[Resuelto]FanFic Brittana: Eres Para Mí (Adaptada) Epílogo

Capitulo 6

Quinn y Brittany llegaron a la casa de la rubia más alta.

Estacionó su automóvil y se quedaron por un segundo sumidas en un incómodo silencio, hasta que Brittany fue quien habló.

―Quinn, gracias por la invitación. Me lo pasé maravillosamente.

―Yo igual, Brittany. Me lo pasé muy bien esta noche. Creo que deberíamos repetir, ¿no crees?

―Claro―dijo―, Me encantaría.

―Genial―dijo y de nuevo se volvió a crear el silencio entre ellas.

―Bien, creo que debería entrar―dijo Brittany.

―Está bien.

Quinn bajó del auto y llegó a la puerta del copiloto para abrírsela a Brittany como todo una dama que era.

La acompañó hasta la puerta de la casa y ahí se quedaron frente a frente mirándose nerviosas.

―Bueno señorita, la dejo en la puerta de su casa sana y salva.

―Y te agradezco mucho que lo hicieras―dijo regalándole una coqueta sonrisa―¿Quieres entrar y tomarte, no sé… un café o una copa tal vez?―la miró y vio que sus ojos estaban llenos de dudas.

―Creo que mejor te dejo para que descanses―dijo y se acercó para besarle la mejilla a Brittany, pero en un rápido movimiento, Quinn la besó en los labios.

Brittany abrió los ojos en sorpresa, pero se dejó besar por la ojiverde sin prisa.

El contacto de los labios fue suave, como si Quinn estuviera pidiéndole permiso para besarla.

Brittany cerró los ojos y se dejó llevar por la suavidad de los labios de Quinn.

La ojiverde invadía la boca de Brittany solo lo justo y necesario. No quería ser violenta ni parecer que se estaba aprovechando de la situación.

Terminó el beso y separándose de la ojiazul la miró buscando en su rostro alguna expresión que le indicara enojo o satisfacción, pero solo se encontró con sorpresa en los ojos de Brittany.

La más alta sonrió y la miró con curiosidad.

―Disculpa, Brittany…yo…bueno…es solo…

―No te disculpes, Quinn. Fue solo un beso. No te preocupes.

―Es que no quiero que pienses que…

―No pienso nada…nada malo quiero decir. Me quisiste besar y lo hiciste ¿Qué tiene eso de malo?

―Claro, claro. Pero no sé qué me pasó, fue un impulso. Hace nada que nos conocemos y…

―Quinn, no digas nada más. No le des más vuelta a lo que pasó, ¿quieres?―dijo posando una mano sobre el hombro de la ojiverde.

―Bien, ahora me despido. Te llamo para invitarte a almorzar o al cine , ¿tal vez?

―Claro, el cine sería genial. Adiós, Quinn, buenas noches.

―Buenas noches, Brittany.

Brittany entró en su casa pensando en lo que le acababa de suceder.

Quinn la había besado y había sido extraño. No era que besara mal ni nada, solo que no sintió el cosquilleo especial que una vez sintió con Santana.

―Ah no, es que yo sí que soy una bruta rematada―se regañaba en voz alta mientras entraba a su cuarto―Santana debe estar pasándola genial con La barbie con la que andaba y yo acá pensando en ella ¡¡¡Qué bruta soy!!!






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Quinn conducía su auto por la ciudad preguntándose qué le había llevado a ser tan impetuosa y besar a Brittany.

La verdad era que le ataría la rubia más alta, pero su corazón seguía siendo ocupado por completo por Rachel, su ex novia.

Brittany era una mujer hermosa e inteligente a la que cualquier persona querría seducir, pero además era una excelente persona, pensó, y no sería justo intentar con ella lo de un clavo saca a otro clavo.

Orilló su auto y lo detuvo.

Sacó su teléfono móvil y marcó el número de Rachel.

El aparato sonó tres tonos y envió al buzón de voz.

Lo volvió a intentar, pero obtuvo el mismo resultado.

Quinn quería verla otra vez, quería decirle que la amaba, que quería estar con ella, que se olvidara de la propuesta de matrimonio y que volvieran a su vida como hasta entonces.

Marcó una última vez y como no logró su objetivo, se dio por vencida y se marchó a su casa.





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Brittany estaba con Sue revisando su agenda diaria.

Ya faltaba cada vez menos para que su hermana volviera de su luna de miel y así ella podría relajar un poco el ritmo que llevaba hasta ese día.

―¿Hay algo más, Sue?

―Recuerde que mañana tiene reunión en el puerto con el gerente y debe llevar todos los contratos listos.

―Es verdad. Tráigamelos para ver si falta algo y así los dejamos listos.

―Es que la señorita López no ha aparecido aún con los papeles.

―Está bien, Sue. Llamaré a Santana para ver qué pasa con esos contratos ¿Algo más en la agenda?

―No señorita.

Sue dejó sola a su jefa y Brittany tomó su teléfono para llamar a Santana. Al segundo tono éste contestó:

―¡Sabía que no podías vivir sin mí!

Brittany entornó los ojos por la ocurrencia de su amiga.

―Buenos días abogada. Me vi en la obligación de llamarla ya que no ha cumplido sus deberes con esta naviera―dijo en tono serio.

―Vaya, creo que hoy no estamos de buen humor―dijo―Pensé que tras tu cita de anoche hoy estarías irradiando felicidad ¿cómo estuvo? ¿No cumplió con tus expectativas?

―Claro que las cumplió y con creces. Y tú ¿Todo bien con tu cita?

―Bueno… ya sabes, siempre cumplo con las expectativas.

Brittany se tensó por aquel comentario y se imaginó a Santana con la rubia que, la noche anterior colgaba de su brazo, revolcándose.

Una oleada de celos se le vino encima lo que hizo que su humor cambiara de inmediato.

[i]―Ya veo porque no te has aparecido por la naviera con los contratos. Debes venir recién levantándote. Los necesito para ya, Santana.

―Qué dices. Estoy entrando a tribunales. Apenas termine te los llevo ¿Qué te parece si te invito a almorzar y los revisamos juntas?

―No tengo tiempo para almorzar, apenas puedas me acercas los documentos por favor.

―Pero Britt…

―Por favor, Santana.

―Está bien―dijo y escuchó que Brittany había terminado la llamada sin siquiera despedirse.


Santana salió de tribunales y, luego de pasar por su oficina a buscar los contratos, llegó a la naviera Pierce.

Entró en el vestíbulo del piso diez y se encontró con Sue.

―Buenos días―saludó Santana a Sue.

Ella la miró por sobre sus gafas y con cara de pocos amigos.

―Buenos días―respondió y comenzó a mover papeles sobre su escritorio.

―Podrí decirle a la señorita Pierce que ya estoy aquí

―La señorita Pierce está ocupada. Le avisaré que usted ya está aquí por favor tome asiento y espérela.

Santana asintió y se sentó en unos de los sillones a esperar que Brittany se desocupara.

Mientras tanto miraba a Sue, estaba claro que la mujer no le tenía ni un poco de estima y se preguntaba qué le pasaba a la mujer con ella.

―¿Tiene algún problema, señorita López? ¿Necesita algo?―preguntó sintiéndose observada.

―No, Sue ¿por qué lo pregunta?

―Por cómo me está mirando. Tiene algún problema conmigo.

―La verdad, Sue―dijo acercándose hasta el escritorio de la secretaria y posando sus manos sobre éste―, Sí tengo un problema. En realidad más que un problema es una duda.

―¿Cuál sería la duda que tiene?

―Quiero saber por qué usted no me soporta.

―Por qué cree usted eso, señorita.

―Por la cara de disgusto que pone cada vez que me ve entrar por el vestíbulo.

―Está equivocada señorita yo no pongo cara de disgusto, creo que usted está imaginando cosas.

―Claro… eso debe ser. Me estoy imaginando todo. Pero dígame Sue, qué le molesta tanto de mí.

Sue miró a la abogada, pero de su boca no salió ni media palabra. Levantó una ceja y luego siguió moviendo papeles de un lado al otro.

―Vamos, Sue, no me haga esto. Dígame qué le pasa conmigo.

―Creo que es mejor que dejemos esta conversación hasta aquí señorita López. No creo que le guste saber mi opinión sobre usted.

―Sue querida, quiero que llevemos la fiesta en paz, por favor, dígame qué he hecho mal con usted. Vamos hable.

La secretaria iba a abrir la boca para decirle a Santana qué era lo que ella pensaba, cuando la puerta de la oficina de Brittany se abrió Santana giró su cabeza al escuchar las voces y risas que procedían desde el interior de la oficina y se quedó paralizada cuando vio que, Quinn Fabray, salí desde el despacho acompañada por Brittany.

―Santana―dijo Brittany al ver a la abogada que la observaba con el rostro serio―¿Te acuerdas de mi amiga Quinn?

―Por supuesto, buenos días―dijo extendiéndole la mano a Quinn quien se la estrechó.

―Buenos días. Bueno, yo ya me voy, no te quito más tiempo, Brittany―dijo Quinn girando su rostro para mirar a Brittany―Te espero mañana.

―Claro, no vemos mañana.

Quinn se despidió de Brittany besándole la mejilla, luego le estrechó la mano a Santana y le dijo adiós a Sue, quien le sonrió amablemente.

Brittany giró sobre sus talones y entró en su oficina seguida por Santana quien la miraba con el ceño fruncido.

―Vaya―dijo con ironía en la voz―, Veo que tu amiguita está muy entusiasmada.

―¿Por qué dices eso, Santana?

―¿Por qué? Se vieron anoche y hoy la tienes metido en tu trabajo, y ¿qué es eso de "te espero mañana"?

―¿Está celosa?―dijo Brittany risueña, tratando de picar a su amiga.

―¿Qué? No, nada que ver… es solo que creo que van muy rápido y no sé no me gusta esta mujer para ti.

―¿No?

―No―dijo claramente enojada.

―¿Y se puede saber por qué no te gusta para mí―preguntó mirándola directo a los ojos sintiéndose en las nubes de que Santana la celara.

―Bueno… porque… porque―balbuceaba sin saber qué decir.

Ni siquiera sabía qué estaba haciendo.

―Porque no me gusta para ti y punto.

―Agradezco tu preocupación, pero con que me guste a mí basta y sobra―vio cómo Santana tragaba en seco―Ahora dejemos el temita y veamos los contratos que tengo que llevar mañana al puerto. Deberías habérmelos dejado ayer. Quinn vino hoy para verlos y…

―¿Y qué tiene que ver ella en todo esto? No entiendo.

―Quinn es la hija del gerente del puerto y su papá la dejó a cargo para tratar con la naviera Pierce. Vino hoy a ver los papeles para que no tuviéramos ningún percance mañana en la reunión.

Santana dio un resoplido por lo que escuchaba.

―Claro que no tendrá ningún percance. Los documentos están perfectamente redactados. Nada está hecho al azar. Además te voy a acompañar mañana a esa reunión, así si la señorita Fabray pone alguna objeción, lo arreglaremos de inmediato.

―No, yo puedo manejar todo perfectamente no es necesario que tú…

―Britt, si pasa algo Kitty es capaz de matarme. No se hable más. Mañana paso por ti y nos vamos al puerto. Luego de discutir algunos puntos de los documentos.

Santana salió de la oficina de Brittany como alma que lleva el diablo.



Brittany aún no cuadraba en su mente qué le pasaba a Santana con ella.

Por qué ese cambio de actitud.

Hace unas semanas atrás todo entre ellas era normal.

Una amistad sin altos ni bajos aunque ella amara a la morena en silencio.

No quería pensar que a Santana la movía algún interés romántico por ella, aunque deseara con toda el alma que así fuera.

Sabía que no debía esperar nada de Santana, nada de amor por lo menos.




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Santana llegó a su oficina.

Tiró su maletín sobre un sillón para luego dejarse caer sobre su silla de ejecutivo.

No sabía qué le había sucedido con Brittany en la naviera, pero cuando la volvió a ver con Quinn, sintió que la sangre le quemaba en las venas.

Todo era muy extraño para ella, siempre tuvo un afecto especial por Brittany, pero ahora todo era confuso con la rubia.

Su teléfono móvil comenzó a sonar y vio que el nombre de Dani aparecía en la pantalla. Cortó la llamada y dejó el aparato sobre el escritorio. El teléfono volvió a sonar y dejó que lo hiciera hasta que Dani se diera por vencida.

Luego sintió el sonido de que un mensaje había entrado. Tomó el móvil y abrió el mensaje que era de Dani.

«Santana, te espero en mi casa. Olvidemos lo que pasó ayer, ¿quieres? Estoy deseosa de verte. Dani»


Santana tomó una honda respiración.

En otra ocasión hubiera corrido hasta casa de Dani para perderse en su cuerpo hasta altas horas de la madrugada.

Pero ahora no sentía deseos de contestar a esa tentadora invitación.

Si ese mensaje se lo hubiera mandado Brittany, estaría feliz, pensó.

Pero la ojiazul se estaba alejando y cada vez más.

No quería imaginar lo que sería perder a Brittany.

Ese pensamiento la sorprendió y la perturbó por igual.

Algo tenía que hacer, pero el qué, aún no lo tenía del todo claro.

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Capitulo 7

Nueve de la mañana y Brittany ingresaba a la gerencia del puerto escoltada por Santana.

La rubia le había insistido que no era necesario que la acompañara a esa reunión, pero la morena no dio su brazo a torcer y ahí le estaba haciendo compañía.

Quinn salió a su encuentro y recibió a Brittany con una amplia sonrisa en su rostro.

Santana sintió que le daban un golpe en el estómago cuando vio que aquella mujer la besaba en la mejilla.

Quinn las guío hasta la sala de juntas donde ya se encontraba el gerente del puerto junto a otras tres personas más.

Luego de las presentaciones de rigor, la reunión daba inicio.

Brittany les hablaba a las personas que, la miraban con admiración, sobre todo Santana.

Hablaba y gesticulaba con las manos, y cada movimiento, era seguido con mucha atención por los ojos de la morena.

Le encantaba verla hablar con tanta pasión de términos marítimos y contestar a cada pregunta de las personas sentadas ahí en la sala de juntas con una seguridad que, a le provocaba orgullo.


Quinn era espectadora de primera fila y pasaba su mirada desde Brittany a una hipnotizada Santana.

La ojiverde sonrió para sí misma al ver la cara de la abogada.

Una cara mezcla de obnubilada y…¿ enamorada?






Luego de una hora de discutir los puntos de los contratos, la reunión se daba por finalizada.

Santana se preocupaba de que todos los papeles estuvieran en regla, que cada firma estuviera en su lugar, mientras tanto Brittany hablaba animadamente con Quinn en una esquina de la sala de juntas.

Santana, miraba de vez en cuando de reojo a la pareja y veía a Brittany demasiado risueña para su gusto.


Ya con todo listo, Brittany se despidió del gerente y los demás ejecutivos para dirigirse hasta el ascensor, otra vez escoltada por Santana, pero ahora se les unía Quinn.

Cuando esperaban el ascensor, Quinn le preguntó a Brittany:

―¿Qué te parece si hoy vamos al cine?

Brittany sonrió y luego miró de reojo a Santana, quien estaba con la mirada fija en la puerta de acero del ascensor y con la mandíbula tensa.

―Suena genial, me encanta la idea… Ay no, ahora recuerdo que no tengo niñera. Tendría que ver si logro conseguir a una y te llamo, ¿te parece?

―Claro, estaré esperando tu llamada.

El sonido del timbre anunciaba que el ascensor había llegado.

―Bueno, nos vemos Brittany―dijo Quinn y luego besó la mejilla de la mujer―Hasta pronto Santana.

―Sí, lo que sea―murmuró Santana y entró al ascensor sintiendo una rabia inexplicable.

Brittany entró también y se despidió con la mano de Quinn mientras las puertas se comenzaban a cerrar.


Todo lo que duró el trayecto en el aparato no hablaron ni media palabra, Brittany no entendía la actitud de niño que se traía su amigo.


Entraron en el auto y la rubia se fijó en que Santana tenía el ceño fruncido, pero no se atrevía a preguntar qué le sucedía.

Así que sacó su teléfono desde el bolso y llamó a una chica que, de vez en cuando, era la niñera de Arite para ver si esa noche podía quedarse con el pequeño.

―Hola, Mercedes ¿Cómo estás? Quería saber si hoy puedes cuidar a Arite.

Santana escuchaba con atención cada palabra de aquella conversación.

―No, no te preocupes, está bien. Cuídate y que te recuperes pronto.

―¿Todo bien?―preguntó Santana con curiosidad cuando terminó la conversación.

―Más o menos. Mercedes no puede cuidar de Arite porque está enferma. Y yo que quería ir al cine hoy.

―¿Y no puedes llamar a nadie más?

―No, pero bueno, será otro día.

Brittany dio un sufrido suspiro y Santana sintió que debía ayudarla, pero no sabía cómo.

―¿Y si lo cuido yo?―dijo y se arrepintió al instante de haber dicho esas palabras.

Ni siquiera sabía por qué había dicho tal tontería.

Pero ver a su amiga afligida podía con ella que hasta era capaz de cuidar al pequeño.

―¿Tú? ¿Tú cuidar a Arite? No gracias―dijo en tono irónico.

No se imaginaba a Santana cuidando a un niño.

―¿Y por qué no?―dijo sintiéndose ofendida y menos preciada por las palabras de Brittany.

―Porque no tienes ni la más mínima idea de lo que es cuidar a un niño.

―¿Cómo qué no? No es tan difícil.

―No tienes idea…

―Britt, si quieres ir a tu cita, deja a Arite a mi cargo. Te aseguro que estará de una pieza cuando llegues.

―Es que no sé. Tú no tienes experiencia con niños y…

―¿Qué tan difícil puede ser? Le doy golosinas y lo dejo ver televisión hasta que se caiga de sueño, solo tengo que cuidar que no meta los dedos en los enchufes ni haga travesuras…

―Cállate, cómo se te ocurre que te voy a dejar a mi sobrino si…

―Britt, es una broma. Ahora dime, ¿quieres o no ir al cine con tu amiguita?―dijo rogando al cielo para que Brittany digiera que no iría.

Y no porque tuviera que quedarse con Arite, porque el niño era un angelito, si no para que no tuviera la cita con Quinn.


Brittany estaba sorprendida por el ofrecimiento de Santana para cuidar de Arite.

Sentía que Santana estaba actuando raro para con ella.

Primero le hablaba mal de Quinn y ahora era capaz de cuidar a su sobrino para que no cancelara la cita.

Pero si estaba jugando con ella, sería la morena quien saldría perdiendo.

La dejaría a cargo del pequeño y la pondría a prueba.

―Hay algo que no entiendo, Santana―dijo girando su cabeza para mirar a Santana que tenía la vista fija en la carretera.

―¿El qué?

―Ayer me decías que no te gustaba Quinn para mí, y ahora te estás ofreciendo a cuidar a Arite para que yo salga con ella, ¿por qué el cambio de actitud?

―Bueno―dijo tragando el nudo que tenía en la garganta.

Ni ella entendía su actitud para con Brittany.

―, Lo pensé mejor y tienes razón, no me tengo que meter en tu vida. A mí la tipa no me gusta, pero con tal que te guste a ti, yo soy feliz―dijo esto y sintió que el estómago se le revolvía por la gran mentira que acaba de soltar.

―¡Ah, qué bien!―dijo divertida―Entonces te tomaré la palabra y te dejaré esta noche con Arite, muero por ir al cine. Hace tanto que no voy.

―¿Cómo que hace tanto? Si hace menos de un mes fuimos a ver la última de la Roca.

―Sí, pero eso fue una salida de amigas, yo te estoy diciendo salir al cine en una cita romántica.

Santana apretó con fuerza el volante, sintió que Quinn la estaba desplazando de la vida de Brittany.

Brittany había salido con otras personas en citas, pero con ninguna salía otra vez, siempre les encontraba algún pero.

Con ninguna se había mostrado tan interesada como con Quinn Fabray.

―¿Y bien, vas a ir o no?

―Santana, no sé… es que Arite…

―Arite estará bien, ¿no confías en mí y en mi capacidad para cuidar a un niño de siete años? Realmente me ofendes, Britt.

―Está bien, dejaré que cuides a Arite. Pero no sé por qué presiento que voy a dejar a dos niños traviesos solos en casa―dijo sonriendo―Llamaré a Quinn para avisarle que ya tengo niñera para esta noche.


Brittany llamó a Quinn y ésta quedó de pasar por ella a su casa a las ocho de la noche.

Santana dejó a Brittany en la naviera y luego regresó a su despacho.


Una vez en su oficina, comenzó a pensar en todo los sentimientos que se estaban comenzando a acumular en su interior.

¿Sería que sentiría más que una amistad hacía Brittany?

No, eso era imposible, se dijo.

Brittany era su mejor amiga y eso debería seguir así.







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El timbre de la casa de Brittany sonó y supo que su amiga había llegado.

Abrió la puerta y se encontró con Santana que, vestía jeans, zapatillas deportivas y un sweeter azul.

Tuvo que contener el suspiro que quería salir de su interior al verla así frente a ella.

―Hola―dijo besando la mejilla de Brittany y entrando en la casa.

―Hola―respondió y la siguió con la mirada.

―Y bien, ¿dónde está el pequeño diablillo?

―¡Tía San!―gritó Arite que venía corriendo desde la cocina y llegó hasta Santana―¿De verdad que tú me vas a cuidar hoy?

―Sí, Arite, es verdad.

―¡¡¡Genial!!! ¿Podemos jugar al Fifa? Por favor, es que mi tía es muy mala y así no se puede jugar.

―Claro, jugaremos a lo que quieras.

―Bien―dijo Brittany interrumpiendo la conversación―, En la cocina les dejé una pizza lista para meter al horno. Santana, que Arite no coma mucho y menos golosinas, que se lave los dientes y que a más tardar a…

―Britt, tranquila―dijo acercándose a la rubia y posando las manos en sus hombros―, Todo estará bien. Si pasa algo grave te llamaré.

―Está bien.




A las ocho en punto, Quinn Fabray aparecía en casa de Brittany.

Abrió la puerta y la hizo entrar en la casa.

Quinn se sorprendió al ver a la abogada sentada en un sillón con un niño, con el cual, jugaba a la Playstation.

Santana, se giró al ver a la rubia más baja y se levantó para saludarla.

―Buenas noches―dijo Santana extendiendo la mano la que fue estrechada por Quinn.

―Buenas noches―respondió el saludo Quinn.

―Quinn, quiero presentarte a mi sobrino, Arite.

El pequeño llegó hasta Quinn y le extendió la mano.

―Hola―dijo el niño mirando a Quinn con el ceño muy fruncido, mostrando claramente que la ojiverde no era de su agrado.

―Hola Arite, ¿cómo estás?

―Muy Bien.

Fue todo lo que contestó y se puso al lado de Santana observando a la pareja.

―Bien, ahora los dejo. Arite―Brittany se agachó a la altura del niño para hablarle―, Pórtate muy bien. No hagas ninguna travesura por favor. Tú igual, Santana―dijo levantando la mirada hacia su amiga.

―Britt, vete, ¿quieres? Todo estará bien. Ve y no te preocupes de nada. La casa y nosotros estaremos aquí cuando regreses.

―Bien―dijo no muy convencida.

Brittany y Quinn se despidieron y salieron de la casa hasta llegar al auto de Quinn.

Santana y Arite se quedaron en el umbral de la puerta viendo toda la escena.

Cuando la pareja subió al auto y éste se puso en marcha, Arite le preguntó a Santana:

―Tia… ¿Por qué dejaste que mi tía Britt saliera con esa mujer?

―No lo sé, Arite―dijo mientras veía al auto alejarse por la calle―Te juro que no lo sé.
 

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Capitulo 8

―Brittany, ¿te puedo preguntar algo?―dijo Quinn mientras mantenía la vista en la carretera.

―Claro―respondió girando su cabeza para mirar el perfil de su compañera.

―¿Desde cuándo que la abogada y tú son amigas?

―Desde unos siete años más o menos.

―¿Y ella nunca se te ha insinuado? ¿Nunca han sido algo más que amigas?

Brittany sentía que su rostro se volvía caliente de lo sonrojada que estaba.

―No, nunca―dijo tragando en seco―¿Por qué lo preguntas?

―No sé, tengo la impresión de que a la abogado tú le gustas.

Brittany abrió los ojos en sorpresa y casi se le desencaja la mandíbula ante lo que estaba escuchando. Su corazón se aceleró en los latidos y la sensación de mariposas en el estómago se hizo presente.

―No, cómo crees―dijo Brittany tratando de parecer tranquila―¿Por qué te da esa impresión?

―Por como ella te mira. No sé si te has fijado, pero yo me he dado cuenta las veces que la he visto, ella te mira de una forma en la que no se mira a una amiga.

―No…eso…no es verdad…yo… bueno… ella―Brittany balbuceaba mientras Quinn sonreía al ver el nerviosismo de la ojiazul.

―Y a ti ella te gusta también―Quinn giró su cara por un segundo para ver la reacción de Brittany ante tal aseveración.

La rubia más alta pestañeó rápido por un par de veces, nerviosa por lo que escuchaba y luego fijó su vista al frente en la carretera.

―No sé de dónde sacas eso. Estás equivocada.

―Brittany, no soy ciega, pero si no quieres hablar lo entiendo. No seguiré curioseando en tu vida.

―No es eso, Quinn. Es que estás equivocada, entre Santana y yo no hay nada.

―Pero tú desearías que sí hubiera algo.

Brittany se preguntó si era verdad que se le notaba tanto que sentía algo por Santana, y se reprendió mentalmente por ser tan obvia.

―Quinn…

―Lo siento. No hablaré más del asunto, ¿está bien?

En un silencio casi sepulcral llegaron al cine.

Solo ahí Brittany sacó la voz para decidir qué película verían.

Mientras que aún le daba vueltas en la cabeza a las palabras dichas por Quinn en el auto y sobre todo a lo de que Santana tenía un interés en ella que se alejaba mucho al de la amistad.

Brittany, en el fondo de su corazón, deseaba que así fuera.

Su anhelo más grande era que, Santana un día le declarara su amor, pero sabía que por parte de la morena solo encontraría a una buena amiga aunque Quinn dijera lo contrario y eso la devolvió a la tierra de golpe.


Quinn sintió que el tema entre Brittany y la abogada era delicado para ella y se sintió mal por haberlo sacado tan a la ligera.

Así que esperó a que terminara la película y la invitó a cenar para disculparse con ella como era debido.

Fueron a una pequeña y acogedora pizzería que Brittany no conocía y la que encontró simplemente fantástica.

Llegaron a una mesa adornada con unos manteles a cuadros rojos y blancos. Se acercó un mesero que les tomó la orden, para veinte minutos después, servirles la pizza y las cervezas que habían pedido.

Ese fue el minuto que Quinn escogió para hablar nuevamente con Brittany sobre el tema de Santana, pero esta vez, era para pedirle disculpas por haber preguntado.

―Brittany, la verdad es que quería disculparme.

―¿Por?

―Por haber hablado sobre tu relación con Santana. Sé que te incomodaste por mis palabras. Te juro que no fue mi intención, pero no te voy a mentir, tenía mucha curiosidad.

―¿Curiosidad? ¿Curiosidad por qué?

―Bueno, Brittany, no quiero volver a ser indiscreta, solo quería disculparme y…

―Está bien, Quinn. Dime lo que quieras decir.

―Bueno, tenía curiosidad por la relación que tienes con la abogada. Sé que me dirás que ustedes son muy buenas amigas y que me estoy imaginando cosas, pero la verdad es que la química entre ustedes es innegable.

―Claro que tenemos química, por algo somos buenas amigas.

―Pero de la química que yo te hablo es la de más que amigas.

Brittany se sonrojó y ahora tenía claro con lo que escuchaba que ella demostraba demasiado cuando estaba con Santana. Hasta un ciego podía ver que estaba enamorada de la pelinegra.

«Qué bruta» se decía «¿Quién más se habría dado cuenta? de seguro todo el edificio de la naviera»

Cerró los ojos y dio una honda respiración como si le doliera el pecho. Luego tomó un sorbo de cerveza desde su botella y miró a Quinn para preguntarle:

―¿Tanto se me nota?―dijo resignada.

―Sí. Pero no eres solo tú, a ella también se le nota que está perdida por ti.

―Eso no es verdad, Quinn. Te confieso que yo siento algo por Santana, ya no te lo puedo negar, pero lo de que ella tenga algún sentimiento por mí, déjame decirte que estás completamente equivocada.

―Yo no lo creo. A simple vista se ve que para ella eres especial.

―Sí, pero soy especial como una gran amiga, como una hermana.

―No, Brittany, ya te dije que ella no te mira como una amiga.

―Bueno lo que sea―dijo no quería pensar en que Santana sentía algo por ella, no quería hacerse ilusiones, no quería que su corazón sufriera con la dura verdad―, No creo que Santana sienta algo por mí.

―Brittany, tal vez ella está confundida y…

―No, Quinn, no digas más. Sé que ella no siente nada por mí. Y ahora dejemos el tema. Ya te conté demasiado.

―Bueno, solo quiero decir una cosa más, creo que estás tremendamente equivocada. Si quieres me ofrezco para ayudarla a que se aclare.

―¿Qué?

―Lo que oyes. Mientras más te vea conmigo más rápido reaccionará.

―¿Y si no?

―Bueno, si no, sigues como si nada.

Brittany pensó en la propuesta de Quinn.

No sabía si debía aceptar aquella enorme locura.

No dijo nada, pero se lo pensaría.





Luego de que terminaran de comer la pizza, Quinn llevó a Brittany a su casa.

Santana que, estaba viendo televisión en la sala, escuchó el ruido del motor del auto de Quinn, que se detuvo fuera de la casa.

Llegó hasta la ventana para observar el auto y ver si algo pasaba entre la pareja.

Quinn se dio cuenta de la silueta que estaba en la ventana y sonrió. Con una mano acarició la mejilla de Brittany y le dijo:

―Y después dices que la abogada no está interesado en ti. La pobre mujer está pegada a la ventana para ver si te beso o no.

Brittany tuvo que contener las ganas de girar la cara y ver lo que Quinn le decía.

―Quinn, será mejor que entre. Gracias por la cita.

―De nada…y piensa en lo que te dije. Si quieres que esa mujer reaccione y confiese lo que siente por ti, soy materia dispuesta para lo que quieras.

―Gracias por la oferta, pero no creo que sea necesario. Ahora te dejo. Adiós, Quinn.

―Adiós, Brittany―Quinn le besó la mejilla.

Luego Brittany bajó del auto y caminó hasta la puerta de su casa.


Santana volvió rápidamente al sofá y fingió estar concentrada viendo el canal de música en la televisión.

Cuando Brittany abrió la puerta, los suaves acordes de un tema de Frank Sinatra inundo sus oídos. Entró en su casa y vio a Santana sentada en el sofá.

―Hola. ¿Qué haces?

―Hola, aquí viendo un especial de Frankie ¿Todo bien con tu cita? ¿Qué película viste?

―Sí, muy bien. Vimos Drácula ¿Todo bien por aquí? ¿Art se acostó temprano?

―Todo excelente. Después de que me masacrara sin piedad en la Playstation lo mandé a dormir. Me siento fatal de que un niño de siete años me diera clases de video juegos.

Brittany rodeó el sofá y se sentó al lado de su amiga. Sus miradas se encontraron de improviso y a la rubia se le vino a la mente la conversación sostenida con Quinn.

Trató de buscar algo en los ojos de Santana, algo que le indicara que Quinn tenía razón, pero solo se encontró con la misma mirada de siempre.

Esa oscura y brillante mirada de pícara que a ella tanto le gustaba.

―Bien, creo que resultaste ser toda una niñera. Gracias, San.

―De nada, además me divertí mucho con Arite. Tiene cada ocurrencia―dijo pensando en todas las cosas que el niño le había dicho sobre Brittany y ella.

Primero reclamándole que dejara salir a su tía con otra persona y luego haciéndole preguntas sobre qué sentía por Brittany, cosa que no supo cómo contestar.

―Genial―Brittany se acomodó un poco en el sofá, de fondo seguía sonando el inmortal Frankie.

De pronto, la melodía de I Got you under my skin llenó la habitación.

Santana se levantó y le extendió una de sus manos a Brittany.

―Britt, ¿me concedes esta pieza?

―¿Qué? Tú sí que estás loca―dijo risueña ante la invitación de su amiga.

―Vamos, baila conmigo―se acercó a Brittany y la tiró de una mano hasta que estuvieron frente a frente―¿Recuerdas que bailamos esta canción en la gala de la naviera el año pasado? Todos comentaron lo bien que lo hicimos.

―Lo recuerdo―dijo estremeciéndose al encontrarse entre los brazos de Santana y al escuchar la letra de la canción.





Ambas eran unas excelentes compañeras de baile.

Santana la hacía girar y volver a sus brazos, tomándola por la cintura y apretándola contra ella.

Brittany estaba en las nubes, le encantaba estar así, tan cerca de Santana compartiendo ese baile, sonreía de felicidad.

Santana la miraba directo a los ojos y de vez en cuando cantaba algo de la letra de la canción en el oído de la ojiazul.

La piel de Brittany de erizó al sentir la cálida respiración en su cuello.

Santana cerró los ojos y aspiró profundamente el perfume de su amiga y su mente se nubló.

La canción ya estaba por terminar.

La morena se separó un poco y miró fijamente el rostro de Brittany, ella le devolvió la mirada y Santana sintió que una fuerza en su interior se apoderaba de ella.

Sin pensar en nada soltó la mano de Brittany y la fue a tomar por la nuca para atraerla hasta su boca y así fundirse en un beso.

A Brittany las rodillas le temblaron.

No daba crédito a lo que estaba pasando en ese momento, pero se entregó al beso de Santana, eso era todo lo que deseaba.

Santana la besaba lento y suave, como si de degustar un sabroso manjar se tratara. La atrajo más a ella y ahora el beso se tornó más apasionado.

Un agradable cosquilleo recorría el cuerpo de Santana, una agradable sensación que nunca antes había sentido.

Pero algo pasó por su mente y se apartó de Brittany de golpe.

Brittany, aún medio atontada por el beso, no entendió la actitud de Santana.

―Lo siento… Britt… yo no quise…―dijo y comenzó a caminar hasta la puerta con la clara intención de alejarse del lugar.

―¿Qué pasa, San?―preguntó Brittany al ver lo rápido que la abandonaba.

Y eso hizo que la rabia se apoderara de ella.

―Nada, es solo que esto… este beso no debió ser.

Brittany caminó rápido y llegó hasta su lado antes de que saliera por la puerta para decirle:

―No digas eso, idiota. No me digas que esto no debió suceder. Háblame Santana, qué pasa contigo.

―Lo siento Britt… de verdad lo siento―dijo queriendo salir cuanto antes de esa casa que sentía que la asfixiada.

―Tenemos que hablar―dijo en tono firme y con la rabia subiéndole por los pies.

―Ahora no, Britt. No puedo.

Santana alargó la mano para tomar el pomo de la puerta. Brittany colocó su mano sobre la de la morena y le dijo:

―Es ahora o nunca, Santana. Si sales por esa puerta no vuelvas más. No voy a hablar contigo nunca más. Siempre que haces algo luego te disculpas y dices que lo sientes, que no debió pasar, pero nunca te has preguntado, ¿cómo me siento yo?

Santana la miró y luego bajó la vista al suelo.

No sabía qué le pasaba, por qué tenía esa actitud estúpida al enfrentarse a Brittany y a sus sentimientos.

Luego de un segundo, levantó la cara y habló:

―Lo siento, Britt.

Y abrió la puerta para salir de la casa de su amiga, quien se quedó petrificada en el umbral viendo cómo la mujer que amaba se alejaba una vez más esquivando la conversación.

Santana se alejaba y esta vez para siempre, porque ella no permitiría que la morena entrara en su vida otra vez.

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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D