(FIC-Klaine) "Escenas borradas" We Built This Glee Club “I did it for you”

-¿No comerás nada cariño? —pregunto la Señora Anderson al tiempo que dejaba un plato lleno de panqueques en el centro de la mesa.
-No…—respondió  Blaine bebiendo un vaso de leche mientras miraba las noticias de la mañana.
-¿Cómo no?... son de arándanos tus favoritos —insistió su Madre sirviéndole tres de todas formas y bañándolos con una dosis extra de miel.
-Mamá… no quiero comer… de verdad… —contesto Blaine apartando el plato.
-¿Por qué no?, creo que estas tan flaco que tu cara parece la de un gato recién nacido.
-¿Eso es un cumplido?
-¡Obvio que no!, pero tu cara solía ser muy rellenita, me daban ganas de apretarte las mejillas  a cada instante —dijo la Señora Anderson apretujándole las mejillas  a su hijo en ese preciso instante.
-¡Mamá!... ¡tengo 18!…—exclamo Blaine derramando un poco de leche.
-¿Y?
-¿Cómo que “y”?, ¿no deberías dejar esas cosas? —advirtió levantándose a por una toalla de papel — estoy seguro que a Cooper no le haces nada —aseguro pellizcando uno de los panqueques.
-¡Buenos días! —dijo el Señor Anderson llegando a la cocina.
-Hola cariño… ¿desayunaras verdad?
-¡Obvio que si!, lo mejor de la mañana es el desayuno —respondió como si trabajara de voluntario en el programa de alimentación saludable de Michelle Obama.
-¡Menos mal!, si no, no sé qué haría con tanto panqueque.
-¿Por qué?, ¿tú no comerás hijo? —dijo el Señor Anderson sirviéndose dos.
-No tengo hambre —respondió mirando la televisión.
-¿Estás bien? —pregunto su Papá mirando a su esposa de reojo.
-Lo estoy…
-¿Aun sigue triste por lo de la competencia? —pregunto el Señor Anderson mirando a su esposa,  como si Blaine no estuviese escuchándolo.
-Aun… pero creo que es más porque extraña Kurt —añadió la Madre de Blaine como disimulando, al tiempo que  bajaba la voz cuando mencionaba a su futuro yerno.
-¿No fue a Los Angeles?
-No… creo que eso lo entristeció mas —aseguro la Señora Anderson haciendo como que se enjugaba una lágrima en su ojo derecho.
-¿Saben que puedo escuchar todo lo que se dicen?, ¿verdad? —dijo Blaine sonriendo por lo bajo y  cambiando el televisor de canal.
-¿No estás pendiente de las noticias?, ¿por que no dejas a tus padres hablar tranquilos? —pregunto la Señora Anderson haciéndose la ofendida.
-Pues si mis padres no hablaran de mi, créeme y los dejaría tranquilos.
-¡Ay Cariño!, no estábamos hablando de ti, estábamos hablando contigo presente que es muy diferente… ahora cuéntanos mejor por qué estas tan triste y enojado —añadió la Señora Anderson cruzando sus brazos encima de la mesa.
-No estoy triste, ni enojado… —respondió Blaine pellizcando otro panqueque y chupándose los dedos del exceso de miel después.
-Si claro y yo soy al “Princesa Leia”…—dijo la Señora Anderson haciendo un gesto de desdén con su mano.
-Creo y te faltan las trenzas enrolladas para ser la “Princesa Leia” —aseguro Blaine mirándola de medio lado.
-Y la túnica blanca —añadió su padre— ¡o el bikini dorado! —exclamo como entusiasmándose. Su esposa lo miro con una expresión coqueta en su cara.
-¡Oigan!...—dijo Blaine sintiendo incomodidad extrema— ¿podrían…?, ¿por favor?... —agrego poniendo la cara de quien chupa un limón agrio.
-¡Tan formal que salió este niño!, ya va siendo hora que te despeines, después de todo entraras a la universidad.
-¿Y eso que quiere decir Mamá?
-¡Que comenzara la diversión!, fiestas, beber hasta quedar inconsciente, despertar al lado de un desconocido… ¡ay al Universidad! —dijo la Señora Anderson soltando un suspiro como si añorara aquellos días.
-No creo que hayan muchas fiestas así en NYADA.
-¿Ya recibiste tu carta hijo? —pregunto el Señor Anderson que miraba con suspicacia a su esposa por aquello de despertarse al lado de un extraño.
-Aun no… asumo y después de la graduación… ¡a propósito! —exclamo elevando sus manos como si recordara algo de pronto.
-¿Por qué aun no le ha llegado su carta? —quiso saber el Señor Anderson mirando a su esposa.
-No lo sé querido —respondió esta encogiéndose de hombros— tal vez quede en lista de espera o algo —añadió mirando a su hijo que  buscaba algo dentro de su bolso en el “Foyer” de la entrada.
-¡Con su talento!... ¡vamos! —agrego el Señor Anderson haciendo un gesto de incredulidad.
-Pero recuerda que  Kurt no entro… así es que… —insistió su esposa abriendo y cruzando sus manos.
-Tomen —dijo Blaine llegando a la cocina— ¡y escuche eso! —agrego entregándoles un sobre.
-¿Qué es esto hijo? —pregunto su Madre limpiándose las manos con el paño de cocina que le colgaba de un hombro.
-Es algo para Ustedes, la señal inequívoca que ya podrán deshacerse de mi —contesto llevando su vaso al fregadero.
-¡Tu Graduación! —exclamo  estrechando la invitación cerca de su pecho.
-¿Cuándo es hijo? —quiso saber el Señor Anderson tratando de quitársela a su esposa.
-Dentro de una semana, así es que no se perderán de verme cambiar de dirección mi borla en el birrete.
-¡Qué bueno hijo!, ¡te felicito! —añadió su Padre poniéndose de pie— de verdad —agrego mientras le daba un abrazo extra apretado.
-Gracias Papá…
-¿Pero aquí hay dos? —hizo notar la Señora Anderson enseñando ambas invitaciones.
-Pues será una para cada uno cariño —advirtió su esposo dándole una par de palmadas en la espalda a su hijo antes de volver a la mesa.
-¡Ay claro que no!, esta dice nuestros nombre y esta dice… hijo…—contesto la Señora Anderson haciendo un puchero como de lastima.
-Si… dámela… —pidió Blaine tomando la segunda de las invitaciones.
-¿Para quién es? —pregunto  su Papá mirando a ambos.
-Es… para Kurt Papá, como con Sam estamos encargados de la organización cogí una extra por si él podía venir…
-¿Y no vendrá?
-No lo sé…
-¿Cómo que “no lo sé”?, ¿no vendrá a la graduación de su futuro esposo? —insistió el Señor Anderson causando una impresión grata en Blaine, que nunca creyó que escucharía a su Papá ponerse de su parte en cualquier cosa que tuviera que ver con el matrimonio igualitario o alguna causa gay.
-Tiene muchas cosas que hacer en New York Cariño… ¿verdad Blaine?
-Verdad…
-¿Tu estas bien hijo? —pregunto el Señor Anderson poniéndose de pie nuevamente para acercarse  a Blaine y hacerle una especie de cariño en un hombro
-Si… no se preocupen, además sabia que era difícil que fuera a Los Angeles en primer lugar y más que viniera para mi graduación, pero no hay problema… de verdad —insistió como auto convenciéndose.
-Pues  a mí no me parece nada de bien —dijo el Papá de Blaine apoyando sus manos en el canto de una de las sillas.
-Papá, está bien, además después lo veré el resto de mi vida… ahora… —dijo sintiendo el timbre de la entrada y  mirando hacia aquella dirección a la par de sus padres— ¿esperan a alguien? —pregunto mirándolos a ambos.
-No… ¿tu Cariño?
-Tampoco… aunque debe ser el Señor Foreman, ¿recuerdas que dijo que vendría a ver las tuberías del sótano?
-¡Verdad! —exclamo al Señora Anderson haciendo el ademan de levantarse.
-No... Mamá, yo voy… —dijo Blaine enrollando un panqueque para echárselo entero a la boca.
-¡Te dije que debías comer!, le dije que debía comer —añadió  mirando a su esposo.

Blaine se dirigió a la puerta con la boca llena de masa y miel, masco un poco antes de abrir la puerta y trato de decir “enseguida” al escuchar que golpeaban de nuevo pero termino por atorase un resto y decir algo como “Enguendiba”. Río de su propio problema y limpiándose la boca con el dorso de la mano y quitándose  el dulce de los dedos con la lengua abrió la puerta, para ver parado frente a él a quien menos esperaba.
-Hola… —dijo Kurt sonriendo casi emocionado.
Blaine trato de decir algo de vuelta pero la comida que intentaba tragar se lo impidió, lo miro de arriba abajo y agacho su cabeza sin poder creer aquello, termino de tragar lo que tenía en la boca y alzo nuevamente sus ojos de ensueño.
-Te dije que haría lo posible —añadió Kurt encogiendo sus hombros mientras el sonreía con ternura
-Ven aquí… —dijo por fin acercándolo a él  de la solapa del blazer camuflajeado que vestía.
Kurt sonrió de nuevo y se perdió  en sus brazos. Blaine lo apretó con fuerza y se lleno con su olor en un abrazo tan largo como era el tiempo que lo había extrañado. Se aparto un poco y lo beso con el mismo ímpetu. Kurt le tomo la cabeza y hundió sus manos en su cabello lleno de gel, termino por sonreírle en los labios cuando el exceso de producto escurrió en sus dedos.
-Sabes a arándanos y miel —dijo Kurt soltando un suspiro.
-Mi mamá y sus panqueques —respondió Blaine manteniendo su frente unida a la de su prometido— lo siento —agrego recuperando el aliento.
-No tienes porque, además necesitaba una dosis de azúcar.
-¡Por dios!... si te extrañe… —añadió dándole un segundo beso más largo que el anterior.
-Como me quitas el aliento Blaine Anderson… —susurro Kurt cuando el beso acabo.
-Ven…—dijo Blaine tomándolo de la mano y guiándolo a los escalones de la entrada— ¿Cómo estás? —pregunto sentándose junto a él.
-Bien… ahora mejor —respondió acariciándole la cara— ¿Cómo estás tú?, además de cubierto de miel de abejas —dijo Kurt limpiándole la comisura del labio.
-Bien… —contesto quitándose  el mismo el exceso de dulce con su dedo pulgar— ya no hay más que hacer con lo de la competencia, ni con el Club Glee, por lo tanto...
-Lo sé… y lo siento, de verdad.
-No hay más  que hacer como dije… ¿qué hay de ti?, ¿por qué estás aquí?
-Mira manera de recibirme, pidiéndome explicaciones., primero me haces ver las estrellas con tus besos y luego me dejas caer al piso con esas preguntas para nada románticas.
-Lo siento… ¿Cuándo llegaste?
-Hace como dos horas.
-Pero son las 7 —dijo Blaine mirando su reloj
-Lo sé, pero ya sabes que los vuelos más baratos son los de madrugada, por lo tanto tomamos el primero que estuvo disponible y aquí estamos.
-¿Esta… mos? —pregunto Blaine tomándose un oreja y pensando que Kurt había viajado quizás con quien.
-Sí, yo y las chicas, y ¡gracias a Dios! que  el avión era grande y quedaron separadas por dos filas de asientos sino no se que habría  hecho la hora de vuelo.
-¿Por qué están aquí?
-¿No sabes?
-No… —dijo Blaine apoyando su cabeza en el hombro de su prometido.
-Pues veras —comenzó a explicar Kurt haciéndole un arrumaco— ayer cuando me contaste que todo se había terminado para el Club Glee, les conté a las chicas y ellas a su vez llamaron a Mister Schue y el nos conto que quería hacer algo para recordar los buenos momentos que vivimos, creo que contacto a la mayoría de los estuvimos desde los inicios de “New Directions”.
-¿Por eso viajaste con tanta premura?
-No… lo hice primeramente  porque quería verte, esto es secundario —aseguro dándole un beso en el pelo.
-Ok, te creeré.
-¡Es la verdad!, ¿por quién me tomas?
-Gracias Kurt.
-Te amo Blaine Anderson futuro Hummel, ¿qué mas podía hacer?
-Y te amo a ti, y te extrañaba, no sabes cuánto.
-Pues ahora me tendrás aquí hasta el día de tu graduación, y terminaras por aburrirte de ver tanto mi cara.
-Eso no pasaría ni en un millón de años —dijo levantándose— ven… vamos a tomar desayuno, mi Mamá hizo panqueques como para un regimiento —agrego estirando su mano para que Kurt la cogiese.
-Pere no puedo —contesto tomándola y levantándose— debo ir a la escuela, quedamos de juntarnos antes que todos para hablar un rato —dijo Kurt jugando los dedos de la mano que su prometido le tenía agarrada
-¿No te irás conmigo? —pregunto jugando devuelta
-¿Nos vemos allá?, tengo que pasar a mi casa antes, bueno la que era mi casa.
-¿Por qué?, ¿no vienes de allá?
-Sí, pero cuando llegue, mi Papá estaba durmiendo, por lo tanto ahora debo regresar porque debo asegurarme que no habrá nadie en la casa durante la tarde —dijo levantando sus cejas.
Blaine sonrió medio coqueto y le dio un tercer beso.

-¡Se están besando!— advirtió  la Señora Anderson mirando por la ventana de la cocina y que daba hacia el jardín.
-¿Blaine y el Señor Foreman? —exclamo su marido levantándose a mirar también
-¡Ay cariño!… ¡¿Qué cosa dices?! —respondió su esposa pegándole en la cabeza con el paño de cocina— ¡con Kurt!… al parecer si vendrá a su graduación.
-Adiós con la posibilidad de invitar a Cooper entonces.
-Pues lo invitamos igual, ya sabes que con su personalidad avasalladora puede hacerse espacio en cualquier lado.
-Claro… —dijo el Señor Anderson mirando la escena ultra romántica que su hijo y su futuro yerno habían montado en el portal de su casa.
-¿Se ven muy lindos?, ¿no crees? —pregunto la Mamá de Blaine sintiendo un poco de emoción.
-Mucho… aunque… ¿donde están las manos de tu hijo? —pregunto ladeando su cabeza para ver si estaban sobre el trasero de Kurt como se  aparentaba a la distancia.
-¡AY! no seas remilgado, ¿quieres que te recuerde donde iban tus manos como primerísima cosa cuando nos besábamos en el baño de la escuela?… ¡ahí viene!... ¡disimula! —dijo la Señora Anderson sentándose a la mesa y haciendo como que limpiaba uno de los individuales plásticos con el paño de cocina. El Señor Anderson se paro justo al lado del fregadero e hizo como que leía las instrucciones del lavavajillas.
-¿Quién era cariño? —pregunto su Madre con voz cándida e inocente.
-¿Era el Señor Foreman? —agrego el Señor Anderson poniendo caras como sorprendiéndose de lo que contenía el detergente que usaban para lavar los platos.
-No… era alguien mucho mejor que él —respondió Blaine sonriendo como no lo había hecho en semanas.
-¿El Señor Walker?
-No Papá no era ninguno de los fontaneros de Westerville, era… era Kurt —dijo con cara de cumpleaños.
-¿Kurt?, ¿Esta en Ohio? —pregunto el Señor Anderson dando una dosis extra de duda a sus palabras.
-Si… lo que resulta ser súper genial…
-¡Ay cariño!, ¡que feliz te ves! —exclamo su Madre dando cuatro aplausos seguidos.
-Pues lo estoy… así es que ahora si necesitare esto —añadió tomando la invitación extra— y necesitare también… irme…—dijo apuntando a la salida.
-¿A la escuela?, ¿no es un poco tempano?
-Al parecer no, además el sol brilla y los pájaros cantan, no podría pedir un mejor escenario —dijo Blaine cruzándose el bolso.
-Adiós  hijo —dijo el Señor Anderson dándole  un pequeño abrazo.
-Adiós Papá… Mamá… —dijo Blaine besando a su Madre, esta se puso de pie y lo abrazo como si partiera a la guerra.
-Tu Papá y yo desaparecemos toda la tarde —le susurro al oído sonriéndole de manera cómplice.
-Gracias Mama —dijo Blaine sonriendo de vuelta emocionado y feliz como hacía tiempo no lo veían sus Padres.

-¡Oh por…! ...¡Oh por Dios!... —exclamo Blaine tratando de recuperar el aliento, al tiempo que se tiraba hacia atrás en las almohadas.
-Tomare eso como un cumplido —dijo Kurt bebiendo un trago largo de agua desde una botella que se encontraba en la mesa de noche.
-¿Donde…?... ¿¡donde aprendiste eso!?... creo que me desmaye por algunos segundos —insistió tomándose  la cabeza con las dos manos y casi jadeando sus palabras.
-“Discovery Home and Health” —respondió Kurt sonriendo medio agitado.
-¿Donde? —quiso saber soltando una risa ahogada por el cansancio.
-¡La franquicia “Discovery”! —repitió bebiendo más agua— sin Rachel en el departamento, tengo todo el tiempo del mundo para ver televisión sin culpa.
-¿Qué hay…?, ¿qué hay de Santana?
-¿Cómo?
-Nada…—respondió volteándose hacia él— ¿Por qué pregunto?, me pareció perfecto —agrego dándole un beso.
-¿Te gusto? —pregunto recibiéndolo encima.
-¡Fue increíble! —exclamo Blaine sosteniendo el peso de su cuerpo sobre sus brazos  para darle repetidos besos— te amo —añadió mirándolo a los ojos.
-Te extrañaba Blaine Anderson.
-¿Si? —pregunto acomodándose sobre él.
-¡Obvio que si!... ¿Cómo crees que me es posible vivir sin tus labios? —sentencio Kurt delineándole la boca con su pulgar.
Blaine sonrió y le dio un mordisco.
-¡Oye!...—exclamo bajando sus manos para devolverle el daño con un pellizco más abajo de la ingle.
-¡Auch! —dijo Blaine de vuelta poniendo cara de dolor— ¡Mira donde van tus manos!… ¿no tienes vergüenza Kurt Hummel? —agrego tomándoselas entre las sabanas.
-¿Contigo sin ropa sobre mi?... creo que no —respondió asomando la lengua entre sus dientes mientras soltaba pequeñas risas.
-Ok…—dijo besándolo  de nuevo. Kurt soltó un suspiro y se dejo  llevar de nuevo por otro beso de su prometido.
Blaine se aparto un poco luego de besarlo y se le quedo viendo un par de segundos, le arreglo el pelo a la altura de la frente y le dio otros tres besos seguidos, en el entrecejo, la punta de la nariz y en la pequeña hendidura del mentón.
-¿Qué? —quiso saber Kurt al ver sobre él esa mirada infinita.
-Nada… te amo… y me resulta muy satisfactorio que no hayas cambiado tu forma de mirarme.
-¿Por qué habría de cambiarla? —quiso saber Kurt mientras le recorría la espalda con dos de sus dedos.
-No lo sé… miedos absurdos supongo… es todo.
-¿Miedos?
-No hablemos de eso… —dijo Blaine haciendo como que se levantaba.
-¿Qué?, no, no, no… —contesto Kurt impidiendo aquello— háblame…
-Prefiero mostrarte algo —agrego levantándose y poniéndose los pantalones.
-¡Blaine! —exclamo Kurt alargando las vocales.
-¿Qué? —dijo este del mismo modo, al tiempo que se subía el cierre.
-¿Me vas dejaras así?
-¿”Así”?… ¿quieres decir “sin ropa”?
-NO… lo que acabas de decir… ¿estás bien? —pregunto Kurt medio sentándose en la cama.
-Estoy contigo, no podría estar mejor —aseguro caminando por la habitación.
-Bien, haré como que te creo...
-Hazlo —respondió guiñándole un ojo.
-¿Qué me vas a mostrar?, ¿averiguaste lo de Dalton?
-No…
-¿No qué?, ¿no lo averiguaste o la respuesta a la averiguación es “no”? —quiso saber Kurt distrayéndose con el elástico impreso de la ropa interior de su prometido que se asomaba a la altura de su espalda baja.
-Ambos… —respondió abriendo el tercer cajón del mueble de su ropa y sacando una caja roja como de zapatos pero más cuadrada.
-¿No averiguaste nada?, ¿verdad?
-La verdad es que no, porque tú me dijiste que debía hacerlo cuando no hubieran clases para no encontrarme con “ya sabes quién”…
-¡Oh! —dijo Kurt como un niño mimado a quien le dan la razón en todos sus caprichos— ¿Qué es eso? —añadió apuntando la caja.
-¡Taran! —exclamo sacando su toga de graduación  como con entonación marcial.
-¿Ya te la entregaron? —pregunto Kurt sonriendo orgulloso.
-Así es… —respondió poniéndosela— y cómo puedes ver, la talla que elegí  me queda perfecta —aseguro Blaine estirando sus brazos para que Kurt viera que las mangas le quedaban casi justas.
-¡Claro!, “L” —dijo Kurt sin convencerse.
-¿No me crees?... ¿quieres ver la talla? —insistió tomándose la parte de atrás a la altura del cuello.
-No es necesario, te creo… te veras muy guapo… eso de seguro.
-Pues hablando de eso… no de verme guapo, porque eso siempre es así —dijo Blaine con aires de grandeza. Kurt negó con la cabeza y sonrió complacido ante el arrebato de vanidad su prometido— si no que hablando de la graduación… quería darte esto —agrego sacando un sobre desde su bolso de escuela.
-¿Qué es?
-Es la invitación a la graduación… sin presiones… no sé si te vas a poder quedar… espero que sí —dijo quitándose la toga y guardándola nuevamente en la caja— pero si no, no hay problema.
-Gracias Blaine —dijo Kurt envolviéndose la cintura con una de las sabanas, para levantarse y guardar la invitación en su bolso.
-¿Qué quieres hacer ahora? —pregunto Blaine acercándosele.
-Quedarme aquí contigo hasta que llegue el día en que tenga que usar esa invitación —contesto Kurt haciendo un ademan remolón cerca del cuerpo de su prometido.
-Aunque tentador… —dijo Blaine besándole el cuello— creo que alguien querría derribar esa puerta, solo para verificar si estamos bien, ¿quieres ver una película mejor?
-¡Me encataría ver una película!... ¡un momento!, ¿quién nos podría molestar?, aun mas, ¿Por qué en nombre de todo lo bueno y puro alguien querría derribar la puerta?
-No lo sé… —dijo Blaine encogiendo sus hombros— mis Padres por ejemplo. —añadió sonriendo.
-Claro… ¿No llegaran verdad? —pregunto mirándolo de medio lado.
-No, por supuesto que no… porque a diferencia de tu Papá, mi Mamá me prometió que desaparecería  toda la tarde junto al mio, por lo tanto —aseguro apartándose.
-Me alegro, pero lo de mi casa fracaso porque no tenia idea que había un juego esta tarde.
-¿Qué juego? —pregunto Blaine devolviéndose sobre sus pasos— ¡no he dicho nada! —se corrigió al ver la expresión que se dibujaba en la cara de su prometido.
-¡Pero no te vayas!
-¿No dijiste que querías  ver una película? —dijo Blaine poniéndose los zapatos.
-No… —ratifico Kurt acercándolo a él por la hebilla abierta del cinturón— lo que dije Blaine Anderson, es que me “encantaría” ver una película, ¿quieres saber que más he aprendido estos días? —dijo retrocediendo con él hacia la cama.
-Me encantaría…
-Si dices un “pero”, soy capaz de hacerte otras cosas feas que también aprendí —advirtió apuntándolo con una mano y agarrándole el trasero con la otra.
-Ahora estoy un tanto asustado.
-No hay nada porque temer, te lo aseguro.
-Aun así…—dijo apartándose con delicadeza— quiero contarte muchas cosas…
-Está bien… lo siento… además tienes razón, con la avasalladora visita de April, no tuvimos tiempo de conversar tanto.
-Es verdad, lo de no poder conversar y lo de avasalladora, creo que me fracturo la nariz con ese toque me dio —aseguro Blaine tocándose la punta y el puente de su nariz.
-¡Por supuesto que no!, ¡exagerado! —dijo Kurt acercándolo a él nuevamente por los bolsillos traseros del pantalón.
-¡Por supuesto que sí! ¿no viste el enorme anillo que traia? —rebatió este sobándose— además,  tengo muy delicada esta zona… además de otras que solo tú conoces —añadió en tono sexy.
-Eres tan adorable cuando exageras las cosas —dijo Kurt sonriendo mientras le recorría la espalda.
-Pese que era adorable porque aun asista a la escuela —recordó Blaine corrigiéndole el peinado.
-También lo eres… pues digamos entonces que eres adorable a toda hora.
-Ok… —dijo Blaine sonriendo y pareciendo con ello más adorable que nunca— ¿vemos una película?
-Bien…—contesto dejándose caer en la cama— ¿me alcanzas mi ropa? —añadió meneando sus manos en dirección a sus prendas de vestir.
-Consentido… —dijo Blaine sonriendo mientras se agachaba para recoger el desorden de piezas de ropa por toda la habitación.
-¿Dónde vas? —pregunto Kurt comenzando a vestirse.
-A buscar una película, ¿no recuerdas que mi Mamá las distribuyo en toda le casa? —contesto poniéndose la camiseta.
-Ah claro el orden por temas.
-No, por dueños.
-¿Con cuales te quedaste tu entonces?
-Con las mejores, incluidas las que me trajo Finn cuando tuve el accidente del ojo, me las quede y nunca se las regrese, cosa por la que me siento mal ahora, pero el resto son casi todas de acción, y no creo que quieras ver algo así.
-Muy cierto…
-Vuelvo enseguida… ¿alguna opción e particular? —pregunto desde la puerta al tiempo que chuequeaba su teléfono.
-Confío plenamente en tu buen gesto.
-¿Por qué salgo contigo?
-“Évidemment”
-Muy bien… espérame  aquí.
-¡Haz palomitas! —exclamo una vez que Blaine desapareció por la puerta.
-¿Cómo? —dijo asomándose.
-Me escuchaste… no te hagas el que no.
-Ok… —respondió sonriendo.

-Hice palomitas dulces, eso fue algo que no te pregunte si querías —dijo Blaine entrando en la habitación nuevamente cargando un colador de pasta lleno de palomitas en una mano y un DVD en la otra.
-¿No te molesto que April cantara una canción de los Warblers y no te invitara cantarla con ella? —pregunto Kurt aun acostado en la cama.
-No… —respondió Blaine sentándose a su lado— bueno… si, un poco, pero la canción no me pertenece y lo importante es que todos pasen un buen momento en esta especie de despedida del Club Glee.
-Eso fue muy generoso, y estoy seguro que tendrás tu oportunidad, después de todo “New Directions” no gano nada hasta que tú, de la manera más altruista posible,  llegaste y te uniste a nosotros —dijo Kurt tomando un puñado de palomitas y comiendo casi una docena seguidas.
-Bueno, yo no diría que fue tan altruista, pero me agrada la alegoría  que acabas de hacer —aseguro levantándose para poner la película.
-¿Cómo que no? —dijo mascando— se que sufriste por no tener todos los solos desde el comienzo.
-Un poco, pero había conseguido algo mas importante, por lo tanto los “solos” me daban casi lo mismo.
-¿Que cosa? —quiso saber Kurt sacudiéndose las manos.
-Estar contigo…
-¡Odio cuando haces eso!
-¿Qué cosa? —pregunto Blaine soltando una risa.
-¡Eso!, aquello de quedarte con la mejor frase… ¡lo odio!... bueno, no lo odio me encanta, pero me gustaría hacerlo yo un día—dijo Kurt haciendo una especie de puchero.
-Pues lo has hecho un millón de veces —dijo subiéndose a la cama por su lado.
-¿Si?... dime una…
-No quiero… mejor veamos la película —dijo encendiendo los aparatos desde el control remoto.
-¡Blaine!
-¡Kurt! — exclamo dándole un beso— ¿para qué quieres armar una pelea de esto?, no vale la pena…
-Bien… y no estoy peleando… ¿Cuál escogiste?
-Esta…—respondió enseñándole la caja.
- “While You Were Sleeping”… ¡me encanta!
-¿Si? —dijo Blaine arreglándose  para ver la televisión.
-¡Obvio!, es romántica, ambientada en Chicago y podemos ver a Sandra Bullock antes que descubriera los productos capilares, que tanta falta le hacían en ese tiempo.
-Muy bien… espero que… ¡oye! —exclamo Blaine mirando a su prometido, que estaba bajo las sabanas sin haberse puesto ropa alguna además de la interior.
-¿Qué? —respondió alzando una ceja.
-¿No se supone y te ibas  a vestir?
-Se supone… pero después cambie de opinión, ¿quieres saber por qué? —respondió Kurt tomando el colador con palomitas para ponerlo sobre el regazo de Blaine, y terminar él por acomodarse en su pecho.
-¿Por qué? —pregunto de vuelta recibiéndolo más que complacido.
-Porque, toda película, aunque sea la mejor pieza del séptimo arte, tiene sus partes planas y aburridas, por lo tanto —dijo metiendo su mano por debajo de la camiseta de su prometido— cuando eso suceda con esta, podemos hacer otras cosas —concluyo en tono seductor.
-¿Cómo las que aprendiste?
-¡Exacto! —exclamo Kurt terminando de acomodarse.
-Muy bien…—dijo besándole la cabeza.
-Ahora ponla, que la mejor parte es cuando “Peter Callahan” cae a las vías del tren.
-Ok…—contesto Blaine apretando “Play” pero pensando que para él la mejor parte era estar así con Kurt, después de extrañarlo por tanto tiempo.

-¿Es verdad lo que escuche? —pregunto Kurt llegando al lado de Blaine que se encontraba junto a su casillero.
-¿Qué escuchaste? —quiso saber de vuelta mirando a su alrededor.
-Que Rachel ha tratado de intervenir en el voto de todos  —explico Kurt sonriendo al ver su foto en la puerta del casillero de su prometido.
-No solo ella —dijo Blaine haciendo un gesto como si fuera a decirle un secreto al oído— Mercedes también— añadió tomando un par de libros.
-¡¿Mercedes?! —exclamo Kurt bajando su voz al ver que Blaine se lo pedía mirando a todos—¿Por qué lo hacen?
-Supongo… sostenme esto por favor —pidió entregándole dos libros que debía devolver en la biblioteca— que para ganar esta competencia… aunque debo decir que yo votare por ti —dijo Blaine sonriendo y dándole un toque en la nariz.
-¿No es por todo lo que te demostré ayer que aprendí verdad?... ¿sabías que estos libros debieron ser devueltos  principios de año? —añadió leyendo la tarjeta de contratapa.
-Bueno, tengo un poco de desorden aquí, pero ya estamos terminando, así es que asumo y dará lo mismo y obviamente no votare por ti por eso que acabas de mencionar…—respondió como  si todos estuviesen pendientes de su conversación— es porque cantaste maravilloso y tu Kurt Hummel eres la verdadera “Diva” de “New Directions”
-Lo sé…—respondió medio engreído— ¿Y viste que no falle ninguna nota?
-¡Por supuesto! —exclamo cerrando la puerta de su casillero y dejando igual el desorden dentro—  ya no tienes motivos para hacerlo, ¿Quién crees que ganara?
-Espero y Rachel, sino apreciaremos una pelea de egos más grande que el amor de April por los cocteles.
-Yo solo espero que gane alguien y Mister Schue olvide eso que dijo de que todos son ganadores… ¡alguien debe ganar!—dijo Blaine alzando sus brazos mientras comenzaba a caminar hacia el salón de coros.
-Había olvidado lo bien que luces cuando te pones competitivo— aseguro Kurt comenzando a avanzar con  él del brazo.
-Y yo había  olvidado lo bien que te ves cuando usas pañuelos al cuello —dijo Blaine cambiando de tema.
-También había olvidado el maestro que eres para cambiar de tema… y hablando de eso… ¿tienes algún plan para mañana?
-No lo sé… creo que no —respondió como pensando en su agenda.
-Pues lo tienes ahora, te invito a cenar —dijo Kurt como dando un salto de emoción casi llegando al salón de ensayos.
-¿Cenar?... ¿dónde?
-Pues considerando que no quiero bajo ninguna circunstancia toparme con Quinn y ese novio presuntuoso que tiene, ni con ninguno de mis ex compañeros que parecen y no han cambiado en nada y siguen comportándose como si aun estuvieran estudiando aquí, obviaremos el “Breadstix”
-Ok…—contesto Blaine abriendo una de las puertas.
-Por lo tanto… gracias —dijo al  ver que su prometido lo dejaba pasar primero.
-Por lo tanto —repitió Blaine entrando detrás.
-Por lo tanto, te invito a mi casa, no a la de New York, sino que a la de aquí.
-¿Burt y Carol no estarán? —quiso saber Blaine subiendo un escalón para sentarse en el segundo grupo de sillas.
-No, irán al cine… ¿Qué dices? —dijo Kurt sentándose a su lado.
-¿Cocinaras para mi?
- “Bien sûr!” —agrego encogiendo un hombro de lo más feliz.
-Resérvame un asiento entonces.
-Lo hare… —dijo Kurt saludando a Marley y Ryder que volvían luego del receso.
-¿Kurt?
-¿Si?...
-¿Me acompañarías a una parte luego la clase? —pregunto Blaine al tiempo que hacia un gesto de saludo a Artie y Kitty que ya habían llegado.
-Por supuesto —respondió Kurt como sorprendido que se lo pidiera casi esperando una negativa.
-¿Si?
-Si… ¿Por qué dudas?
-No dudo, es… es solo que pensé y tal vez querías hacer cosas con Rachel o con tu papá… o llamar a tus compañeros de “One Tree Hill”—contesto Blaine pronunciando de corrido las últimas seis palabras.
-No, no tengo nada que hacer con mi Papá, y no tengo ganas de hacer nada con Rachel, no al menos hasta que  se acabe esa guerra que tiene con Santana, ¿Dónde quieres ir?
-Al centro comercial a buscar mis fotos.
-¿Las que tomaste en Los Angeles?
-Exacto… ¿me acompañas?
-Claro, amo ir de compras… —dijo Kurt arreglándose el pañuelo que vestía.
-Muy bien, déjame revisar si es hoy que tienen listas mis fotos —advirtió Blaine sacando un cuaderno y dentro de el una boleta con los colores del estudio fotográfico.
-Estoy seguro y eres el único cliente que les queda en ese estudio.
-No lo creas, mucha gente ha vuelto a lo original, además que sacar fotos con un rollo y esperar a que se revelen es muy emocionante —añadió poniendo una cara acorde.
-¡Uf!, lo imagino, pero mira —dijo Kurt sacando su teléfono para tomarse una “selfie” con su prometido— esto es igual de emocionante y no demoro ni tres segundos.
-¿Por qué me criticas?, sabes que tengo debilidad por las cosas “vintage” —aseguro Blaine guardando su comprobante de retiro de las fotos dentro de uno de sus cuadernos— ¿Salí bien al menos?
-Excelente, —contesto Kurt enseñándole la foto— ¿como podrías salir mal?... oh, oh…
-¿Qué?
-April esta aquí, te apuesto lo que quieras a  que esta bajo la influencia de algún destilado —dijo Kurt mirándola de arriba abajo— ¿por qué está aquí?
-Escuchaste ayer a Mister Schuester, la invito porque contribuyo a salvar al club hace ya tiempo… ¿Cómo no te acuerdas?, yo ni estaba aquí y lo se.
-Debe ser porque en mi cabeza, todo lo que sucedió antes que tu estuvieras en este salón me aparece borroso y desdibujado.
-¿Quieres quedarte con al mejor frase verdad? —quiso saber Blaine recordando lo que su novio le dijera en la cama un día atrás.
-Si en realidad si… —respondió dándole una especie de empujón con su hombro— pero si habría de venir alguien hubiera preferido al profesor Martínez.
-¿Ah si?
-Obvio… ¿no te hable de los brazos que tenia?
-Por cierto que lo hiciste pero…
-Entonces… —interrumpió  April uniéndose a la conversación— oí que ustedes se van a casar… ¿Cuándo es la feliz "occasion"? —añadió poniendo caras.
-Bueno… —respondió Blaine mirando a  Kurt —estamos esperando un poco para fijar la fecha —agrego tocándole el hombro a su prometido.
-Estamos disfrutando de un largo compromiso —añadió Kurt como profesor de escuela.
-¡Estoy tan feliz por ustedes!, si lo he dicho una vez, lo he dicho millones de veces, la única cosa que este país necesita, son mas matrimonios adolescentes, les tengo un regalo de bodas —dijo en vos baja y sentándose entre ambos— un poco de alcohol —añadió entregándoles dos pequeñas botellas como para llevar licor escondido en un bolsillo, una  a cada uno.
Blaine la escondió pensando que era algo casi prohibido y Kurt la examino y la meneo cerca de su oído  para ver si tenia algo dentro.
-Les ayudara a aliviar el dolor inevitable de la noche de bodas y del inevitable divorcio que tendrán un par de meses más tarde —agrego April sonriendo como que si lo que acababa de decir se decía a diario y en cualquier parte.
Blaine miro a  Kurt y este soltó una pequeña risa. April se levanto y se encaramo por las sillas hasta los asientos de mas arriba en espera de Will.
-¿Puedes creer esto? —dijo Blaine enseñando la pequeña botella y guardándola de inmediato en su bolso.
-Al menos tenemos nuestro primer regalo de bodas… aunque para que los sepas esto sucede si uno no se registra en una tienda.
-Pues para regalo me parece bastante inapropiado.
-Bueno, pues vete preparando, estoy seguro y la mayoría de nuestros invitados nos regalaran una canción —dijo Kurt guardando su botella y poniendo acento sarcástico en “canción”.
-¿No crees en eso verdad? —pregunto Blaine al tiempo que miraba a Mister Schue acercarse al salón.
-¿En qué?... ¿en lo del dolor? —murmuro Kurt sintiéndose medio incomodo.
-¿Qué?... ¡no!... no… en lo del… lo del divorcio.
-Vamos… si ahora optas pro creerle a una alcohólica en permanente batalla con la rehabilitación tendremos problemas, lo nuestro es de larga data… y me tendrás a tu lado hasta que estemos viejos… pero fabulosos…—aseguro Kurt tomándole la mano—  estoy seguro de ello —añadió sonriendole.
-¿Fabulosos?
-Por sobre todo fabulosos…
-¿Si?
-Obvio… nunca te diré adiós  Blaine Anderson —añadió Kurt guiñándole un ojo y silenciándose al ver que Will comenzaba lo que sería la votación de la “Diva Off” versión 2014.

-Me encanta esta foto —dijo Blaine tomando un marco de foto desde uno de los muebles de la sala de los padres de Kurt.
-¡No se que estas mirando! —grito Kurt desde la cocina.
-Es… ¡es la foto de la boda de tu Papá y Carol! —respondió Blaine dirigiendo su voz hacia la cocina.
-¿Cómo? —pregunto asomándose.
-Esto… —dijo Blaine enseñando la foto— me parece perfecta, además… están los cuatro muy felices.
-Lo estábamos… —recordó Kurt haciendo un gesto de afirmación de aquello.
-Disculpa no quise… —trato de explicarse Blaine dejando la foto sobre el mueble como si fuera la culpable de todo.
-No te preocupes —dijo Kurt acercándose y tomando de nuevo el marco de plata— además es verdad, ese día fue perfecto de principio a fin. De principio porque mi Papá estaba más que feliz y Finn invento lo de “Furt”… te juro y causo la risa en todos —explico Kurt limpiando el vidrio con el paño de cocina que tenía en la mano.
-¿Y de fin?
-De fin, porque al día siguiente me encontré contigo y hablamos de todo esto compartiendo una torta, ¿te acuerdas?
-Por supuesto que me acuerdo… ¿me la comí toda? —pregunto Blaine tratando de quitar la pena en los ojos de su prometido.
-Hasta la última migaja —contesto Kurt haciéndole un cariño en la cara.
-Estaba muy buena, debió ser por eso.
Kurt lo miro un segundo y sonrió por tenerlo junto a él desde ese día en adelante.
-Lo lamento igual —insistió acariciándole la espalda.
-Lo sé… y esta foto estaba en el cuarto de Finn, y cuando ordenamos sus cosas Carol decidió que debía tener más protagonismo en la casa —explico Kurt poniéndola en su sitio.
-Espero no haberte puesto triste.
-¡No!... ¡obvio que no!, además lo que siento ahora es mas nostalgia que otra cosa —agrego mirando a su prometido— pero la combato recordando cosas alegres.
-¿Cómo por ejemplo?
-Como por ejemplo, que Rachel se disgusto porque quería aparecer en la foto también.
-¿En serio?
-Mucho... ¡en fin!... —exclamo carraspeando un poco— ¿te gusta el “Du poulet au parmesan”?, ¿verdad?
-¡Por supuesto que si!, me gusta todo lo que cocinas.
-¿Todo? —quiso saber Kurt, acercándosele y abrazándolo a la altura del cuello.
-Absolutamente todo —respondió tomándolo por las caderas— así es que cuando estemos en New York, no regodeare con nada de lo que me prepares.
-Ok —dijo Kurt sonriendo y acercando sus labios a los de su prometido— ¡un momento! —añadió apartándose un poco— ¿me vas a decir que me tendrás de esclavo a tus pies?
-Bueno… —dijo Blaine haciendo un gesto hacia un lado con so cabeza.
-¡Oye! —exclamo como niño voluntarioso.
-Estoy bromeando contigo… prometo cocinar… lavar… barrer… y todo lo que corresponda para ser el mejor compañero de piso que hayas tenido.
-¿Y quién te dijo que vivirías conmigo? —pegunto Kurt apartándose más con sus manos en la cintura como si demandara una explicación a un bebé malcriado.
-¿Cómo?
-Eso… nunca hemos hablado de vivir juntos en New York… ¿de dónde sacaste esa idea?
-Bueno… no se... pero asumí que… —trato de decir Blaine medio nervioso.
-¡Ahora yo estoy bromeando contigo! —exclamo dando unos aplausos.
-¡Kurt!
-Y es obvio que estoy bromeando… ¿te asustaste? —pregunto como arrepintiéndose de la broma.
-No… bueno…si… un poco en realidad —contesto Blaine tomándose la oreja.
-No tienes porque… mira te iba a dar esto al final de la cena, pero prefiero dártelo de inmediato para calmar esas dudas —sacando una caja como de joya desde su bolsillo.
-¿Vas a proponerme matrimonio?, porque te abierto que yo ya me adelante a eso, e hice mucho más que un pollo con queso y salsa
-Lo sé… y esa será una historia que contare hasta que nuestros hijos crezcan y se vayan a la universidad para no escucharla más, toma… —insistió entregándosela.
-Ok… —dijo Blaine tomándola con una mano y abriéndola con la otra— es una llave —dijo sacándola y evidenciando lo obvio.
-Así es…
-¿Es una metáfora y esta es la llave de tu corazón?
-No… primero porque nada en mi esta bajo llave y segundo porque si así hubiese sido, nunca necesitaste de una llave para abrirlo, solo esto… —contesto delineándole la sonrisa.
-¿Estás trabajando mucho en eso de la mejor frase verdad?
-Verdad y esta es la llave que abre la puerta de mi departamento en Bushwick… bueno desde este momento de nuestro departamento en Bushwick —se corrigió Kurt sonriendo a todo lo que sus labios le daban.
-Kurt… gracias… —dijo Blaine dándole un abrazo lleno de emoción.






Septiembre de 2040



-¿Lizzie?... —dijo Kurt golpeando la puerta del dormitorio de su hija— ¿puedo pasar?—pregunto asomándose.
-Claro Papá… ¡obvio! —respondió la chica haciendo una seña desde la cama, donde estaba sentada con las piernas cruzadas.
-Gracias… —contesto entrando.
-¿El “Papáblen” no ha llegado?
-Aun no… —dijo mirando el cuarto de su hija que ya estaba casi desocupado.
-¿Cuando empieza con su descanso?... estoy pensando que se está arrepintiendo —sentencio Lizzie apuntándolo con el cepillo con el que pretendía arreglarse su abundante cabellera.
-Pues debe arreglar algunas cosas antes de desparecer del estudio por completo, no creo que se haya arrepentido.
-¿Qué hay del “Goblin”?
-Está en su cuarto con su libro de las abejas… espero y no le dé por aprender sobre serpientes... o arañas… o no sé qué… —contesto mirando dentro de una de las múltiples cajas de mudanza.
-Lo más probable es que si y lo sabes —aseguro Lizzie sonriendo.
-¿Puedo?...— dijo Kurt señalando el cabello y el cepillo de su hija.
-Claro…—contesto la chica moviéndose hacia adelante para hacerle un espacio en la cama.
-¿Cómo puedes lidiar con tanto cabello? —quiso saber Kurt como primerísima cosa.
-Pues me acostumbre… no es tan terrible.
-Imagino que no… pero aun así… yo creo y no podría —insistió al tiempo que comenzaba a armarle una trenza desde la mitad de la cabeza— ¿no nos odias porque saliste con este cabello? ¿verdad?
-¡Obvio que no!... ¡hola!... además solo tendría que odiar al “Papáblen”, después de todo estos resortes son su culpa —dijo Lizzie tomando uno de los rizos que aun no había sido trenzado.
-Lo sé… pero es en parte mi culpa también, ya que si el día en que lo vi en la escalera de Dalton hubiera sabido que sin productos su cabello lucia como el de “RedFoo”, no le habría dirigido la palabra.
-¿Cómo quien?
-Un cantante de un “One hit Wonder” de hace como treinta años.
-Ok… pero eso que acabas de decir… ¡auch! —exclamo Lizzie al sentir que su Papá le jalaba un poco de cabello.
-Lo siento cariño… ¿Qué ibas a decir?
-Que eso de que no le habrías dirigido la palabra es bastante mentira.
-¡Claro que no!
-¡Claro que sí!
-Ok, lo confieso, cuando vi a tu “Papáblen” fue como si no existiese nadie más en el mundo… siempre recordare ese día.
-Lo sé… ambos se han encargado de contarlo una y otra y otra vez, eso y el día en que te propuso matrimonio.
-Lo siento hija…
-¿Por qué?... ¡me encanta escuchar esas historias cada vez!... y me hace querer mi propia historia de amor.
-La tendrás… ¿no fue así como conociste a Nicholas?, ¿en la cafetería?
-Si… —respondió la chica con nostalgia— ¡Uy!, antes que lo olvide, el “Goblin” quiere quedarse con mis libros, así es que los puse en una de las cajas de regalar, pero dice “A Noah” en una esquinita —advirtió escribiendo sobre su manso como simulando lo que había hecho sobre las cajas con sus pertenecías.
-Estará feliz… entonces… ¿tienes todo listo? —quiso saber Kurt mirando las pilas de cajas que habían por toda la habitación.
-Todo…
-¿Por qué veo más cajas con la etiqueta “regalar” que aquellas que dicen “llevar”?
-Porque dejare la mayoría de mis cosas aquí, el dormitorio de la NYU es tan pequeño que creo que apenas cabré yo y la compañera que tenga.
-Te dijimos con tu “Papáblen” que podríamos ayudarte si querías rentar algo… o por ultimo hablar en la Universidad para que tuvieras un dormitorio sola.
-¿Qué?... ¡nada que ver!, ¡hola!, no me gusta que usen sus influencias para que tenga privilegios, a ninguno de nosotros nos gusta y eso fue algo que ustedes mismos nos enseñaron, los famosos son ustedes no nosotros… además, con el auto que me regalaron me siento súper extra feliz.
-¿Aunque no sea el “Aston Martin” que querías?
-Es mejor —interrumpió Lizzie alzando sus brazos— si hubiera tenido uno de esos los chicos se me acercarían por el auto que conduzco y eso es algo que odiaría… estoy más feliz con mi súper auto eléctrico.
-Perfecto entonces… ¿hija? —dijo Kurt que aun trenzaba el cabello de su hija, sintiendo casi que estaba peinando a la propia “Rapunzel” con permanente.
-¿Qué?
-¿Como lo harás con Nicholas?
-¿Cómo lo hare con qué?
-Con la distancia, recuerda que nos contaste que irá a la universidad Duke en Durham… y si bien Carolina del Norte está a menos de una hora en avión, la distancia siempre juega en contra.
-Lo sé… pero no te preocupes por eso.
-¿Por qué?
-Porque termine con él… —dijo Lizzie tocándose la cabeza y la porción de trenza que su Papá llevaba hecha.
-¡¿Qué?!... ¿Cuándo? —quiso saber Kurt inclinándose un poco hacia adelante para mirarla a la cara.
-Hace como una semana —respondió encogiéndose de hombros, como si aquello diera lo mismo.
-¿Una semana?... ¿Por qué?
-Porque es un pesado…
-Si me dieras mas detalles cariño, créeme y los agradecería, ¿y porque no nos habías contado?
-Porque estábamos ocupados, mi mudanza, el posible próximo disco del “Papáblen”, ¡muchas cosas!
-Aun así, hija, sé que no te gusta hablar mucho sobe tus cosas, pero… ¿estás bien?
-Lo estoy Papá, no era el amor de mi vida ni nada.
-Saliste con el casi 9 meses, eso es un tiempo bastante importante, si estuviéramos en los tiempos de la Colonia ya estarías casada y a punto de parir a tu primer hijo.
-¡Menos mal que no!... ¡hola!...
-Cariño, ¿qué paso?, ¿me quieres contar?
-Claro que quiero, no es un secreto ni nada… lo que sucedió es que en el baile me encontré con Reuben
-¿Reuben Buckley?
-Así es…
-¿Que hacia él en el baile?
-Estaba acompañando a alguien, no tengo idea a quien, el asunto es que nos pusimos a hablar y Nicholas se enojo y me hizo una escena de celos allí mismo al lado del ponche… ¿Cómo se le ocurre?
-Tal vez si sentía celos —dijo Kurt terminando con la trenza.
-Tal vez, pero esa no es manera de encarar las cosas, es decir… ¡hola!... yo no soporto los celos, menos las escenas… y creo que nadie la soportaría en la vida.
-Yo conozco a alguien que ha soportado unas cuantas… —contesto Kurt pensando en Blaine.
-¿Quién?, si dices Henry soy capaz de vomitar aquí mismo.
-¿Por qué?
-¡Porque si!, vamos ha salido con una persona en toda su vida… nadie pude ser celoso si ha salido con una persona en toda su vida —dijo Lizzie meneando sus manos como si dijera lo evidente.
-Eso no tiene nada que ver, y no estoy hablando de tu hermano, sino de tu “Papáblen”.
-¡Ay Papá!... ¿tú no eres tan celoso?, ¿o sí?
-Lo era cariño… en realidad aun lo soy, pero podría decir que este último tiempo estoy en “remisión”
-¡Eso no existe Papá! —exclamo la chica riendo mientras se tocaba toda la extensión de su trenza.
-¡Claro que existe!, y tengo pruebas para ello —insistió Kurt sonriendo— hija… no estoy diciendo que tienes que ser igual a tu “Papáblen” o que la historia de tu vida tiene que parecerse a la de nosotros, pero existen ocasiones en las que hay que ser más tolerante, ceder en cosas, entregar la llave de tu corazón por así decirlo.
-Papá… Nicholas fue extra pesado… —explico Lizzie poniéndose de pie para mirar su peinado en el espejo del vestidor.
-Dime una cosa… —dijo Kurt cruzando una pierna— ese día en el baile, ¿lo dejaste solo por ir a hablar con Reuben?
-¡Ay obvio!... ¿no iba a ir con él?... ¿o si?... ¡qué cosa tan rara!
-¡Pero él era tu cita!, no tu antiguo novio…
-Papá… da lo mismo, además después del baile hable con él y el explique que Reuben era mi amigo y que no dejaría de hablar con él, entendió, pero después empezó a sacar el asunto cada tercer día… ¡hola!, y ya me estaba aburriendo… en realidad creo que tengo un problema, no puedo estar con alguien por mucho tempo… termino fastidiándome de todo, como si esa llave que mencionas la hubiera perdido hace tiempo o algo. ¿Crees que necesite tratamiento siquiátrico? —pregunto Lizzie moviendo sus índices cerca de sus sienes como evidenciando locura.
-¿De qué estás hablando?... ¡nada que ver!… solo tienes un mal que lamentablemente se quita con el tiempo —dijo Kurt poniéndose de pie y acercándose a su hija.
-¿Cuál mal?
-Uno que se llama adolescencia cariño —respondió dándole un beso.
-¡Ay Papá!
-Solo prométeme algo —agrego tomándole las manos.
-Claro… solo si no me vas a pedir que me lleve las cosas que ya decidí regalar —dijo Lizzie mirándolo medio chueco.
-No te pediré eso… aunque insisto que son muchas cajas para regalar y muy pocas para llevar —insistió Kurt apuntando lo empacado.
-¿Entonces?
-Quiero que me prometas que nunca harás daño a alguien de manera gratuita… porque no quisiera que alguien te lo hiciera a ti.
-No Papá… nunca jugaría con alguien o heriría sus sentimientos porque si... pero vamos… estamos hablando de hombres… ¡¿Quién puede entenderlos?! —exclamo alzando sus brazos— bueno además de ti claro…
-Loca… ten cuidado, ¿si?
-Si Papá… siempre lo tengo… aunque insisto en que necesito que me vea un especialista.
-¿Un especialista en qué?, ¿y porque debe verte? —pregunto Blaine entrando a la habitación de su hija.
-¡Hola “Papáblen”! —exclamo la chica mientras corría abrazarlo— mira… el Papá me hizo un peinado súper extra estiloso —añadió moviendo su cabeza para que la cola de la trenza se moviera de un lado a otro como la cola larga de un perro.
-Te ves muy bonita Princesa… —dijo Blaine tomándole la trenza para hacerle cosquillas en la nariz con la punta desprolija.
-¡Ay “Papáblen”! —exclamo riendo.
-Hola… —dijo Blaine besando a Kurt.
-Hola… —respondió este complacido y feliz de ver llegar al padre de su hija— te demoraste —añadió despacio y haciendo un puchero.
-Lo sé… lo siento… pero lo conseguí —respondió sonriendo.
-¿De verdad?
-De verdad… —dijo Blaine murmurando en medio de una risa, mientras le enseñaba algo que Lizzie no pudo identificar.
-¡No se secreteen en mi cuarto! —advirtió la chica mirándolos por el espejo.
-Nadie se secretea Princesa… ¿ya tienes todo listo?
-Todo…
-¿Verdad Blaine que hay demasiadas cajas con la etiqueta “regalar”? —dijo Kurt por enésima vez.
-¿Regalaras la mayoría de tus cosas Princesa?—pregunto Blaine mirando dentro de algunas.
-¿Para que las voy a necesitar?... en mi cuarto quepo yo y “Rita”… con suerte.
Ambos se miraron sonriendo.
-¿Te llevaras a “Rita” cariño?
-¡Obvio!... ¡hola!... la tengo desde que tengo uso de razón y como la “AbuAnderson” nunca perdía ocasión de contarme al historia de la “Lovely Rita”, decidí llevarla conmigo para que vea lo que es la vida universitaria, tal vez termine por alocarse también.
-¿Y perder el lazo que lleva? —dijo Blaine abrazando a Kurt por la cintura.
-Exacto… —respondió la chica haciendo una mueca.
-Princesa, con tu Papá queríamos hablarte de algo.
-¿De qué?... ¿no será de sexo? ¿o sí?... ¡por Dios!, ¡¿voy a tener otro hermanito?!
-No Princesa, con Noah hemos acabado nuestro aporte a la explosión demográfica…
-Entonces es de sexo… ya sé todo lo que hay que saber, ya me lo enseñaron. ¿Están perdiendo la memoria por la edad? —quiso saber Lizzie arrugando la nariz.
-Cariño, te amo… —dijo Kurt acercándosele— pero si vuelves a tratar de viejo a tus Padres, juro y soy capaz de hacerte tragar esta trenza, pelo por pelo —agrego sonriendo de la manera más amplia, como si dijera un cumplido a su hija en vez de una amenaza.
Lizzie repitió lo que le dijera su Papá, pero en un tono burlesco y divertido, mientras hacía ademanes con sus manos y cuerpo.
-Ven Princesa siéntate —pidió Blaine sentándose sobre una pila de cajas a un costado del sillón celeste.
-Ok… —respondió como con reticencia.
-Queríamos hablarte de tu dormitorio en la NYU.
-¿Qué hay con el?…
-¡Es una caja de zapatos!, y no una de “Jimmy Choo” —exclamo Kurt semi sentándose en las piernas de su esposo.
-¡Ay Papá!... es el espacio que necesito, Henry se quedo en el dormitorio de la “PhillyU” y no ha tenido ningún problema, ¿Por qué yo no podría?
-Pero hija, en el dormitorio de tu hermano cupimos los cuatro y sobraba espacio, estoy pensando que cuando vayamos a dejarte tendremos que despedirnos en la puerta de entrada y ¡ya está! —insistió Kurt.
-Y Princesa, podrías vivir en el dormitorio de la Universidad, por supuesto que si, es solo que son tu Papá creemos que podrías estar más cómoda viviendo en “Sunnyside”—agrego Blaine entregándole las llaves que hasta ese momento ocultaba en sus bolsillos.
-Ese barrio es bastante caro.
-Lo es, pero está lleno de diferentes comunidades y se está volviendo popular entre los Universitarios, es un lugar excelente para vivir en New York
-Pero no puedo costear alga así… al menos no en mi primer año de Universidad, tal vez después cuando vea como es todo y tenga un trabajo y demás…
-Princesa… tú estas acostumbrada a todo lo que tienes aquí, y con tu Papá creemos que el cambio será muy drástico.
-¡Ay “Papáblen”!, aunque me llamen “Princesa” no soy una… se adaptarme, ustedes me enseñaron eso —dijo Lizzie devolviendo las llaves a su Papá.
-Cariño, mira… quisimos hacer esto para que no tengas otra preocupación más que estudiar, con Blaine costearemos la renta hasta fin de año, luego te pagaremos la mitad y después lo harás tu sola… ¡y no tienes que decir nada ahora! —se adelanto en decir Kurt al ver que su hija empezaba a poner diferentes caras— solo piénsalo.
-¡Ya lo pensé y no!...—exclamo la chica sentándose con los brazos cruzados sobre la cama, como cuando era niña y no le daban en el gusto.
-Lizzie…
-¡Padres!... quiero que entiendan algo, de todo lo que voy a dejar atrás este fin de semana, no extrañare ni las comodidades ni los lujos que ustedes nos han brindado… lo único que extrañare, será a Ustedes —dijo la chica apuntando a cada uno— bueno… y también al “Goblin” —añadió como para que no se notara que tal vez no extrañaría tanto a su hermanito.
-Hija…
-Papás... —insistió Lizzie tomando las manos de ambos y acercándoselas al pecho— los amo… y quiero que me dejen ver esto por mí misma, será duro claro, pero creo que es lo que se debe enfrentar cuando se comienza ser un adulto.
-Tienes razón… —dijo Blaine dándole un abrazo.
-Pues yo creo que no la tiene —exclamo Kurt poniendo más caras que su hija.
-Te amo Papá —dijo la chica dando ella un abrazo a Kurt.
-¿Estarás bien? —pregunto este como si su única hija se fuese a vivir bajo el puente de Brooklyn.
-Lo estaré y… —dijo volviendo a tomar las llaves del departamento que le ofrecían sus padres— tomare esto solo si mi compañera de cuarto resulta ser una asesina en serie, una ninfómana descontrolada o si es alguien a quien le gusten los musicales —concluyo Lizzie sonriendo tan maravillosamente como su “Papáblen” lo hacía.



-¿Estás de acuerdo? ¿verdad? —pregunto Kurt medio ahogado por lo efusivo del abrazo.
-¡Obvio que si!, no puedo esperar a vivir contigo —añadió Blaine soltando a su prometido.
-Muy bien… ¡no la pierdas!
-Por supuesto que no —dijo guardándola con delicadeza como si hubiese sido tallada en cristal.
-¡Genial!… ahora solo debemos esperar unos minutos y podremos cenar.
-Muy bien… ¿Kurt?...
-Si…—pregunto volteándose y deteniendo su camino a la cocina.
-¡No me hagan caso!, ¡no estoy aquí!... sigan haciendo lo que están haciendo —dijo Burt mientras entraba a la casa.
-¿Papá?... ¿Qué paso?
-¡Oh!... ¿no los interrumpí verdad?
-No…
-Muy bien… Anderson…—dijo saludando a Blaine.
-Hola Burt —respondió este estrechándole la mano.
-¿Por qué estas aquí? —pregunto Kurt haciendo una seña disimulada hacia donde se encontraba Blaine, como si fuera evidente que estaba interrumpiendo.
-¿Qué?... ¡no estoy aquí!, Carol olvido su cartera y no sé por que no puede entrar al cine sin una… ¡mujeres! —exclamo riendo de su propio chiste.
-Nunca hagas elegir a una mujer entre su cartera y otra cosa… siempre ganar el bolso, en especial si es una “Lariat” de Balenciaga —advirtió con propiedad.
-Muy bien no sé qué es eso que acabas de decir, así es que mejor me voy… ¿todo bien Anderson?, ¿ya llego tu carta de NYADA?
-No, aun no… supongo que la próxima semana sabré si soy digno o no.
-Bueno, por lo que Kurt me conto eres más que digno para esa doña... ¿cómo se llama Kurt?
-Carmen Tibideaux…
-¡Ella! —dijo Burt apuntándolo.
-Gracias Burt…
-Por nada… oye, ¿Kurt me conto que el club Glee no va más?
-Papá… ¿quiere dejar de interrogarlo?, se te hará tarde para la película…
-¿Puedes dejarme tener una conversación interesante con mi futuro yerno?
Kurt hizo un ademan de desgano e indiferencia y se fue a ver la cena que preparaba.
-¿Entonces? —insistió Burt colgándose en un hombro la cartera de Carol.
-Bueno Mister Schue ha tratado de hacer estos días más llevaderos para todos y para el mismo, incluso pensó que alguien lo ayudaría con el dinero para financiar lo que la escuela no puede… pero al parecer todo fue en vano.
-Lamento escuchar eso…
-Si, yo lo lamento por los chicos que vendrán, yo me graduare en un par de días y me iré de aquí, pero el resto se perderá de la experiencia y Mister Schue estaba devastado, hoy casi llora enfrente de todos.
-Kurt me conto que llevo la placas de Finn y de la otra señora al auditórium, las artes deberían ser más valoradas en este país.
-Así es… ¡pero oye!, tú tienes la posibilidad de cambiar eso.
-¿Sabes Anderson?, creo que tienes razón, me reuniré con algunos de mis colegas y veremos qué podemos hacer desde Washington —contesto Burt estirando su mano para despedirse.
-Muy bien…—dijo Blaine estrechándosela.
-Adiós... ¡me voy Kurt!, aquí te dejo a tu novio! —exclamo saliendo de la casa.

-Creo que mi Papá se hubiera encargado personalmente de echar a todos y a cada uno de los novios que hubiera podido conseguirme si no nos hubiésemos reconciliado.
-¿Perdón?
-Eso… te ama más que a mí, y traer a otro habría sido bien difícil.
-¿Por que querrías traer a otro Kurt Hummel?
-No sé, como el novio que tenia no me valoro y termino engañándome... pues no me habría quedado alternativa —dijo Kurt jugando con el paño de cocina.
-¡Ven aquí! —exclamo Blaine acercándolo a su cuerpo en un solo movimiento— te amo Kurt Hummel— agrego sonriendo y dándole un beso.
-Y yo te amo a ti… —respondió Kurt pensando que nadie se habría podido comparar con el hombre que tenía en sus brazos en aquel momento.