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[Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
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micky morales
monica.santander
23l1
7 participantes
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Página 4 de 8. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
A ver como va eso del dia de los colonos$-$ ojala se coman entre ellas:$... digo, ojala coman hartas papas fritas xdxd ajdjk
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
Apoyo el comentario de Micky, yo lei durante mi cena creyendo que disfrutaria un banquete pero no fue asi.
si tiene que ser sera, sino ellas mismas lo sabran pero que britt se enfrente a su p... miedo.
si tiene que ser sera, sino ellas mismas lo sabran pero que britt se enfrente a su p... miedo.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,...
un poco de espacio por ahí les va hacer buen,.. quizás???
o se termina consumiendo a las dos jajaj
a ver como logra hablar britt con san!!!
busquemos un novio para san según sue!!! próximamente en cines!!! na mentira jajaja
nos vemos!!!
Hola lu, mmmm eso dicen, no¿? xq no¿? jajajajajja. Jajajajajajajajajaja lo que hace que sea mucho mejor, así la desesperación por verse es mas y mas jjaajajajjaa. Mmmm sus artimañas tendra, no¿? jajajaajaj. Jjajjajajajajajajaja xD es tan chistosa jajajajaja. Saludos =D
micky morales escribió:ya estoy harta de la escondedera de esas dos!!!!!!
Hola, jajaajajajajajajajajaajajajajajajaja xD esk ninguna enfrentara las cosas¿? jajajajajajaja. Saludos =D
Susii escribió:A ver como va eso del dia de los colonos$-$ ojala se coman entre ellas:$... digo, ojala coman hartas papas fritas xdxd ajdjk
Hola, esperemos y de lo mejor para las brittana jajaajajjaja. Jajajajajajajajajajajaajajajajajajajjajajajajaajajajaj morí jajajaajajajajajajajajjajajaajajajajajajajajajajaj xD jajajaajajajajajajajajjajaja, claro claro, osea xq no¿? ajajajajajajajajajaja. Saludos =D
marthagr81@yahoo.es escribió:Apoyo el comentario de Micky, yo lei durante mi cena creyendo que disfrutaria un banquete pero no fue asi.
si tiene que ser sera, sino ellas mismas lo sabran pero que britt se enfrente a su p... miedo.
Hola, jajajaaj y creo que mas de una igual jajajajajajaja. =O esk estas brittana están tan encerradas en si, q no entienden, no¿? jajajajaja. Vamos que ella puede! osea si es san como no ir con todo¿? jajajajajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Cap 15
Capitulo 15
¿Qué es lo que dicen sobre los planes bien trazados?
Brittany no podía recordar, simplemente su plan para el día de los colonos había salido disparado por la ventana.
No había visto ni hablado con Santana y se suponía que podría pasar el domingo en el parque sin mirar por encima de su hombro, preocupándose acerca de dónde estaba Santana.
Pero no.
—Ella dijo que le encantaría venir—dijo Nana—Y no puedo creer que no la llamaras.
—Lo olvidé—mintió Brittany.
—Bueno, ella dijo que había estado muy ocupada. Es por eso que no había venido. Imagina mi sorpresa al encontrarla en el camino—dijo Nana y divagó acerca de encontrarse con Santana en el lago y como había logrado ver su boceto, pero Brittany sólo fingía escuchar.
Habían pasado cinco días desde que la había visto.
Cinco días desde que la había besado.
¡Oh, Señor!
No de nuevo.
Apenas podía pasar el día sin recordar vívidamente su beso, sin que su cuerpo traidor aún respondiera.
Ahora tendría que verla.
Tendría que hablar con ella.
Conociendo a Nana, también insistiría en que Santana se sentara y comiera con ellas.
—Por cierto, ella preguntó por ti—dijo Nana.
Brittany levantó la cabeza.
—¿Qué le dijiste?
—Bueno, le dije que estuviste enferma un día, pero que ahora te sentías mejor—dijo Nana y Brittany cerró los ojos y gimió en silencio—También tenemos que invitarla a cenar nuevamente. Está demasiado delgada—dijo Nana.
Brittany abrió la boca para hablar, para decirle a Nana que no, no quería que Santana cenara con ellas, pero Nana había vuelto a la torta que estaba adornando.
Brittany frotó sus sienes y suspiró.
Podía superar esto.
Sólo un día.
Santana no sacaría a relucir el beso, Brittany lo sabía.
Si Santana hubiera querido insistir sobre el tema, habría ido a la tienda en algún momento durante los últimos cinco días.
¿Qué había estado pensando Santana, de todos modos?
¿Por qué se había mantenido al margen?
Bueno, Brittany sabía por qué.
Santana pensaba que Brittany había estado jugando con ella.
Santana pensaba que Brittany solo tenía curiosidad.
Y la había tenido, se dijo a sí misma.
¡Eso era todo!
Pero no había estado jugando con ella, tonteando con ella.
Brittany nunca haría eso.
No era de las que tomaban el pelo.
Había estado simplemente… ¿qué?
¿Atraída?
No, no le gustaba esa palabra.
No se sentía atraída por Santana, insistió ella obstinadamente.
Simplemente estaba experimentando.
¡Sí, esa era una palabra mucho más segura!
Después de mucha preocupación sobre qué ropa ponerse, Nana estaba lista para irse.
Brittany simplemente metió su camiseta dentro de sus pantalones cortos y encontró un par de limpios zapatos deportivos.
—A mi edad, los pantalones cortos son un poco casuales—se quejó Nana.
—¡Dios mío, Nana! Es un día de campo. No uses un vestido.
—No me gustaría que la gente hablara—dijo Sue y miró el par de pantalones cortos que Brittany colocó en su cama.
—Todo el mundo tendrán pantalones cortos. Ahora deja de preocuparte—dijo Brittany—Y ponte un calzado cómodo, también.
—Oh, Britt ¿estás segura?
Brittany había rodado sus ojos al techo y asintió con la cabeza.
Nana siempre había estado preocupada por lo que pensaran otras personas.
Cargaron en el coche de Nana las dos tortas y el plato de ensalada de patatas que habían ofrecido llevar voluntariamente y Brittany condujo por la ciudad, ahora llena de coches y se dirigieron al parque.
—Parece que hoy hay un montón de gente en la ciudad—dijo Nana—Tal vez tendremos una gran cantidad de público este año.
—Bueno, el clima es magnífico—dijo Brittany.
Y así era.
Un cielo despejado y azul y ni siquiera una pizca de brisa.
Clima perfecto de verano.
—Espero que Santana pueda encontrarnos—dijo Nana.
Espero que no, pensó Brittany.
Oh, eso era cruel.
Le gustaba Santana, realmente le gustaba.
Si no fuera por… bueno, si no fuera por lo que había pasado entre ellas, pensaba que podrían ser buenas amigas.
Que eran amigas.
Pero Brittany lo había arruinado por su… experimento.
El parque se estaba empezando a llenar y dejaron el coche a la sombra de un abeto gigante.
Brittany equilibró las dos tortas mientras Nana llevaba el pastel. Nana saludó a sus amigos al pasar y se sonrojó cuando el Sr. Arnold alabó su atuendo.
—Ves, te dije que la gente se daría cuenta—dijo Nana en voz baja.
—Fue un cumplido—dijo Brittany con una sonrisa—Además, él usa pantalón corto.
—Bueno, eso es diferente—dijo Nana.
Brittany rió.
—Oh, sí. Es un hombre. Él puede estar cómodo.
—¡Susan!
—Oh, Nana. Te ves muy bien. Deja de preocuparte.
Pero Brittany era la que estaba preocupada.
Miró a su alrededor, temiendo que Santana estuviera ahí, esperando.
Las personas ya estaban calentando las parrillas surtidas, preparando las hamburguesas y una pequeña multitud estaba reunida por los barriles de cerveza, pero no había ni rastro de Santana.
Dejó escapar un suspiro de alivio, agradecida de haberse salvado al menos un poco más.
Nana se mezcló con sus amigos y Brittany se alejó, evitando a los niños que corrían y jugaban en el parque.
Un escenario temporal se había establecido y la banda ya estaba ahí afinando sus guitarras, preparándose para más adelante.
Los vendedores habían establecido sus mercancías a lo largo de la calle y Brittany pensó que se parecía más a un mercado de pulgas que a un día de campo, pero aun así, traía dinero a la ciudad.
Brittany se dio la vuelta y se dirigió nuevamente donde había dejado a Nana y su corazón saltó a su garganta.
Santana estaba ahí, hablando con Nana, riéndose de algo que Nana le había dicho y Brittany se detuvo y miró.
No la habían visto, Santana no la había visto y dejó que sus ojos viajaran sobre Santana lentamente y mientras lo hacía, cada momento que había estado en los brazos de Santana volvieron a ella con total nitidez.
Todavía podía imaginar su boca en ella, su sabor, todavía sentía su lengua deslizándose sobre la suya.
Gimió y cerró sus ojos con fuerza, dispuesta a alejar sus pensamientos. Los abrió nuevamente y se obligó a moverse.
Nana levantó la vista y saludó a Brittany quien forzó una sonrisa mientras se acercaba.
—Mira a quien he encontrado—dijo Nana.
Hubo un momento de incómodo silencio entre ellas mientras sus ojos se encontraban, entonces Santana sonrió y se volvió hacia Nana.
—No me di cuenta que esto era algo muy importante—dijo Santana.
—Bueno, no sé si son las hamburguesas o la cerveza a un dólar lo que les atrae—dijo Nana.
—O tal vez el pastel que estabas mencionando—dijo Santana y entonces miró a Brittany—¿Cómo has estado?—preguntó.
Brittany tragó nerviosamente y asintió con la cabeza.
—Bien.
Santana asintió, también.
—¿Has estado trabajando?—preguntó Brittany.
—Sí. Mucho—dijo Santana—He estado fuera toda la mañana y la tarde. Los amaneceres han estado muy hermosos.
—Le decía a Santana que debía llevarte alguna mañana de estas para que vieras la salida del sol. Has visto su boceto de las noches, pero el lago que hizo esta mañana era simplemente hermoso—dijo Nana.
Los ojos de Brittany se abrieron y miraron a Santana, pero sus ojos no revelaron nada, sólo una ligera diversión por las palabras de Nana.
—Bueno, ya me conoces… no soy precisamente una persona mañanera—dijo Brittany.
—Oh, tonterías. Debes hacerlo una vez. Ella es muy buena—dijo Nana.
Brittany asintió, sabiendo perfectamente lo buena que era y no estaba pensando en el dibujo.
Brittany tragó saliva, sintiendo los ojos de Santana sobre ella, pero cuando levantó la vista, Santana estaba mirando a Nana.
Brittany estaba agradecida.
No quería mirarla.
No podía.
No cuando todavía se sentía… algo.
Atraída, gritó su cuerpo, pero ella lo ignoró.
No, no me siento atraída por Santana.
Sólo… algo.
Pero Santana estaba siendo amable ¿no era así?
No había ningún indicio en sus palabras o acciones de que alguna vez hubiera habido la más mínima indiscreción por parte de Brittany.
Brittany frunció el ceño.
¿Había pasado los últimos cinco días preocupándose por nada?
¿El beso había afectado tan poco a Santana que ni siquiera había pensado un segundo en él?
No.
Brittany recordaba esa noche demasiado bien.
Recordaba la mirada en los ojos de Santana.
Recordaba sus palabras.
—Te deseo
—¿Britt?
—¿Hmmm?—murmuró Brittany mirando a Nana.
—Dije que deberías llevar a Santana por una cerveza. Y tráeme un té helado, por favor. Voy a ayudar a las mujeres a cortar las tortas.
Nana las dejó ahí de pie y Brittany miró nerviosamente a Santana.
—¿Quieres una?—preguntó Brittany.
—Sí, por favor.
Se alejaron en silencio, dejando un amplio espacio entre ellas y Brittany maldijo su nerviosismo.
¿Qué pensaba?
¿Qué Santana la arrastraría entre sus brazos y continuaría lo que habían comenzado esa noche?
Señor… sentía como su pulso latía en su garganta causando estragos en sus sentidos.
Estaba teniendo dificultades para respirar y abrió la boca ligeramente, tragando aire fresco.
Santana metió sus manos en sus pantalones cortos y miró al frente, sin atreverse a mirar a Brittany.
Sabía que Brittany estaba incómoda.
Demonios, ella estaba incómoda.
Tenían que hablar.
Debieron haber hablado antes de hoy, se dio cuenta.
—¿Brittany?
—¿Qué?
—Si dijera que lo siento…
—¿Por qué deberías sentirlo?—preguntó Brittany—Soy yo quien debe disculparse. Fui yo quien lo empezó—dijo en voz baja—Y lo siento.
—Está bien.
Brittany se volteó y se atrevió a mirarla a los ojos.
—Santana, nunca quise… no estaba jugando contigo. Nunca haría eso.
San asintió y Brittany alejó sus ojos.
—No iba a venir hoy, pero Sue insistió—explicó Santana—Sé que estarías más cómoda si yo no estuviera aquí.
—Estoy… bien—dijo Brittany—Prácticamente lo he olvidado, en realidad—mintió.
—Bien. Yo también—dijo Santana fácilmente.
Brittany se mordió el labio inferior.
Así que no había significado nada para Santana, después de todo.
Probablemente hacía ese tipo de cosas todo el tiempo.
Mujeres hetero, como ella, probablemente siempre estaban… experimentando con Santana.
¡Oh, Jesús, detente!
Quieres que Santana lo olvide ¿no es así?
—Te invito a una cerveza—dijo Brittany y metió la mano en los bolsillos en busca de dinero—Hola. Quinn. Dos, por favor—dijo.
—¿Cómo estás, Brittany?—preguntó Quinn.
—Bien ¿Cómo está Rachel?
—Oh, está a punto de estallar en cualquier momento—dijo Quinn—Sus tobillos están tan hinchados que no pudo venir y se quedó con Kitty, pero Bárbara y Charlie están por ahí jugando.
—¿Este va a ser el número cuatro?—preguntó Brittany.
—Sí. Vamos a seguir intentando hasta que tengamos un niño y si el que viene es niña, la que quedara embarazada seré yo otra vez—dijo mientras les entregaba las cervezas.
—Gracias, Quinn. Dile a Rachel que le mandé saludos.
—Lo haré.
Se alejaron y Brittany abrió los ojos.
—Cuatro ¿Te imaginas? Quinn fue la primera en quedar embarazada y tuvo a Charlie y es una mezcla perfecta de ambas, morena de ojos verdes. Luego fue el turno de Rachel, que tuvo a Bárbara es morena y de ojos marrones, igual a ella. Luego, lo volvieron a intentar y Quinn quedo embarazada y ahí nació la pequeña Kitty, que es igual a ella. Son tan lindas.
—Me lo imagino, pero esperemos que sea un niño, por amor a ambas— dijo Santana y le guiñó un ojo a Brittany y sonrió.
—Es verdad—Brittany estuvo de acuerdo, tratando de ignorar el aleteo en su estómago.
Encontraron a Nana y le dieron el té helado que había solicitado, luego las despidió con un gesto.
—Britt, enséñale a Santana algunos de los puestos. Suelen tener arte, aunque dudo que sea de la misma clase que el de ella—dijo Nana.
Santana rió.
—Sue, difícilmente soy famosa.
—Tonterías—dijo Sue—Has estado en una revista. Eso es ser famoso—volvió a su pastel—No tarden mucho—les dijo—Voy a reservar una mesa para nosotras.
Brittany rió y dirigió a Santana, sacudiendo la cabeza.
¡Nana era una niña!
—Ella es algo especial—dijo Santana.
—Sí. Y ella piensa muy bien de ti, por cierto—dijo Brittany.
Santana levantó las cejas y sonrió.
—¿Supongo que en realidad no ha leído el artículo?
—No. No sabe nada acerca de tu vida personal…—dijo Brittany.
—Bien.
—Ella lo entendería, ya sabes, conoce a Quinn y Rachel—agregó Brittany.
—Lo sé.
Caminaron por los puestos, haciendo una pausa de vez en cuando para recoger algunas de las artesanías que se exhibían.
Había unas cuantas pinturas y Santana las estudió mientras Brittany la miraba.
Era más seguro mirarla cuando Santana no era consciente, pensó Brittany.
Y ella la miraba.
Por mucho que lo intentara, no podía evitar que sus ojos recorriesen su cuerpo, sus delgadas piernas, más allá de sus pantalones cortos y haciendo un alto repentino en la familiar camiseta metida dentro.
Era dolorosamente obvio para ella que Santana no llevaba sujetador y sus ojos se negaban a alejarse de sus pechos.
Su aliento quedó atrapado y tragó con dificultad, finalmente levantó sus ojos y se ruborizó cuando Santana la descubrió mirándola fijamente.
Santana mantuvo atrapada la mirada de Brittany durante varios segundos embarazosos, entonces, con una elevación de una ceja, la liberó.
Brittany respiró nuevamente y no se atrevió a mirar a Santana.
¿Qué es lo que te pasa?
Se sentía totalmente fuera de control y sus manos temblaban mientras llevaba su vaso de cerveza a sus labios.
¡Dios, estaba mirando los pechos de una mujer!
¿Se había vuelto loca?
—Creo que necesito otra cerveza—dijo Santana.
—Yo también—murmuró Brittany.
¡Estaba ardiendo y sabía que no tenía nada que ver con los días de verano!
Encontraron a Nana sentada en una mesa, dos sillas reservadas para ellas y Santana esperó cortésmente hasta que Brittany se sentó en la banqueta.
—¿Qué te parece?—Nana preguntó a Santana.
—Me gusta. Es divertido—dijo Santana.
Brittany estaba demasiado consciente de la mujer sentada junto a ella para participar en la conversación.
Su piel ardía donde la pierna de Santana rozaba su muslo y no podía evitar que su pulso se acelerara por sus venas.
Trató de pensar en Sam, trató de recordar cómo era darle un beso, como era hacer el amor con él, pero nada venía a ella.
El recuerdo del beso de Santana sacaba a Sam de su mente y Brittany sintió como creció su humedad mientras recordaba estar de pie junto al lago, moviéndose entre los brazos de Santana, su boca abriéndose a Santana, su propia lengua empujando violentamente dentro de la boca de Santana.
—Oh—gruñó en voz baja y cerró los ojos con fuerza.
—¿Britt?
—¿Hmmm?
—¿Estás bien?—preguntó Nana.
Brittany miró al otro lado de la mesa a Nana y sintió que se sonrojaba con vehemencia.
—Estoy bien—dijo Brittany—Sólo un poco de calor—murmuró.
—Hace bastante calor hoy. Estoy tan contenta de haberme puesto pantalones cortos—dijo Nana.
Brittany trató de escuchar como Nana le contaba a Santana sobre su mañana, pero su mente estaba en la pierna que presionaba suavemente contra la suya.
¡Dios mío, no puedo soportarlo!
¿Qué le estaba haciendo Santana?
¿No tenía idea del efecto que estaba causando en Brittany?
Brittany suspiró, disfrutando la sensación de la pierna desnuda de Santana apretada contra la suya. Se negó a preguntarse por qué no se alejaba de ese toque cálido.
Brittany estuvo tan agradecido cuando la comida estuvo lista, estaba detrás de Santana y Nana en la fila, escuchando el parloteo de Nana, mirando de vez en cuando los ojos divertidos de Santana.
¿Cómo podía actuar Santana como si nada hubiera pasado entre ellas?
¿Cómo podía estar tan poco afectada por todo esto?
Porque es lesbiana.
¡Está acostumbrada a besar a otras mujeres!
Brittany cerró los ojos con fuerza.
Bueno, ella no era lesbiana y no estaba acostumbrada a besar a otras mujeres ¡y eso le estaba volviendo absolutamente loca!
Dios, su carne se ponía de gallina sólo por estar cerca de Santana y sólo quería que el día terminara y que Santana desapareciera nuevamente dejándola en paz.
—¿Brittany?
—¿Qué?
—¿Estás bien?—susurró Santana.
—No, no lo estoy—admitió la rubia.
Sus ojos volaron hacia los de Santana y deseó no haberlo hecho.
No pudo alejarlos y sintió un tirón en el pecho mientras trataba de recuperar el aliento.
—No puedo estar cerca de ti de esta manera—susurró Brittany.
Brittany vio el breve destello de comprensión en los ojos de Santana antes de asentir.
—Lo sé. Lo siento—dijo Santana en voz baja—Es mi culpa. No debí haber venido.
—No, es…
—Britt mira, ahí están el señor y la señora Schuester ¿Los recuerdas?—Nana llamó a los Schuester pero no le escucharon—Oh, tendré que buscarlos más tarde. Sólo eras una adolescente la última vez que te vieron—dijo Nana.
—Los recuerdo—dijo Brittany con aire ausente, con los ojos aún fijos en los de Santana.
Llevaron sus platos nuevamente a la mesa, el de Santana lleno con nada más que patatas y dos pedazos de tortas y Brittany nuevamente se vio obligada a soportar sentarse cerca de Santana.
—Oh, la banda es buena este año, Britt—dijo Nana.
—Sí.
Sin embargo casi no la había escuchado.
Comió en silencio, su mente lejos de la conversación entre Santana y Nana.
Santana recogió los platos cuando todas terminaron de comer y se fue por más cerveza y Brittany levantó la mirada y sonrió a Nana.
—¿La estás pasando bien?—preguntó Brittany.
—Maravilloso—dijo Nana—¿Pero tú la estás pasando bien?
—Por supuesto.
—Has estado muy callada—dijo Nana—¿No te sientes bien?
—Me siento bien—dijo Brittany.
¿Por qué, oh, por qué Nana siempre se daba cuenta?
—¿Crees que Santana la está pasando bien?
Brittany asintió.
—Creo que sí.
¿Lo estaba?
Era difícil saberlo.
Santana también, había estado muy callada.
—Aquí tienen—dijo Santana equilibrando dos vasos de cerveza y un té helado en sus manos.
Brittany extendió la mano para ayudarla y cuando sus manos se tocaron, surgió la electricidad entre ellas, derramando la cerveza sobre la mesa.
—Dios, lo siento—murmuró Brittany limpiando el derrame con la servilleta.
—Está bien.
No podía soportarlo.
Ni un minuto.
Tenían que hablar.
Esto poco a poco la estaba volviendo loca, esta… atracción, sí, está bien, atracción, que sentía por Santana.
Y no podía aguantarlo un segundo más.
Tenía que… ¿qué?
¿Hablar?
Sí, tenía que hablar con ella sobre todo esto.
Estaba tan confundida en su interior.
Su cuerpo traidor gritaba por ser liberado, pero su mente se negaba a escucharlo.
Esto no podía estar ocurriendo.
¡Ella no era lesbiana!
¡Ni siquiera era bisexual, por amor de Dios!
Brittany se inclinó hacia Santana, hablando en voz baja para que Nana no pudiera escucharla.
—Tenemos que hablar—cuando Santana la miró, añadió—Yo tengo que hablar.
—Está bien.
Santana estuvo de acuerdo.
—¿Por qué no damos una vuelta?
Brittany asintió y se volteó hacia Nana.
—Vamos a caminar un poco, Nana ¿Estarás bien aquí?
—Por supuesto. Sigan adelante.
Caminaron hacia el Land Cruiser de Santana sin hablar y Brittany se preguntaba qué demonios le diría a Santana.
Sólo deseaba una cosa; que su corazón no latiera tan rápidamente siempre que estaba cerca de Santana.
Santana abrió la puerta a Brittany y ella se metió, recordando la última vez que había estado en la camioneta de Santana.
Habían estado conduciendo de regreso, después del beso.
No habían hablado.
Ni una palabra.
Santana se había detenido frente a la casa y Brittany casi había saltado de la camioneta en marcha.
—¿A dónde?—preguntó Santana.
—No importa—dijo Brittany.
Santana condujo lentamente por las calles desiertas y metió la mano en la consola, sacando su arrugado paquete de cigarrillos. Metió uno en su boca y luego miró a Brittany.
—No te importa ¿verdad?
—Por supuesto que no—dijo Brittany.
Santana inhaló profundamente, dejando que el humo invadiera sus pulmones, tranquilizándola.
Así que Brittany quería hablar.
Grandioso.
Justo lo que quería hacer.
Hablar sobre cómo la había besado y había jodido su vida.
—¿Por qué no vamos a mi casa?—dijo Brittany—Podemos sentarnos y hablar.
Santana vaciló.
La última cosa que necesitaba era estar a solas en la casa de Brittany.
Pero asintió con la cabeza de todos modos.
Brittany caminó rápidamente delante de Santana, de repente nerviosa por estar a solas con ella.
Tal vez debieron mantenerse en la vía y hablado en la camioneta.
Envolvió sus brazos alrededor de ella y se volteó hacia Santana en cuanto la puerta se cerró.
—No puedo dejar de pensar en ello—dijo rápidamente—¿Qué me está pasando?
—Brittany, lo siento. Nunca debí…
—Yo… te lo rogué—Brittany le recordó—Y ahora, no puedo dejar de pensar en ello—se apartó de Santana, incapaz de mirarla—Nunca he pensado en una mujer anteriormente, no de esta manera.
Recordó a Holly.
No, nunca había sido así con Holly.
Ella no lo había permitido.
Pero tal vez, si hubiera continuado viéndola, podría haber evolucionado hacia una atracción sexual.
¿A quién quería engañar?
Era atracción sexual.
Solo que no pudo admitirlo en ese tiempo.
—Brittany, no sé qué quieres que diga.
Brittany miró los ojos negros llenos de pesar y negó con la cabeza lentamente.
No era culpa de Santana.
—Hubo una vez una mujer—dijo Brittany en voz baja—Acababa de salir de la universidad. Ella era mi jefe. En ese entonces, pensé que era simple amistad. Pasamos mucho tiempo juntas, pero no permití que mis sentimientos evolucionaran a algo más. Ella quería más pero yo no pude… no sabía. Conocí a Sam poco después de eso.
Santana se quedó sin aliento.
Eso, no lo esperaba.
—Pero no soy lesbiana—susurró Brittany—Yo… no lo soy. No quiero estos sentimientos.
—Está bien. No lo eres—dijo Santana tratando de decir las palabras que ella pensaba y Brittany quería escuchar—Tal vez sólo estás cuestionando tu amor por Sam y esto era… algo para probar.
—¿Es eso lo que piensas?—preguntó Brittany.
Podría ser cierto.
Quería que fuera verdad.
Santana se acercó y se paró frente a la ojiazul.
—Brittany, sólo fue un beso. No te toqué—dijo Santana—Ni siquiera estábamos cerca de… algo.
—¿No lo estábamos?—susurró Brittany.
Sentía como si estuviera en un sueño.
Sus ojos se nublaron y todo lo que pudo ver fue a ellas dos, como habían estado esa noche.
Recordó las manos de Santana descansando justo debajo de sus pechos.
Recordó cómo su cuerpo había suplicado a las manos de Santana que se movieran sobre él, cómo había suplicado a Santana tocar sus pechos.
Recordó cómo había imaginado la boca de Santana en ellos, como había imaginado las manos de Santana… en ella, sus dedos dentro de ella.
Levantó la vista hacia Santana y sintió la subida y caída de su pecho mientras trataba de seguir el ritmo irregular de su respiración.
No entendía la necesidad que le quemaba y que estaba consumiendo su cuerpo, moviéndose a través de ella con cada respiración irregular, situándose en el fondo de su estómago y exigiendo alivio.
—Britt… por favor no me mires de esa manera—susurró Santana.
Brittany tragó el nudo en su garganta, pero sus ojos se negaron a alejarse de Santana.
—Esto es una locura, lo que estoy sintiendo—murmuró Brittany.
Su lengua salió y humedeció sus labios y los ojos de Santana le siguieron. Brittany gimió bajo la mirada de Santana y dio un paso hacia ella.
—Bésame otra vez—le suplicó—Muéstrame que no hay nada aquí, San. Muéstrame que lo imaginé todo.
Santana meneó la cabeza, no, pero las manos de Brittany ya la estaban tocando, ya estaban subiendo por sus brazos hacia su cuello.
—San, por favor—susurró mientras se sintió atraída por el cuerpo cálido de Santana.
Santana no podía haberse negado incluso si Sue hubiera elegido ese momento para caminar entre ellas.
Sus manos fueron rápidamente al rostro de Brittany y lo acunó, atrayendo la boca de Brittany hacia la de ella.
Brittany entreabrió sus labios húmedos y Santana los devoró con avidez, su resolución desapareció con el roce de la lengua de Brittany contra la suya.
Las manos de Brittany se agarraron con fuerza en los hombros de Santana, segura que iba a desmayarse por la intensidad de todo.
Su sangre latía en sus oídos y no podía respirar.
Entonces la boca de Santana se volvió gentil y pudo respirar nuevamente y quiso aspirar a Santana para meterla dentro de ella. Sus manos se movieron sobre la espalda de Santana y la presionó acercando su cuerpo, sus caderas se movieron instintivamente contra Santana.
—Querido Dios, San—susurró cuando finalmente fue capaz de alejarse, cuando finalmente fue capaz de alejar sus labios de Santana.
Casi.
—Lo siento—murmuró Santana y trató de retroceder, pero Brittany la abrazó.
—No te detengas—suplicó Brittany y su boca fue por más.
Un beso más, un toque más de su lengua.
—Britt, no—dijo Santana.
Mantuvo a Brittany a un brazo de distancia.
—¿Qué estamos haciendo?—susurró Santana.
Brittany permaneció ahí, con la respiración agitada mientras miraba a Santana.
—Sé que no debería sentir de esta manera, pero lo hago, San.
Brittany se acercó y tomó una de las manos de Santana y la llevó hacia sus pechos sin pensar.
—Oh, Jesús—murmuró Brittany—Oh, Dios mío.
Sus ojos se cerraron cuando sintió la mano de Santana cerrándose sobre su pecho, cuando sintió el pulgar de Santana acariciando su pezón erecto.
La mente de Santana le gritaba que se detuviera, pero su cuerpo no quiso escuchar.
Ambas manos ahuecaron los pechos de Brittany y su boca encontró una vena palpitante en el suave cuello que fue expuesto.
Brittany se apretó aún más, deseando desplazar todos los demás pensamientos.
Sus sueños no hacían justicia al placer que Santana le estaba provocando.
Fue a través de una niebla espesa que sintió como su camisa era sacada de sus pantalones cortos, como unas cálidas manos tocaban su piel caliente.
No detuvo las manos que se movieron sobre su piel, manos que empujaban con impaciencia su sujetador quitándoselo.
Santana tenía que tener su boca ahí.
Había perdido todo sentido de la decencia.
Ya no le importaba si lo que estaban haciendo estaba mal o no.
—Oh, San, sí
Brittany suspiró cuando sintió el roce de la lengua húmeda sobre su pezón.
Atrajo a Santana aún más cerca, jadeando cuando la cálida boca de Santana se cerró sobre ella, chupando suavemente su pezón, conduciéndola a la locura por el deseo.
Sus ojos se cerraron mientras sostenía a Santana contra su pecho.
Sus piernas se abrieron instintivamente y se presionan con fuerza sobre el muslo de Santana.
Fue entonces, cuando el deseo se disparó a través de ella justo hacia su centro, dificultando su agarre contra Santana, se dio cuenta de lo lejos que habían llegado, que tan rápidamente había perdido el control.
Fue entonces cuando el miedo sustituyó el deseo.
—No—susurró Brittany—No, Santana.
Santana inmediatamente se apartó, con los ojos nublados por el deseo.
—Oh, Jesús, lo siento, Britt—dijo rápidamente, alejándose de Brittany, lejos de la tentación.
Pasó las manos por su cabello y gimió suavemente.
—No fue mi intención ir tan lejos.
—Yo también lo siento—susurró Brittany antes que las lágrimas cerraran su garganta.
No pudo decir más.
—Por favor, no hagas eso—suplicó Santana—Por favor, no llores. Todo esto es mi culpa. Dejé que fuera demasiado lejos.
Brittany negó con la cabeza, pero aun así, las palabras no salieron.
Se dejó caer en el sofá y tiró su camiseta hacia abajo. Las manos le temblaban y cubrió su rostro con ellas.
—Por favor, Britt—suplicó Santana.
Brittany finalmente levantó su rostro lleno de lágrimas hacia Santana y se sorprendió por el arrepentimiento genuino que encontró ahí.
—Creo que sólo quiero que te vayas, San.
Ante la angustia que cruzó el rostro de Santana, Brittany extendió una mano y capturó los dedos de Santana.
—Sólo necesito estar sola y ordenar todo esto. No estoy enojada contigo. No puedo estar enojada contigo, fui yo quien quiso esto.
—Yo también lo quería—susurró Santana.
—Lo sé. Eso es lo que me da miedo, San.
Brittany no podía recordar, simplemente su plan para el día de los colonos había salido disparado por la ventana.
No había visto ni hablado con Santana y se suponía que podría pasar el domingo en el parque sin mirar por encima de su hombro, preocupándose acerca de dónde estaba Santana.
Pero no.
—Ella dijo que le encantaría venir—dijo Nana—Y no puedo creer que no la llamaras.
—Lo olvidé—mintió Brittany.
—Bueno, ella dijo que había estado muy ocupada. Es por eso que no había venido. Imagina mi sorpresa al encontrarla en el camino—dijo Nana y divagó acerca de encontrarse con Santana en el lago y como había logrado ver su boceto, pero Brittany sólo fingía escuchar.
Habían pasado cinco días desde que la había visto.
Cinco días desde que la había besado.
¡Oh, Señor!
No de nuevo.
Apenas podía pasar el día sin recordar vívidamente su beso, sin que su cuerpo traidor aún respondiera.
Ahora tendría que verla.
Tendría que hablar con ella.
Conociendo a Nana, también insistiría en que Santana se sentara y comiera con ellas.
—Por cierto, ella preguntó por ti—dijo Nana.
Brittany levantó la cabeza.
—¿Qué le dijiste?
—Bueno, le dije que estuviste enferma un día, pero que ahora te sentías mejor—dijo Nana y Brittany cerró los ojos y gimió en silencio—También tenemos que invitarla a cenar nuevamente. Está demasiado delgada—dijo Nana.
Brittany abrió la boca para hablar, para decirle a Nana que no, no quería que Santana cenara con ellas, pero Nana había vuelto a la torta que estaba adornando.
Brittany frotó sus sienes y suspiró.
Podía superar esto.
Sólo un día.
Santana no sacaría a relucir el beso, Brittany lo sabía.
Si Santana hubiera querido insistir sobre el tema, habría ido a la tienda en algún momento durante los últimos cinco días.
¿Qué había estado pensando Santana, de todos modos?
¿Por qué se había mantenido al margen?
Bueno, Brittany sabía por qué.
Santana pensaba que Brittany había estado jugando con ella.
Santana pensaba que Brittany solo tenía curiosidad.
Y la había tenido, se dijo a sí misma.
¡Eso era todo!
Pero no había estado jugando con ella, tonteando con ella.
Brittany nunca haría eso.
No era de las que tomaban el pelo.
Había estado simplemente… ¿qué?
¿Atraída?
No, no le gustaba esa palabra.
No se sentía atraída por Santana, insistió ella obstinadamente.
Simplemente estaba experimentando.
¡Sí, esa era una palabra mucho más segura!
Después de mucha preocupación sobre qué ropa ponerse, Nana estaba lista para irse.
Brittany simplemente metió su camiseta dentro de sus pantalones cortos y encontró un par de limpios zapatos deportivos.
—A mi edad, los pantalones cortos son un poco casuales—se quejó Nana.
—¡Dios mío, Nana! Es un día de campo. No uses un vestido.
—No me gustaría que la gente hablara—dijo Sue y miró el par de pantalones cortos que Brittany colocó en su cama.
—Todo el mundo tendrán pantalones cortos. Ahora deja de preocuparte—dijo Brittany—Y ponte un calzado cómodo, también.
—Oh, Britt ¿estás segura?
Brittany había rodado sus ojos al techo y asintió con la cabeza.
Nana siempre había estado preocupada por lo que pensaran otras personas.
Cargaron en el coche de Nana las dos tortas y el plato de ensalada de patatas que habían ofrecido llevar voluntariamente y Brittany condujo por la ciudad, ahora llena de coches y se dirigieron al parque.
—Parece que hoy hay un montón de gente en la ciudad—dijo Nana—Tal vez tendremos una gran cantidad de público este año.
—Bueno, el clima es magnífico—dijo Brittany.
Y así era.
Un cielo despejado y azul y ni siquiera una pizca de brisa.
Clima perfecto de verano.
—Espero que Santana pueda encontrarnos—dijo Nana.
Espero que no, pensó Brittany.
Oh, eso era cruel.
Le gustaba Santana, realmente le gustaba.
Si no fuera por… bueno, si no fuera por lo que había pasado entre ellas, pensaba que podrían ser buenas amigas.
Que eran amigas.
Pero Brittany lo había arruinado por su… experimento.
El parque se estaba empezando a llenar y dejaron el coche a la sombra de un abeto gigante.
Brittany equilibró las dos tortas mientras Nana llevaba el pastel. Nana saludó a sus amigos al pasar y se sonrojó cuando el Sr. Arnold alabó su atuendo.
—Ves, te dije que la gente se daría cuenta—dijo Nana en voz baja.
—Fue un cumplido—dijo Brittany con una sonrisa—Además, él usa pantalón corto.
—Bueno, eso es diferente—dijo Nana.
Brittany rió.
—Oh, sí. Es un hombre. Él puede estar cómodo.
—¡Susan!
—Oh, Nana. Te ves muy bien. Deja de preocuparte.
Pero Brittany era la que estaba preocupada.
Miró a su alrededor, temiendo que Santana estuviera ahí, esperando.
Las personas ya estaban calentando las parrillas surtidas, preparando las hamburguesas y una pequeña multitud estaba reunida por los barriles de cerveza, pero no había ni rastro de Santana.
Dejó escapar un suspiro de alivio, agradecida de haberse salvado al menos un poco más.
Nana se mezcló con sus amigos y Brittany se alejó, evitando a los niños que corrían y jugaban en el parque.
Un escenario temporal se había establecido y la banda ya estaba ahí afinando sus guitarras, preparándose para más adelante.
Los vendedores habían establecido sus mercancías a lo largo de la calle y Brittany pensó que se parecía más a un mercado de pulgas que a un día de campo, pero aun así, traía dinero a la ciudad.
Brittany se dio la vuelta y se dirigió nuevamente donde había dejado a Nana y su corazón saltó a su garganta.
Santana estaba ahí, hablando con Nana, riéndose de algo que Nana le había dicho y Brittany se detuvo y miró.
No la habían visto, Santana no la había visto y dejó que sus ojos viajaran sobre Santana lentamente y mientras lo hacía, cada momento que había estado en los brazos de Santana volvieron a ella con total nitidez.
Todavía podía imaginar su boca en ella, su sabor, todavía sentía su lengua deslizándose sobre la suya.
Gimió y cerró sus ojos con fuerza, dispuesta a alejar sus pensamientos. Los abrió nuevamente y se obligó a moverse.
Nana levantó la vista y saludó a Brittany quien forzó una sonrisa mientras se acercaba.
—Mira a quien he encontrado—dijo Nana.
Hubo un momento de incómodo silencio entre ellas mientras sus ojos se encontraban, entonces Santana sonrió y se volvió hacia Nana.
—No me di cuenta que esto era algo muy importante—dijo Santana.
—Bueno, no sé si son las hamburguesas o la cerveza a un dólar lo que les atrae—dijo Nana.
—O tal vez el pastel que estabas mencionando—dijo Santana y entonces miró a Brittany—¿Cómo has estado?—preguntó.
Brittany tragó nerviosamente y asintió con la cabeza.
—Bien.
Santana asintió, también.
—¿Has estado trabajando?—preguntó Brittany.
—Sí. Mucho—dijo Santana—He estado fuera toda la mañana y la tarde. Los amaneceres han estado muy hermosos.
—Le decía a Santana que debía llevarte alguna mañana de estas para que vieras la salida del sol. Has visto su boceto de las noches, pero el lago que hizo esta mañana era simplemente hermoso—dijo Nana.
Los ojos de Brittany se abrieron y miraron a Santana, pero sus ojos no revelaron nada, sólo una ligera diversión por las palabras de Nana.
—Bueno, ya me conoces… no soy precisamente una persona mañanera—dijo Brittany.
—Oh, tonterías. Debes hacerlo una vez. Ella es muy buena—dijo Nana.
Brittany asintió, sabiendo perfectamente lo buena que era y no estaba pensando en el dibujo.
Brittany tragó saliva, sintiendo los ojos de Santana sobre ella, pero cuando levantó la vista, Santana estaba mirando a Nana.
Brittany estaba agradecida.
No quería mirarla.
No podía.
No cuando todavía se sentía… algo.
Atraída, gritó su cuerpo, pero ella lo ignoró.
No, no me siento atraída por Santana.
Sólo… algo.
Pero Santana estaba siendo amable ¿no era así?
No había ningún indicio en sus palabras o acciones de que alguna vez hubiera habido la más mínima indiscreción por parte de Brittany.
Brittany frunció el ceño.
¿Había pasado los últimos cinco días preocupándose por nada?
¿El beso había afectado tan poco a Santana que ni siquiera había pensado un segundo en él?
No.
Brittany recordaba esa noche demasiado bien.
Recordaba la mirada en los ojos de Santana.
Recordaba sus palabras.
—Te deseo
—¿Britt?
—¿Hmmm?—murmuró Brittany mirando a Nana.
—Dije que deberías llevar a Santana por una cerveza. Y tráeme un té helado, por favor. Voy a ayudar a las mujeres a cortar las tortas.
Nana las dejó ahí de pie y Brittany miró nerviosamente a Santana.
—¿Quieres una?—preguntó Brittany.
—Sí, por favor.
Se alejaron en silencio, dejando un amplio espacio entre ellas y Brittany maldijo su nerviosismo.
¿Qué pensaba?
¿Qué Santana la arrastraría entre sus brazos y continuaría lo que habían comenzado esa noche?
Señor… sentía como su pulso latía en su garganta causando estragos en sus sentidos.
Estaba teniendo dificultades para respirar y abrió la boca ligeramente, tragando aire fresco.
Santana metió sus manos en sus pantalones cortos y miró al frente, sin atreverse a mirar a Brittany.
Sabía que Brittany estaba incómoda.
Demonios, ella estaba incómoda.
Tenían que hablar.
Debieron haber hablado antes de hoy, se dio cuenta.
—¿Brittany?
—¿Qué?
—Si dijera que lo siento…
—¿Por qué deberías sentirlo?—preguntó Brittany—Soy yo quien debe disculparse. Fui yo quien lo empezó—dijo en voz baja—Y lo siento.
—Está bien.
Brittany se volteó y se atrevió a mirarla a los ojos.
—Santana, nunca quise… no estaba jugando contigo. Nunca haría eso.
San asintió y Brittany alejó sus ojos.
—No iba a venir hoy, pero Sue insistió—explicó Santana—Sé que estarías más cómoda si yo no estuviera aquí.
—Estoy… bien—dijo Brittany—Prácticamente lo he olvidado, en realidad—mintió.
—Bien. Yo también—dijo Santana fácilmente.
Brittany se mordió el labio inferior.
Así que no había significado nada para Santana, después de todo.
Probablemente hacía ese tipo de cosas todo el tiempo.
Mujeres hetero, como ella, probablemente siempre estaban… experimentando con Santana.
¡Oh, Jesús, detente!
Quieres que Santana lo olvide ¿no es así?
—Te invito a una cerveza—dijo Brittany y metió la mano en los bolsillos en busca de dinero—Hola. Quinn. Dos, por favor—dijo.
—¿Cómo estás, Brittany?—preguntó Quinn.
—Bien ¿Cómo está Rachel?
—Oh, está a punto de estallar en cualquier momento—dijo Quinn—Sus tobillos están tan hinchados que no pudo venir y se quedó con Kitty, pero Bárbara y Charlie están por ahí jugando.
—¿Este va a ser el número cuatro?—preguntó Brittany.
—Sí. Vamos a seguir intentando hasta que tengamos un niño y si el que viene es niña, la que quedara embarazada seré yo otra vez—dijo mientras les entregaba las cervezas.
—Gracias, Quinn. Dile a Rachel que le mandé saludos.
—Lo haré.
Se alejaron y Brittany abrió los ojos.
—Cuatro ¿Te imaginas? Quinn fue la primera en quedar embarazada y tuvo a Charlie y es una mezcla perfecta de ambas, morena de ojos verdes. Luego fue el turno de Rachel, que tuvo a Bárbara es morena y de ojos marrones, igual a ella. Luego, lo volvieron a intentar y Quinn quedo embarazada y ahí nació la pequeña Kitty, que es igual a ella. Son tan lindas.
—Me lo imagino, pero esperemos que sea un niño, por amor a ambas— dijo Santana y le guiñó un ojo a Brittany y sonrió.
—Es verdad—Brittany estuvo de acuerdo, tratando de ignorar el aleteo en su estómago.
Encontraron a Nana y le dieron el té helado que había solicitado, luego las despidió con un gesto.
—Britt, enséñale a Santana algunos de los puestos. Suelen tener arte, aunque dudo que sea de la misma clase que el de ella—dijo Nana.
Santana rió.
—Sue, difícilmente soy famosa.
—Tonterías—dijo Sue—Has estado en una revista. Eso es ser famoso—volvió a su pastel—No tarden mucho—les dijo—Voy a reservar una mesa para nosotras.
Brittany rió y dirigió a Santana, sacudiendo la cabeza.
¡Nana era una niña!
—Ella es algo especial—dijo Santana.
—Sí. Y ella piensa muy bien de ti, por cierto—dijo Brittany.
Santana levantó las cejas y sonrió.
—¿Supongo que en realidad no ha leído el artículo?
—No. No sabe nada acerca de tu vida personal…—dijo Brittany.
—Bien.
—Ella lo entendería, ya sabes, conoce a Quinn y Rachel—agregó Brittany.
—Lo sé.
Caminaron por los puestos, haciendo una pausa de vez en cuando para recoger algunas de las artesanías que se exhibían.
Había unas cuantas pinturas y Santana las estudió mientras Brittany la miraba.
Era más seguro mirarla cuando Santana no era consciente, pensó Brittany.
Y ella la miraba.
Por mucho que lo intentara, no podía evitar que sus ojos recorriesen su cuerpo, sus delgadas piernas, más allá de sus pantalones cortos y haciendo un alto repentino en la familiar camiseta metida dentro.
Era dolorosamente obvio para ella que Santana no llevaba sujetador y sus ojos se negaban a alejarse de sus pechos.
Su aliento quedó atrapado y tragó con dificultad, finalmente levantó sus ojos y se ruborizó cuando Santana la descubrió mirándola fijamente.
Santana mantuvo atrapada la mirada de Brittany durante varios segundos embarazosos, entonces, con una elevación de una ceja, la liberó.
Brittany respiró nuevamente y no se atrevió a mirar a Santana.
¿Qué es lo que te pasa?
Se sentía totalmente fuera de control y sus manos temblaban mientras llevaba su vaso de cerveza a sus labios.
¡Dios, estaba mirando los pechos de una mujer!
¿Se había vuelto loca?
—Creo que necesito otra cerveza—dijo Santana.
—Yo también—murmuró Brittany.
¡Estaba ardiendo y sabía que no tenía nada que ver con los días de verano!
Encontraron a Nana sentada en una mesa, dos sillas reservadas para ellas y Santana esperó cortésmente hasta que Brittany se sentó en la banqueta.
—¿Qué te parece?—Nana preguntó a Santana.
—Me gusta. Es divertido—dijo Santana.
Brittany estaba demasiado consciente de la mujer sentada junto a ella para participar en la conversación.
Su piel ardía donde la pierna de Santana rozaba su muslo y no podía evitar que su pulso se acelerara por sus venas.
Trató de pensar en Sam, trató de recordar cómo era darle un beso, como era hacer el amor con él, pero nada venía a ella.
El recuerdo del beso de Santana sacaba a Sam de su mente y Brittany sintió como creció su humedad mientras recordaba estar de pie junto al lago, moviéndose entre los brazos de Santana, su boca abriéndose a Santana, su propia lengua empujando violentamente dentro de la boca de Santana.
—Oh—gruñó en voz baja y cerró los ojos con fuerza.
—¿Britt?
—¿Hmmm?
—¿Estás bien?—preguntó Nana.
Brittany miró al otro lado de la mesa a Nana y sintió que se sonrojaba con vehemencia.
—Estoy bien—dijo Brittany—Sólo un poco de calor—murmuró.
—Hace bastante calor hoy. Estoy tan contenta de haberme puesto pantalones cortos—dijo Nana.
Brittany trató de escuchar como Nana le contaba a Santana sobre su mañana, pero su mente estaba en la pierna que presionaba suavemente contra la suya.
¡Dios mío, no puedo soportarlo!
¿Qué le estaba haciendo Santana?
¿No tenía idea del efecto que estaba causando en Brittany?
Brittany suspiró, disfrutando la sensación de la pierna desnuda de Santana apretada contra la suya. Se negó a preguntarse por qué no se alejaba de ese toque cálido.
Brittany estuvo tan agradecido cuando la comida estuvo lista, estaba detrás de Santana y Nana en la fila, escuchando el parloteo de Nana, mirando de vez en cuando los ojos divertidos de Santana.
¿Cómo podía actuar Santana como si nada hubiera pasado entre ellas?
¿Cómo podía estar tan poco afectada por todo esto?
Porque es lesbiana.
¡Está acostumbrada a besar a otras mujeres!
Brittany cerró los ojos con fuerza.
Bueno, ella no era lesbiana y no estaba acostumbrada a besar a otras mujeres ¡y eso le estaba volviendo absolutamente loca!
Dios, su carne se ponía de gallina sólo por estar cerca de Santana y sólo quería que el día terminara y que Santana desapareciera nuevamente dejándola en paz.
—¿Brittany?
—¿Qué?
—¿Estás bien?—susurró Santana.
—No, no lo estoy—admitió la rubia.
Sus ojos volaron hacia los de Santana y deseó no haberlo hecho.
No pudo alejarlos y sintió un tirón en el pecho mientras trataba de recuperar el aliento.
—No puedo estar cerca de ti de esta manera—susurró Brittany.
Brittany vio el breve destello de comprensión en los ojos de Santana antes de asentir.
—Lo sé. Lo siento—dijo Santana en voz baja—Es mi culpa. No debí haber venido.
—No, es…
—Britt mira, ahí están el señor y la señora Schuester ¿Los recuerdas?—Nana llamó a los Schuester pero no le escucharon—Oh, tendré que buscarlos más tarde. Sólo eras una adolescente la última vez que te vieron—dijo Nana.
—Los recuerdo—dijo Brittany con aire ausente, con los ojos aún fijos en los de Santana.
Llevaron sus platos nuevamente a la mesa, el de Santana lleno con nada más que patatas y dos pedazos de tortas y Brittany nuevamente se vio obligada a soportar sentarse cerca de Santana.
—Oh, la banda es buena este año, Britt—dijo Nana.
—Sí.
Sin embargo casi no la había escuchado.
Comió en silencio, su mente lejos de la conversación entre Santana y Nana.
Santana recogió los platos cuando todas terminaron de comer y se fue por más cerveza y Brittany levantó la mirada y sonrió a Nana.
—¿La estás pasando bien?—preguntó Brittany.
—Maravilloso—dijo Nana—¿Pero tú la estás pasando bien?
—Por supuesto.
—Has estado muy callada—dijo Nana—¿No te sientes bien?
—Me siento bien—dijo Brittany.
¿Por qué, oh, por qué Nana siempre se daba cuenta?
—¿Crees que Santana la está pasando bien?
Brittany asintió.
—Creo que sí.
¿Lo estaba?
Era difícil saberlo.
Santana también, había estado muy callada.
—Aquí tienen—dijo Santana equilibrando dos vasos de cerveza y un té helado en sus manos.
Brittany extendió la mano para ayudarla y cuando sus manos se tocaron, surgió la electricidad entre ellas, derramando la cerveza sobre la mesa.
—Dios, lo siento—murmuró Brittany limpiando el derrame con la servilleta.
—Está bien.
No podía soportarlo.
Ni un minuto.
Tenían que hablar.
Esto poco a poco la estaba volviendo loca, esta… atracción, sí, está bien, atracción, que sentía por Santana.
Y no podía aguantarlo un segundo más.
Tenía que… ¿qué?
¿Hablar?
Sí, tenía que hablar con ella sobre todo esto.
Estaba tan confundida en su interior.
Su cuerpo traidor gritaba por ser liberado, pero su mente se negaba a escucharlo.
Esto no podía estar ocurriendo.
¡Ella no era lesbiana!
¡Ni siquiera era bisexual, por amor de Dios!
Brittany se inclinó hacia Santana, hablando en voz baja para que Nana no pudiera escucharla.
—Tenemos que hablar—cuando Santana la miró, añadió—Yo tengo que hablar.
—Está bien.
Santana estuvo de acuerdo.
—¿Por qué no damos una vuelta?
Brittany asintió y se volteó hacia Nana.
—Vamos a caminar un poco, Nana ¿Estarás bien aquí?
—Por supuesto. Sigan adelante.
Caminaron hacia el Land Cruiser de Santana sin hablar y Brittany se preguntaba qué demonios le diría a Santana.
Sólo deseaba una cosa; que su corazón no latiera tan rápidamente siempre que estaba cerca de Santana.
Santana abrió la puerta a Brittany y ella se metió, recordando la última vez que había estado en la camioneta de Santana.
Habían estado conduciendo de regreso, después del beso.
No habían hablado.
Ni una palabra.
Santana se había detenido frente a la casa y Brittany casi había saltado de la camioneta en marcha.
—¿A dónde?—preguntó Santana.
—No importa—dijo Brittany.
Santana condujo lentamente por las calles desiertas y metió la mano en la consola, sacando su arrugado paquete de cigarrillos. Metió uno en su boca y luego miró a Brittany.
—No te importa ¿verdad?
—Por supuesto que no—dijo Brittany.
Santana inhaló profundamente, dejando que el humo invadiera sus pulmones, tranquilizándola.
Así que Brittany quería hablar.
Grandioso.
Justo lo que quería hacer.
Hablar sobre cómo la había besado y había jodido su vida.
—¿Por qué no vamos a mi casa?—dijo Brittany—Podemos sentarnos y hablar.
Santana vaciló.
La última cosa que necesitaba era estar a solas en la casa de Brittany.
Pero asintió con la cabeza de todos modos.
Brittany caminó rápidamente delante de Santana, de repente nerviosa por estar a solas con ella.
Tal vez debieron mantenerse en la vía y hablado en la camioneta.
Envolvió sus brazos alrededor de ella y se volteó hacia Santana en cuanto la puerta se cerró.
—No puedo dejar de pensar en ello—dijo rápidamente—¿Qué me está pasando?
—Brittany, lo siento. Nunca debí…
—Yo… te lo rogué—Brittany le recordó—Y ahora, no puedo dejar de pensar en ello—se apartó de Santana, incapaz de mirarla—Nunca he pensado en una mujer anteriormente, no de esta manera.
Recordó a Holly.
No, nunca había sido así con Holly.
Ella no lo había permitido.
Pero tal vez, si hubiera continuado viéndola, podría haber evolucionado hacia una atracción sexual.
¿A quién quería engañar?
Era atracción sexual.
Solo que no pudo admitirlo en ese tiempo.
—Brittany, no sé qué quieres que diga.
Brittany miró los ojos negros llenos de pesar y negó con la cabeza lentamente.
No era culpa de Santana.
—Hubo una vez una mujer—dijo Brittany en voz baja—Acababa de salir de la universidad. Ella era mi jefe. En ese entonces, pensé que era simple amistad. Pasamos mucho tiempo juntas, pero no permití que mis sentimientos evolucionaran a algo más. Ella quería más pero yo no pude… no sabía. Conocí a Sam poco después de eso.
Santana se quedó sin aliento.
Eso, no lo esperaba.
—Pero no soy lesbiana—susurró Brittany—Yo… no lo soy. No quiero estos sentimientos.
—Está bien. No lo eres—dijo Santana tratando de decir las palabras que ella pensaba y Brittany quería escuchar—Tal vez sólo estás cuestionando tu amor por Sam y esto era… algo para probar.
—¿Es eso lo que piensas?—preguntó Brittany.
Podría ser cierto.
Quería que fuera verdad.
Santana se acercó y se paró frente a la ojiazul.
—Brittany, sólo fue un beso. No te toqué—dijo Santana—Ni siquiera estábamos cerca de… algo.
—¿No lo estábamos?—susurró Brittany.
Sentía como si estuviera en un sueño.
Sus ojos se nublaron y todo lo que pudo ver fue a ellas dos, como habían estado esa noche.
Recordó las manos de Santana descansando justo debajo de sus pechos.
Recordó cómo su cuerpo había suplicado a las manos de Santana que se movieran sobre él, cómo había suplicado a Santana tocar sus pechos.
Recordó cómo había imaginado la boca de Santana en ellos, como había imaginado las manos de Santana… en ella, sus dedos dentro de ella.
Levantó la vista hacia Santana y sintió la subida y caída de su pecho mientras trataba de seguir el ritmo irregular de su respiración.
No entendía la necesidad que le quemaba y que estaba consumiendo su cuerpo, moviéndose a través de ella con cada respiración irregular, situándose en el fondo de su estómago y exigiendo alivio.
—Britt… por favor no me mires de esa manera—susurró Santana.
Brittany tragó el nudo en su garganta, pero sus ojos se negaron a alejarse de Santana.
—Esto es una locura, lo que estoy sintiendo—murmuró Brittany.
Su lengua salió y humedeció sus labios y los ojos de Santana le siguieron. Brittany gimió bajo la mirada de Santana y dio un paso hacia ella.
—Bésame otra vez—le suplicó—Muéstrame que no hay nada aquí, San. Muéstrame que lo imaginé todo.
Santana meneó la cabeza, no, pero las manos de Brittany ya la estaban tocando, ya estaban subiendo por sus brazos hacia su cuello.
—San, por favor—susurró mientras se sintió atraída por el cuerpo cálido de Santana.
Santana no podía haberse negado incluso si Sue hubiera elegido ese momento para caminar entre ellas.
Sus manos fueron rápidamente al rostro de Brittany y lo acunó, atrayendo la boca de Brittany hacia la de ella.
Brittany entreabrió sus labios húmedos y Santana los devoró con avidez, su resolución desapareció con el roce de la lengua de Brittany contra la suya.
Las manos de Brittany se agarraron con fuerza en los hombros de Santana, segura que iba a desmayarse por la intensidad de todo.
Su sangre latía en sus oídos y no podía respirar.
Entonces la boca de Santana se volvió gentil y pudo respirar nuevamente y quiso aspirar a Santana para meterla dentro de ella. Sus manos se movieron sobre la espalda de Santana y la presionó acercando su cuerpo, sus caderas se movieron instintivamente contra Santana.
—Querido Dios, San—susurró cuando finalmente fue capaz de alejarse, cuando finalmente fue capaz de alejar sus labios de Santana.
Casi.
—Lo siento—murmuró Santana y trató de retroceder, pero Brittany la abrazó.
—No te detengas—suplicó Brittany y su boca fue por más.
Un beso más, un toque más de su lengua.
—Britt, no—dijo Santana.
Mantuvo a Brittany a un brazo de distancia.
—¿Qué estamos haciendo?—susurró Santana.
Brittany permaneció ahí, con la respiración agitada mientras miraba a Santana.
—Sé que no debería sentir de esta manera, pero lo hago, San.
Brittany se acercó y tomó una de las manos de Santana y la llevó hacia sus pechos sin pensar.
—Oh, Jesús—murmuró Brittany—Oh, Dios mío.
Sus ojos se cerraron cuando sintió la mano de Santana cerrándose sobre su pecho, cuando sintió el pulgar de Santana acariciando su pezón erecto.
La mente de Santana le gritaba que se detuviera, pero su cuerpo no quiso escuchar.
Ambas manos ahuecaron los pechos de Brittany y su boca encontró una vena palpitante en el suave cuello que fue expuesto.
Brittany se apretó aún más, deseando desplazar todos los demás pensamientos.
Sus sueños no hacían justicia al placer que Santana le estaba provocando.
Fue a través de una niebla espesa que sintió como su camisa era sacada de sus pantalones cortos, como unas cálidas manos tocaban su piel caliente.
No detuvo las manos que se movieron sobre su piel, manos que empujaban con impaciencia su sujetador quitándoselo.
Santana tenía que tener su boca ahí.
Había perdido todo sentido de la decencia.
Ya no le importaba si lo que estaban haciendo estaba mal o no.
—Oh, San, sí
Brittany suspiró cuando sintió el roce de la lengua húmeda sobre su pezón.
Atrajo a Santana aún más cerca, jadeando cuando la cálida boca de Santana se cerró sobre ella, chupando suavemente su pezón, conduciéndola a la locura por el deseo.
Sus ojos se cerraron mientras sostenía a Santana contra su pecho.
Sus piernas se abrieron instintivamente y se presionan con fuerza sobre el muslo de Santana.
Fue entonces, cuando el deseo se disparó a través de ella justo hacia su centro, dificultando su agarre contra Santana, se dio cuenta de lo lejos que habían llegado, que tan rápidamente había perdido el control.
Fue entonces cuando el miedo sustituyó el deseo.
—No—susurró Brittany—No, Santana.
Santana inmediatamente se apartó, con los ojos nublados por el deseo.
—Oh, Jesús, lo siento, Britt—dijo rápidamente, alejándose de Brittany, lejos de la tentación.
Pasó las manos por su cabello y gimió suavemente.
—No fue mi intención ir tan lejos.
—Yo también lo siento—susurró Brittany antes que las lágrimas cerraran su garganta.
No pudo decir más.
—Por favor, no hagas eso—suplicó Santana—Por favor, no llores. Todo esto es mi culpa. Dejé que fuera demasiado lejos.
Brittany negó con la cabeza, pero aun así, las palabras no salieron.
Se dejó caer en el sofá y tiró su camiseta hacia abajo. Las manos le temblaban y cubrió su rostro con ellas.
—Por favor, Britt—suplicó Santana.
Brittany finalmente levantó su rostro lleno de lágrimas hacia Santana y se sorprendió por el arrepentimiento genuino que encontró ahí.
—Creo que sólo quiero que te vayas, San.
Ante la angustia que cruzó el rostro de Santana, Brittany extendió una mano y capturó los dedos de Santana.
—Sólo necesito estar sola y ordenar todo esto. No estoy enojada contigo. No puedo estar enojada contigo, fui yo quien quiso esto.
—Yo también lo quería—susurró Santana.
—Lo sé. Eso es lo que me da miedo, San.
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Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
en estos momentos estoy odiando a Brittany con todas mis fuerzas, hace parecer a Santana como la violadora. Que se busque a Sam Evans y se saque las ganas y a Santana de la cabeza, que la deje en paz, mojigata de m..... palabras de alto impacto es lo que quiero decir y escribir con todo esto que he leido, quiero que se pierda en un lago y aparezca hasta que santana haya hecho su trabajo ahi, buscamele una pareja a santana alquien con quien la pase bien, asi britt ve en su propia cara de lo que se perdio, meteme en la historia, meteme en la historia asi hago mis fantansias reales de una vez .
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
jajaja me hizo reir el comentario anterior, muy bueno!!!
mas o menos pienso lo mismo!!!!
mas o menos pienso lo mismo!!!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
Hola morra..
Odio olimpicamente a britt ahora...en serio dejarla así a san...
Que haga un pozo se unda ahí y deje de joder....
A ver que pasa ahora?? A ver como se martiriza sola.. Por boluda!!!
Nos.vemos!!!
Odio olimpicamente a britt ahora...en serio dejarla así a san...
Que haga un pozo se unda ahí y deje de joder....
A ver que pasa ahora?? A ver como se martiriza sola.. Por boluda!!!
Nos.vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
Aaaaagggghhhhh! Tonta, tonta, tonta... odio a Britt! enserio, que se decida luego! Osea, si, esta bien, las mujeres somos indecisas pero por favoooooooor D: esto es demasiado!
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
marthagr81@yahoo.es escribió:en estos momentos estoy odiando a Brittany con todas mis fuerzas, hace parecer a Santana como la violadora. Que se busque a Sam Evans y se saque las ganas y a Santana de la cabeza, que la deje en paz, mojigata de m..... palabras de alto impacto es lo que quiero decir y escribir con todo esto que he leido, quiero que se pierda en un lago y aparezca hasta que santana haya hecho su trabajo ahi, buscamele una pareja a santana alquien con quien la pase bien, asi britt ve en su propia cara de lo que se perdio, meteme en la historia, meteme en la historia asi hago mis fantansias reales de una vez .
Hola, mmmm =/ Esk igual para britt todo esto es nuevo, es como "te quiero y siento cosas... pero no pude ser, pero no me improta" y esas jajajaajaja. XD ajajajjajajaja o no¿? jajajaaja jajajaajajaj. Jajajajaajjaaj esperemos y no sea necesario y britt recapacite, no¿? Saludos =D
monica.santander escribió:jajaja me hizo reir el comentario anterior, muy bueno!!!
mas o menos pienso lo mismo!!!!
Hola, jajajajaajajajaj xD jajajajaja, yo creo q igual es raro para britt =/ solo espero y haga bn las cosas jajajajaja. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra..
Odio olimpicamente a britt ahora...en serio dejarla así a san...
Que haga un pozo se unda ahí y deje de joder....
A ver que pasa ahora?? A ver como se martiriza sola.. Por boluda!!!
Nos.vemos!!!
Hola, mmmm nose yo igual pienso que todo tiene q ser muy confuso para ella =/ Espero y haga bn las cosas. Saludos =D
Susii escribió:Aaaaagggghhhhh! Tonta, tonta, tonta... odio a Britt! enserio, que se decida luego! Osea, si, esta bien, las mujeres somos indecisas pero por favoooooooor D: esto es demasiado!
Hola, jajajajajaja sigo dciendo lo mismo, pienso que esta confndida de un rato para otro sientas cosas por alguien de al nada... solo espero que haga las cosas bn... Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Cap 16
Capitulo 16
Brittany yació en cama durante mucho tiempo, esperando el sueño.
Descansó un brazo sobre sus ojos, queriendo esconderse de la humillación que sentía.
¿Qué pensaría Santana de ella?
Que era una provocadora, admitió Brittany.
Nada más que una maldita provocadora.
Pero no había sido intencional, pensó la rubia.
No lo había sido.
Simplemente había perdido el control.
En presencia de Santana, parecía ocurrirle muy a menudo.
¿Realmente había estado la boca de Santana sobre su pecho o lo había imaginado?
Sí y ahora sus pezones se endurecían solo de pensar en ello.
Por un momento, simplemente se había perdido a sí misma en el toque de Santana. Por un momento, se dejó llevar y dejó que sus sentimientos reinaran plenamente.
Pero había vuelto en sí, gracias a Dios y Santana se había detenido cuando ella se lo pidió.
¿Qué era lo que quería de Santana?
¿Qué necesitaba de ella?
—Quiero hacer el amor con ella—susurró Brittany—Lo quiero. Quiero todo de ella.
Giró la cabeza en la almohada, deseando que estos sentimientos desaparecieran.
No quería desear a Santana.
No quería sentir estos sentimientos por una mujer.
Pero lo sentía.
No podía negarlo por más tiempo.
Esto le estaba volviendo loca.
Mañana, iría con ella.
Iría con Santana y le rogaría que hiciera el amor con ella si quería hacerlo.
Santana la había deseado esta noche, Brittany lo sabía.
Podía sentirlo, lo veía en sus ojos.
Tal vez Santana podría darle la liberación que su cuerpo ansiaba.
Descansó un brazo sobre sus ojos, queriendo esconderse de la humillación que sentía.
¿Qué pensaría Santana de ella?
Que era una provocadora, admitió Brittany.
Nada más que una maldita provocadora.
Pero no había sido intencional, pensó la rubia.
No lo había sido.
Simplemente había perdido el control.
En presencia de Santana, parecía ocurrirle muy a menudo.
¿Realmente había estado la boca de Santana sobre su pecho o lo había imaginado?
Sí y ahora sus pezones se endurecían solo de pensar en ello.
Por un momento, simplemente se había perdido a sí misma en el toque de Santana. Por un momento, se dejó llevar y dejó que sus sentimientos reinaran plenamente.
Pero había vuelto en sí, gracias a Dios y Santana se había detenido cuando ella se lo pidió.
¿Qué era lo que quería de Santana?
¿Qué necesitaba de ella?
—Quiero hacer el amor con ella—susurró Brittany—Lo quiero. Quiero todo de ella.
Giró la cabeza en la almohada, deseando que estos sentimientos desaparecieran.
No quería desear a Santana.
No quería sentir estos sentimientos por una mujer.
Pero lo sentía.
No podía negarlo por más tiempo.
Esto le estaba volviendo loca.
Mañana, iría con ella.
Iría con Santana y le rogaría que hiciera el amor con ella si quería hacerlo.
Santana la había deseado esta noche, Brittany lo sabía.
Podía sentirlo, lo veía en sus ojos.
Tal vez Santana podría darle la liberación que su cuerpo ansiaba.
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Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Cap 17
Capitulo 17
Brittany permaneció de pie nerviosamente al lado de su coche, con los ojos muy abiertos.
Le temblaban las piernas y no estaba segura que pudiera incluso caminar hacia la cabaña.
Tragó saliva, con la mano apoyada en su coche.
Tal vez sólo debería irse.
Tal vez esto era un error.
¿Por qué estaba tan ansiosa de perturbar su vida?
¿Cambiarlo todo?
Ya había cambiado.
Nunca podría regresar a la vida que tenía.
Pero no estaba contenta con su vida ¿no era así?
¿No había estado buscando todos estos años?
¿Buscando qué?…no lo había sabido.
No hasta que conoció a Santana.
Ahora lo sabía.
La quería a ella.
Se acercó a la puerta, su mano temblaba mientras llamaba ligeramente. Entonces escuchó los pasos, Santana estaba ahí, sosteniendo la puerta abierta.
Sus miradas se encontraron y su aliento quedó atrapado en su pecho.
Santana estaba descalza ante ella, una vieja camiseta manchada de pintura colgaba sobre sus pantalones cortos azules y desteñidos.
—Brittany… ¿qué estás haciendo aquí?—preguntó Santana en voz baja.
—Tenía que venir. Sabías que lo haría—la más joven la acusó.
Se miraron, ni hacer un intento de moverse.
—¿Puedo pasar?—preguntó Brittany finalmente.
Santana dio un paso atrás, dejando que Brittany pasara y cerró la puerta tras ella.
—He estado pensando… pensando en nosotras—dijo Brittany en voz baja.
Se dio la vuelta y se quedó sin aliento.
Un deseo ardiente quemaba los ojos de Santana.
—No debiste haber venido—dijo Santana.
—Te deseo, San—dijo Brittany simplemente.
Como le gustaba a Santana que Brittany le digiera así.
Pero no podía caer.
—No, no puedo hacer esto—dijo Santana—No me detendré la próxima vez.
—No quiero que te detengas—susurró Brittany.
—Brittany, escucha lo que dices.
—Por favor, San… no vas a hacer que te ruegue ¿verdad?
—No sabes lo que estás haciendo—dijo Santana.
—No, tienes razón. No lo sé. Y tengo un miedo terrible.
Santana rió nerviosamente.
—Entonces ¿por qué?
—Te deseo, San. Quiero hacer el amor contigo—dijo en voz baja y vio como Santana trago saliva nerviosamente.
—No quiero que me odies, Britt… y lo harás.
—No, no lo haré. Tú también me deseas. Puedo verlo en tus ojos—susurró Brittany.
Santana se acercó a la rubia y agarró sus manos.
—Sí, te deseo. Es sólo que no quiero hacerte daño.
Y no quiero que me hagas daño, añadió en silencio.
—Quiero que seas la única, San. Quiero que me enseñes.
Las manos de Brittany se apoderaron de las manos de Santana con fuerza.
—Por favor, San.
Santana dejó a un lado su protesta silenciosa.
Los ojos de Brittany le estaban suplicando y Santana ignoró las señales de alarma en su cabeza y bajó la boca y capturó los labios de Brittany, labios que se abrieron para ella.
Sintió el temblor de las manos de Brittany cuando las llevó hacia sus brazos y Santana alejó su boca.
—No tengas miedo, Britt—suplicó Santana.
—Lo tengo. Estoy muerta de miedo. No sé qué hacer—dijo Brittany—Cómo tocarte.
—Te voy a enseñar—dijo Santana con suavidad.
Sus manos ahuecaron el rostro de Brittany y su beso fue suave, apacible. Pero cuando la lengua de Brittany salió al encuentro de la suya, la boca de Santana se volvió hambrienta y gimió contra la boca de Brittany, succionando su lengua dentro de su boca.
Sus respiraciones se aceleraron y se apartaron, ambos pechos agitados por el deseo.
Brittany levantó la mano y tocó la mandíbula contraída de Santana, tranquilizándola.
—También tienes miedo—dijo Brittany con asombro.
—Sí.
—¿Por qué?
—No quiero que esto sea un error—susurró Santana.
—Sería un error ignorar esta atracción.
Santana agarró la mano de Brittany y la llevó al dormitorio. El sol de la tarde se había ido, dejando la habitación en sombras.
Brittany permaneció quieta, pero sus manos temblaban incontrolablemente en las manos de Santana.
Nunca había estado más nerviosa en toda su vida.
Santana sabía que probablemente esto sería un error, pero no pudo evitarlo.
No esta vez.
Quería lo que iba a suceder.
Llevó sus manos a la cintura de Brittany y sacó la camisa de sus pantalones cortos.
El aliento de Brittany salió de ella cuando Santana deslizó la camisa por su cabeza. Brittany levantó los ojos hacia los de Santana mientras Santana desabrochaba su sujetador y Brittany lo dejó caer al suelo.
Se mantuvo de pie observando como el rostro de Santana se suavizaba y notó que las manos de Santana también temblaban cuando las extendió para tocarla.
Sus manos se detuvieron y Brittany vio como los ojos de Santana se cerraban con fuerza.
—¿San?
—Oh, Dios, yo… es que te deseo tanto—murmuró Santana.
Tenía que ir despacio, a pesar del dolor en ella.
Finalmente poseyó los pechos llenos de Brittany con manos suaves. Brittany dejó escapar un suspiro y cerró los ojos, su cuerpo derritiéndose bajo la caricia suave de Santana.
Jadeó cuando la cálida boca de Santana cubrió su pezón erecto, tomando el pezón dentro de su boca y Brittany llevó las manos al rostro de Santana y la mantuvo allí, con la cabeza echada hacia atrás, sus ojos cerrados con fuerza.
Tan diferente a Sam, pensó locamente.
Oh y se sentía tan bien.
Como sabía sería.
Sus piernas no le soportaron un minuto más y se desplomó sobre la cama, debilitada por la boca de Santana.
—¿Britt?—preguntó Santana con incertidumbre.
—Ven a mí—dijo Brittany suavemente—Por favor.
Santana se quedó sin aliento ante la suave súplica y se movió poniéndose de pie junto a la cama, llevando el rostro de Brittany hacia ella.
La deseaba tanto, tenía que obligarse a ir despacio.
No quería asustar a Brittany, pero la deseaba más de lo que nunca antes había deseado.
Brittany estaba tranquila mientras extendía las manos y las deslizaba bajo la camisa de Santana, moviéndolas hacia su cintura cálida, tocando su piel desnuda por primera vez.
Sin embargo, su compostura se desvaneció cuando Santana agarró sus manos y las movió hacia sus pechos.
—Tócame—ordenó Santana en voz baja.
Los dedos de Brittany tocaron sus pezones endurecidos, luego poseyó sus pechos, cada uno se ajustaba fácilmente en sus manos.
Tan suave, pensó ella.
Tan diferente a un hombre.
Ella gimió deseando tocarlos con su boca y levantó la camisa de Santana, tirando de Santana hacia su boca que esperaba.
—Oh, Britt—susurró Santana y se quitó la camiseta rápidamente, permaneciendo en silencio ante ella mientras la boca de Brittany se movía hacia el otro pecho.
Las manos de Brittany fueron hacia sus pantalones cortos y luchó con el botón.
—Quítate esto, por favor—rogó Brittany.
Quería tocar su piel desnuda.
Quería verla desnuda.
Santana dejó que sus pantalones cortos cayeran al suelo y Brittany contuvo la respiración, abrumada por el deseo que sentía por esta mujer.
Era tan delgada, pero sus pequeños pechos estaban llenos, erguidos y Brittany extendió la mano, pero Santana capturó su mano.
—Ahora tu—dijo y agarró la cintura de Brittany, desabrochando sus pantalones cortos con facilidad y tirando de ellos hacia debajo de las caderas de Brittany.
Brittany permaneció quieta, sintiendo como su corazón latía con fuerza y temiendo desmayarse cuando Santana finalmente llegara a ella.
Pero sus brazos le dieron la bienvenida a Santana, moviéndose sobre sus hombros y atrayéndola hacia ella mientras Santana ponía su cuerpo desnudo en la parte superior de Brittany, moldeándose a sí misma contra Brittany.
—Oh…—Brittany cerró sus ojos, dirigiendo la boca de Santana hacia la de ella.
Todo era tan despacio.
Más despacio de lo que nunca pudo haber imaginado y sus manos acariciaron la espalda cálida de Santana, saboreando cada beso, cada roce de sus lenguas.
Entonces su exploración lenta se volvió hambrienta cuando sus labios se clamaron los unos a los otros y Brittany gimió cuando la lengua de Santana entró en su boca, explorando con cálida humedad.
Cuando Santana se deslizó más abajo, las manos de Brittany le guiaron hacia sus pechos y gimió suavemente cuando Santana los chupó con avidez.
Sus piernas se abrieron instintivamente y Santana se estableció entre ellas, presionando contra ella y Brittany se levantó a su encuentro, deseando ser tocada por la morena.
Tembló cuando la mano de Santana se movió sobre su cintura y se quedó sin respiración cuando los dedos de Santana recorrieron el triángulo suave de sus vellos, tan cerca de su deseo.
—Sí—respiró—Por favor. Necesito que me toques, San—rogó Brittany.
Había soñado este momento toda su vida y no pudo reprimir el grito que brotó de sus labios cuando los dedos de Santana se deslizaron en su humedad.
Santana quería poseerla.
Quería sus dedos profundamente en su interior. Brittany estaba muy mojada ante su contacto, casi no podía hacerlo con más lentitud.
Quería separar las piernas de Brittany y enterrar su rostro en su humedad y gimió contra el pecho de Brittany, haciendo que sus dedos fueran más lentos incluso cuando las caderas de Brittany se movían frenéticamente debajo de ella.
—San—murmuró Brittany—Oh, Dios… San.
Era divino, el suave tacto de esta mujer dentro de ella.
Santana estaba perdida, escuchar su nombre pronunciado tan maravillosamente en los labios de Brittany le hizo retirar los dedos.
Brittany gimió pero Santana fue hacia su boca y le hizo callar, besándola con fuerza.
—Lo siento. No puedo esperar—murmuró Santana—Te deseo tanto.
Se deslizó por su cuerpo, extendiendo las piernas de Brittany con sus manos y apartándolas.
—¿Qué…? ¿Qué estás haciendo?—susurró Brittany.
—Shhh.
Brittany vio su intención y se quedó sin aliento, agarrándose a los hombros de Santana mientras su cálida boca dejaba besos húmedos en su estela.
Santana se movió hacia abajo y rápidamente cubrió a Brittany con su boca, su gemido se mezclaba con el de Brittany mientras la saboreaba.
—Oh… Dios.
Las caderas de Brittany se presionaban contra el rostro de Santana y pensó que moriría de placer. Su visión se volvió borrosa y cerró los ojos mientras la lengua de Santana se movía sobre ella.
Dulce Jesús, pensó ella.
Nunca nadie le había amado de esta manera.
Sam nunca lo había intentado.
¿Era así cómo las mujeres hacían el amor?
No creía que podría soportar otro segundo y cuando la lengua de Santana se hundió profundamente en su interior, ella gritó, sus manos agarraron la cabeza de Santana con fuerza.
Sí, oh sí.
Su cuerpo temblaba desde muy adentro y la boca de Santana le succionaba, su lengua le acariciaba rápidamente y Brittany estalló en una explosión de colores, sus ojos cegados por la intensidad de su orgasmo.
Brittany gritó, con la boca bien abierta y sus caderas se sacudieron contra Santana.
Sintió su cuerpo vaciado, como si Santana estuviese succionando la vida de sus miembros y finalmente se derrumbó, dejando caer sin fuerzas sus brazos a los costados mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.
Intentó darse la vuelta avergonzada, pero su cuerpo no se movió y se permaneció ahí, mientras los sollozos movían sus hombros.
—¿Britt? ¿Dios, te hice daño?
Santana se movió a su lado y la tomó entre sus brazos. Brittany se aferró a ella, apretando sus ojos con fuerza. Enterró su cabeza en el hombro de Santana, incapaz de detener las lágrimas.
—¿Qué ocurre?
—Nunca… nunca nadie… nunca he…
Se dio por vencida y Santana la abrazó, tranquilizándola con sus manos suavemente, acariciando su cabello.
—Oh, Dios—murmuró Brittany—No creí que sería posible.
—¿Qué?
—Cómo me hiciste sentir—dijo en voz baja—Nadie…
—¿Nadie te había hecho el amor de esta manera?—preguntó Santana con suavidad.
Brittany negó con la cabeza, avergonzada.
—Entonces me alegra ser la primera—dijo Santana.
Brittany besó a Santana suavemente, probándose a sí misma en los labios de Santana.
—Enséñame cómo tocarte—dijo Brittany.
—¿Necesito enseñarte?
—Quiero que sientas como yo lo hice—dijo Brittany.
—Sabes que lo sentiré.
Brittany la miró… la miró a los ojos, viendo nubes de deseo. Y recordó lo que Santana le había dicho una vez.
Que las mujeres sabían cómo tocar a las mujeres.
Quería darle a Santana tanto placer como nunca antes había querido.
Sus manos se movieron con confianza hacia los pechos de Santana.
—Acuéstate sobre tu espalda—dijo Brittany.
Su boca se movió por el rostro de Santana, tocando sus labios suavemente, mordiendo su cuello antes de encontrar su pecho. Poseyó el pezón sensible dentro su boca y sintió como Santana se estremecía entre sus brazos.
Y, Señor, cuán maravilloso se sentía tener el pecho de esta mujer dentro de su boca.
Sí, quería darle placer a esta mujer.
Sus manos y su boca se movieron como si lo hubiesen hecho cientos de veces anteriormente. Sintió el cuerpo de Santana responder a ella y presionó a Santana bajo su peso, sus caderas se encontraron con las de Santana a un ritmo tan antiguo como el tiempo.
Su cuerpo sabía qué hacer, incluso si no lo sabía y su mano se movió entre ellas, necesitando tocar a Santana, necesitando sentir su calor.
Gimió suavemente cuando Santana tomó su mano y la colocó entre sus muslos.
La humedad de Santana la envolvió y los dedos de Brittany se movieron dentro de ella, deslizándose fácilmente sobre ella y dentro de ella.
—Sí—murmuró Santana en voz baja—Así.
Estaba tan mojada que la mano de Brittany estaba goteando con ella e igualó el ritmo de Santana, su mano se movió con el movimiento de las caderas de
Santana.
Su esencia llegó hasta Brittany y supo que quería su boca sobre ella.
Quería saborearla.
Tenía que saborearla.
Quería sentir a Santana moviéndose bajo su boca.
—Te deseo—susurró Brittany—Quiero todo de ti, San.
Con un deseo tan fuerte que no pudo controlar, su boca reemplazó rápidamente sus dedos y gimió en voz alta mientras disfrutaba la dulzura de Santana por primera vez.
Pensó tontamente que no sabía lo que estaba haciendo, que no podría darle placer a Santana, pero las manos de Santana la instaron, presionando su rostro contra ella.
—Sí, por favor. No te detengas—susurró Santana.
La lengua de Brittany se movió sobre ella, alrededor de ella y los suaves suspiros de Santana se apoderaron de ella.
Brittany hundió su rostro nuevamente en su humedad, chupándola dentro de su boca, escuchó a Santana gritar suavemente y su propio placer se apoderó de ella, amenazando con estallar nuevamente.
Su lengua le acarició con rapidez y sintió las caderas de Santana mientras se levantaban de la cama y luego Santana agarró la cabeza de Brittany con las manos y se arqueó contra ella.
—¡Britt!
La palabra fue arrancada de su boca y Santana gritó.
Brittany sintió palpitar a Santana contra su lengua y jadeó mientras su propio orgasmo llegaba rápidamente a ella otra vez.
Santana atrajo a Brittany hacia ella, besando su rostro, sus ojos, sus labios.
—Eres una amante preciosa, Britt—susurró Santana—Tan hermosa.
Brittany se sintió al borde de las lágrimas nuevamente.
En todos los años con Sam, él nunca le había dicho palabras como esas ni una vez.
Ahora no podía hablar y se acurrucó cerca de Santana, sintiendo sus labios moverse sobre su rostro.
—Te deseaba tanto—dijo Brittany—De esta manera. Te he deseado desde el primer beso—admitió a Santana y a ella misma.
—Lo sé.
—Tuve un orgasmo y ni siquiera me estabas tocando—confesó Brittany.
—Lo sé—dijo Santana nuevamente, en voz baja.
—¿Siempre es así? ¿Con las mujeres?
Santana sonrió.
¿Cuándo fue la última vez que había sentido de esta manera?
Brittany se apoyó sobre un codo, mirando los ojos de Santana.
—¿Lo es?
—Puede serlo para ti.
—¿Lo es para ti?—preguntó Brittany.
—No—admitió Santana—No es frecuentemente así para mí.
Brittany se recostó, satisfecha. Tomó la mano de Santana y la sostuvo mientras se acurrucaba contra ella, contra su calor.
—No llego a un orgasmo muy a menudo.
—¿Con Sam?—preguntó Santana con suavidad.
—No. No muy a menudo—admitió Brittany—Pocas veces, en realidad.
—Tal vez…
—No. No lo quería de esa manera—dijo Brittany—No me gustaría que él hiciera eso—susurró.
Y sabía que nunca dejaría que Sam le amara de esa manera.
Sólo podía ser Santana.
Santana sabía que debían hablar, pero sus manos no lo querían todavía.
El deseo ardió nuevamente y se preguntó si alguna vez se cansaría de tocarla. Capturó el pecho de Brittany dentro de su boca y sintió las manos de Brittany moviéndose a través de su cabello, abrazándola, murmurando palabras suaves mientras Santana chupaba con avidez su pecho.
¿Era tan receptiva con Sam de esta manera?
¿Sabía él lo que tenía?
No.
Los hombres rara vez lo sabían.
El cuerpo de Brittany ardió bajo el toque de Santana y quiso la boca de Santana en ella nuevamente, pero su orgasmo le sacudió tan de repente cuando los dedos de Santana se deslizaron dentro de ella, atrapó la mano de Santana entre sus muslos, negándose a dejarla ir.
Este dar y recibir era tan nuevo para Brittany pero su confianza creció con cada toque.
Supo instintivamente cómo tocar a Santana y sus manos se movieron sobre ella, dentro de su humedad y vio el rostro de Santana cuando gritó su nombre nuevamente, su cuerpo latía contra sus dedos.
Brittany se alejó, deseando su boca ahí nuevamente y se movió entre las piernas de Santana, su lengua llegando a ella.
—Britt…—dijo Santana con suavidad.
—Sólo quiero… sentirte de nuevo… con mi boca—murmuró Brittany contra Santana.
Santana respiró profundamente, su cuerpo entumecido se relajó cayendo sobre su espalda, dejando que Brittany se moviera sobre ella.
Cuando los brazos de Brittany rodearon sus caderas, abriendo aún más las piernas de Santana, sintió su cuerpo responder nuevamente.
Brittany se movió con tanta lentitud, con tanta dulzura sobre ella, como si todo lo que quería era saborearla, beberla hasta saciarse.
Brittany sintió la respuesta de Santana, sintió como el cuerpo de Santana se movía contra su boca y suspiró, amando la manera en la que ella podía hacer que Santana la deseara.
Su lengua jugueteaba con ella, moviéndose alrededor del deseo de Santana hasta que Santana gimió suavemente.
—Me estás volviendo loca—Santana respiró—No puedo soportarlo.
Brittany levantó la cabeza y sonrió.
—No pensé que estarías lista…,
—Lo estoy—susurró Santana.
La sonrisa de Brittany desapareció, su deseo por esta mujer le abrumaba y gimió suavemente cuando su boca se apoderó de ella nuevamente.
No podía tener suficiente de la morena e inhaló profundamente, disfrutando su esencia, separando las piernas de Santana mientras su lengua se hundía dentro de ella, luego jugueteando con la protuberancia hinchada.
—Sí… oh, por favor… Britt… rápido—susurró Santana.
Brittany lo hizo.
Le temblaban las piernas y no estaba segura que pudiera incluso caminar hacia la cabaña.
Tragó saliva, con la mano apoyada en su coche.
Tal vez sólo debería irse.
Tal vez esto era un error.
¿Por qué estaba tan ansiosa de perturbar su vida?
¿Cambiarlo todo?
Ya había cambiado.
Nunca podría regresar a la vida que tenía.
Pero no estaba contenta con su vida ¿no era así?
¿No había estado buscando todos estos años?
¿Buscando qué?…no lo había sabido.
No hasta que conoció a Santana.
Ahora lo sabía.
La quería a ella.
Se acercó a la puerta, su mano temblaba mientras llamaba ligeramente. Entonces escuchó los pasos, Santana estaba ahí, sosteniendo la puerta abierta.
Sus miradas se encontraron y su aliento quedó atrapado en su pecho.
Santana estaba descalza ante ella, una vieja camiseta manchada de pintura colgaba sobre sus pantalones cortos azules y desteñidos.
—Brittany… ¿qué estás haciendo aquí?—preguntó Santana en voz baja.
—Tenía que venir. Sabías que lo haría—la más joven la acusó.
Se miraron, ni hacer un intento de moverse.
—¿Puedo pasar?—preguntó Brittany finalmente.
Santana dio un paso atrás, dejando que Brittany pasara y cerró la puerta tras ella.
—He estado pensando… pensando en nosotras—dijo Brittany en voz baja.
Se dio la vuelta y se quedó sin aliento.
Un deseo ardiente quemaba los ojos de Santana.
—No debiste haber venido—dijo Santana.
—Te deseo, San—dijo Brittany simplemente.
Como le gustaba a Santana que Brittany le digiera así.
Pero no podía caer.
—No, no puedo hacer esto—dijo Santana—No me detendré la próxima vez.
—No quiero que te detengas—susurró Brittany.
—Brittany, escucha lo que dices.
—Por favor, San… no vas a hacer que te ruegue ¿verdad?
—No sabes lo que estás haciendo—dijo Santana.
—No, tienes razón. No lo sé. Y tengo un miedo terrible.
Santana rió nerviosamente.
—Entonces ¿por qué?
—Te deseo, San. Quiero hacer el amor contigo—dijo en voz baja y vio como Santana trago saliva nerviosamente.
—No quiero que me odies, Britt… y lo harás.
—No, no lo haré. Tú también me deseas. Puedo verlo en tus ojos—susurró Brittany.
Santana se acercó a la rubia y agarró sus manos.
—Sí, te deseo. Es sólo que no quiero hacerte daño.
Y no quiero que me hagas daño, añadió en silencio.
—Quiero que seas la única, San. Quiero que me enseñes.
Las manos de Brittany se apoderaron de las manos de Santana con fuerza.
—Por favor, San.
Santana dejó a un lado su protesta silenciosa.
Los ojos de Brittany le estaban suplicando y Santana ignoró las señales de alarma en su cabeza y bajó la boca y capturó los labios de Brittany, labios que se abrieron para ella.
Sintió el temblor de las manos de Brittany cuando las llevó hacia sus brazos y Santana alejó su boca.
—No tengas miedo, Britt—suplicó Santana.
—Lo tengo. Estoy muerta de miedo. No sé qué hacer—dijo Brittany—Cómo tocarte.
—Te voy a enseñar—dijo Santana con suavidad.
Sus manos ahuecaron el rostro de Brittany y su beso fue suave, apacible. Pero cuando la lengua de Brittany salió al encuentro de la suya, la boca de Santana se volvió hambrienta y gimió contra la boca de Brittany, succionando su lengua dentro de su boca.
Sus respiraciones se aceleraron y se apartaron, ambos pechos agitados por el deseo.
Brittany levantó la mano y tocó la mandíbula contraída de Santana, tranquilizándola.
—También tienes miedo—dijo Brittany con asombro.
—Sí.
—¿Por qué?
—No quiero que esto sea un error—susurró Santana.
—Sería un error ignorar esta atracción.
Santana agarró la mano de Brittany y la llevó al dormitorio. El sol de la tarde se había ido, dejando la habitación en sombras.
Brittany permaneció quieta, pero sus manos temblaban incontrolablemente en las manos de Santana.
Nunca había estado más nerviosa en toda su vida.
Santana sabía que probablemente esto sería un error, pero no pudo evitarlo.
No esta vez.
Quería lo que iba a suceder.
Llevó sus manos a la cintura de Brittany y sacó la camisa de sus pantalones cortos.
El aliento de Brittany salió de ella cuando Santana deslizó la camisa por su cabeza. Brittany levantó los ojos hacia los de Santana mientras Santana desabrochaba su sujetador y Brittany lo dejó caer al suelo.
Se mantuvo de pie observando como el rostro de Santana se suavizaba y notó que las manos de Santana también temblaban cuando las extendió para tocarla.
Sus manos se detuvieron y Brittany vio como los ojos de Santana se cerraban con fuerza.
—¿San?
—Oh, Dios, yo… es que te deseo tanto—murmuró Santana.
Tenía que ir despacio, a pesar del dolor en ella.
Finalmente poseyó los pechos llenos de Brittany con manos suaves. Brittany dejó escapar un suspiro y cerró los ojos, su cuerpo derritiéndose bajo la caricia suave de Santana.
Jadeó cuando la cálida boca de Santana cubrió su pezón erecto, tomando el pezón dentro de su boca y Brittany llevó las manos al rostro de Santana y la mantuvo allí, con la cabeza echada hacia atrás, sus ojos cerrados con fuerza.
Tan diferente a Sam, pensó locamente.
Oh y se sentía tan bien.
Como sabía sería.
Sus piernas no le soportaron un minuto más y se desplomó sobre la cama, debilitada por la boca de Santana.
—¿Britt?—preguntó Santana con incertidumbre.
—Ven a mí—dijo Brittany suavemente—Por favor.
Santana se quedó sin aliento ante la suave súplica y se movió poniéndose de pie junto a la cama, llevando el rostro de Brittany hacia ella.
La deseaba tanto, tenía que obligarse a ir despacio.
No quería asustar a Brittany, pero la deseaba más de lo que nunca antes había deseado.
Brittany estaba tranquila mientras extendía las manos y las deslizaba bajo la camisa de Santana, moviéndolas hacia su cintura cálida, tocando su piel desnuda por primera vez.
Sin embargo, su compostura se desvaneció cuando Santana agarró sus manos y las movió hacia sus pechos.
—Tócame—ordenó Santana en voz baja.
Los dedos de Brittany tocaron sus pezones endurecidos, luego poseyó sus pechos, cada uno se ajustaba fácilmente en sus manos.
Tan suave, pensó ella.
Tan diferente a un hombre.
Ella gimió deseando tocarlos con su boca y levantó la camisa de Santana, tirando de Santana hacia su boca que esperaba.
—Oh, Britt—susurró Santana y se quitó la camiseta rápidamente, permaneciendo en silencio ante ella mientras la boca de Brittany se movía hacia el otro pecho.
Las manos de Brittany fueron hacia sus pantalones cortos y luchó con el botón.
—Quítate esto, por favor—rogó Brittany.
Quería tocar su piel desnuda.
Quería verla desnuda.
Santana dejó que sus pantalones cortos cayeran al suelo y Brittany contuvo la respiración, abrumada por el deseo que sentía por esta mujer.
Era tan delgada, pero sus pequeños pechos estaban llenos, erguidos y Brittany extendió la mano, pero Santana capturó su mano.
—Ahora tu—dijo y agarró la cintura de Brittany, desabrochando sus pantalones cortos con facilidad y tirando de ellos hacia debajo de las caderas de Brittany.
Brittany permaneció quieta, sintiendo como su corazón latía con fuerza y temiendo desmayarse cuando Santana finalmente llegara a ella.
Pero sus brazos le dieron la bienvenida a Santana, moviéndose sobre sus hombros y atrayéndola hacia ella mientras Santana ponía su cuerpo desnudo en la parte superior de Brittany, moldeándose a sí misma contra Brittany.
—Oh…—Brittany cerró sus ojos, dirigiendo la boca de Santana hacia la de ella.
Todo era tan despacio.
Más despacio de lo que nunca pudo haber imaginado y sus manos acariciaron la espalda cálida de Santana, saboreando cada beso, cada roce de sus lenguas.
Entonces su exploración lenta se volvió hambrienta cuando sus labios se clamaron los unos a los otros y Brittany gimió cuando la lengua de Santana entró en su boca, explorando con cálida humedad.
Cuando Santana se deslizó más abajo, las manos de Brittany le guiaron hacia sus pechos y gimió suavemente cuando Santana los chupó con avidez.
Sus piernas se abrieron instintivamente y Santana se estableció entre ellas, presionando contra ella y Brittany se levantó a su encuentro, deseando ser tocada por la morena.
Tembló cuando la mano de Santana se movió sobre su cintura y se quedó sin respiración cuando los dedos de Santana recorrieron el triángulo suave de sus vellos, tan cerca de su deseo.
—Sí—respiró—Por favor. Necesito que me toques, San—rogó Brittany.
Había soñado este momento toda su vida y no pudo reprimir el grito que brotó de sus labios cuando los dedos de Santana se deslizaron en su humedad.
Santana quería poseerla.
Quería sus dedos profundamente en su interior. Brittany estaba muy mojada ante su contacto, casi no podía hacerlo con más lentitud.
Quería separar las piernas de Brittany y enterrar su rostro en su humedad y gimió contra el pecho de Brittany, haciendo que sus dedos fueran más lentos incluso cuando las caderas de Brittany se movían frenéticamente debajo de ella.
—San—murmuró Brittany—Oh, Dios… San.
Era divino, el suave tacto de esta mujer dentro de ella.
Santana estaba perdida, escuchar su nombre pronunciado tan maravillosamente en los labios de Brittany le hizo retirar los dedos.
Brittany gimió pero Santana fue hacia su boca y le hizo callar, besándola con fuerza.
—Lo siento. No puedo esperar—murmuró Santana—Te deseo tanto.
Se deslizó por su cuerpo, extendiendo las piernas de Brittany con sus manos y apartándolas.
—¿Qué…? ¿Qué estás haciendo?—susurró Brittany.
—Shhh.
Brittany vio su intención y se quedó sin aliento, agarrándose a los hombros de Santana mientras su cálida boca dejaba besos húmedos en su estela.
Santana se movió hacia abajo y rápidamente cubrió a Brittany con su boca, su gemido se mezclaba con el de Brittany mientras la saboreaba.
—Oh… Dios.
Las caderas de Brittany se presionaban contra el rostro de Santana y pensó que moriría de placer. Su visión se volvió borrosa y cerró los ojos mientras la lengua de Santana se movía sobre ella.
Dulce Jesús, pensó ella.
Nunca nadie le había amado de esta manera.
Sam nunca lo había intentado.
¿Era así cómo las mujeres hacían el amor?
No creía que podría soportar otro segundo y cuando la lengua de Santana se hundió profundamente en su interior, ella gritó, sus manos agarraron la cabeza de Santana con fuerza.
Sí, oh sí.
Su cuerpo temblaba desde muy adentro y la boca de Santana le succionaba, su lengua le acariciaba rápidamente y Brittany estalló en una explosión de colores, sus ojos cegados por la intensidad de su orgasmo.
Brittany gritó, con la boca bien abierta y sus caderas se sacudieron contra Santana.
Sintió su cuerpo vaciado, como si Santana estuviese succionando la vida de sus miembros y finalmente se derrumbó, dejando caer sin fuerzas sus brazos a los costados mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.
Intentó darse la vuelta avergonzada, pero su cuerpo no se movió y se permaneció ahí, mientras los sollozos movían sus hombros.
—¿Britt? ¿Dios, te hice daño?
Santana se movió a su lado y la tomó entre sus brazos. Brittany se aferró a ella, apretando sus ojos con fuerza. Enterró su cabeza en el hombro de Santana, incapaz de detener las lágrimas.
—¿Qué ocurre?
—Nunca… nunca nadie… nunca he…
Se dio por vencida y Santana la abrazó, tranquilizándola con sus manos suavemente, acariciando su cabello.
—Oh, Dios—murmuró Brittany—No creí que sería posible.
—¿Qué?
—Cómo me hiciste sentir—dijo en voz baja—Nadie…
—¿Nadie te había hecho el amor de esta manera?—preguntó Santana con suavidad.
Brittany negó con la cabeza, avergonzada.
—Entonces me alegra ser la primera—dijo Santana.
Brittany besó a Santana suavemente, probándose a sí misma en los labios de Santana.
—Enséñame cómo tocarte—dijo Brittany.
—¿Necesito enseñarte?
—Quiero que sientas como yo lo hice—dijo Brittany.
—Sabes que lo sentiré.
Brittany la miró… la miró a los ojos, viendo nubes de deseo. Y recordó lo que Santana le había dicho una vez.
Que las mujeres sabían cómo tocar a las mujeres.
Quería darle a Santana tanto placer como nunca antes había querido.
Sus manos se movieron con confianza hacia los pechos de Santana.
—Acuéstate sobre tu espalda—dijo Brittany.
Su boca se movió por el rostro de Santana, tocando sus labios suavemente, mordiendo su cuello antes de encontrar su pecho. Poseyó el pezón sensible dentro su boca y sintió como Santana se estremecía entre sus brazos.
Y, Señor, cuán maravilloso se sentía tener el pecho de esta mujer dentro de su boca.
Sí, quería darle placer a esta mujer.
Sus manos y su boca se movieron como si lo hubiesen hecho cientos de veces anteriormente. Sintió el cuerpo de Santana responder a ella y presionó a Santana bajo su peso, sus caderas se encontraron con las de Santana a un ritmo tan antiguo como el tiempo.
Su cuerpo sabía qué hacer, incluso si no lo sabía y su mano se movió entre ellas, necesitando tocar a Santana, necesitando sentir su calor.
Gimió suavemente cuando Santana tomó su mano y la colocó entre sus muslos.
La humedad de Santana la envolvió y los dedos de Brittany se movieron dentro de ella, deslizándose fácilmente sobre ella y dentro de ella.
—Sí—murmuró Santana en voz baja—Así.
Estaba tan mojada que la mano de Brittany estaba goteando con ella e igualó el ritmo de Santana, su mano se movió con el movimiento de las caderas de
Santana.
Su esencia llegó hasta Brittany y supo que quería su boca sobre ella.
Quería saborearla.
Tenía que saborearla.
Quería sentir a Santana moviéndose bajo su boca.
—Te deseo—susurró Brittany—Quiero todo de ti, San.
Con un deseo tan fuerte que no pudo controlar, su boca reemplazó rápidamente sus dedos y gimió en voz alta mientras disfrutaba la dulzura de Santana por primera vez.
Pensó tontamente que no sabía lo que estaba haciendo, que no podría darle placer a Santana, pero las manos de Santana la instaron, presionando su rostro contra ella.
—Sí, por favor. No te detengas—susurró Santana.
La lengua de Brittany se movió sobre ella, alrededor de ella y los suaves suspiros de Santana se apoderaron de ella.
Brittany hundió su rostro nuevamente en su humedad, chupándola dentro de su boca, escuchó a Santana gritar suavemente y su propio placer se apoderó de ella, amenazando con estallar nuevamente.
Su lengua le acarició con rapidez y sintió las caderas de Santana mientras se levantaban de la cama y luego Santana agarró la cabeza de Brittany con las manos y se arqueó contra ella.
—¡Britt!
La palabra fue arrancada de su boca y Santana gritó.
Brittany sintió palpitar a Santana contra su lengua y jadeó mientras su propio orgasmo llegaba rápidamente a ella otra vez.
Santana atrajo a Brittany hacia ella, besando su rostro, sus ojos, sus labios.
—Eres una amante preciosa, Britt—susurró Santana—Tan hermosa.
Brittany se sintió al borde de las lágrimas nuevamente.
En todos los años con Sam, él nunca le había dicho palabras como esas ni una vez.
Ahora no podía hablar y se acurrucó cerca de Santana, sintiendo sus labios moverse sobre su rostro.
—Te deseaba tanto—dijo Brittany—De esta manera. Te he deseado desde el primer beso—admitió a Santana y a ella misma.
—Lo sé.
—Tuve un orgasmo y ni siquiera me estabas tocando—confesó Brittany.
—Lo sé—dijo Santana nuevamente, en voz baja.
—¿Siempre es así? ¿Con las mujeres?
Santana sonrió.
¿Cuándo fue la última vez que había sentido de esta manera?
Brittany se apoyó sobre un codo, mirando los ojos de Santana.
—¿Lo es?
—Puede serlo para ti.
—¿Lo es para ti?—preguntó Brittany.
—No—admitió Santana—No es frecuentemente así para mí.
Brittany se recostó, satisfecha. Tomó la mano de Santana y la sostuvo mientras se acurrucaba contra ella, contra su calor.
—No llego a un orgasmo muy a menudo.
—¿Con Sam?—preguntó Santana con suavidad.
—No. No muy a menudo—admitió Brittany—Pocas veces, en realidad.
—Tal vez…
—No. No lo quería de esa manera—dijo Brittany—No me gustaría que él hiciera eso—susurró.
Y sabía que nunca dejaría que Sam le amara de esa manera.
Sólo podía ser Santana.
Santana sabía que debían hablar, pero sus manos no lo querían todavía.
El deseo ardió nuevamente y se preguntó si alguna vez se cansaría de tocarla. Capturó el pecho de Brittany dentro de su boca y sintió las manos de Brittany moviéndose a través de su cabello, abrazándola, murmurando palabras suaves mientras Santana chupaba con avidez su pecho.
¿Era tan receptiva con Sam de esta manera?
¿Sabía él lo que tenía?
No.
Los hombres rara vez lo sabían.
El cuerpo de Brittany ardió bajo el toque de Santana y quiso la boca de Santana en ella nuevamente, pero su orgasmo le sacudió tan de repente cuando los dedos de Santana se deslizaron dentro de ella, atrapó la mano de Santana entre sus muslos, negándose a dejarla ir.
Este dar y recibir era tan nuevo para Brittany pero su confianza creció con cada toque.
Supo instintivamente cómo tocar a Santana y sus manos se movieron sobre ella, dentro de su humedad y vio el rostro de Santana cuando gritó su nombre nuevamente, su cuerpo latía contra sus dedos.
Brittany se alejó, deseando su boca ahí nuevamente y se movió entre las piernas de Santana, su lengua llegando a ella.
—Britt…—dijo Santana con suavidad.
—Sólo quiero… sentirte de nuevo… con mi boca—murmuró Brittany contra Santana.
Santana respiró profundamente, su cuerpo entumecido se relajó cayendo sobre su espalda, dejando que Brittany se moviera sobre ella.
Cuando los brazos de Brittany rodearon sus caderas, abriendo aún más las piernas de Santana, sintió su cuerpo responder nuevamente.
Brittany se movió con tanta lentitud, con tanta dulzura sobre ella, como si todo lo que quería era saborearla, beberla hasta saciarse.
Brittany sintió la respuesta de Santana, sintió como el cuerpo de Santana se movía contra su boca y suspiró, amando la manera en la que ella podía hacer que Santana la deseara.
Su lengua jugueteaba con ella, moviéndose alrededor del deseo de Santana hasta que Santana gimió suavemente.
—Me estás volviendo loca—Santana respiró—No puedo soportarlo.
Brittany levantó la cabeza y sonrió.
—No pensé que estarías lista…,
—Lo estoy—susurró Santana.
La sonrisa de Brittany desapareció, su deseo por esta mujer le abrumaba y gimió suavemente cuando su boca se apoderó de ella nuevamente.
No podía tener suficiente de la morena e inhaló profundamente, disfrutando su esencia, separando las piernas de Santana mientras su lengua se hundía dentro de ella, luego jugueteando con la protuberancia hinchada.
—Sí… oh, por favor… Britt… rápido—susurró Santana.
Brittany lo hizo.
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Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
ostias!!! hasta que al fin se decidió aunque la espera siempre vale la pena,..
y aprendió demasiado rápido!!! jajajaj
la curiosidad mato al gato,.. o mejor dicho lo quemo jajaj
a ver que pasa después,... por que siempre pasa algo!!!
nos vemos!!!
ostias!!! hasta que al fin se decidió aunque la espera siempre vale la pena,..
y aprendió demasiado rápido!!! jajajaj
la curiosidad mato al gato,.. o mejor dicho lo quemo jajaj
a ver que pasa después,... por que siempre pasa algo!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
Aaaaaaaaa bueno...... que debut para Britt jajaja!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
Mucha curiosidad :)
JanethValenciaaf********- - Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 20/01/2015
Edad : 25
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
Hasta que por fin se decidio!!!! Bravo! $-$ que calientes son ellas$-$
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
por fin y ha estado de lujo.. no quiero preocuparme por el despues, que sigan en su maraton de amor se lo merecen, merecen ser liberadas, las amo, las amo
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:sin palabras!!!!
Hola, jajajajajajajaaja esk britt es una loquilla jajajajajaja. Saludos =D
3:) escribió:hola morra,...
ostias!!! hasta que al fin se decidió aunque la espera siempre vale la pena,..
y aprendió demasiado rápido!!! jajajaj
la curiosidad mato al gato,.. o mejor dicho lo quemo jajaj
a ver que pasa después,... por que siempre pasa algo!!!
nos vemos!!!
Hola lu, jajajaajajajaj si no¿? jajajajajajajajaj bn ai! Jajajajajajajaja esk tiene a san como maestra, osea como no¿? jajajaja. Jajajaja le paso de todo a ese gato jajajajajaajajajajaja. Después... después nada felices x siempre! No traigas la mala suerte! jajajajaja. Saludos =D
monica.santander escribió:Aaaaaaaaa bueno...... que debut para Britt jajaja!!!
Saludos
Hola, jajajajajajajaja teniendo al lado a san, como no¿? jajajajaajjaja. Saludos =D
JanethValenciaaf escribió:Mucha curiosidad :)
Hola, jajajajajajaja q bn le hizo, vrdd¿? jajaja. Saludos =D
Susii escribió:Hasta que por fin se decidio!!!! Bravo! $-$ que calientes son ellas$-$
Hola, siii!!!!!! bnnnn! jajajaajajajaj. Un poco si, para q decir que no, vrdd¿? jaajajajajajajajaja, esk igual una al lado de la otra como no¿? jajaajjaaja. Saludos =D
marthagr81@yahoo.es escribió:por fin y ha estado de lujo.. no quiero preocuparme por el despues, que sigan en su maraton de amor se lo merecen, merecen ser liberadas, las amo, las amo
Hola, si! jajajajaajaj si k si jajajaajajajaja. =O no malos pensamientos, no malos pensamientos =/ Jajajajajajaja merecen todo lo mejor! jaajajajajajajajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Cap 18
Capitulo 18
Santana sintió cuando Brittany se alejó, llevándose su calidez con ella y abrió los ojos, encontrar a Brittany sentada en el borde de la cama, la sábana envuelta holgadamente alrededor de sus caderas.
—¿Qué pasa?—preguntó Santana.
—Me tengo que ir—dijo Brittany.
Santana se acercó y acarició su espalda, moviéndose ligeramente a través de su piel de seda.
—¿Qué hora es?
Ni siquiera recordaba haberse dormido.
—Pasada las dos—dijo Brittany.
—¿Estás bien?—Santana preguntó en voz baja.
Brittany sonrió en la oscuridad.
Estaba exhausta.
Tenía el cuerpo entumecido y estaba segura que no iba a poder caminar.
Pero ¿bien?
No lo sabía.
Sentía como si estuviese en un sueño.
Casi.
Se dio la vuelta y tomó la mano de Santana, llevándola a sus labios, disfrutando los restos de su deseo que todavía se aferraba a los dedos de Santana.
—Estoy bien, de verdad—murmuró Brittany—Pero tengo que irme. Nana estará preocupada.
Santana se arrodilló detrás de la rubia, apartando su cabello de su cuello y poniendo sus labios ahí. Brittany suspiró, sorprendida de que su cuerpo todavía tuviera la energía de responder.
Se dio la vuelta y se encontró con los labios de Santana, hinchados como los suyos después de su noche de amor.
—Tenemos que hablar—dijo Santana con suavidad.
—Sí, lo sé.
Brittany sonrió ligeramente y tocó el rostro de Santana, sintiendo la contracción en su mandíbula.
—Anoche fue…
—… Increíble—terminó Santana por la ojiazul.
—Sí. Sí, lo fue. Pero necesito algo de tiempo… para pensar—dijo Brittany suavemente.
Sintió como Santana se retiraba, sintió como su cuerpo se tensaba y acarició el cabello de Santana suavemente, dejando que sus dedos se deslizaran por su suave mejilla hacia sus labios hinchados.
—Me tengo que ir—dijo Brittany nuevamente.
Santana asintió.
—Está bien.
—San… nunca ha sido así para mí—confesó Brittany—Estoy muy asustada.
—Lo sé. Pero por favor no me odies. Pase lo que pase, por favor, no me odies.
—No, nunca lo haría. No podría.
Brittany recogió su ropa y sintió los ojos de Santana sobre ella. Su cuerpo respondió simplemente sabiendo que Santana la estaba mirando y quería volver a meterse en la cama con Santana y hacer el amor nuevamente.
Pero se vistió lentamente, sin atreverse a mirar a Santana.
Necesitaba algo de tiempo para ordenar sus sentimientos.
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—Me levanté a medianoche y todavía no estabas en casa—dijo Nana mientras tomaban café—Estaba empezando a preocuparme.
—Lo siento. Simplemente se me pasó el tiempo—dijo Brittany con voz débil.
Sabía que parecía un espectáculo.
Apenas pudo reconocer sus propios ojos en el espejo.
Sus labios estaban hinchados y rojos y estaba segura que Nana sabía exactamente lo que había estado haciendo la noche anterior.
—Bueno, luces como si hubieras dormido muy poco. Y tan cansada como has estado últimamente—Nana la acusó.
Y estaba agotada.
Más cansada de lo que nunca podía recordar haber estado.
Sus pensamientos estaban revueltos.
¿Debería sentir vergüenza?
¿Debería estar pensando en Sam?
Lo único en que podía pensar era en Santana, el hermoso cuerpo de Santana bajo sus manos, bajo su boca. Santana gritando cuando la lengua de Brittany la tocaba.
Brittany cruzó las piernas y miró hacia otro lado.
La deseaba.
Después de amarla por horas toda la noche, todavía la deseaba.
Podría pasar más horas entre sus brazos.
—¿Britty?
—¿Hmmm?
—¿Estás preocupada por Sam?—preguntó Nana.
—¿Sam?
—Bueno, él no ha llamado en un tiempo y simplemente no has sido tú últimamente ¿Por qué no lo llamas?—dijo Nana suavemente.
—No estaría de más que tú hicieras el siguiente movimiento, sabes.
Oh, Nana, si supieras, pensó Brittany.
Suspiró con cansancio.
—No, él no me ha llamado en un par de semanas.
—Más bien como cuatro—dijo Nana.
—No quiero llamarlo, Nana—dijo Brittany con firmeza.
—Jugar duro de esta manera no debería durar tanto tiempo—dijo Nana.
Brittany rió.
—No estoy jugando duro. Sólo que no estoy lista para verlo—dijo ella.
—¿Has hablado con Santana sobre él?
—Sí. Hemos hablado—dijo Brittany y no era una mentira.
Santana sabía todo acerca de Sam.
—¿Qué piensa ella?
Brittany estuvo a punto de desarrollar un caso de risa nerviosa y tapó la boca con su mano.
Dios ¿qué se suponía tenía que decir a eso?
¿Qué Santana pensaba que un hombre no tenía ni idea de cómo tocar a una mujer?
Y era verdad, por supuesto.
—Ella piensa que no amo a Sam—dijo Brittany.
—Bueno, probablemente no es la mejor a quien preguntar. Después de todo, ella nunca ha estado casada—dijo Nana.
No con un hombre, no.
En el almuerzo, Brittany caminó hacia el parque, comió su sándwich sin disfrutarlo, su mente saltaba entre Santana y Sam.
Había pasado cuatro años con Sam, casi cinco si contaba la separación.
Sólo una noche con Santana.
Y no había duda en su mente que había encontrado lo que había estado buscando.
Ese deseo ardiente.
Esa magia.
Y la había encontrado en los brazos de otra mujer.
En los brazos de Santana.
Y todavía estaba asustada.
¿Y ahora qué?
¿Era ella… lesbiana?
¿Sentiría de esa manera en los brazos de cualquier mujer?
No lo creía.
No era como si se sintiera atraída por todas las mujeres que veía.
Sólo Holly antes de esto.
¿Pero la verdad?
Después de Holly, se había negado a tener ningún tipo de amistad cercana con mujeres. Ahora sabía, tímidamente, que había estado huyendo, escondiéndose.
Nunca había jugado con la idea de estar con una mujer sexualmente.
No había sido una posibilidad anteriormente.
Había asumido que lo que había tenido con Sam era todo lo que había y que tendría que ser suficiente.
Pero, nuevamente, la pregunta le molestaba.
¿Era Santana o eran las mujeres?
Pensó nuevamente en la primera vez que había conocido a Santana, ese día en la tienda.
¿No había sentido algo en ese momento?
¿No se había quedado sin aliento cuando miró los ojos oscuros de Santana?
Sí.
Y mientras más estaba con ella, más pensaba en ella, más pensaba en ser acariciada por ella.
Arrojó su sándwich y caminó por el sendero, recordando la noche anterior.
Había tenido miedo.
No había sabido qué hacer.
Pero en los brazos de Santana, lo supo.
Supo cómo tocarla, supo cómo hacer que el cuerpo de Santana respondiera.
Sólo lo supo.
Como Santana lo había sabido.
Se apoyó contra un árbol, con los ojos cerrados al sol y recordó la boca de Santana en ella, su lengua deslizándose por su humedad, llevándola al orgasmo.
Se quedó sin aliento, sintiendo la ahora
familiar oleada de deseo a través de ella.
Deseo por Santana, una mujer.
¿Por qué nunca Sam la había amado de esa manera?
Él nunca lo había intentado y ella no sabía que él quisiera hacerlo.
¿Habría sido lo mismo con él?
No.
Pero si él lo hubiera hecho ¿entonces ella hubiera estado satisfecha?
No.
Sam simplemente no le hacía sentir como Santana lo hacía.
Y ella nunca había querido darle placer a Sam como lo hacía con Santana.
Esperó que la vergüenza le impactara, pero no fue así.
Había estado nerviosa, muy nerviosa.
Incluso ahora, todavía le costaba creer que había pasado la noche haciendo el amor con una mujer, haciéndole el amor a una mujer.
Pero lo había hecho.
Y se había sentido tan bien.
Tal vez eso era lo que le asustaba.
Se había sentido tan bien estar con Santana.
Y estaba bien.
Había sobrevivido.
Se apartó del árbol, regresando.
Estaba lista para terminar su día de trabajo.
Quería ver a Santana nuevamente.
Y no le asustaba en lo más mínimo.
—Voy a ver a Santana—dijo Brittany—No me esperes para cenar.
—¿Otra vez? ¿No está trabajando?
—No lo sé.
¿Había sido capaz de trabajar?
—Puede que llegue tarde—le dijo Brittany.
—Bueno, no voy a preocuparme si llegas tarde ¿Comerás algo?
Brittany sintió un rubor cubriendo su rostro mientras Nana la miraba.
¿Comer algo?
No se molestarían con la comida, no.
El cuerpo de la otra sería todo el alimento que necesitarían esta noche.
Brittany encontró a Santana en el porche y sus ojos se encontraron.
Brittany vio el alivio en los ojos de Santana y sonrió levemente. Tomó la mano de Santana y la llevó adentro sin una palabra.
Permanecieron mirándose la una a la otra, sus ojos buscando.
Luego se precipitaron la una contra la otra, envolviendo los brazos alrededor de la otra, sus labios buscándose y tocándose, sus lenguas bailando y dándose la bienvenida.
Brittany levantó la mano y deslizó la camisa de Santana sobre su cabeza, no encontrando sostén nuevamente.
Sus manos fueron a ella, ahuecando sus sensibles pechos, tomando un pezón dentro de su boca.
Santana gimió, sus propias manos buscando a Brittany, levantando su camisa, tocando su piel cálida.
Brittany se echó hacia atrás y se quitó la camisa, mirando como los ojos de Santana se oscurecían cuando cayó su sujetador al suelo.
Brittany agarró su mano y la llevó al dormitorio, sin molestarse con las sabanas. Lanzó a Santana sobre la cama, abriendo con sus manos las piernas de Santana y ahuecándola a través de sus pantalones cortos.
La deseaba.
No podía controlar esta hambre salvaje que tenía.
Había estado adolorida todo el día.
La quería ahora y sus dedos se volvían frenéticos a medida que se metían dentro de sus pantalones cortos.
Su lengua luchó contra la lengua de Santana y gimió cuando sintió la carne caliente y húmeda bajo su toque.
Santana se recostó sobre su espalda, sintiendo la necesidad de Brittany por ella.
Desabrochó sus pantalones cortos, dándole espacio a Brittany y sus piernas se abrieron para ella, lista para ella.
Brittany se hundió dentro de ella, duro y profundamente y Santana subió a su encuentro, sus caderas ondulaban contra los dedos de Brittany.
Brittany sacó sus dedos deslizándose a través de su humedad, moviéndose sobre ella como la seda y le acarició, más rápido, hasta que sintió que Santana se corría en su mano y gritaba, envolviendo firmemente las piernas contra los dedos de Brittany.
Brittany sintió el sudor en su frente y cerró sus ojos, sorprendida por su necesidad de esta mujer.
Nunca había sido agresiva en la cama anteriormente.
Sam no lo habría permitido.
Pero con Santana se sentía libre de expresarse, de expresar su deseo.
—Te deseaba—susurró Brittany.
Santana atrapó a Brittany entre sus brazos y le sostuvo, sus labios rozando ligeramente su frente humedecida.
—Eres una aprendiz muy rápida—murmuró Santana—¿Seguro que no has hecho esto antes?
—Sólo en mis sueños—Brittany apoyó la cabeza sobre el pecho de Santana mientras ella trazaba perezosos círculos a través de su estómago—No pude dejar de pensar en ti en todo el día.
—Eso nos hace dos—dijo Santana.
—No estaba segura si todavía me querías—admitió Brittany.
—¿Por qué pensarías eso?
—No sabía si anoche sólo era… si todo lo que querías era…
—¿Sólo una noche?—suministró Santana.
Brittany asintió.
—No he querido de esta manera en mucho tiempo, Britt. También tú me asustas. Esto es nuevo para ti. No sabes lo que quieres, no sabes lo que hay allá afuera.
—¿Y tú lo sabes?—susurró Brittany.
—Sé que te deseo, sí. Pero tú…
—Yo también te deseo. Sin importar lo que haya allá afuera.
Santana la miró, con ganas de creerle.
Pero Brittany no sabía cómo podía ser.
No tenía con quien comparar a Santana
¿Y qué quería ella?
¿Un romance de verano?
No.
Era demasiado vieja para eso.
Y sus sentimientos por Brittany iban más allá de una aventura.
Se estaba enamorando de ella y sus ojos se abrieron, sorprendida por su propia admisión.
—¿Qué estás pensando?
—Nada—murmuró Santana—Déjame amarte—susurró y silenció a Brittany con su boca, tragando sus preguntas.
Las preguntas de Brittany murieron cuando sus pensamientos se perdieron bajo la boca insistente de Santana.
Con manos suaves, Santana bajó los pantalones cortos de Brittany y sus manos se movieron suavemente sobre su cuerpo.
Santana bajó sus propios pantalones cortos y se sentó desnuda encima de
Brittany, presionándola contra la cama, calentando su cuerpo con el suyo.
Brittany le abrazó, deslizando sus manos por el cabello de Santana, guiando su boca hacia su pecho.
Santana cubrió su pecho lleno, deslizando ligeramente su lengua a través del pezón tenso.
Brittany gimió en su oído y Santana cerró sus ojos, amando los sonidos de placer que procedían de Brittany.
Santana se echó hacia atrás y sonrió.
—Dime que quieres, Britt—susurró Santana.
—San…
—Dímelo y lo haré. Cualquier cosa.
Las caderas de Brittany se apretaron, su deseo hirviendo.
—Quiero tu boca… tu lengua… donde sólo tú has estado.
Estaba tan mojada y separó sus piernas y las envolvió alrededor del muslo de Santana, apretando su humedad contra ella.
Santana la besó, su lengua rozando suavemente sus labios y entonces se quedó sin aliento cuando Brittany aspiró su lengua dentro de su boca. Su muslo empujó con más fuerza contra la humedad de Brittany, imitando los empujes de las caderas de Brittany.
—Por favor… tu boca—murmuró Brittany contra los labios de Santana—Quiero que tu boca me posea.
Estaba tan cerca del orgasmo, pero lo único que quería era la cálida boca de Santana en ella, donde la había recordado todo el día.
Sus caderas se desaceleraron e instó a Santana a ir más abajo, empujándola ligeramente por sus hombros.
Santana sintió la urgencia en las manos de Brittany y vio la expresión de placer en su rostro cuando Santana se deslizó a lo largo de su cuerpo hacia abajo.
Sus manos empujaron las piernas de Brittany apartándolas y su boca la encontró, húmeda y deseosa.
Brittany presionó hacia arriba y se encontró con ella, abriéndose más ampliamente y su aliento siseó entre sus dientes.
—San… San.
Dios, sí. Esto era lo que quería, lo que sólo esta mujer le había dado.
Su nombre susurrado era como una droga y Santana casi la devoró en su deseo de complacerla.
Su lengua se movió a través de su humedad, rodeándola. Su boca se abrió y cubrió a Brittany completamente, absorbiéndola con avidez dentro de su boca.
—Querido Dios—suspiró Brittany y se aferró a Santana, clavando sus talones en la cama.
Los hombros de Santana empujaron hacia Brittany, abriendo aún más sus piernas, empujándola más arriba en la cama con la fuerza de su deseo.
—¡Oh, Dios mío!—Brittany gritó—San…
El corazón de Brittany latía en sus oídos y la boca de Santana le chupaba, sin dejarla ir y Brittany fue llena de un placer tan dulce.
Su cuerpo palpitaba contra el rostro de Santana y sentía como si se estuviera ahogando, hundiéndose en la oscuridad, tratando de recuperar el aliento.
—Sí, sí… Dios, sí—suspiró, sintiendo la acumulación de su orgasmo, amenazando con absorberla, con ponerle fin a esta dulce tortura.
Se acercó a ella lentamente, escalando, volviéndola loca y ella latía en la boca de Santana, los espasmos sacudiéndola.
La boca de Santana la mantuvo atrapada, continuando su asalto sobre ella mientras ola tras ola se estrellaba contra Brittany, lo que le hizo gritar el nombre de Santana una y otra vez.
Cuando su cuerpo quedó inmóvil y sus caderas se quedaron sin fuerzas sobre la cama, sólo entonces la boca de Santana le liberó.
Brittany ni siquiera podía abrir los ojos y giró su cabeza de lado a lado.
—No creía que podría ser mejor que la noche anterior—susurró ella—Pero cada vez…
—Lo sé—Santana mordió su cuello suavemente, luego se trasladó a su oído—Te deseé así todo el día—susurró.
—No creo que pueda moverme.
Santana se apoyó sobre un codo, dejando que sus ojos recorrieran con amor desde el rostro de Brittany hasta sus pechos.
Estaba enamorada de ella.
La certeza de ese pensamiento llenó su corazón dolorosamente.
El amor traía dolor con él.
Siempre había sido así.
Acarició el rostro de Brittany suavemente, sus ojos demorándose en sus labios.
Por supuesto, no había estado buscando el amor.
Las mujeres que habían compartido su cama desde Dani simplemente eran desviaciones. Alguien para aliviar una noche solitaria, alguien con quien hablar por un momento y luego desaparecía.
No había sentimientos involucrados.
Sin compromisos, sin preocupaciones.
Sólo una liberación física que ambas habían necesitado.
Pero era muy diferente con Brittany.
Santana la deseaba, claro.
Pero también la necesitaba.
Una profunda y ardiente necesidad que tocaba su esencia, lo que le hizo cuestionar su propia existencia.
¿Cómo había vivido tanto tiempo sin Brittany en su vida?
¿Cómo podía seguir adelante, ahora que la tenía?
—¿Qué estás pensando?—preguntó Brittany con suavidad.
Santana cerró sus ojos, sin saber que Brittany la había estado observando.
—Estaba pensando en ti—admitió Santana—Sobre cómo me haces sentir.
—¿Entonces por qué luces tan triste? ¿Por qué? Porque ahora que te he tenido, no creo que pueda vivir sin ti.
Santana apoyó la cabeza contra el pecho de Brittany nuevamente, dejando que Brittany acariciara su cabello.
—¿No vas a decirme?
—No.
—¿Es Dani?—preguntó Brittany.
—¿Dani?
—¿Estás pensando en ella?
—¿Por qué piensas eso?
—La amaste una vez ¿Estás pensando en eso?—preguntó Brittany nuevamente.
—No. Eso fue hace mucho tiempo, Britt.
—¿Fue… fue bueno con ella?—preguntó en voz baja.
Santana levantó la vista y la miró a los ojos.
—Nunca fue así—dijo Santana con sinceridad—Nunca ha sido así con nadie.
—Me resulta difícil de creer. No es que yo sepa lo que estoy haciendo—dijo
Brittany, finalmente rompiendo el agarre que tenían sus ojos sobre ella.
—¿Eso te asusta?—preguntó Santana—¿Saber cómo tocarme?
—No estoy segura. Quiero decir, sé que te quiero… de esta manera. Pero ¿es esto lo que soy? ¿Quién soy? ¿Es sólo contigo o puede…?
—¿O puede cualquier mujer hacerte sentir de esta manera?—preguntó Santana.
Cerró los ojos ante el dolor que estaba sintiendo.
Siempre dolía cuando amabas a una mujer.
—No lo creo—dijo Brittany suavemente—Si alguna mujer hubiera podido hacerme sentir de esta manera, no habría esperado por ti.
—Pero no lo sabrás hasta que lo hayas probado—dijo Santana.
—No creo que quiera… probarlo, San.
De hecho, sabía que no quería.
Nadie podría hacerle sentir lo que Santana le había hecho sentir.
Sabía en su corazón que esa era verdad.
Pero no podía decir las palabras.
Santana nunca le creería, de todos modos.
Santana tenía experiencia.
Había estado con otras mujeres y Brittany estaba celosa de cada una de ellas.
¿Santana también las había amado de esta manera?
¿Ellas la habían deseado tan profundamente que nada más importaba?
Santana se levantó con sus brazos y la besó suavemente.
Había tenido suficiente conversación.
—¿Te quedarás toda la noche conmigo? ¿Por favor? Me encantaría despertar contigo—murmuró Santana contra sus labios.
—Sí, pero no estoy lista para dormir—susurró Brittany.
—¿Qué pasa?—preguntó Santana.
—Me tengo que ir—dijo Brittany.
Santana se acercó y acarició su espalda, moviéndose ligeramente a través de su piel de seda.
—¿Qué hora es?
Ni siquiera recordaba haberse dormido.
—Pasada las dos—dijo Brittany.
—¿Estás bien?—Santana preguntó en voz baja.
Brittany sonrió en la oscuridad.
Estaba exhausta.
Tenía el cuerpo entumecido y estaba segura que no iba a poder caminar.
Pero ¿bien?
No lo sabía.
Sentía como si estuviese en un sueño.
Casi.
Se dio la vuelta y tomó la mano de Santana, llevándola a sus labios, disfrutando los restos de su deseo que todavía se aferraba a los dedos de Santana.
—Estoy bien, de verdad—murmuró Brittany—Pero tengo que irme. Nana estará preocupada.
Santana se arrodilló detrás de la rubia, apartando su cabello de su cuello y poniendo sus labios ahí. Brittany suspiró, sorprendida de que su cuerpo todavía tuviera la energía de responder.
Se dio la vuelta y se encontró con los labios de Santana, hinchados como los suyos después de su noche de amor.
—Tenemos que hablar—dijo Santana con suavidad.
—Sí, lo sé.
Brittany sonrió ligeramente y tocó el rostro de Santana, sintiendo la contracción en su mandíbula.
—Anoche fue…
—… Increíble—terminó Santana por la ojiazul.
—Sí. Sí, lo fue. Pero necesito algo de tiempo… para pensar—dijo Brittany suavemente.
Sintió como Santana se retiraba, sintió como su cuerpo se tensaba y acarició el cabello de Santana suavemente, dejando que sus dedos se deslizaran por su suave mejilla hacia sus labios hinchados.
—Me tengo que ir—dijo Brittany nuevamente.
Santana asintió.
—Está bien.
—San… nunca ha sido así para mí—confesó Brittany—Estoy muy asustada.
—Lo sé. Pero por favor no me odies. Pase lo que pase, por favor, no me odies.
—No, nunca lo haría. No podría.
Brittany recogió su ropa y sintió los ojos de Santana sobre ella. Su cuerpo respondió simplemente sabiendo que Santana la estaba mirando y quería volver a meterse en la cama con Santana y hacer el amor nuevamente.
Pero se vistió lentamente, sin atreverse a mirar a Santana.
Necesitaba algo de tiempo para ordenar sus sentimientos.
**********************************************************************************************************************
—Me levanté a medianoche y todavía no estabas en casa—dijo Nana mientras tomaban café—Estaba empezando a preocuparme.
—Lo siento. Simplemente se me pasó el tiempo—dijo Brittany con voz débil.
Sabía que parecía un espectáculo.
Apenas pudo reconocer sus propios ojos en el espejo.
Sus labios estaban hinchados y rojos y estaba segura que Nana sabía exactamente lo que había estado haciendo la noche anterior.
—Bueno, luces como si hubieras dormido muy poco. Y tan cansada como has estado últimamente—Nana la acusó.
Y estaba agotada.
Más cansada de lo que nunca podía recordar haber estado.
Sus pensamientos estaban revueltos.
¿Debería sentir vergüenza?
¿Debería estar pensando en Sam?
Lo único en que podía pensar era en Santana, el hermoso cuerpo de Santana bajo sus manos, bajo su boca. Santana gritando cuando la lengua de Brittany la tocaba.
Brittany cruzó las piernas y miró hacia otro lado.
La deseaba.
Después de amarla por horas toda la noche, todavía la deseaba.
Podría pasar más horas entre sus brazos.
—¿Britty?
—¿Hmmm?
—¿Estás preocupada por Sam?—preguntó Nana.
—¿Sam?
—Bueno, él no ha llamado en un tiempo y simplemente no has sido tú últimamente ¿Por qué no lo llamas?—dijo Nana suavemente.
—No estaría de más que tú hicieras el siguiente movimiento, sabes.
Oh, Nana, si supieras, pensó Brittany.
Suspiró con cansancio.
—No, él no me ha llamado en un par de semanas.
—Más bien como cuatro—dijo Nana.
—No quiero llamarlo, Nana—dijo Brittany con firmeza.
—Jugar duro de esta manera no debería durar tanto tiempo—dijo Nana.
Brittany rió.
—No estoy jugando duro. Sólo que no estoy lista para verlo—dijo ella.
—¿Has hablado con Santana sobre él?
—Sí. Hemos hablado—dijo Brittany y no era una mentira.
Santana sabía todo acerca de Sam.
—¿Qué piensa ella?
Brittany estuvo a punto de desarrollar un caso de risa nerviosa y tapó la boca con su mano.
Dios ¿qué se suponía tenía que decir a eso?
¿Qué Santana pensaba que un hombre no tenía ni idea de cómo tocar a una mujer?
Y era verdad, por supuesto.
—Ella piensa que no amo a Sam—dijo Brittany.
—Bueno, probablemente no es la mejor a quien preguntar. Después de todo, ella nunca ha estado casada—dijo Nana.
No con un hombre, no.
En el almuerzo, Brittany caminó hacia el parque, comió su sándwich sin disfrutarlo, su mente saltaba entre Santana y Sam.
Había pasado cuatro años con Sam, casi cinco si contaba la separación.
Sólo una noche con Santana.
Y no había duda en su mente que había encontrado lo que había estado buscando.
Ese deseo ardiente.
Esa magia.
Y la había encontrado en los brazos de otra mujer.
En los brazos de Santana.
Y todavía estaba asustada.
¿Y ahora qué?
¿Era ella… lesbiana?
¿Sentiría de esa manera en los brazos de cualquier mujer?
No lo creía.
No era como si se sintiera atraída por todas las mujeres que veía.
Sólo Holly antes de esto.
¿Pero la verdad?
Después de Holly, se había negado a tener ningún tipo de amistad cercana con mujeres. Ahora sabía, tímidamente, que había estado huyendo, escondiéndose.
Nunca había jugado con la idea de estar con una mujer sexualmente.
No había sido una posibilidad anteriormente.
Había asumido que lo que había tenido con Sam era todo lo que había y que tendría que ser suficiente.
Pero, nuevamente, la pregunta le molestaba.
¿Era Santana o eran las mujeres?
Pensó nuevamente en la primera vez que había conocido a Santana, ese día en la tienda.
¿No había sentido algo en ese momento?
¿No se había quedado sin aliento cuando miró los ojos oscuros de Santana?
Sí.
Y mientras más estaba con ella, más pensaba en ella, más pensaba en ser acariciada por ella.
Arrojó su sándwich y caminó por el sendero, recordando la noche anterior.
Había tenido miedo.
No había sabido qué hacer.
Pero en los brazos de Santana, lo supo.
Supo cómo tocarla, supo cómo hacer que el cuerpo de Santana respondiera.
Sólo lo supo.
Como Santana lo había sabido.
Se apoyó contra un árbol, con los ojos cerrados al sol y recordó la boca de Santana en ella, su lengua deslizándose por su humedad, llevándola al orgasmo.
Se quedó sin aliento, sintiendo la ahora
familiar oleada de deseo a través de ella.
Deseo por Santana, una mujer.
¿Por qué nunca Sam la había amado de esa manera?
Él nunca lo había intentado y ella no sabía que él quisiera hacerlo.
¿Habría sido lo mismo con él?
No.
Pero si él lo hubiera hecho ¿entonces ella hubiera estado satisfecha?
No.
Sam simplemente no le hacía sentir como Santana lo hacía.
Y ella nunca había querido darle placer a Sam como lo hacía con Santana.
Esperó que la vergüenza le impactara, pero no fue así.
Había estado nerviosa, muy nerviosa.
Incluso ahora, todavía le costaba creer que había pasado la noche haciendo el amor con una mujer, haciéndole el amor a una mujer.
Pero lo había hecho.
Y se había sentido tan bien.
Tal vez eso era lo que le asustaba.
Se había sentido tan bien estar con Santana.
Y estaba bien.
Había sobrevivido.
Se apartó del árbol, regresando.
Estaba lista para terminar su día de trabajo.
Quería ver a Santana nuevamente.
Y no le asustaba en lo más mínimo.
—Voy a ver a Santana—dijo Brittany—No me esperes para cenar.
—¿Otra vez? ¿No está trabajando?
—No lo sé.
¿Había sido capaz de trabajar?
—Puede que llegue tarde—le dijo Brittany.
—Bueno, no voy a preocuparme si llegas tarde ¿Comerás algo?
Brittany sintió un rubor cubriendo su rostro mientras Nana la miraba.
¿Comer algo?
No se molestarían con la comida, no.
El cuerpo de la otra sería todo el alimento que necesitarían esta noche.
Brittany encontró a Santana en el porche y sus ojos se encontraron.
Brittany vio el alivio en los ojos de Santana y sonrió levemente. Tomó la mano de Santana y la llevó adentro sin una palabra.
Permanecieron mirándose la una a la otra, sus ojos buscando.
Luego se precipitaron la una contra la otra, envolviendo los brazos alrededor de la otra, sus labios buscándose y tocándose, sus lenguas bailando y dándose la bienvenida.
Brittany levantó la mano y deslizó la camisa de Santana sobre su cabeza, no encontrando sostén nuevamente.
Sus manos fueron a ella, ahuecando sus sensibles pechos, tomando un pezón dentro de su boca.
Santana gimió, sus propias manos buscando a Brittany, levantando su camisa, tocando su piel cálida.
Brittany se echó hacia atrás y se quitó la camisa, mirando como los ojos de Santana se oscurecían cuando cayó su sujetador al suelo.
Brittany agarró su mano y la llevó al dormitorio, sin molestarse con las sabanas. Lanzó a Santana sobre la cama, abriendo con sus manos las piernas de Santana y ahuecándola a través de sus pantalones cortos.
La deseaba.
No podía controlar esta hambre salvaje que tenía.
Había estado adolorida todo el día.
La quería ahora y sus dedos se volvían frenéticos a medida que se metían dentro de sus pantalones cortos.
Su lengua luchó contra la lengua de Santana y gimió cuando sintió la carne caliente y húmeda bajo su toque.
Santana se recostó sobre su espalda, sintiendo la necesidad de Brittany por ella.
Desabrochó sus pantalones cortos, dándole espacio a Brittany y sus piernas se abrieron para ella, lista para ella.
Brittany se hundió dentro de ella, duro y profundamente y Santana subió a su encuentro, sus caderas ondulaban contra los dedos de Brittany.
Brittany sacó sus dedos deslizándose a través de su humedad, moviéndose sobre ella como la seda y le acarició, más rápido, hasta que sintió que Santana se corría en su mano y gritaba, envolviendo firmemente las piernas contra los dedos de Brittany.
Brittany sintió el sudor en su frente y cerró sus ojos, sorprendida por su necesidad de esta mujer.
Nunca había sido agresiva en la cama anteriormente.
Sam no lo habría permitido.
Pero con Santana se sentía libre de expresarse, de expresar su deseo.
—Te deseaba—susurró Brittany.
Santana atrapó a Brittany entre sus brazos y le sostuvo, sus labios rozando ligeramente su frente humedecida.
—Eres una aprendiz muy rápida—murmuró Santana—¿Seguro que no has hecho esto antes?
—Sólo en mis sueños—Brittany apoyó la cabeza sobre el pecho de Santana mientras ella trazaba perezosos círculos a través de su estómago—No pude dejar de pensar en ti en todo el día.
—Eso nos hace dos—dijo Santana.
—No estaba segura si todavía me querías—admitió Brittany.
—¿Por qué pensarías eso?
—No sabía si anoche sólo era… si todo lo que querías era…
—¿Sólo una noche?—suministró Santana.
Brittany asintió.
—No he querido de esta manera en mucho tiempo, Britt. También tú me asustas. Esto es nuevo para ti. No sabes lo que quieres, no sabes lo que hay allá afuera.
—¿Y tú lo sabes?—susurró Brittany.
—Sé que te deseo, sí. Pero tú…
—Yo también te deseo. Sin importar lo que haya allá afuera.
Santana la miró, con ganas de creerle.
Pero Brittany no sabía cómo podía ser.
No tenía con quien comparar a Santana
¿Y qué quería ella?
¿Un romance de verano?
No.
Era demasiado vieja para eso.
Y sus sentimientos por Brittany iban más allá de una aventura.
Se estaba enamorando de ella y sus ojos se abrieron, sorprendida por su propia admisión.
—¿Qué estás pensando?
—Nada—murmuró Santana—Déjame amarte—susurró y silenció a Brittany con su boca, tragando sus preguntas.
Las preguntas de Brittany murieron cuando sus pensamientos se perdieron bajo la boca insistente de Santana.
Con manos suaves, Santana bajó los pantalones cortos de Brittany y sus manos se movieron suavemente sobre su cuerpo.
Santana bajó sus propios pantalones cortos y se sentó desnuda encima de
Brittany, presionándola contra la cama, calentando su cuerpo con el suyo.
Brittany le abrazó, deslizando sus manos por el cabello de Santana, guiando su boca hacia su pecho.
Santana cubrió su pecho lleno, deslizando ligeramente su lengua a través del pezón tenso.
Brittany gimió en su oído y Santana cerró sus ojos, amando los sonidos de placer que procedían de Brittany.
Santana se echó hacia atrás y sonrió.
—Dime que quieres, Britt—susurró Santana.
—San…
—Dímelo y lo haré. Cualquier cosa.
Las caderas de Brittany se apretaron, su deseo hirviendo.
—Quiero tu boca… tu lengua… donde sólo tú has estado.
Estaba tan mojada y separó sus piernas y las envolvió alrededor del muslo de Santana, apretando su humedad contra ella.
Santana la besó, su lengua rozando suavemente sus labios y entonces se quedó sin aliento cuando Brittany aspiró su lengua dentro de su boca. Su muslo empujó con más fuerza contra la humedad de Brittany, imitando los empujes de las caderas de Brittany.
—Por favor… tu boca—murmuró Brittany contra los labios de Santana—Quiero que tu boca me posea.
Estaba tan cerca del orgasmo, pero lo único que quería era la cálida boca de Santana en ella, donde la había recordado todo el día.
Sus caderas se desaceleraron e instó a Santana a ir más abajo, empujándola ligeramente por sus hombros.
Santana sintió la urgencia en las manos de Brittany y vio la expresión de placer en su rostro cuando Santana se deslizó a lo largo de su cuerpo hacia abajo.
Sus manos empujaron las piernas de Brittany apartándolas y su boca la encontró, húmeda y deseosa.
Brittany presionó hacia arriba y se encontró con ella, abriéndose más ampliamente y su aliento siseó entre sus dientes.
—San… San.
Dios, sí. Esto era lo que quería, lo que sólo esta mujer le había dado.
Su nombre susurrado era como una droga y Santana casi la devoró en su deseo de complacerla.
Su lengua se movió a través de su humedad, rodeándola. Su boca se abrió y cubrió a Brittany completamente, absorbiéndola con avidez dentro de su boca.
—Querido Dios—suspiró Brittany y se aferró a Santana, clavando sus talones en la cama.
Los hombros de Santana empujaron hacia Brittany, abriendo aún más sus piernas, empujándola más arriba en la cama con la fuerza de su deseo.
—¡Oh, Dios mío!—Brittany gritó—San…
El corazón de Brittany latía en sus oídos y la boca de Santana le chupaba, sin dejarla ir y Brittany fue llena de un placer tan dulce.
Su cuerpo palpitaba contra el rostro de Santana y sentía como si se estuviera ahogando, hundiéndose en la oscuridad, tratando de recuperar el aliento.
—Sí, sí… Dios, sí—suspiró, sintiendo la acumulación de su orgasmo, amenazando con absorberla, con ponerle fin a esta dulce tortura.
Se acercó a ella lentamente, escalando, volviéndola loca y ella latía en la boca de Santana, los espasmos sacudiéndola.
La boca de Santana la mantuvo atrapada, continuando su asalto sobre ella mientras ola tras ola se estrellaba contra Brittany, lo que le hizo gritar el nombre de Santana una y otra vez.
Cuando su cuerpo quedó inmóvil y sus caderas se quedaron sin fuerzas sobre la cama, sólo entonces la boca de Santana le liberó.
Brittany ni siquiera podía abrir los ojos y giró su cabeza de lado a lado.
—No creía que podría ser mejor que la noche anterior—susurró ella—Pero cada vez…
—Lo sé—Santana mordió su cuello suavemente, luego se trasladó a su oído—Te deseé así todo el día—susurró.
—No creo que pueda moverme.
Santana se apoyó sobre un codo, dejando que sus ojos recorrieran con amor desde el rostro de Brittany hasta sus pechos.
Estaba enamorada de ella.
La certeza de ese pensamiento llenó su corazón dolorosamente.
El amor traía dolor con él.
Siempre había sido así.
Acarició el rostro de Brittany suavemente, sus ojos demorándose en sus labios.
Por supuesto, no había estado buscando el amor.
Las mujeres que habían compartido su cama desde Dani simplemente eran desviaciones. Alguien para aliviar una noche solitaria, alguien con quien hablar por un momento y luego desaparecía.
No había sentimientos involucrados.
Sin compromisos, sin preocupaciones.
Sólo una liberación física que ambas habían necesitado.
Pero era muy diferente con Brittany.
Santana la deseaba, claro.
Pero también la necesitaba.
Una profunda y ardiente necesidad que tocaba su esencia, lo que le hizo cuestionar su propia existencia.
¿Cómo había vivido tanto tiempo sin Brittany en su vida?
¿Cómo podía seguir adelante, ahora que la tenía?
—¿Qué estás pensando?—preguntó Brittany con suavidad.
Santana cerró sus ojos, sin saber que Brittany la había estado observando.
—Estaba pensando en ti—admitió Santana—Sobre cómo me haces sentir.
—¿Entonces por qué luces tan triste? ¿Por qué? Porque ahora que te he tenido, no creo que pueda vivir sin ti.
Santana apoyó la cabeza contra el pecho de Brittany nuevamente, dejando que Brittany acariciara su cabello.
—¿No vas a decirme?
—No.
—¿Es Dani?—preguntó Brittany.
—¿Dani?
—¿Estás pensando en ella?
—¿Por qué piensas eso?
—La amaste una vez ¿Estás pensando en eso?—preguntó Brittany nuevamente.
—No. Eso fue hace mucho tiempo, Britt.
—¿Fue… fue bueno con ella?—preguntó en voz baja.
Santana levantó la vista y la miró a los ojos.
—Nunca fue así—dijo Santana con sinceridad—Nunca ha sido así con nadie.
—Me resulta difícil de creer. No es que yo sepa lo que estoy haciendo—dijo
Brittany, finalmente rompiendo el agarre que tenían sus ojos sobre ella.
—¿Eso te asusta?—preguntó Santana—¿Saber cómo tocarme?
—No estoy segura. Quiero decir, sé que te quiero… de esta manera. Pero ¿es esto lo que soy? ¿Quién soy? ¿Es sólo contigo o puede…?
—¿O puede cualquier mujer hacerte sentir de esta manera?—preguntó Santana.
Cerró los ojos ante el dolor que estaba sintiendo.
Siempre dolía cuando amabas a una mujer.
—No lo creo—dijo Brittany suavemente—Si alguna mujer hubiera podido hacerme sentir de esta manera, no habría esperado por ti.
—Pero no lo sabrás hasta que lo hayas probado—dijo Santana.
—No creo que quiera… probarlo, San.
De hecho, sabía que no quería.
Nadie podría hacerle sentir lo que Santana le había hecho sentir.
Sabía en su corazón que esa era verdad.
Pero no podía decir las palabras.
Santana nunca le creería, de todos modos.
Santana tenía experiencia.
Había estado con otras mujeres y Brittany estaba celosa de cada una de ellas.
¿Santana también las había amado de esta manera?
¿Ellas la habían deseado tan profundamente que nada más importaba?
Santana se levantó con sus brazos y la besó suavemente.
Había tenido suficiente conversación.
—¿Te quedarás toda la noche conmigo? ¿Por favor? Me encantaría despertar contigo—murmuró Santana contra sus labios.
—Sí, pero no estoy lista para dormir—susurró Brittany.
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Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola , como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
sin palabras por el momento.....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
:o! una de ellas se enamoro! :o a ver como siguen las cosas:s
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Ya no van a poder estar una sin la otra...
Es normal el miedo de "su primera vez"... Pero hasta ahora elije bien...
San ya.cruzó la linea!!!!... Y espero que no salga mal hasta que britt decida quedarse con ella????...
Nos vemos!!!!
Ya no van a poder estar una sin la otra...
Es normal el miedo de "su primera vez"... Pero hasta ahora elije bien...
San ya.cruzó la linea!!!!... Y espero que no salga mal hasta que britt decida quedarse con ella????...
Nos vemos!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
Me parece que Brittany piensa demasiado, Santana cometio el error de enamorarse, sera correspondida como ella lo espera?????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Epílogo
marthagr81@yahoo.es escribió:sin palabras por el momento.....
Hola, jajajajajajaja es el efecto de las brittana la vrdd jajajajaja. Saludos =D
Susii escribió::o! una de ellas se enamoro! :o a ver como siguen las cosas:s
Hola, siii!!! esk como no¿? si son la una para la otra jajajajaja. De lo mejor, de lo mejor!!... espero jajajajja. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Ya no van a poder estar una sin la otra...
Es normal el miedo de "su primera vez"... Pero hasta ahora elije bien...
San ya.cruzó la linea!!!!... Y espero que no salga mal hasta que britt decida quedarse con ella????...
Nos vemos!!!!
Hola lu, no, vrdd¿? ajajajajajaja. Jjaajajajajajajaj sip xD jajajajajaja esk con una al lado de la otra como no¿? jajajajaja. Ups... sip, noooo digas esas cosas q pasan cosas malas jajjajajaja. Saludos =D
micky morales escribió:Me parece que Brittany piensa demasiado, Santana cometio el error de enamorarse, sera correspondida como ella lo espera?????
Hola, mmmmm =/ Upssss pero no es un errorrrrrr es amorrrr ajjajajajajaja, =O claro que siiii... bueno eso espero jajajaaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: La Luna de Santana (Adaptada) Cap 19
Capitulo 19
—¿Qué quieres decir con que Sam viene?—preguntó Brittany, sorprendida por las palabras de Nana.
—Bueno, él llamó anoche. Quería darte una sorpresa. Se tomó toda la semana libre y viene mañana—Nana la miraba—Pensé que te animaría. Le dije que no habías sido tú misma últimamente.
—¡Nana!
—Bueno, no lo has sido.
Brittany caminaba detrás del mostrador, agradecida de que no hubieran clientes en la tienda.
—¿Dónde va a quedarse?—preguntó Brittany.
—Bueno, con nosotras, por supuesto. Britty, no soy una mojigata. Sé que duermen juntos. No me importa si él se queda en tu habitación—dijo Nana inocentemente.
Brittany cerró los ojos, maldiciendo en silencio.
¿Qué iba a hacer?
No quería ver a Sam.
Y ciertamente no quería que él compartiera su cama.
¿Y por una semana?
Nunca sobreviviría.
—Britty, seguramente no querrás que se quede en la casa de campo en el Lago Lima ¿verdad? Eso está a veinte millas de distancia—dijo Sue.
—No—murmuró Brittany.
¡Por supuesto que no podríamos permitir eso!
—¿A qué hora mañana?—preguntó Brittany.
—Saldrá en la mañana. Debería estar aquí para el mediodía.
—¿Mediodía?
—Sí y creo que deberías tomar la tarde libre. Sé que es sábado, pero Mercedes y yo podemos manejarlo.
Brittany sintió ganas de llorar, pero se obligó a sonreírle a Nana.
Sue tenía buenas intenciones.
—Te quedarás en casa esta noche, espero—continuó Nana—Tenemos que limpiar la casa. Y tengo comidas que planificar—añadió—Oh, esto va a ser divertido ¿no es así? Podrás mostrarle los alrededores, llevarlo de excursión o algo. A él le gusta eso ¿no es así? Y, ahora Santana podrá conocerlo. Estoy segura que le va a gustar…
Nana divagaba, pero Brittany había dejado de escuchar.
Santana.
¿Qué iba a hacer con Santana?
Cerró los ojos, tratando de protegerse de la ola de culpabilidad que se apoderó de ella.
Acababa de pasar toda la noche haciéndole el amor a Santana, había despertado enredada en los brazos de otra mujer y ahora tenía que decirle a esa misma mujer que Sam vendría a pasar una semana con ella.
Una semana en su cama.
Sabía que Santana lo entendería.
Brittany no podía decirle simplemente a Sam y a Nana que prefería que Sam no viniera, que prefería seguir explorando su nueva relación con Santana.
Eso sería una locura.
Tal vez era bueno que Sam viniera.
¿Todavía tendría sentimientos por él?
Esta sería la única manera de averiguarlo.
De repente, todo se volvió demasiado complicado.
Pero acaso ¿creía que no iba a ser así?
¿Qué simplemente podía atravesar esta nueva etapa de su vida sin complicaciones?
Nana salió de la tienda temprano para empezar la cena y Brittany esperó hasta que Mercedes cerró para llamar a Santana.
—Soy yo—dijo Brittany cuando Santana contestó.
—Te extrañé hoy—dijo Santana con suavidad—¿Puedes venir?—preguntó.
Brittany cerró los ojos por un momento, deseando poder estar con Santana.
—No puedo—dijo Brittany en voz baja.
—¿Qué pasa?
—Sam está por llegar—dijo Brittany.
Hubo un silencio y Brittany imaginó a Santana de pie, agarrando el teléfono.
—Ya veo—dijo Santana finalmente.
—Él llamó anoche, cuando estaba contigo. Va a tomarse unas vacaciones la próxima semana y viene de visita. Nana lo tenía todo arreglado—explicó Brittany.
—¿Dónde va a quedarse?
—Aquí, en la casa.
Brittany escuchó la incertidumbre en la voz tranquila de Santana.
—¿En tu cama?
Brittany se quedó en silencio por un momento.
—Sí—dijo Brittany finalmente.
—Ya veo—dijo Santana nuevamente.
—San, no sé qué puedo hacer. No sé cómo decirle a él o a Nana que no quiero verlo. Tenían todo planeado. Nana solo habló de eso todo el día.
—Entiendo. No es como si no supiera de Sam. Quiero decir, sé que técnicamente todavía están involucrados. Es que… supongo que no esperaba que apareciera tan pronto después que nosotras…
Santana permitió que su voz se apagara y Brittany cerró los ojos, no queriendo escuchar el dolor en la voz de Santana, sabiendo que no podía hacer nada al respecto.
—Lo siento mucho, San—dijo Brittany finalmente.
—Bueno, no hay mucho que puedas hacer ahora. Y Brittany, tal vez esto sea bueno, puede que sea lo que necesites en estos momentos. Para ver si… ver si… todavía tienes sentimientos por él. Tal vez lo veas y todo vuelva a ti.
Brittany se preguntaba cuán difícil era para Santana decir esas palabras.
No había visto a Sam en casi nueve meses. Su cuerpo le decía que era sólo el toque de Santana que necesitaba pero su mente todavía se resistía.
¿Eran las mujeres o era sólo Santana?
¿Pero acaso eso importaba?
—No quiero estar con él—dijo Brittany—Estoy tan confundida acerca de todo, San. Sé que te deseo… pero…
—Lo sé—dijo Santana—Esto es tan nuevo para ti. No te preocupes por mí, Brittany. Tienes asuntos pendientes con él. Tal vez lo que hay entre nosotras es sólo…
—¿Solo qué? ¿Un romance pasajero?
—Algo así—dijo Santana.
—No hagas eso, Santana. Sé lo que siento por ti—insistió Brittany—Esta mañana cuando desperté, se sentía tan bien estar entre tus brazos. Fue lo más natural del mundo despertar contigo, hacer el amor contigo esta mañana. Nunca nadie me ha hecho sentir como tú lo haces. Sam ni siquiera se ha acercado—susurró Brittany—Y es por eso que me está matando que él venga.
—Lo siento. Si pudiera regresar el tiempo…
—No. No quiero eso. No me arrepiento de esto, San. Ambas sabíamos que había algo que nos estaba atrayendo la una a la otra. Las dos sabíamos que esto iba a pasar ¿No es así?—preguntó Brittany vacilante.
—Sí—entonces rió suavemente—Bueno, en mis sueños. Nunca pensé que realmente vinieras a mí.
Brittany sonrió, sintiendo que parte de la tensión se disipaba.
—No había manera que no fuera a ti, San.
—Lo que nos lleva de nuevo a Sam.
—Lo siento—dijo Brittany simplemente.
—Bueno, no hay nada que podamos hacer al respecto. Te daré espacio. Necesitas tiempo con él, Britt, lo creas o no. Ya sabes, exactamente no hemos pasado el tiempo hablando acerca de lo que hay entre nosotras. Tal vez debimos hacerlo. Yo sólo…
—Lo sé. Muchas cosas se mantuvieron en el camino—dijo a la ligera.
No había querido analizar sus sentimientos por Santana.
Sólo había querido… estar con ella.
Brittany suspiró, deseando simplemente conducir hacia la cabaña.
Esta conversación debió haber sido en persona, no por teléfono. Pero sabía que ellas habrían hablado muy poco. No lograba mantener sus manos alejadas cada vez que estaba cerca de Santana.
En fin, quizás Santana tenía razón.
Ella necesitaba ver a Sam, ver si había algo ahí, si alguna vez lo había habido.
—Hablaremos cuando él se haya ido. Después que veas… cómo te sientes.
—Sé que tienes razón—dijo Brittany—Tal vez sí necesito un poco de tiempo para ver cómo me siento acerca de… todo.
Santana dejó escapar un profundo suspiro.
—Sí. Lo necesitas. Si no lo haces siempre te preguntarás si las cosas hubieran funcionado con él.
—Pero no puedo dejar de pensar en ti, San—susurró Brittany.
—Lo sé. No has dejado mis pensamientos en todo el día—dijo Santana en voz baja.
Después de sólo una breve pausa aclaró su garganta.
—Que tengas una buena semana—dijo Santana y colgó abruptamente.
Brittany escuchó el tono un momento más, luego colgó suavemente.
A pesar de sus palabras, Brittany había escuchado el dolor en la voz de Santana.
Cuando Sam entró en la tienda poco después del mediodía, Brittany forzó una sonrisa a su rostro y fue hacia él.
Tenía el mismo aspecto.
Su cabello rubio un poco largo.
—Dios, te he extrañado—le susurró al oído.
Sus brazos la sujetaron con fuerza, presionando sus pechos contra su duro pecho y ella levantó su rostro para recibir su brusco beso.
—Es bueno verte—se las arregló para alejarse de sus brazos.
—Te ves muy bien—dijo él—La vida pueblerina debe ir muy bien contigo.
—Hola, Sam—dijo Nana dándole una gran sonrisa.
—¡Nana!—él le dio un abrazo rápido y besó su mejilla—Gracias por invitarme—dijo él.
—Estoy tan contenta de que estés aquí, Sam. Y Brittany también—le guiñó un ojo—Creo que ella te ha extrañado.
—¡Nana!
Brittany volvió sus ojos suplicantes hacia Nana, pero no le hizo caso.
—Oh, Britt. No haría daño que Sam supiera que lo has extrañado ¿verdad?
—¿Me has extrañado?—preguntó Sam.
—Supongo—dijo Brittany y forzó otra sonrisa en su rostro.
¿Lo había extrañado?
No había pensado mucho en eso en más semanas de las que podía contar.
Pero Sam parecía feliz con su respuesta y pasó un brazo alrededor de Brittany posesivamente.
—Tenemos muchas cosas para ponernos al día, cariño.
—Sí. Por eso le he dado a Britt la tarde libre—dijo Nana satisfecha de sí misma.
—Eso es maravilloso.
—Britt, llévalo a casa y ayúdale a desempacar. Cenaremos a las siete. Asado—añadió Sue.
Brittany sonrió y asintió con la cabeza, deseando estar en cualquier lugar en este momento menos aquí.
Nana estaba realmente radiante y Brittany no tenía el corazón para estropearle las cosas.
Se fue con Sam a la casa.
Nana lo había planeado de esa manera, supuso.
Nana había perdido su caminata esta mañana, en cambio, condujo con Brittany hacia la tienda. Ella conduciría el coche de Brittany de regreso a casa después.
—Estás contenta de verme ¿no es así?—preguntó Sam.
—Me gustaría que me hubieras preguntado antes de tomar vacaciones—dijo Brittany.
—Lo intenté. No estabas en casa—le recordó él.
No.
Ella había estado con Santana, en sus brazos… haciendo el amor.
Sintió una punzada de culpa y suspiró, tratando de alejar sus pensamientos de Santana.
Tenía que hacerlo si iba a sobrevivir esta semana.
—Aun así hubiera deseado que esperaras a hablar conmigo primero.
—Brittany, tenía que verte. Has estado fuera por nueve meses ¿No crees que eso es mucho tiempo?
—¿Mucho tiempo para qué?
Él sonrió de esa manera tan suya.
Arrogante, pensó.
Y ella lo odiaba.
—Es tiempo de casarnos, Brittany
—¿Casarnos?
—Sí. Sé que te fuiste porque te asustaste cuando te lo pedí. Te amo, Brittany. Estamos bien juntos. Han pasado cuatro años. Bueno, casi cinco.
Es tiempo Brittany cerró los ojos, sintiéndose enferma del estómago.
¿Cómo se atreve?
¿Cómo se atreve a venir aquí después de nueve meses de separación y hablar de matrimonio?
¿Cómo si nunca hubieran estado separados?
¿Cómo sí no hubieran hablado de esto anteriormente?
—No estoy lista—dijo ella.
—No empieces con eso nuevamente, por favor. Solo estás asustada—dijo él.
—Da vuelta aquí—dijo ella señalando hacia la casa—Y no estoy asustada—insistió ella.
Desempacaron en silencio, Brittany se sentía hacinada mientras él invadía su habitación con sus cosas.
—Me gusta tu habitación—dijo él.
Se sentó en la cama y agarró su mano posesivamente, encerrándola en su mano más grande.
—Te he extrañado. He echado de menos hacer el amor contigo.
—Sam…
Brittany negó con la cabeza, pero él la atrajo a su lado.
—Nana no estará en casa hasta las seis—dijo él—Ella me lo dijo.
Brittany sonrió ligeramente, sus ojos mirando los verdes de él.
Nana estaba haciendo todo lo posible para lograr que se casaran.
Ella levantó su cuello cuando Sam puso sus labios ahí, la sensación familiar de su creciente barba rastrillando su piel.
—¿Me has extrañado?—preguntó él.
Ella cerró los ojos y asintió con la cabeza mientras él le empujaba sobre la cama, sus manos casi a tientas sobre sus pechos.
—Brittany, no ha habido nadie desde que te fuiste—murmuró él contra sus labios.
Estuvo a punto de ser abrumada por la culpa y envolvió sus brazos alrededor de sus fuertes hombros, tan diferentes a los de Santana.
Pero no se sentía bien.
Abrió la boca para protestar y él metió su lengua con urgencia, empujando la de ella, aplastando sus gigantes labios bajo los suyos.
Ella gimió, sintiendo las lágrimas inundar sus ojos.
¿Por qué él no podía hacerle sentir como Santana la hacía sentir?
—Oh, Brittany, te sientes tan bien—susurró él.
Agarró su mano y la puso sobre su hinchada ingle, instándola a acariciarlo.
Brittany sintió su poder a través de sus pantalones y dejó que su mano se moviera sobre él, una vez tan familiar para ella, ahora casi extraterrestre.
—Vamos a quitarte esto—dijo él mientras sus manos iban hacia sus vaqueros—Me ocuparé de ti, cariño—susurró él.
Ella estaba en un sueño mientras él bajaba sus vaqueros.
Su mente estaba en blanco, completamente en blanco mientras sus manos ásperas y posesivas se movían sobre ella. Se detuvo brevemente en sus pechos, luego su boca volvió a la suya y él le besó con una fuerza que lastimó sus labios.
—No puedo esperar—murmuró él y abrió sus piernas con las rodillas, hundiéndose profundamente en su interior.
Ella lanzó un grito de vergüenza y se quedó sin aliento mientras él empujaba dentro de ella, empujándola con fuerza contra la cama.
Dios, oh Dios, pensó ella.
Cerró sus ojos, oyéndole gemir con cada embestida mientras golpeaba contra ella.
—Oh, Brittany—dijo él con voz entrecortada y se corrió dentro de ella, sus caderas se sacudían mientras se sostenía a sí mismo sobre ella.
Sintió una lágrima que se escapaba de sus ojos y giró su cabeza alejándola de él.
¿Por qué… oh por qué?
Seguramente él sabía que ella no estaba excitada, que no había llegado a un orgasmo.
Seguramente él sabía que ella no había disfrutado.
Fue solo sexo.
Eso había sido todo.
No había amor de por medio.
Pero ella admitió con tristeza que se lo había permitido.
—Dios, eso estuvo tan bien—él se retiró de ella y tomó suavemente su mano entre la suya—Aunque rápido. Te he extrañado—dijo nuevamente—Esta noche lo haremos más despacio—prometió él.
Esta noche.
Y la noche siguiente y durante toda la semana estaría compartiendo su cama.
Respiró profundamente, sintiéndose ahogada por las lágrimas que no había derramado.
Se sintió casi enferma del estómago.
¿Por qué había permitido esto?
Este asalto contra ella.
Era todo lo que había sido.
Simplemente había sido un objeto para satisfacer, para alcanzar alivio.
Él se sentó y alcanzó sus vaqueros, que estaban enrollados alrededor de sus tobillos.
—Levántate, cariño. Puedes mostrarme la ciudad.
Ella no se movió y él fue hacia ella.
—¿O tienes ganas de un poco más?—preguntó él guiñándole un ojo.
Ella tragó con dificultad y con una sonrisa forzada dijo:
—No.
Definitivamente no.
Se obligó a moverse, subiendo nuevamente sus vaqueros hacia su cintura.
Se sentía repulsiva.
Se sentía violada.
Quería correr al cuarto de baño y ducharse.
Quería gritar por la frustración.
Él no tenía ni idea, pensó ella.
No tenía ni idea de que él no le había satisfecho.
Y ni siquiera lo había intentado.
Oh, Santana, lo siento.
—¿Brittany?
Se mantuvo de espaldas a él mientras abrochaba su sujetador.
—¿Qué?
—Vas a casarte conmigo ¿verdad?
Dile.
Dile ahora.
Se dio la vuelta, las palabras estaban en sus labios, pero la mirada en sus ojos la detuvo.
Se veía tan vulnerable, tan niño.
Sus hombros se hundieron y desvió su mirada.
—No hablemos de eso ahora Sam, por favor.
—Está bien. Tenemos toda la semana, de todos modos. Pero te lo advertí ¿no? Te dije que vendría para llevarte de regreso—dijo él.
—Sí, me lo advertiste.
Brittany cortó su asado, su apetito desaparecía con cada bocado.
Nana y Sam mantenían una conversación sin ella, no parecían darse cuenta que ella estaba a miles de kilómetros de distancia de ellos.
Escuchó el nombre de Santana y alzó la vista desconcertada.
—…Sin embargo no hemos visto su trabajo—estaba diciendo Nana.
—Es increíble. El sr. Abrams acaba de comprar una de sus pinturas—dijo él—La colgó en la sala de conferencias.
—¿Es buena?—preguntó Nana.
—Oh. Mucho. Se llama Mañana y hoy. Es un acantilado, fuera de la Península. Hay una puesta de sol en el oeste y ese lado del acantilado es de color naranja, casi rojo y la luna brilla por encima, en el este, logrando en ese lado un resplandor casi fantasmal. Es hermoso, de verdad.
Brittany escuchó con interés, pensando en lo irónico que era que Sam hubiera visto el trabajo de Santana antes que ella, que había pasado horas y horas entre sus brazos, ni siquiera había pensado en pedirle verlo.
—Bueno, sabía que era buena—dijo Nana.
—Debe serlo. Costó más de dos mil dólares—dijo Sam.
—Vaya, vaya—dijo Nana—Britt ¿puedes imaginarlo? Y aquí estaba yo, pensando que tal vez me gustaría una de sus pinturas.
Sam miró a Brittany y le sonrió.
—Entonces ¿te la has pasado con una artista famosa y no has visto ninguna de sus pinturas? ¿Estás segura que es la misma Santana López?
—Sí—dijo Brittany suavemente, mirando a Nana.
—Oh, hemos visto sus bocetos, pero nada más—dijo Nana.
—Bueno, sin duda me gustaría conocerla—dijo Sam.
Brittany se estremeció al imaginarse presentando Sam a Santana.
—Oh, estoy segura que ella también quiere conocerte. Britt le ha contado todo sobre ti ¿No es así, Britt?
Brittany le dio a Nana una mirada penetrante y asintió con la cabeza, metiendo un pedazo de carne asada en su boca para evitar hablar.
—¿Por qué no disfrutamos mañana de una comida al aire libre? Podemos ir a los campamentos en las afueras. Hay una ruta maravillosa de senderismo ahí. Te gusta ir de excursión ¿no es así Sam?—preguntó Nana.
—Supongo que sí. No es que tenga muchas oportunidades en Seattle—dijo él.
—Podemos invitar a Santana, Britt. Tal vez hagamos una fogata con salchichas y chile—dijo Nana—Suena interesante ¿no?
—Sí, vamos a hacerlo ¿Qué dices, Brittany?—preguntó Sam.
Brittany asintió débilmente, pensando que nunca invitaría a Santana.
Inventaría alguna excusa.
No podría soportar a los dos juntos.
Simplemente se volvería loca si lo intentaba.
Sam descansaba viendo la TV mientras Brittany y Nana limpiaban.
—Britty, no tienes que ayudarme. Sé que preferirías estar por ahí con Sam—dijo Nana.
Brittany dejó escapar un profundo suspiro.
—No, voy a ayudarte—dijo Brittany.
Nana bajó los platos y tomó el brazo de Brittany.
—¿Qué pasa, hija? Difícilmente dijiste una palabra en la cena.
—No pasa nada, Nana.
Sólo todo.
—Sam te ama—dijo Nana.
Brittany asintió.
—Sí, creo que lo hace—dijo Brittany.
—Bien.
Esa noche, mientras Brittany se metía en la cama junto a Sam y dejaba que él la tomara entre sus brazos, sintió que seguramente había llegado al punto más bajo en su vida.
Casi se ahogó cuando metió la lengua en su boca y cuando sus manos agarraron sus pechos como en un puño, finalmente lo rechazó.
—No, Sam—dijo ella.
—¿No? ¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, no. No quiero que me toques. No quiero esto.
—¿Brittany, estás bien?
—No, no lo estoy. Vienes aquí después de nueve meses de separación, pensando que nada ha cambiado. Bueno, ha cambiado—dijo en voz baja—Las cosas han cambiado. Yo he cambiado.
—Todavía te amo. Todavía quiero casarme contigo—dijo él simplemente.
—Sam, me fui porque necesitaba algo de tiempo lejos de ti. No estaba segura de querer casarme contigo. Todavía no estoy segura—dijo ella con cautela.
—Brittany, hemos estado juntos durante años ¿Qué es lo próximo para nosotros, si no el matrimonio?
—Sam, no me hagas esto. Sabes cuánto Nana quiere que nos casemos. Ella ha estado insistiendo desde que me mudé aquí. Estoy feliz en este momento—dijo ella eligiendo sus palabras cuidadosamente.
Sam se echó a reír.
—No puedes ser feliz. Aquí no hay nada para ti. Y eres demasiado joven para ser una vieja solterona, aunque Nana piense que te estás acercando rápidamente a esa edad—dijo él a la ligera—Además, no me iré hasta que te comprometas a casarte conmigo.
—No voy a volver a Seattle, Sam—dijo ella con firmeza.
—Oh, Brittany. No te hagas la difícil—bromeó él—Déjame hacerte el amor—le suplicó—También debes haberlo extrañado.
—Sam, no—le advirtió ella pero sus manos aparecieron nuevamente y tiró de ella encima de él, su excitación empujando contra ella.
—¿Ves cuánto te deseo?—dijo él y la presionó firmemente contra él.
—Sam, por favor, no hagas esto—le rogó ella, tratando de liberarse de su agarre, pero su boca sofocó sus protestas.
Se odió a sí misma cuando él bajó sus bragas y la penetró.
Imágenes de Santana haciéndole el amor tan suavemente llegó a ella mientras Sam saqueaba su cuerpo y no trató de detener las lágrimas que fluyeron de sus ojos.
—Bueno, él llamó anoche. Quería darte una sorpresa. Se tomó toda la semana libre y viene mañana—Nana la miraba—Pensé que te animaría. Le dije que no habías sido tú misma últimamente.
—¡Nana!
—Bueno, no lo has sido.
Brittany caminaba detrás del mostrador, agradecida de que no hubieran clientes en la tienda.
—¿Dónde va a quedarse?—preguntó Brittany.
—Bueno, con nosotras, por supuesto. Britty, no soy una mojigata. Sé que duermen juntos. No me importa si él se queda en tu habitación—dijo Nana inocentemente.
Brittany cerró los ojos, maldiciendo en silencio.
¿Qué iba a hacer?
No quería ver a Sam.
Y ciertamente no quería que él compartiera su cama.
¿Y por una semana?
Nunca sobreviviría.
—Britty, seguramente no querrás que se quede en la casa de campo en el Lago Lima ¿verdad? Eso está a veinte millas de distancia—dijo Sue.
—No—murmuró Brittany.
¡Por supuesto que no podríamos permitir eso!
—¿A qué hora mañana?—preguntó Brittany.
—Saldrá en la mañana. Debería estar aquí para el mediodía.
—¿Mediodía?
—Sí y creo que deberías tomar la tarde libre. Sé que es sábado, pero Mercedes y yo podemos manejarlo.
Brittany sintió ganas de llorar, pero se obligó a sonreírle a Nana.
Sue tenía buenas intenciones.
—Te quedarás en casa esta noche, espero—continuó Nana—Tenemos que limpiar la casa. Y tengo comidas que planificar—añadió—Oh, esto va a ser divertido ¿no es así? Podrás mostrarle los alrededores, llevarlo de excursión o algo. A él le gusta eso ¿no es así? Y, ahora Santana podrá conocerlo. Estoy segura que le va a gustar…
Nana divagaba, pero Brittany había dejado de escuchar.
Santana.
¿Qué iba a hacer con Santana?
Cerró los ojos, tratando de protegerse de la ola de culpabilidad que se apoderó de ella.
Acababa de pasar toda la noche haciéndole el amor a Santana, había despertado enredada en los brazos de otra mujer y ahora tenía que decirle a esa misma mujer que Sam vendría a pasar una semana con ella.
Una semana en su cama.
Sabía que Santana lo entendería.
Brittany no podía decirle simplemente a Sam y a Nana que prefería que Sam no viniera, que prefería seguir explorando su nueva relación con Santana.
Eso sería una locura.
Tal vez era bueno que Sam viniera.
¿Todavía tendría sentimientos por él?
Esta sería la única manera de averiguarlo.
De repente, todo se volvió demasiado complicado.
Pero acaso ¿creía que no iba a ser así?
¿Qué simplemente podía atravesar esta nueva etapa de su vida sin complicaciones?
Nana salió de la tienda temprano para empezar la cena y Brittany esperó hasta que Mercedes cerró para llamar a Santana.
—Soy yo—dijo Brittany cuando Santana contestó.
—Te extrañé hoy—dijo Santana con suavidad—¿Puedes venir?—preguntó.
Brittany cerró los ojos por un momento, deseando poder estar con Santana.
—No puedo—dijo Brittany en voz baja.
—¿Qué pasa?
—Sam está por llegar—dijo Brittany.
Hubo un silencio y Brittany imaginó a Santana de pie, agarrando el teléfono.
—Ya veo—dijo Santana finalmente.
—Él llamó anoche, cuando estaba contigo. Va a tomarse unas vacaciones la próxima semana y viene de visita. Nana lo tenía todo arreglado—explicó Brittany.
—¿Dónde va a quedarse?
—Aquí, en la casa.
Brittany escuchó la incertidumbre en la voz tranquila de Santana.
—¿En tu cama?
Brittany se quedó en silencio por un momento.
—Sí—dijo Brittany finalmente.
—Ya veo—dijo Santana nuevamente.
—San, no sé qué puedo hacer. No sé cómo decirle a él o a Nana que no quiero verlo. Tenían todo planeado. Nana solo habló de eso todo el día.
—Entiendo. No es como si no supiera de Sam. Quiero decir, sé que técnicamente todavía están involucrados. Es que… supongo que no esperaba que apareciera tan pronto después que nosotras…
Santana permitió que su voz se apagara y Brittany cerró los ojos, no queriendo escuchar el dolor en la voz de Santana, sabiendo que no podía hacer nada al respecto.
—Lo siento mucho, San—dijo Brittany finalmente.
—Bueno, no hay mucho que puedas hacer ahora. Y Brittany, tal vez esto sea bueno, puede que sea lo que necesites en estos momentos. Para ver si… ver si… todavía tienes sentimientos por él. Tal vez lo veas y todo vuelva a ti.
Brittany se preguntaba cuán difícil era para Santana decir esas palabras.
No había visto a Sam en casi nueve meses. Su cuerpo le decía que era sólo el toque de Santana que necesitaba pero su mente todavía se resistía.
¿Eran las mujeres o era sólo Santana?
¿Pero acaso eso importaba?
—No quiero estar con él—dijo Brittany—Estoy tan confundida acerca de todo, San. Sé que te deseo… pero…
—Lo sé—dijo Santana—Esto es tan nuevo para ti. No te preocupes por mí, Brittany. Tienes asuntos pendientes con él. Tal vez lo que hay entre nosotras es sólo…
—¿Solo qué? ¿Un romance pasajero?
—Algo así—dijo Santana.
—No hagas eso, Santana. Sé lo que siento por ti—insistió Brittany—Esta mañana cuando desperté, se sentía tan bien estar entre tus brazos. Fue lo más natural del mundo despertar contigo, hacer el amor contigo esta mañana. Nunca nadie me ha hecho sentir como tú lo haces. Sam ni siquiera se ha acercado—susurró Brittany—Y es por eso que me está matando que él venga.
—Lo siento. Si pudiera regresar el tiempo…
—No. No quiero eso. No me arrepiento de esto, San. Ambas sabíamos que había algo que nos estaba atrayendo la una a la otra. Las dos sabíamos que esto iba a pasar ¿No es así?—preguntó Brittany vacilante.
—Sí—entonces rió suavemente—Bueno, en mis sueños. Nunca pensé que realmente vinieras a mí.
Brittany sonrió, sintiendo que parte de la tensión se disipaba.
—No había manera que no fuera a ti, San.
—Lo que nos lleva de nuevo a Sam.
—Lo siento—dijo Brittany simplemente.
—Bueno, no hay nada que podamos hacer al respecto. Te daré espacio. Necesitas tiempo con él, Britt, lo creas o no. Ya sabes, exactamente no hemos pasado el tiempo hablando acerca de lo que hay entre nosotras. Tal vez debimos hacerlo. Yo sólo…
—Lo sé. Muchas cosas se mantuvieron en el camino—dijo a la ligera.
No había querido analizar sus sentimientos por Santana.
Sólo había querido… estar con ella.
Brittany suspiró, deseando simplemente conducir hacia la cabaña.
Esta conversación debió haber sido en persona, no por teléfono. Pero sabía que ellas habrían hablado muy poco. No lograba mantener sus manos alejadas cada vez que estaba cerca de Santana.
En fin, quizás Santana tenía razón.
Ella necesitaba ver a Sam, ver si había algo ahí, si alguna vez lo había habido.
—Hablaremos cuando él se haya ido. Después que veas… cómo te sientes.
—Sé que tienes razón—dijo Brittany—Tal vez sí necesito un poco de tiempo para ver cómo me siento acerca de… todo.
Santana dejó escapar un profundo suspiro.
—Sí. Lo necesitas. Si no lo haces siempre te preguntarás si las cosas hubieran funcionado con él.
—Pero no puedo dejar de pensar en ti, San—susurró Brittany.
—Lo sé. No has dejado mis pensamientos en todo el día—dijo Santana en voz baja.
Después de sólo una breve pausa aclaró su garganta.
—Que tengas una buena semana—dijo Santana y colgó abruptamente.
Brittany escuchó el tono un momento más, luego colgó suavemente.
A pesar de sus palabras, Brittany había escuchado el dolor en la voz de Santana.
Cuando Sam entró en la tienda poco después del mediodía, Brittany forzó una sonrisa a su rostro y fue hacia él.
Tenía el mismo aspecto.
Su cabello rubio un poco largo.
—Dios, te he extrañado—le susurró al oído.
Sus brazos la sujetaron con fuerza, presionando sus pechos contra su duro pecho y ella levantó su rostro para recibir su brusco beso.
—Es bueno verte—se las arregló para alejarse de sus brazos.
—Te ves muy bien—dijo él—La vida pueblerina debe ir muy bien contigo.
—Hola, Sam—dijo Nana dándole una gran sonrisa.
—¡Nana!—él le dio un abrazo rápido y besó su mejilla—Gracias por invitarme—dijo él.
—Estoy tan contenta de que estés aquí, Sam. Y Brittany también—le guiñó un ojo—Creo que ella te ha extrañado.
—¡Nana!
Brittany volvió sus ojos suplicantes hacia Nana, pero no le hizo caso.
—Oh, Britt. No haría daño que Sam supiera que lo has extrañado ¿verdad?
—¿Me has extrañado?—preguntó Sam.
—Supongo—dijo Brittany y forzó otra sonrisa en su rostro.
¿Lo había extrañado?
No había pensado mucho en eso en más semanas de las que podía contar.
Pero Sam parecía feliz con su respuesta y pasó un brazo alrededor de Brittany posesivamente.
—Tenemos muchas cosas para ponernos al día, cariño.
—Sí. Por eso le he dado a Britt la tarde libre—dijo Nana satisfecha de sí misma.
—Eso es maravilloso.
—Britt, llévalo a casa y ayúdale a desempacar. Cenaremos a las siete. Asado—añadió Sue.
Brittany sonrió y asintió con la cabeza, deseando estar en cualquier lugar en este momento menos aquí.
Nana estaba realmente radiante y Brittany no tenía el corazón para estropearle las cosas.
Se fue con Sam a la casa.
Nana lo había planeado de esa manera, supuso.
Nana había perdido su caminata esta mañana, en cambio, condujo con Brittany hacia la tienda. Ella conduciría el coche de Brittany de regreso a casa después.
—Estás contenta de verme ¿no es así?—preguntó Sam.
—Me gustaría que me hubieras preguntado antes de tomar vacaciones—dijo Brittany.
—Lo intenté. No estabas en casa—le recordó él.
No.
Ella había estado con Santana, en sus brazos… haciendo el amor.
Sintió una punzada de culpa y suspiró, tratando de alejar sus pensamientos de Santana.
Tenía que hacerlo si iba a sobrevivir esta semana.
—Aun así hubiera deseado que esperaras a hablar conmigo primero.
—Brittany, tenía que verte. Has estado fuera por nueve meses ¿No crees que eso es mucho tiempo?
—¿Mucho tiempo para qué?
Él sonrió de esa manera tan suya.
Arrogante, pensó.
Y ella lo odiaba.
—Es tiempo de casarnos, Brittany
—¿Casarnos?
—Sí. Sé que te fuiste porque te asustaste cuando te lo pedí. Te amo, Brittany. Estamos bien juntos. Han pasado cuatro años. Bueno, casi cinco.
Es tiempo Brittany cerró los ojos, sintiéndose enferma del estómago.
¿Cómo se atreve?
¿Cómo se atreve a venir aquí después de nueve meses de separación y hablar de matrimonio?
¿Cómo si nunca hubieran estado separados?
¿Cómo sí no hubieran hablado de esto anteriormente?
—No estoy lista—dijo ella.
—No empieces con eso nuevamente, por favor. Solo estás asustada—dijo él.
—Da vuelta aquí—dijo ella señalando hacia la casa—Y no estoy asustada—insistió ella.
Desempacaron en silencio, Brittany se sentía hacinada mientras él invadía su habitación con sus cosas.
—Me gusta tu habitación—dijo él.
Se sentó en la cama y agarró su mano posesivamente, encerrándola en su mano más grande.
—Te he extrañado. He echado de menos hacer el amor contigo.
—Sam…
Brittany negó con la cabeza, pero él la atrajo a su lado.
—Nana no estará en casa hasta las seis—dijo él—Ella me lo dijo.
Brittany sonrió ligeramente, sus ojos mirando los verdes de él.
Nana estaba haciendo todo lo posible para lograr que se casaran.
Ella levantó su cuello cuando Sam puso sus labios ahí, la sensación familiar de su creciente barba rastrillando su piel.
—¿Me has extrañado?—preguntó él.
Ella cerró los ojos y asintió con la cabeza mientras él le empujaba sobre la cama, sus manos casi a tientas sobre sus pechos.
—Brittany, no ha habido nadie desde que te fuiste—murmuró él contra sus labios.
Estuvo a punto de ser abrumada por la culpa y envolvió sus brazos alrededor de sus fuertes hombros, tan diferentes a los de Santana.
Pero no se sentía bien.
Abrió la boca para protestar y él metió su lengua con urgencia, empujando la de ella, aplastando sus gigantes labios bajo los suyos.
Ella gimió, sintiendo las lágrimas inundar sus ojos.
¿Por qué él no podía hacerle sentir como Santana la hacía sentir?
—Oh, Brittany, te sientes tan bien—susurró él.
Agarró su mano y la puso sobre su hinchada ingle, instándola a acariciarlo.
Brittany sintió su poder a través de sus pantalones y dejó que su mano se moviera sobre él, una vez tan familiar para ella, ahora casi extraterrestre.
—Vamos a quitarte esto—dijo él mientras sus manos iban hacia sus vaqueros—Me ocuparé de ti, cariño—susurró él.
Ella estaba en un sueño mientras él bajaba sus vaqueros.
Su mente estaba en blanco, completamente en blanco mientras sus manos ásperas y posesivas se movían sobre ella. Se detuvo brevemente en sus pechos, luego su boca volvió a la suya y él le besó con una fuerza que lastimó sus labios.
—No puedo esperar—murmuró él y abrió sus piernas con las rodillas, hundiéndose profundamente en su interior.
Ella lanzó un grito de vergüenza y se quedó sin aliento mientras él empujaba dentro de ella, empujándola con fuerza contra la cama.
Dios, oh Dios, pensó ella.
Cerró sus ojos, oyéndole gemir con cada embestida mientras golpeaba contra ella.
—Oh, Brittany—dijo él con voz entrecortada y se corrió dentro de ella, sus caderas se sacudían mientras se sostenía a sí mismo sobre ella.
Sintió una lágrima que se escapaba de sus ojos y giró su cabeza alejándola de él.
¿Por qué… oh por qué?
Seguramente él sabía que ella no estaba excitada, que no había llegado a un orgasmo.
Seguramente él sabía que ella no había disfrutado.
Fue solo sexo.
Eso había sido todo.
No había amor de por medio.
Pero ella admitió con tristeza que se lo había permitido.
—Dios, eso estuvo tan bien—él se retiró de ella y tomó suavemente su mano entre la suya—Aunque rápido. Te he extrañado—dijo nuevamente—Esta noche lo haremos más despacio—prometió él.
Esta noche.
Y la noche siguiente y durante toda la semana estaría compartiendo su cama.
Respiró profundamente, sintiéndose ahogada por las lágrimas que no había derramado.
Se sintió casi enferma del estómago.
¿Por qué había permitido esto?
Este asalto contra ella.
Era todo lo que había sido.
Simplemente había sido un objeto para satisfacer, para alcanzar alivio.
Él se sentó y alcanzó sus vaqueros, que estaban enrollados alrededor de sus tobillos.
—Levántate, cariño. Puedes mostrarme la ciudad.
Ella no se movió y él fue hacia ella.
—¿O tienes ganas de un poco más?—preguntó él guiñándole un ojo.
Ella tragó con dificultad y con una sonrisa forzada dijo:
—No.
Definitivamente no.
Se obligó a moverse, subiendo nuevamente sus vaqueros hacia su cintura.
Se sentía repulsiva.
Se sentía violada.
Quería correr al cuarto de baño y ducharse.
Quería gritar por la frustración.
Él no tenía ni idea, pensó ella.
No tenía ni idea de que él no le había satisfecho.
Y ni siquiera lo había intentado.
Oh, Santana, lo siento.
—¿Brittany?
Se mantuvo de espaldas a él mientras abrochaba su sujetador.
—¿Qué?
—Vas a casarte conmigo ¿verdad?
Dile.
Dile ahora.
Se dio la vuelta, las palabras estaban en sus labios, pero la mirada en sus ojos la detuvo.
Se veía tan vulnerable, tan niño.
Sus hombros se hundieron y desvió su mirada.
—No hablemos de eso ahora Sam, por favor.
—Está bien. Tenemos toda la semana, de todos modos. Pero te lo advertí ¿no? Te dije que vendría para llevarte de regreso—dijo él.
—Sí, me lo advertiste.
Brittany cortó su asado, su apetito desaparecía con cada bocado.
Nana y Sam mantenían una conversación sin ella, no parecían darse cuenta que ella estaba a miles de kilómetros de distancia de ellos.
Escuchó el nombre de Santana y alzó la vista desconcertada.
—…Sin embargo no hemos visto su trabajo—estaba diciendo Nana.
—Es increíble. El sr. Abrams acaba de comprar una de sus pinturas—dijo él—La colgó en la sala de conferencias.
—¿Es buena?—preguntó Nana.
—Oh. Mucho. Se llama Mañana y hoy. Es un acantilado, fuera de la Península. Hay una puesta de sol en el oeste y ese lado del acantilado es de color naranja, casi rojo y la luna brilla por encima, en el este, logrando en ese lado un resplandor casi fantasmal. Es hermoso, de verdad.
Brittany escuchó con interés, pensando en lo irónico que era que Sam hubiera visto el trabajo de Santana antes que ella, que había pasado horas y horas entre sus brazos, ni siquiera había pensado en pedirle verlo.
—Bueno, sabía que era buena—dijo Nana.
—Debe serlo. Costó más de dos mil dólares—dijo Sam.
—Vaya, vaya—dijo Nana—Britt ¿puedes imaginarlo? Y aquí estaba yo, pensando que tal vez me gustaría una de sus pinturas.
Sam miró a Brittany y le sonrió.
—Entonces ¿te la has pasado con una artista famosa y no has visto ninguna de sus pinturas? ¿Estás segura que es la misma Santana López?
—Sí—dijo Brittany suavemente, mirando a Nana.
—Oh, hemos visto sus bocetos, pero nada más—dijo Nana.
—Bueno, sin duda me gustaría conocerla—dijo Sam.
Brittany se estremeció al imaginarse presentando Sam a Santana.
—Oh, estoy segura que ella también quiere conocerte. Britt le ha contado todo sobre ti ¿No es así, Britt?
Brittany le dio a Nana una mirada penetrante y asintió con la cabeza, metiendo un pedazo de carne asada en su boca para evitar hablar.
—¿Por qué no disfrutamos mañana de una comida al aire libre? Podemos ir a los campamentos en las afueras. Hay una ruta maravillosa de senderismo ahí. Te gusta ir de excursión ¿no es así Sam?—preguntó Nana.
—Supongo que sí. No es que tenga muchas oportunidades en Seattle—dijo él.
—Podemos invitar a Santana, Britt. Tal vez hagamos una fogata con salchichas y chile—dijo Nana—Suena interesante ¿no?
—Sí, vamos a hacerlo ¿Qué dices, Brittany?—preguntó Sam.
Brittany asintió débilmente, pensando que nunca invitaría a Santana.
Inventaría alguna excusa.
No podría soportar a los dos juntos.
Simplemente se volvería loca si lo intentaba.
Sam descansaba viendo la TV mientras Brittany y Nana limpiaban.
—Britty, no tienes que ayudarme. Sé que preferirías estar por ahí con Sam—dijo Nana.
Brittany dejó escapar un profundo suspiro.
—No, voy a ayudarte—dijo Brittany.
Nana bajó los platos y tomó el brazo de Brittany.
—¿Qué pasa, hija? Difícilmente dijiste una palabra en la cena.
—No pasa nada, Nana.
Sólo todo.
—Sam te ama—dijo Nana.
Brittany asintió.
—Sí, creo que lo hace—dijo Brittany.
—Bien.
Esa noche, mientras Brittany se metía en la cama junto a Sam y dejaba que él la tomara entre sus brazos, sintió que seguramente había llegado al punto más bajo en su vida.
Casi se ahogó cuando metió la lengua en su boca y cuando sus manos agarraron sus pechos como en un puño, finalmente lo rechazó.
—No, Sam—dijo ella.
—¿No? ¿Qué quieres decir?
—Quiero decir, no. No quiero que me toques. No quiero esto.
—¿Brittany, estás bien?
—No, no lo estoy. Vienes aquí después de nueve meses de separación, pensando que nada ha cambiado. Bueno, ha cambiado—dijo en voz baja—Las cosas han cambiado. Yo he cambiado.
—Todavía te amo. Todavía quiero casarme contigo—dijo él simplemente.
—Sam, me fui porque necesitaba algo de tiempo lejos de ti. No estaba segura de querer casarme contigo. Todavía no estoy segura—dijo ella con cautela.
—Brittany, hemos estado juntos durante años ¿Qué es lo próximo para nosotros, si no el matrimonio?
—Sam, no me hagas esto. Sabes cuánto Nana quiere que nos casemos. Ella ha estado insistiendo desde que me mudé aquí. Estoy feliz en este momento—dijo ella eligiendo sus palabras cuidadosamente.
Sam se echó a reír.
—No puedes ser feliz. Aquí no hay nada para ti. Y eres demasiado joven para ser una vieja solterona, aunque Nana piense que te estás acercando rápidamente a esa edad—dijo él a la ligera—Además, no me iré hasta que te comprometas a casarte conmigo.
—No voy a volver a Seattle, Sam—dijo ella con firmeza.
—Oh, Brittany. No te hagas la difícil—bromeó él—Déjame hacerte el amor—le suplicó—También debes haberlo extrañado.
—Sam, no—le advirtió ella pero sus manos aparecieron nuevamente y tiró de ella encima de él, su excitación empujando contra ella.
—¿Ves cuánto te deseo?—dijo él y la presionó firmemente contra él.
—Sam, por favor, no hagas esto—le rogó ella, tratando de liberarse de su agarre, pero su boca sofocó sus protestas.
Se odió a sí misma cuando él bajó sus bragas y la penetró.
Imágenes de Santana haciéndole el amor tan suavemente llegó a ella mientras Sam saqueaba su cuerpo y no trató de detener las lágrimas que fluyeron de sus ojos.
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Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
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