(FIC-Klaine) "Escenas borradas" Glee “10 days for Christmas”

-¿Ves?... y a propósito de regalos…—añadió Kurt trepándose un poco en el cuerpo de su esposo— ¿Dónde está el mío?... ¿es una cajita de Tiffany?
-No…
-¿Cómo qué no?
-No, te prometí un anillo de diamantes para nuestro aniversario número 25, y faltan años para eso.
-¿Sabes que allí venden más cosas que anillos?... ¿verdad?
-¿Cómo desayunos? —respondió Blaine moviendo sus cejas.
-¡Blaine!... vamos… dime…
-No te lo diré, deberás esperar hasta Navidad.
-¿Sabes que puedo hacerte cosas que te harán confesar?... ¿lo sabes verdad? —advirtió Kurt montándosele encima.
-Lo se… pero lo que tú deberías saber… —respondió tomándolo de la cintura para cambiar de lugar con él en la cama— es que yo también puedo hacerte cosas… que te harán olvidar todo —agrego dándole un par de besos en los labios y en el cuello.
-Me encanta cuando establece sus puntos Señor Anderson- Hummel —susurro Kurt tomándose de su espalda.
-¿Gane entonces? —agrego dando más besos.
-¡Oh si….! —respondió creyendo que moría al sentir los labios generosos de su esposo en toda su piel— tú ganas… definitivamente tú ganas…—agrego hundiendo su cabeza en la almohada.
-Me encanta cuando medas el crédito que merezco —dijo Blaine mientras seguía con los besos, Kurt alcanzo a contar 23.
-¡Oh por dios!… —musito suspirando calor, le hundió las manos en el cabello y se quedó disfrutando absorto lo que su esposo hacía por él, Blaine sonrió engreído y continuo bajando por su cuerpo, esta vez con su lengua, le saboreo los pezones y el centro del pecho, sintiendo que el corazón del hombre que amaba parecía y quería salir a disfrutar también.
-¿No será posible… que mi regalo… de Navidad sea… una… copia… de… tus… labios?
-No creo que eso sea posible… —respondió Blaine sonriendo, lo miro un instante y termino por desvestirlo, Kurt se incorporó un poco e hizo lo mismo con él quitándole la camiseta del pijama, la tiro al piso y le recorrió el cuerpo con sus manos desde la panza hasta el pecho y desde el cuello hasta el comienzo del trasero, Blaine le tomo la cara y volvió a besarlo, esta vez en los labios, suave al principio , pero lleno de ganas luego. La pasión que su esposo puso en aquel beso, hicieron a Kurt volver a las almohadas cada vez más arrebatado.
Ya más acomodado sobre él, Blaine entrelazo sus dedos con los de su esposo mientras suavemente presionaba su cadera con la de él, Kurt emitió un gemido pequeñito que hizo que Blaine soltara una risa del mismo tamaño.
-¿Qué?...
-Nada… —respondió Blaine mirándolo con ternura— siempre te cohíbes cuando estamos en una casa y una cama que no es la nuestra.
-Bueno… —contesto mientras le metía ambas manos en el pantalón y agarraba todo con propiedad— nuestros hijos están en el cuarto de junto… y tu hermano… en el siguiente… no es el escenario ideal… ¿no crees?
-Para mí basta con estar contigo para que sea el escenario ideal… —aseguro Blaine reiniciando lo de los besos.
-Hablando de todos los que están aquí… ¿cerraste la puerta?... ¿verdad?…
-Si…
-¿Seguro?... —insistió levantando su cabeza para mirar el picaporte.
-Kurt…
-Lo siento… —dijo coqueto y retorciéndose medio remolón.
-Está bien… —añadió Blaine acariciándole el cabello— es solo que todo es mejor cuando te concentras.
-Lo se… —contesto bajándole los pantalones, Blaine se ayudó de sus propias piernas para terminar de quitárselos y esta vez fue él quien emitió un pequeño gemido placentero al sentir su piel en contacto con la de su esposo.
-¿Papa?...¿”Papáblen”?...
-¿Es Noah? —susurro Blaine en la oscuridad.
-El único más correcto… no enciendas al luz…—advirtió Kurt impidiendo aquello que parecía y quería hacer su esposo— tal vez piense que estamos durmiendo y vuelva a su cuarto.
-¿Papá?... ¿”Papáblen”?... ¿puedo pasar? —insistió golpeando más fuerte.
-Imposible engañarlo… ¿Qué sucede cariño? —pregunto Kurt dirigiendo su voz hacia la puerta.
-Tengo un “poblema”, uno “gave”
-¿Grave? —repitió Kurt incorporándose un resto, Blaine sostuvo el peso de su cuerpo en sus brazos al verse privado de pronto del lugar placentero donde reposaba.
-Si… ¿puedo pasar?, ¿yo y “Desmond”?
-¡Cariño!, ¡vuelve a tu cuarto, con el “Papáblen” estaremos enseguida contigo!…
-¿Irán para allá?, Henry Anderson Hummel está durmiendo…
-¡Iremos hijo!… ¡danos un minuto! —agrego Blaine esperando que su hijo le hiciera caso, esta vez sin más preguntas.
-Está bien… yo y “Desmond” los esperaremos…
-¡Solo tomara un minuto cariño!…
Ambos se quedaron en silencio escuchando como los pequeños pasos de su hijo se alejaban de la puerta.
-Espero y eso de que “solo tomara un minuto” sea solo para distraer a un pequeño de cuatro años, mira que tiras mis expectativas a la basura si no.
-Solo para distraerlo…—dijo Kurt mordiéndose el labio — gracias al cielo y aún no sabe ver la hora—agrego alzando sus brazos para sentirle la espalda.
-Gracias al cielo… —repitió Blaine volviendo a acomodarse, esta vez entre sus piernas.
-¿Mister Squirrel!... ¿cuñadito?… ¿se puede? —dijo Cooper al tiempo que golpeaba y abría la puerta.
-¡”Coop”!... ¡qué demonios! —exclamo Blaine bajándose de su esposo, cubrió su desnudez con el cobertor y se corrió hacia un extremo de la cama. Kurt emitió un pequeño grito como de casa del terror y se escondió bajo las sabanas.
-¿Estaban dormidos?... enciende la luz “Mister Squirrel” si no, terminare encima de ustedes —dijo Cooper moviendo sus manos como si fuera una persona no vidente que tantea a su alrededor.
-Cooper… ¿Qué haces aquí?... —pregunto Blaine haciendo lo que su hermano el pidiera.
-Oye… ¿acaso?... ¿acaso interrumpí algo? —pregunto divertido — ¿mi cuñado está bien allí abajo?— añadió señalando a Kurt que seguía inmerso entre las sabanas, este saco una mano y levanto un pulgar en señal que estaba estupendo.
-¡Claro que interrumpiste!… ¿nadie te enseño a golpear antes de entrar? —quiso saber Blaine medio ofuscándose.
-Golpee… que no me hayan escuchado es otro asunto y culpa de ustedes…. ¿en que estaban tan concentrados? —insistió moviendo sus cejas.
-¡Cooper!... ¿qué necesitas?
-Hablar contigo… sobre un asunto.
-¿Qué asunto?... ¿sabes qué hora es?
-Lo se… pero ya sabes… ese asunto que… ya sabes… —repitió señalando a Kurt, al cielo raso y al jardín de entrada todo de manera alternada unas cuatro veces. Blaine frunció el entrecejo sin entender ninguna de las señas.
-El asunto… —insistió simulando con sus manos algo que caía desde el cielo a la tierra.
-¿Qué?... ¿ahora?... —murmuro Blaine casi sin que ningún sonido saliera de su boca.
-Ahora…. —añadió señalando la salida.
-Ok… voy enseguida…
-Perfecto… que duermas bien cuñadito… —dijo antes de salir de la habitación. Blaine espero que su hermano desapareciera detrás de la puerta para abandonar la cama, busco sus pantalones bajo el desorden y sonrió al ver que su esposo permanecía en su lado, inmóvil y estirado cuan largo era.
-Kurt… —dijo rodeando al cama.
-¿Tu hermano ya se fue?
-Ya se fue… oye… voy a bajar unos minutos… pero vuelvo enseguida.
-¿Cómo?... —pregunto emergiendo de su refugio de género.
-Lo que escuchaste… —respondió poniéndose la camiseta del pijama— Cooper tiene un lio con no sé qué cosa y necesita que lo ayude… vuelvo enseguida —agrego dándole un beso.
-No... pero Blaine… ¿no estábamos en medio de algo aquí?… —dijo Kurt señalando con sus ojos las partes privadas de él y las de su esposo.
-Lo se… pero ya sabes como es… además tú mismo me dijiste que debía ser amable con él…—agrego buscando una camiseta de manga larga.
-En la cena familiar por cierto…
-Vuelvo enseguida… —dijo poniéndose una con capucha y que recordaba sus años en la NYU.
-¿Estás seguro que eso de tu hermano no puede esperar?
-Al parecer no… ¿mantendría la cama tibia para mi Señor Hummel-Anderson?
-Bien… pero si cuando vuelves estoy durmiendo no alegues… —respondió volteándose en uno de sus lados— ni tampoco si no quiero hacerte eso que te gusta.
-Me arriesgare a que eso pase… aunque… —dijo acercándose hasta que sus cabezas se encontraron— creo que te deje lo suficientemente entusiasmado como para que pienses en dormir —agrego susurrándole cerca del oído.
-¡Engreído!… —exclamo golpeándolo con una de las almohadas.
-Te amo… vuelvo enseguida…

-¿Qué demonios sucede contigo?... ¿de verdad nadie te enseño a golpear antes de entrar en una habitación? —pregunto Blaine llegando hasta donde estaba su hermano.
-Estas descalzo… ¿lo sabias?
-¿Qué?
-Tus pies… mira no quiero parecer tu hermano mayor o algo, pero podrías coger un resfriado si sales así.
-Eres mi hermano mayor Cooper… porque eres mayor que yo… cosa que claramente se te olvido minutos atrás.
-¿Crees que iba a ver alguna cosa que no he visto antes?... ¡yo cambie tus pañales “Mister Squirrel”!
-¿Qué?
-Eso…
-Cooper, eso es lo más perturbador que he escuchado en mi vida... y… ¿cuándo sucedió eso?
-Cuando tenías como dos días… después solo recibía criticas así es que lo deje… oye… tengo tu máquina.
-¿Qué máquina?...
-¡TU MÁQUINA! —insistió Cooper abriendo la puerta de entrada y señalando el bulto que alguien había dejado en el jardín comunitario del edificio.
-¿Cómo?... ¿y no se suponía que la traerían mañana? —pregunto acercándose a la salida.
-Se supone, pero todo sucede muy rápido aquí en “El Porto”, Manhattan Beach —Blaine arrugo la nariz pensando que decir el nombre del barrio en dónde uno vivía era absolutamente innecesario— … ¿te sirve ahora o no?
-Claro que me sirve… será una sorpresa navideña un poco adelantada pero… —contestó mientras salía. La máquina de hacer nieve estaba instalada en medio del jardín comunitario cubierta por una lona verde brillante, Blaine se acercó despacio como si esta fuera atacarlo y se paró con las manos en la cintura en frente de ella.
-¿Nos atrevemos? —pregunto Cooper con cara de travesura.
-Por algo está aquí… —contesto Blaine retirando junto a su hermano lo que la cubría.
-¡Wow!... es muy… ¡wow!... —añadió sin saber muy bien que decir frente a un artefacto que no había visto nunca en su vida.
-¿Nunca habías visto una de estas no es así? —pregunto su hermano comenzando a manipularla como si a eso se dedicara.
-No… pero debe tener un botón de encendido… todas tienen uno… —contesto Cooper dándole unos golpes en la parte superior— ¿de dónde?... ¿de dónde se supone y sale la nieve?
-Por aquí…—respondió Blaine señalando el orificio del cañón y que media unos 30 centímetros de diámetro.
-Esto sí que será una nevada… ¿y para qué es esto? —agrego Cooper tomando una manguera que iba conectada a un estanque diminuto.
-Ese es el compresor, te aconsejo y no lo toques —advirtió Blaine conectando la salida del agua a la llave principal del jardín.
-¿Se supone y das el agua y sale nieve?... ¿porque nade me había informado que esto existía?
-Tal vez porque siempre estás pensando en ti y en tu cabello, y todo lo que te rodea se vuelve una mancha borrosa y prescindible para ti —respondió su hermano abriendo el panel de control a un costado del cañón.
-¡Oye!... te ayude a conseguir esta súper extra bonita máquina para sorprender a tu esposo, ¡no deberías de tratarme así! —exclamo apuntándolo.
-Tienes razón, lo siento… gracias Cooper —dijo Blaine estirando su mano para que el aludido la cogiera.
-De nada… un placer ayudarte “Mister Squirrel”—respondió estrechándola de vuelta— ahora… ¿cómo lo harás?... ¿voy a buscar a mi cuñadito?
-¡Ni lo intentes!... primero hare que esto funcione hasta que hayan unos cuantos centímetros, luego yo iré a buscarlo.
-¿Cómo sabes cómo funciona esta cosa?
-Me informe antes…
-¿No me gastaras mucha agua?... ¿o sí?... —agrego mirando las conexiones.
-Solo la suficiente… creo que con esto… —dijo presionando los últimos botones— ¿Dónde hay un enchufe? —pregunto Blaine mirando a su alrededor— ¿Cooper?
-¿Qué?... ¡no me mires a mi!, yo nunca había estado en esta parte del edificio.
-Es el jardín… ¿cómo no ibas a conocerlo?
-¡Es la verdad!.. yo entro en mi auto y luego salgo por el ascensor.
-Ok…
-Dámelo consultare con el conserje —agrego Cooper tomando la extensión de casi tres metros —avísame si funciona!— grito al tiempo que cruzaba las mamparas de vidrio. Blaine lo vio hacer gestos y señas que apuntaban el exterior, el conserje se bajo las gafas que utilizaba y miro a la distancia todo lo que sucedía, luego de un rato apunto hacia su derecha donde Cooper termino por conectar la extensión a la electricidad.
-¡Funciona! —grito Blaine al ver que la maquina comenzaba a arrojar agua por el cañón en estado líquido primero para ir solidificando las gotas a medida que el compresor enfriaba más y más los conductos después. Cooper llego corriendo y exclamo “¡Funciona!”, como si su hermano menor no supiese aquello.
Algunos de los vecinos salieron alertados por el ruido del motor y se fueron quedando para ver el panorama que poco a poco se teñía de blanco, Blaine sonrió al ver que lo que había planeado parecía estar resultando de las mil maravillas, suspiro satisfecho y decidió que ya era tiempo de hacer partícipe a su esposo de aquella sorpresa que después de todo era para él, tomo un par de piedrecillas desde una de las macetas de la entrada y las arrojo a la ventana de la habitación que compartía con su esposo.

-¿Papá?... soy Noah Anderson-Hummel, ya ha paso un buen rato… ¿cuándo me “visiptiran”?¿puedo pasar yo y “Desmond”
-¡Espera un segundo cariño! —grito Kurt desde adentro, se levantó de la cama y busco su ropa de dormir, ordeno todo un poco y se volvió a acostar aparentando la mayor de las normalidades— pasa cariño… —agrego encendiendo la luz de su mesa de noche.
-Hola Papá… ¿y el “Papáblen”?... yo no lo veo.
-Pues no lo ves porque salió un momento a solucionar un problema con el Tío Cooper.
-¿El Tío Cooper Anderson tiene un “poblema”?... ¿es “gave”?
-No lo creo bebé… pero, ¿qué hay de ti?... —dijo Kurt dándole unos golpecitos a la cama para que su hijo se subiera junto a él— ¿no nos dijiste que tú tenías un problema?
-Si… uno “peocupantoso” —respondió Noah trepándose junto a su dinosaurio.
-¿”Preocupantoso”?... ¿qué sucede cariño?, ¿tiene algo que ver con tu habitación?
-No…
-¿Con tus hermanitos tal vez?
-Tampoco… —agrego el pequeño acomodándose en los brazos de su Papá.
-¿Qué es entonces cariño?, puedes contarme a mí y luego yo se lo cuento al “Papáblen” —explico Kurt mientras le besaba la cabeza y las manitos.
-Hoy cuando llegamos, vi la sala del Tío Cooper Anderson.
-Todos la vimos en cuanto llegamos bebé.
-Pero yo no más note un detalle “peocupantoso”
-¿Y cuál detalle es ese?
-No hay “chemenea”…
-¿Cómo? —dijo Kurt aparatándolo un poco de su lado para mirarlo a la cara.
-Que no hay “Chemenea”, y si no hay “chemenea”, ¿cómo bajara Santa Claus?
-Oh… ese es un buen detalle a considerar bebé, pero debes saber, que no todas las casas del mundo tiene chimenea…
-¿No?...
-No… existen lugares donde hace mucho calor todo el año y por lo tanto no son necesarias…
-¿Cómo en África?
-Como en África y otros sitios, pero aun así todos los niños reciben su regalo.
-¿Verdad papá?
-Muy verdad…
-¿Y cómo lo hace Santa Claus?
-Pues creo que para ello utiliza la magia que tiene, ¿te acuerdas que antes de viajar hablamos que algunas cosas son mágicas y no tienen explicación aparente ni científica?
-Si…
-Pues esta es una de ellas… ¿te conformarías si te digo que Santa se las arreglará para venir esta noche a dejar tus obsequios?
-Si… ¿Papá?
-Dime bebé…
-¿El Tío Cooper Anderson tendrá leche y galletas?
-¿Por qué?, ¿acaso tienes hambre?
-No… son para Santa, aunque no si él tenga “poblemas” con la leche como yo…
-Bueno, en vista y considerando la edad que tiene, creo que cualquier cosa sin lactosa será la adecuada, luego vemos si el Tío Cooper tiene…
-¿Y si no?
-Y si no… mañana podemos ir de compras y adquirimos todo lo que necesites… ¿de acuerdo?—agrego Kurt besándole la frente.
-De acuerdo…—respondió Noah abrazándose a él.
-¿Te acompaño a tu cuarto cariño?
-¿Puedo estar otro rato aquí?... Henry Anderson Hummel hace ruidos cuando duerme…
-Como quieras cariño, luego cuando vuelva el “Papáblen” nos acomodamos los tres, ¿qué te parece si…?... ¿escuchaste eso cariño?
-¡Algo golpeo el “divrio”! —exclamo Noah llevándose las manos a la cara.
-Así parece… quédate quietecito aquí… yo mirare… —dijo Kurt levantándose. Rodeo la cama y se acercó a la ventana, miro por la abertura diminuta de la cortina y vio lo más precioso e inimaginable de ver— ¿Qué demo…? —agrego abriendo la cortina del todo. La máquina de hacer nieve estaba funcionando a toda su capacidad y dejaba caer copos como si de una tormenta se tratase, ya se había acumulado un poco sobre el césped y la entrada del edificio y las ventanas tenían el mismo aspecto congelado de las del departamento en New York, Kurt sonrió y abrió la ventana, estiro su mano y sintió en sus dedos el entumecimiento que tanto le gustaba, miro hacia abajo y vio a Blaine que le hacía señas para que bajara a acompañarlo.
-¿Papá eso es nieve acaso? —pregunto Noah empinándose para mirar lo que sucedía.
-Lo es cariño…—respondió su Papá tomándolo en sus brazos para mejorar su visión de todo.
-¡Pero aquí no nieva! —agrego sorprendido.
-Lo se… pero, ¿ves como todo las cosas pueden llegar a ser mágicas?, en especial si tienes a alguien que se encarga de realizarlas… ¿quieres ir a ver?
-¡Si!
-Vamos entonces… —respondió Kurt sonriendo más entusiasmado que su hijo, tomo una colcha tejida que había sobre una de las sillas y envolvió al pequeño con ella, se calzo unas zapatillas y salió con él hacia la calle.

-¡Nieve!... —grito Noah tomándose la cara nuevamente— ¡”Papáblen”!... ¡hay nieve!
-¡Lo sé!… —dijo este acercándoseles— súper genial… ¿no crees?
-Si…
-¿Qué tal si la vas a ver de más cerca?
-¡Sí!... —respondió el pequeño bajándose de un salto de los brazos de su Papá, Kurt lo arropo como si fuera una momia y Noah se movió como pudo con la manta a cuestas hasta llegar donde estaba Cooper que, como si fuera un experto, comenzó a explicarle como el agua se convertía en nieve al pasar por la máquina.
-¿Quiere impresionarme Señor Anderson-Hummel? —pregunto Kurt mirando los pequeños copos que caían en su cara.
-Consentirte más bien… —corrigió Blaine acercándose más.
-Bueno, al parecer consentiste a toda la comunidad —añadió mirando a los vecinos que de a poco salían a ver que sucedía en el frontis de sus departamentos
-Externalidad positiva, qué más puedo decir —dijo sonriendo, le tomo las manos y las escondió bajo su ropa— ¿se siente como en New York? —pregunto sonriendo.
-Mejor que en New York… —respondió dándole un beso.
-¿Te gusta?
-¡Me encanta!, nunca pensé que viviría lo suficiente para nevar en Los Angeles.
-“El Porto”, Manhattan Beach o Cooper creerá que los miles de dólares que gasto en su departamento no habrán valido la pena.
-Tienes razón, nuca pensé que viviría lo suficiente para ver nevar en “El Porto”, Manhattan Beach…
-¿Qué…?
-¿Qué de qué?
-Esa cara… —dijo Blaine al ver que su esposo, aunque gratamente sorprendido, parecía desencantado de cierta manera.
-Ok, no creas que estoy decepcionado o algo pero… ¿este es mi regalo de navidad? —pregunto crispando al nariz.
-No…—contesto Blaine soltando una risa— uno de ellos si… bueno no la máquina, la nieve más bien… ¿por qué?
-Por nada… solo que ahora siento que te debo una grande que equipare esta maravillosa sorpresa.
-Bueno… —dijo Blaine tomándolo de la cintura— si continuas con lo dejamos pendiente en nuestra habitación, no me deberás nada.
-¡Ah!... excelente respuesta Señor Anderson-Hummel y qué más quisiera yo… pero tenemos una situación con ese “Goblin” ese que esta allí.
-¿Si?... ¿qué situación? —quiso saber Blaine al tiempo que miraba a su hijo en los brazos de su hermano, hacia como que tocaba la nieve pero se arrepentía y soltaba pequeñas risas como de bebé.
-Henry Anderson-Hummel hace ruidos cuando duerme…
-¿Eso te dijo?
-Si… además de estar preocupado porque en este departamento de “El Porto”…
-Manhattan Beach….
-“El Porto” Manhattan Beach… no hay chimenea..
-¿Puede nuestro hijos era mas dulce?
-Era obvio que lo seria siendo hijo de quien es… te amo Blaine Devon Anderson-Hummel…
-¿Mas a que a una caja de Tiffany&Co.?
-Bueno… —dijo Kurt haciendo muecas.
-¡Oye!... —exclamo Blaine al tiempo que lo abraza con tanto ímpetu que alcanzo a darle unas tres vueltas en el aire.

Diciembre de 2014





-El baño está desocupado… —dijo Blaine llegando a la sala— ¿Qué haces?... te dije que yo me encargaría de todo eso… —agrego acercándose a su esposo que lavaba lo utilizado en el desayuno.
-No lo dijiste Blaine Anderson… por lo tanto… no me quedo otra que.. hacerme cargo… —respondió apuntándolo con taza enjabonada.
-Ok… ¿a qué hora vendrá Rachel? —pegunto al tiempo que buscaba un paño de cocina para seguir con el orden.
-Dentro de exactamente… 70 minutos —respondió mirando el reloj colgado sobre el refrigerador.
-¿Tenemos tiempo extra entonces? —quiso saber Blaine dando un tono sexy a sus palabras.
-Tenemos… gracias a ti y tu desvelo inapropiado —contesto Kurt lavando los últimos cubiertos.
-¡Tú eras el desvelado!... por todo eso que me dijiste sobre lo que perdimos por casarnos de manera intempestiva —reclamo de vuelta gesticulando expectación con el paño de cocina y un plato estilando.
-Son razones validas, no me contradigas… y tu tenías las tuyas… que nunca me dijiste en todo caso… —dijo Kurt cortando el agua.
-Decirte que… ¿tenemos tres platos?... —añadió Blaine antes de guardar el que secaba.
-Somos dos, no necesitamos más… al menos no hasta que visitemos Villeroy & Boch y podamos elegir nuestros patrones.
-¿Tenemos patrones? —pregunto cambiando el orden de los vasos y platos en el mueble, Kurt hizo un gesto como de incredulidad y se acercó  a arreglar aquel desaguisado.
-Los tendremos, por ahora me conformo con uno de la campiña Inglesa que vi una vez en un juego de té, que te juro y si aún existe cuando tengamos dinero, será lo primero que comprare —respondió corrigiendo el orden de las cosas en el anaquel, para dejarlas tal y como estaban antes—  y no me cambies de tema… —agrego su esposo tomando toallas de papel para secarse las manos.
-No cambio nada… solo me interese en aquello de los patrones para nuestra vajilla —insistió apuntando el mueble.
-Bueno, volvamos a de lo que hablábamos entonces… ¿Por qué estabas desvelado?
-No lo sé… —respondió soltando un suspiro.
-Sí que lo sabes… tenemos 63 minutos antes de salir a la escuela y antes de que Rachel nos recuerde los días que faltan para las seccionales… ¿ya dejaste de escuchar lo que te digo?... ¿no es muy pronto para eso?
-¿Qué?
-Ven…—añadió señalando la mesa
-Preferiría aprovechar el tiempo de sobra que tenemos en otras cosas.
-Siéntate Blaine Anderson-Hummel… —dijo Kurt haciendo lo propio.
-Creo y te estas tomando muy a pecho tu rolde “maestro” —respondió haciendo las comillas cuando mencionaba lo de maestro.
-¿Quieres que tome acciones disciplinarias en tu contra?
-Todo depende de cuáles son esas medidas…—agrego Blaine entre divertido y coqueto.
-Ya siéntate  y dime… —dijo abriendo la silla que tenía justo enfrente y utilizando su pie para ello.
-Ahora que pasaste a la rudeza, creo y no me queda otra… —respondió sentándose, Kurt sonrió de manera engreída— veras… hace una semana, me llego un “newsletter” de la NYU.
-¿Algo malo?
-No… no es nada malo, solo decía que habrá una especie de reunión con los alumnos nuevos en las diferentes facultades…
-¿Y? —pregunto Kurt como si a aquella historia el faltara una parte importante.
-Y… eso…
-¿No es hoy?... ¿o sí?
-No… es la semana próxima, coincidentemente la semana que estaremos en New York.
-¡Fantástico entonces!..  aun no entiendo que tiene de malo…
-No tiene nada de malo, es solo que… no se… me da un poco de... —respondió empuñando sus manos gesticulando algo entre desesperación y nervios.
-¿No tendrán miedo?, ¿o sí?
-No, no miedo… creo son más nervios que nada.
-¿Nervioso?... ¿de que estas hablando?...
-Mira, no me malinterpretes, sabes que siempre estoy abierto a conocer gente y vivir cosas nuevas, pero…no se… siento esta  como mi última instancia de hacer las cosas bien en la Universidad, estoy seguro que mis padres no toleraran  que me expulsen de nuevo.
-¿Y porque habrían de expulsarte?
-No lo sé… son cosas que pasan —sentencio Blaine echándose hacia atrás en la silla.
-Nada va  pasar Blaine…
-¿Cómo lo sabes?
-¿Tengo que sacar mi carta de que soy más viejo y más sabio?
-¿Acabas de llamarte viejo?
-Son las 6 de la mañana no corrijas mi vocabulario…
-Ok…
-Escucha… —dijo Kurt tomando las manos de su esposo— es normal que te sientas nervioso, todas las cosas nuevas nos provocan eso… pero lo que debes pensar es que nadie es tan talentoso como tú, que tu experiencia en NYADA termino por otras razones ajenas  a tu voluntad y que en definitiva harás un excelente trabajo y saldrás airoso como siempre…
-¿Lo crees?
-¡Apuesta tus mejores partes a que será así!
-Gracias Kurt… —respondió Blaine besándole las manos.
-De nada… ahora… contéstame algo, ¿esa invitación es solo para ti o puedes ir con alguien?
-No lo dice claramente, pero no creo que exista un control de acceso, a no ser que luzcas como del medio oriente —contesto como pensando en aquello.
-Bueno, como ese no es nuestro caso… ¿qué tal si voy contigo?
-¿A la reunión?
-Si… mira, sé que estar todo el tiempo juntos nos trajo problemas en el pasado, pero siento que en esta ocasión necesitas que te acompañe… ¿o me equivoco?
-Kurt…
-Juro y te daré espacio para que socialices con el resto del alumnado, pero si voy contigo  tendrás con quien hablar del resto de los novatos o con quien pasar el rato u ocultarte si la NYU tiene su propia versión más popular  de Cassandra July y Carmen Tibideaux…. ¿Qué dices?
-Digo que me encantaría… sabes bien que me fascina andar contigo por los lugares de este mundo… gracias…—repitió Blaine inclinándose hacia adelante para que sus labios se encontraran con los de su esposo— y me encanta esto, espero y lo sepas… —añadió haciéndole pequeños cariños en los dedos.
-¿Lo de las manos?... ¿no me lo habías dicho?
-Eso sí, pero no me refería a eso, me refería a hablar contigo… de nada… de todo… —explico adoptando una actitud casi remolona.
-Y a mí… y es lo que se debe hacer Blaine Anderson-Hummel, la falta  comunicación es el comienzo del  debacle para todo matrimonio… y no lo digo yo, lo dice el Doctor Phil McGraw.
-¿El Doctor Phil McGraw?... ¿él no fe sancionado por sus pares?, ¿por conducta poco ética o algo?
-Eso no impide que lo pueda citar de vez en cuando.
-Claro…
-¿Vamos entonces?
-Vamos… gracias de nuevo.
-Y ya no me agradezcas tanto… ¿para qué están los esposos? —respondió Kurt sonriendo.
-Bueno, a mí se me ocurren otras actividades en las que están involucrados los deberes… y derechos de los esposos —agrego Blaine mientras comenzaba a recorrerle el cuello con su nariz y sus labios.
-Y por lo que  se casaba la gente en la antigüedad, debo agregar… “mmmm”… amo cuando… ¿qué demonios? —dijo al sentir que llamaban a la puerta.
-No abras… debe ser el vecino de abajo que necesita algo… siempre necesita algo… —explicó Blaine queriendo besar sus labios.
-¡Chicos!... ¡soy yo! —escucharon ambos desde el pasillo.
-Voy  a matarte Rachel Berry… —murmuro Kurt soltando un suspiro al tiempo que se dirigía a la puerta que parecía y terminaría por caerse por el ímpetu que ponía su amiga en golpear.
-¿Por qué llega tan temprano? —pegunto Blaine acomodando las sillas.
-¿Alguna vez hemos entendido el comportamiento de Rachel Berry? —contestó Kurt haciendo un gesto obviedad con sus manos.
-Toda la razón… y creo que hoy serán muchas horas de Rachel…
-Lo mismo digo… oye… ¿qué tal si nos zafamos de ella en algún momento?
-¡Chicos!....—insistió la recién  llegada pegando tres golpes seguidos.
-¿A qué te refieres?
-No me mal intérpretes, amo a Rachel de aquí hasta la luna, pero estar todo el día con ella… —dijo Kurt haciendo un gesto que identificaba algo insoportable.
-¡CHICOS!
-Decidamos algo antes que derribe la puerta —agrego Blaine mirando con preocupación aquello.
-Sígueme la corriente… ¿bueno?
-¿Ahora?
-No… sabrás cuando… —contesto Kurt caminando hacia la puerta— ¡Rachel!... ¿sabes qué hora es? —añadió como primera cosa.
-Si… ¿y ustedes saben cuántos días faltan para las seccionales? —respondió entrando de inmediato.
-68… —respondieron sus amigos al unísono.
Rachel los miro un tanto descolocada, como si ella fiera la única autorizada para conocer ese  dato.
-¡Si!... —agrego terminado de entrar— tienes crema de afeitar en la oreja… —dijo mirando a Kurt, este se tocó el lóbulo de la oreja izquierda y sonrió pícaro mirando a su esposo, Blaine le devolvió una mueca parecida y le indico que también tenía un poco en el comienzo de las patillas.
-¿Por qué estás aquí tan tempano? —volvió a preguntar Kurt tomando una toalla de papel, se limpió la cara y desecho todo de inmediato.
-Les dije que vendría… hay tanto que hacer hoy día que creo y nos faltara tiempo.
-Por supuesto que no… ¿de verdad no sabes qué hora es? —insistió Kurt mirándola con atención.
-Lo se… ¿y tú lo sabes?... porque si es así no sé porque aun estas con pijama... ¡debemos irnos!
Kurt blanqueo los ojos y se dirigió al baño, Blaine esbozo una pequeña sonrisa y se excusó también para terminar de vestirse. Rachel se quedó en el sofá de la sala recordando a viva voz la hora que era cada 5 minutos

-Todo luce fenomenal… esperen a ver el auditorio…—dijo Rachel agudizando su voz al máximo mientras caminaba por uno de los pasillos ya adornado para navidad.
-¿Cómo? —pregunto Kurt deteniéndose en seco frente a un grupo de casilleros.
-¿Qué?
-¿Qué es eso de que “todo luce fenomenal”? —repitió su amigo en el mismo tono agudo— se suponía  y vendríamos hoy temprano para arreglar todo, entre los tres —agrego apuntando a todos los integrantes de la conversación.
-Eso es verdad Rachel, los tres decidiríamos que hacer.
-¡Lo sé!... ¡lo sé!... pero ayer no podía dormir y me vine a escuela y Roderick y Spencer fueron tan amables en ayudarme que…
-¡Un momento!, ¿llamaste a esos chicos para que te vinieran a ayudar en madrugada?, ¿Qué pasa contigo?
-No…
-¡Rachel!
-¡Esta bien!... los llame pero solo porque ni ustedes ni los hermanos McCarthy jamás respondieron mis mensajes… —explico la chica mientras comenzaba a avanzar de nuevo— ¿se dieron cuenta que les mande como mil mensajes?
-No… dios bendiga el “modo avión”—murmuro Kurt mirando al cielo, Blaine sonrió como si aquel comentario  fuera el mejor comentario en la historia de los comentarios.
-¿Qué?
-Que no debiste molestar a esos chicos… aún hay clases.
-¡Lo sé!... pero les juro que ellos no se quejaron ni nada… de verdad… es más Spencer…
-¡Vaya, vaya!... Porcelana, Señora Porcelana… “Tres son multitud” —dijo Sue mirando a Kurt, Blaine y Rachel respectivamente, esta última arrugo su entrecejo para evidenciar el desacuerdo que le producía  aquel sobrenombre.
-¿Entrenadora Sue?… ¿qué hace aquí?
-Gracias por preguntar “Señora Porcelana”, siempre llego temprano para escudriñar en los almuerzos de la sala de maestros.
-¿No la habían despedido? —insistió Blaine mirándola de medio lado.
-En efecto sí, pero hice una copia de todas las llaves antes de irme… ¿Qué hacen ustedes aquí tan temprano?, alguna intervención musical por la que deba preocuparme —añadió mirando a su alrededor.
-De hecho tenemos una gala de navidad… —dijo Rachel mostrándose más que entusiasmada.
-¡Oh!... lamento decepcionarlos, pero no, no tienen…
-¿Cómo? —dijeron los tres al mismo tiempo.
-La cancele…
-¿Que?... —volvieron a decir los tres juntos.
-Lo que escucharon, no pueden haber demostraciones religiosas en una escuela pública.
-La Navidad no es religiosa… es Navidad… —rebatió Rachel como gran argumento.
-Creo y el niño Jesús piensa diferente.
-No puede cancelar la gala, ya no trabaja aquí…
-Mi dulce, adorada y ya no amancebada Porcelana, debes saber que mis influencias sobre Rod Remington aun causan efectos, y si a eso le sumamos mi segmento en el noticiario de WOHN TV, podría hacer hasta que el Papa Francisco abandonara esos gorros puntiagudos si hecho correr el rumor de que son perjudiciales para el medio ambiente.
-No puede hacer esto… —dijo Rachel cruzándose de brazos molesta.
-Puedo y lo hice… quite todo lo que habían puesto en el auditórium y créanme y ahora es un lugar mejor…  ¡felices fiestas!... —agrego mientras se retiraba.
-¡No puede hacer esto! —repitió la chica esta vez queriendo llorar.
-Rachel, cálmate… —pidió Kurt pensando en lo que acababa de suceder.
-No puedo calmarme… ¡todo esta listo!... ¿qué va a pasar con la gente que compro su entrada? —respondió mientras se movía de un lado a otro con una mano en la cintura y otra en la cabeza.
-¿Ella no había cancelado ya algo así antes? —dijo Blaine tomando su teléfono para verificar si alguien más sabia de aquello.
-Lo hizo…
-¡Esto es lo peor que podría pasar!.. ¡lo peor! —insistió Rachel levantando sus brazos mientras  seguía moviéndose de un lado a otro.
-Nadie ha publicado nada sobre una posible suspensión de la gala, tal vez solo estaba fanfarroneando —advirtió Blaine enseñando su teléfono.
-Lo más probable, ¿qué tal si vamos al auditórium a ver qué sucede?, si todo sigue allí sabremos que es mentira —sugirió Kurt tratando de adoptar un tono calmado que sirviera a su vez para tranquilizar a su amiga.
-O si ha llegado alguien, tal vez tenga información de lo que sucede, para bien o para mal —agrego Blaine apoyando la idea de su esposo.
-Si vamos… —dijo Rachel partiendo de las primeras, Kurt tomo la mano de Blaine y ambos la siguieron aunque un tanto más calmados.

-Entren ustedes… yo no puedo… —dijo Rachel tomándose el comienzo del estómago.
-Está bien…—contesto Kurt abriendo la puerta— ¡oh por dios!… —murmuro una vez  adentro.
-¡Wow!...—agrego Blaine como si se hubiera quedado sin voz también.
-¿No hay nada?, ¿no es así?... ¡lo sabía!, ¡sabía que esto!… —Rachel se silenció al ver que todo estaba como lo habían dejado ella, Rodrerick y Spencer la noche anterior, se llevó las manos al pecho y sonrió emocionada— ¡me asustaron! —agrego mirando a sus amigos.
-Perdona, pero… todo luce espectacular…
-¿De verdad?
-De verdad… excelente trabajo Rachel… —sentencio Kurt mirando todo.
-¿Qué opinas Blaine?
-Creo que está perfecto… delicado y perfecto… —contesto mirando las pequeñas luces que habían por doquier.
-Gracias chicos… —dijo abrazando a cada uno—  ¿ya no están enojados conmigo?
-No, no lo estamos…—respondió Kurt bajando unos cuantos peldaños para acercarse más al escenario.
-Esto tan perfecto… tenemos un largo día pro delante… ¿quieren escuchar mi canción? —pregunto trepándose hasta el centro de la escenografía.
-¿No deberíamos revisar que todo esté en orden?... hay mucho que revisar, ¿no es así Blaine?
-¿Cómo?
Kurt levanto una ceja como evidenciando algo.
-Si… mucho… mucho que revisar…  —respondió cayendo en la cuenta que ese era el momento de zafarse de Rachel, al menos por unos minutos— nos vemos —agrego saliendo junto a su esposo.

Diciembre de 2025





-Un gorro por aquí… —dijo Kurt cubriendo la cabeza de su hijo mayor— y otro… tratare de ponerlo por aquí… —agrego intentando abrigar a Lizzie pero encontrando resistencia en sus rizos como era habitual.
-¿Por qué debemos abrigarnos tanto?… vamos en el auto… —relamo Henry quitándose los guantes y soltándose un poco la bufanda.
-Porque nos bajaremos de el en media hora y no quiero que ninguno de los dos se enferme —explico su Papá volviendo a arropar a su hijo con lo que este se había quitado.
-¿Yo estoy “abigada”?
-Lo estas bebé, igual que tu hermanito…—respondió Kurt dando los últimos toques a los atuendos y al cinturón de seguridad de las sillas de cada uno de sus hijos— ¿tienes tu libro cariño? —pregunto mirando a Henry, este se lo enseño y volvió a tratar de alivianar su carga de ropa— ¿y tu bebé?... ¿dónde está “Rita”?
-Aquí… —contesto Lizzie sacando la coneja de debajo de su trasero, la sacudió un poco y se la puso en un hombro.
-¿Una galleta?—agrego destapando un envase plástico. Henry tomo dos y Lizzie escogió una luego de analizar cinco— muy bien… ¿están asegurados hijos míos? —dijo Kurt mirando a cada uno, mientras les ajustaba el cinturón de seguridad nuevamente.
-Yo me siento seguro —respondió Henry desde su silla.
-Yo me “sento” “rasguda”—repitió Lizzie mirándose el cinturón.
-Estamos listos para partir entonces… pero… unas consideraciones antes… ¿qué haremos una vez que lleguemos al aeropuerto?
-Esperar hasta que tu o el “Papáblen” nos ayuden a bajarnos.
-“Esperarhastaquetuoalpapabennosayudenababarnos” —añadió Lizzie de corrido.
-Exactamente cariño… y esto es importante, el aeropuerto estará un tanto congestionado por la cercanía de las fiestas, así es que no quiero que ninguno de los dos se extravíe.
-¿Asegurados nuestro hijos? —quiso saber Blaine una vez que guardo todo en el portaequipaje.
-Asegurados y listos… —respondió Kurt haciéndole un cariño a cada uno antes de salir del auto.
-¿Qué hay del “señor Botones”? —agrego mirando hacia adentro, Lizzie le hizo una seña como de saludo a la distancia y Blaine le respondió lanzándole un beso.
-Está durmiendo a pata suelta… las ventajas de tenerlo todo y no hacer nada para merecerlo —dijo Kurt cerrando la puerta.
-¿Quieres dejar eso?, nada le sucedió a tu broche.
-Pues su intención era que le sucediera algo y eso es lo que cuenta…
-Deberías de darle una tregua por Navidad por lo menos —añadió Blaine abriendo la puerta del copiloto para su esposo.
-Quedan dos días para eso… puedo ser malo con él hasta entonces —respondió subiéndose. Blaine negó con la cabeza sonriendo, rodeo el auto y quito un poco de nieve del capo y los focos, se movió como si un tiritón le recorriera todo el cuerpo y su intento de subir rápido al auto se vio interrumpido por tres fans que requirieron su atención, Kurt blanqueo los ojos y tomo el estuche negro desde la guantera donde guardaba los pasajes y se distrajo revisando si todo estaba en orden, oculto tras el, vio a su esposo tomarse una foto con cada una además de firmar algo que no pudo distinguir a la distancia, cuando lo vio acercarse guardo rápido todo e hizo el ademan de que hacía rato conversaba con sus hijos.
-Listo… perdona eso…—dijo Blaine acomodándose en el asiento— pero creo que estaban desde la mañana esperándome, sus manos estaba ultra congeladas —agrego encendiendo el motor.
-¿Mas señoritas fanáticas de tu actuación con las mujeres impúdicas?
-No… —respondió soltando una risa— y si Victoria´s Secret te escucha llamar “mujeres impúdicas” a su modelos, creo y te enfrentarías a una demanda por injurias.
-Pues lo son… —respondió mirando por la ventana de su lado.
-Ahora entiendo entonces porque Dylan estaba tan contento ese día del show, las “mujeres impúdicas”… siempre han sido su fantasía secreta —dijo Blaine mientras miraba por sobre su hombro para salir con seguridad.
-Él está casado… al igual que tú… por si olvidaste…
-No lo olvido, la maravilla que es mi esposo me hace imposible olvidar aquello.
Kurt sonrió por lo bajo para luego hacer un par de muecas infantiles, como si quisiera con ello quedarse con la última palabra de aquella discusión, Blaine le cogió la mano y la mantuvo entre la suya todo lo que duro el camino.

-¿Hay muchos autos?... ¿no crees? —dijo Blaine mientras se erguía y movía de un lado al otro tras el volante, como si quisiera ver desde donde estaba cual era el problema del atasco que los mantenía detenidos luego de 20 minutos de viaje.
-Debe ser por la fecha…—opino Kurt queriendo mirar también.
-Tal vez, pero me esperaría algo así a la entrada del aeropuerto y no tres cuadras antes.
-Tal vez hay un accidente, Liang me conto que con su Mamá vieron un accidente de como 300 autos.
-¿300? —pregunto Kurt volteándose un resto hacia atrás— ¿estás seguro cariño?, algo así habría aparecido en el noticiario.
-No lo sé, pero si Liang lo dijo es verdad, Liang no miente… —aseguro Henry golpeando el puño de la mano contra su palma abierta como si aquello fuera el sello que daba credibilidad a todo lo que decía.
-Liang no miente… —repitió Blaine mirando a su esposo.
-Pues creo y esta vez sí lo hizo…—murmuro Kurt de vuelta.
-¿Cuántos son “tesentos” “Hendry”? —pregunto Lizzie queriendo mirar por debajo de su gorro lleno de pompones y flores ubicada dos puestos más lejos que su hermano.
-Todos estos… mas todos estos… mas todos estos —respondió abriendo y cerrando sus manos como si contara trecientos a la velocidad de la luz, Lizzie se tapó al cara con “Rita” y guardo silencio impactada.
-Ese carril avanza más rápido… —dijo Kurt señalando el claro que se había abierto en el carril de junto, Blaine hizo una maniobra para cambiarse y luego dio una mirada a si esposo cuando la fila que comenzaba a avanzar era por la que venían en un comienzo.
-Nadie te obligo a cambiar de carril —dio Kurt haciendo un gesto de inocencia con sus manos.
-No te vuelvo a hacer caso en lo que resta de jornada —advirtió Blaine encendiendo la radio.
-No lo hagas, veras lo mal que te va…
-Papá el “señor Motones” no quiere de mi “dalleta”
-Eso es porque está dormido cariño… —respondió Kurt mirando a su hija por el espejo retrovisor.
-¿Y “poque” esta “domido”?, no es de noche —insistió la pequeña doblándose casi en dos para poder mirar al perro que viaja en su jaula en medio de ambos.
-Porque el doctor lo recomendó, como es la primera vez que viaja en avión podía ponerse un tanto nervioso entre el equipaje.
-¿No ira en el asiento con nosotros? —pregunto Henry poniendo cara de impacto extremo.
-No hijo… debe viajar con el resto del equipaje.
-¡Pero él no es un equipaje “Papáblen”!, es nuestro perrito…
-Lo siento hijo, pero esas son las reglas de los aeropuertos… el “Señor Botones” debe viajar con el equipaje o quedarse aquí… ¿preferirías que se quedara aquí?
-Yo lo preferiría… —murmuro Kurt por lo bajo.
-¿Solo?... ¡jamás!... —exclamo Henry volviendo a lo del puño.
-Entonces debes confiar en que estará bien… mira, el aeropuerto esta igual de congestionado…—dijo Blaine señalando hacia adelante.
-Maldita obra… si nos hubiéramos quedado solo con “Lady in red” como le dije a Lily nada de esto habría pasado, habríamos terminado de ensayar hace una semana y ya estaríamos en Lima con mi Papá.
-No culpes a la obra… estoy más que seguro que tener dos obras en cartelera solo te reportara beneficios.
-¿No leíste el guion?
-Lo leí… y me pareció interesante…
-Sí, ponte de parte de tu amiga y su esposito ingles… pero ya me decidí y la próxima la escribiré yo solo.
-¿Enserio?.... —pregunto Blaine mirándolo de reojo mientras avanzaba a paso de tortuga con el auto.
-¿No me cree capaz Señor Anderson-Hummel? —pregunto de vuelta Kurt levantando una ceja.
-Eres capaz de todo, es solo que hasta ahora tú y Lily habían hecho una dupla más que ganadora… yo lo pensaría dos veces antes de desarmar esa sociedad.
-No quiero desarmar nada, ella es la que opto por el amor y se marchó sin mirar atrás.
-¿Tu no harías lo mismo acaso?
-No… —respondió Kurt alargando la “o”.
-¿Cómo?
-Lo que escuchaste, primero porque tú estas aquí, así es que no tengo necesidad de marchar a ningún lado, segundo porque los compromisos son los compromisos y tercero… porque no y punto…
-De todos los argumentos, ese es el mejor…
Kurt encogió un hombro haciendo un gesto engreído.
-Definitivo y pasa algo… —agrego Blaine ya casi llegando a la entrada del aeropuerto.
-¿Carros policiales?... llamare a Helen… ella sabe todo lo que ocurre en Norteamérica y debe venir a por el auto de todas formas —dijo Kurt sacando su teléfono desde el bolsillo interior de su chaqueta— ¡ah!... dices su nombre y aparecen —añadió señalando la llamada entrante y que partencia a su asistente.
-Buscare noticias… —agrego Blaine manipulando la radio.
-¿Qué sucede “Papáblen”? —pregunto Henry queriendo mirar hacia adelante.
-No lo sabemos hijo… pero tú quédate quietecito donde estas, cualquier cosa que sea, con el Papá la solucionaremos.
-¿Helen?... habla más fuerte tienes una estática digna de los 90…
-¿Señor Hummel-Anderson, me escucha ahora?
-Ahora si querida… ¿Qué sucede?, te me adelantaste, iba a llamarte en este instante.
-¿Si?... ¿Por qué?
-Porque con mi familia vamos camino al aeropuerto, es decir estamos a 100 metros de entrar y hay un caos increíble, ¿tendrás idea de lo que pueda estar pasando? —dijo Kurt sosteniendo el teléfono cerca de su oreja con una mano y señalando que la entrada ya estaba despejada con la otra.
-La verdad es que si…
-Te lo dije sabe todo lo que sucede en Norteamérica… —susurro Kurt mirando a su esposo.
-¿Señor Hummel-Anderson?
-Si querida estoy aquí… ¿me decías?
-Le decía que si se lo que sucede, acaban de decir en el noticiario que hay una huelga de los controladores aéreos.
-¿Disculpa?
-Eso… hay una huelga de uno de los sindicatos de los controladores aéreos, al parecer del mas importante.
-¡¿Estás hablando enserio?! —exclamo Kurt alzando la voz más de lo conveniente.
-Sí, lo siento Señor Hummel-Anderson, pero en la televisión dicen que ningún vuelo despegara hoy.
-Con un… —respondió Kurt tragándose la grosería al recordar que viajaba con dos menores de edad.
-¿Hay algo que pueda hacer por usted?
-¿Aprender como pilotear un avión y venir a buscarme al aeropuerto.
-Señor…
-Lo sé, lo se… disculpa… pero Helen, cualquier novedad que sepas me avisas.
-Por supuesto… ¿le parece bien que averigüe la posibilidad de un avión privado?
-Pues si la huelga es de los controladores, difícil que un avión privado o uno publico despeguen de este aeropuerto...
-Tiene razón… disculpe.
-No te aflijas… ¿sabes si es en todos los aeropuertos de New York?
-Es en todos… —se adelantó en decir Blaine señalando la radio y la información que acababa de escuchar.
-No importa Helen… gracias.
-Que pueda solucionar su problema Señor Hummel-Anderson y… ¿asumo que ya no debo ir a recoger su auto?
-Pues la verdad es que no sé qué haremos, pero te aviso cualquiera sea la decisión que tomemos.
-Esta bien, estaré al pendiente…
-Gracias querida y que lo pases bien con tu familia, gracias a dios y ellos viven en New York.
-Así es… adiós
-Adiós… —dijo Kurt terminando la llamada, se golpeó la cabeza con el teléfono un par de veces y miro a su esposo como buscando una solución a todo aquello, Blaine avanzo otros cuantos metros con el auto y lo miro de vuelta pensando que tal vez terminarían por devolverse al departamento.
-Estúpida obra... si hubiéramos salido antes como se supone e íbamos a hacerlo…
-Kurt, ya deja de decir eso, ya no hay que hacer con respecto a aquello.
-Lo sé pero…
-¿Qué paso?.... ¿no podremos ir a Lima? —pregunto Henry ya sin nada de ropa de abrigo sobre el.
-Al parecer no cariño… acabamos de saber que hay problemas y que ningún avión ha despegado ni despegará.
-¿Y el abuelo ”Burp”?... ¿no lo veremos? —pregunto Lizzie haciendo un puchero.
-No en navidad Princesa… pero si lo piensas bien, si lo veremos en año nuevo…
-¡Pero la Navidad es mejor!, ¡él conoce a Santa, él le presta su “dropa”! —agrego la pequeña comenzando a soltar pequeños sollozos, Henry hizo un puchero también y estiro uno de sus brazos para tratar de confortarla por encima del “Señor Botines” y todo.
-¿Que haremos? —dijo Blaine pasando de largo la entrada del aeropuerto.
-No lo sé…
-Podríamos irnos en el auto…
-Es un viaje de nueve horas Blaine…
-¿Y?... el auto lo revisaron hace una semana, estoy seguro y no tendríamos problemas, además es recién medio día, alcanzamos a llegar un poco después de la cena, hemos viajado distancias así antes…
-Cuando estábamos solo los dos, no con dos pequeños que nunca han estado en el auto por más de media hora seguida..
-Siempre hay un primera vez para todo….
-Blaine…
-Escucha… ¿quieres que pasemos la Navidad en casa de Burt?, ¿sí o no?
-Obvio que si…
-¡Entonces!... será un viaje por carretera extremadamente divertido… preguntémosle a los chicos si están de acuerdo… —dijo Blaine aparcando el auto en la berma.
-Obvio que estarán de acuerdo, cualquier cosa que les digas tú a ellos les fascina —contesto Kurt mirando hacia la carretera.
-Kurt… yo nunca haría algo que a ti te molestara… o con lo que no estarías de acuerdo…—susurro Blaine quitándose el cinturón de seguridad para acercarse a su esposo y dar a la conversación un tono mas privado.
-Lo se… discúlpame… es… solo que creo que todo esto es mi culpa.
-¿Tu culpa?... ¿por qué?
-Porque si, por lo de la obra, por estar extra ocupado… por amargar tu presentación en el desfile de “Victoria’s Secret”
-No amargaste nada… todo salió bien —rebatió Blaine mientras el acariciaba el cabello.
-Si claro…
-Es la verdad, además esa mujer bien se merecía todo lo que le dijiste por ser al más impúdica de todas…—aseguro sonriendo.
Kurt soltó una pequeña risa y se quedó perdido en los ojos de su esposo por un rato bien largo.
-Nunca dejes de hacer eso…—dijo por fin.
-¿Qué cosa?... ¿acercarme a ti en una carretera?
-No… defenderme y ponerte de mi parte, aunque sepas que estoy equivocado…
-Te lo prometí una vez… ¿no es así?
-Si…
-¿Qué dices?... ¿nos devolvemos a la quinta avenida?
-No… —respondió tragándose la emoción— por supuesto que no… ¿chicos?...—agrego volteándose hacia atrás para mirar sus hijos a la cara— ¿Qué opinan si nos vamos en auto hasta la casa de los abuelos?
-¡En auto Papá!... —exclamo Henry tomándose la cabeza.
-¡EN AUTO PAPÁ!—grito Lizzie aún más fuerte para parecer mas impactada que su hermano.
-Así es, en auto… será un viaje largo pero creo que podemos pasarlo bien… ¿qué dicen?
-Liang viajo con sus Papás hasta Canadá y me dijo que todo el camino hicieron juegos y otras cosas divertidas.
-¿En serio?... pues eso si se lo creo a Liang, además también podemos hacerlo nosotros… ¿que dicen?
-Yo digo Si…—contesto Henry volviéndose a acomodar en su silla de seguridad, como si se preparara para un viaje de una semana por lo menos.
-¡Yo digo Si! —volvió a gritar Lizzie alzando a ”Rita”
-¡Vámonos entonces!—agrego Kurt sonriendo, se puso nuevamente el cinturón de seguridad y miro a su esposo con la confianza que le tenía desde el primer día— te quite el crédito de la idea…
-Tienes todo mi crédito desde el día uno… ¿a Lima?...—pregunto Blaine estirando su mano.
-A Lima…—repitió Kurt tomándosela de vuelta. Blaine paso el primer cambio con su mano entrelazada con la de su esposo y Henry dio las instrucciones de uno de los juegos que le había enseñado su amigo y que haría más llevadera la primera media hora de viaje por lo menos.

Diciembre de 2039





-Tengo frio….—susurro Kurt buscando a su esposo en la cama.
-Ven…—le respondió este volteándose hacia él, extendió uno de sus brazos y lo acogió a su lado, Kurt se acomodó de inmediato como si fuera un gato que por fin encuentra su lugar favorito en todo el mundo— ¿quieres que vaya a chequear la calefacción?, por muy “El Porto”, Manhattan Beach que sea este barrio, este departamento tiene hartas falencias.
-No… —respondió entre dormido y despierto— aquí estoy bien… más que bien…—agrego acomodándose más.
-Ok… —dijo Blaine besándole la frente.
-¿Qué hora es?
-Casi las 7…
-¿Acaso huelo a cebolla? —pregunto Kurt oliendo a su alrededor.
-Si…
-¿Por qué?
-Mi hermano, creo que está un poco ansioso con la cena…
-¿Y está cocinando tan temprano?... y peor aún… ¿está cocinando cebollas?
-Te dije ayer que tenía como tres docenas…
-Cooper Anderson cocinando… eso será digno de ver…
-E indigno de probar, que quieres que te diga…
-Dale un respiro… es su primera cena de anfitrión, seguir y todo estará exquisito…
Blaine blanqueo los ojos y prefirió acercarlo más a él, en vez de seguir hablando de Cooper
-¿Y Noah?... —pregunto Kurt incorporándose de pronto— ¿no lo aplaste?, ¿o si? —dijo apartándose rápido.
-¿Cómo podría ser eso posible?... por supuesto que no… ven… —respondió abriendo sus brazos.
-Pero si estaba aquí… ¿o lo de anoche fue un sueño?
-No lo fue, Noah se acostó entre nosotros y cuando se durmió lo lleve de vuelta a la habitación junto a Henry.
-¿Por qué hiciste eso?... se molestará con nosotros.
-¿Por qué?
-Porque si, se sentirá engañado, te lo advierto.
-Ese es un análisis bastante rebuscado para un menor de 4 años… ¿no tenías frio?
Kurt lo miro de medio lado como si dudara de aquello.
-Tienes razón… —dijo volviendo a los brazos de su esposo— ¿aún tenemos nieve?
-No lo sé… debe quedar algo… la maquina tuve que devolverla.
-¿Cómo conseguiste una máquina de nieve en Los Angeles?
-Cooper conoce a un tipo…
-¿Cómo? —pregunto Kurt incorporándose nuevamente.
-Eso…
-¿Tu hermano te ayudo?
-El me ayudo… y aunque creo que ahora piensa que estoy en deuda con él de por vida, la cara que pusiste cuando viste nevar me basta para aceptar cualquier condena a la que quiera someterme Cooper Anderson —explico Blaine acercándose a los labios de su esposo.
-Me sorprendiste, debo admitirlo… y me encanta eso de ti…
-Pues prepárese entonces Señor Hummel-Anderson para seguir siendo sorprendido. —señalo Blaine estirando uno de sus brazos para recoger algo desde un costado de la cama.

-Henry Anderson Hummel…
-…
-Henry Anderson Hummel… —insistió Noah dando pequeños toques a su hermano en el hombro que se asomaba entre las mantas.
-Noah… es extra temprano… vuelve a dormir… mañana es Navidad… no hoy… —refunfuño Henry tapándose la cabeza con una de las almohadas.
-Henry Anderson Hummel… —repitió el pequeño incluyendo esta vez a “Desmond” en los pequeños golpes.
Henry soltó un suspiro más que hondo como si contara hasta el infinito para encontrar la paciencia que el despertar temprano le quitaba, se enderezo de a poco y se restregó los ojos antes de fijar la vista en su hermano menor.
-Henry Anderson Hummel… ¿despertaste? —pregunto trepándose a la cama.
-Gracias a tu insistencia, lo hice hermanito… ¿por qué estas despierto tan temprano?... ¿sabes qué hora es?
-¿Temprano?
-Mucho… y deberías saber que cuando hay posibilidad de levantarse tarde hay que aprovecharla, en especial si has pasado las ultimas semanas estudiando hasta la madrugada —dijo Henry bostezando todo lo que su boca le daba.
-¿Eso es mi “dresponsabilidad”?
-¿Qué cosa? —pregunto Henry tratando de mantenerse despierto.
-Lo que dijiste…
-Noah, es súper extra temprano… ¿qué sucede?
-¿Estás enojado Henry Anderson Hummel?
-No… “Goblin”… no estoy enojado… pero cuando seas más grande y lleno de responsabilidades entenderás lo deseable que es un día de asueto.
-¿Qué es un día de asu… aseu…?
-Asueto, un día de asueto es un día de descanso de todo…
-¿Incluso de mí?
-No… —respondió Henry soltando una risa somnolienta— aunque quisiéramos no podríamos descansar de ti… ven…—agrego levantando los cobertores. Noah sonrió y se ocultó rápido bajo todo, se acurruco al lado de su hermano como lo hacía con sus padres y se quedó acomodado junto a “Desmond”— ahora… —dijo Henry como sonámbulo— ¿qué necesitas?
-Quería contarte algo súper “epstraño”
-¿Lo de la nieve que hizo el “Papáblen”?
-No la hizo el “Papáblen”, la hizo una maquina así de grande… —corrigió Noah abriendo sus brazos de par en par— el Tío Cooper Anderson me “epsplico” todo, ¿quieres saber?
-Me encantaría… pero no ahora… —dijo su hermano bostezando nuevamente— no podría entender el proceso de condensación y el engranaje mecánico de todo a esta hora de la mañana. Noah abrió sus ojos al máximo al escuchar a su hermano decir casi diez palabras seguidas que él no conocía— ¿eso es lo extraño que querías decirme?
-No… otra cosa..
-¿Henry?... ¿estas despierto?... ¡HENRY! —dijo Lizzie en un grito silencioso y que se escuchó por la cerradura como de mansión terrorífica.
-Es Lizzie Anderson Hummel… —dijo Noah como si su hermano son supiese eso.
-Lo que faltaba… —murmuro este entre dientes..— pasa “Rizzie”... —dijo volviendo pedir más paciencia en un suspiro.
-Oye es súper extra temprano… ¿Qué hacen despiertos?... ¡hola! —dijo la chica mientras entraba.
-Lo mismo me pregunto yo… —respondió Henry acomodándose en las almohadas.
-¿Qué sucede Lizzie Anderson Hummel?, ¿también quieres contarle algo a Henry Anderson Hummel? —pregunto Noah subiéndose las gafas.
-¿Tú le vas a contar algo?... ¿y qué cosa?... ¿algo sobre el olor a cebolla que hay en toda la casa?... ¿algo de mí? —pregunto la chica subiéndose a la cama de su hermano.
-No… —contesto Noah riendo.
-¿Porque mis padres no optaron por la regla del hijo único? —dijo Henry mirando al cielo.
-¡Oye!... —exclamo Lizzie dándole un manotón— nos amas y lo sabes… solo dices eso porque estas gruñón ya que Amelia no quiso dormir contigo… —agrego Lizzie dándole algunos piquetes en el estómago.
-“¡RIZZIE!”… —dijo su hermano tratando de evitar los piquetes.
-¿Amelia Donaghue no quiso dormir contigo Henry Anderson Hummel?
-No…
-¿Por qué?
-Es complicado Noah, tu eres muy pequeño para entender… ¿verdad “Rizzie”? —dijo mirando a su hermana con los ojos bien abiertos.
Lizzie hizo un par de muecas como desestimando lo que su hermano decía.
-Tal vez es por todos esos ruidos que haces…—agrego Noah poniendo la cara de quien dice algo extra importante.
-Debe ser por eso “Goblin”… —dijo Henry sonriéndole a su hermano— ¿qué hay contigo “Rizzie”?... ¿los Papás están durmiendo que viniste a molestar aquí?
-No estoy molestando… tu hermanita nunca molesta… y si estuve golpeando donde los Papás pero no me respondió nadie, deben estar… ya sabes… —dijo al chica poniendo caras.
-¿Durmiendo? —agrego Noah mirando a su hermana.
-Exacto “Goblin”… durmiendo a pata suelta… así es que tú debes contarme… ¿qué es eso de la nieve de anoche?
-¿No te levantaste a ver hermanita?
-No… tenía que escuchar a tu novia… esa chica sí que habla… ¡hola!
-¿Cómo? —dijo Henry incorporándose de pronto— ¿Qué te dijo?
-Nada malo, solo se la paso hablando de ti, de que eres esto, de que le contara de aquello que le dijiste, que si era verdad esto y aquello…. ¡Vamos mujer!, hay más cosas en la vida que mi hermano… ¡hola!
-¿De verdad quería saber cosas de mi?
-Quería y no sé por qué, primero tu vida es más aburrida que la mía y segundo te conoce desde que eran bebés… ¿Qué le falta por saber?... ¡hola!
Henry sonrió embobado y se quedó con esa mueca como un minuto seguido, Lizzie hizo otra como de asco y prefirió seguir la conversación con el más pequeño de la familia.
-Cuéntame lo de la nieve “Goblin”.
-Si… el “Papáblen” trajo un maquina así de grande y la puso en el jardín, yo estaba con el Papá porque Henry Anderson Hummel hacia mucho ruido y no podía dormir, le conté eso y que el Tío Cooper Anderson no tiene “chemenea”… y yo pensaba…
-¡”Goblin”!… quiero saber lo de la nieve —interrumpió Lizzie tratando de que su hermano se enfocara en el tema que era de su interés y no en un sinnúmero de detalles que le resultaban totalmente prescindibles.
-Si…el “Papáblen” trajo una máquina que hizo nieve en el jardín.
-¡Wow!… que entretenido… ¿y aun está aquí?.
-No lo sé, yo me fui a la pieza con los Papás y no sé qué paso —respondió el pequeño encogiéndose de hombros.
-¿Dormiste con los Papás “Goblin”?
-Sí, porque tenia un “problema” “peocupantoso”, pero después paso algo “epstraño”…
-¿Qué sucedió?
-Desperté aquí…
-¿Estabas con los Papás y despertaste aquí?
-Si…
-Lo más probable es que el “Papáblen” te haya traído de vuelta una vez que te dormiste hermanito —dijo Henry acariciando la cabeza de su hermano, aun sonriente por lo que había escuchado de su novia.
-O el Papá... ¿qué creías “Goblin”?, ¿qué te habías tele trasportado o algo?... eso no existe… ¡hola! —dijo Lizzie dándole un almohadonazo, Noah rio y se ocultó rápido tras su hermano mayor que termino recibiendo el golpe en plena cara, la chica se llevó la mano a la boca y comenzó a soltar pequeñas risas nerviosas.
-Estas en problemas “Rizzie” —dijo este tomando otra de las almohadas para responder el golpe e iniciar una batalla campal de cojinazos.

-¿Hay más? —pregunto Kurt como niño ilusionado.
-Me quedan algunas cosas en mi lista… luego de la nieve y en mi afán que no extrañes New York…—dijo Blaine sacado lo que tenía oculto entre la mesa de noche y la cama— mande a pedir esto — agrego enseñando dos vasos con tapa en su respectivo contenedor.
-¡¿Chocolate del Jacques Torres?! —exclamo Kurt sentándose sobre sus rodillas— pero no hay de estos en Los Angeles —agrego tomando uno— ¿acaso guardaste los envases de la última vez que fuimos? —pregunto arrugando la nariz y oliendo con recelo el contenido.
-No… son de New York, originales de la Water Street en Brooklyn.
-¿Cómo lo conseguiste?... ¡este aroma!...—exclamo sonriendo mientras sentía el olor intenso a cacao.
-Bueno… debo confesar que no respete los días libres de tu asistente y le pedí a ella que me los enviara hoy día.
-¿Llegaron hoy día?
-Así es, y se supone que los calentaría un poco antes de que despertaras, pero no contaba que tu ansiedad por mi cuerpo te llevara a despertar primero que yo…
-¡Engreído! —dijo sonriendo— y no es ansiedad por tu cuerpo, es por el calor que me proporciona cuando es necesario.
-Aun así… me deseas Kurt Hummel-Anderson no lo niegues —insistió Blaine sintiéndose más importante que nadie.
-No lo negare… —respondió Kurt dejando su vaso sobre la mesa de noche— además… sería imposible— agrego volviendo a recostarse sobre él.
-Diría “lo sé” , pero temo recibir un pellizco —dijo Blaine mientras le acariciaba la espalda.
-Pues merecerías una docena —aseguro su esposo dando el primero cerca de la ingle.
-¡Auch!... —exclamo retorciéndose un poco.
-¡Bebé! —dijo de vuelta Kurt sonriendo de la manera más amplia mientras trepaba un poco por el cuerpo de su esposo.
-Amo tu sonrisa… haría lo que fuera por verla a cada instante por el resto de mi vida —dijo Blaine delineándosela con su pulgar.
-Pues soy feliz, así es que no puedo evitarla.
-¿Ya no extrañas tanto nuestra casa?
-No… —contesto soltando un suspiro— todo lo que has hecho me ha acercado a New York.. ¿sabes lo que falta?
-¿Qué cosa?…
-Algo de la Quinta Avenida… diría casi de la esquina con la 57… —dijo en tono meloso.
-¿De nuevo con querer saber que te regalare para Navidad?
-Obvio…
-¡Kurt!..
-¡¿Que?!... Blaine… vamos… no somos niños, sabemos perfectamente que Santa no existe y que yo te compro algo a ti y tu me compras algo a mí, ¿para qué vamos a esperar hasta mañana?
-Porque son regalos de Navidad, y ese sufijo lo dice todo, debes abrirlos en Navidad.
-¡Pero nadie tiene porque saberlo!, nuestros hijos están dormidos, tus Padres y los míos no llegaran hasta la noche y Cooper… bueno Cooper creo y ya tiene suficiente con las cebollas —dijo Kurt oliendo el aire con cierta repugnancia.
-Kurt…
-Los volvemos a envolver y yo prometo fingir sorpresa delante de todos cuando abra mi pequeña cajita azul… —termino por decir pronunciando lo de la cajita azul en medio de una mueca de niño voluntarioso.
-Está bien… —dijo Blaine levantándose.
-¡Sí!... —exclamo su esposo dando unos cinco aplausos pequeños y seguidos.
Blaine abrió su maleta y saco de ella una caja cuadrada como del porte de un computador personal, estaba envuelta en papel dorado y tenía un moño rojo casi tan grande como la misma caja, lo arreglo con mimo y se acercó hasta donde estaba su esposo— promete que fingirás sorpresa cuando lo “re abras “ a la noche —dijo haciendo el ademan de entregárselo.
-¿Ese es mi regalo? —pregunto mirando con cara de decepción.
-Si… —contestó Blaine sonriendo.
-¿Me comparaste algo de ropa?
-Pues si no lo abres, no lo sabrás —añadió entregándoselo.
-¿Es una camisa? —insistió sin poder disimular que era otra cosa la que esperaba.
-¿Estas decepcionado?
-No…
-Claro que lo estas…
-No… Blaine… no digas eso…
-Kurt… te compre esto porque cuando pasamos por la vitrina de Ermenegildo Zegna quedaste prendado de ese cárdigan con aplicaciones de cuero, ¿no lo quieres?, ¿prefieres que vaya a comprarte otra cosa?
-¿Que?... no… Blaine… disculpa… obvio que no —se apresuró en decir Kurt al ver que su esposo comenzaba a entristecerse mas de lo que él hubiera querido nunca— dámelo.
-¿Seguro?, si se te quitaron las ganas de abrirlo ahora, está bien…
-Dámelo… es mi regalo y lo abriré… además poder presumir de confección de temporada en la cena de Navidad.
Blaine termino por entregarle la caja y se le quedo viendo mientras la abría, como si esperara un desenlace que solo él sabía que ocurriría.
-Además… el frio de Los Angeles es demasiado para lo que tenía en mente usar… —dijo desatando la cinta con todo el cuidado del mundo— ¿Cómo conseguiste que te vendieran algo que aún no…?, Blaine... ¿Qué es esto? —pregunto al ver que dentro de la caja había algo más que el cárdigan exclusivo de Ermenegildo Zegna.
-¿Qué cosa? —pregunto de vuelta como despistado.
-Esto… aquí hay una cajita de…
-¿De...?
-Blaine…
-¡Vaya!... —exclamo subiéndose a la cama para sentarse a su lado— Tal vez gane un concurso por ser el cliente un millón o algo— dijo señalando la pequeña cajita celeste.
-Tú la pusiste aquí…
-Me declaro culpable…
-¿Qué es?
-Pues no lo sé… ¿qué tal si la abres? —dijo moviendo sus cejas.
Kurt miro un instante el obsequio y luego a su esposo y luego otra vez a su obsequio, hizo el ademan de tomarlo un par de veces y en el tercer intento que tuvo la cogió y abrió con delicadeza como si fuera una bomba a punto de explotar, saco de dentro una caja de joya y la sostuvo en su palma abierta por un instante.
-El obsequio no es esa caja, espero y lo sepas —dijo Blaine sonriendo.
-No tenías que hacer esto.
-Obvio que si… es lo que querías, ¿o no?
-Si pero…
-Pero nada… hacerte feliz me hace feliz a mi… y es lo que hare por el resto de mi vida…
-¿Y era necesario engañarme?
-Lo era… porque la mueca de decepción que haces cuando algo no te complace y que provoca que esto de aquí se arrugue… y esto de aquí se tuerza —dijo Blaine apuntando el entrecejo y la comisura derecha de los labios de su esposo respectivamente— me encanta.
-Eso no es verdad —rebatió tocándose donde su esposo indicara.
-Sí que lo es… ahora ábrelo…
-No... esperare hasta Navidad como me dijiste —dijo Kurt poniendo la cajita dentro del regalo más grande.
-No, no, no, no… —contesto Blaine deshaciendo aquello— ya me convenciste… aprovéchate de eso… —insistió devolviéndola a las manos de su esposo y dándole un par de besos después.
-Ok…
-Pero antes…
-¿Qué?
-Nada… estoy bromeando… ábrela…
Kurt soltó una risa y abrió la caja, dentro había un broche con forma de caballo de mar, era dorado y tenía diamantes y zafiros rosa, así como detalles hechos de amatista verde agua, era tan delicado y hermoso de contemplar que mantuvo la atención de Kurt capturada por varios minutos.
-Sé que no es una anillo, pero debo insistir en que tendrás uno cuando celebremos nuestras bodas de plata..
-Es el broche que vimos —dijo con un hilo de voz.
-El broche que vimos…
-De la colección Schlumberger… —agrego en el mismo tono.
-De la misma… ¿te gusta?
-¿Estas bromeando?... ¡me encanta!... me encanto desde el día que lo vimos.
-Lo se…
-¿Cómo puedes saberlo?, no te dije nada…
-Pue ese es mi trabajo, saber cuándo te gusta algo con solo mirarte… y fue la misma cara que pusiste con el cárdigan… bueno no la misma, disto mucho de ser la misma, pero sé que ambas cosas te gustaron.
-Gracias Blaine… esto… más allá de ser una joya es…
-Lo se… —se adelantó en decir mirándolo como siempre.
-¿Quieres…?... ¿quieres ver el tuyo? —pegunto ordenando el regalo como lo había recibido.
-Creo que optare por lo tradicional y lo abriré en Navidad… —respondió Blaine ayudándolo con el lazo.
-No es una sorpresa extraordinaria como esta, pero estoy seguro y te gustara.
-Por supuesto que me gustara… —dijo Blaine dándole un beso.
-Blaine… gracias…
-De nada… —respondió acercándose para besarlo— te amo… ¿sabías?
-¿Cómo podría dudar aquello? —dijo Kurt acariciándole la cara.
-¡Padres!... —exclamo Lizzie interrumpiendo todo.
-¿Nuestra hija nunca golpeara las puertas?
-Nunca… —repitió Blaine sonriendo.
-¿También están despiertos?... ¿qué pasa con todos los hombres de esta familia?... ¡hola! —exclamo Lizzie terminando de entrar.
-¿Nunca llamaras a la puerta cariño? —quiso saber Kurt tirando el cobertor sobre su regalo de Navidad.
-No…—contesto divertida.
-Tienes plumas en tu cabello cariño… ¿por qué?... ¿cómo?... ¿por qué?
-Déjenme contarles lo que me hicieron mis hermanos… —dijo Lizzie subiéndose a la cama de sus padres.

Diciembre de 2010



-¿De verdad no me vas a contar como te liberaste de Herbert? —quiso saber Blaine con un ojo en su amigo y el otro en el escenario donde el presentador anunciaba con bombos y platillos el siguiente número del show.
-¿Her…?... ¿Herbert?... ¿tu súper enamorado se llama Herbert? —pregunto Kurt aguantando una risotada.
-Si…
-¿En serio?
-En serio… ¿Qué?... ¿Qué hay de malo con ese nombre? —dijo Blaine queriendo reír también.
-Nada… lo siento, es un gran nombre… en especial si tienes 105 años y eres un producto blanqueador de ropa.
-¡Kurt!
-Es la verdad… “Herbert… su amigo en la limpieza”… “no pase más apuros, use Herbert”—agrego con voz de comercial.
-Eso es bastante… nunca pensé escuchar eso de ti… —dijo Blaine haciendo un gesto con sus manos que evidenciaba que nunca había pensado y escucharía eso de los labios de su amigo.
-¿Qué cosa?
-Eso… burlarte de alguien por como como se llama.
Los dos espectadores que minutos antes le habían llamado la atención a Kurt y al chico acosador por su mal comportamiento, se voltearon al mismo tiempo como si fueran siameses unidos por el cuello, con la intención de repetir la reprimenda visual.
Kurt se les quedo viendo como si aquello estuviese fuera de lugar.
-¿No lo estas tomando muy a pecho?… —agrego bajando el tono de su voz de todas formas— un momento… ¿acaso te gusta ese “Herbert deja todo muy limpio”?
-No…—respondió alargando al “o”
-Claro que te gusta…
-¡Que no!
-¿Les importaría? —reclamo el espectador quisquilloso apuntando el escenario.
-Están preparando el siguiente show… ¿acaso necesita silencio para ver como ponen una rueda y una mesa con cuchillos? —respondió Kurt de mala gana. El espectador murmuro un par de cosas y le susurro otras tantas a su compañero de asiento.
-¿Era necesario eso?
-¡Es la verdad!, además si se concentraran en el show como lo hacen en las conversaciones ajenas… —dijo Kurt elevando su voz cuando mencionaba lo de “ajenas” —¿de que hablábamos?
-De… de este show… parece y promete… —contesto Blaine señalando el escenario.
-¿De verdad y esos son cuchillos?
-Lo son… oye… ¿qué? —pregunto al ver que su amigo se le quedaba viendo.
-¿Es la atención?, ¿no es así?... —dijo Kurt volviendo al tema.
-¿Que?... ¡no!…. —respondió Blaine como disimulando.
-Sí que lo es… ¡oh por dios!... nunca creí que fueras tan vanidoso...
-No es vanidad… es… no se…
-Es vanidad…
-No… mira… está bien…—dijo Blaine ladeándose en el asiento para mirar a su amigo a la cara— es… no se… agradable ser el centro de la atención de alguien y no es vanidad es…
-¿Vanidad? —insistió Kurt levantando una ceja.
-¿Cambiemos el tema?... mira el show está por comenzar —agrego sentándose nuevamente recto en la butaca.
Kurt sonrió por lo bajo pensando que no lo podía culpar por ello, él se sentía en las nubes cuando tenía toda la atención de Blaine Anderson, aunque fuera por segundos, aunque fuera por detalles sin importancia.
-¿Qué harán con esos cuchillos? —pregunto Kurt casi susurrando.
-No lo sé…
-¿Y qué tiene que ver con navidad?
-Tampoco lo se… lo que si se, es que esas personas nos arrojaran algo si continuamos hablando…—aseguro Blaine medio riéndose.
La presentación mantuvo cautiva la atención de todo el público, y a su finalización causo un estallido de aplausos y vítores de lo más sorprendente.
-Eso fue raro… —dijo Blaine mientras aplaudía de manera casi inconsciente.
-¡Lo sé!... nunca había visto a alguien cargar tantos cuchillos, bueno una vez en una carnicería en Toledo, pero esa es otra historia —agrego Kurt aplaudiendo también.
-¿Qué?...
-Es otra historia… —repitió mirando el programa para ver qué es lo que seguía.
-Tienes muchas historias Kurt Hummel…
-Unas cuantas…—agrego este levantando un hombro engreído.
-¿Ves?, otra razón por la que nunca te atreverías a terminar conmigo… sabría tantas historias tuyas que terminarías temiendo que las divulgara públicamente.
-¿Y porque habrías de divulgarlas? —pregunto mirándolo de medio lado.
-Porque si terminaras conmigo, buscaría diferentes formas de vengarme de ti… y una seria difamándote.
-OK, eso fue bien espeluznante y me hace pensar que has hecho eso antes con otras personas.
-No lo he hecho con nadie —dijo Blaine echándose hacia atrás en el asiento, se desabotono la chaqueta y se arregló la corbata, Kurt se quedó viendo las manos de su amigo y pensó en unas 15 cosas diferentes que involucraban aquellas extremidades por un lado y diferentes partes de su propio cuerpo por otra.
-¿Seguro?... —pregunto carraspeando— pareces muy experimentado.
-No lo soy… —contesto riendo— de hecho, nunca he tenido un novio oficial… por lo tanto nunca he terminado con nadie, ni tampoco han terminado conmigo.
-Que se preparen los solteros de Westerville entonces…
-¿Por lo de la venganza?
-Por lo mismo.
-No… nunca haría algo así, por muy lastimado que terminara... de hecho creo que vengarse es algo inútil, sea cual fuera el motivo que la provoque y solo termina dañando más a quien la ejerce que quien la recibe… —dijo Blaine como pensando aquello.
-Mejor tener el alma descansada... ¿verdad?
-Verdad… —respondió soltando un poco de aire— ¿qué más queda? —pregunto como si volviera de algún lugar lejano.
-¿Estas bien?
-Si… algunas cosas que me atormentan… algún día te las contare… dime… ¿qué más queda?—insistió acercándose para mirar el programa.
-¿No duermes con un peluche de como mil años?, ¿o sí?
-¿Que? —contesto Blaine riendo que encantaba.
-Nada… según esto —dijo poniendo el programa entre ambos— quedan dos coros y un acto de “The Nutcraker”
-¿Solo eso? —pregunto tomándolo para leerlo él mismo.
-¿Sabías que el papel corta más que cualquiera de los cuchillos que tenía el señor de recién? —dijo Kurt mirándose las puntas de los dedos.
-Lo siento… ¿no crees que es bien aburrido lo que sigue?... ¿vámonos?
-¿No nos quedaremos hasta el final?... talvez el alcalde haga un discurso o algo…
-¿Y eso es algo que te interesa?
-Obvio… puede convencerme a votar por él.
-Aun no tienes 18 y este no es tu lugar de votación.
-¡Pero puede ser convincente!... me empadronaría aquí si así fuera.
-¿Aquí?… ¿en Mason?
-Obvio… es un pueblo súper interesante que tiene cosas que nunca pensé y existían en un pueblo olvidado de dios como este.
-Mejor vámonos antes de que termine el intermedio… —dijo Blaine levantándose de su asiento.
-¡Blaine!
-Kurt, ni tú te crees ese discurso “pro Mason” que acabas de inventar.
-¡Pues es la verdad!
-Ok… —dijo Blaine volviendo a su asiento— si crees que es tan espectacular, entonces nos quedaremos hasta el final y buscaremos un restaurant aquí en Mason para la cena que te prometí.
-¡Estás loco!, cuando pasamos al centro habían como tres restaurantes y dos eran de carne con chile.
-¿Nos vamos entonces? —dijo tomando su abrigo y levantándose nuevamente del asiento.
Kurt entorno los ojos y alzo sus brazos como si pidiera paciencia a un ser superior, Blaine sonrió y le desordeno el pelo cuando paso por su lado.

-¿Hasta dónde conduciremos?... —pregunto Kurt concentrado tras el volante.
-Hasta que encontremos un restaurant decente y en donde no sirvan carne con chile —dijo Blaine mirando a su alrededor.
-Y donde no tengan un tenedor o un plato o cualquier utensilio de cocina gigante como adorno —agrego mientras conducía.
-Tal vez será mejor y lleguemos hasta Lima o Westerville.
-¿Estas bromeando conmigo Blaine Anderson?
-No…
-Pues yo diría que sí, luego que lleguemos a Westerville dirás que mejor ordenamos una pizza y nos quedamos en tu habitación, lo que sería bastante bueno para variar.
-No hare nada de eso… y si quieres conocer mi habitación solo debes pedirlo, no es necesario que recurras a ese tipo de artimañas, además… no será necesario… mira, allí adelante se ve un boulevard, seguro y hay buenos restaurantes.
Kurt lo miro un par de veces y sintió que se ponía colorado, se concentró en la carretera y cambio de carril para dirigirse hacia donde su amigo dijera, aparco el auto en frente de una línea de restaurantes y tiendas de conveniencia esperando que alguno de ellos sirviera algún plato costoso.
-¿Aun tienes la adrenalina de la presentación? —pregunto Kurt mirando a su amigo con cara rara.
-Algo…—respondió Blaine mientras avanzaba haciendo un paso de baile.
-Ok…
-Oye… no te enojes ni avergüences… es solo que estoy contento... todo salió bien con mi presentación, tú me ayudaste a solucionar todo los inconvenientes, Kathryn actuó de acuerdo a mis expectativas… ¡ha sido un gran y fabuloso día! —termino por decir Blaine mientras abría la puerta batiente de uno de los restaurantes y dejaba a su amigo entrar primero. La anfitriona los recibió con una sonrisa y les pregunto “mesa para cuantos”, Kurt miro a su amigo y a él mismo como evidenciado que eran solo ellos y que aquella pregunta estaba demás, la mujer los condujo a una de las mesas más pequeñas y más alejadas de todo, Kurt creyó que era su venganza por haber puesto su estupidez en evidencia.
-¿Parece un buen lugar… ¿no crees? —opino Blaine sentándose.
-Al menos no hay olor a ningún tipo de cocimiento picante —respondió Kurt tomando la carta.
-Pide lo que quieras… —se adelantó en decir Blaine tomando la que estaba en su lado de la mesa.
-¡Obvio que pediré lo que quiera!… me debes como 58 favores, y eso es solo hoy… ¿tienes dinero? ¿verdad?
-Tengo… —contesto riendo mientras chequeaba las sopas del día.
-Muy bien, porque pediré lo más caro… —insistió oculto tras la carta— hay buena comida aquí… nadie esperaría tanta sofisticación de un lugar en plena carretera.
-Tengo buen ojo para elegir las cosas… reconócelo.
-Lo tienes —corroboro Kurt terminando de elegir lo que ordenaría, cerro la carta y la puso a su lado— y cuéntame… ¿grandes planes para fin de año?
-Los usuales… mi familia, una fiesta… ¿viste que hay filete?, no Wellington, pero filete al fin y al cabo…—dijo Blaine señalando al página de “platos de fondo”
-¿En serio?... —contesto Kurt mirando su menú nuevamente— ya me estaba conformando con la sopa de calabacín… ¿qué página es?...
-Es… esta…—respondió Blaine manipulando el menú por sobre el florero y los vasos de agua que había en medio.
-¡Oh!… es verdad… prepárate a gastar… U$19,95… —sentencio dejando la carta a un costado nuevamente— y recuerda que también me ofreciste postre.
-Todo lo que te ofrecí lo tendrás… soy un hombre de palabra Kurt Hummel..
-Eso espero… —dijo el aludido mientras miraba dentro de su bolso— y como yo también lo soy…—agrego dejando una caja de regalo sobre la mesa— aquí está tu regalo de navidad.
-¿De verdad me compraste un regalo? —pregunto Blaine comenzando a jugar con el lazo dorado.
-Obvio… ¿no te explique lo que sucede en navidad?… creí que habías visto todos los especiales de Charlie Brown.
-Los vi…—dijo riendo.
-Entonces, no más preguntas… esto es para ti —agrego deslizándolo hacia él.
-Gracias Kurt…—contesto tomándolo— y oye… aquí había un lazo dorado, no tendríamos por qué haber cometido esa fechoría en la estación de servicio.
-¡¿Y arruinar la presentación de mi regalo?!... ¿acaso perdiste la cabeza?... pase horas practicando el moño perfecto.
-Pues lo lograste…
-Gracias…
-¿No lo podre abrir entonces?
-Pues si me das a elegir, yo preferiría que no… —Blaine dio un respingo divertido— estoy bromeando, ábrelo ahora si quieres… —dijo Kurt dando un sorbo a su vaso con agua.
-Pero si es de Navidad, ¿no debería abrirlo en la fecha señalada?
-¿Tienes esa tradición?
-Obvio… bueno cuando pequeño porque esperaba a Santa, pero ahora es…
-¿Por qué aun esperas a Santa? —interrumpió Kurt mirándolo con una ceja levantada.
-Parte de mi si… —respondió sonriendo— pero como esta noche ha trascendido los planes y expectativas, no me queda otra que estar a la altura… por lo tanto… —añadió comenzando a abrir su regalo, quito el lazo con cuidado y lo desenvolvió como si el papel azul con estrellas fuera único en el mundo. Kurt lo miro entre atento y nervioso, así como desesperado porque tardaba mas de lo que cualquier persona normal tardaría.
-¡Wow!...
-¿Te gusto?... la puedes cambiar si no..
-¿Estás loco?... ¡me encanto!... —dijo tocando la tapa de su regalo. Kurt había escogido para él una agenda extremadamente elegante, era de cuero y tenía inscrito el nombre de Blaine, el año y las iniciales de la Academia de Dalton.
-¿No es muy exagerada?, ¿o sí?... te he observado y sé que te gustan las cosas elegantes.
-Me gustan… —contesto hojeando un par de páginas— aunque aquí hay un error…
-¿Un error?...—repitió Kurt como entrando en pánico— ¿acaso la dependienta se equivocó de año?... te juro que si así fue le diré unas cuantas— agrego tomando su teléfono, como si en el estuviera el número de emergencia de las compras navideñas.
-No… tranquilo, dice 2011 lo que es muy apropiado... a lo que me refiero, es que no hay nada aquí dentro que diga que tú me hiciste este reglo, por lo tanto… —explico Blaine mirando a su alrededor, logro captar a atención de una las meseras con todos sus ademanes y le pidió prestado un lápiz una vez que llego hasta donde ellos se encontraban— haz los honores —agrego entregándole ambas cosas.
-¿Y qué debo poner? —pregunto Kurt pensando que su amigo le pedía que escribiera un discurso para la ONU o algo más importante.
-No lo sé… “Feliz Navidad Blaine” por ejemplo… voy a lavar mis manos —termino por decir levantándose.
Kurt sonrió medio chueco y lo miro retirarse, pensó en escribir algo más que ese “feliz navidad” pero temió que sus palabras lo pusieran en evidencia, contando al chico acosador y a aquel de quien su amigo no había alcanzado a hablarle, parecía y no coincidían en sentimientos como para que él confesara los suyos y que lo tenían perdido desde el primer día.