[Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo

Capitulo 6

Cuando pasaron 3 días y no había habido ninguna señal de Santana, Brittany supo que tenía que pedirle disculpas.

Había sido imperdonable, la forma en que había actuado.

¿Y qué?

Encontraba inquietantes los ojos negros de Santana. Eso no significaba absolutamente nada.

Santana no había hecho ni la más mínima insinuación. Ella no era una mojigata ignorante, se dijo a sí misma.

Podía aceptar a las personas por quienes eran y si Santana quería seguir siendo su amiga, ella haría una ofrenda paz.

—Voy a ir en coche al lugar de los Hudson—dijo Brittany.

—Santana no ha venido por aquí ¿no es así? Supongo que está trabajando—dijo Nana distraídamente.

—No me esperes para cenar. Calentaré cuando regrese.

—Está bien, querida. Me alegra que hayas hecho una amiga. Diviértete.

Nana volvió al pollo que estaba friendo, despidiendo a Brittany con un gesto de su mano.




Brittany estacionó su coche junto al Toyota de Santana y caminó nerviosamente hacia la puerta.

No tenía pensado que iba a decirle y tenía miedo que Santana no aceptara sus disculpas.

Llamó varias veces y esperó, pateando distraídamente con sus pies las piedras.

—Hola, estoy aquí detrás.

Brittany se volteó sobresaltada.

Santana estaba de pie a un lado de la cabaña, con un cigarrillo colgando entre sus dedos. Volvió a desaparecer detrás de la cabaña y Brittany la siguió. Encontró a Santana apoyada contra la barandilla, con una botella de cerveza ligera en la mano.

Cuando volteó sus ojos oscuros hacia ella, Brittany pudo ver un atisbo de enojo en ellos.

—Yo… vine a pedir disculpas—dijo Brittany.

—¿En serio? ¿Por qué?

Santana se volteó hacia ella y sostuvo sus ojos, pero Brittany no se inmutó.

—Por la forma en que actué el otro día—dijo Brittany finalmente.

—¿Y cómo actuaste?

Brittany desvió su mirada y suspiró profundamente.

—Dios, no vas a hacerme esto fácil ¿verdad?

—¿Debo hacerlo?—preguntó Santana bruscamente.

—Lo siento. Cuando leí el artículo nuevamente y supe que…

—¿Que era lesbiana?

—Sí. Yo…sólo me sorprendió, supongo. No fue mi intención tratarte tan mal—dijo Brittany sinceramente—Tu… vida personal… eso no importa de una manera u otra.

Santana asintió.

—Entonces ¿no me tienes miedo?

—¿Miedo?

—Sí. Parecías estar casi aterrada de estar en la misma habitación que yo.

—No—Brittany se relajó y apoyó los codos en la barandilla—No, no te tengo miedo, Santana. Me gustaría que seamos amigas—dijo ella—Si quieres—agregó.

Santana rió y entró en la casa para traerle una cerveza a Brittany, claramente estaba sorprendida de que ella hubiera hecho el esfuerzo de venir aquí.

—¿Quieres preguntarme algo?—dijo Santana cuando regresó.

—¿A qué te refieres?

—Las mujeres hetero generalmente son curiosas—se dejó caer en una de las sillas y esperó que Brittany le imitara.

Brittany miró a la mujer que de repente se mostró tan relajada, sus pantalones cortos se deslizaron hacia arriba cuando cruzó una pierna sobre la otra.

Brittany alejó sus ojos de las firmes piernas extendidas frente a ella y tocó la punta de la botella de cerveza con sus labios.

No tenía exactamente curiosidad, se dijo a sí misma.

Bueno, tal vez un poco.

—¿Cuánto tiempo has sido así?—preguntó Brittany finalmente.

Santana rió y tiró su cigarrillo hacia abajo pisándolo con su bota.

—Toda mi vida, supongo ¿O te refieres desde cuando he sabido que soy lesbiana?

Brittany sonrió.

—Sí, a eso me refiero.

—Supongo que en la secundaria, aunque no fue hasta que empecé en la universidad que finalmente actué acorde a mis sentimientos.

—¿Y ahora estás involucrada con alguien?—preguntó Brittany.

Santana rió nuevamente.

—No, no en un rato. He estado trabajando y me han dicho que no puedo hacer las dos cosas—dijo Santana sin poder ocultar la amargura en su voz.

Brittany notó su tono mordaz pero no hizo ningún comentario al respecto.

Esperó que Santana continuara, pero evidentemente Santana no quería compartir más información.

—¿Ya cenaste?—preguntó Santana de repente.

—No.

—Tenía la intención de invitarte la otra mañana pero… bueno, no quise incomodarte.

—Lo siento mucho. Fue una estupidez de mi parte—dijo Brittany—Normalmente no soy tan grosera.

—Tengo suficiente comida—Santana continuó como si Brittany no hubiera hablado.

Brittany asintió.

—Está bien. La cena estaría bien.



Brittany se sentó en la mesa mientras Santana encendió una vela y la puso entre ellas. Levantó la vista hacia los ojos divertidos junto a ella, pero no dijo nada.

Así que Santana estaba jugando con ella ¿no es así?

—Así que. ¿Qué has decidido hacer con Sam?—preguntó Santana mientras le entregaba a Brittany un plato con pasta.

—En realidad no he decidido hacer nada—dijo Brittany.

—¿Todavía escondiéndote?

—Supongo—Brittany sonrió—Solo estoy esperando que desaparezca.

—Bueno, de lo que recuerdo de los hombres… eso no ocurrirá.

Brittany levantó la vista sorprendida.

—¿Qué? ¿Crees que nunca he dormido con un hombre?—preguntó Santana.

—No sé ¿Lo has hecho?

—Por supuesto—se inclinó hacia delante y sonrió—Estaba aterrada la primera vez que pensé que podría ser gay. Le hice una oferta al mariscal de campo y no me rechazó—dijo Santana riendo.

—¿Y?

—Y no sentí nada, además de dolor—dijo Santana y rió nuevamente—Pero era la primera vez—se encogió de hombros—Aun así, también tuve citas en la universidad, pero nunca pude conectar con ninguno de ellos. Entonces conocí a Andrea. Un metro 87cms y estrella del equipo de baloncesto y finalmente descubrí lo que me había estado perdiendo todos esos años. Fue entonces cuando supe con seguridad.

—¿Y tu familia?

—Oh, ellos pasaron por la negación un par de años, trataron de llevarme a un terapeuta pero me negué. Pero ser la única hija en una familia muy prominente, evitó que renegaran de mí. Y no lo hicieron—Santana enrolló la pasta con su tenedor sintiendo como Brittany la observaba—¿Qué hay de ti? ¿Hermanos?

—No. También fui hija única. Sólo que mi mamá nunca lo supo—dijo con dificultad.

Santana levantó las cejas.

—Tina es cuatro años mayor que yo. Ella merecía el cielo y la tierra.

—¿O eso pensaba tu mamá?

Brittany sonrió.

—La niña de los ojos de mi mamá, sí. Afortunadamente, mi papá pensaba lo mismo sobre mí. Cada una tenía toda la atención que podía soportar—sus ojos se nublaron y Santana esperó que continuara—Papá murió cuando yo tenía doce años—dijo Brittany en voz baja.

—Lo siento.

—Me quedé sola, con una mamá que no sabía que existía y una hermana que nunca me permitió olvidarlo.

—¿Sue y tu abuelo?

—Sí. Los padres de mi papá; ellos fueron geniales. Pasé todos los veranos aquí desde que tengo memoria. Después de la muerte de papá, venía aquí tan pronto terminaba la escuela, pasaba todo el verano y no regresaba hasta que empezaba nuevamente.

Brittany asintió cuando Santana le ofreció más vino y vio cómo sus dedos agarraban la botella, sus uñas estaban limpias y cortas.

—¿Luego qué pasó?

—La universidad, que pagué por mí misma. Un trabajo y luego Sam—concluyó Brittany—Muy emocionante

—¿Y Tina?

Brittany se encogió de hombros.

—La vi en el funeral de mi mamá. Antes de eso, no la había visto en años.

—¿Así que la rivalidad de la niñez continuó hasta la vida adulta?

—Oh Dios, sí. Créeme, ella estuvo tan sorprendida como yo de que fuera mencionada en la herencia—dijo con amargura—Cosa de mi papá—explicó Brittany.

—Y yo que creía que ser hija única era difícil—dijo Santana con gentileza—Lo siento.

Brittany levantó la mirada y sonrió sabiendo que sus ojos brillaban por las lágrimas.

—Eres muy buena cocinera—dijo Brittany cambiando de tema con facilidad—Me temo que yo no puedo encontrar mi camino en la cocina.

Santana tomó la indirecta y dejó que la conversación continuara a la deriva a cosas menos personales.

Brittany la ayudó con los platos aunque Santana le suplicó que no lo hiciera y poco después se fue, pero no antes de darle a Santana un rápido abrazo y otra disculpa.

Santana supuso que Brittany se sentía sola, después de todo.

Tal vez extrañaba a Sam.

O tal vez sólo estaba cansada de la compañía de Sue.

Santana llevó su último cigarrillo al porche, fumando en la oscuridad, su mente vagó nuevamente hacia Brittany con tal facilidad que le sobresaltó.

Tal vez Brittany había sido prudente al tener miedo, reflexionó ella.

Santana había descubierto que sus ojos habían recorrido a Brittany una y otra vez durante la noche.

Inhaló profundamente su cigarrillo, negándose a reconocer la atracción que iba creciendo cada vez que la veía.

—Ella es hetero—dijo a la oscuridad.




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Brittany se desvistió en silencio para no despertar a Nana.

Se había quedado atónita cuando le echó un vistazo a su reloj camino a casa.

Ellas habían pasado horas hablando, como si fueran viejas amigas.

Amigas que se sentían a gusto.

O simplemente extrañas conocidas.

Tal vez era cierto; era más fácil compartir pensamientos y secretos con un extraño que con un amigo cercano.

Sea cual sea la razón, había disfrutado de su tiempo juntas y había descubierto que Santana era una buena audiencia.

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Capitulo 7

Santana no podía trabajar y dejó sus pinceles a un lado plenamente consciente que estaba pensando nuevamente en Brittany y el rápido roce de sus cuerpos cuando Brittany la abrazó de forma inesperada.

Habían pasado tres días desde que la había visto, pero su imagen estaba todavía fresca en su mente.

La forma en la que escondía su cabello rubio detrás de la oreja cuando estaba nerviosa, la forma en la que sus ojos azules habían destellado cuando había hablado de su hermana, la forma en la que las esquinas de su boca se elevaban cuando sonreía, la forma en la que sus labios se separaban.

—Dios.

Santana gimió y empujó la puerta de atrás saliendo hacia el porche, tomando una profunda bocanada de aire fresco.

—¿Qué estás haciendo?—se preguntó a sí misma—Ella es hetero. Olvídate de ella.

Volvió a entrar en busca de un cigarrillo y se sobresaltó cuando sonó el teléfono.

Ni siquiera estaba consciente que funcionaba.

—¿Hola?

—¿Santana?

—Sí ¿Brittany?

—Tenía la esperanza que los Hudson no hubieran suspendido su servicio. Escucha, iba al parque para almorzar. Pensé que te gustaría acompañarme—dijo Brittany con incertidumbre.

Brittany había querido verla nuevamente y se había decepcionado cuando Santana no había ido a la tienda.

—¿Qué hora es?

—12:30. Aún no has comido ¿verdad?

Santana sonrió.

—No. Te veré en la tienda en pocos minutos.


Santana hizo un sándwich de queso y agarró las dos cervezas que le quedaban de la nevera y se fue sin pensar en su aparente premura.




Brittany estaba esperando en el porche y caminó para encontrarse con la camioneta de Santana, incluso antes que ella se detuviera.

—Hola.

—Hola.

Sus ojos se encontraron por un instante, entonces Brittany subió y cerró la puerta y Santana se alejó sin decir palabra.

—Espero no haber interrumpido tu trabajo—dijo Brittany cuando se ubicaron en la mesa de picnic y abrió su cerveza.

—No. En realidad estaba tomando un descanso.

—Tengo la impresión que siempre trabajas durante las comidas—dijo Brittany.

—¿Por qué crees eso?

—Porque ni siquiera sabías qué hora era.

Santana rió.

—A veces lo olvido—admitió Santana.

—¿Olvidas un montón de cosas cuando estás trabajando?—preguntó Brittany.

—¿Cómo qué?

—Bueno, mencionaste la otra noche que no estás involucrada con nadie… que no podías hacer las dos cosas—dijo Brittany.

—Oh eso—dijo Santana e hizo caso omiso a las palabras.

—¿Por qué no me lo cuentas? Yo te hablé de Sam—instó Brittany.

Quería saber más sobre la morena, de su vida privada.

No se detuvo a preguntarse por qué.

—Es una larga historia—dijo Santana y sonrió—… Y aburrida—agregó.

—Yo seré el juez sobre eso—dijo Brittany y le hizo señas para que continuara.

—Era una artista que trataba de salir adelante cuando conocí a Dani—Santana sonrió—Sólo que no sabía que estaba luchando. Mis padres siempre se aseguraron que mi cuenta bancaria nunca estuviera vacía—dijo en voz baja.

Brittany levantó las cejas, pero no dijo nada.

—Mis padres me habían dado una casa de campo en Bainbridge Island y ella se fue a vivir conmigo y comenzó a trabajar para la empresa de mi papá…

—Espera… espera—Brittany la interrumpió—¿Tus padres te dieron una casa de campo? ¿En Bainbridge Island?

Santana asintió tímidamente.

—¿Una vista espectacular?—preguntó Brittany.

Santana se encogió de hombros y sonrió.

—¿Son asquerosamente ricos o qué?

—Más o menos, sí.

—Está bien, lo siento. Continúa. Decidieron vivir juntas—dijo Brittany—¿Y?

—Y ella iba a trabajar todos los días y yo pintaba cada vez que estaba en el estado de ánimo adecuado. Vendía algunas piezas de vez en cuando y éramos felices, supongo.

—¿Qué edad tenías?

—Tenía 24 años cuando nos conocimos—dijo Santana—En fin, estaba esta galería en Long Beach que quiso exponer mi trabajo. Los turistas comenzaron a arrebatarlo rápidamente y tuve que trabajar más tiempo para mantenerme al día y lo siguiente que supe era que había accedido a una exposición en una galería en Seattle y sólo seguí y seguí.

—Debe de haber sido difícil—dijo Brittany con sarcasmo.

—Lo fue realmente. No estaba preparada para ello. Y no supe cómo seguir el ritmo. Me vi envuelta en mi trabajo hasta el punto que pasaba un mes y ni siquiera salía de la casa. No necesito decir que nuestra relación se fue a pique—terminó Santana.

—¿Hace cuánto tiempo?

—Casi tres años.

—¿Y lo lamentas? Quiero decir. ¿Sacrificar tu relación por tu éxito?—preguntó Brittany.

—No creo que esa sea una pregunta justa—dijo Santana con seriedad—No estaba sacrificando intencionalmente la relación. Simplemente sucedió. Un día me di cuenta que ella se había ido. Que se había ido y que ni siquiera la había extrañado—dijo en voz baja—Me detuve por un tiempo. Pintar, quiero decir.

—¿Qué hiciste?—preguntó Brittany en voz baja—¿La encontraste?

Santana meneó la cabeza.

—Ella ya había conocido a alguien más.

—Oh. Lo siento.

—En fin… me fui a San Francisco por un tiempo, pero no era Seattle, así que regresé a casa. Agarré un pincel y—levantó las manos nuevamente—Aquí estoy.

—¿Y el mural?

—Dios, eso fue un error. Lamenté mucho haber sido comisionada para hacerlo. Me gusta trabajar sola, a la mayoría de los artistas nos gusta. Sin tener ahí a turistas y funcionarios de la ciudad colgando sobre tu hombro con cada trazo del pincel haciendo sugerencias, preguntando por qué hice esto o por qué no hice aquello. Lo único que quería era terminar. No hace falta decir que no es una de mis mejores obras, pero orgullosamente representa el centro de Yakima, Washington—dijo Santana y sonrió—Y no he vuelto desde entonces.

—Bueno, si alguna vez voy a Yakima…

—Sí, asegúrate en pasar y ofrecer tus respetos—dijo Santana y rió.

Brittany también sonrió.

—Disfruto de tu compañía—dijo Brittany.

Santana arqueó una ceja.

—¿Y eso es malo?

—No, no quise decir eso. Simplemente disfruto hablando contigo.

—Bueno, tomando en cuenta lo que dijo Sue, no tienes mucho donde elegir aquí.

—Estás siendo difícil—dijo Brittany con una sonrisa—Sólo di gracias.

Santana se inclinó hacia delante, apoyando la barbilla sobre sus manos.

—Bueno, no es para asustarte… pero también disfruto tu compañía.

Sus ojos se encontraron por un instante y Brittany sintió un rubor en su rostro.

—Gracias.

Se quedaron en silencio por un momento, ambas terminando sus sándwiches y lanzando pan a las ardillas que venían a pedir.

—Nana dice que sales a hacer tus bocetos en la madrugada—dijo Brittany.

—No siempre. También con la puesta del sol. La noche es mi momento favorito del día—dijo en voz baja—Todos los colores se unen en ese preciso momento y es como si estuvieran suspendidos en el tiempo sólo por una fracción de segundos y nunca soy lo suficientemente rápida para hacerlo bien… aunque lo intento una y otra vez—dijo Santana.

—¿Qué?—preguntó Brittany hipnotizada por su suave voz.

Santana sonrió.

—Pinto en las mañanas, en las tardes noches, nunca a la luz del día. Es demasiado fuerte, no hay color, sólo brillo—explicó Santana.

Brittany asintió, como si entendiera perfectamente.

—Y la luna—añadió Santana.

—Cierto. Hay una luna llena en todas tus pinturas—dijo Brittany recordando el artículo.

—Me encanta la luna. Puedo mirarla durante horas, creo que—dijo Santana con suavidad—…, Es como si te observara. Como si todo lo que haces, la luna lo viera.

Brittany la miró, sintiéndose hipnotizada por sus palabras mientras sus ojos negros la absorbían.

—Voy a salir esta noche ¿Quieres acompañarme y ver a que me refiero?—preguntó Santana sorprendiéndose a sí misma.

Normalmente odiaba que alguien la viera trabajar.

—¿No estaría molestándote?

—No. Siempre y cuando no hagas sugerencias.

Brittany sonrió.

—Me encantaría—dijo Brittany.

—A mí también—dijo Santana encontrándose con sus ojos—Pasaré por ti a las siete.




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Nana tenía envidia de que Brittany pudiera ir a ver a trabajar a Santana.

Ella sólo la había espiado esa primera mañana. Santana nunca más volvió a estar en ese trayecto del lago.

—¿Y la cena?—preguntó Nana.

—Comeré cualquier cosa cuando regresemos—dijo Brittany.

Se estaba secando el cabello y ya casi eran las siete.

Odiaba hacer esperar a Santana.

Y Santana estaba sentada esperando pacientemente en la sala de estar, escuchando a Nana y levantó sus ojos hacia Brittany y sonrió.

—Lo siento—dijo Brittany—Mala costumbre, pero estoy trabajando en ello.

—No hay problema. Tenemos tiempo—dijo Santana.

Sus ojos siguieron a Brittany cuando se inclinó para besar a Sue en la mejilla y ella deslizó su mirada sobre sus vaqueros antes de regresar nuevamente a su rostro.

Brittany sintió la mirada de Santana sobre ella y fue muy consciente de las sensaciones que recorrieron su cuerpo.

No volvió a mirarla a los ojos mientras se dirigían a la puerta.

—Diviértanse ustedes dos—dijo Nana en voz alta.

—¿A dónde vamos?—preguntó Brittany.

Santana salió de la calzada, apoyando su brazo sobre el respaldo del asiento de Brittany y se asomó por la ventanilla trasera.

Brittany sintió el roce de los dedos de Santana sobre su hombro mientras se daba la vuelta y Brittany sintió la piel de gallina en su cuello por su toque.

Eso la asustó.

—Hay un pequeño lago en Battle Canyon Creek—dijo Santana.

—¿Cómo lo encontraste? Es un secreto bien guardado entre los lugareños—Brittany la reprendió.

—¿Has estado ahí?

—Solía pescar ahí con mi abuelo—dijo Brittany—No he estado ahí en años.

Santana se encogió de hombros y giró por un camino del Servicio Forestal.

—No fue difícil de encontrar, pero la ruta está llena de unos malditos baches—dijo Santana.

El sol estaba cayendo por debajo de los árboles cuando estacionaron, pero Brittany sospechaba que los colores aún no eran los correctos, porque Santana no lucía apresurada.

Santana recogió su block de dibujo y sus tizas de colores y guió el trayecto a lo largo del camino.

Sólo había otro par de coches en el lugar y Brittany los reconoció como coches de los lugareños.

—Hay un claro entre los árboles justo cuando el sol se pone—explicó Santana—El lago hace un reflejo perfecto.

Caminaron por el sendero, pero en vez de seguir hacia el agua, Santana entró entre los árboles y se detuvo en un lugar que dejaba el agua detrás de ellas.

—No quiero ignorarte—Santana se disculpó mientras abría su block de dibujo.

—Adelante. Solo voy a mirar—dijo Brittany.

Se sentó en la hierba a pocos metros de Santana y recogió las rodillas hasta su barbilla.

Santana se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, los vaqueros desteñidos cubrían sus piernas bronceadas que Brittany estaba acostumbrada a ver.

Observó cómo los dedos de Santana encontraron el color que quería y ante los ojos de Brittany el lago apareció en el papel.

A medida que el sol se deslizaba más bajo, Brittany se dio cuenta que los colores cambiaban.

Las pocas nubes en el cielo reflejaban el color naranja del sol y vio como Santana también lo añadía.

Brittany alejó sus ojos de la mujer junto a ella y se obligó a mirar el agua que ya cambiaba de un azul brillante a un color naranja brillante.

Santana añadió color, tan pronto como su lago se volvió tan naranja como el cielo donde colgaba el sol, suspendido en el horizonte por una fracción de segundo y Brittany contuvo la respiración cuando en silencio se deslizó fuera de la vista.

La mano de Santana se quedó quieta y Brittany levantó la mirada para descubrir que Santana le observaba.

—¿Y bien?—la voz tranquila de Santana rompió el silencio.

—Fue hermoso—dijo Brittany suavemente—¿Puedo verlo?—preguntó.

Santana vaciló y luego le entregó su boceto y vio el rostro de Brittany resplandecer con una sonrisa.

—Lo has capturado exactamente. Es como si el sol todavía estuviera ahí, colgado en el día—dijo en voz baja—Veo que has puesto tu luna—dijo Brittany.

Santana contrajo su mandíbula y se encontró con los intensos ojos azules de Brittany mientras buscaban los suyos.

Casi pudo ver la corriente que pasó entre ellas, sentir la electricidad en sus venas cuando los ojos azules se centraron en los negros.

Brittany finalmente bajó su mirada, sus ojos se cerraron fuertemente cuando suspiró.

Brittany sintió su pulso latiendo en su cuello y reconoció la creciente atracción que tenía por esta mujer.

Podía sentirlo.

Respiró profundamente, tratando de alejarla.

Se sentaron en silencio, con las piernas cruzadas delante de ellas y observaron como el color menguaba del cielo.

Brittany estuvo incómodamente consciente del entorno íntimo que el atardecer creaba en el bosque.

Debería levantarse, sugerir que regresaran… regresar a la seguridad de la compañía de Nana.

Pero no lo hizo.

—¿Santana?—preguntó Brittany mientras se apoyaba en los codos.

—¿Hmmm?

—¿Qué se siente?

—¿Qué?—preguntó Santana volviéndose hacia la rubia.

—¿Besar a una mujer?—preguntó antes que pudiera detenerse a sí misma.

Santana intentó leer sus ojos, pero la oscuridad lo impidió.

—¿Por qué quieres saber?

—Sólo estaba… preguntándome, supongo. Besar es agradable, ya sabes, pero algunos hombres… bueno… sólo lo olvidan, creo.

—¿Sam?

Brittany negó con la cabeza.

Sam no era mucho de besar.

Suspiró nuevamente.

¿Por qué rayos había comenzado esta conversación?

—Olvídalo—murmuró Brittany.

Santana sonrió.

Así que, Brittany sentía curiosidad.

Eso la sorprendió.

—De lo que recuerdo, los hombres estaban mucho más interesados en las cosas más grandes y las mejores. Nunca querían tomarse el tiempo para besar. Eso es lo maravilloso con las mujeres—dijo Santana—A las mujeres les gusta mucho más besar. Y, por supuesto, una mujer sabe.

—¿Saber qué?—preguntó Brittany vacilante.

Santana se volteó hacia Brittany.

—Una mujer sabe lo que quieres y cómo te hace sentir—dijo Santana en voz baja.

Brittany tragó, el sonido hizo eco en el bosque tranquilo y se sintió atraída por esta mujer sentada tan cerca de ella.

Como un imán, pensó ella, mientras luchaba por alejar sus ojos de los de Santana.

Se sentía tan impotente como una polilla atraída por el fuego.

Era demasiado consciente de ella y estaba agradecida por la oscuridad, mientras imágenes de los carnosos labios de Santana sobre los suyos pasaban por su mente, haciendo que su estómago revoloteara.

Se miraron la una a la otra por interminables segundos, entonces Santana se apartó y recogió su obra.

—Vamos. Será mejor que te lleve de regreso—dijo Santana.

Brittany aceptó la mano extendida de Santana y sus dedos se entrelazaron cuando Santana la levantó.

Santana no liberó su mano inmediatamente y Brittany no se apartó.

No hasta que sintió el fuego ardiendo entre ellas lo que hizo que finalmente soltara la mano de Santana.

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Capitulo 8

Brittany pasó una noche inquieta, sacudiéndose en su cama mientras recordaba las palabras de Santana.


¿Cómo sería un beso de Santana?

¿Caliente y húmedo?

¿O sería despacio y tierno?

Brittany gimió y se dio la vuelta, odiándose por sus pensamientos.

¿Qué estaba haciendo?

¿Por qué esta morena ocupaba su mente de esta manera?

¡Y pensamientos de besarla, nada menos!

¡No se sentía atraída por las mujeres!

¡Nunca había sido así!

¡Lo que estaba pensando era una locura!

Holly.

No.

Ella no había sentido atracción por Holly.

Al menos, no sexual.

Y estaba segura que tampoco se sentía atraída sexualmente a Santana.

—Eres hetero, por el amor de Dios—murmuró ella—Actúa como una.

Se levantó de la cama y fue hacia la cocina por un vaso de agua fría y se puso de pie ante el fregadero, viendo la luna.

Casi llena.

La luna de Santana.

¿También la estaba viendo?

¿O estaba durmiendo tranquilamente, sin darse cuenta del efecto que estaba teniendo en Brittany?

—Ella no es ciega—susurró Brittany.

¿Y cuan embarazoso podría ser?

Santana no se había comportado como dirían de una manera inapropiada.

Brittany había descubierto, algunas veces, los ojos de Santana sobre ella, pero eso había sido todo.

—¿Britty?

Brittany se volteó y encontró a Nana observándola.

—Lo siento ¿Te he despertado?

—¿Estás bien?

Brittany levantó su taza.

—Sedienta.

—Creo que también voy a tomar algo—dijo Sue y entró en la habitación—Debe ser la luna. No puedo pegar un ojo.

Brittany levantó la vista hacia la luna y nuevamente pensó en Santana.

—Sí. Sé a qué te refieres—murmuró Brittany.






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Santana paseó por su cuarto en la oscuridad, un cigarrillo brillaba intensamente con vehemencia entre sus manos.


Las suaves palabras resonaban en su cerebro una y otra vez.

Pasó una mano por su cabello y respiró profundamente, dejando escapar el aire lentamente.

Había sido demasiado tentador.

¿Qué se siente besar a una mujer?

Ven, deja que te enseñe.

Realmente tenía que permanecer alejada de Brittany.

Cada vez era más incómodo estar cerca de ella.

Se echó a reír, pensando que no había sido desde la universidad que se había sentido atraída por una mujer heterosexual.

Y había pasado mucho tiempo desde que había sentido esta avasalladora necesidad de besar a alguien, pensó ella.

Así que se mantendría alejada.

Y pintaría.

Estaba inspirada, así sin más empezaría con la puesta del sol del día siguiente y trabajaría febrilmente durante todo el día.


Cuando buscó una cerveza esa noche, recordó que no había pensado en comprar más y abrió una botella de vino en su lugar.

Mientras su sopa se calentaba, llevó su vino y su cigarrillo al porche y se sentó, escuchando la noche. Se sentó hasta que la oscuridad le rodeó y su cigarrillo brilló en la noche.

Sus pensamientos vagaron hacia la noche anterior y lo permitió.

Vio a Brittany sentada en la hierba junto a ella, apoyándose en sus codos, mirándola con esos intensos ojos azules.

¿Había sido simplemente curiosidad?

Santana llevó el cigarrillo hacia sus labios y aspiró profundamente.

Es posible.

O tal vez Brittany también sintió la electricidad entre ellas.

No.

Ella es hetero, recordó Santana.

Y las mujeres heterosexuales eran curiosas.

Pero aun así, algo estaba sucediendo entre ellas.

Podía sentirlo y sospechaba que Brittany también podía sentirlo.

¿Se arriesgaría de ver a Santana nuevamente?

¿Había sentido miedo de que en realidad Santana pudiese intentar besarla?


Se puso de pie repentinamente, poniendo un alto a sus pensamientos.

Comió adentro, apenas degustando la sopa mientras su mente se mantenía enfocada en Brittany.








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—Nunca me dijiste cómo te fue la otra noche—dijo Nana durante la cena, dos noches después.

—¿Con Santana?

Nana asintió mientras cortaba su carne.

—Fue muy interesante. Nunca me había dado cuenta anteriormente de los colores—dijo Brittany—¿Cómo cambian casi a cada segundo antes que el sol se oculta?—dijo en voz baja.

—¿Es buena?

—Mucho. Lo capturó exactamente—dijo Brittany recordando cómo los dedos de Santana se habían movido sobre el papel, capturando color tras color sin mirar—Tiene esta cosa por la luna—dijo Brittany.

—¿La Luna?

—Sí. Pone una luna llena en todas sus obras—dijo Brittany.

—Bueno, me gustaría ver alguna de ellas ¿no te gustaría?—dijo Nana.

—Sí. Me gustaría.

—¿Tiene alguna terminada?

—Ella no lo dijo—dijo Brittany.

Y a Brittany no se le había ocurrido preguntar.

Había estado demasiado ocupada preguntándose sobre cómo sería besar a una mujer como para preguntar.

Brittany se sonrojó, poniendo un alto a sus pensamientos.

No había necesidad de volver a eso nuevamente.

Ya había pasado dos noches sin dormir.

—Tal vez deberíamos invitarla a cenar otra vez—dijo Nana—Parece que se han convertido en amigas.

—Sí. Ella me gusta—dijo Brittany con cuidado.

Y si le gustaba, eso era verdad.

Sólo desearía no pensar constantemente en besarla.

Nana se sentó hacia atrás y la miró.

—¿Estás bien, Britty?

—Por supuesto ¿Por qué lo preguntas?

—Has estado callada. Y tus respuestas son cortas—Sue la miró por un rato más—¿Estás pensando en Sam?—preguntó.

Brittany sonrió.

No, Sam definitivamente no había estado en sus pensamientos últimamente.

—Estoy bien, Nana. De verdad. Y no, no he estado pensando en Sam.

—Bueno, él no ha llamado en una semana más o menos ¿verdad?

—No, no lo ha hecho.

—Tal vez él está esperando a que tú lo llames—puntualizó Sue.

Brittany sonrió nuevamente.

—Nana, no empieces—dijo Brittany suavemente.

—Bueno, es que no te entiendo. Si es por mí por quien estás preocupada, no lo estés. Soy perfectamente capaz de cuidar de mí misma. Y, por si no te has dado cuenta, disfruto dirigir la tienda. Tu inversión estará a salvo.

—Lo sé. Eres maravillosa en eso. Pero Sam y yo… sólo necesitamos algo de tiempo separados—dijo Brittany.

—Cariño, sé que el matrimonio es un gran paso. Pero no huyas de eso. Cuando encuentras a un buen hombre que te ama, es mejor que lo agarres. Ellos no aparecen todos los días—dijo Sue.

—Nana ¿cuándo supiste que el abuelo era el adecuado para ti?—preguntó Brittany.

—Oh, cuando puse mis ojos en él—dijo con un guiño—Simplemente lo supe—Sue bajó su tenedor y Brittany supo que estaba recordando—La primera vez que me besó… fue mágico. Magia pura. Había estado esperando durante meses, pero él era un tonto y había pensado que podría ofenderme si trataba de besarme—se echó a reír—En realidad cuando se decidió a hacerlo, yo estaba tan preparada para eso, que casi me desmayé.

Brittany sonrió.

Magia.

Así era como debía ser.

Así era como ella quería que fuera.

¿Había magia cuando Sam la besaba?

¿La hubo esa primera vez?

Trató de recordar cuando tuvieron su primer beso.

Una cita para almorzar y él había rozado su mejilla. Luego él había preparado la cena para ella y le robó un beso cuando ella derramó el vino.

Pero ¿magia?

No, no lo llamaría magia.

—¿Te preocupa que Sam no sea el correcto, querida?

—No estoy segura que él lo sea—admitió Brittany.

—Britty, lo estarás. Y él es bueno para ti ¿no es así?

—Sí. Él es bueno.

Y lo era.

Sólo que él no movía su alma como ella necesitaba que lo hiciera.

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Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D