FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Caray!! Estos 2 capítulos fueron intensos, no sólo por las confesiones, si no por los planes que tienen ambas, es tan genial!!! *-* Dios!! Britt siendo el soporte de Santana y aceptandola con todo su pasado y Santana siendo ella misma, sin secretos ninguna!! <3 perfecto <3 y la caja de terciopelo dios!!! Florencia suena tan prometedor *-* !! Porfaaa actualiza pronto saludines

nunca pense que hubiera tenido una hija, yo solo tengo una duda ¿como carajos embrazo a pauilina?, se que es una adaptacion y lo deberia dejar pasar pero no puedo, lo siento, ahora bien me gusto el apoyo de Britt y todo eso de ser el pilar de la otra, en una relacion dependiente casi enfermiza....creo que estoy muy racional, en fin espero que haya actualizacion el dia de hoy y que sea muy wanky!!! jajajja buenas vibras

micky morales escribió:Por Dios un capitulo lleno de confesiones muy intensas, pero necesarias, ahora si podran llevar una relacion sincera, hasta pronto!

3:) escribió:holap demonio,...

este es el peor capitulo para mi,.. siempre cuando leo el capitulo termino lloriqueando!!
san no tiene la culpa de que Maia aya muerto,... por ahora paulina es un ente,.. (por cuanto tiempo)
la mayor cruz del demonio salio a la luz,.. me gusta que su ángel la cuide pasa e que pase y diga lo que diga!!!!
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII EL VIAJE A FLORENCIAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
LO ÚNICO QUE DIRÉ,.. LA CAJITA DE TERCIOPELO!!!!!!!!!!!!!
ahora empiezan a curarse una a otra,...!!!!!!!!!!!!


nos vemos!!!!

monica.santander escribió:Ahora si se aclara el panorama!!
Hermosos capítulos,la primera ves se esta haciendo esperar mucho, jajajja!!!!
Saludos

dani_lcastrejon escribió:Dos capítulos *3* genial! Gracias!
El primer capítulo me gustó, Santana(<3) se mostró tan sincera :')
Ah! pero el segundo capítulo creo que fue el mejor *u*
Hasta pronto, besos ;)

Anddy Rivera Morris escribió:

El primer capítulo me dio mucho que pensar, pero leí el siguiente y olvidé todo *-* jaja oh Dani, gracias por los capítulos!!! <3

Dolomiti escribió:Caray!! Estos 2 capítulos fueron intensos, no sólo por las confesiones, si no por los planes que tienen ambas, es tan genial!!! *-* Dios!! Britt siendo el soporte de Santana y aceptandola con todo su pasado y Santana siendo ella misma, sin secretos ninguna!! <3 perfecto <3 y la caja de terciopelo dios!!! Florencia suena tan prometedor *-* !! Porfaaa actualiza pronto saludines

atercio escribió:nunca pense que hubiera tenido una hija, yo solo tengo una duda ¿como carajos embrazo a pauilina?, se que es una adaptacion y lo deberia dejar pasar pero no puedo,  lo siento, ahora bien me gusto el apoyo de Britt y todo eso de ser el pilar de la otra, en una relacion dependiente casi enfermiza....creo que estoy muy racional, en fin espero que haya actualizacion el dia de hoy y que sea muy wanky!!! jajajja buenas vibras  

HOLA HOLA!
perdon por no contestar sus comentarios estoy trabajando para hacer el maraton hoy mismo asi que paso rapido a agradecer sus comentarios y mas adelante los contestare cada uno cmo siempre!


Saludos Y besos.   

Hoolaaaaa me encaaantaaa la historia cada capítulo es intenso y muy entretenido...ojala actualices pronto, besos

Capítulo 33

Esa tarde, a las ocho, la señorita Pierce acababa de retocarse el peinado mientras su novia la miraba con deseo desde la puerta del cuarto de baño la adoraba era evidente en cada mirada, cada caricia, en el modo en que se quedaba embobada observándola hacer las cosas más sencillas se había rizado el pelo y se había hecho un recogido, dejándose algunos mechones enmarcándole el rostro, mechones que Santana deseaba enrollarse en el dedo la esteticista de Toronto le había dado un tubo de maquillaje corrector, capaz de ocultar hasta las marcas más rebeldes era tan eficaz que Britt no tuvo que ponerse el pañuelo para cubrir la marca del mordisco de Kitty poder olvidarse de eso durante unas horas le causó una gran alegría, entre otras cosas porque el bonito pañuelo de Grace no habría quedado bien con su atuendo era un sedoso vestido nuevo, verde esmeralda, de manga larga y escote de pico, largo hasta la rodilla llevaba medias negras con ligas y estaba a punto de ponerse los zapatos de tacón negro de Prada mientras Santana la observaba agacharse para ponérselos, se juró que le compraría muchos más pares los zapatos de tacón no sólo hacían maravillas con sus piernas, sino también con su escote al agacharse—Permíteme —dijo, acuclillándose delante de ella con su vestido cuello V azul marino recién planchado le cogió la mano y la apoyó en su hombro para ayudarla a mantener el equilibrio, mientras le levantaba un pie y después el otro para ponerle los zapatos—Gracias —murmuró Britt.

Santana sonrió y le besó la mano—Por ti cualquier cosa, Cenicienta.

Ella sacó su gabardina tres cuartos negra del armario y se disponía a ponérsela cuando Santana se la arrebató de las manos—Déjame hacerlo —le pidió—Quiero mimarte.

—Es una gabardina, Santana puedo ponérmela sola.

—Ya lo sé pero también es una oportunidad para comportarme como una dama y honrarte no me prives de ella.

Ella se ruborizó, pero asintió no estaba acostumbrada a recibir tanta atención, aunque con Santana estaba empezando a acostumbrarse quería aceptar sus atenciones con naturalidad, pero no siempre le resultaba fácil creer que merecía ser tratada así levantó la cara para darle un beso y susurrarle las gracias contra los labios con ella cogida de su brazo, Santana la guió hasta el restaurante.

Britt y Santana pasearon tranquilamente por las calles adoquinadas desde el Palazzo Vecchio fueron al Palazzo dell’Arte dei Giudici, riendo y recordando anteriores visitas a la ciudad Iban despacio, porque recorrer Florencia con zapatos de tacón no era tarea fácil por suerte aunque a santana se le hacía demasiado fácil, pero aun así Santana la llevaba bien sujeta del brazo y eso le permitía caminar con seguridad, aparte de evitarse los silbidos y piropos de los jóvenes florentinos la ciudad no había cambiado mucho desde los tiempos de Dante el restaurante que Santana había elegido se llamaba Alle Murate estaba situado cerca del Duomo, en un edificio del siglo XIV que había albergado un gremio y tenía unos impresionantes frescos de la época en las paredes y el techo incluso había un retrato de Dante Britt se quedó abrumada por la belleza de las pinturas y se distrajo mirándolas mientras el maître las conducía a su mesa Santana había reservado un rincón tranquilo en el altillo que dominaba la sala principal, justo debajo del techo abovedado era la mejor mesa, ya que permitía contemplar de cerca las imágenes medievales cuatro ángeles petrificados en las pinturas al fresco flotaban sobre sus cabezas Britt cogió la mano de Santana y la apretó estaba exultante de felicidad—Es precioso Gracias no tenía ni idea de que existían estos frescos.

Santana sonrió ante su entusiasmo—Y mañana será aún mejor Massimo me ha dicho que la conferencia tendrá lugar cuando el museo ya esté cerrado tras la recepción con autoridades locales y gente del mundo académico, habrá un banquete en la propia galería será un acto formal pero no de etiqueta y nosotras seremos las invitadas de honor.

Britt sonrió, tensa—No he traído ropa para un acto formal.

—Estoy segura de que estarás preciosa con cualquier cosa que te pongas, pero entiendo que no quieras repetir vestido, así que me temo que mañana tendré que llevarte de compras y asi me comprare uno yo también.

— ¿Estás segura de que no prefieres ir sola a la conferencia? El banquete es en tu honor y estarás muy solicitada tal vez te sientas más cómoda si puedes relacionarte libremente, sin estar pendiente de mí.

Ella le apartó un rizo de la cara—Susan, tu presencia no sólo es deseada, sino obligatoria. Odio ir a actos sociales sola. Desde siempre. Tenerte a mi lado será la única satisfacción de la noche, te lo aseguro. ¿No quieres acompañarme? —preguntó preocupada.

—Claro, me encanta estar contigo, pero la gente me preguntará quién soy y a qué me dedico ¿No será un poco incómodo?

El rostro de Santana se ensombreció— ¡Por supuesto que no! He estado esperando a que acabara el semestre para poder disfrutar de tu compañía en público y poder presentarte como mi novia. Y no hay nada vergonzoso en estar preparando el doctorado. La mitad de los presentes lo hicieron en algún momento. Eres una mujer adulta, inteligente y preciosa... Sonrió con malicia y, tras mirarla, añadió: —Voy a tener que mantenerte pegada a mí para ahuyentar a las rivales van a rodearte como lobas etruscas, luchando entre sí por conseguir la atención de la dama más bella de la fiesta.

Britt sonrió, agradecida, y se inclinó hacia ella para darle un beso—En ese caso, me encantará acompañarte.

Como respuesta, Santana le besó el dorso de la mano, la palma y la muñeca antes de mover los labios lentamente hasta la manga del vestido levantándosela un poco, dejó al descubierto su pálida piel y la besó sin prisas arrastró los labios hasta la zona sensible del interior del codo y succionó ligeramente aunque Britt no lo sabía, Santana era muy consciente de que el interior del codo es una zona particularmente erógena el carraspeo del camarero a su espalda sólo logró que Santana detuviera un momento sus atenciones pero ver a Britt ruborizarse la convenció de que debía soltarle el brazo, aunque lo hizo a regañadientes mientras bebían vino de la Toscana y tomaban unos antipasti, Santana le preguntó por su anterior estancia en Italia, dónde se había alojado y a qué se dedicaba cuando ella le contó que había visitado los Uffizi casi a diario para contemplar las obras de Botticelli, se preguntó muy seriamente si existiría el destino Y se maravilló de haber sido tan afortunada como para haberla encontrado no una vez, sino dos cuando ya habían acabado el segundo plato y estaban mirándose a los ojos e intercambiando castos besos, Santana le soltó la mano y rebuscó en su bolso azul—Tengo algo para ti.

—Santana, el viaje es un regalo maravilloso y ahora además quieres comprarme un vestido no puedo aceptar nada más.

Santana negó con la cabeza—Esto es distinto antes de que te lo dé, quiero que me prometas que lo aceptarás.

Britt la miró a los ojos no estaba bromeando. De hecho, estaba muy seria. Se preguntó qué escondería en la mano—No puedo prometerte eso sin saber qué es.
Santana hizo una mueca—Prométeme al menos que no te cerrarás en banda.

—Por supuesto.

—Extiende la mano.

Britt hizo lo que le pedía y Santana le colocó una cajita de terciopelo negro sobre la palma ella contuvo el aliento—No es un anillo, así que puedes volver a respirar —dijo sonriendo, aunque se notaba que estaba tensa.

Al abrir la caja, Britt no reaccionó sobre el terciopelo negro había dos pendientes de diamantes, grandes, redondos y perfectos, de aproximadamente un quilate cada uno—Santana, yo... —Britt no encontró palabras.

—Antes de que los rechaces, me gustaría contarte su historia ¿Me escucharás, por favor?
Ella asintió, fascinada por el brillo de los diamantes—Eran de Grace Richard se los regaló cuando le dijo que la amaba no tardó mucho tiempo en enamorarse perdidamente de ella cuenta la leyenda que vendió su coche para comprarle estos pendientes—Britt se quedó con la boca abierta por supuesto, se los había visto puestos a Grace muchas veces casi nunca se los quitaba—Quiero que sean para ti.

Ella negó con la cabeza y, con mucho respeto, casi con reverencia, cerró la caja y se la devolvió—No puedo eran de tu madre debes tenerlos tú.

—No.

—Santana, por favor. Deberías dárselos a Lucy o a Scott.

—Rachel y Scott tienen otras cosas Richard me dio los pendientes a mí—Santana empezó a sentir pánico entornó los ojos y se concentró en la pequeña superficie de terciopelo rodeada por su piel de porcelana— Si los rechazas, me harás mucho daño.

Aunque lo dijo susurrando, sus palabras la golpearon con la fuerza de un grito Britt tragó saliva y reflexionó unos instantes antes de decir: —Lo siento son preciosos y no puedo expresar con palabras lo honrada que me siento, pero no me parece correcto.

Vio que el estado de ánimo de Santana pasaba de herida a disgustada y bajó la vista hacia el mantel—No me has entendido, Britt no te los doy para que tengas algo de Grace. No son como el pañuelo o el collar de perlas—Britt se mordió el labio inferior mientras esperaba a que siguiera hablando Santana se inclinó y le puso una mano en la mejilla—Te los regalo para conmemorar que ya te he entregado mi corazón—Tragó saliva—Es mi manera de decirte que eres el amor de mi vida y que quiero que siempre lleves algo mío contigo ¿No lo ves? Estos diamantes representan mi corazón no puedes rechazarlos.

Britt vio que hablaba completamente en serio si le hubiera regalado un anillo de compromiso se habría sorprendido mucho, pero lo habría aceptado sabía que no había en el mundo otra persona para ella, sólo ella entonces, ¿por qué dudaba? Por un lado, era una cuestión de orgullo, pero por otro, la idea de hacerle daño al rechazar su regalo le resultaba intolerable no quería herirla la amaba. Y suponía que eso respondía a su dilema—Son preciosos son el regalo más bonito que he recibido nunca, sólo comparable al de tu amor. Gracias.

Santana le besó los dedos, agradecida—Grace se sentirá muy feliz si sabe que nos hemos encontrado creo que nos está viendo desde arriba y nos está bendiciendo. Y creo que está muy contenta al ver que le he regalado los pendientes a la mujer que amo.

Sonriendo, la abrazó apasionadamente—Gracias —susurró.

Después de besarla, le quitó la cajita de la mano y la ayudó a ponerse los pendientes, dándole un beso en cada lóbulo al acabar—Meravigliosa.

Britt se rió, nerviosa—Todo el mundo nos está mirando.

—No todo el mundo el camarero está en la cocina—bromeó Santana, lo que provocó la risa de Britt una vez más mirándola fijamente, se inclinó hacia ella y le susurró al oído: —«Qué hermosa eres, amada mía».

Britt se ruborizó al reconocer las palabras del famoso poema hebreo, el Cantar de los Cantares inclinándose hacia Santana, murmuró: —«En mi lecho, por la noche, busqué a la amada de mi alma la busqué, pero no la encontré me levantaré y recorreré la ciudad; la buscaré por las callejuelas y las avenidas».

Santana sonrió, mirándola con sorpresa y admiración y la besó hasta que el camarero regresó Britt no quiso postre y, como ya se habían acabado el vino, se dirigieron hacia el hotel como flotando— ¿Qué tal van tus pies? —preguntó Santana, mirando con deseo sus preciosos zapatos.

Ella le apretó la mano—No los siento en estos momentos, lo único que siento es una gran felicidad.

Santana le sonrió con ternura—Qué dulce eres—Le enredó un dedo en un rizo del cabello— ¿Podrás soportar que demos un rodeo? El Duomo es precioso de noche y nunca te he besado delante de él.

Cuando ella asintió, Santana la condujo hasta la catedral para admirar la cúpula de Brunelleschi era uno de los grandes hitos de la arquitectura renacentista: una enorme cúpula cubierta de tejas, que se elevaba sobre la preciosa iglesia se acercaron a la puerta principal, que no quedaba lejos del baptisterio y levantaron la vista incluso de noche era impresionante acercando a Britt a su pecho, Santana la besó con dulzura, enredando los dedos en los mechones sueltos de su cabello ella gimió débilmente cuando Santana le besó el lóbulo de la oreja y se lo succionó con delicadeza—No te puedes imaginar cómo me siento al saber que he sido yo quien te ha regalado estos pendientes —susurró Santana, acariciándole la oreja con la nariz—Sabiendo que llevas puesto mi amor y que todo el mundo puede verlo—Britt respondió con un beso apasionado cogidas de la mano, fueron hasta el Ponte Santa Trinità, el lugar donde Dante vio a Beatriz desde allí contemplaron el Arno, iluminado por las luces de los edificios que se alzaban a lado y lado—Britt —murmuró ella, abrazándola mientras miraban el río.

—San —Britt levantó la cara, preparándose su beso.

Santana la besó, suavemente al principio, pero luego cada vez con más intensidad al final, se apartó de ella, consciente de que se estaban convirtiendo en un espectáculo para los transeúntes—Me siento tan feliz por haberte reencontrado nunca lo había sido tanto.

Le acarició la mejilla con un dedo y la besó en la frente impulsivamente, Britt la agarró por brazos y tiró hasta que sus caras quedaron casi tocándose—Te deseo —susurró, acercándola aún más para besarla no fue un beso cualquiera la tigresa estaba emergiendo bajo la piel de la gatita la pasión de Britt, alimentada por el afecto de Santana, pasó de su boca a la de ella mientras se esforzaba por de mostrarle la intensidad de sus sentimientos sus manos, que generalmente ella mantenía quietas sobre sus hombros o en su pelo mientras la besaba, le exploraron los pechos y se desplazaron hasta su espalda, acariciando sus músculos y pegándola más a ella su ataque era delicioso Santana contraatacó dentro de unos límites, muy consciente del puente que tenía a la espalda y de los grupos de jovenzuelos impertinentes que no paraban de pasar por su lado cuando ambas estuvieron jadeando, Britt le susurró al oído: —Hazme tuya ahora.

— ¿Estás segura? —preguntó ella con voz ronca, acariciándole las caderas y el trasero.

—De todo corazón.

Santana le pasó un dedo sobre el labio inferior, hinchado por sus besos—Sólo si estás preparada.

—Te deseo desde siempre, Santana Por favor, no me hagas esperar más.

Santana se echó a reír suavemente—En ese caso, será mejor que nos vayamos de este puente —dijo, dándole un beso.

Se apartó unos pasos para hacer una rápida llamada telefónica a Britt le pareció que le daba alguna instrucción al conserje en italiano, pero no lo entendió todo, porque Santana se dio la vuelta y bajó el tono de voz cuando se lo preguntó, se echó a reír—Ya lo verás.
Tardaron un poco más de la cuenta en llegar al hotel, ya que cada pocos pasos una de las dos agarraba a la otra para darle un beso apasionado hubo risas y caricias suaves; hubo abrazos tiernos y murmullos seductores y uno o dos tangos contra la pared de algún callejón oscuro aunque no habría hecho falta ningún tipo de seducción, ya que toda ésta había tenido lugar en un huerto de manzanos años atrás cuando entraron en la suite, Santana llevó a Britt directamente a la terraza ambas vibraban de electricidad compartida y de deseo fue ese deseo, que la cegaba, lo que hizo que ella tardara un poco en darse cuenta de la transformación que había sufrido la terraza habían colocado grandes velas por los rincones su cálida luminosidad se unía a la luz de las estrellas el aire olía a jazmín los cojines y la manta de cachemira sobre el futón eran muy tentadores había una botella de champán en una cubitera y, cerca, un plato de fresas bañadas con chocolate y otro con lo que parecía tiramisú. Por último, Britt se dio cuenta de que sonaba música de Diana Krall Santana se acercó por detrás y le rodeó la cintura con los brazos, acariciándole la oreja con la nariz— ¿Te gusta?

—Es precioso.

—Tengo planes para esta noche, mi amor. Y me temo que esos planes no incluyen dormir hasta dentro de mucho rato—Britt se estremeció al oír su voz, grave y sensual Santana la abrazó con más fuerza— ¿Te estoy poniendo nerviosa? —Ella negó con la cabeza Santana empezó a besarle el cuello, deslizando los labios suavemente sobre su piel—Ésta es una declaración de deseo —murmuró ella—, pero esta noche dejará de ser una declaración y se convertirá en realidad cuando te lleve a la cama y te convierta en mi amante—Britt se estremeció una vez más esta vez, Santana levantó el brazo y se lo pasó por encima de la clavícula—Relájate, cariño esta noche está dedicada al placer Tu placer Pienso hacerte gozar durante horas—Tras besarle la mejilla, le dio la vuelta muy lentamente—Los preliminares son muy importantes y dado que esto es nuevo para las dos, hay unas cuantas cosas que me gustaría hacer para empezar.

La miró a los ojos, esperando su reacción—Soy tuya, Santana.

Sonriendo, ella la abrazó—Quiero explorar tus sentidos, el oído, el gusto, la vista, el tacto... Quiero tomármelo con calma, excitarte poco a poco—Bajó la voz—Sobre todo, quiero que tu cuerpo aprenda a reconocer a la mujer que te adora, sólo por el tacto.

—Ya te reconozco, Santana Sólo existes tú.

Santana la besó apasionadamente mientras las notas de Bésame mucho empezaban a sonar— ¿Bailas conmigo?

—Por supuesto «Como si fuera a renunciar a la oportunidad de tenerte entre mis brazos.» cuando Santana la acercó a su cuerpo, Britt le besó la mejilla— ¿Es nuestra canción? —preguntó, acariciándole el labio inferior con un dedo.

—Debería serlo —respondió Santana— Lo recuerdo todo de aquella noche: tu pelo, tu vestido. Estabas espectacular. Y yo fui una imbécil. Sólo pensar en las cosas que te dije... —Negó con la cabeza— ¿Cómo pudiste perdonarme?

Ella le dirigió una mirada de reproche—Santana, me estás ofreciendo una noche digna de un cuento de hadas. Por favor, no lo estropees.

Santana la besó en los labios como disculpa y, tras abrazarla con fuerza, le acarició las costillas Ya que, aunque Britt lo ignoraba, Santana sabía que aquélla era otra zona erógena mientras se movían al ritmo de la música, Santana le cantaba suavemente al oído, volcando su alma en la letra, pero cambiándola ligeramente para que Britt supiera que nunca la abandonaría no se conformaría con menos que la eternidad y ni el mismísimo infierno podría impedirle cumplir ese voto un voto que no había pronunciado en voz alta Todavía.

Britt alzó la vista y se quedó mirando sus labios, memorizando su forma y su textura mientras le mordisqueaba el labio inferior y se lo succionaba hasta metérselo en la boca, le hundió los dedos en el pelo la boca de Santana era dulce, húmeda y muy cálida pero en ella también encontró hambre, necesidad, pasión, amor y devoción con sus besos, Santana accedía a todas las partes de su cuerpo y de su alma hasta en los dedos de los pies sentía su adoración y su deseo sus cuerpos se apretaban en un baile era la danza de dos amantes ansiosas, llenos de expectativas.

Capítulo 34

Britt se reclinó en el futón de la terraza, con la mirada fija en los brillantes ojos de Santana ella se había quitado el abrigo que Britt estaba embelesada todo ella le gustaba: la nariz, las mejillas, la mandíbula, sus magníficos ojos marrones bajo las cejas oscuras... Santana estaba reclinada de costado, con una rodilla doblada y apoyándose en un codo mientras servía champán brindaron por su amor con un Dom Pérignon de la cosecha favorita de Santana antes de que ésta se inclinara y le atrapara los labios con los suyos—Me gustaría darte de comer.

—Sí, por favor.

—Cierra los ojos —le pidió—Prueba.

Britt confiaba en ella, así que cerró los ojos y sintió que algo trataba de abrirse paso contra su labio inferior pronto estuvo en su boca, una explosión de chocolate y jugosa fresa y el pulgar de Santana acariciándole el labio enfebrecido ella abrió los ojos, le agarró la muñeca y se metió su pulgar lentamente en la boca Santana abrió mucho los ojos y gimió Britt le recorrió el pulgar con la lengua; ligeramente al principio y succionando con fuerza luego, en busca de algún resto de chocolate Santana volvió a gemir al ver que ella la miraba con los ojos entrecerrados y una expresión entre sorprendida y apasionada—No te hagas ilusiones los pulgares son una cosa, pero soy un desastre con los clic... —dijo ella, soltándole el pulgar y apartando la vista.

Santana la interrumpió con un beso brusco mientras le exploraba la boca con la lengua, le acariciaba el cuello con un dedo, arriba y abajo. Cuando se apartó, tenía fuego en la mirada—No quiero que vuelvas a hablar así de ti nunca más no lo voy a consentir lo que hay entre las dos es sólo nuestro no me prejuzgues, ni te prejuzgues, ni a nosotras ni a lo que podemos hacer juntas—Le dio un beso en la mejilla, como si quisiera suavizar la dureza de su tono y le acarició la oreja con los labios—Además —susurró—, no me cabe la menor duda de que eres excelente también en eso es imposible que una boca tan hábil como la tuya decepcione— Le guiñó un ojo con descaro ella se puso del mismo color que la fresa, pero no dijo nada Santana siguió dándole frutas bañadas en chocolate, alternándolas con sorbos de champán, hasta que ella le pidió que se detuviera Britt cogió un poco de tiramisú con un tenedor y, alzando una ceja, le dijo: —Cierra los ojos.

Cuando Santana obedeció, le deslizó el tenedor entre los labios ella hizo un sonido de placer, ya que el postre estaba delicioso aunque más delicioso aún era ser alimentada por la persona amada Britt se estaba preparando para darle otro poco cuando Santana la interrumpió— ¿No se olvida de nada, señorita Pierce? —le preguntó, pasándose la lengua por el labio inferior.

Luego le agarró la muñeca, le sumergió dos dedos en el tiramisú y se los llevó a la boca como de costumbre, Santana se lo tomó con calma, pasando la lengua por cada dedo de arriba abajo, antes de succionárselos profundamente mientras le adoraba los dedos con la boca, el cuerpo de Britt clamaba por conseguir su atención no podía evitar imaginarse su hábil lengua hundiéndose en su ombligo y más abajo, allí donde ninguna persona había llegado— ¿Eres feliz, amor mío?

Britt parpadeó—Sí —respondió, con voz temblorosa.

—Pues entonces, bésame.

Julia le tiró de los brazos, tal como ella había esperado, e hizo lo que le pedía gustosamente rodó hasta quedar tumbada de espaldas y Santana le separó las piernas con las rodillas mientras le daba besos cálidos y húmedos, con sus dedos le acarició las costillas y descendió hasta el trasero, que sujetó firmemente Britt sintió el calor de sus senos presionándole los senos a través de la camisa, pero quería más, mucho más... La quería encima, entre sus piernas, la quería dentro... Apartándose de ella, Santana le cogió la mano, besándole el dorso—Ven a la cama.

—Puedes tomarme aquí.

Santana frunció él cejo un instante, pero en seguida recuperó la sonrisa y le besó la punta de la nariz—Oh, no te quiero en mi cama hace frío y no me gustaría que pillases una pulmonía—Britt pareció algo desencantada Santana se apresuró a consolarla—Si quieres, podemos quedarnos aquí mañana, pero creo que esta noche deberíamos ir dentro me reuniré contigo en la habitación tómate el tiempo que necesites.

La besó con comedimiento y le miró el trasero mientras cruzaba la terraza y entraba en el dormitorio reclinándose en el futón, Santana se cubrió los ojos con un brazo y se recolocó las bragas que las tenía tan mojadas que las tenía pegadas a su vagina tanta espera la estaba matando nunca había estado tan excitada nunca había tenido tantas ganas de tumbar a una mujer en la cama, separarle las piernas y tomarla con desenfreno pero eso era precisamente lo que no pensaba hacer esa noche ¿Cómo había podido pensar alguna vez que follarse a una desconocida en los lavabos de Lobby era excitante? ¿Cómo había podido convencerse de que esos orgasmos sin nombre, sin cara, podrían satisfacerla? Había malgastado su vida rezando ante el altar de un dios silencioso y ausente que se lo prometía todo pero sólo le daba algo pasajero que la dejaba con más hambre que al principio Había traficado con lujuria disfrazada de eros, pero nada había estado más lejos de la realidad «Vanidad de vanidades. Todo es vanidad.» Todo había cambiado desde que se había reencontrado con Britt, especialmente desde que se había enamorado de ella Susan había derribado sus barreras y la había desvirgado emocionalmente, con toda la delicadeza y paciencia del mundo. Y ella no se merecía menos.

Mientras Santana pensaba en maneras de adorarla, Britt estaba apoyada en el lavabo, tratando de recobrar el aliento el concepto de preliminares de Santana se parecía mucho a una táctica de tierra quemada no había vuelta atrás no había fuerza posible capaz de contener la irresistible atracción que existía entre ellas «Oh, Dios, la deseo tanto.» Se miró en el espejo mientras se lavaba los dientes y se arreglaba luego el maquillaje y el peinado cuando se dio por satisfecha con su aspecto, fue a ponerse el camisón nuevo, pero se dio cuenta de que lo había dejado en el otro cuarto de baño Mierda podría desnudarse y ponerse uno de los albornoces del hotel, pero no se había molestado tanto en elegir la lencería para eso. O podría ir al otro baño a buscarla, pero para eso tendría que pasar por el dormitorio y seguro que Santana ya la esperaba allí. Sin duda estaría tumbada en la cama, como una reina en toda su gloria Britt tembló de excitación al imaginársela « ¿Me ducho y salgo envuelta en la toalla? ¿O salgo sólo con las bragas?» Mientras ella daba vueltas a cómo hacer su entrada triunfal, Santana recogía la terraza y lo llevaba todo dentro distribuyó las velas por la habitación, agrupando varias a los pies de la cama cambió la música por una nueva lista de reproducción que había preparado para la ocasión la lista se llamaba «Amando a Brittany» y se sentía muy orgullosa de ella tras dejar algunos objetos personales en la mesilla de noche, apagó todas las luces Y esperó Y esperó. Pero ella no aparecía Santana empezó a preocuparse se acercó a la puerta del baño y apoyó la oreja en la puerta. No se oía nada, ni siquiera el sonido de agua corriendo o de la seda deslizándose El corazón se le encogió ¿Y si se había sentido mal? ¿O estaba asustada? « ¿Se habrá encerrado?» Respiró hondo y llamó a la puerta—Adelante.

A Santana la sorprendió su invitación abrió la puerta con cuidado y asomó la cabeza Britt estaba delante del espejo, mirándola con timidez— ¿Estás bien?

—Sí.

Ella frunció el cejo— ¿Qué pasa?

—Nada. Sólo que... Santana, ¿puedes abrazarme, por favor? Lo tenía todo previsto, pero luego he entrado aquí, me he quedado bloqueada y... —Se lanzó en sus brazos.

Santana la miró preocupada—No pasa nada. Sólo soy yo, cariño. ¿Tal vez te he presionado demasiado?

Ella negó con la cabeza contra su pecho—No, no. Es que le doy demasiadas vueltas a las cosas siempre me pasa lo mismo.

—Entonces, piensa en lo mucho que te amo, dulce criatura esta noche voy a demostrártelo— La besó con ternura y, cuando ella levantó la cara y sonrió, Santana la cogió en brazos y la llevó a la cama Britt no tenía miedo pensaba que estaría asustada, pero Santana se detuvo a cada paso para besarla hasta que se relajó la amaba, la deseaba y sabía que ella sentía lo mismo por ella la depositó sobre la cama, mirándola con amabilidad y ella se quedó sin aliento era la misma mirada que le había dirigido en el huerto en su huerto de manzanos ahora la deseaba aún más—Has apagado las luces.

—Tienes una piel preciosa será irresistible a la luz de las velas—Santana le besó la frente—Un cuerpo como el tuyo habría inspirado a los hombres de las cavernas a pintar las paredes.
Arrodillándose delante de ella, empezó a quitarle los zapatos— ¿Estás segura? —susurró Britt.

Santana se sentó en los talones y la miró, apartándole un mechón de pelo de la cara—Sólo si tú lo estás, amor.

Ella sonrió—Me refería a los zapatos puedo dejármelos puestos.

La idea era excitante, no lo iba a negar, pero lo más importante en ese momento era su comodidad ya habría tiempo para juegos más adelante—No debería haberte dejado caminar tanto con estos tacones. Te deben de doler los pies. Nada de zapatos esta noche—Le masajeó los pies lentamente, recorriéndole el arco plantar con el pulgar, un movimiento destinado a relajarla, pero también a excitarla al mismo tiempo Britt hizo un sonido de placer era muy agradable se preguntó si su pulgar la haría sentir el mismo placer en otras partes de su cuerpo y un escalofrío le recorrió la espalda Santana se detuvo—Estás temblando no tenemos que continuar si no quieres.

—Son temblores agradables —murmuró ella.

Ella siguió masajeándole los pies durante un rato antes de pasar a las pantorrillas y de detenerse en la parte posterior de las rodillas cuando sus dedos mágicos le acariciaron esa zona erógena oculta, Britt estuvo a punto de gritar la respiración se le aceleró y no pudo mantener los ojos abiertos «Conoce el cuerpo de las mujeres como... como alguien conoce algo... ¿Qué estoy diciendo?» En realidad, Santana conocía su cuerpo bastante mejor que ella, lo que era lamentable pero no era momento para lamentaciones se estremeció una vez más al imaginarse el placer que iba a sentir cuando desplazara las manos un poco más arriba como si pudiera leerle la mente, Santana ascendió hasta sus muslos, apretándoselos y separándolos un poco para poder recorrerlos con los pulgares arriba y abajo, deteniéndose al llegar al final de las medias se lo estaba tomando con calma, asegurándose de no saltarse ningún paso, de que ella disfrutaba de cada movimiento—Santana, por favor, levántate del suelo—Britt le ofreció la mano y ella la besó.

—Esta noche es un regalo. Acéptalo —replicó ella, con una sonrisa en sus labios perfectos—San Francisco de Asís lo aprobaría.

—Pero es que yo también quiero hacerte feliz.

—Ya me has hecho feliz, Britt. Más de lo que te imaginas. ¿Te sentirías mejor si te confieso que yo también estoy nerviosa?

— ¿Por qué ibas a estarlo?

—Quiero complacerte no he estado con una virgen desde que yo misma perdí la virginidad y de eso hace mucho. Quiero que nos lo tomemos con calma. Quiero que estés relajada y tan cómoda como sea posible. Si en algún momento estás a disgusto, quiero que me lo digas inmediatamente. ¿Lo harás?

—Por supuesto.

—Eres muy importante para mí. Y una de las cosas que más me gustan de ti es tu voz. Por favor, dime lo que quieres, lo que necesitas, lo que deseas... —Dijo las últimas palabras con la voz más ronca y Britt no pudo evitar estremecerse.

—Lo que deseo es que dejes de arrodillarte ante mí, Santana —Se inclinó para darle un beso en los labios—Así que, levántate.

«Hola, tigresa, bienvenida», pensó Santana—Dame un minuto. En seguida vuelvo —dijo ella y desapareció en el cuarto de baño.

Britt oyó el ruido del agua corriendo al volver a la cama, Santana se la encontró de pie, tratando de desabrocharse el vestido—Permíteme —le pidió, con voz ronca.

Le bajó la cremallera lentamente, sin apartar los ojos de ella luego le deslizó el vestido de seda por los hombros hasta que cayó al suelo al hacerlo, produjo un sonido que a Britt le recordó un suspiro, como si el vestido también hubiera sido seducido por Santana se quedó vestida con una mini combinación de raso color marfil, que dejaba al descubierto las ligas que le sujetaban las medias negras Santana ahogó una exclamación al verla parecía un ángel un ángel de ojos azules, con el cabello recogido su pelo oscuro contrastaba con su piel blanca del mismo modo que el marfil de la combinación lo hacía con el negro de las medias era una yuxtaposición de virtud y eros Santana alargó la mano para tocarle una de las ligas con un dedo—Esto sí que no me lo esperaba.

Britt se ruborizó—Ya sé que no te gusta el negro, pero es que no esperaba que me vieras así pensaba cambiarme.

—Eh —Santana le levantó la barbilla y le acarició la mejilla ruborizada—, estás impresionante. Y nunca he dicho que no me guste el negro pero si prefieres cambiarte, te esperaré.

Santana la estaba mirando expectante Britt negó con la cabeza. Ya había esperado bastante. Le recorrió los pechos con las manos antes de tirarle del vestido mientras la besaba apasionadamente, le deslizo un tirante y después el otro luego le desabrochó los botones de la parte de atrás y se lo quitó sin muchas ceremonias junto con el sujetador, que fue a parar al montón de ropa que crecía en el suelo Santana permaneció quieta ante ella, medio desnuda, mientras Britt le besaba el torso y le rodeaba la espalda con los brazos—Siento tu corazón latir.

—Por ti —replicó ella, con los ojos ardientes.

Ella sonrió mientras le acariciaba los abdominales y la cintura tenía la piel cálida, mucho más cálida que la suya, y muy tentadora se puso un poco nerviosa mientras le iba bajando las bragas al notarlo, Santana le cubrió las manos con las suyas y la ayudó cuando, después de librarse de los tacones, se quedó de pie frente a ella, Britt contuvo el aliento. Cuando ella asintió, le termino de deslizar las bragas hacia abajo y dio un paso atrás para admirarla pasándose la lengua por los labios, sonrió una amplia sonrisa Santana era espléndida probablemente fuese una cuestión genética, o un don de los diosas, o una combinación de ambas cosas ayudada por una buena dieta y por el ejercicio pero mientras sus ojos vagaban sobre sus pechos y sus abdominales bien definidos, algo en su interior se calentó hasta fundirse sintió una oleada de calor en el vientre y más abajo, especialmente al fijarse en el músculo en forma de uve que le comenzaba en las caderas pero sonrió satisfecha al darse cuenta de que tenía los pechos más grandes que Kitty «El karma, seguro», la animó su conciencia Britt se mordió el labio inferior para no echarse a reír como una colegiala ante el memorable descubrimiento.

Santana se dio cuenta de su extraña reacción, pero no dijo nada reprimió una sonrisa de suficiencia, diciéndose que probablemente no era el mejor momento para bromear sobre el tamaño de sus pechos no quería abrumarla— ¿Puedo? —le preguntó, señalando su pelo recogido—Cuando ella asintió, Santana le fue quitando las horquillas una a una, dejándole caer los rizos sobre los hombros Britt cerró los ojos, disfrutando de la sensación de sus dedos en su pelo le recordó a aquel día en casa de Richard, cuando había sido su peluquera Santana le deshizo el recogido muy suavemente, hasta que los mechones le rodearon la cara como una oscura cortina luego le acarició el cuello antes de que sus dedos se encontraran con los tirantes de la combinación cuando los retiró a lado y lado y dejó caer la fina prenda, Britt quedó ante ella vestida sólo con un sujetador de encaje negro, a juego con las braguitas «La perfección erótica unida al rubor de la inocencia.» Era deliciosa, pero que ella la observara la estaba poniendo nerviosa Santana sabía que a ella no le gustaba que la miraran fijamente, ni ser el centro de atención demasiado tiempo. Así que la atrajo hacia ella y la besó hasta que notó que se le relajaban los hombros—Britt, me gustaría verte, por entera, sin obstáculos —susurró.

Cuando ella asintió, ella se tomó su tiempo quitándole las medias y enrollándolas para bajárselas, aprovechando para hacer una breve pausa en la parte de atrás de las rodillas su respiración entrecortada le dijo que lo estaba haciendo bien luego se colocó a su espalda y le besó los hombros antes de desabrocharle el sujetador delicadamente Britt lo dejó caer a sus pies sus ropas mezcladas en el suelo le parecieron una imagen muy erótica Santana la abrazó desde la espalda, sosteniéndole los pechos en las manos la acarició con delicadeza, rozándole los pezones con los pulgares mientras la besaba detrás de la oreja luego le acarició las costillas antes de meter los pulgares por dentro de las braguitas de encaje. Sin dejar de excitarla lamiéndole la piel de detrás de la oreja, se las bajó por fin Britt estaba desnuda, en toda su gloria agarrándola por la cintura, la volvió hasta que estuvieron frente a frente. Ella tenía los ojos clavados en el suelo y se estaba mordiendo el labio inferior cuando empezó a mover las manos, nerviosa, Santana supo que estaba a punto de cubrirse—Eres una diosa —le dijo, liberándole el labio con el pulgar, antes de alzarle la barbilla—La miró abiertamente de la cabeza a los pies y otra vez hasta la cabeza para que no le quedara duda de su admiración—Cuando sea una anciana y ya no recuerde nada más, seguiré recordando este momento la primera vez que mis ojos vieron a un ángel de carne y hueso recordaré tu cuerpo y tus ojos, tu preciosa cara y tus pechos, tus curvas y esto le rodeó el ombligo con los dedos, antes de bajarlos hasta la línea donde empezaban sus rizos—Recordaré tu aroma, el tacto de tu piel y las sensaciones que tuve al hacerte el amor pero, sobre todo, recordaré la sensación de contemplar la auténtica belleza, por dentro y por fuera porque eres hermosa, amada mía, en cuerpo y alma generosa en espíritu y de corazón. Nunca volveré a ver nada a este lado del cielo más hermoso que tú la abrazó y la besó repetidamente, con besos suaves que trataban de comunicarle sin palabras lo mucho que la amaba le acarició los diamantes que seguía llevando en las orejas y le susurró al oído: —Tras verte desnuda, debería exigirte que lo único que lleves puesto en mi presencia sean estos pendientes todo lo demás sobra—Britt le dio un beso rápido en los labios antes de tumbarse en la cama y mirarla con timidez Santana inspiró hondo y soltó el aire lentamente la visión de ella, desnuda, invitándola a acostarse a su lado, casi la hizo perder el control— ¿Por qué no te das la vuelta, cariño? Me encantaría admirar tu preciosa espalda—Britt sonrió y lo hizo, apoyando la barbilla en los brazos doblados y dejando que disfrutara del espectáculo Santana la miró desde arriba, con una sonrisa satisfecha y le dio un beso en cada hombro «Como en mi fotografía favorita», pensó Britt—Quitas el aliento, Britt Eres arrebatadora desde todos los ángulos. Una auténtica obra de arte.

Le recorrió la columna con un dedo, deteniéndose al ver que se estremecía, antes de acariciarle una nalga con la mano—Has cambiado la música —musitó ella, al reconocer And You Give, el tema romántico de Matthew Barber.

—Me inspiras—Cogió una botellita de aceite de masaje con aroma a sándalo y mandarina satsuma, se echó un poco en la palma de la mano, dejó que se calentara y empezó a masajearle los hombros Britt cerró los ojos y suspiró—Sólo siente—Santana le besó la mejilla y siguió masajeándola delicadamente, descendiendo por su espalda sin prisas hasta llegar a los dos hoyuelos de la curva de su trasero incomparable—Son preciosos —susurró, besando cada hoyuelo Britt se tensó un poco, así que Santana se apartó cuando siguió con el masaje, ella se volvió a relajar al cabo de un rato, Santana le dijo al oído que se volviera ella se sentía flotando en una nube la miró con los ojos entrecerrados y sonrió satisfecha ella se apoyó en los codos y colocó una rodilla entre sus piernas mientras le acariciaba la nariz con la suya—Eres preciosa —murmuró, descendiendo lentamente hasta que sus cuerpos se rozaron—Mientras le acariciaba el cuerpo con una mano, le daba besos suaves por el cuello y las clavículas a Britt le encantaba sentir cómo sus pechos rozaban con los de Santana y su suave abdomen los de ella deslizando una mano bajo el trasero de Britt, la atrajo hacia sus caderas—No sabes cuánto te deseo... —murmuró contra su cuello—No sabes lo increíblemente sexy que eres—Le acarició la base del cuello con la nariz y luego con la lengua sin previo aviso, Britt se arqueó contra ella y gimió de placer le recorrió la espalda con las manos, descendiendo hasta alcanzar las caderas y se las apretó con fuerza, pegándola a ella—Aún no, cariño—Santana la adoró con la boca, recorriéndole el cuerpo con los labios, dándole suaves mordisquitos de vez en cuando Britt se tensó cuando ella le besó la cadera, probándola con la lengua— ¿Qué pasa? —preguntó Santana, mientras le hacía cosquillas en el vientre con la nariz, pasando de una cadera a la otra.

—Es que nadie... nunca... —titubeó, avergonzada.

Ella sonrió encantada, sin dejar de besarle la cadera y reseguirla con la lengua «Claro que nunca lo hizo. Aparte de cabrona, era una idiota.» —Cariño, separa las piernas.

Britt la miró con desconfianza, pero también con deseo, e hizo lo que le pedía Santana sonrió, como si le gustara mucho lo que estaba viendo, antes de acariciarla con los dedos. Ella gimió Al principio, la acarició con mucha suavidad, penetrándola con un solo dedo, cautelosamente. Luego añadió un segundo y los dobló hacia arriba muy superficialmente mientras la acariciaba con el pulgar, trazando pequeños círculos. No dejó de mirarla a los ojos en ningún momento, alerta ante cualquier señal de incomodidad, escuchando cómo su respiración se alteraba al encontrar un punto muy sensible en su interior. Inclinando la cabeza, le besó la parte interior del muslo antes de devorarla con entusiasmo, lamiendo y succionando esa zona íntima sin detener en ningún momento los movimientos de su mano era una combinación extraordinaria el cuerpo de Britt se arqueó y se levantó de la cama cuando llegó al orgasmo con un grito desgarrador ella siguió acariciándola, pero aflojó la succión hasta que ella se movió, tratando de cerrar las piernas Santana se acercó a su boca y la besó con ternura—Gracias —susurró, sintiéndose ligera como una pluma «Debería ser delito tener unos dedos tan hábiles... Por no hablar de su boca.»

— ¿Te ha gustado?—Ella asintió, con la mirada perdida y la respiración entrecortada Santana dudaba que la hija del senador hubiera encontrado su punto secreto y la idea la hizo henchirse de orgullo estaba deseando mostrarle muchos más puntos de su cuerpo con los que podía darle placer, sin dejarse ninguno. Partiendo desde su cuello, le trazó una línea con el dedo que, tras rodearle un pecho, descendió hasta el lugar del muslo donde le había dejado una ligera marca— ¿Te duele?

—No, pero ¿cómo has podido...?

—Esta zona del muslo es muy sensible una amante apresurada o egoísta la habría ignorado y te habría tocado directamente aquí—La acarició ligeramente entre las piernas aún sensibilizada por el reciente orgasmo, Britt dio un brinco ella apartó la mano y le acarició el muslo una vez más—Lo único que me redime de mis experiencias anteriores es poder ponerlas a tu disposición. Tú eres la única mujer a la que quiero dar placer a partir de ahora.

Cuando ella le acarició la cara, Santana apoyó la mejilla en su mano Britt le tocó el labio inferior con el pulgar y, tirando de él, lA besó apasionadamente Santana respondió colocándose encima y su corazón se aceleró, pensando que el momento de su unión era inminente una vez más, la agarró por el culo, animándola a acercarse aún más ella sonrió, apoyándose en un brazo—Esta postura no es buena necesito que te muevas.

— ¿Por qué? ¿Qué problema hay?

—Es la peor postura para perder la virginidad —le explicó ella, dándole ligeros besos en el hombro.

—Creo que me gustará.

Santana se apartó—No, la primera vez, no. Podría hacerte daño sin darme cuenta « ¿Daño?», pensó ella, alarmada A ella se le encogió el corazón al ver la preocupación en sus ojos. Apoyando las manos a lado y lado de su cara, le dijo: —No voy a hacerte daño, Susan No soy una adolescente. No soy ella. Voy a ser muy, muy delicada. Precisamente por eso no vamos a hacerlo así.

— ¿Por qué?

—Por el ángulo pero si tú estás encima, puedes controlar los movimientos, la profundidad de la penetración de mis dedos..., todo. Te cederé el mando. Confía en mí —susurró, besándole la oreja.

Luego siguió acariciándola, murmurando palabras de adoración contra su piel casi translúcida. Rodeándole la espalda con los brazos, le dio la vuelta, colocándola sobre ella mientras ella reposaba sobre sus pechos, Santana le susurró en italiano las palabras de Dante: Color di perle ha quasi in forma, quale convene a donna aver, non for misura; ella è quanto de ben pò far natura; per esemplo di lei bieltà si prova. De li occhi suoi, come ch’ella li mova, escono spirti d’amore inflammati, che fèron li occhi a qual che allor la guati, e passan sì che ‘l cor ciascun retrova: voi le vedete Amor pinto nel viso, là ‘ve non pote alcun mirarla fiso.

Santana estaba alabando su belleza y su bondad, comparándola con una perla y declarando que el Amor, en mayúsculas, se reflejaba en su rostro Britt le susurró las gracias por sus preciosas palabras y permaneció quieta, escuchando los latidos del corazón de ella Se sentía abrumada pensando que tenía a esa persona, esa mujer a la que había amado durante tanto tiempo, entre sus brazos no podía dejar de tocarla, de reseguir cada músculo, cada tendón firme y perfecto le recorrió las cejas, la hendidura central de su labio superior, las patillas, las orejas... Santana alzó la cara para besarla le dibujó los labios con la lengua antes de succionarle el labio inferior y metérselo en la boca durante unos minutos no existió nada más que dos cuerpos desnudos, tumbados juntos, piel contra piel Britt siguió explorándola: la cara, los pechos, las caderas empezó a acariciarle el sexo, cautelosa, besándole el cuello mientras la acariciaba en círculos Santana gruñó de placer mucho más segura, la acarició con más firmeza y rapidez mientras le besaba los pechos Santana empezó a respirar con dificultad—Deja que te adore con mi cuerpo, Britt —le rogó con la voz ronca, no queriendo correrse cuando ella la dejo de acariciar, Santana le sujetó las piernas y le separó los muslos hasta hacerla apoyar las rodillas por la parte exterior de sus caderas Britt sintió los dedos de santana otra vez entre sus piernas, levantándose como si tuviera voluntad propia se movió un poco, mientras una sombra le cruzaba la cara Santana le apoyó la mano en el corazón y notó que le latía frenéticamente.— ¿Estás bien? — Ella se echó hacia adelante hasta que el cabello le cubrió el rostro Santana se lo apartó detrás de los hombros para verle la cara—Por favor, no te escondas. Quiero verte—Britt se mordió el labio inferior y apartó la vista— ¿Qué pasa?—Ella negó con la cabeza—Cariño, no es un buen momento para timideces dime qué te pasa.

Britt se quedó mirando sus pechos—No es así como me lo había imaginado —susurró, en voz tan baja que a Santana le costó oírla.

—Entonces, dime cómo.

—Siempre me imaginé que estarías... tú encima. «Su bandera sobre mí es amor.»
—Me gusta estar encima, no lo niego, pero Me da miedo que...

—Sé que te he hecho esperar mucho, Santana —murmuró ella—No pasa nada si no puedes ser cuidadosa entiendo que puedas necesitar ser... agresiva.

Su comentario la disgustó mucho, porque reconoció las palabras de Kitty en su voz «Es normal que piense eso. Es lo único que ha conocido que ella no es más que un juguete sexual.» La idea le revolvió el estómago, pero se esforzó porque no se le notara mientras le acariciaba la mejilla—Britt, te quiero. Si yo fuera del tipo de mujer que se vuelven agresivas con una mujer porque las ha hecho esperar, no deberías acostarte conmigo. Eres una persona, no un juguete. No quiero usarte. Quiero darte placer—Mirándola fijamente a los ojos, añadió en un susurro—: Te quiero para siempre, no sólo para esta noche. Por favor, déjame hacer las cosas a mi manera.

Con la mirada le rogaba que confiara en ella No quería tener que explicarle por qué estaba preocupada y qué clase de problemas estaba tratando de evitar. Ya habría tiempo para eso a la mañana siguiente—Lo único que quería era que alguien me amara —confesó Britt en voz baja.

—Pues ya la has encontrado.

Santana le capturó un pecho con la boca mientras le acariciaba el otro con la mano eran perfectos perfectos en peso y tamaño, naturales y bonitos. «Nata y capullos de rosa.» Recordó la noche en que le había visto uno por primera vez, asomando por el albornoz lila, en la habitación de hotel de Filadelfia recordó cómo había deseado llevárselo a la boca después de darle un suave lametón, le succionó el pezón, sintiendo cómo se endurecía en su boca Britt echó la cabeza hacia atrás, haciendo sonidos inarticulados ella calculó su reacción cuidadosamente quería que estuviera muy excitada si llegaba al orgasmo sólo con esto, bienvenido fuera lo que vendría a continuación sería entonces mucho más fácil—Suéltate, amor mío, no te resistas —la animó, ocupándose del otro pecho.

Britt se estremeció al oírla y empezó a frotarse contra ella con los ojos cerrados Santana no tardó mucho en notar que se contraía y luego se relajaba, desplomándose contra su pecho. Ella abrió los ojos, parpadeó, y levantó la cabeza para sonreírle «Muchas gracias por el orgasmo número dos.» Luego fue Britt la que tomó la iniciativa y volvió a besarla con sus labios hinchados cuando se apartó, Santana cogió algo de la mesilla de noche Britt vio que se echaba una sustancia clara en la mano y se la extendía por los dedos sin demasiada delicadeza al ver la expresión de desconcierto en su cara santana se apresuró a explicarle: —Te hará las cosas más fáciles.

Britt se ruborizó sabía que existían los lubricantes y ese tipo de cosas pero nunca había tenido ocasión de probarlos. Se sintió avergonzada por no haber pensado en comprarlo ella. Había ido a Florencia muy poco preparada—Eres muy considerada.

Santana sonrió con suficiencia—Ya te dije que me encargaría de todas tus necesidades—Besándola, la reclinó sobre la almohada—Me alegro mucho de ser la primera.

Britt sonrió al oírla—Quiero que seas la última, Santana—La besó apasionadamente, con el corazón lleno de sus palabras y sus actos—. Pero hay otra cosa que quiero ahora mismo.
—Lo que sea.

—Quiero que estés encima.

Cuando ella empezó a fruncir el cejo, Britt la miró muy seria—Ya me has demostrado que eres una amante generosa. No me parece buena idea que me cedas el mando de algo que no domino. Me pone nerviosa. No podré relajarme—Al cabo de unos segundos, añadió—: Por favor.

No quería suplicarle Santana le había dicho que expresara sus deseos y eso era lo que estaba haciendo en ese momento, Santana se dio cuenta de que para ella debía de ser estresante estar sentada sobre ella, desnuda y expuesta, tomando la iniciativa de lo que iba a ocurrir. Tal vez más adelante, pero no la primera vez a pesar de sus miedos, no podía negárselo. Asintió, apretando la mandíbula y, con un fluido movimiento, tumbó a Britt de espaldas y se arrodilló entre sus piernas. Ella le dedicó una sonrisa radiante como el amanecer. Porque así era como se lo había imaginado siempre—Gracias —murmuró, contra la boca de Santana, cuando ésta se inclinó para besarla dulcemente.

—Hace falta tan poca cosa para hacerte feliz.

—Yo no llamaría a esto «poca cosa» —replicó ella con una risita nerviosa, mientras se frotaba contra ella—Santana sonrió, agradeciendo el momento de frivolidad la música volvió a cambiar y Britt volvió la cabeza con curiosidad— ¿Cómo se llama esta canción?

—Lying in the Hands of God, de la Dave Matthews Band.

—Me gusta.

—A mí también.

— ¿Por qué la elegiste? —preguntó ella, con curiosidad.

—Por la letra, por la música... —Con los ojos brillantes, añadió—: Por el ritmo.

— ¿Ah, sí?

—Siéntelo. Céntrate en él. Es perfecto para hacer el amor. —Sujetándola por las caderas, se apretó contra ella, deslizándose arriba y abajo al ritmo de la música, sabiendo que le gustaba tanto como a ella— Britt gimió, olvidándose de las risas y las bromas y empezó a empujar hacia Santana—Respira hondo, amor —susurró ella.

Mientras ella lo hacía, Santana la penetró con dos dedos hasta el fondo Britt cerró los ojos, disfrutando de la sensación ahora que había tenido una pequeña muestra de lo que sería sentir los dedos hasta el fondo, la tentación de hundirse en su interior era mucho mayor pero si se apresuraba, podía desgarrarla la deseaba, pero olvidándose de sus deseos, dejo sus dedos quietos, lamiendo y succionándole los pechos ahora que había tenido una pequeña muestra de lo que sería Britt quería más; mucho más. La quería toda—Con cuidado —le advirtió ella, cuando ella levantó las caderas para atraer los dedos más—La próxima parte será incómoda— Al ver que no abría los ojos, Santana le acarició la mejilla con el pulgar—Mírame a los ojos—Cuando ella parpadeó y lo hizo, Santana la miró solemne—Te lo doy todo. Mi cuerpo. Mi alma. Tómalos. Tómalo todo.

Siguieron mirándose fijamente mientras ella la penetraba con sus dedos un poco más, empujando lentamente Britt abrió mucho los ojos y ahogó un grito cuando ella se abrió camino en su interior Santana detuvo sus dedos inmediatamente, sujetándole la cadera con una mano para impedir que ninguna de las dos se moviera—Lo siento, cariño —la consoló, acariciándole la cara—. Esto ha sido lo peor, te lo prometo. ¿Estás bien? —Le miró la cara, buscando lágrimas.

Pero no estaba llorando no había sido tan doloroso como había temido. No es que fuera... cómodo, pero la sensación de tener sus dedos en su interior, las emociones que veía reflejadas en su rostro, la distraían de lo demás. Era todo muy intenso Y quería más. Más de ella, más de aquello, de las dos juntas... Quería verla cuando alcanzara el éxtasis y saber que lo habían conseguido juntas. Quería que encontraran su propio ritmo. La música las envolvía, marcando un ritmo tentador que Britt quería reproducir con Santana sonrió y ella sintió que la sonrisa de ella le llegaba directa al corazón, acallando sus preocupaciones sin dejar de mirarla, empezó a entrar y salir de su cuerpo con lentitud Britt parpadeó rápidamente al notar otro dedo dentro deslizó las manos por los músculos en tensión de su espalda y le acarició las nalgas, sintiendo sus curvas y el ritmo de sus embestidas era preciosa. Tenía el cabello, largo y claro, suelto sobre la almohada y los ojos azules clavados en ella. La boca, roja y abierta, porque gemía con cada embestida de sus dedos.

Le deslizó la mano libre debajo del culo, guiándola y moviéndola, manteniendo aún un ritmo suave. Llevaba tanto tiempo esperando... Britt vio que fruncía un poco el cejo y que se mordía el labio inferior se movían sin cesar, no muy de prisa, pero con determinación, con la sincronización de dos amantes que no apartaban los ojos la una de la otra Britt leyó tantas emociones en los de ella: amor, preocupación, pasión, adoración, afecto, deseo erótico... La miraba como si fuera la única mujer sobre la Tierra, como si no existiera nada más en su universo privado que ellas dos, la música sensual que flotaba en el aire y los sonidos que escapaban de su boca Ella se oyó gemir y jadear, pero estaba demasiado excitada como para sentirse avergonzada al oír los sonidos que escapaban sin control de su garganta a Santana le encantaba oírlos y lo excitaban aún más, si era posible aumentó la velocidad de sus dedos y, al mismo tiempo, metió la otra mano entre las dos y la acarició íntimamente Britt le demostró su placer apretándole el trasero con más fuerza, luchando por mantener los ojos abiertos—Mírame. Quiero verte los ojos cuando te corras—La intensidad de la voz de Santana se correspondía con la de su mirada Britt abrió más los ojos cuando ella aceleró la velocidad de sus dedos. Se sintió tensarse como un nudo demasiado apretado para luego, súbitamente, estallar y relajarse murmullos eróticos y murmullos de adoración le llenaron los oídos Santana no había soltado insultos ni maldiciones, aunque estaba demasiado distraída para fijarse en ese hecho asombroso. No sabía que, habitualmente, Santana era una amante ruidosa, que gritaba, gruñía y soltaba palabrotas para expresar sus necesidades pero esa noche, en aquel espacio semi sagrado, sus exclamaciones habían sido limpias y puras—Te quiero, te quiero, te quiero —entonó sobre ella, al ritmo con sus movimientos.

Britt estaba experimentando una sensación de plenitud intensa y sin precedentes. Antes de recuperarse del orgasmo, sintió que Santana la penetraba profundamente con sus tres dedos, gritando su nombre aunque tuvo cuidado se derrumbó sobre ella mientras las emociones y sensaciones del poderoso orgasmo la sacudían de arriba abajo la abrazó, manteniéndola pegada a su cuerpo, mientras le susurraba palabras de amor al oído en italiano, esperando a que abriera los ojos «Amo a esta mujer más que a mi propia vida.» Su preciosa Beatriz ya no era virgen ella había tomado —y entregado— lo que Dante nunca pudo en silencio, rezó para que ella no se arrepintiera de haberla elegido como su primera amante se volvió de lado y le acarició la barbilla con un dedo sólo entonces se dio cuenta del rubor que le cubría el cuello, el pecho y más abajo, hasta los muslos Santana se sintió culpable «Dios mío, le he hecho daño.» — ¿Britt?

Al abrir los ojos, tenía la mirada perdida, pero al ver a Santana le dirigió una bonita sonrisa que dejó al descubierto sus dientes blancos. Se sentía como una pluma llevada por la brisa del verano. Había sido mucho mejor que cualquier otra cosa. Verla y oírla, tocarla, saborearla y, finalmente, compartir el clímax, sincero, crudo, excepcional Santana soltó el aire y la besó apasionadamente— ¿Estás bien?

—Sí —ronroneó ella.

—Te amo sólo quiero hacerte feliz y verte sonreír. Para siempre.

—Me vas a hacer llorar—Britt no pudo decir nada más no le salían las palabras. La besó con los ojos cerrados, disfrutando de la sensación de estar entre los brazos de su amante la primera. Y la última—No llores, mi dulce niña. —Santana le besó los párpados y le acarició las mejillas—Pero de repente, se levantó y Britt se encontró sola en la gran cama, que parecía aún más grande y fría por su ausencia. La sensación de pérdida fue muy intensa, pero tenía la mente nublada por el éxtasis y, antes de poder reaccionar, Santana ya había vuelto a la cama—Deja que mire un momento, cariño —le pidió ella, insegura.

Britt no tenía ni idea de qué le estaba pidiendo, así que se limitó a hacer un sonido de asentimiento. Al notar que unos dedos le separaban las rodillas y le levantaban una pierna, los ojos se le abrieron de golpe como platos cuando sus miradas se cruzaron, Santana se detuvo en seco—Sólo quiero asegurarme de que todo está bien—Cuando se había lavado en el baño, no había encontrado ningún rastro de sangre en sus manos, lo que la había aliviado mucho examinó a Britt y lo que vio acabó de tranquilizarla le presionó algo húmedo y suave entre las piernas Ella se encogió—Lo siento —se excusó, volviendo a aplicarle la toalla húmeda.

Al retirarla, vio un par de manchas rosadas, pero nada preocupante Santana habría preferido que no hubiera habido ningún tipo de mancha, pero mejor rosa que rojo—No pasa nada, es que me has sorprendido La voz de Britt temblaba, pero no de dolor. Seguía muy sensibilizada y cuando Santana la había tocado allí, las sensaciones se habían intensificado Santana le alargó un vaso de agua de la mesita de noche y le dio una pastilla—Ibuprofeno —le explicó—. Para el dolor.

—Santana, no es tan grave. Yo ni siquiera lo llamaría dolor.

—Por favor —le rogó ella.

A Britt la sorprendió su exagerada reacción, pero por no discutir, se tomó la pastilla y se bebió el vaso entero de agua. Tenía mucha sed cuando hubo acabado, Santana la cogió en brazos y, besándole la frente una y otra vez, la llevó al baño Britt oyó el ruido del agua antes de entrar— ¿Qué pasa? —preguntó, sin levantar la cabeza.

—Nada. Deja que cuide de ti —respondió Santana, metiéndola con cuidado en la acogedora bañera—El agua caliente y la espuma con aroma a rosas fue reconfortante Britt seguía como flotando, pero poco a poco la realidad se iba imponiendo. Al abrir los ojos, vio a Santana de pie sobre ella, aún desnuda, gloriosa, comprobando la temperatura del agua con los dedos y ajustando los grifos— ¿Tienes más sed? Ella asintió ella desapareció, pero regresó en seguida con una copa llena de un líquido color granate—Zumo de arándanos con soda —le explicó—. Te sentará bien.

Bebió con ganas y le devolvió la copa vacía—Has cambiado la música. ¿Qué es?

—Sogno, de Andrea Bocelli.

—Es bonita.

—No tanto como tú.

Cerrando los grifos, Gabriel se sentó en la bañera detrás de ella, estirando las piernas a lado y lado y acercándola a su pecho. Las dos suspiraron de satisfacción Britt le apoyó la cabeza en el hombro y ella le acarició el cabello con delicadeza— ¿Y a ti... te ha gustado?

«"Gustar" no es la palabra que emplearía», pensó Santana—Nunca había sentido nada parecido. Has estado perfecta. Eres perfecta. —Le besó la coronilla y ella se acurrucó entre sus brazos—. Y muy, muy sexy. ¿Y a ti?

—Ha sido incluso mejor que en mis sueños. Gracias.

Santana le acarició la piel húmeda de las costillas— ¿Y a qué ha venido el baño? —preguntó ella, revolviéndose ligeramente y notando los pechos erectos de santana clavársele en la espalda.

—Quería cuidar de ti —le susurró ella al oído.

—Gracias, Santana, por ser tan amable conmigo sé que las cosas no habrían sido ni la mitad de buenas con cualquier otra persona.

Ella le besó el cabello—Te mereces mucho más. Te mereces a alguien mejor que yo, Beatriz —murmuró Santana—. La gloriosa donna della mia mente. La gloriosa dama de mi mente.

—Mi querida Dante. —Julia se volvió y le besó los pechos húmedos—. ¿Cuándo podremos volver a hacerlo?

Santana sonrió—Mañana. Tienes que recuperarte.

Ella se revolvió impaciente—No ha sido tan grave. Has sido muy cuidadosa.

—Después de todo lo que hemos compartido, lo único que quiero es abrazarte y sentirte cerca. Descansa entre mis brazos sabiendo que te amo. Haremos el amor muy, muy pronto.

Britt se relajó contra sus pechos y, en silencio, dio gracias a los dioses de las enormes bañeras, de las amantes atractivas y muy sexies y de los baños de espuma con aroma a rosas. (No necesariamente en ese orden.) Luego dio gracias a los dioses de las vírgenes que estaban a punto de hacer el amor con sus novias, que eran unas auténticas diosas del sexo (sin ánimo de ofender a los demás dioses) y que le habían regalado la madre de todos los orgasmos. Tres veces.

De madrugada, las amantes del Edén seguían abrazadas, piel contra piel, adormiladas y saciadas en una cama grande y blanca. La luz y la oscuridad, la inocencia y la experiencia; se besaban y acariciaban al calor de la aceptación que su amor había creado la ángel oscura le susurró a su musa palabras en italiano hasta que ésta se durmió entre sus brazos, más feliz de lo que lo había sido nunca, sintiéndose amada.

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Hola Hola!
Aqui termina la primera parte de esta Gran historia C: espero que les gustara !

Y les propongo que dependen de cuantos comentarios hayan Subo el primer capitulo de la segunda aparte asi que COMENTEN :)

Saludos Y besos   

IloveyouNaya escribió:Hoolaaaaa me encaaantaaa la historia cada capítulo es intenso y muy entretenido...ojala actualices pronto, besos

Hola Hola!
Una nueva lectora !     
Me alegro que te gustara y ahi deje dos capitulos :)
Saludos y besos gracias por comentar   

esta historia es sencillamente espectacular, la delicadeza de santana es asombrosa! hasta muy pronto!!!!!!

holap demonio,...

empieza el éxtasis de dante y beatriz!!!!
me encanta lo detallista que fue san en ese momento!!!
la van a pasar muy bien!!!

nos vemos!!!

micky morales escribió:esta historia es sencillamente espectacular, la delicadeza de santana es asombrosa! hasta muy pronto!!!!!!

Hola Hola!
Me alegra que te guste y comentes :)
y San es muy tierna :3
Saludos Y besos   

3:) escribió:holap demonio,...

empieza el éxtasis de dante y beatriz!!!!
me encanta lo detallista que fue san en ese momento!!!
la van a pasar muy bien!!!

nos vemos!!!

Hola Hola Demonio :P
Aqui dejo el primer capitulo C:
Exacto san ufffffffffff mi demonio favorito    

Saludos Y besos   

Capítulo 1

La profesora Santana López estaba sentada en la cama, desnuda, leyendo La Nazione, el periódico de Florencia se había despertado temprano en la suite del ático del Palazzo Vecchio del Gallery Hotel Art y había pedido desayuno al servicio de habitaciones, pero no había podido resistir la tentación de volver a la cama para ver dormir a la joven que estaba en ella.

Estaba tumbada de lado, de cara a ella, y respiraba suavemente el diamante que le adornaba la oreja brillaba casi tanto como sus mejillas, sonrosadas por el calor de la estancia, bañada por la luz del sol que entraba por los altos ventanales las sábanas estaban deliciosamente revueltas y olían a sándalo y a sexo. Los ojos de Santana se iluminaron mientras recorrían sin prisa la piel desnuda y el cabello de Britt Cuando volvió a la lectura del periódico, ella se movió y gimió preocupada, dejó el diario a un lado.

Britt se llevó las rodillas al pecho y se las abrazó, enroscándose murmuraba algo que ella no logró descifrar a pesar de inclinarse hacia ella tensándose de repente, Britt soltó un grito desgarrador y los brazos se le enredaron con las sábanas, lo que la alteró aún más— ¿Britt? —Santana le apoyó la mano en el hombro, pero ella se encogió ante su contacto.
Luego empezó a murmurar su nombre, cada vez más asustada—Britt, estoy aquí —dijo ella, levantando la voz—Cuando iba a volver a tocarla, ella se sentó en la cama de un brinco, tratando de recobrar el aliento— ¿Estás bien? —Santana se acercó a ella, resistiendo el impulso de tocarla Britt respiraba entrecortadamente al ver que la estaba observando, se cubrió la cara con la mano— ¿Britt? —Tras un tenso minuto, ella la miró con los ojos muy abiertos—¿Qué ha pasado? —preguntó Santana, frunciendo el cejo.

Britt tragó saliva con dificultad—Una pesadilla.

— ¿Sobre qué?

—Estaba en el bosque, detrás de la casa de tus padres, en Selinsgrove.

Las cejas de Santana se unieron, formando una línea detrás de las gafas negras— ¿Y por qué soñabas con eso?

Ella inspiró hondo y se cubrió con la sábana hasta la barbilla. La tela, blanca y tupida, se tragó su menuda figura antes de extenderse como una nube por toda la cama a Santana le recordó a una estatua ateniense.

Acariciándole la mejilla con los dedos, insistió: —Britt, háblame.

Ella se removió bajo su penetrante mirada marrón, pero Santana no se dejó conmover—El sueño empezaba muy bien. Hacíamos el amor bajo las estrellas y me dormía entre tus brazos. Pero cuando me despertaba, te habías ido.

— ¿Has soñado que te hacía el amor y te abandonaba? —preguntó ella, tratando de ocultar su incomodidad.

—Una vez me desperté en el huerto sin ti —le reprochó ella suavemente.

El fuego que ardía en las entrañas de Santana se apagó bruscamente pensó en aquella mágica noche, seis años atrás, cuando acababan de conocerse. Habían hablado y se habían abrazado. Al despertarse a la mañana siguiente, ella había ido a dar un paseo, dejando a una Britt adolescente durmiendo sola la ansiedad de ella era comprensible, y muy lamentable le soltó los dedos con que apretaba la sábana con fuerza y se los besó uno por uno, arrepentida—Te quiero, Beatriz, y no voy a abandonarte. Lo sabes, ¿verdad?

—Si me dejaras ahora, me dolería mucho más.

Santana le rodeó los hombros con el brazo, acercándola a su pecho. Infinidad de recuerdos de la noche anterior se agolparon en su mente. La había visto desnuda por primera vez y la había iniciado en la intimidad de dos personas que hacían el amor ella le había entregado su inocencia y Santana creía que la había hecho feliz. Había sido una de las mejores noches de su vida. Reflexionó unos instantes— ¿Te arrepientes de lo que pasó anoche?

—No. Me alegro mucho de que hayas sido la primera. Lo he deseado desde que te conocí.
Ella le acarició la mejilla con el pulgar—Me siento honrada de haberlo sido—Se inclinó hacia ella, mirándola fijamente—. Pero lo que de verdad quiero es ser la última.

Britt sonrió y levantó la cara para unir sus labios con los de ella Antes de que Santana pudiera abrazarla, las campanadas del Big Ben resonaron en la habitación—Ignóralo —le susurró Santana al oído, empujándola para tumbarse sobre ella.

Britt buscó con la mirada el iPhone de ella, que estaba sobre un escritorio—Pensaba que no te llamaría más.

—No voy a responder, así que no tiene importancia. —Arrodillándose entre sus piernas, tiró de la sábana—. En esta cama sólo estamos tú y yo.

Ella la miró a los ojos mientras Santana se pegaba a su cuerpo. Cuando estaba a punto de besarla, apartó la cara—No me he lavado los dientes.

—No me importa. —Santana la besó en el cuello, deteniéndose para notar cómo el pulso se le aceleraba.

—Me gustaría arreglarme un poco antes.

Santana resopló, frustrada, y se apoyó en un codo—No permitas que Paulina nos estropee el día.

—No pienso permitirlo. —Britt rodó hasta el extremo de la cama y se levantó, tratando de llevarse la sábana con ella para cubrirse, pero Santana se lo impidió, agarrándola con fuerza.

—Necesito la sábana para hacer la cama —bromeó, mirándola con ojos brillantes.

Britt sujetaba el otro extremo de la sábana y a Santana le recordó a una pantera a punto de saltar sobre su presa. Se volvió buscando la ropa, pero estaba fuera de su alcance— ¿Qué problema hay? —Santana apenas podía contener la risa.

Britt se ruborizó y sujetó la sábana con más fuerza. Echándose a reír, Santana finalmente la soltó y la abrazó—No tienes de qué avergonzarte. Eres preciosa. Si de mí dependiera, nunca volverías a llevar ropa.

Le besó dulcemente el lóbulo de la oreja, acariciándole el pendiente Estaba segura de que su madre adoptiva, Grace, estaría encantada de que esos pendientes hubieran ido a parar a Britt Con un último beso, la soltó y volvió a sentarse en la cama. Ella aprovechó para meterse corriendo en el baño. Antes de que cerrara la puerta, Santana pudo disfrutar del espectáculo de su precioso trasero cuando soltó la sábana.

Mientras se lavaba los dientes, Britt pensó en todo lo que había pasado. Hacer el amor con Santana había sido una experiencia muy emocional. Todavía sentía las réplicas en el corazón. Era comprensible, teniendo en cuenta su historia en común Britt estaba enamorada de ella desde que habían compartido una casta noche en un huerto de manzanos, cuando tenía diecisiete años, pero al despertarse a la mañana siguiente, ella había desaparecido confusa por las drogas y el alcohol, Santana la había olvidado.

Pasaron seis años hasta su siguiente encuentro y ni siquiera entonces la reconoció cuando volvió a verla, el primer día de su curso de doctorado, en la Universidad de Toronto, le había parecido atractiva pero fría, como una estrella lejana. En aquel momento, no había creído posible que pudieran ser amantes. No le cabía en la cabeza que la temperamental y arrogante «Profesora» pudiera corresponder a sus sentimientos había tantas cosas que no sabía al principio. El sexo era un magnífico medio para aprender mucho sobre otra persona. Y cuanto más descubría de Santana, más la martirizaban los celos. La idea de ella haciendo lo que había hecho con ella con otra mujer —en su caso, con muchas mujeres— le encogía el corazón.

Sabía que las anteriores relaciones de Santana habían sido distintas. Sabía que sólo habían sido encuentros casuales, en los que los sentimientos y el afecto no jugaban un papel importante. Pero también sabía que había desnudado a esas mujeres, que las había visto desnudas y había penetrado en sus cuerpos. ¿Cuántas de ellas se habrían quedado con ganas de repetir la experiencia? Paulina era una Santana y ella habían mantenido el contacto a lo largo de los años, tras concebir de una loca manera y perder a una hija en común la nueva visión que tenía del sexo había cambiado un poco la percepción del pasado de ella y mucho más cauta ante el peligro de perderla, con esa o cualquier otra mujer.

Se agarró al lavabo al sentirse sacudida por una oleada de inseguridad Santana la amaba, ella no lo dudaba pero también era una dama y si no se hubiera quedado satisfecha con su encuentro, nunca se lo diría ¿Habría estado a la altura? Britt le había hecho preguntas y no había dejado de hablar en todo el rato, cuando la mayoría de sus amantes probablemente debían de guardar silencio casi no había hecho nada para complacerla y, cuando lo había intentado, ella se lo había impedido.

Las palabras de su ex novia le volvieron a la mente para martirizarla «Eres frígida. Vas a ser un desastre en la cama.»

Apartó la vista del espejo mientras se planteaba lo que podía pasar si Santana no quedaba satisfecha en la cama. El espectro de la traición levantó la cabeza, trayendo consigo visiones de ella acostándose con su mejor amiga enderezó los hombros. Si pudiera convencer a Santana de que tuviera paciencia con ella y la instruyera, estaba segura de que sería capaz de complacerla ella la amaba le daría una oportunidad. Y ella le pertenecía. Estaba grabado en su ser de tal modo que era como si la hubiera marcado a fuego.

Al volver al dormitorio, la vio a través de la puerta abierta de la terraza. Al dirigirse hacia allá, le llamó la atención un jarrón lleno de lirios de color lila intenso, mezclados con otros más pálidos. Otras amantes le habrían regalado rosas rojas, pero Santana no.

Abrió el sobre medio oculto entre las flores.

Queridísima Brittany:

Gracias por tu regalo, de valor incalculable lo único valioso que tengo para darte a cambio es mi corazón.

Es tuyo, Santana

Britt leyó la nota dos veces, sintiéndose llena de amor y alivio. Esas palabras no parecían escritas por una mujer insatisfecha. Aparentemente, Santana no compartía sus preocupaciones.

Ella estaba tomando el sol en el futón de la terraza. Se había quitado las gafas y tenía el pecho gloriosamente expuesto al ver su cuerpo, de casi metro setenta de altura, Britt tuvo la sensación de que afrodita en persona había ido a visitarla.

Al notar su presencia, Santana abrió los ojos y se dio unas palmaditas en el regazo. Cuando ella se sentó, ella la abrazó y besó apasionadamente—Hola, hola —murmuró, apartándole un mechón de pelo de la cara y mirándola con atención—. ¿Qué te pasa?

—Nada. Gracias por las flores. Son preciosas.

Santana le rozó los labios con un suave beso—De nada. Pero se te ve preocupada ¿Es por Paulina?

—Me preocupa que te llame, pero no, no es eso. —La expresión de Britt se iluminó de repente—. Gracias por la nota era justo lo que necesitaba.

—Me alegro—Santana la abrazó con más fuerza—Pero cuéntame qué te preocupa.

Ella jugueteó con el cinturón del albornoz hasta que ella le cubrió la mano con la suya—Anoche... ¿fue todo como lo habías imaginado? —Britt levantó la vista.

Santana soltó el aire bruscamente la pregunta la había pillado por sorpresa—Qué pregunta tan rara.

—Sé que para ti tiene que haber sido distinto que para mí. No estuve demasiado...activa.
— ¿Activa? ¿De qué demonios estás hablando?

—No hice nada para complacerte —respondió Britt, ruborizándose.

Santana le acarició la sonrosada piel con la punta del dedo—Me complaciste muchísimo. Sé que estabas nerviosa, pero disfruté tremendamente. Ahora nos pertenecemos la una a la otra ¿Hay alguna otra cosa que te preocupe?

—Te exigí que cambiáramos de postura, aunque tú preferías que yo estuviera encima.

—No me lo exigiste, me lo pediste. Sinceramente, Britt, me encantaría que me exigieras cosas de vez en cuando. Me gustará saber que me deseas con tanta desesperación como yo te deseo a ti—Más relajada, Santana le dibujó círculos con el dedo alrededor de un pecho—Llevabas tiempo soñando con tu primera vez y querías que fuera de una determinada manera. Yo no quería quitarte la ilusión, pero me preocupaba hacerte daño. Lo de anoche también fue una experiencia nueva para mí—Soltándola, le sirvió leche y café de dos jarras distintas y colocó una bandeja con el desayuno en el banco entre las dos había fruta y dulces, tostadas y Nutella, huevos duros y queso. Y algunos Baci Perugina, que Santana había conseguido dándole una generosa propina a un empleado para que fuera a la calle a comprarlos, junto con el ramo de lirios del Giardino dell’Iris.

Britt empezó comiéndose uno de los Baci, con los ojos cerrados de puro placer—Has encargado un banquete.

—Me he despertado con un hambre de loba esta mañana. Te habría esperado, pero... —Se disculpó negando con la cabeza y, eligiendo una uva, miró a Britt con los ojos brillantes—. Abre la boca—Cuando ella lo hizo, Santana le metió la uva en la boca, acariciándole el labio inferior al retirar los dedos—Y tienes que beber esto... por favor. —Le alcanzó una copa llena de zumo de arándanos con soda.

Ella puso los ojos en blanco—Eres exageradamente protectora.

Ella negó con la cabeza—No, así es como se comporta una mujer enamorada que quiere que su amante esté en plenas condiciones físicas para resistir todo el sexo que planea practicar con ella—Le guiñó un ojo.

—No voy a preguntarte de dónde sacas ese tipo de información dame el zumo—Y arrebatándole la copa de la mano, se lo bebió de golpe sin apartar la vista de él Santana se echó a reír.

—Eres adorable—Britt le sacó la lengua y se preparó un plato para desayunar— ¿Cómo te sientes esta mañana? —le preguntó Santana, abandonando el tono de broma.

—Bien —respondió ella, después de tragar un trozo de queso Fontina.

Santana apretó los labios, como si no fuera ésa la respuesta que había esperado—Hacer el amor cambia las cosas entre las mujeres —insistió.

— ¿No estás contenta con... bueno... lo que hicimos? —Britt había palidecido bruscamente.

—Por supuesto que estoy contenta lo que trato de averiguar es si tú lo estás. Y empiezo a temerme mucho que no es así.

Ella bajó la vista y volvió a juguetear con el cinturón del albornoz—Cuando estaba en la facultad, las chicas de mi planta se reunían y hablaban de sus novios o novias una noche, contaron su primera vez—Se mordisqueó una uña—Sólo unas cuantas dijeron cosas buenas Las demás historias eran horribles. Una explicó que habían abusado de ella cuando era pequeña. Otras habían sido forzadas por un novio o un pariente. Muchas estuvieron de acuerdo en que la primera vez había sido incómoda o las había dejado frustradas. El único recuerdo que tenían era el de su pareja gruñendo y acabando rápidamente. Pensé que si eso era a lo máximo que podía aspirar, más me valía seguir siendo virgen.

—Qué horror.

Britt se quedó mirando la bandeja del desayuno—Quería ser amada me pareció preferible tener una relación casta a través de cartas. Una conexión de la mente y el corazón en vez de una relación sexual. No estaba nada convencida de que fuera a encontrar a alguien que pudiera darme las dos cosas Kitty, desde luego, no me amaba. Y ahora que estoy teniendo una relación satisfactoria con una diosa del sexo, no soy capaz de devolverle el placer que me da.

Santana alzó las cejas— ¿Diosa del sexo? Ya es la segunda vez que lo dices. Te aseguro que no...

Ella la interrumpió, mirándola fijamente—Enséñame. Estoy segura de que anoche no fue tan satisfactorio para ti como otras veces. Te prometo que si tienes paciencia conmigo, aprenderé.

Santana maldijo en voz baja—Ven aquí. —Alargando la mano, la atrajo hacia ella y la sentó sobre su regazo guardó silencio un instante mientras la abrazaba y suspiró antes de decir—: Das por sentado que mis anteriores relaciones fueron satisfactorias, pero te equivocas. Tú mediste algo que nadie me había dado antes: sexo y amor al mismo tiempo. Eres la única de mis parejas que ha sido mi amante en el auténtico sentido de la palabra—Le dio un beso muy dulce, una confirmación solemne y silenciosa de sus palabras Y después continuó: —El deseo previo y el atractivo de la mujer son cruciales para disfrutar de la experiencia. Y puedo afirmar que tu atractivo y el deseo que sentía por ti fueron muy superiores a cualquiera de mis experiencias anteriores. Añade a eso que era la primera vez que le hacía el amor a una mujer en el auténtico sentido del término... No tengo palabras para describir lo que sentí.

Ella asintió, pero algo en su actitud la inquietó—Te prometo que no lo estoy diciendo para tranquilizarte. —Se detuvo como si estuviera eligiendo las palabras cuidadosamente—. A riesgo de parecer una neanderthal, tengo que reconocer que tu inocencia me resulta tremendamente erótica pensar que yo soy la persona que has elegido para que te instruya en los secretos del sexo... Pensar que alguien tan decente como tú puede ser al mismo tiempo tan apasionada... —Dejó la frase a medias y la miró fijamente—. Puedes aprender técnicas y posturas que te harán ser más hábil sexualmente, pero es imposible que me resultes más atractiva ni que nuestras relaciones sean más plenas.

Britt se inclinó hacia ella para besarla—Gracias por cuidar tan bien de mí anoche —susurró, ruborizándose.

—Y respecto a Paulina, ya me ocuparé de ella. Por favor, no te preocupes.

Britt volvió a centrarse en el desayuno, resistiéndose a la urgencia que sentía de discutir— ¿Me contarás cómo fue tu primera vez? —dijo.

—Preferiría no hacerlo.

Mientras se comía una pasta, Brittany buscó un tema de conversación más seguro sólo se le ocurrió hablar de las dificultades económicas por las que atravesaba Europa Santana se frotó los ojos con las dos manos. Podría mentirle, pero después de todo lo que ella le había dado, se merecía conocer sus secretos— ¿Recuerdas a Jamie Roberts?

—Por supuesto.

Santana se apartó las manos de los ojos—Perdí la virginidad con ella—Britt alzó mucho las cejas. Jamie y su dominante madre nunca habían sido muy amables con ella y no le caían demasiado bien. No tenía ni idea de que la agente Roberts, que la había interrogado tras el asalto de Kitty el mes anterior, hubiese sido la primera mujer para Santana—No fue una gran experiencia —dijo él en voz baja—. Podría definirse más bien como una experiencia traumática. No la amaba. Me sentía un poco atraída por ella, pero no había afecto entre nosotras. Fuimos al instituto juntas. Un año se sentó a mi lado en historia. —Se encogió de hombros—. Después de clase, nos veíamos y tonteábamos y al final...»Jamie era virgen, pero me mintió y dijo que no lo era. No fui nada atenta con ella. Fui egoísta y estúpida—Maldijo—. Luego dijo que no le había dolido mucho, pero había bastante sangre. Me sentí como una animal y siempre me he arrepentido—Parecía avergonzada y Britt sintió la culpabilidad irradiando por todos los poros de su piel. La explicación de Santana la había hecho sentir mal, pero ahora entendía mejor su actitud de la noche anterior.

—Lo siento, es horrible—Britt le apretó la mano—. ¿Por eso estabas tan preocupada anoche? —Ella asintió—Pero ella te engañó.

—Eso no es excusa para mi comportamiento. Ni antes ni después—Carraspeó—Ella dio por sentado que estábamos saliendo, pero yo no estaba interesada en ella eso empeoró las cosas, claro pasé de ser una animal a ser una animal y una idiota. Cuando la vi en Acción de Gracias, le pedí que me perdonara. Llevaba años sin verla. Fue muy comprensiva »Siempre me he sentido culpable por tratarla mal. Desde entonces, no he vuelto a acostarme con una virgen—Carraspeó de nuevo—Había Hasta anoche» Se supone que la primera vez es dulce, pero rara vez es así. Mientras a ti te preocupaba no complacerme, yo estaba preocupada por no hacerte daño. Tal vez fui demasiado cuidadosa, demasiado protectora, pero no podía soportar la idea de causarte dolor.

Olvidándose del desayuno una vez más, Britt le acarició la cara—Fuiste delicada y generosa nunca me había sentido tan feliz. Percibí tu sentimiento. Noté que me estabas haciendo el amor no sólo con tu cuerpo. Gracias.

Como si quisiera demostrarle que no estaba equivocada, Santana la besó apasionadamente Britt gimió cuando ella hundió las manos en su pelo le rodeó el cuello con los brazos Santana bajó las manos y le abrió un poco el albornoz, mirándola insegura a los ojos Ella asintió.

Santana le recorrió el cuello con suaves besos hasta llegar al lóbulo de la oreja— ¿Cómo estás? —quiso saber, dándole un mordisquito.

—Muy bien —susurró, mientras Santana volvía a recorrerle el cuello con los labios.

Ella se apartó un poco para verle la cara mientras le colocaba una mano sobre el vientre— ¿Te duele?

—Un poco.

—Entonces deberíamos esperar.

— ¡No!

Santana se echó a reír— ¿Decías en serio lo de hacer el amor aquí fuera? —le preguntó, con su característica sonrisa seductora.

Britt se estremeció, pero le devolvió la sonrisa, enredándole los dedos en el pelo y atrayéndola hacia ella Santana le abrió el albornoz y resiguió sus curvas con ambas manos antes de besarle los pechos—Al despertarte estabas muy tímida —le hizo notar, dándole un beso sobre el corazón—. ¿Qué ha cambiado?

Ella le acarició la barbilla—Supongo que nunca me sentiré cómoda del todo estando desnuda. Pero te deseo Quiero que me mires a los ojos y me digas que me amas mientras entras en mi cuerpo Lo recordaré mientras viva.

—Y si se te olvida, yo te lo recordaré —susurró ella.

Tras quitarle el albornoz, la tumbó de espaldas—Tienes frío.

—No si me abrazas —murmuró Britt, sonriendo—. ¿No quieres que me ponga encima? Me gustaría probarlo.

Ella se quitó el albornoz y las bragas junto con el sujetador y la cubrió con su cuerpo—Alguien podría verte, querida. Y no pienso permitirlo. Este precioso cuerpo es sólo para mis ojos. Aunque tal vez los vecinos y los que pasen por la calle puedan...oírte durante la próxima hora—Santana se echó a reír cuando ella contuvo el aliento al oír su dulce amenaza, mientras un escalofrío la recorría de la cabeza a los pies.

Apartándole el pelo de la cara, la besó—Mi objetivo de esta mañana es ver cuántas veces soy capaz de darte placer antes de que no pueda contenerme más.

Ella sonrió—Me gusta cómo suena eso.

—A mí también. Déjame oírte.

El cielo azul se volvió rosado, mientras el sol de Florencia brillaba, calentando a las amantes a pesar de la brisa. A su lado, el café con leche de Britt se enfrió y se enfurruñó por haber sido ignorado tras una corta siesta, Britt usó el MacBook de Santana para enviarle un correo a su padre y vio que tenía dos mensajes importantes en la bandeja de entrada. El primero era de Lucy.

¡Britt! ¿Cómo estás? ¿Se está comportando mi hermana? ¿Ya os habéis acostado? Sí, ya sé que es una pregunta ABSOLUTAMENTE impertinente, pero venga, si estuvieras saliendo con cualquier otra mujer ya me lo habrías contado no pienso darte ningún consejo la verdad, trato de no pensar en ello sólo quiero saber si eres feliz y si te trata bien.
Aarón te envía recuerdos Te quiero, Lucy.

Posdata: Scott tiene novia lo llevaban en secreto, así que no sé cuánto tiempo hace que están juntos le he dado la paliza para que me la presente, pero de momento no hay manera tal vez sea profesora.

Britt se echó a reír y se alegró de que Santana se estuviera duchando y no pudiera leer por encima de su hombro sabía que le molestaría que su hermana hiciera preguntas tan personales se tomó unos momentos para pensar la respuesta antes de empezar a teclear.

Hola, Luce:

El hotel es precioso Santana ha sido encantadora y me ha regalado los pendientes de diamantes de tu madre. ¿Lo sabías? Me siento culpable así que, por favor, si no te parece bien que me los haya dado, dímelo respondiendo a tus preguntas, sí, me trata muy bien y soy MUY feliz.

Saluda a Aarón de mi parte. Ya tengo ganas de que llegue Navidad.

Todo mi cariño, Britt.

Posdata: Espero que la novia de Scott no sea profesora Santana se burlaría de él sin piedad.

El segundo correo era de Rachel  aunque seguía deseando que entre ellas hubiera habido algo más, estaba contenta de haber podido salvar su amistad. Estaba dispuesta a mantener sus anhelos a raya, porque no quería perderla definitivamente. Aunque le doliera, tenía que admitir que desde que Britt había vuelto a verse con su novia, Daniela, estaba radiante (Aunque nunca se la había mencionado ni tenía intención de hacerlo.)

Hola, Britt:

Siento no haberme podido despedir de ti personalmente. Te deseo unas felices Navidades. Tengo un regalo para ti. ¿Podrías darme tu dirección en Pensilvania para enviártelo? Estoy en la granja, tratando de sacar tiempo para avanzar en el proyecto, entre reuniones familiares y ayudar a mi padre. Podría decirse que mi rutina diaria está llena de estiércol... ¿Quieres que te lleve algo de Vermont? ¿Una vaca frisona?

Feliz Navidad, Rachel.

Posdata: ¿Sabías que López acabó admitiendo el proyecto de Quinn Fabray? Al final va a resultar que los milagros de Navidad existen.

Britt se quedó mirando la pantalla sin saber cómo interpretar la posdata de Rachel ¿Podría ser que Santana hubiera admitido el proyecto de Quinn porque ésta la hubiera amenazado? no quería hablar de ese tema tan desagradable durante el viaje, pero estaba preocupada tras responderle a Rachel dándole su dirección, le escribió un breve correo a su padre asegurándole que Santana la estaba tratando como a una princesa. Luego cerró el portátil y suspiró—Ese suspiro no ha sonado muy feliz —comentó Santana a su espalda.

—Creo que no voy a volver a revisar el correo en todo el viaje.

—Buena idea.

Al volverse, Britt la vio mojada de la ducha, con el pelo alborotado y con sólo una toalla blanca alrededor de sus pechos.

—Eres hermosa —dijo sin pensar.

Ella se echó a reír y la ayudó a levantarse para poder abrazarla— ¿Tiene debilidad por las mujeres y las toallas, señorita Pierce?

—Sólo por una en concreto.

— ¿Estás bien? —preguntó ella, mirándola con preocupación y una expresión hambrienta.
—Tengo alguna molestia, pero ha valido la pena.

Santana entornó los ojos—Si te hago daño, quiero que me lo digas. No me escondas nada, Britt.

Ella puso los ojos en blanco—No me duele nada es una molestia, pero nada grave. No me he dado cuenta antes porque tenía otras cosas en la cabeza. Me distraes, Santana.

Ella sonrió y le dio un sonoro beso en el cuello—Tienes que dejar que empiece a distraerte en la ducha. Estoy harta de ducharme sola.

—Eso no suena mal. ¿Y tú? ¿Cómo te encuentras?

Santana fingió reflexionar—Deja que piense. Sexo apasionado y ruidoso con mi amada en la habitación y al aire libre... Sí, estoy muy bien—La abrazó con tanta fuerza que el albornoz de Britt absorbió algunas gotas de su cuello—Las molestias no durarán mucho pronto tu cuerpo me reconocerá.

—Ya te reconoce. Y te echa de menos —susurró ella.

Ella le abrió el albornoz para besarle el hombro. Tras apretarle cariñosamente la cintura, se dirigió a la cama, cogió un bote de ibuprofeno de la mesilla de noche y se lo dio—Tengo que acercarme a los Uffizi para una reunión. A la vuelta iré a buscar mi vestido—La miró preocupado—. ¿Te importaría ir sola a comprarte el vestido? Te acompañaría, pero temo que la reunión se alargue.

—En absoluto.

—Si estás lista en media hora, podemos salir juntas.

Britt siguió a Santana al baño, olvidándose de Rachel y de Quinn.

Después de ducharse, se secó el pelo mientras, a su lado, Santana se preparaba para secarse el pelo, Britt se olvidó de su pelo y se quedó observándola descaradamente seguía desnuda de arriba hacia abajo tenía los ojos entornados detrás de las gafas.

Britt se aguantó la risa ante su evidente búsqueda de la perfección en su pelo— ¿Qué pasa? —preguntó Santana, al darse cuenta de que se la estaba comiendo con los ojos.

—Te quiero.

Ella la miró con cariño—Yo también te quiero, querida.

—Eres la única persona no británica que conozco que usa la palabra «querida».

—No es verdad.

— ¿Ah, no?

—Richard solía llamar así a Grace —respondió Santana, con una melancólica mirada.

—Richard es chapado a la antigua, en el buen sentido de la palabra —replicó ella con una sonrisa—Me gusta que hayas salido a él.

Santana resopló y siguió secándose el pelo—Tan chapada a la antigua no debo ser, o no te habría hecho el amor al aire libre ni estaría fantaseando con enseñarte alguna de mis posturas favoritas del Kama Sutra lésbico—añadió, guiñándole un ojo—. Pero sí soy una cabrona engreída y vivir conmigo no es fácil. Vas a tener que domesticarme.

— ¿Cómo se hace eso, profesora López?

—No dejándome nunca —respondió con un murmullo, volviéndose hacia ella.

—Eso no me preocupa lo que me preocupa es perderte.

—Entonces no tienes de qué preocuparte.

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Hola Hola!

Bueno aqui empieza el segundo libro " El extasis de Santana " y Asi termina el maratón!
Bueno les quiero decir que espero sus comentarios para seguir con el segundo libro (:
Espero que los tres capitulos les gustaran !!

Saludos Y besos   

vamos pues con el segundo libro!!!!! jajajajja vamos a ver que inconvenientes se viene en este libro, espero actualizaciones frecuentemente las mejores vibras

Ow Santana(<3) fue muy tierna y cuidadosa con Brittany :') fue tan lindo.
Dios!!! Cuanto me encanta Santana *-*
Los capítulos fueron perfectos, y que bueno que comenzaste el segundo libro, ya estoy impaciente por el siguiente capítulo *3* por favor actualiza pronto.

Excelente el maratón!! <3 este segundo libro seguro estará igual o más interesante que el primero!! Espero actualices pronto! Saludines ;)

Que wanky gracias mil gracias por este maraton reconozco tu esfuerzo por hacernos feliz. Lectora complacida

holap demonio,..

gano nomas quinn para que san acepte su tesis,...
el primer capitulo me gusto,...
a ver como va el viaje y cuando vuelvan a la rutina!!

nos vemos!!

Que buen maratón!!!!!! empezaste el segundo libro,genial!!!!!!!
Quiero mas maratón!!!!!! 
Saludos

Holaa geniaa, EXCELENTE comooo siempree :D actualiza pronto ojala con otra maraton, besos...

WOWWW esta tan akacmakaqpwazlaknc *.* anda actualiza porfa!!!!!!!!

Gracias por adaptarla :D

GENIALLL MARATON BUENISISISISISISISISIMAAAAAAAAAAA!!!!!!!!   TAN LINDA SAN!!!!   DESEARIA QUE MI PRIMERA VEZ FUERA ASI   ESPERO LA ACTU BUENISIMO   

me siento entre nubes, como una beatriz enamorada jajajajajajajajajajajaja

atercio escribió:vamos pues con el segundo libro!!!!! jajajajja vamos a ver que inconvenientes se viene en este libro, espero actualizaciones frecuentemente las mejores vibras

Hola Hola!
Me alegra que te este gustando C: y apenas pueda siempre actualizare igual espero siempre tu comentario ;)
Saludos Y besos   

Anddy Rivera Morris escribió:

Fue la cosa más tierna, linda y hermosa que pudo haber pasado *-*
tengo los sentimientos encontrados (hacen una fiesta xD) no sé que más comentar mi Dani, sólo quiero agradecerte :))
Sin más, me dispongo a leer el primer capítulo del éxtasis de Santana *o*

Hola Hola!
FUE HERMOSO NO      y jajajaja me alegra mucho que te gustara y tuvieras mis mismo sentimientos encontrados jajajaja y aqui te dejo otro ;)
Saludos Y besos   

dani_lcastrejon escribió:Ow Santana(<3) fue muy tierna y cuidadosa con Brittany :') fue tan lindo.
Dios!!! Cuanto me encanta Santana *-*
Los capítulos fueron perfectos, y que bueno que comenzaste el segundo libro, ya estoy impaciente por el siguiente capítulo *3* por favor actualiza pronto.

Hola Hola!
Fuer hermoso no ? ufffff santana santana    y Claro hare todos los libros C: y aqui te dejo el otro capitulo!
Saludos Y besos   

Dolomiti escribió:Excelente el maratón!! <3 este segundo libro seguro estará igual o más interesante que el primero!! Espero actualices pronto! Saludines ;)

Hola Hola!
Me alegra que te gustara y que comentaras ;) y aqui traigo capitulo !
Saludos Y besos   

marthagr81@yahoo.es escribió:Que wanky gracias mil gracias por este maraton reconozco tu esfuerzo por hacernos feliz. Lectora complacida

Hola Hola!
Me alegra poder complacerte        y i just mean wanky <3 jajaja
Saludos Y besos gracias por comentar   

3:) escribió:holap demonio,..

gano nomas quinn para que san acepte su tesis,...
el primer capitulo me gusto,...
a ver como va el viaje y cuando vuelvan a la rutina!!

nos vemos!!

Hola Hola Demonio :P
Esa rutinaaa baaah! y ayyy quinn quinn !
Saludos Y besos   

monica.santander escribió:Que buen maratón!!!!!! empezaste el segundo libro,genial!!!!!!!
Quiero mas maratón!!!!!! 
Saludos

Hola Hola!
Me alegro que te gustara mucho C:
Tal vez vuelva a hacer maraton pronto :)
Saludos Y besos   

IloveyouNaya escribió:Holaa geniaa, EXCELENTE comooo siempree :D actualiza pronto ojala con otra maraton, besos...

Hola Hola!
Maratón puede que haga otro pronto ya veremos ;) !
Me alegro que te gustara y que comentaras !
Saludos Y besos   

lauravm98 escribió:WOWWW esta tan akacmakaqpwazlaknc *.* anda actualiza porfa!!!!!!!!

Gracias por adaptarla :D

Hola Hola!
Aqui traje capitulo C: y gracias por comentar :) me alegran el dia     
Saludos Y besos   

akarencilla escribió:GENIALLL MARATON BUENISISISISISISISISIMAAAAAAAAAAA!!!!!!!!   TAN LINDA SAN!!!!   DESEARIA QUE MI PRIMERA VEZ FUERA ASI   ESPERO LA ACTU BUENISIMO   

Hola Hola!
Me alegro que te gustara :) y SAN ES SAN UFFFFFFF        y jajajaja quien no con semejante amor como san :3 y Aqui vengo con capitulo :) Gracias por comentar   
Saludos Y besos   

micky morales escribió:me siento entre nubes, como una beatriz enamorada jajajajajajajajajajajaja

Hola hola!
JAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA no eres la unica creo que todas nos sentimos asi    
Saludos Y besos   

Capítulo 2

Nerviosa, Britt se acercó a Santana, que la esperaba en la sala de estar de la suite ella se había ocupado de que la atendieran en la tienda Prada de la ciudad y ella no se había hecho de rogar había elegido un vestido de tafetán azul Santorini, con tirantes y escote de pico la falda tenía mucho vuelo y recordaba a los vestidos que llevaba Grace Kelly en la década de los cincuenta le sentaba estupendamente sin embargo, el encargado de la tienda había querido modernizarlo con unos cuantos accesorios y le había aconsejado llevarse un elegante bolso de mano de piel plateada y unos zapatos de tacón de piel color mandarina, que a Britt le parecían peligrosamente altos el conjunto se completaba con un chal negro de cachemira.

Se detuvo ante ella, con su pelo largo ligeramente ondulado y los ojos brillantes se había puesto los pendientes y el collar de perlas de Grace Santana estaba sentada en el sofá, haciendo unos retoques de última hora a las notas de la conferencia al verla, se quitó las gafas y se levantó—Estás impresionante—La besó en la mejilla y la hizo dar una vuelta para verla bien— ¿Te gusta?

—Me encanta Gracias, Santana. Sé que cuesta una fortuna—Los ojos de Santana descendieron hasta los zapatos— ¿Pasa algo? —preguntó ella, parpadeando, la viva imagen de la inocencia.

Santana carraspeó sin apartar la vista de sus pies—Esos zapatos... son...

—Bonitos. Sí, lo sé —se burló ella, disimulando la risa.

—Decir bonitos es quedarse corto —replicó ella, con la voz ronca.

—Bueno, profesora López, si me gusta la conferencia, tal vez pueda dejármelos puestos... cuando volvamos.

Santana se enderezó y esbozó una sonrisa arrogante— ¿Ah, sí? Pues ya me aseguraré de que le guste la conferencia, señorita Pierce aunque tenga que repetirla especialmente para usted, entre las sábanas—Al ver que se ruborizaba, la abrazó—Tenemos que irnos —dijo, dándole un beso en la coronilla.

—Espera tengo un regalo para ti.

Britt desapareció y regresó con una caja con la marca de Prada en la tapa Santana pareció francamente sorprendida—No tenías que traerme nada.

—Lo sé, pero quería hacerlo.

Santana sonrió mientras la destapaba al retirar el papel de seda, vio un chal de color azul Santorini, con un estampado casi invisible—Es precioso, gracias —dijo, dándole un beso en la mejilla.

—Hace juego con mi vestido.

—Ahora todo el mundo sabrá que nos pertenecemos la una a la otra.

Se quitó el chal que llevaba y se supo el que ella le había regalado Santana llevaba un vestido nuevo que le había encargado a su diseñador favorito de la ciudad era negro azulado, con dos cortes en la parte de atrás Britt se quedó admirando el vestido, pero lo cierto era que prefería admirar a la mujer que iba dentro— ¿Te ayudo? —se ofreció, al ver que a Santana le costaba un poco ella asintió y se inclinó hacia adelante, apoyándole las manos en la cintura ella le paso el chal bien al acabar, le deslizó las manos por los brazos hasta llegar a las muñecas.

Santana se la quedó mirando con la cabeza ladeada—Me pusiste bien el chal cuando te llevé a cenar a Antonio’s estábamos en el coche.

—Lo recuerdo.

—No hay nada más sexy que ver a la mujer que amas arreglarte—Le cogió las manos— Han pasado muchas cosas desde ese día—Ella se puso de puntillas para darle un beso en los labios, teniendo cuidado de no mancharla de carmín Santana le susurró al oído: —No sé cómo voy a mantener a los florentinas y florentinos alejados de ti esta noche vas a tener que permanecer pegada a mí todo el rato.

Britt soltó un grito cuando ella la levantó en volandas y la besó con ardor, lo que hizo que tuvieran que retocarse el pintalabios y que ambas tuvieran que asegurarse de que estaban presentables antes de salir de la habitación Santana no le soltó la mano durante el breve paseo hasta los Uffizi y tampoco cuando entraron un caballero bastante rechoncho, con una pajarita estampada, las guió hasta la segunda planta tras presentarse como Lorenzo, el ayudante del dottore Vitali—Professora, me temo que la necesitamos —dijo Lorenzo, mirando las manos entrelazadas de Santana y Brittany, Santana la sujetó con más fuerza—Es por... ¿cómo lo llaman? ¿Lo de la pantalla? ¿PowerPoint? —Lorenzo señaló hacia la sala, que empezaba a llenarse de gente.

—La señorita Pierce tiene un asiento reservado —dijo Santana, irritada con Lorenzo por su manera de ignorar a Britt.

—Sí, professora, me encargaré personalmente de acompañar a su fidanzata a su sitio—Y saludó a Britt respetuosamente con una inclinación de cabeza.

Ella abrió la boca para sacarlo de su error, pero en ese momento Santana le besó el dorso de la mano, murmurando una promesa contra su piel. Un instante después, había desaparecido y Lorenzo la acompañó a su lugar de honor en la primera fila una vez aposentada, se entretuvo mirando a su alrededor se fijó en lo que parecían ser miembros de la jet set florentina, mezclados con académicos y autoridades locales se alisó la falda, disfrutando del susurro del tafetán los invitados, que iban muy arreglados, estaban rodeados por una nube de fotógrafos Britt se alegró de haberse comprado el vestido nuevo no quería que Santana tuviera que avergonzarse de ella en un acto tan importante la conferencia iba a tener lugar en la sala Botticelli, dedicada a las principales obras del autor de hecho, el atril estaba situado entre El nacimiento de Venus y La Virgen de la granada, mientras que La primavera quedaba a la derecha del auditorio el cuadro que debería haber ocupado la parte izquierda había sido retirado y en su lugar habían colocado una gran pantalla, donde se proyectarían las imágenes del PowerPoint de Santana.

Britt, consciente del honor que suponía dar una conferencia en un lugar tan especial, rezó una breve plegaria de agradecimiento durante su viaje de estudios a Florencia, había visitado aquella sala al menos una vez por semana las obras de Botticelli la inspiraban y relajaban al mismo tiempo la tímida estudiante que era en aquella época no se habría podido imaginar que dos años más tarde acompañaría a una renombrada especialista en Dante a aquel mismo lugar se sentía como si le hubiera tocado la lotería no, era mil veces mejor que eso.

Más de un centenar de personas abarrotaban la sala y algunas tuvieron que quedarse de pie en la parte de atrás Britt contempló a Santana mientras le presentaban a varios invitados con aspecto de ser importantes Santana era una mujer muy atractiva, mediana y guapa, con una belleza de facciones muy latinas las gafas de montura negra y el vestido oscuro le sentaban muy bien cuando otras personas se ponían delante y le impedían contemplarla, Britt se concentraba en su voz dedicaba un comentario amable a todo el mundo y no parecía tener ninguna dificultad en pasar del italiano al francés o al alemán (incluso su alemán era sexy) Le subió la temperatura al recordar su cuerpo debajo del vestido la rememoró desnuda y en tensión sobre ella y se preguntó si ella tendría recuerdos parecidos cuando la observaba justo en ese momento, sus miradas se cruzaron y Santana le guiñó un ojo el brillo travieso de sus ojos le hizo pensar en el episodio de aquella mañana en la terraza un agradable estremecimiento le recorrió la espalda.

Santana permaneció sentada educadamente, mientras el dottore Vitali la presentaba durante un cuarto de hora, el hombre detalló los logros académicos de la profesora López Si uno no se fijaba mucho, Santana aparentaba estar relajada, casi aburrida, pero a Britt no se le escapaba su nerviosismo la delataba el modo compulsivo en que ordenaba las notas, que no eran más que un esquema para su charla Santana había hecho algunos cambios de última hora no podía hablar de musas, de amor y de belleza sin hacer alguna referencia a la diosa de ojos azules que se había entregado a ella con tanta valentía la noche anterior Britt era su inspiración la había sido desde que tenía diecisiete años su hermosura serena, su generosidad y su bondad le habían llegado al corazón había llevado su recuerdo como un talismán contra los demonios de la adicción ella lo era todo para ella y quería que todo el mundo lo supiera Tras muchos halagos y aplausos, Santana ocupó su lugar tras el atril y se dirigió al público en un italiano fluido—Mi conferencia de esta noche será poco ortodoxa a pesar de no ser experta en historia del arte, hablaré de la musa de Sandro Botticelli, La bella Simonetta al pronunciar estas últimas palabras, buscó a Britt con la mirada ella sonrió, tratando de ocultar el rubor de sus mejillas conocía la historia de Botticelli y Simonetta Vespucci Simonetta era conocida como la Reina de la Belleza en la corte florentina, antes de morir a la temprana edad de veintidós años que Santana la comparara con ella era un halago muy grande—Desde el enfoque de una profesora de literatura, la obra de Botticelli es interesante porque en ella se encuentran varios arquetipos de mujer desde un punto de vista histórico, se ha debatido mucho sobre el grado de intimidad entre Simonetta y Botticelli y sobre hasta qué punto ella era la verdadera fuente de inspiración de sus obras me gustaría pasar por alto esas discusiones para que nos centráramos en una comparación formal de varios de los personajes representados» En las tres primeras imágenes, reconocerán las ilustraciones a tinta de Dante y Beatriz en el Paraíso.

Santana no pudo evitar admirarlas también, transportándose a la primera visita de Britt a su casa fue la noche en que se dio cuenta de que quería complacerla, porque cuando era feliz era todavía más hermosa mientras contemplaba la serenidad de la expresión de Beatriz, la comparaba con la de Britt que, totalmente concentrada, admiraba el trabajo de Botticelli con la cabeza ladeada Santana quería que se volviera hacia ella—Fíjense en el rostro de Beatriz —dijo, bajando la voz mientras miraba a su amada a los ojos— El rostro más hermoso... »Empecemos con la musa de Dante y la figura de Beatriz aunque estoy segura de que no es necesario, permítanme recordarles que Beatriz simboliza el amor cortés, la inspiración poética, la fe, la esperanza y la caridad es el ideal de perfección femenina, inteligente, compasiva, vibrante, con ese amor entregado que sólo puede venir de Dios ella inspira a Dante a ser mejor persona— Deteniéndose un momento, se pasó la mano por el chal aunque lo tenía recto, fingió acomodárselo Britt parpadeó para que ella supiera que había recibido su mensaje—Ahora, fíjense en el rostro de la diosa Venus.

Todos los ojos en la sala, excepto los de Santana, se centraron en El nacimiento de Venus ella echó un rápido vistazo a sus notas mientras los presentes disfrutaban de una de las obras más importantes de Botticelli—Parece que Venus tiene la cara de Beatriz. Repito que no estoy interesada en hacer un análisis histórico de las modelos. Sólo les pido que se fijen en las similitudes entre las figuras. Representan a dos musas, a dos tipos ideales, uno teológico, otro terrenal. Beatriz es la amante del alma; Venus es la amante del cuerpo la bella Simonetta de Botticelli tiene dos caras. Una es el amor que se sacrifica o ágape; la otra es el amor sexual o eros—La voz de Santana se volvió más ronca y Britt sintió que a ella le subía la temperatura—En el retrato de Venus, el énfasis se pone en la belleza física a pesar de que representa el amor sexual, mantiene una evidente modestia, cubriéndose con el cabello fíjense en su expresión recatada y en cómo se cubre el pecho con la mano su timidez, en vez de disminuir el erotismo del retrato, lo aumenta—Se quitó las gafas para dar más fuerza a sus palabras y miró a Britt fijamente—Mucha gente no se da cuenta de que la modestia y la dulzura de carácter tienen un gran potencial erótico—Britt jugueteó con la cremallera del bolso para resistir el impulso de removerse en la silla Santana volvió a ponerse las gafas—El eros no es igual que la lujuria, según Dante la lujuria es uno de los siete pecados capitales. El amor erótico puede incluir el sexo, pero no se limita a éste. El eros es el fuego del enamoramiento y del afecto; lo que se conoce como «estar enamorado». Y créanme cuando les digo que eros es muy superior a sus rivales en todos los aspectos.

Britt se fijó en el desprecio con que pronunciaba la palabra «rivales», desprecio que subrayó con un movimiento de la mano. Tuvo la sensación de que estaba descartando a todas sus anteriores amantes con un simple gesto, mientras sus ojos cafés seguían clavados en ella—Cualquier persona que haya estado enamorada conoce la diferencia entre el eros y la lujuria. No hay comparación. La segunda es una sombra del primero, una sombra vacía y frustrante» Por supuesto, podría objetarse que es imposible que una sola persona sea a la vez la representación del ideal, tanto del eros como del ágape. Pero permítanme que les diga que esa afirmación es una forma de misoginia, ya que sólo un misógino puede decir que las mujeres tienen que ser santas o seductoras, vírgenes o putas. Por supuesto que una mujer, o un hombre, puede ser ambas cosas. La musa puede ser la amante tanto del cuerpo como del alma» Miren por favor el cuadro a mi espalda, La Virgen de la granada.

Una vez más, los ojos de los asistentes se volvieron hacia otra de las pinturas de Botticelli Santana vio con satisfacción que Britt se acariciaba uno de los pendientes de diamantes, como si quisiera comunicarle que entendía sus palabras y que las recibía con gusto como si comprendiera que ella le estaba revelando su amor por medio del arte sintió que el corazón se le henchía de satisfacción—Volvemos a ver la misma cara repetida en la figura de la Madonna. Beatriz, Venus y María, una trinidad de mujeres ideales, las tres con el mismo rostro. Ágape, eros y castidad, una combinación embriagadora que haría que el hombre o mujer más duro se desmoronara, si tuviera la suerte de encontrar a una mujer que encarnara los tres tipos de amor.

Una tos que sonó sospechosamente burlona resonó en la sala molesta por la interrupción, Santana fulminó con la mirada a alguien en la segunda fila, sentado detrás de Britt El autor de la tos repitió su ofensa, lo que dio pie a que se entablara una lucha cargada de Hormonas entre Santana y el italiano ofendido consciente de que tenía un micrófono delante, Santana reprimió el impulso de maldecir con una última mirada amenazadora a su detractor, siguió con su conferencia—Hay personas que afirman que Eva fue tentada con una granada y no con una manzana respecto a la obra de Botticelli, son muchos los que ven en la granada un símbolo de la sangre de Cristo durante su martirio y de la nueva vida que surge tras la resurrección» Para mí, la granada simboliza el fruto del Edén. La Virgen es una segunda Eva, y el niño, un segundo Adán. Con la Madonna, Botticelli se remonta a la primera mujer, el arquetipo de la feminidad, de la belleza y de la compañera» Eva era la única compañía de Adán y, por tanto, simboliza también el ideal de la compañera, es decir, la filia, el amor que surge de la amistad es la clase de amor que se profesaban María y José.
Le falló la voz y se tomó un momento para beber agua antes de continuar al comparar a Eva y a Britt se había sentido vulnerable, desnuda se había remontado a la noche en que le había dado una manzana y había dormido abrazado a ella el público empezó a murmurar, preguntándose por qué la breve pausa para beberse estaba alargando tanto Santana alzó la vista hacia su amada necesitaba desesperadamente que ella la entendiera los labios de Britt, rojos como el rubí, le sonrieron y Santana soltó el aire que había estado conteniendo sin darse cuenta—La musa de Botticelli es santa, amante y amiga a la vez no es un cromo ni una fantasía adolescente. Es real, complicada y fascinante. Una mujer digna de ser adorada» Se habrán dado cuenta de que el idioma griego ofrece la posibilidad de hablar sobre los distintos tipos de amor con más precisión los que quieran profundizar en el tema, encontrarán un interesante tratado escrito por C. S. Lewis, llamado Los cuatro amores—Tras carraspear, sonrió al auditorio—Por último, fíjense en el cuadro a mi izquierda, La primavera no nos extrañará encontrar los rasgos de la musa en el personaje central, pero al fijarnos en Flora, a la derecha, vemos que de nuevo es muy parecida a Beatriz, a Venus y a la Madonna» Lo más curioso es que Flora aparece dos veces en la obra. Si desplazamos la vista hacia la derecha, la vemos embarazada de Céfiro, el viento de poniente, representado a la derecha de la imagen, cerniéndose sobre la segunda aparición de Flora, que aquí es una ninfa del bosque su expresión denota miedo. Está tratando de huir de su posible amante, mirándolo aterrorizada. En cambio, cuando está embarazada, su expresión es serena su miedo ha sido reemplazado por satisfacción.

Britt se ruborizó al recordar la amabilidad con que la había tratado Santana la noche anterior había sido tierna y dulce y en sus brazos se había sentido adorada. Al pensar en el mito de Céfiro y Flora se estremeció y deseó que todas las amantes fueran tan delicadas con sus amadas como Santana lo había sido con ella—Flora representa la consumación del amor físico y la maternidad. Es el ideal de afecto, de amor familiar, el tipo de amor que siente una madre por su hijo, o entre amantes comprometidos, los que tienen una relación que no se basa sólo en el sexo o el placer. La relación clásica de un matrimonio de muchos años—Sólo Britt se dio cuenta de que Santana se agarraba al estrado con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. Igual que sólo ella se fijó en que la voz le temblaba ligeramente al pronunciar las palabras «embarazada» o «maternidad» Miró sus notas con el cejo fruncido y ella reconoció su vulnerabilidad y tuvo que hacer un esfuerzo para no ir a abrazarla Impaciente, empezó a mover la punta de uno de sus zapatos color mandarina Santana vio el movimiento y tragó saliva antes de seguir hablando—En textos muy antiguos sobre La primavera, se afirmaba que Flora era La bella Simonetta, la musa de Botticelli. Si eso es cierto, una simple ojeada nos dice que Simonetta es también la inspiración para Beatriz, Venus y la Virgen María, ya que las cuatro tienen los mismos rasgos» Por lo tanto, tenemos a iconos de amor incondicional, amor erótico, amor familiar y amistad, todos con la misma cara, la de Simonetta. Para expresarlo de otra manera, podría decirse que Botticelli ve en su amada musa los cuatro tipos de amor; los cuatro ideales de la feminidad: santa, amante, amiga y esposa» Para acabar, debo regresar al punto de partida, Beatriz. No es casualidad que la musa que hay detrás de una de las obras cumbre de la literatura italiana tenga las facciones de Simonetta Cuando una persona se encuentra con una persona como ella, con su belleza y su bondad, es imposible que no quiera quedarse a su lado para siempre.
Santana recorrió el auditorio con una mirada solemne—Citando al poeta: «Aquí aparece mi bendición». Gracias.

Mientras Santana acababa la conferencia y el público aplaudía con entusiasmo, Britt parpadeó para contener las lágrimas, emocionada el dottore Vitali retomó su lugar en el estrado, agradeciendo a la profesora López su iluminador discurso, y un pequeño grupo de políticos locales le ofrecieron varios obsequios, entre ellos un medallón con un grabado de la ciudad de Florencia Britt permaneció en su asiento, esperando a que Santana fuera a buscarla, pero varios especialistas en historia del arte se abalanzaron sobre ella para hacerle preguntas (Consideraban muy atrevido que una profesora de literatura se atreviera a analizar las joyas de la colección de los Uffizi.) A regañadientes, finalmente se levantó y siguió a Santana y al séquito de periodistas que se había agolpado a su alrededor cuando sus miradas se encontraron, Santana le dedicó una sonrisa tensa antes de posar para los fotógrafos frustrada, Britt recorrió varias de las salas adyacentes, admirando los cuadros, hasta que llegó a uno de sus favoritos, La Anunciación de Leonardo da Vinci estaba cerca del cuadro, demasiado cerca de hecho, admirando los detalles del pilar de mármol, cuando una voz en italiano le dijo al oído: — ¿Le gusta esta obra?

Al volverse, Britt se encontró con los ojos de un hombre de pelo negro y piel muy bronceada era más alto que ella, pero no demasiado y tenía un cuerpo atlético llevaba un traje negro, caro, con una rosa en la solapa. Lo reconoció como uno de los asistentes a la conferencia, en la que se había sentado detrás de ella, en la segunda fila—Sí, mucho —respondió en italiano.

—Siempre he admirado la profundidad que Da Vinci da a sus obras. Me encanta el sombreado y los detalles del pilar.

Sonriendo, Britt se volvió hacia el cuadro—Eso es exactamente lo que estaba mirando eso y las alas del ángel son increíbles.

Él hizo una reverencia—Permítame que me presente Soy Giuseppe Pacciani.

Britt dudó unos instantes al reconocer el apellido de uno de los más famosos asesinos en serie de Florencia pero el hombre seguía esperando una respuesta, así que reprimió las ganas de salir corriendo—Brittany Pierce —dijo, tendiéndole la mano.

Él la sorprendió sujetándosela entre las suyas y llevándosela a los labios, sin dejar de mirarla a los ojos mientras lo hacía—Encantado. Y permítame decirle que rivaliza en belleza con La bella Simonetta especialmente después de haber escuchado la conferencia de esta noche —Britt apartó la mano y la mirada— ¿Le apetece una copa? —le ofreció él, haciéndole un gesto a un camarero que se acercaba con una bandeja Pacciani brindó con ella haciendo chocar las copas y le deseó salud Britt bebió el espumante Ferrari con agradecimiento, ya que le daba una excusa para apartar la vista de su interlocutor era encantador, pero no se fiaba de él. Y su apellido no ayudaba El hombre le dedicó una sonrisa depredadora—Soy profesor de literatura. ¿Y usted?

—Yo estudio a Dante.

—Ah, il Poeta. Yo también estoy especializado en Dante. ¿Dónde estudia? En Florencia seguro que no —dijo adulador, recorriéndola con la mirada de arriba abajo y deteniéndose unos instantes en sus zapatos antes de volver a mirarla a la cara.

Ella dio un paso atrás—En la Universidad de Toronto.

—Ah, canadiense. Una de mis antiguas alumnas está estudiando allí en estos momentos Tal vez la conozca —dijo Giuseppe Pacciani, dando otro paso hacia ella.

Sin corregirlo sobre su nacionalidad, Britt dio un nuevo paso atrás—No creo la de Toronto es una universidad muy grande.

Él sonrió, lo que dejó al descubierto unos dientes muy blancos, que brillaban de un modo extraño a la luz del museo— ¿Ha visto ya la Liberación de Andrómeda, de Piero di Cosimo? —Preguntó, señalando una de las pinturas cercanas—Britt asintió—Hay elementos flamencos en su obra, ¿no cree? Fíjese en las figuras de este grupo —añadió, señalando un grupo a la derecha del cuadro.

Ella se desplazó hasta allí para verlo más de cerca El hombre se acercó también y la contempló observar el cuadro, demasiado cerca para el gusto de Brittany— ¿Le gusta?
—Sí, pero prefiero a Botticelli.

Mantuvo la vista clavada en el cuadro, esperando que él se cansara y se alejara (A ser posible al otro lado del Arno.)— ¿Es alumna de la profesora López?

Britt tragó saliva con dificultad—No. Yo... estudio con otros profesores.

—Tiene fama de ser muy buena docente, por eso la han invitado, pero claro, los baremos de las universidades americanas son distintos de las europeas. La conferencia de esta noche ha sido una vergüenza. ¿Cómo descubrió usted a Dante? Britt estaba a punto de discutirle su opinión sobre la conferencia cuando Pacciani levantó la mano y le tocó el cabello Ella se encogió y se apartó bruscamente, pero el italiano tenía brazos largos y su mano la siguió Britt abrió la boca para protestar, pero un gruñido cercano la interrumpió Tanto Britt como el hombre se volvieron hacia el sonido y vieron a Santana, que lanzaba fuego por sus ojos cafés Tenía los brazos en jarras Dio un paso adelante, amenazador—Veo que ha conocido a mi fidanzata le sugiero que se meta las manos en los bolsillos si no quiere perderlas.
Pacciani frunció el cejo, pero en seguida sonrió educadamente—Es curioso llevamos varios minutos hablando y no la ha mencionado ni una sola vez.

Britt no quería que Santana le arrancara al hombre los brazos de los hombros sería una lástima que los impecables suelos de la galería de los Uffizi se mancharan de sangre para impedirlo, se interpuso entre los dos y apoyó una mano en el pecho de Santana—Santana, te presento al profesor Pacciani es especialista en Dante, como tú.

Cuando los dos se fulminaron con la mirada, Britt supo que Pacciani era la persona que había tosido tan groseramente durante la conferencia El italiano alzó las manos, fingiendo rendirse—Mil disculpas. Debería haberme dado cuenta de que era suya por cómo la miraba durante la... charla. Disculpe..., Simonetta —añadió, mirándola con una sonrisa burlona.

Al notar su sarcasmo, Santana dio un paso hacia él con los puños apretados—Cariño, tengo que buscar un sitio donde dejar la copa—Britt la sacudió ante sus ojos, tratando de distraerla.

Santana se la arrebató de la mano y se la entregó a Pacciani—Estoy segura de que sabrá dónde... ponerla— Y agarrando a Britt de la mano se la llevó de allí los invitados se abrían a su paso como el mar Rojo, mientras atravesaban la sala Botticelli Ella vio que todo el mundo las miraba y se ruborizó— ¿Adónde vamos?

Santana la guió hasta una galería lateral y luego hasta el otro extremo de la misma, lejos de oídos indiscretos empujándola hacia un rincón oscuro, la colocó entre dos grandes estatuas de mármol de altos pedestales al lado de las gigantescas figuras, a ella se la veía muy pequeña Santana le quitó el bolso de las manos y lo tiró al suelo el sonido de la piel chocando con el mármol resonó por el pasillo— ¿Qué estabas haciendo con él? —Sus ojos ardían, igual que sus mejillas, lo que no era habitual en ella.

—Estábamos charlando de nada en particular...

Santana la agarró entonces por los hombros y la besó apasionadamente, enredándole una mano en el pelo y acariciándola por encima del vestido con la otra mano la fuerza de su contacto la empujó hacia atrás, hasta que notó el frío de la pared de la galería contra la piel desnuda de los hombros el firme cuerpo de Santana la apretó contra la pared—No quiero volver a ver las manos de ninguna persona tocándote—Separándole los labios, le penetró la boca con la lengua, mientras le acariciaba la espalda con fuerza Britt se dio cuenta de que Santana había dejado de contenerse hasta ese momento había sido muy cuidadosa con ella pero ahora no lo estaba siendo en absoluto parte de ella se inflamó, desesperada por seguir hasta el final. Otra parte se preguntó cómo reaccionaría ella si le pidiera que se detuviera levantándole una pierna, Santana se la enlazó detrás de la cadera y apretó, tratando de clavarse en ella Britt la sintió a través del tafetán del vestido, que crujía y se quejaba como una mujer sin aliento era evidente que también quería más— ¿Qué tengo que hacer para que seas mía? —gruñó ella, con la boca pegada a la de Britt.

—Soy tuya.

—No lo suficiente, al parecer—Santana le succionó el labio inferior y se lo metió en la boca, mordisqueándoselo— ¿No has entendido lo que trataba de decirte en la conferencia? Cada palabra, cada cuadro iba dirigido a ti—La acarició por debajo del vestido, subiéndole la mano por el muslo hasta llegar al hilillo que le cruzaba la cadera se apartó un poco para mirarla a la cara— ¿Hoy no llevas liguero?

Britt negó con la cabeza—Entonces, ¿qué es esto? —preguntó, tirando del hilo.

—Bragas —murmuró ella.

Los ojos de Santana brillaron en la penumbra— ¿Qué tipo de bragas?

—Un tanga.

La sonrisa de Santana estaba llena de sensualidad— ¿Y te lo has puesto para mí? —le susurró al oído.

—Sólo para ti Siempre.

Sin previo aviso, Santana la levantó del suelo y la apoyó contra la fría pared. Con los labios pegados a su cuello, empujó con las caderas. Los largos y finos tacones delos zapatos de Britt se le clavaron en el culo y la miró enloquecida de pasión—Te deseo ahora—Con una mano, tiró del tanga hasta romperlo nada se interponía entre ellas Santana se metió la diminuta prenda en el bolsillo del bolso para compensar el movimiento, Britt se apoyó más en ella, con lo que le clavó los tacones en las nalgas con tanta fuerza que Santana hizo una mueca de dolor— ¿Es que no sabes lo que me ha costado controlarme después de la conferencia? Al acabar quería cogerte en brazos y salir corriendo tener que charlar con la gente ha sido una tortura» Ojalá pudieras ver lo sexy que estás pegada a esta pared y rodeándome con las piernas así es exactamente como quiero verte. No también quiero que digas mi nombre entre jadeos.

Cuando le pasó la lengua por la base de la garganta, Britt cerró los ojos Sus pasiones luchaban con su mente, que le decía que le diera un empujón para apartarla y reflexionara un momento en ese estado, Santana era peligrosa de pronto, oyeron voces que se acercaban por la galería y Britt abrió los ojos alarmada el sonido de pasos y risas se acercó Santana le dijo al oído: —No hagas ruido.

Britt sintió que sus labios, pegados a su piel, se curvaban en una sonrisa los pasos se detuvieron a escasos metros de distancia eran dos hombres que hablaban en italiano. Ella se esforzó por escuchar cualquier nuevo movimiento por encima de los latidos desbocados de su corazón Santana seguía acariciándola suavemente, ahogando con su boca cualquier ruido que Britt pudiera hacer. De vez en cuando, le susurraba al oído frases que la ruborizaban uno de los hombres se echó a reír con ganas ella levantó la cabeza sorprendida y Santana aprovechó para besarle el cuello, mordisqueándole la delicada piel—Por favor, no me muerdas.

Las voces resonaban a su alrededor y las palabras de Britt tardaron unos segundos en atravesar la nebulosa en la que su excitación la había sumido le apartó la cara del cuello estaban tan juntas que Santana notaba el latido del corazón de ella cerró los ojos, como hipnotizada por su ritmo cuando volvió a abrirlos, el fuego había desaparecido de su mirada casi por completo Britt se había disimulado la marca del mordisco de Kitty con maquillaje, pero Santana la encontró y la resiguió suavemente con el dedo antes de besársela. Negó con la cabeza mientras soltaba el aire muy lentamente—Eres la primera mujer que me ha dicho que no.

—No te estoy diciendo que no.

Al mirar por encima del hombro, Santana vio a dos caballeros de cierta edad, uno de ellos el dottore Vitali, absortos en su conversación estaban tan cerca, que si miraban en su dirección las verían Volviéndose hacia Britt, sonrió con pesar—Te mereces algo mejor que una amante celosa tomándote contra la pared. Y no me apetece que nuestro anfitrión nos encuentre así Perdóname.

La besó y le recorrió el labio inferior con el pulgar, limpiándole el carmín que había manchado la blanca piel de su barbilla—No pienso perder la confianza que vi ayer en tus ojos. Cuando recupere el juicio y tengamos el museo para nosotras solas... —Los ojos de Santana se oscurecieron de deseo mientras fantaseaba— Tal vez otro día

Apartándose los tacones de la espalda, la dejó en el suelo, inclinándose para colocarle bien el vestido el tafetán susurró al sentir sus manos y luego se quedó en silencio, desolado por suerte, el dottore Vitali y su acompañante eligieron ese momento para marcharse. Sus pasos sonaban cada vez más débiles mientras se alejaban—El banquete no tardará en empezar si nos marcháramos ahora sería un insulto, pero ya verás cuando lleguemos a la habitación—La miró fijamente—La primera parada será contra la pared de la entrada.

Ella asintió, aliviada al ver que ya no estaba enfadada aunque se sentía un poco nerviosa, reconocía que la perspectiva de un polvo contra la pared la excitaba Santana se bajó el vestido lo poco que se le había subido y se lo aliso, intentando calmarse trató de peinarse con los dedos, pero lo único que consiguió fue que pareciera aún más que acababa de arrastrar a su amante a un rincón oscuro para una salto de sexo museístico (El sexo museístico es una aflicción muy característica de ciertos académicos, pero nadie debería despreciarlo sin haberlo probado alguna vez.)Britt le arregló un poco el pelo y se aseguró de que no tuviera pintalabios en el cuello cuando acabó, Santana recogió el bolso y el chal y se los dio, acompañados de un beso con una sonrisa traviesa, se guardó el tanga más profundamente en el bolsillo del bolso.

Ella dio un paso adelante, insegura, pero la sensación de no llevar ropa interior le resultó agradable y liberadora—Podría beberte como si fueras champán —susurró Santana.

Ella se puso de puntillas para besarle la mejilla—A ver si me enseñas tus trucos de seducción.

—Sólo si tú me enseñas a amar.

La acompañó hasta la sala de la planta baja donde el banquete estaba a punto de empezar El profesor Pacciani llegó tambaleándose al edificio de los apartamentos cercano al palacio Pitti a altas horas de la madrugada, lo que no era del todo infrecuente buscó las llaves, maldiciendo cuando se le cayeron al suelo y luego entró en el piso antes de dirigirse hasta su estudio, arrastrando los pies, entró un momento en la habitación donde dormían sus hijos gemelos de cuatro años y les dio un beso en la cabeza mientras esperaba a que el ordenador se encendiera y se cargara el correo, se fumó un cigarrillo sin mirar los mensajes de la bandeja de entrada, redactó un breve mensaje para una antigua alumna y amante desde su graduación, habían perdido el contacto.

En el correo mencionó que había conocido a la profesora López y a su jovencísima fidanzata canadiense comentó que, aunque le había gustado la monografía que López había publicado en la Oxford University Press, la conferencia había pecado de una pseudo intelectualidad que estaba fuera de lugar en un ámbito académico uno debía decidir si quería ser una intelectual y una académico o si quería hacer carrera entreteniendo al público no se podían hacer las dos cosas a la vez Pacciani le preguntó también con bastante grosería si aquello era lo que se consideraba excelencia en las universidades norteamericanas.

Acabó el correo electrónico con una explícita y detallada descripción de lo que podía ser su próximo encuentro sexual, en primavera, si a ella le fuera bien Tras apagar el cigarrillo, se reunió con su esposa en el lecho conyugal.

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Hola Hola!   
Bueno vengo a dejar otro capitulo espero que comenten mucho C: !
Espero que les guste   


PD: ¿A quien creen que el Profesor le escribio un mensaje? ¿Rachel? ¿Quinn? ¿Otra persona? Dejen sus opiones ;)

Saludos Y besos