(FIC-Klaine) "Escenas borradas" We Built This Glee Club “I did it for you”

Junio de 2039




-¡Papá!, ¡“Desmond” quiere hablar “comtigo”!… —exclamo Noah entrando en la sala.
-¡Noah!, cariño…creí… creí que estarías toda a tarde con el Señor Jenkins —dijo Kurt dejando su teléfono en la mesa de café y tomando acto seguido unos 15 pañuelos descartables tratando con ello de disimular el llanto que derramaba.
-Pues el salió a ayudar a una señora, y “Desmond” dijo que no debíamos estar solos —continuo explicando Noah mientras se sentaba frente a  su Papá.
-Pues muy sabio de su parte… —respondió Kurt sonándose con estridencia.
-¿Qué paso?
-Nada cariño… —dijo esbozando una sonrisa— acabo de hablar con tu abuelo Burt y te mando muchos cariños.
-¿Por qué lloras?
-¿Yo?... ¡no!, ¡nada que ver!, que cosas dices hijo… lo que sucede… —comenzó a responder aclarando su garganta y sonándose nuevamente— lo que sucede es que estaba limpiando aquí, ¿ves?... y el polvo… ya sabes… me provoco un poco de  picazón —agrego rascándose el cuello y tomando los pañuelos usados en una mano para aparentar que hacia la limpieza
-¿No estabas hablando con el abuelo Burt Hummel?
-¿Cómo?
-¿Cómo ibas a limpiar y hablar?, no es posible —aseguro Noah encogiendo sus hombros.
-¡Claro que lo es!, con una mano limpio y con la otra sostengo el teléfono, ¿ves? —insistió Kurt tomando el aparato para ponerlo cerca de su oreja y simular limpiar la mesa de uno de los costados después.
-No hay nada  malo en llorar…—dijo Noah cambiándose a la mesa de café.
-¿Cómo?
-Que no hay nada  malo en llorar tu  “sempre” lo dices…
-Así es cariño… —dijo Kurt mirando a su hijo.
-Tampoco en estar asustado, pero eso lo “apendi” hace poco.
-¿Si?
-Si…
-¿Quién te lo enseño, “Desmond”? —pregunto Kurt acariciando el copete del dinosaurio.
-No, el “Papáblen”, cuando no quería hacerse los “epsamenes”
-¿Él te dijo que tenía miedo?
-Si… ¿por eso lloras tú,? ¿porque el “Papáblen” tiene medio a los “epsamenes”?
-Algo así… —respondió Kurt acariciando esta vez el cabello de su hijo.
-Cuéntame… —dijo Noah como si tuviera 35 años y toda la experiencia de vida del mundo.
-Lo que pasa bebé… ven… —agrego haciéndole una seña para que se sentara a su lado. Noah se levantó de inmediato y se cambió de lugar, se acomodó junto a Desmond, no sin antes darle un abrazo a su Papá de lo más sentido— gracias cariño… —dijo Kurt besándole la cabeza y derramando un par de lágrimas de nuevo.
-Ahora si que estas llorando, no “mentas”.
-No lo hare…  —contesto su papá acariciándole la cara.
-¿Qué pasa?, ¿el abuelo Burt Hummel te reto?, ¿hiciste una “tavesura”?
-No… el abuelo Burt Hummel no me reto, y ya estoy muy grande para que haga eso, lo que sucede es que le estaba contando lo que pasara el sábado, cuando el “Papáblen” ingrese en el hospital, ¿recuerdas que debe ingresar en el hospital?
-Si… por su corazón —dijo el pequeño tocándose el pecho.
-Pues contarle todo lo que sucederá me provoco un poco de tristeza.
-¿Por qué?
-Porque lo extrañare cuando no esté en casa con nosotros.
-Pero es por su “benestar”, ustedes me dijeron a mi.
-Así es, pero además de extrañarlo,  también tengo un poco de miedo, pero tú no debes preocuparte por nada, ¿de acuerdo bebé?
-Me “peocupo” por ti…
-Gracias cielo… —dijo Kurt sonriendo— pero ese no es tu trabajo, tú eres muy pequeñito, y es deber de los grandes cuidar de los pequeño, no al revés.
-¡Y a quien puedo cuidar yo entonces? —se preguntó Noah gesticulando duda con sus manitos.
-Creo que es este pequeñito el que está a tu cargo —respondió Kurt tomando a “Desmond”— y a propósito… ¿no quería él peguntarme algo? —agrego devolviéndolo a su dueño.
-¡Sí!, le dije que haríamos un taller de “sensas” en la bibli… bibo…
-¿Biblioteca?
-Si, en la “biboleteca”… y quiere sabe cuando empezamos.
-Pues no lo sé cariño, el “Papáblen” fue quien te inscribió y lleno los formularios, tal vez deberíamos de preguntarle a él.
-Pero es jueves, los jueves “sempe” llega tarde… —dijo Noah tomándose la cabeza.
-En ese caso… —dijo Kurt levantándose y sonando su nariz por ultima vez— tal vez deberíamos de buscarlos nosotros para saber, ¿qué dices bebé?
-Digo que si… —respondió Noah levantándose también.
-Muy bien, pero antes, ¿le avisaste al Señor Jenkins que te devolverías a la casa?
-No… estaba “ecupado”
-Pues deberías de haberle avisado cariño, si no te buscara por todos los pisos, incluido en el del Señor Murdoch —dijo Kurt dando un todo de importancia  a sus últimas palabras.
-¡Llamémoslo entonces!… —exclamo Noah dirigiéndose al teléfono que comunicaba el departamento con la portería.
-Excelente idea cariño…—agrego Kurt siguiendo a su hijo.
Noah alcanzo el teléfono en puntas de pie y dijo un par de “holas” antes de que Kurt selo pidiera para el hacer la llamada, hablo con el portero y le comunico que Noah estaba con él en el departamento, recibió  algunas exclamaciones de alivio por parte del Señor Jenkins y Kurt termino pensando que ya estaba imprimiendo carteles que denunciaban a Noah como persona desaparecida.
-Listo… siempre es mejor avisar donde uno se encuentra —dijo Kurt colgando el aparato en su sitio
-¿Dónde buscaremos los formularos?
-Creo que si fue el “Papáblen” quien los guardo, deben de estar en su estudio —explico Kurt comenzando a avanzar hacia la escalera de la galería— ¿qué sucede cariño? —añadió al ver que su hijo se quedaba quieto como estatua.
-El estudio es su lugar “espesal”… ¡nadie puede entrar a su lugar “espesal”!, es una regla —dijo Noah golpeando su mano contra su palma abierta como si sentenciara algo irrefutable.
-Claro que no —respondió Kurt devolviéndose en sus pasos— pero creo que esa regla es posible de romper en caso de emergencia, vamos… —agrego comenzando a caminar de nuevo.
Noah se quedó quieto en su puesto con cara de circunstancia.
-Bebé, no hay problema… —insistió Kurt sonriendo— te diré algo, ¿qué tal?... —agrego sacando su teléfono del bolsillo— ¿Qué tal si lo llamamos y le preguntamos?,¿te quedarías más tranquilo si lo consultamos con él?
-Si… —dijo Noah exagerando un sí con su cabeza.
-Muy bien entonces… —dijo Kurt llamando a su esposo.

-¿Blaine?
-Kurt… hola… sé que es tarde, pero tengo que terminar esto que se me acaba de ocurrir —respondió Blaine desde el otro lado del teléfono.
-Lo sé… no llamo para reprenderte, ¿estás bien?
-Sí, de maravillas, creo que esas pastillas son un milagro.
-Lo son… ¿no…? ¿no te estas esforzando con algo?, ¿verdad? —pregunto Kurt alejándose un poco de Noah y disminuía el tono de su voz.
-No, por supuesto que no estoy aquí sentado con mi guitarra, todos los esfuerzos lo hacen los demás chicos de la banda.
-¿Seguro?
-Muy seguro, me tomare una foto y te la enviare para que me creas —dijo Blaine soltando una risa.
-Te creo, es solo que… ya sabes…
-Lo se… ¿está todo bien?
-¿Además que estoy muriendo de une angustia porque no estás aquí?
-Además de eso..
-Está todo bien, te llamo porque Noah quiere saber algo de su taller y…
-¡No Noah Anderson Hummel, “Desmond —exclamo el pequeño desde donde estaba.
-¿Escuchaste eso? —dijo Kurt mirando a su  hijo.
-Lo escuche… ¿Qué necesita saber Desmond?
-Necesita saber los horarios y la fecha de inicio, ¿me conto que te dieron unos papeles en la biblioteca?
-Si, claro que si…
-¿Dónde están?
-En el estudio, pero te advierto que no he tenido el tiempo de ordenar ni nada, así es que no te molestes.
-Si me molestara por el desorden en tu estudio, estaría la mayor parte del día molesto.
-Bueno, el asunto es que están allí, ¿por qué no entraste y ya?
-Porque  es tu lugar especial y hay reglas que impiden que cualquiera entre en tu lugar especial.
-¿Noah dijo eso?
-Hasta la última coma.
-Precioso…
-Bien, solo quería saber eso… ¿vuelve pronto?
-En una hora me tendrás para ti.
-Contare los segundos entonces… te amo… —dijo Kurt sin poder evitar emocionarse.
-Y yo a ti… adiós.
-Adiós… —dijo Kurt terminando la llamada.

-¿Que dijo?
-Dijo que estamos autorizados de entrar al estudio.
-Bien… —dijo Noah dando un par de saltos
-¿Estas seguro que es un formulario en papel bebé?, generalmente estas cosas se hacen vía electrónica —dijo Kurt avanzando con su hijo de la mano.
-Estoy seguro, nos dieron papeles en un edificio elegante y en la bibo… “biboleteca”,   el “Papáblen” los puso en una carpeta verde.
-¿Qué edificio elegante?
-No sé... uno… —respondió Noah encogiendo sus hombros.
-Muy bien… —dijo Kurt abriendo la puerta del estudio— ¿una carpeta verde dijiste?
-Si, como mi sweater, no este, el verde —corrigió poniendo cara de sabihondo.
-Busquemos entonces… —respondió su Papá poniendo el cara de frustración al ver tanto desorden. Habían partituras en casi toda la mesa de sonido, así como en la silla y en el mueble rincón, también revistas de música y un par de cajas con el “merchandising” de los primeros discos y que su antiguo sello se los había hecho llegar para que lo repartiera entre su fans club. El papelero estaba hasta el tope de hojas desechadas  y envases de diferentes golosinas y lo único inmaculado era el lugar donde guardaba la guitarra— creo que será imposible encontrar algo aquí —murmuro para si mirando a su alrededor.
-¡Papá, aquí esta! —exclamo Noah encontrando lo que buscaba de inmediato.
-¿Serás afortunado?, ¿dónde estaba bebé?
-Debajo de esas revistas.
-Pues debimos comenzar por allí, a ver… —dijo Kurt abriendo la carpeta— aquí están, mira… “Introducción a la flora nativa de nuestro país” niños de 3 a 6 años —leyó mostrándole la hoja a Noah.
-¡Yo soy de 3 a 6 años! —contesto el pequeño como orgulloso de pertenecer al rango hacia quien estaba destinado aquel curso.
-Claro que si… y este es el otro “Insectos en New York” —agrego enseñando la otra página— ¿hay insectos en New York?
-Si y  tienen muchos “nombes” y diferentes formas, son súper “sensasonales”.
-Seguramente lo son.
-¿Cuándo debo asistir?
-Pues aquí dice que comienzas la segunda semana de Julio, ¿Qué te parece?
-¿Escuchaste “Desmond”?, la segunda semana de Julio —dijo Noah mirando a su juguete— ¿falta mucho para la segunda semana de Julio?— agrego arrugando el entrecejo.
-Pues, según este calendario que está oculto tras tres latas vacías de gaseosa —respondió Kurt poniendo carde asco— es dentro de 20 días.
-20 es un número “gande”… —dijo Noah como apesadumbrado.
-Lo es, pero si lo miramos de otra forma, mañana solo faltaran 19.
-¡Es verdad! —exclamo el pequeño aplaudiendo alegría.
-Claro que si… ahora, salgamos de aquí o pienso que un ciervo puede emerger de entre tanto desorden… —dijo Kurt llevándose consigo la carpeta con los formularios.
-Dejaste caer algo… —advirtió Noah mirando con precaución a su alrededor, pensando porque lugar podría aparecer un ciervo grande y cornudo.
-¡OH!... tienes razón —contesto Kurt agachándose para recogerlos— ¿Qué es esto? —pregunto para si leyendo el encabezado— “Un Seguro de vida es una forma importante de decir Te amo”— leyó como murmurando.
-¡Papá que viene “servo”! —exclamo Noah desde la puerta.
-…
-¡Papá! —insistió el pequeño como nervioso.
-Cariño, no hay ningún ciervo, tranquilo…—aseguro Kurt continuando con la lectura
-¿Por qué lo dijiste entonces?
-Porque quise hacer una broma y parece que no me resulto, discúlpame bebé… —dijo mientras continuaba leyendo la póliza de seguros que al parecer su esposo había contratado sin contarle nada a nadie.

Septiembre de 2014






-Te amo… —susurro Kurt soltando un suspiro lleno de calor, ávido por el estremecimiento que le provocaba terminar de amar a su prometido. Blaine lo observo sobre él  un instante y le acaricio el cabello, le tomo la cara con una de sus manos y con la otra se impulsó para rodar con él sobre la cama mientras lo besaba, termino por sonreírle sobre los labios al percatarse que a las manos de su amado aun le quedaban ganas de seguir.
-¿Aun?... —respondió Blaine acomodado sobre él.
-Siempre… —dijo Kurt en medio de una risa al sentir las partes de su prometido adaptarse a las suyas— que nunca me falte tu amor Blaine Anderson —agrego tocándoles los rizos.
-Nunca… —respondió este dándole otro beso para situarse en su lado de la cama después.
-¿Cuándo fue la primera vez que dijimos eso? —agrego Kurt retorciéndose un poco, casi remolón, como si todo el acto amatorio  le quitara todas las energías en su cuerpo.
-Creo… —contesto Blaine moviéndose sobre el desorden de la sabanas— que fue cuando te vine a ver a New York de manera sorpresiva.
-Ah… cuando me trajiste mi súper sacapuntas —recordó abrazándose a su pecho.
-¿Aun lo tienes? —quiso saber Blaine mientras le rascaba la cabeza.
-¡Obvio que sí!... ¿por quién me tomas?...
-Por nadie, pero era una baratija, pensé y ya te habías deshecho de el.
-Pues yo, a diferencia tuya, guardo todo lo que me das… ¿no te acuerdas de mi “caja de preciosidades”?
-La recuerdo, pero cuando me la mostraste no vi allí el sacapuntas del que hablamos.
-Porque aún me es útil, por lo tanto lo llevo conmigo a todas mis clases.
-Era mi deseo de que así fuera… —dijo Blaine besándole la cabeza.
-Hablando de deseos… —añadió Kurt haciendo el ademan de levantarse.
-¿Qué?, ¿qué haces?, ¿dónde vas?...
-Dijiste que querías helado luego de… —respondió moviendo su cabeza como esperando que Blaine terminara la frase por él.
-Lo dije pero… vamos… quédate aquí conmigo, sabes que esta es mi parte favorita de todo el asunto —aseguro Blaine cogiéndole una mano para que no abandonara la cama.
-¿Acurrucarte es tu parte favorita? —pregunto Kurt levantando una ceja.
-Así es… ¿Por qué me pones esa cara?
-Porque habla bastante mal de mí y mi desempeño como amante si estar así quieto resulta ser tu parte favorita —sentencio recostándose nuevamente.
-¿”Desempeño como amante”? —repitió Blaine divertido.
-OK, no puedo creer que dije eso —dijo Kurt tapándose la cara con la sábana.
-Ni yo…—agrego Blaine soltando una risa mientras se ocultaba como él.
-Pues tú tienes la culpa por las cosas que se te ocurren, me obligan a decir cosas que no quiero.
-En todo caso, si precisas saberlo, no tengo ninguna queja de ti, ni de tu desempeño como amante—dijo Blaine mirándolo tan fijo que Kurt pensó que si hubiese sido biológicamente posible, habría quedado esperando tres bebés como mínimo— pero… —agrego sonriendo al ver el rubor en el rostro de su prometido— no tengo porque ocultar que abrazarte…—prosiguió envolviéndolo con sus brazos— y quedarme así junto a ti con mis manos sobre tu corazón latiendo, es algo que podría hacer por el resto que me queda de vida.
-Eso sonó más bien como una sentencia ejecutoriada en un tribunal.
-¿Un tribunal del amor? —dijo Blaine besándole el cuello.
-¡Pero qué cosa tan  cursi Blaine Anderson futuro Hummel! —exclamo riendo.
-Lo se… —agrego soltando una risa también.
-¿Puedo preguntarte algo? —dijo Kurt volteándose para quedar frente a frente con él.
-Siempre… —respondió Blaine ocultando sus manos entre su pecho y el de su prometido.
-¿Tienes algún miedo que quieras confesarme?
-¿Miedo?
-Sí, miedo…
-¿Cómo a las arañas o algo? —pregunto Blaine arrugando al nariz.
-No, obvio que no, me refiero… a… algún miedo o inseguridad que te invada antes de que nos casemos.
-No.
-¿Seguro?
-Seguro, ¿por qué habría de tenerlo?
-Porque todos los tienen antes de dar el gran paso.
-Pues yo no, mis sentimientos son claros, ¿tú tienes alguna inseguridad de la quieras hablarme? —quiso saber Blaine echándose un tanto hacia atrás.
-Tengo muchas en realidad —respondió Kurt como si nada.
-¿Muchas?... —repitió Blaine tomándose una oreja y sintiendo un poco de pánico.
-Si muchas…
-¿Cómo… de lo que sientes por ejemplo?
-No, no de lo que siento,  el amor que siento por ti es indudable, obvio que no… te amo con toda mi alma y solo contigo me siento seguro, amado y… que mi Madre que está en cielo no escuche, como el más sexy de los hombres.
-Ok…
-¿Te asustaste? —agrego acomodándose en las almohadas.
-Un poco…—respondió Blaine haciendo lo mismo en su lado de la cama— pensé que tu siguiente movimiento seria el devolverme el anillo.
-¡¿Estás loco?!, aunque termináramos no te devolvería el anillo, ¡me encanta! —exclamo mirándose la mano.
-Eres único Kurt Hummel, y eso me convierte a mí en el hombre más afortunado del mundo—dijo Blaine acercándose para besarlo.
-Claro que lo eres, te lo dije una vez —contesto Kurt dejándose besar los labios, el cuello y el pecho— ¿podemos hablar de esto?, ¿verdad?
-De que… —dijo Blaine más concentrado en las formas de su prometido que en la charla seria que este quería entablar.
-¡De lo que se nos viene!... mira… yo empezare… ¿de acuerdo? —sentencio Kurt apareciendo de debajo de las sábanas, para sentarse recto en la cabecera de la cama.
-De acuerdo… —dijo Blaine buscando un sitio en frente y tapando su virilidad con una de las almohadas.
-Bien… creo que mi mayor temor es… —comenzó a decir Kurt mirando el infinito.
-Creo que si tienes que pensarlo tanto…—dijo Blaine riendo.
-No Señor Anderson futuro Hummel, solo estoy dando un poco de suspenso al asunto —replico con cara de interesante mientras se arreglaba en busca de comodidad.
-Muy bien entonces —agrego Blaine inclinándose hacia unos de sus lados de una forma tan sexy,  que hizo que su prometido se acalorara nuevamente— ¿Qué?— dijo mirando por sobre su hombro.
-¡Nada!...—exclamo— nada, en absoluto…—repitió soltando un suspiro— ¿me amarías aunque me quede calvo? —añadió levantando una ceja.
-¿Qué?
-Lo que escuchaste, ¿me amarías aunque perdiera todo mi pelo?
-¿Ese es tu miedo?, ¿algo que podría suceder dentro de por lo menos 50 años?
-Yo creo que menos, enfrentémoslo no se puede luchar contra la genética y yo ya estoy notando un par de entradas que aunque me esfuerce en disimular ya se están apreciando —dijo Kurt tocándose la cabeza a la altura de las sienes.
-Kurt, tienes 21 años, es imposible que quedes calvo en un futuro cercano.
-¡Pero es algo que sucederá querámoslo o no!… ¿me amarías igual?, y di que sí, te lo ruego, porque ya sería suficiente sufrimiento no tener trabajo como para agregarle el que tú me dejes —insistió Kurt gesticulando con sus dedos dos pequeñas piernas que caminan y se alejan de algún lugar.
-¿Por qué no tendrías trabajo?
-¿Quién quiere contratar un calvo para un musical en Broadway?, ¡no existen calvos en musicales en Broadway!
-¿Qué hay de “The King and I”?
-Ese es uno en un millón y no creo que me sienta cómodo en esas vestimentas de la Siam del 1800.
-Creo que con lo que no estarías cómodo es con que tu co-estrella tenga ropa más elaborada que la tuya.
-Tal vez, pero el asunto es que no hay actores calvos.
-Hay cientos de actores que son calvos y que por lo demás son bastante guapos —aseguro Blaine mientras le acariciaba el pie que se asomaba entre las sábanas.
-¿Por ejemplo?, y por favor  no digas  Mitch Pileggi, porque creo que tu eres el único que lo encuentra atractivo en el mundo —termino por decir Kurt haciendo un gesto como si encontrar atractivos a hombres pasado los sesenta fuera algo  de lo más increíble.
-Primero eso no es posible y segundo no sé porque mencionarlo es importante tampoco, pero bueno… ¿Qué tal Patrick Stewart?
-¡¿Que acabo de decir sobre los ancianos?!, además solo lo mencionas a él porque tiene que ver con tu novio Wolverine.
-¡No lo digo solo por eso! —exclamo Blaine dándole un mordisco en el dedo gordo del pie y que causo en Kurt un retorcijón feliz y gracioso en todo su cuerpo— y debes saber que ambos están en muy buena forma, pero si quieres que mencione a alguien más joven, ¿qué tal Vin Diesel?
-Yo nunca podría tener esa clase de músculos, ¿crees que podría tener esa clase de músculos? —respondió Kurt apuntándolo.
-¡Esta bien me rindo! —exclamo alzando uno de sus brazos en señal de rendición— además no sé porque piensas que quedaras calvo.
-Genética Blaine, ¿primer año de secundaria?, ¿Mendel y sus leyes?
-Bueno, ¿qué tal si yo tengo miedo a ganar unos cuantos kilos y que tú no quieras una versión más robusta de mí? —pregunto Blaine volviendo a sentarse.
-Eso es diferente y bastante estúpido.
-¿Por qué?
-Porque si… —respondió Kurt cruzándose de brazos.
-OK, déjame entender, que tu tengas miedo a quedar calvo, cosa que por lo demás no me importaría, es normal. pero que yo…—agrego Blaine llenando su panza de aire, como si simulara tener unos 30 kilos demás— ¿es estúpido?  
-¿Dijiste que no te importaría?
-Si…
-¿De verdad?
-¡Obvio que no!, te seguiría amando igual y me encargaría personalmente de comprarte una colección de sombreros.
-Eso fue muy dulce… —interrumpió Kurt haciendo un gesto infantil— y yo también te seguiría amando aunque fueras obeso, pero deberías darte cuenta que eso se puede quitar con dieta y ejercicios, en cambio mi destino genético no se arregla con nada, ni con los cientos de sombreros del “Atelier de Victor Osborne”  que me compraras.
-Ese lugar es bastante caro para ser una fábrica de sombreros.
-¿Estás pensando en comprarlos dónde? —quiso saber Kurt levantando una ceja.
-No lo sé… ¿una tienda por departamento?, ¿Wallmart?
-¡Ay!, creo que me va a dar algo… —añadió tragando saliva como si tuviera acidez estomacal repentina
-¡Estoy bromeando!, por supuesto que de ese “atelier” serán todos sus sombreros, te lo prometo.
-Muy bien…—dijo Kurt soltando una risa— ¿por qué hablamos de esto? —añadió sonriendo más.
-No lo sé, tú sacaste el tema  a colación —respondió Blaine moviéndose en la cama para buscar el pecho de su prometido.
-Bueno… —dijo acomodándose— podemos atribuírselo a la saturación de endorfina que tenemos ahora —agrego mientras le acariciaba la espalda.
-Excelente respuesta.
-Ahora sigamos… segu…
-¿Si… gamos? —interrumpió Blaine incorporándose un poco.
-¡Con la exposición de nuestros miedos e inseguridades!, ¿qué más?
-Ah… eso… —añadió Blaine con tono decepcionado— pensé que… tal vez… ya sabes… —dijo moviendo sus cejas.
-Pues comprométete  con el momento Blaine Devon Anderson.
-Bien…—dijo volviendo a usar la panza de su prometido como almohada— segundo…
-Segundo… ¿no te da miedo que sea yo la última persona con la que tengas intimidad?
-¿Como?
-Eso, es un hecho que el mayor temor de todos y por lo que muchas veces desisten de casarse es porque nunca más van a volver a dormir con otra persona, a no ser que se den un tiempo o algo…
-Pues espero que nosotros nunca hagamos eso —dijo Blaine comenzando a  incomodarse.
-Por supuesto que no, pero dime qué opinas de lo que acabo de decir.
-Opino que es de lo que se trata el matrimonio, fidelidad hasta la muerte, ¿o no?
Kurt se silenció un instante como dudando de la respuesta que acaba de recibir.
-¿Que?
-Bien, te creeré que me seguirás amando a pesar de ver mi cara todos los días por años y años… ahora dime tu uno de tus miedos.
-Yo no tengo ninguno, te lo dije —respondió Blaine cubriéndose la espalda con uno de los cobertores.
-Eso es imposible Blaine… ¿qué tal lo que te dijo Santana ese día en la cafetería?
-Pues tú me dijiste que era mentira, por lo tanto me quede tranquilo.
-No te creo
-¿Por qué no?
-Porque no te creo.
-Esa es una respuesta que daría uno de nuestros hijos si le pidiéramos explicaciones por algo.
-¿Has pensado en eso?
-Siempre pienso en eso…
-…
-¿Qué?
-Nada... es decir… ¿te imaginas si no nos hubiéramos dado una segunda oportunidad?
-No me gusta hablar de eso, además me recuerda una pesadilla que tuve.
-Pero imagina cuan diferente seria nuestra vida si todas las decisiones que nos han llevado hasta este instante hubiesen sido diferentes.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo, ¿qué tal si después que terminamos no nos hubiésemos vuelto a ver?, ¿o qué tal si Madame Tibideaux no me hubiera aceptado finalmente en NYADA?
-O si yo hubiera vuelto a Dalton —dijo Blaine delineándole el ombligo.
-¿Cómo? —pegunto Kurt como impactado.
-Eso… —agrego encogiendo un hombro.
-¿Por qué habrías de volver a Dalton?
-Porque la razón que me llevo a Mackinley eras tú y como ya no estabas…
-¡No puedo creer lo que me estás diciendo! —exclamo incorporándose, obligando con ello a su prometido a hacer lo mismo.
-¿Por qué?
-¡Por que sí!, imagina si te hubieras devuelto a tu antigua escuela, ¡con Sebastian rondándote las 24 horas!
-Pero nada de eso paso…
-Porque te arrepentiste, ¡gracias a Dios! —exclamo Kurt alzando y dejando caer sus brazos.
-De hecho fue Sam quien me convenció —explico Blaine apoyando su espalda en la pared y las almohadas.
-¿Sam?... ¿Por qué nunca me habías contado esto?
-¿Por qué no tenía importancia?
-¡Claro que la tiene!, ¿ves que todas las circunstancias nos llevan al resultado que tenemos hoy?, imagina si el Papá de Sam nunca hubiera recibido esa oferta de trabajo y jamás, ¡JAMÁS! Sam hubiese pisado Mackinley, no habría existido nadie que te convenciera de no volver a Dalton… ¡por Dios!… quizás a quien hubieses conocido en ese tiempo… —dijo Kurt llevándose las manos a la boca.
-Kurt…
-No Blaine, de verdad, me habrías olvidado al segundo que te hubieras puesto el blazer de los Warblers, ¡por Dios!,  hubiera perdido todas mis oportunidades contigo —añadió tomándose el pecho casi angustiado.
-Pues tu no pensabas mucho en mí en ese tiempo.
-¡Claro que pensaba en ti!, siempre he pensado en ti, lo de Adam fue un error de principio a  fin, si no hubiera estado enojado contigo, jamás me habría involucrado con él… ¿qué? —dijo al ver que su prometido se le quedaba viendo.
-Eso sería entonces…
-Eso sería que… —dijo Kurt girando su cabeza para mirarlo a la cara.
-Un miedo que podría confesarte… todos esos “hubiera” que acabas de mencionar y que de alguna u otra forma nos llevaran a una realidad paralela en la no estaríamos juntos, en la que amarte solo fuera el recuerdo del sabor de ti en mi boca o la imagen de tu cuerpo en mi cabeza, así es que ahí lo tienes, los verbos conjugados en tiempo condicional en nuestra historia son los miedos e inseguridades que podría confesarte —dijo Blaine cogiéndole una mano.
-Te amo Blaine… —dijo Kurt un poco emocionado.
-Y yo te amo de vuelta Kurt…
-Menos mal que ninguno de esos tiempos verbales resulto ser verdad —agrego sonriéndole.
-Menos mal… —añadió Blaine besándole al mano.
-Ahora…—dijo Kurt subiéndose sobre él— ¿sabes a que tiempo verbal no debemos temer?—pregunto tomándole la cara.
-¿A cuál? —quiso saber Blaine mientras le acariciaba la espalda.
-Al presente futuro esposo… al presente…—respondió  besándolo con ganas renovadas

Diciembre de 2010






-Al menos no está con la toalla en la cintura… —dijo Kurt para sí mientras se estacionaba en la entrada de Dalton, toco la bocina un par de veces para llamar la atención de su amigo y le hizo una seña de saludo más efusiva de lo que tenía previsto— Ok, eso fue bastante inapropiado— volvió a murmurar entre dientes mientras esbozaba una gran sonrisa.
Blaine se levantó de donde estaba, tomo un abrigo desde el asiento y se lo puso mientras se acercaba al auto, cada paso que daba era como ver al protagonista guapo de un comercial de perfumes o de una marca de ropa distinguida, a medida que avanzaba parecía que era el dueño de todo, hasta de la gente a la que le hacía guiños, saludaba a todo cuanto veía al tiempo que se abotonaba la chaqueta y el abrigo elegantes que vestía, casi al llegar hasta donde estaba Kurt termino por acomodarse la corbata dando con ello a sus manos un movimiento viril y sexy.
-Te odio Blaine Anderson… —dijo antes que su amigo terminara por subirse. Se arreglo un poco el cabello en el espejo retrovisor y comprobó el estado de su aliento con una mano cerca de su boca tal y como si esa cita amistosa pudiera involucrar algún tipo de contacto entre sus labios y los de Blaine Anderson— hola… —agrego disimulando.
-¡Hola Kurt! —respondió Blaine estrechándole la mano— ¿Cómo estás? —agrego cerrando la puerta y poniéndose el cinturón de seguridad.
-Bien… ¿tú?... —pregunto dando un suspiro.
-¡Excelente!… ¿Qué tal?, ¿elegante?, ¿no es así? —dijo Blaine quitándose el abrigo y abriendo sus brazos para enseñar el traje que había escogido para la presentación en “Kings Island's Christmas Spectacular".
-Mucho… ¿creí que irías con tu uniforme? —respondió Kurt mirándolo de reojo.
-Pues así lo había decidido, pero luego me llamo la chica con la que cantare para preguntarme si usaría el uniforme porque ella quería usar un vestido, de ahí la decisión.
-Me alegro que te hiciera cambiar de atuendo además te ves muy bien… ¿es un traje nuevo?
-Lo es… conseguí la tarjeta de mi Mamá y me aproveche de la situación.
-Pudiste haberme invitado, amo las compras, en especial si involucran tarjetas de crédito —aseguro Kurt mirando hacia atrás y hacia un lado para salir del estacionamiento con la mayor de las precauciones.
-Bueno, me lo compre ayer, y te iba invitar luego que ensayamos, pero como después que te visito ese profesor tuyo…
-Ex profesor —corrigió Kurt como si importara.
-Ex profesor —repitió Blaine mirándolo medio raro— el asunto es que me despiste y termine por no invitarte, lo siento —añadió arrugando la nariz.
-No hay problema, pero de ahora en adelante, quiero que sepas que tengo una gran debilidad por las compras y las tarjetas de crédito, en especial si son conseguidas de manera ilícita.
-Lo tendré en cuenta —dijo Blaine manipulando la radio— ¿Qué es esto? —pregunto tomando un papel doblado que había entre la palanca de cambios y la radio.
-¿Qué cosa? —pregunto Kurt como descuidado.
-¿Este papel? —insistió Blaine meneándolo de un lado a otro.
-¡Ah!... son indicaciones de cómo llegar al bendito Mason.
-Pero yo te dije que sabía cómo llegar, ¿no confías en mí?
-¡Claro que confío! —exclamo Kurt casi ofendido— pero siempre es bueno tener una segunda opinión y “Google” siempre nos brinda buenas segundas opiniones —añadió deteniéndose en una luz roja.
-En resumen no confías… pero está bien… guíate por tu mapa, yo no diré nada al respecto —dijo Blaine levantando sus brazos como desligándose de los posibles problemas que resultaran en aquella travesía.
-¿Te molestaste? —pregunto Kurt sonriendo.
-No, solo digo lo que digo, además no puedo competir contra “Google”
-¡Bien!, seguiré tus instrucciones, pero si nos extraviamos y llegamos tarde a tu presentación no me culpes.
-Jamás lo haría… y tengo razón en hacer valer mi posición, porque mira… —insistió Blaine señalando un punto de la hoja— ¿ves porque carretera te envía?
-Voy conduciendo a 80 kilómetros por hora no podría mirar ni a Ricky Martin si se asomara por la ventana.
-OK, el asunto es que te recomienda irte por la “Lack Nicklaus FWY oeste”, ¿verdad?
-Voy conduciendo… —insistió Kurt como cantando.
-¡Claro, claro!... pero lo que digo es que si escoges esa ruta, terminaras agregando casi 20 minutos al viaje, en cambio si te vas por esa misma autopista pero por el lado este, nos ahorramos casi media hora de viaje —explico Blaine creyéndose director de tránsito.
-¿De verdad? —pregunto de vuelta echando un ojo al mapa— creí que tomando esa alternativa pasábamos por Columbus .
-Y pasamos, pero aun así es menos demoroso, debes tomar la siguiente salida —indico Blaine apuntando al cartel que indicaba aquello.
-Muy bien… —dijo señalizando y tomando el carril inmediato al que utilizaban— ¿a qué hora es tu presentación?
-Tenemos tiempo, no te preocupes —respondió Blaine limpiando su traje y ajustando sus colleras.
-¿Esto es “cashmere”? —quiso saber Kurt extendiendo su mano para tocar la solapa del traje de su amigo.
-Lo es…
-A tu Mamá le dará un ataque cuando le llegue la cuenta —agrego tocándole el hombro y parte del pecho.
-Pues ella me dijo que comprara algo bonito y esto es lo más bonito que encontré —señalo Blaine sonriendo al ver que su amigo lo seguía tocando sin pudor alguno.
-Te hará cortar el césped por el resto de tu vida, espero y lo hayas considerado.
-Lo considere… ¿ya te convenciste? —pregunto mirando la mano de su amigo que ahora estaba posicionada casi cerca de los primeros botones.
-¿De qué?
-De que es la tela que te digo…
-¿Cómo?... —exclamo mirándolo y olvidando que conducía.
-Kurt… —dijo Blaine señalando la carretera.
-¡Oh!... —añadió poniéndose colorado— lo siento… es que es muy… muy suave… —añadió carraspeando y concentrándose nuevamente en la ruta— bien… creo que vamos por buen camino— dijo leyendo un letrero luminoso que decía “Columbus les desea felices fiestas”
-Claro que si… oye, ¿qué harás para Navidad?
-Estar con mi Papá, Carol y súper medio hermano Finn.
-¿Son tradicionales en tu casa?
-Lo son, cena, villancicos y regalos, parecemos vitrina de “Macy’s”
-¿De verdad?
-Suenas sorprendido.
-Bueno, no “sorprendido”, pero nunca creí que con un hijo adolescente fuera posible seguir manteniendo las tradiciones, dos en este caso.
-¿En tu casa no es así?
-No mucho… —respondió Blaine mirando por la ventana.
Kurt arrugo su entrecejo y lo miro un instante, indeciso si debía seguir la conversación por ahí o mejor cambiaba de tema a uno que no hiciera que su amigo se mostrara cabizbajo y desanimado.
-De cualquier manera las fiestas de fin de año estas sobrevaloradas —dijo Kurt rompiendo el silencio que se había vuelto medio incomodo— ¿me acompañaras al centro comercial?
-¡Verdad que querías que te acompañara! —dijo Blaine rascándose la cabeza.
-¿Lo olvidaste?, ¿no puedes? —pegunto Kurt molestándose un poco.
-Ni lo uno ni lo otro, es solo que hoy me llamo Trent porque estoy con él en un grupo de laboratorio y hay un informe que está pendiente y que supuestamente debía redactarlo yo —explico Blaine haciendo el gesto de comillas en supuestamente.
-¿Y no tenías que hacerlo?
-No que yo me acuerde… aunque en realidad he estado tan concentrado en esta presentación que deje los deberes de lado.
-Otra razón más para que tu Mamá agregue el lavado de los platos a tu castigo por gastar más de lo permitido —dijo Kurt mirándolo un instante— ¿harás eso entonces?
-Debo, pero mañana no tengo problema, nos juntamos en el centro comercial y puedes disponer de mi tiempo como quieras… dobla aquí…
-¿Aquí?
-Si…
-¿Seguro?
-Seguro, quiero enseñarte algo que hacen aquí desde hace tiempo y que lo visito desde que tengo uso de razón.
-¿Qué cosa?... ¿tenemos tiempo?
-Ya te dije que lo tenemos, en la próxima a la derecha.
-¿Cómo sabes lo que sucede en este pueblo perdido en el mundo? —quiso saber Kurt siguiendo las instrucciones que le dieran.
-Columbus es más conocido que Weterville, incluso que Lima, así es que…
-¿Pero cómo lo conoces tú?
-Mis Padres y sus deseos de crear lazos, gira allí donde dice “Museo de arte”.
-¿No me llevaras a una exhibición de cartas de alguien para otra persona?, ¿o sí?
-No… tranquilo, ¡estaciona allí! —exclamo como si el lugar que indicaba era el último lugar para aparcar en todo el universo conocido y por conocer.
-Este Blaine de las festividades es bastante diferente al Blaine del resto del año… es un poco intimidante en realidad —dijo Kurt deteniendo el auto.
-Soy el mismo no exageres —agrego bajándose del auto— ¡esto te encantara!
-¿Estás seguro que tenemos tiempo?... ¡Blaine! —exclamo sin obtener respuesta, se bajo tras su amigo y lo siguió por lo que parecía ser el centro cívico de aquella ciudad— ¡oh por Dios!— agrego al ver la exhibición navideña que se levantaba en uno de los edificios más altos del centro de Columbus, habían miles de luces en los arboles de diferentes colores y formas, además de una escena de la Natividad tamaño natural y que tenía tantos detalles que parecía y eran personas de carne y hueso en vez de estatuas— Blaine… que bonito —agrego llegando hasta donde él estaba.
-¿Ves que valió la pena tomar esta ruta?
-Claro que la valió… esas figuras son súper reales.
-¿Creerías que tienen más de 80 años?
-¡Mentira! —exclamo dándole un empujón con sus hombros.
-Es la verdad, el fundador de esta compañía de seguros lo regalo a la comunidad en 1932, claro que al principio era como la aldea de Santa Claus, pero derivo finalmente a esta escena del nacimiento de Jesús, creo que para darle un toque más artístico y no tan…
-¿Pagano?
-Algo así… ¿te gusto?, sé que no eres religioso, yo tampoco, pero lo miro como una pieza de arte bastante admirable.
-Lo es Blaine… —respondió Kurt soltando un suspiro y pensando que hasta podría sentarse a escuchar misa si le aseguraban que Blaine estaría a su lado. Este pudo notar que su amigo se le quedaba viendo y lo observo un instante de vuelta con la más maravillosa de las sonrisas.
-¿Nos vamos? —dijo Blaine señalando su reloj.
-Claro… además una escena de la Natividad sin el niño Jesús es como “Dick Clark's New Year's Rockin' Eve” sin Dick Clark.
-Claro… —dijo Blaine soltando una risa.
-Gracias por enseñarme esto Blaine.
-De nada y ahora entenderás mi insistencia por tomar la ruta del lado este.
-La entiendo y la comparto —respondió Kurt abriendo la puerta del auto— ¿me dijiste que tu amiga usaría un vestido? —pregunto subiéndose y haciendo hincapié en lo de “amiga”.
-Así es… y no es mi amiga, la he visto como tres veces y mantengo lo de que tu cantas mejor que ella —Kurt sonrió medio chueco y engreído.
-Como sea… ¿de qué color es?
-¿La chica?
-¡No!… el vestido —dijo encendiendo el auto otra vez para retomar el camino.
-No lo sé —contesto Blaine volviendo a lo de la radio para dejar un villancico.
-¿Cómo que no lo sabes?... llámala y pregúntaselo, ¿te sabes su número?
-Sí, pero… para que he de llamarla —contesto tomando el teléfono que le arrojaba su amigo.
-Solo llámala y pregúntaselo, ¿acaso ahora eres tú quien no confía en mí?
-Está bien… —respondió buscando el número.
Kurt lo miro de reojo un par de veces mientras hablaba pensando a la vez que no era posible que hasta hablando por teléfono con una chica que ni siquiera lo estaba viendo, Blaine se comportara de esa manera tan coqueta y seductora, negó con la cabeza un instante y se concentró en los letreros que indicaban que Mason estaba a menos de 30 minutos.
-Dorado… —dijo Blaine terminando la llamada.
-¿Qué cosa?... ¿¡EL VESTIDO!? —exclamo Kurt como impactado.
-Sí, ¿por qué te espantas?
-¡Porque es un vestido dorado!, ¿qué se cree?, ¿un premio de la academia?.
-Tal vez lo hizo para que se viera navideño o algo —respondió Blaine abriendo y cerrando sus manos como si simulara unas luces intermitentes.
-Bueno si quieres hacerlo navideño, vístete de rojo, incluso verde… ¡o blanco por todos los cielos!, ¿pero dorado?… ¿dorado?... ¡asco!
-No la juzgues hasta que lo veas —acoto Blaine tratando de poner calma en lo que parecía y era un desastre “fashionista”.
-Dorado… ¿a quién se le ocurre? —murmuro mirando a su alrededor.
-¿Para que querías saber de todos modos?
-Porque sería súper extra lindo que tu llevaras un detalle en tu traje que combinara con el vestido de ella, pero ahora que sé que es dorado…
-¿No se te ocurre nada?
-Nada que no sea tan ridículo como un vestido dorado… sin embargo… —dijo encendiendo la intermitente para señalizar que giraría a la derecha.
-¿Qué haces?
-Allí hay una estación de servicio con una tienda, acompáñame.
-¿Para qué?
-Porque, mientras yo cometo un delito federal, tu distraes a la chica que atiende con todos esos ademanes que te sabes, además de comprar un café por supuesto —dijo deteniéndose frente a la puerta.
-¿Que?
-Vamos… —agrego bajándose del auto.
-¡Kurt!...
-Vamos… —insistió caminando rápido.
-¿Qué vas a hacer? —pregunto Blaine hablando entre dientes como si la dependienta que se encontraba en la barra con cara de sueño pudiera oírlos a través de la puerta vidriada— mira que no me gustaría conocer a tu familia en un precinto policial.
-¿Cómo?
-Eso, soy responsable por ti y si debo conseguir tu fianza no me quedaría más remedio que llamarlos a ellos— Kurt sonrió sintiéndose importante— ¿que vas a hacer?— insistió.
-Yo sacare una cosa de ese árbol navideño mientras tu compras el café, ¡vamos los Warblers deben mantenerse unidos! —exclamo haciendo un gesto entre fraternal y circense.
-En la música y la escuela, no en la complicidad de actos reñidos con la ley.
-¡Vamos! —insistió Kurt alargando las vocales.
-¿No resultaría mejor comparar cualquier cosa que necesites?
-Bien, si hay lo que necesito lo agrego a la cuenta… ¿tu pagaras verdad?
-¡Obvio que sí!
-Muy bien, agrega un “muffin” de arándanos entonces —añadió Kurt sonriendo mientras abría la puerta.
-Kurt…
La dependienta escucho la campanilla que colgaba de la puerta e hizo un gesto como si recién se despertara, Kurt le hizo una seña con su cabeza a su amigo para que se dirigiera a la barra y poder así comenzar a recorrer los pasillos sin problema.
Se concentró en mirar las góndolas en busca de lo que necesitaba para seguir el consejo de Blaine y comprarlo en vez de robarlo como lo tenía planeado, sin embargo solo pudo encontrar lo que necesitaba en el árbol que adornaba el centro de la tienda conveniente, le echo un ojo a su amigo que al parecer se había tomado muy apecho eso de coquetear con la dependienta, la hacía reír con las cosas que decía y esta lo miraba como si nunca hubiese visto a un hombre en su vida. Kurt tomo algo desde árbol e inmediatamente salió de la tienda pronunciando el nombre de Blaine seguido de un gesto como si señalara un reloj en su muñeca. Este se despidió de la chica y Kurt pudo observar que le entregaba un papel, tal vez con su número teléfono o quizás que más.
-¿Cometiste el delito federal? —pregunto Blaine saliendo de la tienda con dos cafés en una mano y una bolsa de papel en la otra.
-“Bien sûr, mon ami!” —contesto sonriendo mientras avanzaba hacia el auto.
-¿Y que era?, ¿no robaste licor?, ¿o sí? —quiso saber Blaine mirando hacia atrás.
-No, tranquilo —respondió sacando una cinta dorada y ancha de su bolsillo.
-¿Una cinta?, ¿para eso me hiciste arriesgar mi vida y libertad? ¿por una cinta?
-Primero eres un exagerado, segundo, no es cualquier cinta y tercero no tuve otra opción que… “tomarla prestada”—aclaro Kurt desatando el lazo y comenzando a estirarla al calor del capó del auto.
-¡Vaya si eres ingenioso!
-Bueno, si estas en medio de la nada con tu Papá tratando de armar una fogata y una carpa de 3 por 2, no te queda más que recurrir al ingenio para lucir remotamente decente —explico Kurt mientras estiraba la cinta con mimo.
-¿Me vas atar o algo? —pregunto Blaine tomando un sorbo de café.
-No, dejemos lo sadomasoquista para más adelante en nuestra relación… —dijo como murmurando.
-¿Cómo?
-Que voy a hacer algo para que luzcas mejor —respondió acercándose con la cinta en sus manos. En un movimiento rápido le dio cuatro dobleces y dejo las puntas hacia arriba, miro un instante a su amigo a los ojos y soltando un poco de aire se acercó más, le guardo la cinta en el bolsillo delantero de la chaqueta simulando un pañuelo y termino por retroceder algunos pasos para ver cómo se veía— ¡perfecto! —exclamo sonriendo y dando un par de aplausos.
-¡Wow!... —dijo Blaine mirándose el bolsillo hacia abajo— estoy impresionado —agrego mirándose en el espejo de una las puertas— ¡quedo perfecto!, ¡gracias Kurt!
-De nada, y ahora si que podrás presumir que tú y esa mujer hacen el mejor de los duetos —sentencio Kurt dando los últimos toques a la “cinta/pañuelo”, se situó tan cerca de su amigo que pudo identificar el perfume, la crema de afeitar y hasta el dentífrico que este había usado antes que de su boca saliera olor a café de grano.
-Deberíamos de irnos —dijo Blaine sintiéndose un poco extraño.
-Claro… —contesto Kurt sin moverse ni un poco siquiera.
-Si quieres que conduzca yo deberías estar dispuesto a que nos lleven detenidos.
-¿Cómo?... ¡no!, ¿como vas a conducir ni siquiera tienes licencia?… yo te conduciré, es decir el auto, yo manejare el volante… las carreteras de Mason no son un juego —termino por decir Kurt moviendo sus manos como si ya las tuviera sobre el volante.
Blaine sonrió engreído y se subió al auto primero
-¡”Kings Island's Christmas Spectacular” allá vamos! —exclamo Kurt con un puño en alto como si fuera un superhéroe a punto de iniciar el vuelo, cerró los ojos e hizo un gesto de arrepentimiento avergonzado mientras rodeaba el auto para subirse, casi pensando que aquello era lo más estúpido de hacer en cualquier ocasión, en especial en frente a Blaine Anderson.

Diciembre de 2027






-Cariño… deberíamos de entrar, ya no te resulto esta cosa —dijo la Señora Anderson tratando de abrigar su cuerpo dando pequeños saltos.
-¿Cómo qué no?... ¡mira a tu alrededor!, ¿hay nieve acaso?
-Aquí no había “neve” de antes… —sentencio Lizzie tratando de mirar por el hueco que quedaba entre su gorro y la bufanda extra abultada que tenía en su cuello.
-Creo que deberías probarla en la calle abuelito —señalo Henry apuntando en esa dirección.
-¡Excelente idea Henry! —exclamo el Señor Anderson entusiasmándose más que sus nietos.
-¡Pero ahora no! —dijo su esposa levantando sus manos como si pusiera orden a una clase particularmente desordenada.
-¿Por qué no “AbuAnderson”? —quiso saber Lizzie acomodándose el gorro.
-Porque ahora cenaremos linda… ¿no tienes hambre? —respondió su abuela enculillándose frente a su nieta.
-Un poco… —dijo la pequeña encogiéndose de hombros
-Pues yo diría que mucho… ¡esta pancita está vacía! —exclamo haciéndole cosquillas sobre la ropa de abrigo.
-¡No “Abu”!…. —dijo Lizzie riendo de buena gana.
-Amor, ¿no podemos cenar más tarde?, ya le encontré la maña a esta cosa y creo que la idea de Henry es…
-¡Súper perfecta! —grito el chico con un brazo en alto y terminando la frase de su abuelo.
-¿Ves? —insistió el Señor Anderson volviendo a encender la máquina.
-No cariño, la cena la trajeron hace ya bastante y sabes bien que a Cooper no le gusta cuando a la salsa se le forma esa cosa como nata —explico la Mamá de Blaine poniendo la cara de asco que pondría su hijo mayor frente a esa situación.
-Tienes razón —dijo el Señor Anderson soltando un suspiro como de decepción.
-¿No seguiremos con la maquina? —pregunto Henry limpiándose el frio de su nariz con uno de sus guantes.
-No, pero mañana —advirtió su abuelo alargando las vocales y abriendo más sus ojos.
Henry sonrió en complicidad con su abuelo.
-Adentro entonces —dijo la Señora Anderson dando unos aplausos que llamaban al orden nuevamente.
-¿Adentro?, ¿Ya no hay más diversión? —dijo Cooper llegando al patio, comía un bastón de dulce y se habia puesto una chaqueta como de montaña que lo cubría casi entero.
-No hijo, la cena ya llego cariño —advirtió su Madre mientras le arreglaba el cuello extra mullido.
-¿Pero si acabo de llegar?
-Lo siento cielo —insistió la Señora Anderson caminando hacia la entrada—¿tu hermano cariño?
-No lo sé… estará con mi cuñado, lo vi subir hace un minuto.
-¿Kurt llego?
-Así es… —dijo medio enredado por el dulce que insistía en comer.
-Genial entonces, ¡no más retrasos y a cenar! —exclamo apuntando hacia adentro.
-Mamá… este traje que me conseguiste… creo que esta genial —murmuro Cooper cerca del oído de su madre.
-¿Si?... ¿está bien de talla?, mira que no recordaba bien cuál era la tuya y cuál la de Blaine —respondió moviendo sus manos cerca de sus sienes, como si los datos de sus hijos estuvieran todos revueltos en su cabeza y necesitase ordenarlos de manera urgente.
-Vamos… ¿de que estas hablando?, yo le gano como en cinco tallas al “Mister Squirrel”… de lo contrario este pantalón, me llegaría a la rodilla —respondió Cooper mostrando un poco una de sus piernas. Lizzie noto aquello y se quedó como de piedra. Abrió sus ojos lo más que pudo y con la boca abierta permaneció observando el pantalón rojo con ruedo de piel blanca que usaba su tío.
-Muy bien entonces, ahora cariño, ¿le avisas a tu hermano y Kurt que está todo listo para cenar?
-¡Mamá!.. iba a sentarme —rezongo Cooper como si tuviera 8 años y lo mandaran a hacer los deberes de todo un mes.
-¡Vamos!, solo será un segundo… ve…
-¡Bien!, pero exigiré doble porción de cena esta noche —advirtió Cooper apuntando a su Mamá con el dulce que comía.
-¡Ve!...
-“Hendry”… —dijo Lizzie despacito acercándose a su hermano sin perder de vista a Cooper.
-¿Qué? —respondió este más interesado en el funcionamiento de la máquina de nieve que en lo que su hermana podría necesitar.
-¡”Hendry”!... —insistió tirando de la manga de su hermano para llamar su atención y advertirle de aquel sorprendente descubrimiento— hermano… —insistió acercándose a su oído, uso sus manitos como improvisada caja de resonancia y le conto lo que habia descubierto.
-¿Qué?...—dijo este al escuchar lo que su hermana le contaba— eso es imposible “Rizzie”
-No lo es… mira… tiene el “panbalón” de Santa —agrego apuntando a su tío que aun discutía con su Madre la orden que le habia dado.
Ambos se agacharon para observar mejor y Henry se llevó la mano a la boca al ver las botas negras y el pantalón rojo que se asomaban bajo el abrigo de montaña, miro a su hermana con cara de asombro y los dos partieron corriendo hacia dentro de la casa.
-¡Niños!... ¡cuidado!... —dijo el señor Anderson al ver a sus nietos partir corriendo.
-¡Oigan pequeñas “Squirrels”!, ¡no corran de esa manera! a Santa no le gustan los niños desordenados —aseguro Cooper mirándolos desaparecer por la cocina— ¿dónde van? —añadió mirando a su Madre.
-No lo sé… ¿al baño?... ya sabes que cuando dan las ganas… dan las ganas —respondió la Señora Anderson con cara de quien dice la frase de su vida.

-Te amo Kurt Hummel-Anderson… y creo que esta Navidad, será la mejor de nuestras navidades… lo siento, no quise decir Navidad de nuevo.
-Pues lo dijiste tres veces seguidas, pero no te preocupes, ya me di cuenta que es algo de familia —respondió Kurt dándole un beso— ahora… —añadió sintiendo que las manos de su esposo casi le abarcaban la espalda toda— ¿vas a terminar de vestirte?... o… ¿prefieres aprovechar que hay menos ropa que quitar? —añadió besándole el cuello.
-Como estoy a medio camino… opto por lo segundo —respondió Blaine empujándolo hacia la cama para responderle el beso lleno ganas.
Kurt sintió como si hubiera salido a la calle y una ventolera audaz y repentina lo tomara por sorpresa, el beso de su esposo lo hizo retroceder algunos pasos hasta que se topó con la orilla de la cama y cayo sentado sobre el colchón sin que sus labios se despegaran de los de Blaine.
-Vaya si es feliz esta Navidad —murmuro con su cuello estirado en actitud total de entrega.
-Lo se…—dijo Blaine dándole más besos.
Kurt se dejó llevar por el momento de la manera que le gustaba, suave y sin prisas, noto que la puerta del dormitorio estaba abierta, pero termino por despreocuparse, ya que a la diversión que sus hijos tenían en el patio trasero de la casa de sus suegros le quedaba como media hora como mínimo.
-Oye “Mister Squirrel”, la mamá me… ¡WOW!... —exclamo Cooper con una mano delante como si quisiera tapar la escena subida de tono con la que se habia topado.
-¡Cooper!, ¡con un demonio! —dijo Blaine levantándose de la cama y arreglándose el pantalón y la camiseta. Kurt soltó un grito como de susto mientras se incorporaba y se abotonaba la camisa en tiempo record.
-¡Escenas para adultos con niños presentes!, ¿Qué pasa con ustedes? —insistió tapándose los ojos.
-¿Quieres calmarte?, los niños están en el patio, además no teníamos ni idea de la existencia de esa parte voyerista tuya.
-Pues si no querían que los vieran, debieron cerrar la puerta —agrego Cooper con un hombro apoyado en el marco de la puerta y un bastón de dulce a medio comer en la boca.
-Pues debiste golpear de todos modos —insistió Blaine arreglando su ropa.
-Pues dudo que me hubiesen escuchado.
-Pues nunca lo sabrás si no lo haces…
-Pues de ahora en adelante golpeare lo que sea…
-Pues te lo agradecería…—termino por decir Blaine mirando por la ventana.
Kurt los observaba discutir como si tuviera en frente a dos niños de 5 años o menos.
-¿Estabas en el patio con lo de la máquina de nieve? —pregunto Kurt para poner fin a la disputa de los hermanos Anderson.
-¡Claro!, ¡de ahí el atuendo! —respondió abriendo y cerrando el abrigo de montaña que llevaba puesto.
-¿Qué?... en el nombre del niño Jesús, ¿qué llevas puesto debajo? —agrego Blaine que parecía y no le daría tregua a su hermano por nada.
-¡Ah!.. esto, se los enseñare… ¿qué les parece? —pregunto el mayor de los Anderson mientras disfrutaba de su caramelo.
-¿Y quién se supone que eres?
-¡Santa!...—exclamo Cooper dándose una vuelta completa— Mamá me lo arrendo para impresionar a mis sobrinos.
-¡Que dulce! —dijo Kurt mirando el cuerpo de su cuñado que parecía e iba a desbordar el traje y sus partes se dejarían ver en cualquier minuto.
-Gracias cuñadito… —contesto Cooper apuntándolo con el dulce.
-Aunque… —agrego Kurt carraspeando al ver que Blaine lo miraba más que molesto— no creo que Santa tuviera un traje que mostrara su corpulento y musculoso pecho… más bien él es mas de barrigas… ya sabes… tanto chocolate y ponche de huevo —añadió riendo sin saber a quién mirar.
-¿Ves Cooper?, no corresponde que muestres tu corpulento y musculoso cuerpo a nuestros hijos, además el Papa de Kurt se disfrazara de Santa este año.
-¿Que? —pregunto este dando un tono agudo a su voz.
-Así es, hoy lo vi y me lo confeso, bueno, no me lo confeso, pero deduje que era eso, le preguntare a Carol de todas formas, dos Santas podrían causar un trauma en los pequeños de la casa —dijo Kurt tomando su teléfono para “textearse” con su madrastra.
-Gracias otra vez cuñadito —repitió Cooper manteniéndose en la puerta.
-¿No tienes algo que hacer?... ¿algún ejercicio que aumente más tu tórax por ejemplo? —pregunto Blaine dando una mirada a su esposo.
-La verdad “Mister Squirrel”, es que no… ¿seguros que no quieren que use este traje?, la dependienta que me lo arrendo casi se desmaya, buena esa es la reacción que tienen todos al verme en realidad, ya saben… —dijo Cooper arreglando su cabello en el pomo de la puerta.
-¿No dijiste que Mamá te lo habia arrendado?
-Es lo que dije… —respondió Cooper aun arreglando su cabello.
-¿Entonces para que hablas de que alguien se desmayó o no sé qué?
-Pues esa hubiera sido la reacción de ella si me hubiese visto, te lo aseguro —agrego apuntándolo con lo que le quedaba del caramelo.
-Mira, me lo confirmo —dijo Kurt enseñando su teléfono— lo siento… —añadió haciendo un puchero.
-Vaya… eso me pone en una posición bastante complicada, ¿qué hare para mis sobrinos esta Navidad?
-¿Qué tal si te comportas de acuerdo a tu edad y les compras un regalo?, es lo que hace la mayoría de la gente.
-Blaine…—dijo Kurt tratando de evitar un conflicto mayor.
-Pues eso ya lo compre, esto… —dijo apuntándose de arriba a abajo— era solo algo que se me ocurrió para sorprender a los pequeñines, pero claramente me equivoque, y a propósito, la Mamá dice que la cena ya está lista… —termino de decir Cooper con tono ofendido.

-¡Espérame “Hendry”! —dijo Lizzie tratando de estirar sus pequeñas piernas al máximo para alcanzar a su hermano en la escalera.
-Pues apresúrate “Rizzie” ¡no hay tiempo que perder!
-¿Por qué?... —pregunto la pequeña que casi ya se quedaba sin aire en la mitad del camino.
-Porque si, imagina si el Tío Cooper es quien creemos que es… ya debe de estar por irse a hacer su trabajo.
-¿Qué “tabajo” “Hendry”? —quiso saber Lizzie apoyando las manitos en sus rodillas con el fin de recuperar el aliento.
-A ver… —dijo Henry golpeándole la espalda como si quisiera aliviarla más de una tos que de un agotamiento— sentémonos aquí —agrego apuntando el rellano que habia antes de los peldaños que faltaban.
-Gracias —dijo la pequeña como desfalleciendo.
-Mira, lo que tenemos que hacer es ir a su cuarto a ver si está el gorro y el abrigo, eso nos daría más pistas.
-Pero si el tío Cooper es Santa, ¿porque no tiene el cabello blanco y su “badba”?
-Porque tal vez solo le aparecen en víspera de Navidad y eso es mañana, aún le queda un día para ser normal, como “Clark Kent”
-¿Quien es “Carl tent”?
-¡”Clark Kent”!... ¡Superman!... ¿no sabes quién es Superman tampoco? —Lizzie negó con su cabeza aumentando sus rizos al doble— da lo mismo, esto es acerca de Santa y su trabajo en el Polo Norte.
-¿Y cómo se ira al Polo Norte?
-Rudolph vendrá a buscarlo mañana, eso te lo aseguro.
-¿Podremos ver al “dreno”? —dijo Lizzie tapándose la boca con ambas manos.
-Yo creo que si… “shhhhh”… ahí viene —dijo Henry tomando a su hermana de la mano y ocultándose con ella bajo una mesa de arrimo.
-Va a su cuarto… tal vez a buscar a “Drudolf”
-Tal vez… ¿ahora que haremos?, cerro con llave… —dijo Henry incorporándose.
-¡Vamos a decírselo a los Papás!, ellos deben saber su identidad “sepreta” —aseguro Lizzie poniendo cara de espía del gobierno.
-¡Sí!, ¡en especial el “Papáblen”!... vamos… —dijo Henry tomándola de la mano nuevamente.

-¿Eso fue necesario? —pegunto Kurt mirando a su esposo con un dejo de reproche.
-¿Qué cosa? —respondió Blaine sacudiendo el sweater que se iba a poner.
-Eso que paso recién con tu hermano Cooper, creo que en el fondo solo quería sorprender a los niños.
-Bueno, que los sorprenda con un “Playstation 9” y no con estupideces —agrego buscando calcetines en su bolso.
-¿Te estas escuchado?, espero y sepas que tu comportamiento estuvo bastante inapropiado.
-¿De verdad?, ¿crees que su corazón se quebró dentro de ese pecho musculoso y no sé qué más? —dijo Blaine sentándose en la cama para terminar de abrigar sus pies.
Kurt soltó una risa al darse cuenta que podían pasar años y la disputa entre Blaine y su hermano no terminaría nunca y siempre se desencadenaría por estupideces.
-No te rías de mi por favor…
-No…Blaine… no me rio de ti… —aseguro Kurt sentándose a su lado en la cama— es solo que acabamos de “casi consumar” una reconciliación porque yo inicie una pelea con una escena y ahora tu vienes y haces lo mismo… de eso me rio, no de ti… jamás de ti.
-No compares, son situaciones diferentes.
-No lo son.
-¿No?
-No…
-¿Por qué?
-Porque ambas son igualmente estúpidas —termino por decir Kurt dándole un empujón con su hombro. Blaine soltó un poco de aire y no pudo más que reír también al darse cuenta que aquello era cierto.
-¿Ves que tengo razón? —dijo Kurt dándole otro toque, esta vez en la nariz y con uno de sus dedos.
-Siempre tienes la razón, y te odio por eso Kurt Hummel-Anderson.
-Claro que no me odias... me amas con locura y si no hubiese sido por tu hermano, aun seguirías demostrándomelo —agrego señalando el resto de cama con su cabeza.
-Claro, mi hermano y su musculoso y fornido pecho…
-Blaine…
-Lo siento… —dijo mirándolo.
-Está bien… y a pesar de que me encanta de una manera bastante extraña cuando actúas como un celoso psicopático —Blaine lo miro ceñudo como si el dijera “¿quieres arreglar las cosas? ¿o que”?—no tienes por qué sentir celos de tu hermano, es muy guapo si… pero todo lo que tiene él, lo tienes tú también, y mejor.
-¿Mejor?
-¡Obvio!, tú lo tienes concentrado —añadió Kurt moviendo sus cejas.
-Eres…
-¡Papás!... —gritaron Henry y Lizzie entrando en la habitación.
-¡Por Dios que avalancha!, ¿qué sucede preciosos hijos? —pregunto Kurt sonriendo al verlos tan entusiasmados.
-¿Dónde estaban?... parece y vienen de una guerra —agrego Blaine poniéndose de pie para ayudar a Henry a quitarse el abrigo y a Lizzie con su gorro y bufanda.
-¡Papás!, ¡descubrimos algo súper sensacional! —dijo Henry que no cabía mas de emoción.
-¿Algo súper sensacional?... y ¿qué es? —quiso saber Kurt poniendo cara de sorpresa extrema.
-¡El Tío Cooper es Santa Claus! —exclamo Lizzie levantando sus brazos.
-¿Que?
-¡Es súper verdad Papá!… con “Rizzie” lo vimos usando su traje… casi nos desmayamos, ¿verdad hermana?—Lizzie gesticulo un sí y luego fingió un desmayo como una señorita de novela romántica.
-¿Y de dónde sacaron eso? —pregunto Blaine queriendo reír.
-Con “Hendry” lo vimos, bueno yo… lo… vi… primero y se lo dije a “Hendry”… él lo vio después—explico Lizzie mientras se trepaba a la cama.
-¿Y qué fue lo que viste cariño? —quiso saber Kurt subiéndose a la cama también.
-¡Su “dropa”! —exclamo buscando el regazo de su Papá para terminar de acomodarse.
-Es verdad yo también la vi…—sentencio Henry como si fuera el testigo calve de algo.
-Hijos… —comenzó a decir Blaine mientras se subía en la cama a la altura de la cabecera— el Tío Cooper puede ser muchas cosas, pero con el Papá les podemos asegurar que Santa Claus no es.
-Pero…
-Déjenme terminar… —advirtió Blaine haciendo la señal de alto con su mano— ¿saben cuál es el trabajo de Santa verdad?
Ambos gesticularon un si con su cabeza, Kurt se sorprendió así mismo haciendo lo mismo que sus hijos.
-Bien, ese trabajo es tan, pero tan, pero tan inmensamente grande, que no es posible que lo haga el Tío Cooper, con todo lo de sus películas y comerciales, ¿creen que tendría tiempo para un compromiso así?
Nuevamente los pequeños y Kurt hicieron la mueca de un “no”, Blaine miro de reojo a su esposo y esbozo una sonrisa tan dulce que a Kurt le dieron ganas de tomarlo y colgarlo en el árbol de Navidad en ese mismo instante.
-¡Pero nosotros lo vimos con el traje!, ¿no nos crees “Papáblen”? —pregunto Henry apuntando a su Papá.
-Por supuesto que les creo, es más nosotros también lo vimos, ¿verdad Kurt?
-Así es…
-¿Entonces?
-Pues el hecho de vestirte como Santa Claus, no te convierte Santa Claus, ¿recuerdan el centro comercial de New york?, ¿todas esas personas vestidas como él?
-Creo que el “Papáblen” “tene” razón “Hendry”—dijo Lizzie acurrucándose en los brazos de Kurt.
-Pero no te pongas triste cariño, que el Tío Cooper no sea Santa Claus, eso no significa que no lo vayas a ver.
-¿No?
-¡Obvio que no!, es posible que mañana vean al verdadero, ¿Qué les parecería eso?—dijo Kurt besando la cabeza de su hija y haciéndole un cariño en la cara a Henry.
-Seria súper perfecto…—dijo el chico sonriendo.
-Pues si quieren que eso pase, deben ser buenos niños… empezando por comerse toda la cena… ¡abajo y a cenar! —dijo Blaine levantándose de la cama.
-¡Si a cenar! —exclamo Kurt dando una vuelta completa con Lizzie en los brazos antes de dejarla partir.
-Cooper santa Claus, ¿puedes creerlo? —agrego mirando hacia la puerta.
-No se lo digas o su ego sí que no cabra en esta casa —advirtió Blaine poniéndose los zapatos.
-¿Le pedirás disculpas?, ¿verdad?—pregunto Kurt mientras buscaba una chaqueta
-¿A quién?
-A tu hermano, fuiste muy grosero con él y ese hombre con esa actitud no es el hombre con quien me gusta irme a la cama cada noche.
-¿No?... ¿y quién ese con quien te gusta irte entonces? —pregunto Blaine tomándolo por la cintura.
-Uno que es amable, considerado, noble y que ¡por Dios!, tiene un cuerpo… —respondió Kurt mordiéndose el labio.
-Mira que si lo llego a descubrir…
-Correría peligro sin duda —dijo Kurt en medio de una risa.
-Te amo —respondió Blaine dándole un beso.
-Lo sé —agrego Kurt dando otro.