[Resuelto]FanFic Brittana: Eres Para Mí (Adaptada) Epílogo

Capitulo 12

El día domingo llegó y Quinn y Brittany entraban en el estadio de fútbol donde se jugaría la semifinal del campeonato.

Apenas puso un pie dentro del recinto, ella recordó a Santana.

Cada vez que, había entrado en ese estadio para ver algún partido de su equipo, lo había hecho con la abogada.

Pero ahora estaba con Quinn y estaba dispuesta a pasarla bien, la ojiverde era una buena compañía y solo esperaba que la distrajera en demasía ya que, sabía que Santana, estaría en el palco con sus amigos viendo el partido.

Brittany y Quinn llegaron a sus lugares que, para desgracia de Brittany, estaban bajo el palco que frecuentaba Santana.

No quería girar y mirar hacia arriba, no quería pensar en la morena, así que se reprendió fuertemente a sí misma y se prometió no girar su cabeza ni una sola vez.



Santana estaba sentada en el palco con un par de amigos, tal como Brittany pensaba.

Miraba el césped, faltaban unos minutos para que el partido comenzara.

Su mente estaba lejos, echaba de menos el tener a Brittany ahí junto a ella para discutir cada jugada o para que ella increpara a jugadores, árbitros y entrenadores o a quién se le cruzara por delante.

Verla furiosa le encantaba así como también le encantaba verla saltar de alegría por un triunfo de su equipo.

Se acercó un poco más a la orilla del palco, cuando algo en las tribunas llamó su atención.

Primero pensó que estaba equivocada, pero luego de unos segundos de mirar fijamente la escena que se presentaba ante ella, no tuvo más dudas.

Ahí, sentadas en las tribunas bajo su palco, estaban Quinn y Brittany conversando animadamente.

Brittany sonreía y Quinn no se quedaba atrás, prestándole más atención de la necesaria para su gusto.



Quinn estaba divertida con Brittany, la verdad era que lo pasaba muy bien con la rubia más alta, podía entender por qué la abogada estaba pérdida por esta mujer y pensó que, si no estuviera tan enamorado de Rachel, podría haberse enamorado de Brittany.

De pronto Quinn comenzó a mirar de un lado a otro cuando sin querer se giró y quedó con su vista frente al palco y a la seria mirada de Santana.

Sonrió con malicia, sabía que Santana se moría de celos al ver a Brittany a su lado y que tal vez hasta sería capaz de lanzarse desde el palco hasta llegar al lado de Brittany.

―Brittany, no te gires, pero la abogada está en el palco y creo que ya me he muerto tres veces con las miradas que me ha dado―le dijo acercándose un poco más a la ojiazul.

Brittany sonrió por lo que escuchaba y tuvo que luchar con las ganas de girar su cabeza para ver a su amiga en el palco.

El partido comenzaba y Brittany estaba agradecida de distraer su mente con el fútbol y así dejar de pensar en que Santana la estaba observando.




Santana, en cambio, no se había enterado de que los jugadores ya estaban en el campo de juego.

Podría estarse jugando la final del campeonato mundial de fútbol en ese instante, pero ella no le habría prestado atención más que a cada movimiento hecho por Brittany.

Brittany se levantaba, gritaba, aplaudía y se sentaba animando a su equipo.


Quinn la miraba divertida, nunca se imaginó que, dentro de una empresaria y bella mujer, existiera tanta pasión.

Se acercó a Brittany y le dijo algo al oído, estaba provocando abiertamente a Santana, quería que hiciera algo, que actuara de una vez y no se lo pensara tanto.


Santana estaba tensa, molesta por lo que veía, rabiosa por la cercanía de Quinn.

Dentro de ella sentía cómo la ira y los celos se apoderaban de su razón.

Había pensado en saltar desde el palco y sacar a Brittany de ahí a rastras, pero sacudiendo su cabeza para que esos pensamientos no ganaran la lucha interna que tenía en ese instante, respiró todo lo profundo que pudo y trató de tranquilizarse antes de que cometiera una locura.

Cada día estaba peor.

No sabía qué hacer respecto a Brittany, de pronto todo era muy confuso para ella.

Tenía un deseo incomprensible hacia su amiga, un deseo que cada día se acrecentaba más y más y que no sabía hasta dónde lo iba a llevar.



El entre tiempo aún no llegaba, pero vio que Brittany se levantaba de su asiento y salía de seguro para dirigirse hasta el baño.

Salió desde el palco a toda velocidad solo pensando en darle alcance a Brittany.

La vio entrar en el baño y se quedó fuera esperando a que saliera.




Brittany se refrescó la nuca y se miró al espejo antes de salir desde el baño.

Aunque lo estaba pasando muy bien con Quinn, estaba intranquila sabiendo que Santana la estaba mirando desde el palco.

Se miró la cara y se insultó por dejar que la morena le afectara tanto, ya era tiempo de empezar a olvidarla, olvidarse de ese amor no correspondido.

Tomó una honda respiración y salió hacia el pasillo.

No sabía qué pasaba, solo que una mano se aferraba fuertemente a la de ella y que era llevaba a toda velocidad hacia alguna parte.

Llegó a un pasillo alejado del tránsito del público y fue ahí donde sintió que su espalda chocaba contra una fría y dura pared.

Santana no pensaba en nada más que no fuera besar a Brittany y así lo hizo.

Aprisionándola contra la pared se apoderó de su boca y perdió todo el poco de cordura que le quedaba.

Brittany se removía bajo el cuerpo de Santana, pero era inútil, mientras más se removía, más la apretaba contra la pared.

Santana la besaba desesperada, como si necesitara esa boca para respirar.

Jugaba con su lengua buscando la de la rubia que, trataba de no entregarse como una boba a ese beso, a esa morena que jugaba con ella como si no le importara nada de lo que fuera a sentir.

Brittany estaba en la gloria, pero a la vez en el infierno.

Amaba tanto a esta mujer que la besaba con pasión, pero sabía que lo que a la morena la movía era solo un sentimiento de territoriedad.

Verla junto a Quinn había despertado los celos en ella, pero no celos de una persona enamorada, pensaba, si no que celos de perder a su amiga.

La que siempre estaba ahí para cuando quisiera, y ahora que, le prestaba atención a otra persona, se moría de miedo de perderla.

Brittany hubiera dado todo lo que poseía porque Santana le dijera que la amaba, porque ese beso fuera el primero de tantos, pero no podía permitirse soñar así.

De seguro Santana volvería a desaparecer otra vez, sin explicaciones y con un "lo siento" como única respuesta cuando le preguntara qué pasaba.

Ese pensamiento hizo que Brittany se llenara de rabia, ya no quería seguir sufriendo por Santana, esto ya no podía seguir así.



Santana no quería dejar la boca de Brittany, era tan suave y dulce que se estaba volviendo loca y el pasillo de un estadio no era el mejor lugar para que alguien se volviera loco de deseo.

Muy a su pesar se separó de la rubia que, estaba con los ojos cerrados, la boca entre abierta y la respiración agitada.

Viéndola así le dieron ganas de volver a besarla, de tomarla y de escabullirse con ella por algún lugar escondido donde poder poseerla y acabar con la desesperación que la estaba consumiendo.


Brittany abrió los ojos y vio que la morena la observaba con una sonrisa ladina, como si lo que estaba pasando en ese pasillo fuera una travesura, un juego de niños.

―Hola, Britt―dijo separándose un poco para apreciar bien la reacción de la rubia.

Aunque no fue la que hubiera esperado.

Brittany la sorprendió abofeteándole la cara.

Santana no habría imaginado jamás una reacción así por parte de Brittany.

La volvió a mirar extrañada y tocándose la mejilla que había sido golpeada.

―¿Qué te pasa? ¿Por qué me golpeas?

―No, qué te pasa a ti. Por qué me besas, qué te has creído.

―No lo sé―dijo con sinceridad.

―No lo sabes, ¿cómo que no lo sabes?―dijo indignada.

―No lo sé, Britt, de verdad que no lo sé. Solo sé que te vi y necesité besarte y…

―¿Por qué, Santana? ¿Por qué haces esto? Dime de una vez, ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que sientes?

Santana la miró y se maldijo por no poder ser claro con Brittany.

¿Por qué siempre que estaba con Brittany no podía sincerarse y gritarle todo lo que sentía?

La rubia se movió haciendo un amago para comenzar a caminar y volver a las tribunas, pero Santana la detuvo.

―No vuelvas con ella―le dijo casi en un susurro, suplicando para que no volviera al lado de Quinn.

Brittany miró la mano que la tenía firmemente sujeta por un brazo y luego levantó la mirada para mirarla a los ojos.

―Suéltame, Santana. Quinn debe estar preocupada por mi demora.

―Por favor, Britt…

―No… ni por favor ni nada. Suéltame de una vez.

Santana la soltó aunque no quisiera hacerlo.

Brittany la miró una última vez y comenzó a caminar para volver con Quinn, pero no se quedaría para terminar de ver el partido, le diría a su acompañante que quería irse y que la sacara de ahí.

Santana la siguió hasta que la ojiazul llegó junto a Quinn, vio que le decía algo que la rubia más baja asintió con la cabeza y se levantó desde su asiento.

Unos minutos más tarde vio cómo Brittany y Quinn desaparecían por la entrada del estadio.

¿Qué iba a hacer ahora?

Ella y su maldita manía de quedarse callada cuando tenía que hablar con Brittany de algo importante.

¿Cómo volvería a estar con Brittany?

De seguro Brittany estaría muy enojada por lo sucedido.

Tenía que hablar, tenía que lograr que la rubia volviera a ella y dejara de una vez a Quinn.

¿Cómo lo haría?

No tenía ni idea, solo sabía que debía de buscar la forma de que Brittany volviera a ella y esta vez para siempre.









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Mientras iban en el auto por la ciudad en busca de algún restaurante para almorzar, Brittany le contaba a Quinn sobre lo ocurrido en el pasillo del estadio con Santana.

―Guau, hasta que por fin reacciona esa morena, ya me tenía preocupada, ¿sabes?―dijo Quinn en tono divertido y sonriendo, pero para Brittany este tema no era nada de gracioso.

―Qué reacción ni que nada, es que Santana no sabe lo que quiere.

Brittany hablaba irritada, con el ceño fruncido.

―Te quiere a ti, ya no le des más vueltas, Brittany. Solo falta que le demos un empujoncito más, ya lo verás.

―No, Quinn, nada más. Ella no está clara en nada. Hoy puede querer todo y mañana nada.

―Pero se aclarará, solo espera. Algunas mujeres somos un poco lentas en estas cosas, bueno unas más lentas que otras―dijo riendo y haciendo clara alusión a la demora de Santana en confesar su amor―, Pero estoy segura que lo hará, tarde o temprano terminará rendida a tus pies confesándote su amor.

Brittany ya no quería hacerse más ilusiones con respecto a la abogada.

Si seguía pensando en lo que decía Quinn con tanta certeza, el dolor que sentiría cuando nada de eso ocurriera iba a ser lo peor de su vida.

Pero, ¿cómo se puede sacar a alguien del corazón de un día para el otro?

El que tuviera la receta de seguro ya se habría hecho millonario.


Siguieron conversando de los eventos de ese día cuando el teléfono de Quinn interrumpió la conversación.

El número era desconocido, pero de igual manera lo contestó. Accionó el manos libres y se dispuso a hablar:

―Hola―dijo Quinn, pero ninguna palabra sonó como respuesta.

Quinn supo de inmediato quién la llamaba.

Rápidamente buscó dónde estacionar y con una señal le pidió a Brittany que se mantuviera en silencio.

Orilló el auto y se detuvo.

―Hola, ¿Rach, eres tú? ¿Háblame por favor?

Brittany abrió los ojos asombrada por lo que oía decir a Quinn y pudo ver la desesperación en la cara de la rubia.

―Rach, necesito verte, dime dónde estás por favor, no hagas esto amor, vamos, dime dónde estás.

Un susurro se escuchó en el aire y luego un sollozo, igual que la última vez que recibió una llamada de ella.

―Quinn―dijo una suave voz de mujer―Quinny…

―Rach, dime dónde estás, voy a donde me digas que vaya, solo dime dónde estás por favor.

Brittany miraba la cara de Quinn quien estaba a punto de perder el control.

―Quinny…amor mío.

Fue lo último que dijo Rachel antes de cortar la llamada.

El silencio se hizo dentro del auto.

Brittany no sabía qué decir en esa situación, no quería parecer demasiado curiosa, pero de igual manera quería ayudar a su amiga.

―Quinn, ¿estás bien?

Qué pregunta más tonta se dijo mentalmente al segundo de haberla hecho.

Era más que evidente que Quinn no se encontraba bien.

―Solo quiero saber dónde está. Quiero verla, necesito verla, Brittany―dijo en tono triste y melancólico.

―Pero te llamó, esa es una buena señal…

―Pero no me basta escucharla, quiero verla, quiero tenerla frente a mí y perderme en sus hermosos ojos. Que me sonría con esa sonrisa que me hace sentir la mujer más afortunada del mundo, tenerla entre mis brazos y saber que no necesito nada en este mundo para ser feliz más que tenerla a mi lado.

Brittany casi suelta una lágrima al escuchar tan bellas palabras, palabras de una persona tremendamente enamorada.

Palabras que quizás ella nunca escucharía en su vida.

―Quinn, si puedo ayudarte en algo solo tienes que pedírmelo.

―Lo sé, Brittany y te lo agradezco, pero la verdad es que en este momento no sé muy bien qué hacer. Quizá debo seguir dándole tiempo aunque la espera me mate.

Ambas se quedaron en silencio.

Quinn rogando para que Rachel la volviera a llamar pronto y ojalá esa vez le dijera algo que le indicara dónde encontrarla.

Y Brittany pensando en lo distinta que era Quinn de Santana.

Mientras una estaba desesperada por volver con el amor de su vida, la otra era una mujer que no sabía lo que quería en su vida respecto al amor.



Después de un almuerzo no muy conversado, Quinn dejó a Brittany en su casa y luego se fue a su departamento, donde sentado en su sofá y mirando una fotografía de ella y Rachel, pensaba en dónde se encontraría ella y cuando llegaría el día en que la volvería a ver.

Y pedía al universo que eso fuera lo más pronto posible.

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Capitulo 13

Kitty ya estaba en su oficina esperando a que Santana y Brittany aparecieran esa mañana para dejar todo en claro antes de la reunión que, tendrían ese día en el puerto, pero hasta esa hora, ninguna de las dos había puesto un pie en su despacho y le parecía muy raro.



Brittany venía subiendo por el ascensor, nerviosa, porque vería a Santana ese día.

Aún estaba perturbada por cómo la morena la había abordado en el estadio, pero tenía que ser profesional y reunirse con ella y su hermana para preparar todo antes de la reunión en el puerto.

Llegó al piso diez y se fue directo a la oficina de Kitty. Entró dudosa, estaba un poco retrasada, y tal vez, Santana ya se encontrara en el lugar, pero cuando ingresó en el despacho, vio que solo estaba su hermana.

―Buenos días, Kitty―saludó y dejó su bolso en uno de los sofás de la oficina para luego sentarse en una de las sillas frente a su hermana.

―Buenos días. Al parecer Santana y tú se pusieron de acuerdo para llegar tarde hoy.

―Ay hermana, solo son diez minutos, no te enojes, ¿quieres?

―Me enojo, claro qué me enojo, y para colmo Santana que ni ha asomado su nariz.

―Bueno, algo tiene que haberle pasado, ya llegará, aún nos queda tiempo, ahora quieres revisar algún tema en específico…

―Disculpen la demora―dijo Santana que venía entrando a la oficina muy apurada―, Tuve un problema en la oficina.

Brittany se reacomodó en su asiento, nerviosa ante la llegada de la abogada.

Santana por su parte trataba de no mirarla, no quería que Kitty notara cuánto le afectaba Brittany.

Kitty miró a la pareja frente a ella y sabía que algo pasaba entre las dos.

Santana había entrado a toda velocidad en la oficina directo a sentarse sin siquiera saludar a Brittany y ésta actuaba como si la abogada fuera invisible.

Ahora las tenía ahí sentadas frente a su escritorio, ambas con la cabeza gacha, como si estuvieran muy interesadas en los papeles que tenían entre las manos, los cuales ojeaban una y otra vez.

―Bien, ahora que estamos las tres, repasemos el contrato que llevaremos a la reunión―dijo Kitty, quien así logró que, ambas levantaran la cabeza y le prestaran atención.

―Kitty, creo que la cláusula número cinco está demás―dijo Brittany.

―¿Por qué crees eso?

―Es un cliente nuevo, no queremos que se espante…

―Yo le sugerí a Kitty poner esa cláusula―intervino Santana―Creo que es lo mejor para ambas partes.

―A mí no me parece―dijo Brittany mirando Santana―, Creo que deberíamos sacarla.

―A Kitty le pareció bien.

―Pero no me consultaron, yo he estado tratando este asunto con el cliente en el puerto. Mínimo deberían haberme puesto al tanto de esto antes de que fuéramos a la reunión.

Kitty estaba en silencio, siendo una muda espectador de una pelea entre Santana y Brittany.

Brittany estaba roja de ira y Santana con el entrecejo fruncido tratando de explicarle algo que, la ojiazul de puro testaruda, no quería entender.

Eso estaba muy extraño, pensó Kitty mientras seguía escuchando los ataques desde un lado y otro.

―Ya no podemos cambiar el contrato, estamos sobre la hora. Kitty y yo pensamos que así está bien, deja de ser caprichosa, ¿quieres?

―¿Caprichosa? ¿Me has dicho caprichosa? Qué te has creído…

―¡Brittany!―dijo Kitty reprendiendo a su hermana―Basta, el contrato se quedará como está y punto. Si al cliente no le gusta, que se joda, ¿oíste? Ahora, ¿podemos avanzar y dejar de hablar de la cláusula número cinco?

Brittany asintió en silencio enojada y se reprendió para sí misma por haber montado una escena delante de Kitty.

Tenía claro que había llamado demasiado la atención de su hermana y sabía también que, tarde o temprano, le preguntaría por lo que estaba sucediendo con Santana.


Siguieron repasando los documentos, claro que esta vez, solo Kitty habló y Santana y Brittany hicieron su aporte con monosílabos.

Ninguna de las dos se atrevía a volver a hablar demasiado.




La hora de la reunión llegó y ya estaban las tres en el puerto.

Brittany caminaba junto a Kitty y Santana las seguía unos pasos más atrás disfrutando del coqueto caminar de Brittany.

Llegaron a la sala de reuniones del puerto, donde Quinn Fabray, se acercaba sonriente a recibir a Brittany.

La besó en la mejilla y la miró divertida para luego giñarle un ojo, todo esto bajo la atenta mirada de Santana, que se estaba aguantando las ganas de saltar sobre Brittany y darle un par de buenos golpes a Quinn, como estaba deseando hacer hace tiempo.

Luego, Quinn saludó a Kitty, estrechando su mano y por último, le extendió la mano a Santana quien se la estrechó con rabia.

Quinn la miraba divertida, la abogada no sabía por qué y eso la hacía enojarse más aún.



La reunión comenzó y Kitty habló de cada punto que estaba en el contrato.

Santana estaba sentada frente a Brittany y Quinn y trataba de poner atención a Kitty, pero no podía quitar sus ojos de la pareja.

Quinn miraba de reojo y quiso divertirse un rato costa de los celos de Santana. Tomó una hoja y escribió en ella:

«Sonríe» puso en la hoja y la deslizó frente a Brittany. Ésta, sin entender mucho, sonrió y la miró con cara de pregunta.

«Quiero divertirme un poco a costa de la abogada»―leyó lo escrito y volvió a sonreir.

Santana miraba el jueguito que se traían Brittany y Quinn y sintió que un puño se hundía en su estómago.

Trataba de estirar lo más posible el cuello, pero no lograba ver los mensajes que Quinn le escribía a Brittany.

¿Serían mensajes sexuales? se preguntó y al pensar en eso, apretó con tanta fuerza el lápiz que sostenía en su mano, que éste se rompió.

Brittany giró su cabeza y se encontró con la mirada de Santana. Pudo ver que los ojos de su amiga estaban distintos, con un brillo intenso que la traspasaba.

Una corriente eléctrica la recorrió de pies a cabeza.

«Creo que seremos testigos de la transformación del Increíble Hulk»―escribió Quinn y Brittany ahora sí que no pudo aguantar que de su boca saliera una risita.

Kitty la miró enojada por la interrupción, Brittany se puso seria y miró a Quinn negando con la cabeza para que ésta detuviera el juego.

La reunión continuó entre miradas de rabia y otras divertidas.

Kitty que, seguía exponiendo, observaba la tensión que había de un lado al otro de la mesa y estaba muy intrigada con aquella situación.



Por fin terminó la reunión.

Santana se aproximó a los clientes para que estamparan las firmas en los documentos.

El ambiente estaba un poco más distendido y Brittany y Quinn estaban hablando junto a Kitty.

―Y qué me dices, Quinn, ¿vienen tú y Brittany cenar con Marley y conmigo?―preguntó Kitty.

Santana levantó la cabeza al escuchar la invitación.

―Por mí encantada, acepto la invitación ¿Qué dices Brittany?

―Claro, me encantaría.

―Bien―dijo Kitty―, Entonces nos pondremos de acuerdo.

Kitty comenzó a despedirse de toda la gente en esa sala de reuniones, Santana hizo lo mismo al igual que Brittany. Caminaron hasta los ascensores, pero Brittany y Quinn se quedaron un poco más atrás.

Santana y Kitty esperaron cerca de los ascensores a que ellas se despidieran.

―Me gusta mucho esta mujer para Britt―dijo Kitty a Santana que trataba de no mirar a la pareja feliz―¿Qué opinas tú?

―No opino nada―respondió la abogada mientras que con su pie pateaba piedras imaginarias en el suelo.

―¿Nada? Vamos, Santana, Britt es tú amiga de seguro tendrás alguna opinión buena o mala acerca de Quinn.

―No, Kitty, nada de nada.

Kitty miraba a su amiga, veía que tenía demasiada tensión en su cuerpo ya que, la vena del cuello, se le comenzaba a marcar.


Brittany se despidió de Quinn y llegó hasta donde la esperaban. Entraron en el ascensor y comenzaron su descenso hasta el estacionamiento.

Dentro del cubículo se hizo el silencio más incómodo de todos los tiempos.

Kitty que, estaba en medio de las dos, miraba de reojo de un lado al otro y veía que Brittany y Quinn estaban extremadamente nerviosas e irritables.

Llegaron al auto y se dirigieron a la naviera. Antes de llegar a destino Kitty les informó:

―Las necesito a las dos en mi oficina de inmediato.

―Pero, Kitty, debo estar en mi oficina en media hora―dijo Santana.

―Espero que lo que tengo que decirles no nos tome más allá de media hora, todo depende de ustedes.

Brittany miró a Santana, presintiendo que sus actitudes no habían pasado desapercibidas para Kitty.

Llegaron al piso diez y las tres entraron en la oficina de Kitty, se sentaron y esperaron unos minutos hasta que Kitty les dijo:

―Quiero saber qué mierda les pasa a las dos.

―Nada―dijeron Santana y Brittany al unísono.

―No pensaran que me voy a tragar eso. He tenido que aguantarme todo el día sus caras de molestia y sus ceños fruncidos. Ya ni se hablan, quiero que me cuenten todo ya, ¿cuál problema es el que tienen?

Brittany y Santana no dijeron nada.

La más alta se miraba las manos nerviosa, mientras que la más baja se pasaba el dedo por el cuello, como si así, pudiera liberar un poco de la tensión que lo invadía en ese instante.

―Y ahora no me quieren contar, debe ser algo muy grave. Solo les voy a decir una cosa y espero que les quede muy claro a las dos cabezas duras. Quiero que arreglen lo que sea que les pase y que lo hagan ahora. Si vuelvo a ser testigo de una discusión como la de hoy en la mañana y si además eso interviene en uno de mis negocios, las despido a los dos.

―Pero… pero Kitty, no lo dirás enserio―le dijo Brittany.

―Estoy hablando muy enserio, Brittany. Si siguen comportándose como dos niños y eso me perjudica, las despido a ambas y no me va importar que seas mi hermana.

Santana miró a Brittany y luego miró Kitty y vio que ésta estaba hablando muy enserio cuando decía que las iba a despedir a ambas.

―¿No van a decir nada? Está bien, no quieren hablar aquí porque no quieren que yo me entere de lo que se traen. Ahora les pido que salgan de mi oficina, busquen un lugar y hablen de esto. No sé cómo lo van a arreglar, pero quiero que esto se solucione ya.

Santana se levantó, miro a Brittany y le dijo:

―¿Crees que podamos hablar en tu oficina?

Brittany asintió con la cabeza y levantándose de la silla, salió de la oficina de Kitty, para cruzar el vestíbulo hasta llegar a la suya.

Santana entró tras ella, cerró la puerta y se quedó de pie frente al escritorio, Brittany también estaba de pie al otro lado del mueble.

―Britt, yo creo que debemos hablar de esto que está pasando.

―De lo que está pasando―dijo pensando en cada palabra―¿Y qué es lo que está pasando, Santana?

―Bueno… es… que sé… sé que estás enojada conmigo por haberte besado y quiero que sepas que esa no era mi intención.

A Brittany se le encogió el corazón al escuchar eso mientras que Santana pensaba que, debería haber escogido mejor sus palabras, porque en vez de explicar algo, se estaba hundiendo cada vez más y más en un pozo sin salida.

―No fue tu intención…

―No… bueno sí… es que no sé qué me pasó. Britt estoy muy confundida con todo, pero tú eres mi amiga y no te quiero perder. No quiero que estés enojada conmigo, te juro que no te volveré a besar.

―¿Sabías que eres una imbécil?―dijo dispuesta a terminar con todo en ese instante―Eres la persona más cobarde que he conocido en mi vida ¿A qué le temes tanto, Santana?

―Yo, a nada.

―Entonces, ¿por qué huyes? Por qué siempre que pasa algo conmigo huyes como si yo fuera la peor cosa que te pudiera pasar en esta vida. ¿No ves cuánto me hieres con tus actitudes?

―Britt, te juro que esa no ha sido mi intención…

―Siempre que haces algo luego te deshaces en disculpas y yo ya me cansé de eso.

―¿Qué me estás tratando de decir?

―Lo mejor es que dejemos esta amistad hasta aquí.

―¡No!―dijo sintiendo cómo un escalofrío le recorría el cuerpo por completo―No digas eso, no puedes terminar esta amistas así como así. Eres… eres mi mejor amiga.

―Lo siento, Santana. Pero esta amistad me hace daño. Yo…

Brittany pensó un segundo lo que estaba a punto de decir, sabiendo que Santana estaría asombrada cuando lo escuchara y de seguro huiría despavorido:

―, Yo siento algo por ti, Santana y todo esto me tiene muy mal.

―¿A qué te refieres con que sientes algo por mí?―dijo tratando de ordenar las palabras que escuchaba salir de la boca de Brittany en su cabeza.

―Eso, lo que acabas de escuchar. Yo te amo, Santana, te he amado desde el primer día que te vi, cuando Kitty nos presentó hace siete años atrás.

Santana se quedó callada, sintiendo cómo el corazón le latía desbocado, estaba entrando en un estado de confusión profunda y no sabía qué debía hacer o decir en ese momento.

―Britt…―susurró.

―No digas nada. Sé que he sido una tonta, la mujer más tonta del planeta pensando en que algún día tú sentirías lo mismo que yo. Por eso digo que, no debemos seguir con esta amistad, porque sé que, cuando me besaste, lo hiciste por arrebato. Es como si fuera un juego para ti, pero todo eso me daña, porque yo te he amado en silencio todo este tiempo, albergando la esperanza de que un día te dieras cuenta de que yo era para ti. Pero ya no más. Ya no puedo seguir con esto.

Santana miró el suelo y se sintió el ser más miserable de todo el mundo por no poder decirle nada a Brittany, por ser una grandísima cobarde que huía de lo que sentía en su interior.

Brittany tenía unas enormes ganas de llorar, pero a la vez se sintió liberada de que supiera la verdad sobre sus sentimientos.

Ya estaba todo dicho y una vez más, la rubia se equivocó pensando en que Santana actuaría de otra forma.

―Bueno, ya sabes todo. Solo te pido que seamos profesionales en el trabajo, no quiero que Kitty se entere de todo esto, así que tratemos de no discutir frente a ella, ¿quieres?

―Britt, yo… creo que…

―No digas nada, no espero que lo hagas, sé que tú no sientes lo mismo que yo y lo acepto. Ahora quiero que te vayas, tengo que seguir trabajando. Si Kitty te pregunta algo, dile que ya arreglamos el malentendido, yo le diré lo mismo.

―Pero yo quiero decirte que…

―No, Santana, ya no digas nada, suficiente humillación tuve con confesarte lo que siento. No quiero escuchar nada de lo que tengas que decir. Ahora sal de mi oficina quiero estar sola… por favor.

Santana se quedó por unos segundos plantada al suelo sin poder moverse, no quería salir de ahí porque sabía que, tal vez, sería la última vez que estaría así con Brittany.

Pero luego de unos minutos, vio el sufrimiento de la ojiazul en sus ojos, un sufrimiento provocado por ella y pensó que lo mejor era dejarla sola.

Santana no estaba clara con lo que sentía, Brittany se merecía a alguien mejor, a una persona que no fuera una completa cobarde como lo era ella.

Brittany se merecía a la mejor persona que Dios hubiera puesto en la tierra y claramente ese no era ella.

La miró por última vez, como si esa fuera una despedida.

De seguro se volverían a ver en la naviera, pero sería por negocios, ya no sería porque querían pasar tiempo juntas divirtiéndose y eso le dolió en el corazón.

Una última mirada más y con un "Adiós, Britt-Britt" Santana salió de la oficina y caminó todo lo rápido que pudo por el vestíbulo y bajando los diez pisos hasta la calle por las escaleras de servicio.

Una vez fuera del edifico se detuvo en medio de la calle, era un soleado día primaveral, pero para ella era como si una gran y oscura tormenta se avecinara.

¿Qué había hecho?

Había dejado que Brittany saliera de su vida y le había abierto la puerta de par en par para que lo hiciera.

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Capitulo 14

Santana estaba en su oficina, habían pasado cuatro días desde la última vez que vio a Brittany, y la extrañaba en demasiado, pero no había sido capaz de volver la naviera y enfrentarla.

Ese día no podía eludir responsabilidades y tenía que hacer acto de presencia ante Kitty.

La había esquivado esos días, excusándose que estaba muy ocupada y enviándole los documentos que requería con un mensajero.

Pero, si quería que Kitty no empezara a hacer incómodas preguntas, debía ir y presentarse ante su amiga.

Caminó nerviosa todo lo que duró el trayecto desde su oficina hasta la naviera.

Pensaba en cómo actuar ante Brittany.

La rubia le había dicho que la amaba, la había enfrentado y ella había actuado aterrorizada, como si la hubieran sentenciado a muerte.

Estaba segura que ahora Brittany la odiaba y ella no podía hacer más que aceptar todo lo que viniera de la rubia.

Entró en el vestíbulo del piso diez y se encontró con Sue, que la miró y Santana juraría que trataba de matarla con la mirada.

―Buenos días―saludo.

Sue ni se molestó en devolver el saludo.

―La señorita Kitty la está esperando. Puede usted entrar de inmediato.

―Gracias―dijo y caminó hasta la oficina de Kitty.

Entró y se encontró con su amiga que estaba hablando por teléfono. Kitty le hizo un gesto para que se sentara y así lo hizo.

―Sí, amor. Ya tengo hecha la reserva en el restaurante. Sí, ya le avisé a Britt y me dijo que habló con Quinn y está todo en orden para esta noche.

Santana se estremeció al escuchar el nombre de Brittany.

―Nos veremos a las ocho en el restaurante. Adios, Mar… te amo.

Kitty hablaba con su esposa.

Ambas estaban coordinando la cena que, esa noche, ellas compartirían con Brittany y Quinn.

―Guauu, quién diría que volvería a escuchar a la ogra decir te amo otra vez―se mofó Santana.

―Tú riete ahora. Ya llegará el día en que te vea como tonta por una mujer y ahí me voy a reir de ti y en tu cara.

Santana tragó en seco por el comentario de su amiga.

―Yo paso. Estoy vacunado contra las mujeres y el amor.

―No digas eso. Mira lo que me pasó a mí. Conocí a Marley y aquí estoy, sonriendo como una tonta cuando pienso en ella ¿Y sabes qué? Es lo mejor que me pudo pasar en la vida.

―Sí, seguro―dijo irónica Santana.

―Búrlate todo lo que quieras, pero ya te quiero ver cuando te enamores y andes sufriendo por los rincones.

Santana se puso seria.

Pensó en qué pasaría si su amiga supiera que, ella ya andaba sufriendo por los rincones y que era por Brittany.

Pensó en qué le diría Kitty si supiera todo lo que había pasado con su hermana.

Si supiera que Brittany estaba enamorada de ella y que le había roto el corazón.

De seguro la golpearía tanto que, no habría cirujano plástico en la tierra que le reconstruyera la cara.

―¿Así que tienes planes para esta noche?

―Sí, Marley y yo vamos a ir a cenar con Quinn y Brittany.

Santana sintió que el alma se le caía al piso al escuchar la confirmación de lo que ya presentía que pasaría, Brittany ahora comenzaría a salir con Quinn Fabray.

Sintió que la ira se apoderaba de ella y tuvo que calmarse para no demostrar nada delante de Kitty.

―Y, Brittany, ¿cómo está? Pensé que la vería por aquí hoy.

―Ha estado un poco enferma, pero hoy ya está muy bien. Le dije que se fuera a casa para que se prepare para esta noche. Ya sabes, como somos las mujeres, cuando queremos impresionar a alguien, podemos demorarnos todo un día en arreglarnos.

―Ella no lo necesita―dijo Santana por lo bajo pensando que había pasado desapercibido para Kitty, pero no fue así.

―¿Qué es lo que no necesita?―preguntó Kitty intrigada por saber qué pensaba Santana.

―No necesita arreglarse en demasía―comenzó a hablar y era como si su boca y su cerebro no estuvieran conectados ese día―Britt es bella hasta con un saco de papas puesto encima, no veo porqué debería arreglarse tanto para una persona, menos para esa Quinn Fabray, que no creo que quiera nada serio con ella y…

La voz de Santana se fue apagando al ver la cara de Kitty que era una mezcla entre diversión y curiosidad.

Había abierto la boca de más y de seguro su amiga ahora querría saber qué pasaba.

―Vaya, oyéndote hablar así de Britt diría que estás completamente celosa de Quinn Fabray.

―No… estás completamente equivocada, es solo…

―Pero ya me quedó claro que Quinn no es de tu agrado.

―No, ya te dije, no es eso. Solo que…

―Y según tú, ¿quién sería la persona para mi hermana?

―Bueno

Santana no sabía qué decir.

¿Qué haría Kitty si le dijera… “yo soy la persona para tu hermana”?

Mejor ni pensarlo, se dijo:

―, Kitty, solo quiero que Brittany sea feliz, no importa lo que yo piense.

―¿Sabes que estás actuando muy extraño últimamente? Sé que no me quieres contar nada. Sé que todo esto tiene que ver con mi hermana, no quiero decir lo que pienso porque espero que, en nombre de nuestra amistad, tú me cuentes sin tener que presionarte.

―Kitty, estás equivocada. No me pasa nada, no tengo nada que contarte―mintió a su amiga.

―Bien. Sé que no me dices la verdad, pero ya te dije, no voy a presionarte. Cuando quieras hablar estaré aquí para escuchar.

Santana asintió con la cabeza y en completo silencio.

Kitty terminó la conversación sobre Brittany ya que notaba que Santana estaba incómodo con el tema.

Pero de algo estaba seguro y era que, Santana y Brittany se gustaban y se gustaban mucho.

Y ahora con la entrada de Quinn Fabray en la vida de Brittany, sabía que Santana había descubierto cuán importante era la rubia en su vida.

Así funcionaba la mente, cuando ven que van a perder algo, se dan cuenta en lo que tienen al lado.


Luego de que terminaran de revisar algunos documentos, Santana dejó a Kitty y caminó de vuelta a su oficina.

Por su mente pasaban imágenes de Brittany.

Esa noche saldría otra vez con Quinn y eso la puso de muy mal humor.

La necesita más que a nada en el mundo y tal vez ya fuera tarde para recuperarla.

Tal vez Brittany ya hubiera dado el paso para dejarla atrás para siempre.








******************************************************************************************************************




Brittany estaba en su casa terminando de vestirse para la cena que, esa noche, tendría con Quinn.

Había estado cuatro días cabizbaja, cuatro días pensando en lo que le había dicho a Santana, cuatro días triste y melancólica pensando en lo que no llegaría a ser.

Kitty la había notado desanimada, y ella le dijo que estaba enferma cuando le preguntó qué le pasaba.

Pero ese día, cuando su hermana le hizo la invitación para que, ella y Quinn fueran a cenar junto a ella y a Marley, aceptó de inmediato.

Necesitaba distraerse, necesitaba olvidarse de la última vez que estuvo con Santana.

Quinn pasó por ella puntualmente y se dirigieron al lugar elegido por Kitty.

Un elegante restaurante Francés fue el sitio al que hacía ingreso la pareja que ya eran esperadas por Marley y Kitty en una mesa.

―Buenas noches―saludó Quinn a Kitty y a Marley con un beso en la mejilla.

―Buenas noches―dijo Kitty―, Espero que la elección del restaurante sea de su agrado.

―Sí, hermana, es un lugar precioso.

Comenzaron la cena, y ambas parejas conversaban animadamente.

Quinn era una buen conversadora lo que hizo la velada muy agradable.

Ya estaban en el segundo plato cuando a Kitty se le ocurrió preguntar:

―Y dime, Quinn, ¿cuáles son tus intenciones con mi hermana?

―¡Kitty!―dijeron Brittany y Marley al mismo tiempo mientras Quinn sonreía.

―Qué ¿acaso pregunté algo malo?

―Amor, no empieces con tu interrogatorio de hermana mayor, por favor―susurró Marley a su esposa.

―No se preocupen―dijo Quinn, mirando a Brittany que, estaba avergonzada por la pregunta de su hermana―, No tengo problema en responderte, Kitty.

―Bien, entonces dime, ¿qué pretendes con Brittany?

―No tienes que responder, Quinn―dijo Brittany―Kitty, no incomodes a Quinn, ¿quieres?

―No, Brittany. Le voy a responder a tu hermana lo que quiere saber. Kitty, quiero que sepas que mis intenciones son de las más honorables con tu hermana. Ella es una persona muy especial para mí. No te voy a decir que estamos de novias y que pensamos casarnos, porque nos conocemos hace poco. Solo te puedo decir que somos unas muy buenas amigas.

―Bien, solo te quiero decir una cosa, haces sufrir a Brittany y te mato.

―¡Kitty!―volvieron a decir Brittany y Marley que no podían creer la amenaza que había soltado a Quinn.

―Y ahora qué dije.

―No te preocupes, Kitty. Nunca haré sufrir a Brittany. Eso tenlo por seguro.

Quinn miró a Brittany, lo que decía tenía mucho sentido ya que ellas nunca llegarían a ser una pareja, al menos no una pareja de novias.

Ambas estaban enamoradas de otras personas.



La cena terminó y ambas parejas se despidieron.

Marley y Kitty se dirigieron a su hogar y Quinn llevó a Brittany hasta su casa.

Luego de conversar un rato dentro del auto, la ojiazul se despidió y entró en su casa.

Brittany se desvistió y se puso su pijama para irse a la cama, pero no lograba conciliar el sueño. Su cabeza eligió esa hora de la noche para ponerse a pensar en Santana.

La extrañaba demasiado y se enojó por ser tan débil y no poder sacarla de sus pensamientos.

Dio miles de vueltas en su cama, se sentaba y se volvía a acostar. De seguro esa sería otra noche de quedarse mirando el techo para ella.







**********************************************************************************************************



―Dame otro whisky doble―pidió Santana al barman arrastrando las palabras.

―Señorita, creo que no debería seguir bebiendo.

―No pedí tu opinión. Dame otro whisky.

―No puedo señorita.

―¿Por qué me quieres joder la noche? ¿Qué te he hecho yo? Sé que me merezco lo peor, pero vamos, no seas así y dame otro wishky. Necesito otro trago.

―No, señorita, no le daré nada más. Ya estamos por cerrar.

―¿Qué?¿Tan tarde es?

―Sí, señorita. Ha estado aquí toda la noche.

Santana había salido esa noche dispuesta a olvidar que, Brittany estaba en alguna parte de la ciudad cenando con otra persona.

Su primera intención era beber algo y luego ir a algún club o tal vez llamar a Dani y tratar de sacar a Brittany de su cabeza, pero no pudo.

Llegó al bar, pidió un whisky y ahí se quedó, bebiendo un trago tras otro y ahora se encontraba completamente ebria.

―Señorita, ¿quiere que le llame un taxi?―preguntó el barman que ya quería deshacerse de la odiosa, pero sexy borracha.

―No―dijo levantándose de la butaca de la barra―, Vine en mi auto y me voy en él.

―No creo que se encuentre en condiciones de conducir, señorita.

Vio que Santana trató de pararse, pero no era capaz de mantener el equilibrio así que se volvió a sentar:

―¿Quiere que llame a alguien para que la venga a buscar?

―No. La única persona que quiero que ver es a Brittany y ella no va a venir ¿Y sabes por qué no va a venir?

―No señorita, no lo sé―dijo entornando los ojos.

Ya bastante la había aguantado esa noche.

―Porque he sido una jodida cabrona con ella. No merezco ni que me mire, pero yo quiero verla, quiero verla, quiero verla…

Cuando dijo eso, Santana apoyó su cabeza en la barra y ahí se quedó. El barman la movió, pero no dio señales de vida.

¿Cómo la sacaría de ahí ahora? Pensó.


Luego de darle muchas vueltas, tomó el teléfono móvil de Santana que había dejado sobre la barra. Pasó los números, pero ni siquiera sabía a quién llamar, cuando llegó a un número que decía Brittany, sin pensarlo lo marcó.

Mal que mal se había pasado la noche hablando de ella, así es que de seguro esa mujer era alguien importante.








Brittany aún daba vueltas en su cama cuando su teléfono comenzó a sonar.

Lo tomó y vio que era Santana quien la llamaba. Algo pasaba, ella lo presentía, ya que era muy tarde para que la llamara, más después de la última vez que se vieron.

Pensando que algo grave había pasado decidió contestar.

―¿Santana?

―No, disculpe, ¿hablo con Brittany?

―Sí, ¿y usted quién es? ¿Por qué tiene el teléfono de Santana?

―Señorita, disculpe por molestarla a esta hora, es que me he visto obligado a llamarla…

―¿Quién es usted? ¿Qué le pasó a Santana? ¿Está bien? ¿Dígame qué pasó?―Brittany empezó a preocuparse y de un salto se levantó de su cama pensando en lo peor.

―Soy Finn, el barman del bar Blue Moon. Tengo a la dueña de este teléfono aquí completamente ebria. Disculpe que la moleste, pero no sabía a quién llamar. Ella ha estado toda la noche hablando de usted y pensé si podría hacer el favor de venirla a buscar. Tiene su auto aquí.

―En media hora estoy por ahí[/i]―Brittany cortó la llamada.

Ni siquiera pensó en nada, por su mente solo pasaba que tenía que ayudar a Santana, no podía dejarla ahí.

Llamó a un taxi y se comenzó a sacar el pijama para cambiarse por unos jeans, una camiseta y unas zapatillas deportivas. Tomó su abrigo, su bolso y llegó hasta su sala donde, veinte minutos después, llegó el taxi que la llevaría hasta el bar.


Cuando ella entró en el bar, se encontró con Santana sentado en una silla mientras un hombre le hablaba, pero solo le contestaba incoherencias.

―Santana―dijo Brittany cuando llegó a su lado.

―¿Britt?―balbuceó―Britt-Britt, yo no quería…

―¿Me puede ayudar a llevarla hasta su auto?―preguntó Brittany al barman, a lo cual él le dijo sí de inmediato.

Brittany metió la mano en el bolsillo de la chaqueta de Santana para sacar las llaves del auto.

Casi arrastrándola lo llevaron hasta el auto. Brittany abrió la puerta del copiloto y el Barman la sentó en el asiento.

―Muchas gracias. Tome, por las molestias―Brittany sacó un billete desde su cartera y se lo pasó al hombre agradeciéndole así toda su ayuda.

―De nada, señorita. Buenas noches.

Brittany entró en el auto y le puso el cinturón de seguridad a Santana para luego poner en marcha el auto.


Todo lo que duró el trayecto Santana balbuceó algunas palabras, pero la más recurrente era "Brittany".

La rubia no sabía cómo sentirse en ese momento.

Si bien estaba molesta por el estado de Santana, no podía dejar de sentirse feliz porque sus pensamientos fueran para ella.


Llegó al edificio de la abogada y fue a pedirle ayuda al conserje para que la ayudara para llevar a Santana hasta su departamento.


Una vez en el lugar, el conserje y ella llegaron con Santana hasta su dormitorio y la tiraron sobre la cama.

El conserje se fue y ella se quedó sola con la morena.

Brittany se acercó para comenzar a desvestirla. Primero le sacó los zapatos y los calcetines y luego trató de sacarle la chaqueta, pero como estaba, era todo muy difícil.

―Santana―le dijo a lo que solo respondió con un gruñido―Santana, ayúdame por favor. Necesito sacarte la chaqueta.

―Brittany―susurró―Britt, estás aquí. Britt-Britt…

―Sí, estoy aquí ¿Crees que podrías levantarte un poco para sacarte la chaqueta?

―Brittany… Britt… perdóname… perdóname…

―Ayúdame Santana, levántate un poco.

Brittany se sentó a horcajadas sobre la morena y la tomó de las solapas de la chaqueta tratando de levantarla, pero no podía con el peso muerto de Santana.

Como podía pesar tanto, si era tan flaquita y bajita.

Si tan solo cooperara todo sería más fácil.

―Vamos, morena, levántate solo un poco.

Santana, escuchando los ruegos de la rubia entre la nebulosa que la dominaba, se incorporó en la cama lo que Brittany aprovechó para rápidamente quitarle la chaqueta.

Santana abrió los ojos y la vio ahí, tan cerca que pensó que todo era un sueño, una visión producida por el alcohol.

―Debería beber más a menudo para que te me aparezcas aquí. Britt… soy una idiota, ¿verdad?

Brittany aún estaba a horcajadas sobre la morena y Santana pasó sus manos alrededor de la cintura atrayéndola más cerca de su pecho.

―Sí, eres la mayor idiota que existe en el mundo.

Santana sonrió, con una risa ebria pero no menos encantadora, que hizo estremecer a Brittany.

―No quiero hacerte daño, pero lo hice y sé que te herí…

―Shhhh. No hablemos ahora, lo mejor es que duermas.

―Tienes razón―dijo hundiendo su cara en el cuello de Brittany y aspirando su aroma―Por Dios, siempre hueles tan bien. Me gustas tanto, Britt… Te amo, te amo, te amo.

Brittany se quedó paralizada por un segundo.

Su corazón dio un vuelco al escuchar aquellas palabras, esas palabras con las que había soñado tantas veces, esas palabras que creyó nunca escucharía de la boca de Santana.

Pero así como su mente voló a las nubes ante esa declaración, volvió de inmediato a la tierra y se dijo que todo era producto de lo ebria que estaba Santana.

―Santana, suéltame y acuéstate, ¿quieres?

―Cántame.

―¿Qué? ¿Estás loca?

―Cántame, Britt. Quiero escucharte antes de dormir.

―No, ya es muy tarde. Suéltame y ponte a dormir.

―Cántame o sino no me duermo.

Brittany bufó, Santana ebria era peor que un niño pequeño con berrinche.

Al final claudicó y se dispuso a cantarle con tal de que se durmiera pronto.

―Bueno, suéltame y te canto.

―No quiero soltarte, estoy tan bien así. No seas mala.

―Si no me sueltas no puedo cantar.

―Está bien, está bien―dijo soltándola y tirándose sobre la cama―Quiero que cantes Sweet child o ‘mine. Cada vez que la escucho me acuerdo de ti.

―Cómo quieres que cante a los Guns a estas horas…

―Shhhh, es esa o me levanto.

Al final Brittany, para que Santana no se levantara, comenzó a cantar muy bajito:



Santana se quedó dormida escuchando la suave voz de Brittany.

Ajeno a la realidad de lo que pasaba en su dormitorio, pensaba que todo eso era un sueño.

Un sueño del que no quería despertar nunca.


Brittany tapó a Santana con la colcha y la miró por un rato.

Se estremeció al recordar las palabras que le había dicho.

Sabía que todo era producto de lo bebida que se encontraba la morena, pero no podía negar que escucharle decir que la amaba, aunque fuera ebria, había sido lo más maravilloso que había oído en mucho tiempo.

Sacó una manta y una almohada desde el closet de Santana y se fue a acostar en el sofá de la sala.

Era tarde y no sería prudente volver a su casa.

Quería estar ahí en la mañana y castigar a la abogada por la noche que la estaba haciendo pasar.

Ya estaba maquinando en su cabeza algún castigo para Santana.

Se acostó en el sofá y pensando en el "Te amo" dicho por Santana, Brittany se quedó dormida.

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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Capitulo 15

Brittany abrió un ojo y vio que ya era de día.

Se incorporó en el sofá y buscó su teléfono para ver la hora. La pantalla le mostró que ya pasaban de las nueve de la mañana.

Se estiró como un gato y dio un bostezo ya que aún era presa del sueño por no haber dormido bien la noche anterior.

Se levantó y fue hasta el dormitorio de Santana, tenía curiosidad por ver cómo estaba después de semejante borrachera.

Llegó hasta la cama y ahí la vio, dormida, inconsciente, con la boca entre abierta.

La miró con detenimiento, perdiéndose en cada facción de la mujer que amaba y de pronto a su mente vinieron las palabras pronunciadas entre balbuceo y producto del alcohol ingerido.

"Te amo", había dicho Santana y aunque ella deseaba con todo su ser que, eso fuera verdad, no quería ilusionarse con palabras dichas en medio de una borrachera.

Santana estaba ajena a todo lo que pasaba en el mundo, durmiendo tranquila.

Brittany sonrió y pensó en que, la última vez que la vio casi tan ebria, fue cuando ambas terminaron en una cama.

Eso hizo que la tristeza la invadiera para luego dar paso a la rabia.

Salió de la habitación y se dirigió a la cocina donde se preparó un café bien cargado para despertarse, volvió a la sala y deambuló por el espacio tan conocido para ella, recorriendo las cosas de Santana.

Ahí, sobre una repisa, estaban varias fotografías de ellas dos.

Una en el cumpleaños de Santana, otra en el estadio donde ambas posaban sonrientes para la cámara mostrando las camisetas de su equipo favorito, y por último una de la última gala de la naviera Pierce, donde ambas iban vestidos de fiesta y bailaban sonrientes.

Viendo esas fotos ella pensó en que era tanto el tiempo siendo amigas, tanto tiempo amando en silencio a una mujer que solo la veía como una hermana.

Un pinchazo de pena se instaló en su corazón, pero ya era demasiado sufrir por lo que no llegaría a ser, ya no debía pensar más en Santana con interés romántico, ella ya había dicho lo que sentía y no obtuvo ninguna declaración de su parte.

Lo mejor era pensar que Santana seguiría siendo nada más que su amiga.

Siguió recorriendo el espacio y se encontró con la colección musical de Santana. Miró todos los discos que éste poseía y se encontró con algunos de sus grupos favoritos.

Sonrió al recordar que Santana le había pedido que le cantara antes de dormir, como cuando se canta para arrullar a un bebé, siguió mirando los discos hasta que vio uno en especial y algo pasó por su mente.

Sonrió con malicia, pensando en que Santana se las pagaría todas de una buena vez.

Tomó el disco entre sus manos, Santana tendría un sorpresivo despertar, pensó.

Encendió el equipo de sonido, colocó el disco y subió el volumen al máximo.

El sonido de las potentes guitarras de AC/DC resonaron fuertemente dentro de cada rincón del departamento de Santana y de seguro que también en de cada rincón del edificio.

La incomparable y rasgada voz de Brian Johnson cantando "Back in Black" despertó a Santana quien se incorporó asustada en su cama sin saber qué diablos sucedía en su departamento.

Trató de abrir los ojos, pero un dolor de cabeza, como si mil agujas le atravesaran el cerebro, hizo que cayera de vuelta sobre la almohada.

La música seguía sonando, los vidrios de las ventanas vibraban y solo pensaba que estaba dentro de una pesadilla, eso no le podía estar pasando a ella.

Tenía la boca seca y el estómago revuelto producto de la gran cantidad de alcochol bebido la noche anterior.

Todo eso, más el dolor de cabeza y la estridente música, no presagiaba un muy buen inicio de día.

Se volvió a sentar sobre la cama sintiendo que con cada nota que escuchaba, su cabeza estaba a punto de explotar. Se destapó y vio que aún estaba vestida con la ropa del día anterior.

¿Cómo habría llegado a su cama? se preguntó.

Todo, después de la sexta copa de licor, estaba borroso en su mente.

Se levantó y comenzó a caminar hasta el salón para apagar el molesto ruido, de seguro alguno de los vecinos vendría pronto a reclamar por tal alboroto.

Agarrándose la cabeza con ambas manos y caminando con dificultad, pasó el umbral de la puerta de su dormitorio y se encontró de golpe con una imagen que la dejó paralizada en su lugar y con los ojos más que abiertos.

De espaldas a ella, estaba Brittany bailando.

No pudo despegar la mirada del cuerpo de la rubia que, se contoneaba sensualmente al ritmo del rock.

Brittany estaba ajena al par de ojos oscuros que la miraban con diversión y deseo.

De pronto un pensamiento se alojó en su mente, ¿qué hacía la rubia ahí?

Brittany siguió bailando y cantando y Santana se fue acercando sin que la rubia advirtiera su presencia.

Alargó su mano y pulsando un botón, la música enmudeció. Brittany giró de golpe y se encontró frente a frente con la abogada.

―¡Buenos días!―saludó Brittany sonriente mientras miraba la cara seria de la mujer junto a ella.

De seguro el dolor de cabeza que traía encima se habría acrecentado por el molesto ruido.

―Buenos días ¿Qué crees que haces?

Brittany la miró y sin decir nada comenzó a caminar hasta la cocina. Santana la siguió y vio que se moví de un lado a otro dentro del espacio.

La vio sacar un vaso desde un mueble el cual llenó de agua y tomó algo desde su bolso.

―Toma―dijo estirándole el vaso de agua y una tira de aspirinas.

―¿Qué es esto?―preguntó frunciendo el ceño.

―Agua y aspirinas, para la resaca que traes encima.

―¿Qué pasó Britt? ¿Qué haces aquí?

Brittany la miró y una pisca de decepción se apoderó de su corazón.

Santana no recordaba nada de lo vivido la noche anterior, tal como ella presentía.

Santana no recordaba nada de las palabras dichas y producidas por el alcohol.

Santana no recordaría que le había dicho "te amo".

―Te traje hasta aquí Al parecer te bebiste unos cuantos whiskys demás y estabas muy ebria para conducir.

―¿Te llamé ebria? Britt, lo siento, no fue mi intención…

―No, tú no me llamaste, al parecer eras incapaz de marcar un número. El encargado del bar donde estabas me llamó y te traje hasta aquí era muy tarde para volver a casa, por eso me quedé. Pero ya me voy, solo quería ver que estuvieras despierta antes de irme y ya está ya despertaste.

―Como no despertar con semejante ruido.

―Te lo mereces, anoche no dormí nada.

―¿Dónde dormiste?

―En el sofá.

―¿Tanto bebí anoche? No me acuerdo de nada.

―Sí, bebiste demasiado. Tuve que traerte hasta aquí, gracias a Dios y me ayudó el conserje o aún estarías durmiendo en el asiento de tu auto.

―¿Y por eso merezco que me despiertes con Brian taladrándome el cerebro?

―Era despertar con Brian o con la cubeta de agua fría.

Santana se metió dos aspirinas en la boca y luego se bebió el vaso de agua de golpe.

La miró avergonzada por haberle provocados tantos problemas.

―Gracias, Britt. No debiste molestarte…

―No digas nada, tonta. Ya está, te traje, estás bien y ahora me voy.

―No lo hagas, no te vayas, por favor. Creo que necesitamos hablar.

―No creo que estés en condiciones para hablar, Santana. Es mejor que me vaya y tú duermas o te bañes. Dejemos eso para otro día, ¿quieres?

―No―dijo con firmeza lo que hizo que otra punzada de dolor le atravesara la cabeza―, Hablemos ahora.

Brittany la miró a los ojos y vio cómo Santana le rogaba que se quedara con la mirada.

Sopesó en su mente si sería o no una buena idea, pero en algo tenía razón y era que debían hablar, dejar todo claro entre ellas.

Brittany le había declarado su amor y ahora era el turno de la morena de decir algo, lo que fuera, aunque tuviera que decir algo que a ella no le gustaría escuchar.

―Está bien―dijo―, Hablemos.

Santana no sabía cómo empezar, ni siquiera sabía qué decirle, de pronto se había quedado mudo, queriendo decir mucho y no diciendo nada.

Se sintió estúpida, miserable y cobarde nuevamente, como cada vez que pasaba algo con Brittany.

Algo tenía que hacer, algo tenía que decirle y lo primero era pedirle perdón por todo.

―Britt, quiero pedirte perdón―comenzó a decir casi en un susurro―Sé que me he comportado como una verdadera y jodida cabrona y…

―No quiero que te deshagas en disculpas, Santana. Solo quiero que me respondas una cosa. Bueno, más bien dos y quiero que lo hagas con total sinceridad.

―Bien―dijo Santana sintiéndose pequeña y sin saber por qué.

―Quiero saber por qué me besaste en el estadio.

Santana la miró confundida, un poco por la resaca de la que era portadora, y otro poco porque sus sentimientos eran confusos para ella.

―No lo sé―respondió.

―Vamos, Santana. Dijimos que hablaríamos con sinceridad. Yo te dije lo que siento por ti hace unos días, ahora te toca ser sincera ¿Por qué me besaste? ¿Qué es lo que sientes por mí?

―Britt, todo es tan confuso para mí. Si te digo que no sé por qué te besé ese día es la verdad, no sé por qué lo hice. Solo sé que te vi con Quinn y algo dentro de mí me pedía que fuera hacia ti y te besara. Sé que suena como si estuviera loca, pero no aguanto verte con ella. Britt, no sé qué pasa conmigo, pero hay algo dentro de mí que está surgiendo, algo que es nuevo para mí.
Tú me dijiste que estabas enamorada de mí y yo me aterroricé porque yo no sé lo que siento por ti. Nunca me he enamorado y no sé estar en pareja, no sé nada de eso. Solo sé que soy una mujer que vive la vida, que no busca ataduras de ningún tipo porque odio el compromiso y tú lo sabes.

―Lo sé―dijo con pena.

―Pero estos días me has hecho mucha falta. No me gusta estar lejos de ti, que estemos enojadas. Britt…

―Te estás dando muchas vueltas. Solo dime "te quiero como amiga" y todo sigue tal cual como hasta hace unos días atrás. Yo te amo… pero sé que no puedo obligarte a que sientas lo mismo que yo y lo acepto.

―No quería que pasara esto…

―Nadie puede decidir cuándo y de quién enamorase, Santana. Pero bueno ya estamos claras. Ya sé a qué atenerme contigo.

Santana la miró y sintió rabia con ella misma por tener miedo de sentir lo que sentía, no quería hacer sufrir a Brittany, sabía que no tenía pasta para formar una pareja y se odio por eso.

―Sabes que nuestra amistad ya no volverá a ser la misma de antes, ¿verdad?―dijo resignándose de una vez por todas a que Santana nunca la amaría.

―Pero yo no quiero eso… quiero volver a tu lado, salir contigo y que mandes a volar al cabrona de Quinn.

―No seas ridícula. No voy a hacer eso. Bueno ahora creo que me voy… ya escuché todo lo que hablaste. Nos vemos…

―Pero… pero…

Brittany tomó su bolso y caminó hasta la puerta, Santana la siguió.

―Britt, espera…

Pero ella no esperó.

Abrió la puerta de salida y dando un fuerte portazo que, estremeció toda la casa, incluyendo a Santana, se fue y la dejó ahí en medio de la sala, sola y preguntándose qué debía hacer para que todo volviera a ser como antes.







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Era temprano el día lunes y Brittany apagaba su despertador que le indicaba que, ya eran las siete de la mañana.

Debía levantarse, pero se sentía mal, física y anímicamente.

Toda la noche anterior se la había pasado llorando por Santana, sufriendo por las palabras que le había dicho, pero además, su cuerpo estaba siendo atacado por los síntomas de una fuerte gripe.

Le dolía la garganta y la cabeza, tenía escalofríos y ya sufría de congestión nasal.

Así no podía ir a trabajar, lo único que deseaba en ese instante era tomarse algo para que le aliviara los malestares y volver a dormir por horas y horas.

Tomó su teléfono móvil y llamó a su hermana para decirle que ese día no iría a trabajar ya que no se encontraba en condiciones de aparecer por la naviera.

Kitty le dijo que no habría problemas y que se quedará en casa hasta que estuviera recuperada.

Se levantó y caminó hasta el baño donde se lavó la cara y buscó en su botiquín algún descongestionante y algo para el dolor de cabeza. Se tomó dos píldoras y arrastrando los pies volvió a su cama donde trató de dormir.






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Santana llegó a la naviera y de inmediato preguntó a Sue por Brittany:

―La señorita no está―dijo Sue casi cortante.

―¿Y a qué hora vuelve?

―Está enferma, se tomará todo el día.

Santana sintió que la preocupación se hacía cargo de ella.

Brittany estaba enferma y sola en su casa.

Santana tenía que ir a verla, tenía que cuidar de ella.

Entró a ver a Kitty quién le contó que Brittany estaba siendo víctima de un refriado y que no aparecería por ahí hasta que se encontrara mejor.

Santana estaba inquieta, solo quería terminar pronto todo lo que tenía que tratar con Kitty para salir de ahí corriendo a ver cómo estaba Brittany.

Pero era como si Kitty quisiera joderle la vida y, como nunca, había encontrado detalles a los documentos que le presentaba.

Santana movía las piernas impaciente ante la lentitud de Kitty, y ésta, de vez en cuando la miraba de reojo notando lo nerviosa que estaba.



Luego de lo que parecieron horas, Kitty terminó con todo y Santana salió a toda velocidad desde la oficina y desde la naviera en dirección de la casa de Brittany.

Llegó hasta la puerta y tocó el timbre.


Brittany estaba medio adormilada y sintió el timbre a lo lejos, pero no quería abrir, solo quería que la dejaran en paz.

Santana volvió a tocar una y otra vez, sabía que la rubia estaba ahí, y se tensó al pensar que tal vez algo le hubiera ocurrido.

Tomó una de las macetas que estaban a un lado de la puerta y buscó entre las hojas de la planta un hilo rojo que sobresalía desde la tierra. Tiró de él y salió la llave de repuesto que Brittany dejaba ahí en caso de alguna emergencia.

Tomó la llave, abrió la puerta y entró en la casa de Brittany.

Todo estaba en silencio, comenzó a caminar hasta el dormitorio de la rubia y movió la puerta que estaba entre abierta. Metió la cabeza y ahí se encontró con Brittany que, dormía profundamente en la cama, hecha un ovillo y con la nariz muy roja lo que evidenciaba que estaba resfriada.

―Britt…―susurró desde los pies de la cama, pero no obtuvo respuesta.

Se acercó más a la ojiazul y se quedó observándola, mirando lo tranquila y bella que se veía durmiendo.

Alargó su mano y acarició suavemente su frente y su mejilla. Brittany abrió los ojos ante el contacto.

―¿Santana?―preguntó extrañada, pensando que estaba soñando.

―Sí soy yo ¿está bien? Me dijo Kitty que estabas muy enferma.

―No me siento muy bien, estoy con gripe, pero ya tomé algo para eso, ya se me pasará. Y tú ¿cómo entraste?―dijo incorporándose en la cama.

―Con la llave de repuesto.

―Ah, eso―le dijo y volvió a reposar su cabeza sobre la almohada.

―¿Desayunaste?

―No, me duele mucho la garganta.

―¿Quieres jugo de naranja?―ofreció y ella asintió con la cabeza.

Salió del dormitorio y fue a hasta la cocina a por el jugo.

Brittany se quedó pensando en que tal vez debería decirle que se fuera, que no la necesitaba en su casa, que ella podía perfectamente ir hasta la cocina y servirse un vaso de jugo, pero se sentía sin fuerzas para discutir y además le encantaba ver a Santana tan atenta con ella.

Así es que se iba a aprovechar de la situación.

Santana volvió a la habitación con el vaso con jugo de naranja y se lo extendió a Brittany.

Ella le dio las gracias y se bebió el jugo casi de un solo sorbo.

―¿Segura que no quieres algo para comer?

―Segura, estoy bien así gracias.

―Pero igual te voy preparar una sopa de pollo.

―¿Qué?―dijo abriendo mucho los ojos en sorpresa por lo que oía―¿Que tú vas a hacer qué?

―Lo que escuchaste, te haré una rica sopa de pollo para que te recuperes.

―No gracias―dijo ironizando―, No quiero ir a parar al hospital por intoxicación.

―Ja, qué chistosa. Pero es verdad, hago una sopa de chuparse los dedos, ya verá. Mientras tú descansas yo voy a la cocina. Trataré de no hacer mucho ruido con los trastes.

Brittany sonrió y Santana comenzó a quitarse la chaqueta. Brittany la miraba embelesada, por un momento todo volví a ser igual que antes.

Al tiempo en que eran solo amigas y la morena no sabía del amor que Brittany sentía.

Santana llegó hasta la cocina y se dispuso a preparar la sopa de pollo para Brittany.

Ésta desde su dormitorio la oí mover cosas en la cocina y silbar una pegajosa canción. A Brittany le entraron deseos de ir hasta la cocina y espiar a Santana, pero se contuvo y se propuso descansar un rato, hasta que Santana terminara de cocinar.


Unas horas después Santana entraba en el dormitorio de Brittany con un humeante plato de caldo de pollo que, ella sorprendida por lo sabroso que sabía, se lo comió todo casi sin hablar.

Así estuvieron todo el día, hablando de trivialidades, como si nada hubiera sucedido entre ellas, hasta que Santana le propuso a Brittany ver una película y hasta se ofreció a hacer las palomitas de maíz para tener la sensación completa de estar en el cine, le dijo.

Se acomodó en la cama al lado de Brittany poniendo el pocillo de palomitas entre las dos.



Llevaban ya media hora de una entretenida película de acción, cuando Santana miró de reojo a Brittany y vio que ésta estaba completamente dormida.

Quitó el pocillo de en medio y se acercó un poco más a Brittany. Estar así sola al lado de la rubia le producía una inmensa paz interior.


Cuando Brittany despertó sintió que algo estaba sobre su cintura. Bajó la vista y vio que la mano de Santana estaba posada ahí. Una sonrisa se dibujó en su cara, podía sentir la respiración de la abogada cerca del oído, de seguro se había quedado dormida.

Brittany puso su mano sobre la de Santana y cerró los ojos gozando del momento que se le brindaba.

Santana sintió la suave caricia de Brittany en su mano y se acurrucó más cerca de ella.

Todo era tan natural entre las dos.

La rubia apretó un poco más la mano de Santana y ésta hundió su nariz en el cuello de Brittany para luego acariciar su oreja de arriba abajo provocando en ella miles de escalofríos de placer.

Santana se arriesgó un poco más y lentamente fue besándole el cuello. Brittany cerró los ojos disfrutando de cada caricia que la morena le regalaba.

Brittany deseaba tanto su morena, y solo quería estar frente para besarla con locura.

Se giró y quedaron cara a cara, Santana mirándola extasiada, como si fuera la cosa más maravillosa y perfecta en el mundo.

Brittany, con su mano le acarició suavemente la mejilla, la más bajita tomó la delicada mano de Brittany y la besó en la palma.

―Hola―dijo sosteniédo le la intensa mirada oscura.

―Hola―respondió casi en un susurro.

No fue necesario decir nada más, ambas sabían lo que pasaría en ese instante.

Con el corazón latiendo a mil, sus bocas se encontraron en un pasional beso, el primero de muchos de esa noche.

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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Capitulo 16

Santana la besaba lentamente, saboreando la boca de Brittany, disfrutando y prologando el momento mágico que estaba viviendo.

Deseaba con locura a esa alta mujer que estaba junto a ella entregándose porque la amaba.

Santana se separó del beso y ambas se quedaron mirando fijamente y en silencio. Santana le acarició el labio inferior con el pulgar, Brittany soltó un suspiro.

―Britt, yo…

―No digas nada, por favor no digas nada…

―Solo quiero saber si estás segura. Si no quieres… yo… bueno…

―Estoy segura, San. Vivamos el momento. No pensemos en el mañana, ¿quieres?

Santana asintió con la cabeza y la volvió a besar ahora con más desesperación. Brittany recibía el beso gustosa, volando lejos de la tierra, subiendo al cielo en la boca de Santana.

Ese era el efecto que esa mujer provocaba en ella… la pérdida total de la conciencia.

Brittany se quitó la colcha con la cual estaba tapada y se incorporó en la cama para luego arrodillarse, Santana la imitó y se quedaron frente a frente para comenzar a desnudarse.

La rubia le fue desabrochando con lentitud cada botón de la camisa, Brittany quería disfrutar cada segundo con ésta mujer, le desabrocho el sujetador maravillándose con los pechos de Santana, acariciando cada centímetro de su piel.

Santana fue metiendo una de sus manos bajo la camiseta de Brittany, le acarició la espalda, recorriendo con sus dedos la columna, provocando que se le erizara la piel.

Santana se acercó y la besó con locura aprovechando ese instante para hacer caer a Brittany sobre la cama y la morena arriba y sobre la rubia.

Ya no podía aguantar más, el pijama de Brittany le estorbaba, así es que, con rapidez se deshizo de la ropa dejándola tendida sobre la cama completamente desnuda.

Santana fue besando cada parte del cuerpo de Brittany y ella solo era capaz de suspirar y entregarse a cada caricia de esa boca.

Llevaba tanto tiempo soñando con ese momento. Ahora, en su cama, haría el amor con la mujer que amaba, ese día sería distinto a como hace años atrás.

Ambas estaban sobrias y disfrutarían este momento a concho.

Santana no aguantó más, estaba loca de deseo por Brittany.

Deseaba poseerla en ese momento más que a cualquier cosa en el mundo, la sangre hirviéndole en las venas, la mente nublada por lo que la ojiazul le hacía sentir.

A toda prisa se quitó los pantalones y las bragas que era todo lo que la separaba de poder calmar la pasión y el deseo que la comenzaba a consumir por dentro.

Bajó sobre Brittany, aprisionándola con su cuerpo, así la rubia no tendría escapatoria, aunque dudaba que Brittany quisiera huir de ella en ese momento.

Brittany estaba totalmente entregada al momento, entregada completamente a ella y a lo que ella quisiera.

Volvió a besarla jugando con su lengua y mordiéndole suavemente el labio inferior para luego pasar su lengua donde la había mordido.

Brittany gemía y pasó sus manos por el cabello de Santana para luego darle un pequeño tirón de pelo que, a la morena, la puso como loca y ya no pudo contenerse más.

Mirándola fijamente a los ojos se unió a la rubia.

Brittany arqueó su espalda de placer y Santana cerró los ojos y se mordió el labio inferior para no dejar escapar el gemido que nacía en su garganta.

Todo entre ellas era tan natural, tenían un ritmo acompasado, con total sincronía, lo que demostraba que estaban hechas la una para la otra.

Brittany susurraba su nombre y Santana gemía por la exquisita sensación que era estar unida a esta mujer que, le llenaba el corazón y el alma a tal nivel que, ya estaba perdida.

Comenzaron con un ritmo lento, como si se estuvieran reconociendo, pero luego de un instante el ritmo se volvió frenético y ambas perdieron la noción del tiempo cuando sus cuerpos estallaron en un orgasmo placentero.

Santana posó su cara en el espacio entre el cuello y el hombro de la rubia, dejando un camino de besos a su paso, tratando de que sus latidos volvieran a la normalidad.

Su boca disfrutaba de la suavidad de la piel de Brittany y de pronto su mente le gritaba como un mantra que, nunca más podría separarse de ella, porque Brittany era suya y para siempre.

Santana se tendió de espaldas sobre la cama. Brittany posó su cabeza sobre el pecho ésta, la rubia estaba en una burbuja de felicidad, estar con su morena había sido un sueño maravilloso.

Santana le acariciaba la espalda y Brittany disfrutando de la sensación se quedó dormida.

Ambas cayeron en brazos de Morfeo, pero a media noche, Santana la despertó a besos para amarla nuevamente y con más ímpetu que la vez anterior.


Brittany abrió los ojos y vio que ya había amanecido.

Giró sobre la cama, pero se encontró que estaba desnuda y sola. No quería pensar en que Santana la había dejado sola y se había marchado sin siquiera despedirse.

La desilusión se apoderó de ella otra vez, con Santana era así, avanzaba un paso para retroceder dos.

No quería llorar, pero el llanto ya se le estaba comenzando a acumular en la garganta.

Se volvió a recostar sobre su almohada pensando en qué tendría que hacer con su vida y con Santana.

Se quedó ahí, tratando de controlar el llanto, pero no pudo más y por sus mejillas comenzaron a caer lágrimas.

Sentía tristeza por ella, por seguir siendo una tonta romanticona, pero ya estaba hecho, no podía quejarse, ella misma le había dicho a Santana que no pensaran en el mañana.

Pensó en eso y se acurrucó aferrada a la almohada para llorar su desgracia.

―¡Buenos días!―dijo Santana desde la puerta.

Brittany se levantó de golpe sobre la cama y vio que Santana estaba ahí en el marco de la puerta vestida solo con la camisa y llevando una bandeja con el desayuno.

―San―dijo sollozando.

Santana al verla así, dejó la bandeja sobre un mueble y en tres zancadas llegó al lado de Brittany.

―Britt, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras?

―Por nada―dijo secándose las lágrimas de sus mejillas y sintiendo que el alma le volvía al cuerpo.

Santana no se había marchado, estaba ahí con ella y preparándole el desayuno.

―No me digas que por nada, ¿qué pasó?

Brittany solo suspiraba

―Pensaste que me había marchado, ¿verdad?

Santana acercó su mano a la mejilla de Brittany y secó las lágrimas que ahí se posaban.

―Sé que estoy actuando como una tonta, pero no me puedes culpar, ¿verdad?

Santana solo asintió, Brittany tenía razón.

Cada vez que pasaba algo entre ellas, Santana huía como las ratas que abandonan el barco antes de que se hunda. Pero ahora estaba ahí y no pensaba salir corriendo del lado de Brittany.

―Siento haberme comportado así contigo, siempre como una idiota asustada. Pero hoy estoy aquí y preparé desayuno para dos.

Santana le besó la punta de la nariz y fue a buscar la bandeja para desayunar con su rubia en la cama.

―¿Qué hora es?

―Son casi las nueve.

―¿Y no es hora de que vayas a tu trabajo?―preguntó mientras le daba un sorbo a su taza de café.

―¿Vas tú hoy a trabajar?―dijo Santana y la rubia negó con la cabeza―Entonces yo tampoco voy. Quiero quedarme aquí en tu cama haciéndote compañía ¿Qué te parece mi idea?

―Me fascina, pero…

―No se diga más, yo me quedo aquí en tu cama.

Brittany sonrió feliz por lo que escuchaba.

Estar todo un día con Santana y en su cama era más que un sueño cumplido.


Siguieron desayunando entre besos y caricias.


En eso estaban cuando el móvil de Brittany comenzó a sonar, estiró la mano y sin ver quien llamaba lo contestó.

―Hola.

―Hola, Brittany, ¿cómo estás?

―Hola, Quinn. Estoy bien, ¿y tú?

Santana frunció el ceño al escuchar que era Quinn Fabray quien llamaba a Brittany y se acercó a su oído para susurrarle:

―No hables con esa cabrona. Corta la llamada.

―Shhh, deja que le hable―dijo tapando el teléfono para que Quinn no escuchara.

―No, mándala a freír espárragos―Santana comenzó a besarle el cuello haciendo que la ojiazul se removiera ante ese contacto.

―¿Estás bien?―preguntó Quinn a Brittany―Llamé a la naviera y tu secretaria me dijo que estabas muy enferma.

―Sí, estoy con gripe, pero ya estoy mucho mejor.

Santana seguía besando el cuello de Brittany y ella soltaba pequeños suspiros de placer.

―Corta, Britt-Britt―dijo Santana y le dio un tirón a la sábana con que la rubia cubría su desnudez, para empezar ahora a besarle los senos, Brittany arqueó su espalda y un suave gemido salió de su boca.

―¿Segura que estás bien, Brittany? Te escucho un poco rara, ¿necesitas algo?―preguntó Quinn, al notar el cambio de voz de su amiga.

―Sí, segura, estoy bien, muy bien.

Brittany miraba cómo Santana comenzaba a bajar por su cuerpo y ahora le besaba el vientre de un lado a otro.

―Bien, si tú dices que estás bien, te creo.

―Sí, sí―dijo cuando Santana llegó al centro de su deseo, cerró los ojos y se mordió los labios para no soltar el gemido que venía subiendo por su garganta.

―Bueno, te dejo. Más tarde te llamo para ver cómo estás―Quinn le seguía hablando―Prométeme que si necesitas algo me llamarás.

―Sí, sííííí―dijo envuelta en el placer que estaba sintiendo―Adios, Quinn―dijo cortando la llamada y tirando el celular al piso.

―¿Ahora me vas a prestar atención?―preguntó Santana levantando la cara de entre las piernas de la ojiazul.

―Eres mala, muy mala. Quinn solo quería saber cómo estaba, nada más que eso.

―Por mí que se pudra―dijo besando el interior del muslo de Brittany―Ahora tú solo me vas a prestar atención a mí, ¿oíste?―Santana continuó con su tarea mientras ella gemía:

―Sí, sí, solo a ti, solo a ti.




Ese día Brittany y Santana disfrutaron de sus cuerpos, como si el mundo se les fuera a acabar en ese instante.

Brittany feliz porque el deseo que había albergado por tanto tiempo en su corazón, se estaba haciendo realidad ese día y con creces.

Santana se sentía extraña, pero con una gran paz en su interior.

Todo era natural con Brittany, y por su mente pasó el pensamiento de que ya le sería difícil volver a vivir la vida sin ella.











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―¿Estás segura de lo que vas a hacer?

―Sí, hermana, segurísima.

―¿Y cómo crees que te recibirá, Rachel?

―Espero que bien.

Rachel hablaba con su hermana mientras empezaba a preparar un bolso con un poco de ropa para el viaje que tendría que emprender.

―¿Y si no? ¿Y si ella te manda a la mierda?

―No lo creo, Tina. Sé que Quinny aún me ama, solo tengo que hablar con ella.

―Yo no lo creo. Le rompiste el corazón rechazando su propuesta de matrimonio, tal vez hasta ya se haya buscado a otra y…

―¡No!―gritó Rachel a su hermana―Quinn no es así, ella no tiene a otra.

―Una es mujer y persona, Rachel. No hay que fiarse ni del Papa.

―Eso lo dices porque tu novio te puso los cuernos con media ciudad, pero a mí no, Quinn jamás me engañó, y si no estoy con ella ahora es por mi culpa, por haber tenido miedo al matrimonio.

Rachel vio cómo su hermana cambiaba la cara enojada por una de tristeza cuando ella nombró los recurrentes engaños del ex novio de ésta. Sintió pena por Tina que, había tenido la mala suerte de que un canalla se le cruzara en el camino.

Pero ella sabía que Quinn no era así, ella la amaba y eso lo había ratificado las dos veces que lo había llamado por teléfono y la ojiverde le pedía que le dijera dónde estaba, que solo quería hablar con ella.

―Lo siento, Tina, no quise decir eso. Es que Quinn no es como…

―No lo digas. No hables más, no quiero oír otra vez el nombre de ese patán. Además las cosas con Mike van bastante bien esta ahora.

―Si lo sé. Lo siento.

―Solo quiero saber si estás completamente segura de lo que vas a hacer ¿Quieres que vaya contigo?

―No, Tina. Estaré bien.

―¿Y qué harás primero?

―Bueno, lo primero será buscar un hotel y luego averiguar todo lo que más pueda de Quinny. Saber qué está haciendo y dónde encontrarla y luego me acercaré y hablaré con ella. Sé que le hice mucho daño al rechazar su propuesta, pero cuando le explique lo asustada que estaba, de seguro comprenderá mi actitud.

―Solo espero que todo esto termine pronto y termine bien―dijo Tina mientras se acercaba a su hermana para abrazarla―Quiero que todo vaya bien para ti, hermana. Quiero que esa maldita tristeza que traes se acabe de una buena vez. Quiero verte sonreir como antes. Y como yo estoy ahora con Mike.

―Gracias, hermana. Yo también quiero que todo esto termine pronto. Quiero estar con Quinn para besarla y abrazarla como llevo deseando todos estos días. La he extrañado demasiado, la necesito junto a mí. Voy dispuesta a hacer todo para recuperarla.

―Así se habla hermana. Pero tengo que preguntarte una última vez, ¿estás segura de todo esto?

―Sí, cien por ciento segura.

―Bien, entonces te deseo toda las suerte del mundo y te traes a esa mujer contigo aunque sea por una oreja.

Rachel sonrió ante lo que decía su hermana y la volvió a abrazar para así despedirse y comenzar su camino en busca de un futuro con la mujer que amaba.

Solo pensaba en el momento en que tendría a Quinn frente a ella.

En cuál sería la primera palabra que ella le diría cuando mirara sus ojos y en qué sería lo primero que diría Quinn al verla.

Solo esperaba que la suerte estuviera a su favor.

Si bien ella la había llamado y Quinn le había dicho que quería verla, ella no dejaba de sentirse culpable por haberle causado dolor a la mujer que amaba.

Esperaba que la rubia la perdonara y volviera con ella y esta vez para siempre.

Con toda la esperanza guardada en el corazón, Rachel dejó su casa para emprender la marcha en búsqueda de la mujer de su vida.

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