un par de segundos el beso de su prometido— ahora vámonos, te juro y no puedo entender al incompetencia de ese asistente —exclamo cerrando la puerta.
-Al menos tienes una copia de respaldo, hubiera sido más catastrófico si no tuvieras como reponerlo.
-¡Lo sé!, ¡y tan cerca de los exámenes finales!, ¡una tragedia por donde se lo mire! —volvió a reclamar Kurt alzando sus brazos.
Blaine sonrió pensando en cuanto le gustaba que Kurt actuara con dramatismo ante cosas que no ameritaban tal comportamiento.

-Este día esta ideal —dijo Blaine echando su cabeza hacia atrás como si quisiera acaparar todo el sol del medio día de New York.
-Sí, ideal para el cáncer de piel —respondió Kurt mirándolo por sobre sus gafas de sol.
-¡Vamos!, sabes que no, esta ideal para leer un libro sobre el césped del Central Park con tu barriga como almohada —explico Blaine dándole un pequeño toque con su hombro a su prometido, casi llegando a las puertas de NYADA.
-¿Me estás proponiendo algo Blaine Anderson futuro Hummel? —pregunto Kurt tomándole la mano.
-De hecho… —contesto Blaine dándole una vuelta como de baile, para dejarlo contra la pared inmediata a la entrada del edificio— ¿qué tal… si nos olvidamos de ese increíble sándwich y… lo cambiamos por un par de “Churros”… del carrito que siempre está en la esquina de Terrace Dr. Y la Fifht Av? —propuso Blaine mientras le daba pequeños toques en el cuello de la camisa, los botones y el tirante del bolso.
-Comida de un carro… ¡mmm!, ¡delicioso! —exclamo Kurt pasando la lengua por sus labios como evidenciando haber comido el mejor de los manjares— y suena genial pero en pos de la salud de ambos, cambio el carrito poco higienizado por el café “Le Churro” de la calle Lexington.
-Ok…—dijo Blaine acercándosele como para concluir con un beso.
-Ahora a lo que vinimos —dijo Kurt apartándose luego de saborear los labios de su prometido.
-¿Donde iras primero?
- A la biblioteca a imprimir mis paginas y luego a dejarlas a la oficina del asistente.
-¿A la biblioteca?, ¡Kurt!, eso está al otro lado del campus —dijo Blaine como con sueño.
-Pero tú dijiste que me acompañarías…
-Obvio que sí, pero pensé que era solo entrar a la oficina del asistente y luego nos iríamos, no que atravesaríamos media Universidad para luego devolvernos la misma cantidad de pasos —dijo Blaine gesticulando con sus brazos las distancias a las que hacía referencia con desgano.
-Está bien —dijo Kurt blanqueando sus ojos— espérame aquí, tratare de hacer todo lo más rápido posible, pero no te quejes si te compro solo un churro —agrego apuntándolo— no podemos subir de peso si queremos llamar la atención en los “Tonys”.
-Kurt, nadie nos notara —dijo Blaine sonriendo.
-¿Cómo que no?, ¡apuesta tus mejores partes a que sí!
-Muy bien, gracias, ¡te amo! —exclamo Blaine de vuelta sentándose en el banco más próximo.
Kurt sonrió y entro en la Universidad a hacer lo que tenía planeado, Blaine se acomodo en el asiento como si quisiera seguir tomando el sol toda la mañana.

-Te conozco… ¿Por qué te conozco? —dijo una chica parándose enfrente de Blaine con las manos en la cintura. Este abrió un ojo al sentir que algo o alguien le tapaba el sol y distinguió la silueta de una chica pequeña y gruesa que solo conseguía verse más alta por el moño estilo palmera que usaba en el centro de su cabeza.
-¿Disculpa? —pregunto Blaine enderezándose.
-Yo te conozco, ¿Por qué te conozco? —repitió mirándolo con el entrecejo fruncido.
-La verdad es que no se, bueno estudio aquí, tal vez me haya visto —dijo Blaine apuntando hacia la entrada de NYADA.
-Espera sé que me acordare —dijo la chica poniendo dos de sus dedos en cada una de las sienes y comenzando a moverlos en círculo, como si fuera una mentalista de un circo de cuarta categoría— “Chico guapo con ojos de ensueño”…. “chico guapo con ojos de ensueño”, ¿Dónde te he visto? —comenzó a repetir una y otra vez ante la mirada atónita de Blaine.
-¿Qué estás haciendo?
-Trato de recordar donde te he visto, así lo hago con las respuestas de mis exámenes…—aseguro la desconocida concentrándose aun mas.
- Tal vez me recuerdas porque hace un par de meses protagonice un show en uno de…
-“¡Shhhh!” —exclamo estirando su mano como si la visión de quien era Blaine y donde lo había conocido estuviese a punto de aparecer en su cabeza.
-Creo que mejor te digo mi nombre… —insistió Blaine ya preocupado por el color que estaba tomando la cara de la chica al concentrarse tanto, temió que un ataque cerebro vascular la tumbara en ese instante.
-¿Tienes algo que ver con Kurt Hummel? —pregunto apuntándolo con una mano y masajeándose la sien con la otra.
-Sí, él es mi…
-¿Estuviste aquí el año pasado?
-¿Aquí?, ¿en este banco? —quiso saber Blaine mirando a su alrededor.
-No… —contesto apuntando con sus dedos índices la mueca de burla que hacia— en la universidad, ¿estuviste en NYADA el año pasado?
-Estudio allí, te lo dije al comienzo.
-¿Cómo te llamas entonces? —pregunto con sus manos en la cintura.
-Blaine, Blaine Anderson.
-¡Eso! —exclamo dado una vuelta como de ballet— ¡Blaine!... ¡Blaine! —añadió haciendo un “arabesque” y dos “demi-plié” seguidos. Blaine se confundió entre decir algo o soltar una carajada pero termino por abrir su boca sin hacer ninguna de las dos, solo se quedo observando a la chica que bailaba como si estuviese en el salón de Cassandra July y no en medio de una calle llena de gente.
-¿Cuál es tu nombre? —pregunto Blaine esperando que al hablar recobrara la cordura.
-Odessa Goldhirsch, ese es mi nombre —dijo haciendo una reverencia como de final de obra de teatro.
-¿Conoces a Kurt?
-Obvio —respondió incorporándose y desordenándose más el moño— estaba conmigo en el coro de Adam —agrego sentándose con toda confianza al lado de Blaine.
-¿Tú estabas en ese coro? —quiso saber Blaine poniendo mala cara de inmediato.
-¡Es lo que acabo de decir!, Kurt es tan talentoso, no sé porque se salió del coro, en realidad si se porque, ¿quieres saberlo tú? —dijo Odessa moviendo sus cejas.
-Creo que manejo esa información —contesto Blaine mirándola raro.
-¿Por qué la conoces?, ¿eres un espía de Julliard?
-No, no soy espía de nada, Kurt es mi prometido y me conto…
-¡¿Tú eres su prometido?!, ¡Claro que lo eres! —exclamo Odessa golpeándose las piernas con sus palmas abiertas. Blaine dio un salto como gato asustado— recuerdo que vi el anillo de Kurt, entonces le pregunte y él me respondió y luego me dijo que tú eras su prometido y yo dije “¡OH!” y Kurt me miro y luego termine diciendo que eras extra sexy —explico Odessa como si contara lo sucedido en la Batalla de Antietam entre los estados Confederados y los de la Unión.
-¿Gracias? —dijo Blaine sin saber qué hacer con toda esa información ni con el cumplido que había recibido.
-¡De nada! —exclamo dándole un empujón— ¿quieres saber porque Kurt abandono el coro?
-Te dije que ya lo sé, Kurt me lo conto, Adam lo echo en cuanto supo que estaba comprometido conmigo.
-¿Te dijo también que una vez dijo tu nombre frente a todos cuando estaba hablando de algo que le había dicho Adam?
-¿Qué? —dijo Blaine poniendo la cara de quien escucha la mejor de las noticias.
-Eso, luego trato de desdecirse pero no le resulto y se puso como un tomate, uno rojo, no como esos verdes que venden —dijo la chica mirando un punto distante. Blaine no supo si era porque estaba mirando algo que le interesaba o porque su cabeza pensaba en los tipos de tomates que existían en la naturaleza.
-¿Es verdad eso que me cuentas?
-¡Obvio que es verdad! —exclamo repitiendo lo del golpe en sus piernas— ahora estoy pensando que era de ti de quien hablaba todo el tiempo, nunca dijo tu nombre, buen excepto esa vez que te conté, pero siempre hablaba de alguien, de lo que hacía, de cómo cantaba… ¿te gusta Kathy Perry?
-De hecho si…
-Entonces eras tú, no hay duda… ¡ay que maravilla!, el verdadero amor, siempre encuentra su camino —exclamo Odessa levantándose— ahora debo irme —añadió arreglándose la mochila que cargaba.
-Espera, Odessa… si deseas saludar a Kurt el llegara de un minuto a otro, solo fue a entregar un informe.
-No, esta ben… dale mis saludos, gusto en verte Blaine… ¡Blaine!... —dijo despidiéndose y volviendo a lo de los pasos de baile mientras se alejaba.
Blaine sonrió para sí y sintió como si una energía invisible le subiera por los pies y le llegara hasta la cabeza, se sintió atractivo y ganador de alguna forma. Volvió a sentarse conservando en su cara aquella mueca de felicidad que le había dejado su conversación con Odessa Goldhirsch.

-¡Listo!... ¿Por qué sonríes? —dijo Kurt llegando hasta el banco donde se encontraba Blaine.
-¿Listo?...—repitió poniéndose de pie.
-Es lo que dije… ¿qué sucede? —quiso saber Kurt mirando a su alrededor.
-Nada…—contesto Blaine aun sonriendo.
-¿Estas pesando en los Churros?, ¿no es así?
-No, estaba pensando en ti…—dijo Blaine queriendo besarlo en ese mismo instante.
-Adulador,
-¡Es la verdad!... ¿Cómo te fue?
-Bien… —contesto Kurt comenzando a avanzar— deje la copia en la oficina con una etiqueta que decía “no perder” subrayada con tres líneas bien marcadas.
-Así no se perderá, nadie puede hacer lo contrario de lo que resaltan tres líneas bien marcadas —aseguro Blaine sintiendo que nunca podría dejar de sonreír.
-Blaine Devon Anderson futuro Hummel, dime lo que quieres en este instante.
-¿Qué?, ¡no quiero nada!
-¡Claro que sí!, tu cara de secreto es inconfundible, ¡dímelo! —insistió Kurt parándose frente a él.
-Lo quiero es besarte —dijo acercándosele con la clara intención de hacer aquello.
-¿Qué? —respondió Kurt como descolocado.
Blaine sonrió y lo miro un segundo, sin dejarlo hablar nada mas, lo acerco a él por el tirante del bolso y lo beso como si su vida dependiera del sabor de los labios de su prometido. Kurt olvido que estaban en medio de una calle transitada y se dejo llevar sin poner resistencia alguna, tal y como le gustaba a Blaine, tal y como también comenzaba a gustarle a él.

Agosto de 2039




-¿Los esperamos? —pregunto Blaine.
-No adelántense —respondió Tyler mientras se quitaba la corbata— no quiero que mi esposo piense que me estoy interponiendo entre él y su ídolo de la música. Sebastian sonrió y negó con su cabeza ante los celos de su compañero de vida.
Blaine miro a Kurt esperando por su respuesta, este solo atino a mover sus cejas como diciendo “que se le va hacer”
-¿Dónde está tu estudio? —pregunto Sebastian adelantándose como si supiera donde se encontraba.
-Arriba —respondió Blaine señalando y rascándose la cabeza incomodo con toda la situación, miro a Kurt desaparecer tras la puerta de la cocina y siguió a Sebastian como resignado, no sin antes pedir a Henry y a Lizzie que se hicieran cargo de recoger los platos cuando los pequeños terminaran su postre.

-Dámela… —dijo Kurt mientras sacaba una botella de agua del refrigerador.
-Toma… —contesto Tyler entregándole su preciada corbata— de verdad te lo agradezco, yo soy medio nulo con estas cosas domesticas.
-No te preocupes, ¿asumo que en tu casa, tu esposo es el encargado de estos menesteres entonces? —quiso saber Kurt sonriendo en su fuero interno, casi como si imaginarse a Sebastian con un delantal y un cepillo para limpiar el retrete fuera lo más cómico del mundo.
-¿Quién?, ¿Sebastian?... —contesto Tyler riendo— no, no te equivoques el no es para nada hogareño —agrego señalando todo a su alrededor.
-¿Cómo lo hacen entonces?, ¿tienen ayuda? — pregunto mirando las instrucciones de lavado en la etiqueta que estaba justo en el dobladillo de una de las puntas.
-De hecho si, tenemos una señora que se encarga de Gable y otra de todo lo de la casa, pero… ¿ustedes también?, ¿o no?
-Bueno —dijo Kurt sacando el lavavajillas desde abajo del fregadero— solo tenemos una persona que viene a hacer el aseo tres veces por semana y una niñera que se encarga de Lizzie y Noah cuando estamos trabajando, el resto de las cosas las hacemos los dos.
-Vaya… nunca imagine que una estrella de la música y otra de Broadway se dedicaban a lavar la ropa y fregar platos —sentencio Tyler sentándose del todo sobre la mesa del desayuno. Kurt quiso corregir aquello pero se retracto al recordar que Tyler no era uno de sus hijos a quien podía regañar.
-Te acepto lo de la ropa, porque lo de los platos lo hace esta máquina, aunque a veces no se comporte a la altura —añadió dando un golpe al lavavajillas que aun no iniciaba su funcionamiento— ¿Se puede mojar? ¿verdad?—dijo menando la corbata frente a los ojos del esposo de Sebastian.
-Supongo, no lo sé…
-Prefiero estar seguro, no quiero arruinarte nada.
-Si es así no te preocupes… —sentencio Tyler moviendo sus pies que colgaban de la mesa del desayuno— esta noche o puede estar más arruinada.
-Por cierto que no —dijo Kurt sin pensar— es decir… no quise decir eso, disculpa —agrego luego de sí pensar lo que iba a decir.
-No te disculpes, pero debes saber que Sebastian no se comporta de esa forma todo el tiempo, él es muy cariñoso, conmigo y con nuestro hijo, asumo y estar frente a su pasado lo puso un tanto…
-¿Insoportable? —se adelanto en decir Kurt.
-No, en realidad iba a decir nostálgico y dubitativo, pero creo que tomare tus palabras esta vez —contesto Tyler sonriendo— ¿asumo y él no fue muy amable contigo en la secundaria?
-La verdad es que no, pero eso fue hace tanto tiempo que me siento un poco ridículo sintiendo por él lo que sentía entonces —dijo Kurt mojando el sector de la mancha con el agua de la botella
-¿Y qué sentías? —quiso saber Tyler cruzándose de brazos y pensando que Kurt le diría quizás que.
-¿Vale la pena mencionarlo luego de casi 27 años? —agrego Kurt arrugando el entrecejo, mientras buscaba un paño limpio en el cajón de su derecha.
-La verdad es que no, es solo que esta noche me he enterado de algunas cosas que no sabia, bueno siempre he sabido que Sebastian no me ama, me quiere si, pero no me ama, al menos no como lo amo yo a él —confeso Tyler a quien al parecer las copas de vino de mas, le habían privado de cualquier pudor para hablar de su vida con alguien que solo conocía hace dos horas.
Kurt como que contuvo la respiración al escuchar tamaña confesión, lo miro medio confundido y opto por concentrarse mejor en quitar la mancha de crema.
-Disculpa te hice sentir incomodo… —dijo Tyler bajándose de la mesa y sintiéndose realmente fuera de lugar.
-No, no te preocupes y siento escuchar eso, en especial porque tienen un hijo que creo y necesita estabilidad por sobretodo —advirtió Kurt creyéndose funcionario de la oficina de protección al menor— pero tal vez es impresión tuya y Sebastian si te ama, porque una cosa sí que puedo mencionar de mi pasado con él, y es que nunca actuó como realmente se sentía, era casi como si estuviese interpretado el papel de villano todo el tiempo.
-“Villano” e “insoportable”… ¿me vas a decir y esos calificativos son para alguien que no odias y que te es indiferente?
-Yo no odio a Sebastian… —dijo Kurt secándose las manos— veras, todo esto es tan infantil y tan de secundaria que me siento como de la edad de mi hija si hablara de ello… pero el fondo del asunto es que la manera en como conocí a tu esposo no fue de las mas ideales, él estaba interesando en Blaine cuando recién nos estábamos conociendo él y yo y así se mantuvo por varios años, por lo tanto se convirtió para mí en una amenaza permanente.
-Lo sé…
-¿Cómo?
-Es decir no “lo sé”, no tenía idea que ustedes se habían conocido en la secundaria, ni que Sebastian había estado enamorado de tu esposo, lo que si sabía es que de alguna u otra forma ustedes habían sido importante para él.
-Ok Tyler, dejemos algo en claro, si no quieres que tu corbata corra peligro, te sugiero cambiar el “enamorado” por “interesado” —dijo Kurt continuando con la limpieza.
-Esta bien, interesado, lo siento… —dijo Tyler sonriendo— ¿Qué crees que está pasando allá dentro? —agrego mirando el techo.
-Pues Blaine le enseña el estudio y le regala una copia de su primer álbum a tu esposo, nada más.
-¿No sientes desconfianza estando ellos dos solos? —insistió Tyler como si quisiese infundir aquel sentimiento en Kurt con aquellos comentarios incisivos.
Kurt tomo aire y trato de contar mentalmente hasta 10, pero pensó que aunque llegara a un millón aquella molestia no se quitaría.
-Mira si tu no confías en Sebastian, cosa que no juzgaría por cierto, yo confío plenamente en mi esposo —respondió Kurt moviéndose hacia la luz del extractor para asegurase así que había quitado toda la mugre— listo… quedo mejor que nueva —añadió mirando a Tyler orgulloso de su logro domestico— ¿Tyler? —insistió al ver que este miraba con detención un lugar de la cocina
-¿Eso es espuma? —pregunto el esposo de Sebastian señalando el lavavajillas.
-¡Maldita porquería! —exclamo Kurt desconectado el aparato desde la corriente— ¡odio cuando pasan estas cosas!, en especial cuando se necesitan más que nada —agrego cortando el agua desde abajo del fregadero.
-¿Quieres que te ayude?
-No, no te preocupes, ha estado fallando desde hace semanas y no he tenido tiempo para llamar a un técnico.
-Yo puedo revisarla si quieres —dijo Tyler de lo más convencido.
-¿Tú?, ¿de verdad?
-¡Obvio! —dijo desabotonándose la camisa.
-¿No eres neurocirujano o algo?, ¿Qué tal si te lastimas una mano?, ¿no estás un poco…? —dijo Kurt haciendo el gesto de quien se empina un vaso hasta el fondo.
-No tanto como para creerme plomero y desarmar tu instalación de gas, no te preocupes… en casa lo hago todo el tiempo.
-¿Te dedicas arreglar artefactos?
-Así es, lo hago como un pasatiempo, créeme que luego de operar un tumor del “Ángulo Ponto-Cerebeloso”, nada me relaja más que meter mis manos en los aparatos eléctricos —señalo Tyler moviendo sus dedos como si hurgara dentro de una cabeza— por lo tanto, cuando me aburro de los cerebros humanos, me dedico a desentrañar los misterios de las maquinas, ahora, si no te importa, no quiero pedirte que me te hagas cargo de mi camisa también —termino por decir Tyler quitándose la camisa del todo, la dejo sobre el respaldo de una de las sillas y Kurt se quedo un instante mirando el cuerpo casi perfecto del esposo de Sebastian — ¿tienes herramientas?...
-…
-¿Kurt?
-¿Qué?
-Herramientas, ¿las tienes aquí?
-Si… ¡claro!, ¡aquí!… —respondió Kurt como si le hubiesen bajado de pronto el volumen a “Never gonna give you up” de Barry White y pudiera escuchar por fin lo que las personas decían a su alrededor— tenemos una caja con ese tipo de cosas, cuando Blaine se las da de “arregla todo” se utilizan —agrego sacando una caja pequeña de metal desde uno de los anaqueles cercanos al piso. Sonrió pensando en Blaine y en las ocasiones en que había intentado arreglar desperfectos en la cocina, si bien Tyler era sexy y atractivo, Blaine lo era el triple.


-¿No te pareció raro todo eso? —dijo Lizzie pasando el dedo por el plato de su postre.
-¿Qué cosa? —pregunto Henry terminando de tragar.
-¡Eso! —insistió apuntando a la cocina y en dirección del estudio de grabación— nos dejaron solos aquí en la mesa, ¡hola!, ¡somos menores de edad!
-Tú serás menor de edad y nos dejaron con un postre y dos niños, no con una ametralladora cargada y un grupo de insurgentes —dijo Henry acariciando la cabeza de Noah.
-Igual es raro, en fin —dijo moviendo sus manos como si pasara paginas en una pantalla táctil gigante— ¿así que tú Papá es doctor Gable? —añadió Lizzie como para hacer conversación.
-Lo es, es neurocirujano.
-Eso tiene que ver con el cerebro —acoto Noah como si nadie lo supiera.
-¿De verdad “Goblin”?, ¿no tendría que llamarse “cerebrocirjano” o algo así? —pregunto Lizzie con cara de curiosidad bromeando con su hermano menor.
-¡No Lizzie Anderson Hummel!, es como dice Gable —dijo Noah soltando una risa más dulce que la crema de pastelería que cubría parte de su cara en ese instante.
-¡OH!... —exclamo Lizzie alargando la “o” y dando a su cara una expresión de sorpresa extrema. Noah volvió a reír y Henry Gable terminaron por contagiarse.
-Una Hepburn jamás inventaría esa palabra —sentencio Gable aun riendo y limpiándose la boca con la servilleta.
-¿Una qué? —quiso saber Henry mirando al hijo de Sebastian y Tyler.
-Una Hepburn —repitió el pequeño como si todos supieran de que estaba hablando.
-Ese iba a ser mi nombre Henry, ¿puedes creerlo?—dijo Lizzie dejando caer sus palmas abiertas sobre la mesa.
-¿En serio?, tal vez el mío también iba a ser otro, se lo preguntare a los Papás cuando vuelvan a la mesa —dijo Henry encargándose de limpiar la cara de su hermano.
-Te apuesto que sería el de algún actor del año no se cuanto, tal vez el de esa película que ven hasta el cansancio —aseguro Lizzie apuntado a su hermano— pero quien mejor que ellos para explicarlo… Gable, ¿tu Papá ha abierto muchas cabezas?, ¿usa un taladro para eso?, ¿cómo lo hace si la cabeza es tan dura? —pegunto dándose un par de coscorrones que rebotaron en uno de sus moños.
Gable abrió sus ojos como dos huevos bien fritos.
-¿Qué?...—agrego la chica mirando a su hermano. Henry sonrió pensando que su hermana podía ser muchas cosas, pero una conversadora interesante no era.
-Pues no sé como abre la cabeza de la gente, pero no solo opera cabezas, una vez me opero a mí de apendicitis.
-¿Te opero tu Papá? —quiso saber Noah llevándose la mano sin yeso a la cara, como si aquello fuera lo máximo en la vida.
-Sí, cuando era muy pequeño, antes de meterme esas monedas de las que te hable —respondió Gable apuntando a Noah, este levanto sus cejas y se subió las gafas como si ya no necesitase más explicación sobre aquello.
-¡A mi también me operaron!, bueno no mi Papá, ni mi “Papáblen”, ¡hola!, pero si me operaron de lo mismo cuando tenía 8, ¡también a Henry! —exclamo Lizzie alzando una de sus manos como para que Gable “chocara los cinco” con ella.
-¿De verdad Henry? —pregunto Gable sonriendo.
-Así es, cuando tenía 10 —respondió este alzando su mano también. Los tres terminaron por chocar sus palmas abiertas como si finalizaran con un triunfo un partido importante.
-¿Por qué a mí no me han operado de eso? —pregunto Noah sintiéndose fuera del grupo de los apendicectomizados.
-Porque no lo has necesitado “Goblin”, y siéntete feliz por ello, recuerdo que yo llore cuando me dijeron que me tenían que operarme, ¡tenia terror! —conto Lizzie poniendo cara de pena.
-¿Por qué? —pregunto Gable pensando que aquello era ridículo.
-¡Porque tenía miedo!, ¡hola!... ¿tú nunca has sentido miedo pequeño sabelotodo? —añadió la chica molestándose un resto con su nuevo “amigo de cirugía”
-Si… pero no de una apendicitis, mi “Papá 1” dice que es el procedimiento más simple del mundo.
-“Mi “Papá 1” dice que es el procedimiento más simple del mundo” —repitió Lizzie en tono agudo, le mostro su lengua a Gable e hizo un ruido como de explosión con su boca, olvidándose que tenía casi el doble de la edad del pequeño con quien discutía— ¡oh por Dios! —exclamo tomando su teléfono— ¡OH POR DIOS! —repitió levantándose con tal ímpetu que su silla termino en el suelo.
-¿Qué sucede?
-¿Qué pasa Lizzie Anderson Hummel?
-¡Es Reuben!...—exclamo mostrando su teléfono.
-¿Quién es Reuben? —preguntaron los tres al mismo tiempo como si se hubiesen puesto de acuerdo para actuar de manera coordinada. Lizzie los miro y quiso reírse en ese mismo instante.
-Es alguien que…—dijo mirando su teléfono con cara de enamorada— ¡a ustedes no les incumbe! —agrego enseñándole la lengua a todos y retirándose para hablar con la privacidad que una llamada de Reuben Buckley demandaba.

-Este lugar es genial —dijo Sebastian mientras avanzaban por el pasillo del segundo piso.
-Lo sé, antes vivíamos en el lado norte del parque en uno que tenia el tamaño de lo que es nuestra sala ahora.
-¿Cómo conseguiste un departamento en este edificio?, ¿no vive Rupert Murdoch aquí?
-Así es… —dijo Blaine sonriendo mientras se detenía en la puerta de su estudio de grabación— y fue bastante difícil, pero cuando tuve la oportunidad y el dinero para costearlo por supuesto, recurrí a un agente inmobiliario amigo de mi Papá que me ayudo a asegurar la renta por un año y luego fue más fácil comprarlo, era el sueño de Kurt vivir en la Quinta Avenida, así es que…
-No podías dejar pasar la oportunidad de complacerlo… otra vez, ¿verdad? —interrumpió Sebastian enseñando mas dientes que nunca. Blaine pensó que tal vez Kurt tenía razón y efectivamente le habían salido un par de piezas más desde la última vez que lo había visto.
-Verdad…
-Veo que algunas cosas no cambian —dijo Sebastian con sus manos en los bolsillos.
-¿A qué te refieres? —pregunto Blaine abriendo la puerta.
-A que Kurt esta primero para ti, lo que me hace sentir súper celoso, y no solo ahora, sino desde el día en que te conocí y supe que te habías transferido a una escuela pública por él.
-¿No ha pasado mucho tiempo desde que sucedió eso? —recordó Blaine entrando del todo.
-Así es pero… ¡Wow!...—exclamo Sebastian mirando a su alrededor— esto si es un estudio de grabación.
-Gracias… —dijo Blaine ordenando un poco sus partituras— este es el único lugar totalmente mío en todo la casa, como veras, Kurt no tiene mucha injerencia en lo que aquí, pasa —explico señalando el desorden.
-Claro —respondió Sebastian mirándolo fijo.
-A lo que vinimos… —dijo Blaine moviendo un par de cajas que estaban apiladas en un rincón.
-¿Necesitas ayuda? —pregunto Sebastian acercándosele— te recuerdo que tuviste una intervención al corazón hace poco.
-¿Ya te crees doctor por tanto trabajar en el hospital?, ¿o es porque esta casado con un doctor? —pregunto Blaine bajando al suelo una de las cajas para abrir la que estaba debajo.
-No nada de eso, Tyler habla de todo menos de trabajo, solo lo digo porque me preocupo por ti —respondió curioseando en las partituras a medio escribir.
-¿Desde cuándo?
-Desde siempre… y lo sabes…
-Bueno… no… pues no deberías —contesto Blaine sintiéndose un poco nervioso— ya estoy bien, y te aseguro que desde la operación he hecho bastante esfuerzo físico, en otros ámbitos claro…—agrego sonriendo entre travieso y sexy.
-Imagino y así es…
-Cuéntame, Sebastian, ¿por qué dejaste de trabajar en Washington? —quiso saber Blaine al tiempo que sacaba discos y revistas y otros elementos de publicidad relacionados con su primer álbum.
-Bueno, Tyler tenía una gran oportunidad en el Presbyterian, por lo que renuncie a mi “Buffett” y decidí seguirlo.
-¿Sebastian Smythe renunciando a algo por otro ser humano?, ¿de qué me perdí? —dijo Blaine mirándolo de medio lado.
-Oye, es tu culpa, de ti aprendí que uno debe estar donde el corazón haya su lugar, por lo tanto, si el hombre con quien estaba era trasladado, no me quedo otra que seguirlo —explico Sebastian sentándose en el borde de la mesa de sonido— ¿Qué? —agrego al ver que Blaine lo miraba con cara de incredulidad.
-Nada… —respondió volviendo a sacar cosas de la caja en al que hurgaba.
-¿No crees en mi cambio de actitud?
-No, no es eso, y si te creo por supuesto… es solo…
-¿Solo qué?, haba Blaine Anderson…
-Veras, tuve la impresión de que no te llevas tan bien con Tyler, como para que él sea alguien por el que dejaste un trabajo en la política que prometía.
-Me parece justa tu apreciación, pero nos llevamos bien, es decir nuestra vida no es el cuento de hadas que tienen tú y Kurt, pero en nuestra particular forma convivimos de maravilla, Tyler es un gran hombre y lo quiero mucho.
-Disculpa… ¿lo…?, ¿lo quieres?
-¡Descubierto! —dijo Sebastian sonriendo con la presuntuosidad de su adolescencia— asumo y soy del tipo que se enamora solo una vez —agrego perdiéndose en los ojos infinitos de su amigo.
Blaine lo miro de vuelta un par de segundos y aclaro su garganta como si la carraspera lo liberara de ese momento incomodo.
-¿Estás bien?... —pregunto Sebastian notando el nerviosismo en Blaine
-Si… disculpa, esto lleva aquí por siglos y el polvo…—explico tosiendo de nuevo— tu hijo es muy lindo —dijo por fin cambiando de tema.
-Lo sé… Gable, que es tan lindo que creo que podría llorar cada vez que lo veo o me llama “Papá 2”.
-Es muy inteligente, habría destacado en Dalton —acoto Blaine tomando uno de los discos— mira aquí está el álbum, mi primerísimo disco con… —dijo tomando un marcador negro— mi autógrafo y todo —agrego mientras firmaba el disco en una esquina de la cubierta.
-¡Vaya!... un autógrafo de Blaine Anderson, gracias Blaine… —dijo Sebastian recibiéndolo— ahora, y no me digas que no— añadió manipulando su teléfono— tomate una foto conmigo, te prometo desactivar el “GPS”, no revelare tu dirección ni nada parecido.
-Sebastian…
-¡Vamos!... ¡es… solo una foto! — aseguro poniéndose junto a él. Extendió su brazo y ajusto la cámara de su teléfono móvil justo enfrente de ellos, se acerco a Blaine y le puso una mano en el hombro. Este se sintió un tanto incomodo y pensó que si Kurt entraba en ese instante Sebastian perdería unas cuantas de sus “nuevas” piezas dentales.
-¿Contento? —dijo Blaine zafándose como si Sebastian tuviera una enfermedad extra contagiosa.
-Mucho… —respondió publicando la imagen de inmediato en las redes sociales— espera y veras cuantos “Me gusta” consigo con esta publicación.
-Espero y muchos… ¿volvamos? —pidió Blaine desde la puerta, como si quisiese acabar con todo eso de una vez.
-Claro… —dijo Sebastian cruzando el umbral tan cerca de Blaine que este pudo distinguir la marca de perfume que llevaba— al menos ya tengo mi foto —añadió sonriendo.

Junio de 2060



-¿Aquí esta bien? —pregunto Lizzie apuntando un gran árbol en medio de un claro a la orilla del “The Lake” en el Central Park— ¿Papá? —insistió al ver que Kurt se quedaba observando a Blaine y no escuchaba su pregunta— ¡Papá!... ¡hola! —exclamo dado un par de aplausos como si quisiera llamar la atención de sus alumnos en la NYU y no la de uno de sus progenitores.
-Abuelito… —dijo Devon dándole unos golpecitos en la mano que le llevaba tomada.
-¿Cómo?...
-La mamá te está preguntando algo —repitió el pequeño apuntando a Lizzie.
-Disculpa cariño no escuche… ¿Qué pasa hija? —contesto Kurt mirando de reojo a su esposo que observaba el parque como si fuera la primera vez que lo veía en su vida.
-Te preguntaba si aquí estaba bien… —dijo Lizzie dejando un bolso sobre el césped.
-Esta perfecto… ¿Blaine, te parece bien aquí?
-Me parece genial —respondió este  acercándose a todos.
-Aquí harás tu concierto, ¿verdad “Papáblen”? —quiso saber Lizzie estirando una gran manta a cuadros donde cabían unas 15 personas como mínimo.
-¿El de “regreso de la muerte”? —dijo Blaine sonriendo.
-Por favor no hables así...
-¡Ay Papá es una broma!… ¡hola!
-Sea como sea no es divertido… —insistió Kurt cruzándose de brazos— y si… aquí será el concierto, no aquí precisamente porque según tu “Papáblen” muchas fans podrían desquiciarse y tirarse desnudas al lago, así es que Helen ya hablo con la administración y está todo arreglado en el “SummerStage” para fines del próximo mes —agrego auto calmándose.
-¿Sera gratuito?
-Gratuito Princesa, mi manera de agradecer la preocupación que todos tuvieron por mí.
-Nosotros asistiremos, ¿verdad “monito”? —dijo Lizzie acariciando la cabeza de su hijo.
-Sí, el Papá también asistirá —contesto Devon abrazando a su Mamá a la altura de la cintura
Kurt dio una mirada a su esposo y luego a Lizzie pensando si debía decir algo en relación a James o debía callar, ya que ni él ni Blaine conocían las verdaderas causas del fin del matrimonio de su hija.
-Tal vez deberíamos de ir a la “Boathouse” —dijo Kurt queriendo salir de aquella incomodidad—  así te puedes sentar en una silla y no estar incomodo doblado en el suelo —añadió mirando a Blaine y apuntando a su convalecencia.
-Pero es un día de picnic, no se puede… hacer un día de picnic dentro de un restaurante—contesto Blaine tomando aire, como si hablar le produjera un poco de cansancio— ¿verdad Devon?
-Si “Abublen” —contesto el pequeño sonriendo.
-¿Viste?...—añadió Blaine alzando sus cejas.                                                                                        
Kurt sonrió medio resignado y comenzó a ayudar a Lizzie a organizarlo todo. Blaine se volteo hacia el lago y volvió observarlo todo como si fuera la primera vez, Kurt concluyo que era su nuevo respeto por la vida y lo que le rodeaba.
-¿Mamá donde esta mi frasco? —quiso saber Devon comenzando a sacar cosas del bolso y de la canasta.
-¿Qué frasco hijo?
-¡Mi Frasco!, el que tenia con trozos de pan y polillas… ¡aquí esta! —exclamo el pequeño sacando un envase de vidrio con tapa.
-¿Para qué quieres eso? —quiso saber Kurt poniendo cara de asco.
-¡Para los patos!, el tío Noah me dijo que habían muchos patos en esta época, ellos comen pan y a veces insectos —estableció Devon abriendo su frasco y oliendo su contenido.
-Creo que el “Goblin” le ha lavado el cerebro con respecto a los animales —dijo Lizzie haciendo una mueca divertida mientras apuntaba  su propia cabeza.
-Creo que heredo la curiosidad de su Tío —sentencio Blaine sentándose y dando un suspiro hondo al hacerlo.
-¿Estás bien? —quiso saber Kurt tomándose el pañuelo que llevaba al  cuello.
-Perfecto… ¿dame una manzana? —respondió Blaine estirando su mano.
Kurt hizo lo que le pidieran y se sentó al lado de su esposo sobre la manta que había instalado su hija, Devon se instalo en medio de ambos y comenzó a contar los trozos de pan que por su aspecto parecía y había recolectado con varias semanas de anticipación.
-¿Cuándo viene Henry Papá? —pregunto Lizzie mascando una pieza de fruta.
-El fin de semana, se supone que irán de vacaciones a Los Angeles pero no sé bien cuando.  
-Zoe y Liam me dijeron  que irán luego del 4 julio —intervino Devon  devolviendo los trozos de pan al frasco.
-¿De verdad cariño? —dijo Kurt mirándolo— ¿Cuándo hablaste con ellos?
-El otro día… ¡ya estoy listo!... ¿vamos “Abublen”? —agrego levantándose.
-¿Dónde?
-¡A darle esto a los patos! —exclamo tomándole la mano para que Blaine se levantara.
-Devon, cariño, ¿recuerdas que el abuelo estuvo enfermo? —dijo Kurt tratando de bajar el entusiasmo de su nieto.
-¡Pero ya está bien!, ¡hará un concierto y todo!.. ¿verdad “Abublen”?
-Lo estoy… —respondió  Blaine levantándose con cierta dificultad— ¿Dónde quieres ir?
-¡A las rocas de allá! —exclamo el pequeño apuntando.
-Blaine… —dijo Kurt levantándose.
-Tendré cuidado… —contesto cogiendo la mano de Devon.
-Pero…—agrego Kurt tomándose  la cabeza.
-¡Estoy bien! —aseguro Blaine acariciándole la cara— por si no lo recuerdas, el doctor me dio de alta hace dos semanas.
-Sí, pero fue claro al decir que no debías correr o hacer algún esfuerzo físico que te demandara fuerza o cansancio.
-Prometo no correr ni hacer ningún esfuerzo fisco que demande fuerza o cansancio —repitió Blaine dándole un beso— solo iré con mi nieto a alimentar patos, ¿de acuerdo? —dijo tomándole la cara con ambas manos
-De acuerdo… disculpa… es solo que… —trato de decir Kurt pero silenciándose al sentir que a su voz le ganaba el mismo miedo que lo había invadido hacía dos meses.
-Lo sé… pero  estoy bien, de verdad… pediré ayuda a los patos en caso de cualquier cosa.
-¡No bromees! —dijo Kurt hablando como niño voluntarioso, olvidando por completo que estaba frente a uno de sus nietos y que  el mismo ya pasaba los 60 años.
-Sabes que diría lo que fuera por ver esta sonrisa —dijo Blaine delineándole los labios con su dedo pulgar.
Lizzie los miraba con la admiración de siempre y Devon solo tenía ojos para el lago y las aves que se amontonaban en la orilla, casi presintiendo que pronto alguien les daría algo de comer.
-No te preocupes… ¿de acuerdo? —insistió Blaine dándole otro beso.
-Es que te amo mucho, es todo… —termino por decir Kurt poniendo su frente sobre los labios de su esposo,
-Lo sé… —dijo Blaine besándole la frente— y yo te amo a ti, y amo que te preocupes por mi… pero ahora debo alimentar patitos… —añadió soltándolo de a poco hasta que solo quedaron con dos de sus dedos entrelazados. Kurt sonrió como adolescente y le grito “¡no lo cargues!” refiriéndose a su nieto, Blaine le guiño un ojo y cogió la mano de Devon, este le hizo una seña de adiós a su mamá y  a su abuelo y partió  dando pequeños saltos.
Kurt los observo hasta que ambos se sentaron sobre una roca gigante y plana bajo un gran roble rojo, dio un suspiro hondo y volvió hasta donde estaba su hija en cuya mirada había nostalgia y poco de tristeza.
-¿El “Papáblen” se ha sentido bien?
-Muy bien cariño, estoy un poco paranoico, es todo…—dijo Kurt moviendo sus manos cerca de su cabeza al tiempo que se sentaba otra vez en la manta.
-Pero el doctor dijo que estaba bien, ¿o no? —insistió Lizzie contagiándose un poco de la paranoia de su Papá.
-Si… lo está… pero nunca esta demás recordarle que lo que sucedió no fue un juego —advirtió Kurt mirando de reojo a su esposo y nieto.
-Claro…
-¿Tú estás bien?
-¿Quién?
-Tú cariño… ¿estás bien?, te noto un poco triste.
-Estoy bien… debe ser que aun tengo el trauma de lo que sucedió hace dos meses.
-James llamo a la casa ayer y hablo con Blaine, te juro y estuvieron conversando como tres horas seguidas.
-Exagerado… —dijo Lizzie sonriendo.
-¡Es la verdad!, sabes que  lo quiere mucho y por lo demás creo que es así desde el día que lo llevaste a la casa y traía puesta esa camiseta de “Maroon 5”, de entonces que se convirtió en el favorito de tu “Papáblen”
-Y no fue nada concertado, mis ex suegros eran fanáticos en su juventud de ese grupo, por lo que  le traspasaron esa locura a él —dijo Lizzie con cierta añoranza de días mejores.
-Hija… no quiero que pienses que lo único que deseo es meterme en tu vida, bueno de hecho es lo que hare… pero… ¿Qué fue lo que sucedió entre ustedes?
-Papá…—contesto Lizzie con desgano, como si aquella pregunta arruinara toda la tarde de esparcimiento.
-Mira… —dijo Kurt haciéndose espacio entre la canasta con comida y el bolso con las cosas de Devon para aproximarse más a su hija— con Blaine nos hacemos miles de conjeturas y no conseguimos dilucidar que pudo haber pasado entre ustedes.
-No creo que quieras saberlo.
-¿Conociste a otra persona?, ¿es eso?, ¿hay alguien más?...
-No, no hay nadie… no he conocido a nadie, ni lo engañe tampoco —dijo Lizzie mirando a su hijo que aplaudía cada vez que Blaine arrojaba migas al agua y hacia que los patos revolotearan en su búsqueda.
-¿Fue él entonces?, ¿él te engaño?, ¿de alguna forma perdió al cordura y creyó que existía alguien mejor que tú?
-Vaya si eres parcial… —dijo Lizzie soltando una risa.
-¡Por supuesto que lo soy!, y está bien si no me quieres contar… está bien… eres una mujer grande y ya no puedo tomarte de tus múltiples moños para sonsacarte la verdad, tal vez si jalara de estos rizos de aquí… —dijo Kurt tomándole dos mechones que insistían en caer en la frente de su hija— pero quiero que sepas que si pregunto es porque te quiero… y mucho… —advirtió apuntándola con uno de los cubiertos que ya empezaba  a sacar de la canasta para alistar el almuerzo.
-Lo sé… y agradezco eso, siempre he sentido que tengo  los mejores padres del universo y  ¡por todos los santos!, también los mejores hermanos, por eso que cuando sucedió aquello con James, en lo único que pensaba era en ustedes.
-¿”Aquello”?... —pregunto Kurt comenzando a preocuparse.
-Ok… —dijo Lizzie alborotándose el pelo como si quisiera encontrar las agallas que necesitaba dentro de sus rizos— si absolutamente necesitas saberlo… lo que sucedió fue… James me golpeo…—agrego emocionándose un poco.
-Disculpa cariño pero se escucho como si dijeras que tu James te golpeo… —dijo Kurt pesando que aquello era una broma de pésimo gusto.
Lizzie lo miro a los ojos y Kurt supo de inmediato que no había broma alguna en sus palabras.
-Hija… —dijo como conteniendo la respiración.
-Papá… tranquilo —contesto Lizzie pensando que Kurt se desmayaría allí mismos sobre los sándwich de pollo.
-¡Oh por Dios!… —agrego Kurt llevándose la mano a la boca lleno de horror.
-Papá… —insistió la chica mirando a su hijo y a Blaine temiendo que se dieran cuenta que algo malo sucedía.
-¡OH POR DIOS! —volvió a  decir Kurt esta vez en un tono de voz más alto y comenzando a soltar el llanto— ¿Cómo?... ¿Cuándo?
-Hace tres meses.
-¡TRES MESES!
-¡Papá!... ¡shhhh!... no quiero que el “Papáblen” se entere… lo que menos deseo es que le pase algo por culpa de esto.
-No lo puedo creer… —dijo Kurt tomándose la cabeza— cariño… ¿Cómo estás?, ¿Por qué pasaste por esto sola?
-Porque debía solucionarlo yo, porque cuando quise contar sucedió lo del “Papáblen” , porque no quiero que Henry y Noah hagan algo de lo que después se arrepientan… tu elige… —contesto la chica arrancando un par de hojas de césped para distraerse con ellas.
-¡Maldito desgraciado! —dijo Kurt tragándose el llanto.
-¡Papá!...
-¿Qué?... es lo que es… no se agrede a quien se ama… ¿presentaste cargos en su contra?
-No…
-¿Cómo que no?
-Papá… lo que menos quiero es que Devon sufra más de lo que ya lo ha hecho.
-¿Devon estaba contigo cuando…?—quiso saber Kurt mirando a su pequeño nieto y queriendo volver a soltar el llanto.
-No, estaba en la escuela… a lo que me refiero es que no creo que sea positivo para un niño de 7 años tener a su Papá en la cárcel.
-¿Y qué es mejor?, tener a uno cerca que lo golpea.
-James nunca le haría daño a Devon, además… ¡hola!, lo conoces, el no es así, no es para nada agresivo, ese día estaba extremadamente estresado, yo estaba finalizando con mis clases y ambos discutimos y una cosa lleva  a la otra y termino… termino por darme una bofetada, me pidió disculpas y todo pero…
-Nada justifica la violencia hija… nada…
-Lo sé… pero… ¡no se!, tal vez tuvo un mal día de principio a fin, ¡qué sé yo! —exclamo Lizzie gesticulando con sus brazos en alto.
-Cuando se tiene un mal día yo suspendo mi tratamiento nocturno de belleza o tuesto demás el pan, no golpeo, ni hago daño  a quien quiero —dijo Kurt poniéndose de pie.
-Papá lo sé… y no quiero justificar nada, por eso el pedí que se fuera ese mismo día… luego de lo que paso, se convirtió en una persona totalmente distinta para mi, diferente al hombre del que me enamore y muy diferente al hombre con quien me case.
-No lo puedo creer, y él ha llamado a la casa como si nada… ¡como puede ser tan descarado! —exclamo Kurt moviéndose de un lado a otro sobre y fuera de la manta y pasando a llevar con sus pies la mayoría de las cosas del picnic.
-Papá por favor no le digas nada al “Papáblen”
-El debe saberlo hija…. ¿Cómo crees que reaccionara si no se lo cuentas?, merece saber que la persona a quien le entrego a su única hija, a su Princesa, resulto ser un maldito desgraciado—dijo Kurt siguiendo con su paseo.
-Lo sé, se que debe saberlo, pero más adelante, cuando esté totalmente restablecido, no querrás poner en riesgo su salud por una estupidez…
-Esto no es una estupidez, hija… es tu seguridad.
-Si pero nada ha de pasarme… él se está sometiendo a una terapia de rehabilitación o de manejo de la ira…  o no sé qué…
-¿Y tú?... ¿como estas tú? —quiso saber Kurt con una mano sobre su cara y con la otra en la cadera.
-Yo estoy bien… siento nostalgia por lo que quise que fuera mi matrimonio pero no lo fue… los casi 12 años que estuve con él fueron maravillosos, y si bien hubiera querido estar con James por el resto de mi vida y que mi futuro estuviera lleno de escenas embarazosas como las que tú y el “Papáblen” acaban de montar aquí en medio de un parque público y que no se cansan de protagonizar a diario…. no se pudo… —dijo Lizzie encogiéndose de hombros— o yo no pude en realidad, culpar a la vida por las decisiones propias es bien cobarde, suena como querer buscar justificación donde no la hay… —termino por decir mirando un punto lejano en el parque como pensando en su propia reflexión de vida.
-Cariño… —dijo Kurt enculillándose frente a su hija— el único propósito de nuestras vidas fue que ustedes fueran felices, que nunca conocieran el dolor y el sufrimiento de ser posible…
-Hay cosas que no pueden manejar Papá…
-Lo sé… pero cuando fuiste pequeñita así lo tratamos de hacer con Blaine…
-Y lo hicieron maravillosamente, ¿de dónde crees que saque la fuerza para no doblegarme ante lo que me estaba pasando?, de ti y de él  —dijo Lizzie tomando la mano de Kurt y apuntando a Blaine que ya volvía junto a Devon— sé que es duro ahora y que tal vez  lo será más mas adelante, pero sé que todo sera más llevadero si los tengo de mi parte… ¿puedo contar con ustedes?
-Hija… —respondió Kurt dándole un abrazo— obvio que si… —agrego acariciándole los rizos de la frente— cariño, se que desde pequeñita has sido muy independiente, pero… cualquier cosa, cualquier cosa  que te pase o que sientas, tienes la libertad de compartirla con nosotros.
-Ok…
-Ok…—dijo Kurt sonriendo y dándole un toque en la nariz.
-No le cuentes…
-No lo hare, pero espera a que tu “Papáblen” se sienta mejor y sepa la verdad acerca de James, veras como le patea el trasero a ese estúpido de tu ex esposo —sentencio Kurt besándole la frente y sintiendo que Lizzie volvía a necesitarlo como cuando tenía ocho años y le entrego su “testamento” pensando que no sobreviviría a su  cirugía de urgencia.
-Te amo Papá…
-Y yo te amo a ti hija… —dijo Kurt dando otro abrazo aun mas sentido.
-¿Por qué tanto abrazo?, ¿de qué me perdí? —quiso saber Blaine volviendo a sentarse.
-¡Ah!… —respondió Kurt soltando a su hija— solo… solo  recordábamos cuando tu Princesa era pequeñita— agrego acomodándose de nuevo al lado de su esposo.
-Y el Papá me decía que no piensa quedarse impávido si alguna de tus fans se quita la ropa el da del concierto.
-¿La gente se quita la ropa? —pregunto Devon abriendo sus ojos  más de lo normal.
-Solo las desquiciadas cariño —contesto Kurt fingiendo una gran sonrisa a la par de su hija

Marzo de 2019



-¿Dónde vas?
-Al baño… de paso veo si realmente se fue o lo encuentro y hago que se trague esas gafas horribles.
-Eres muy sexy cuando hablas con rudeza… —dijo Kurt moviendo sus cejas.
-¿Te quieres repensar lo del baño? —pregunto Blaine haciendo una seña en dirección de los servicios.
Kurt soltó un poco de aire y arrugo un par de servilletas que habían bajo los cubiertos como demostrado emoción contenida con lo que podía llegar a pasar, Blaine le sonrió y partió primero.
Espero un instante, conto hasta cinco y se levanto con disimulo en dirección al baño del “Bill’s Bar & Burguers”, miro a su alrededor creyendo en su cabeza que todo el mundo conocía con que intenciones se había levantado, le sonrió a un par de personas y continuo avanzando hasta los servicios, se rasco la cabeza a la altura de la nuca y volvió a mirar de reojo a los meseros que hablaban cerca de la caja registradora, junto al que parecía ser el gerente y que les indicaba cosas desde una factura recién emitida, dio una vuelta completa sobre uno de sus pies y se metió por el pasillo que conducía al baño de hombres, sonrió para sí mordiéndose el labio, tanto por lo que iba suceder, como por imaginarse a Chandler tragándose sus gafas, soltó un poco de aire justo en frente de la puerta, como si se diera ánimo para enfrentar aquello que resultaba ser tan excitante como inapropiado y entro.

-¿Viste quien era ese? —dijo uno de los clientes del restaurante que se encontraba sentado en las mesas próximas al pasillo que conducía a los servicios.
-¿Quién? —pregunto la mujer que lo acompañaba y que bebía descuidada su soda dietética.
-¡Ese que nos sonrió! —insistió el hombre apuntando hacia los baños
-¿Una persona amable?, ¿como las que no abundan en New York?
-¡No!... ¡era Kurt Hummel!
-¿Kurt cuanto? —pregunto mirando hacia el pasillo.
-¡Kurt Hummel!, la naciente estrella de Broadway, te juro y escuche a Foster decir que él y su obra van seguros para los Tonys de este año.
-¿Foster?, ¿el del New York Times?, ¿ese Foster?
-El mismo… —dijo el hombre alistando en uno de sus bolsillos una cámara ultra pequeña como la que un espía del FBI utilizaría en alguna misión encubierto.
-¿Y que obra es?
-Una con un nombre extra largo… algo con “Mister Peabody” —respondió mirando el cielo como si allí estuviera escrito el nombre que había olvidado.
-¿“The teeny (weird and wonderful) world in the head of Mister Peabody”?
-¡Esa misma! —exclamo el hombre chasqueando sus dedos.
-Pues yo no le creería esta vez, mucha experiencia tendrá, pero que un actor desconocido gane en una obra donde todos son debutantes, no lo creo…
-¿Qué hay de Scarlett Johansson?
-Bueno con esos labios, ¡yo le habría dado hasta el Pulitzer por todos los santos! —exclamo la mujer quedándose un instante pensado en los labios de Scarlett Johansson— ¡en fin!...—añadió como volviendo en si— ella ya tenía una carrera para el 2010, no hay comparación, a este sujeto no lo conoce nadie, además, si es que lograras descubrirlo en algo, ¿a quién le vas a vender las fotos de un desconocido?
-No lo sé… a “Perez Hilton” o al “TMZ”, encontrare a alguien… confía en mi… —dijo tomando un bolso que mantenía al lado de su silla.
-No creo que quieran ese material.
-Pues creo que te equivocas, tengo olfato para estas cosas, recuerda que si no fuera por mi, nadie se habría enterado de la grosería que Helen Mirren les dijo a esos manifestantes que hacían ruido en las afueras del teatro en una de las funciones de “The Audience”.
-¡Eso fue una casualidad!, no me hables de “tener un olfato” si ibas pasando por esa calle aquel día.
-Aun así, creo que hoy el mundo me pide a gritos que averigüe donde iba Kurt Hummel con tanto sigilo —agrego sacando una cámara fotográfica de su bolso.
-Pero tú no cubres Broadway —sentencio la mujer mirando en la dirección que lo hacia su acompañante.
-Cubro espectáculo que es lo mismo —advirtió cambiando el lente de su cámara para luego chequear por el visor si estaba lista para tomar cualquier imagen— además estoy bastante seguro que quien lo acompañaba era su esposo... por lo tanto…—agrego moviendo sus cejas.
-¿Y quién es él?, ¿también trabaja en Broadway?
-No, creo que es cantante, ha tenido un par de discos fracasados, pero el viernes lanzara su tercer álbum, esta vez con el sello SONY, por lo que habrá doble escándalo si descubro algo.
-¡Vaya si estas informado!
-A la agencia llegaron un par de invitaciones para el lanzamiento… ¿ves que estoy más que informado? —dijo levantándose— deséame suerte… ¡y no te comas el resto de mi hamburguesa!
-¡Buena suerte!... —exclamo la mujer alzando su vaso.


-¿Blaine?... —dijo Kurt casi murmurando una vez que cruzo la puerta batiente que decía “hombres”— ¿Blaine?... —repitió mirando por debajo de las casetas, por si identificaba los zapatos de su esposo— ¡Ah! — termino por exclamar al sentir que este aparecía de la nada y lo envolvía entre sus brazos, haciendo que sus pies abandonaran el piso unos centímetros.
-¡”Bu”!... —exclamo creyéndose espectro de Halloween.
-¡Me asustaste! —respondió Kurt dándole un golpe en uno de los hombros.
-Ese era el propósito de ese “bu” —dijo Blaine sonriendo— veo que te decidiste… —agrego besándolo un par de veces.
-Pensé que me habías dejado solo… —respondió Kurt acomodando su cuerpo al de su esposo, para comenzar a moverse con él por el espacio que había entre la encimera que contenía los lavamanos y las casetas con los retretes.
-¿Y perderme este atrevimiento tuyo? —pregunto Blaine bajando con sus manos por la espalda del hombre de su vida.
-Pues sepa usted Señor Blaine Anderson-Hummel que estuve a punto de arrepentirme —explico Kurt mientras le acariciaba el cabello desde la nuca hasta la frente.
-¿De verdad? —contesto moviéndose con él como si bailaran una canción lenta y romántica.
-De verdad… —respondió Kurt gesticulando un sí con su cabeza— pero luego… recordé… que nunca… había… hecho… algo así… y me dio un poco… de curiosidad sexy… —agrego haciendo pausas en sus palabras para recibir los besos de su esposo.
-Pues yo tampoco… y debo decir que hacerlo contigo lo hace el doble de excitante —sentencio Blaine metiéndole sus manos en los bolsillos traseros del pantalón— ¿Qué? —pregunto al ver que los ojos de Kurt se perdían en los suyos como si estuviesen en la intimidad de su departamento y no en un baño de un restaurante.
-Nunca dejes de mirarme así…
-¿Así como?…—pregunto Blaine sonriendo.
-Así… como si no pudieras vivir sin mí… —dijo Kurt medio emocionado por sentirse en ese instante mejor que en el cielo.
-No puedo vivir sin ti… te amo…
-¿Aun?
-Siempre… —respondió Blaine feliz por tenerlo entre sus brazos.
Kurt sonrío complacido y le tomo la cara para besarlo, Blaine recibió aquellos labios sobre los suyos y continúo besándolo en la quijada y en el cuello, Kurt exhalo aire sintiendo que su piel se erizaba y comenzaba a arder más abajo del ombligo.
-¿Revistaste? —pregunto Kurt respirando de manera agitada al sentir la suntuosidad incomparable de los labios de su esposo.
-¿Qué cosa? —contesto Blaine al tiempo que le desabotonaba la camisa.
-Qué… ¿que no hubiera más gente aquí?
-No hay nadie… no te preocupes… —aseguro Blaine dando unas tres vueltas con él antes de chocar con la encimera que abarcaba toda la pared contraria. Kurt la tanteo con sus manos y con las mismas se dio impulso para terminar sentado entre dos lavamanos.
-¡Vaya experto! —exclamo quitándose el sweater y arrojándolo al piso.
-¡Ven aquí! —pidió Kurt estirando sus manos como si quisiera alcanzar algo a distancia.
Blaine lo miro un instante y sonrió al verlo tocar la superficie salpicada de agua y jabón y esbozar luego una expresión de asco, como si recién cayera en la cuenta de donde estaba sentado.
-Es solo agua —agrego acercándosele, se ubico entre sus piernas y continuo desabotonándole la camisa, le beso el cuello y el pecho provocando en Kurt una elongación placentera en todo su cuerpo.
-¡Esto es tan sexy! —dijo sintiendo que Blaine lo movía hacia su cuerpo.
-Lo sé… —contesto haciendo suya la piel de la espalda de su esposo.
-¿Por qué no tenía esto como parte de mi “Bucket list”?
-Está en la mía… —advirtió Blaine dando más besos.
-¿Tienes una “Bucket List”? —pregunto Kurt como sorprendido.
-No… —dijo riendo.
-¡Blaine!...
-No la tengo, pero creo… —agrego respirándole en el cuello— que deberías actualizar la tuya… desde que nos subimos a ese globo que no hemos hecho nada más.
-Tienes razón, necesito actualizarla… además, ni siquiera sé como luce Tylor Lautner estos días —respondió Kurt dejándose besar el cuello y parte de los hombros.
-Creo que esa parte… —murmuro de vuelta Blaine mientras le abría el cinturón— ya deberías olvidarla —agrego metiendo mano.
-Lo sé… nadie se compara contigo Blaine Anderson —respondió Kurt en medio de un quejido gozoso y varonil— ¿No hay cámaras?, ¿verdad? —pregunto mirando de reojo su alrededor.
-Ningún baño tiene cámaras, ¿de qué estás hablando?
-¿Seguro?
-Muy seguro, vamos concéntrate… en lo importante —sentencio Blaine dándole un agarrón en el trasero. Kurt soltó una cantidad grande de aire cálido y sonrío de puro placer.
-¡Me encanta cuando estableces un punto! —dijo Kurt en medio de una risa— pero… ¿cerraste la puerta al menos?
-¿Qué?... Kurt, no estamos en nuestra casa, esa puerta no se cierra —explico mirándolo de medio lado.
-Tal vez, pero… es solo que… —trato de decir Kurt poniendo cara de pánico e incomodidad.
-¿Te sentirías mas cómodo si nos cambiamos a una de esas “casitas”?, si no hacemos ruido, nadie lo sabrá nunca —aseguro Blaine tratando de sobreponerse a su respiración un tanto agitada.
-¿Allí? —dijo Kurt apuntando— ¿Dónde está el retrete... con… cositas? —añadió poniendo unas cuatro caras de aversión diferentes.
-¿”Cositas”?...—repitió Blaine crispando al nariz al tiempo que recogía su sweater del piso.
-Cositas… como las que hace Henry…
-¿Aquellas que tú te niegas sistemáticamente a hacerte cargo?
-¿Quieres hablar de eso ahora?... —quiso saber Kurt gesticulando con sus manos.
-¡Obvio que no!.... ven…—dijo Blaine haciéndole un gesto con la cabeza para que lo siguiera a una de los baños. Kurt lo miro de medio lado sin convencerse del todo.
-¡Están todos limpios!, lo comprobé cuando los revise para asegurarme que no hubiera nadie… ¿acaso estás echando pie atrás?, porque te aseguro y tengo un “asunto” aquí abajo que no entiende de arrepentimientos —dijo Blaine apuntando a su masculinidad desbordada.
-Pues tendrás que cargarme… porque no quiero que mis “asuntos” toquen nada de lo que hay allí— advirtió Kurt irguiéndose como el más real de los cisnes de cuello negro.
-Como quieras… —contesto Blaine tomándolo en sus brazos de la manera más hábil y varonil posible, casi como si su esposo pesara medio kilo o menos. Abrió la puerta de una de las casetas ayudado por uno de sus pies y termino de entrar con él.
-¡Eres tan fuerte!... ¡me encanta esto! —exclamo Kurt agarrado firmemente de su cuello.
Blaine sonrió y cerró la puerta con su trasero, dejo a Kurt en el suelo y paso el pequeño seguro de la puerta.
-Hola… —dijo tan pegado a él, que Kurt creyó que las pestañas de ensueño de su esposo terminarían por hacerle cosquillas en la frente— ¿en que estábamos? —agrego dándole un par de besos.
-Creo que en algo así… —respondió Kurt abriéndole el cierre de pantalón.
-Ahora lo recuerdo… —dijo Blaine besándolo con tal ímpetu que el cuerpo de Kurt dio un pequeño rebote al chocar con la puerta del sanitario— lo siento…—agrego sonriéndole sobre los labios.
-Da lo mismo, tengo la cabeza dura… —respondió Kurt bajándole los pantalones.
-No discutiré eso…—añadió Blaine volviendo a sonreír de la mas fascinante de las maneras, lo miro un segundo y apoyo uno de sus pies en el retrete para darse impulso y elevar su cuerpo y el de Kurt un tanto más arriba y terminar de acomodarse en el metro cuadrado que tenían disponible. Este le tomo la cara y lo beso y termino por cruzar una de sus piernas a la altura de las caderas de su esposo.

-Muy bien…—murmuro el “paparazzi” en la puerta del baño, ajusto nuevamente la cámara fotográfica y encendió la de video que tenía en el bolsillo— por si ninguna de las dos funciona— agrego en voz baja mientras manipulaba su teléfono móvil— muy bien Kurt Hummel, dame algo para presumir —termino por decir mientras abría la puerta despacio y con cuidado.
Una vez adentro escucho el ruido que venía de la tercera caseta desde la entrada y vio la cabeza de Kurt asomarse desde adentro. Alisto la cámara y comenzó a tomar fotos y apunto con su teléfono la escena para comenzar a grabarla.
-¿Escuchaste eso? —dijo Kurt poniendo oído hacia afuera del sanitario.
-¿Qué?, yo no….
-“Shhh”… —dijo tapándole la boca con su mano— hay alguien allá afuera —murmuro queriendo asomarse para ver si era verdad.
-No te asomes… esperemos un…
-¡Gracias Kurt Hummel por pagarme el alquiler de este mes!... ¡vaya si son apasionados! —escucharon ambos poniendo cada uno más cara de pánico que el otro.
-¿Tengo un “paparazzi” siguiéndome?... ¡cuan genial es eso! —exclamo Kurt como si aquello no fuera bochornoso sino que espectacular para su carrera
-¡Kurt!... ¡concéntrate! —exclamo Blaine subiéndose los pantalones— hablare con él —agrego bajándose la camiseta.
-Yo lo hare…—se adelanto en decir Kurt arreglándose la ropa— mal que mal fue mi nombre el que menciono —añadió saliendo de donde estaban.
-Kurt Hummel… —dijo el “paparazzi” revisando en su cámara las fotos que había tomado.
-¿Quién es usted? —pregunto mirándolo con desdén.
-Veras… —respondió sacando la memoria del aparato y guardando disimuladamente el teléfono en su bolsillo trasero del pantalón— hoy me levante pensando que sería un buen día… y ¡fíjate!, una estrella de Broadway me da material suficiente para pagar mi alquiler y comer filete como por una semana seguida… ¡gracias! —dijo caminando hacia la puerta.
-¡Oiga!...— exclamo Kurt acercándosele— ¡no puede publicar eso!— aseguro tomándolo por el hombro. El hombre se volteo con las manos en alto como si evidenciara resistencia pacífica— deme esas fotos… —agrego estirando su mano.
-¿Qué?... ¿estás loco?...
-Pertenecen a mi privacidad, por lo tanto me pertenecen.
-¡Que error de novato!... ¡estas en un baño hombre!, de un restaurante, aquí no hay privacidad para nadie, estas demente si crees que te daré este material— dijo enseñando la pequeña memoria de la cámara— a no ser… —agrego devolviéndose un par de pasos.
-¿A no ser?... ¿qué? —repitió Kurt pensando que aquel sujeto le pediría quizás que.
-A no ser que me pagues lo que cualquier tabloide me daría por ellas.
-¿Qué?... ¡está loco!, ¡de ninguna manera! —exclamo Kurt mirándolo como si aquello fuera lo más inconcebible del mundo.
-Muy bien entonces, suerte con tu primer escándalo Kurt Hummel… —señalo el hombre haciéndole un gesto de adiós cargado de burla.
-¡Espere!... —dijo Blaine saliendo de la caseta.
-¿Blaine Anderson? —contesto el hombre apuntándolo.
-Así es…—respondió Blaine metiéndose la mano en el bolsillo del cardigán para hacer algo que Kurt no pudo identificar que era.
-No creo que sea de buen augurio que tu carrera empiece con un escándalo… ¿o si?... —advirtió el “paparazzi” como pensando si en su vida había sabido de alguna estrella de la música a quién un escándalo le precediera a su primer disco.
-Pues no quiero que así sea… le pagaremos…— dijo sacando su billetera.
-¿Qué?... ¡no Blaine!, ¡eso claramente es extorsión! —exclamo Kurt mirando los billetes que su esposo comenzaba a contar.
-¡Y gracias a Dios por ella! —dijo el hombre soltando una risa un tanto diabólica.
-¿Cuánto?...—pregunto Blaine sosteniendo su dinero.
-Mil…
-¿Dólares? —pregunto Kurt como impresionado.
-No, “riels” de Camboya… ¡obvio que dólares!, solo trabajo con moneda nacional, aunque acepte de todo gusto las libras de Hugh Grant luego de su… ya saben… “incidente” en aquel automóvil —dijo el hombre sonriendo, Kurt pensó que no necesitaba conocer más a esa persona, para saber que espiar en las vidas ajenas le producía orgullo y satisfacción.
-Solo tengo 800, pero si me acompaña al cajero que está enfrente le doy el dinero restante —dijo Blaine enseñando los billetes de 50 que cargaba. Kurt levanto una ceja al ver cuánto dinero llevaba su esposo en la billetera sin estar él al tanto.
-¿De verdad? —pregunto el “paparazzi” mirándolo desconfiado.
-Por supuesto, solo debe entregarme todo el material en este instante —señalo Blaine estirando su mano, Kurt sonrió satisfecho y dio una mirada al sujeto como diciendo “no sabes con quien te metiste”
-Bien… —dijo el hombre entregándole la memoria de la cámara.
-¿Qué hay con esa cámara que llevas en el bolsillo? —quiso saber Blaine apuntando el pecho del sujeto.
-¿Qué cámara?
-Esa…—insistió apuntando de nuevo.
-No hay nada aquí, revisen si quieren, lo que hay en esa memoria es todo lo que pude captar de su desliz.
-Estamos casados, esto no es un “desliz”—se atrevió a corregir Kurt como si importara— ¿no hay nada allí? —pregunto mientras Blaine revisaba la memoria y no encontraba ningún video.
-Nada… —respondió entregándosela a su dueño— ¿está seguro que no tiene nada mas?
-No tengo nada mas… ¡Cielos!, no son tan famosos como para que entrara a espiarlos con tres cámaras y dos micrófonos —dijo el “paparazzi” esperando por su pago.
-¿Me presta su cámara un instante? —pidió Blaine estirando su mano nuevamente.
-¿Qué?... ¡¿estás loco?!, ¡esto no lo toma ni mi madre!
-Pero necesitamos saber si esta es en efecto la memoria que contiene las fotos que nos tomo, bien pudo cambiarla.
-¡Oigan!, me ganare la vida espiando a otros pero tengo mis principios.
Ambos los miraron con sus cejas levantadas.
-Está bien… dejémoslo en que me gano la vida espiando a otros… pero no presionen ningún botón que no deban —advirtió entregándole su cámara “Olympus” con cierta aprehensión.
Blaine lo miro casi con odio y tomo el aparato con rudeza, puso la pequeña tarjeta en su lugar y comenzó a echar un vistazo a las imágenes. Kurt se acerco a mirar también y no pudo evitar pensar para sí lo bien que se veían juntos, casi como en un comercial de perfumes de “Dolce&Gabbana” o algo más sensual.
-Gracias… —dijo Blaine entregándosela.
-¿Mi dinero?
-Tome, si me acompaña puedo darle el resto.
-No… con esto está bien —dijo contando los billetes— sé que me arrepentiré cuando sean inmensamente famosos y cada foto de ustedes valga el triple de esta cantidad, pero por ahora esto está de maravillas —agrego guardando el dinero en su bolsillo para salir del baño acto seguido.

-¡Oh por Dios!... —exclamo Kurt tomándose la cara.
-Lo sé… —respondió Blaine manipulando su teléfono y guardándolo otra vez en el bolsillo de su cárdigan.
-No sé porque estoy más impresionado, si por la forma en que manejo todo esto Señor Anderson-Hummel… o por todo ese dinero que cargaba sin que yo supiera —dijo Kurt acercándose a él con los brazos cruzados.
-Lo maneje bastante bien, ¿verdad? —contesto medio engreído.
-¡Mas que “bastante bien”!, si ese estúpido no nos hubiera arruinado el momento, te estaría haciendo cosas bastante profanas dentro de ese baño —señalo Kurt abotonándole el cárdigan.
-En realidad lo arruino, pero si hay que elegir, yo diría que por la primera… —respondió sintiéndose tan poderoso como un súper héroe.
-Muy bien… voy por esa entonces… aunque… —dijo Kurt abrazándolo por el cuello— igual me gustaría saber, ¿por que cargaba tanto dinero querido esposo?
-Asalte un banco camino al restaurante…
-¿Con la cara cubierta y todo?
-Exactamente… —aseguro Blaine tomándolo por las caderas.
-Te amo… —dijo Kurt dándole un beso.
-¿Por que defendí nuestro honor? o ¿por qué asalte un banco? —pregunto mirándolo con los ojos empequeñecidos.
-Por ambas… —contesto ciñendo mas su cuerpo al de él.
-Ok… —dijo Blaine dando otro beso— y si debes saber… tenia tanto dinero porque pensaba invitarte a una parte luego de saborear las hamburguesas de este local, pero ahora que todo se arruino, debemos conformarnos con regresar a casa y hacer el amor en nuestro baño.
-¿Me está proponiendo algo relacionado con la bañera Señor “ningún paparazzi se mete conmigo y mi esposo”?
-Algo así… —dijo Blaine moviéndose un poco junto a él.
-Vámonos entonces… aprovecharemos al siesta de Henry… —dijo Kurt alzando sus cejas y sintiendo que estar casado con Blaine era lo mejor de la vida.