Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba1011%Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba10 11% [ 4 ]
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba1019%Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba10 19% [ 7 ]
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba1011%Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba10 11% [ 4 ]
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba1024%Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba10 24% [ 9 ]
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba1027%Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba10 27% [ 10 ]
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba108%Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

+2
3:)
marthagr81@yahoo.es
6 participantes

Página 3 de 9. Precedente  1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9  Siguiente

Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Ago 07, 2016 9:25 pm

3:) escribió:Bueno ya era mucho tiempo en que britt no hacia cagadas pero esta fue una de las más fuerte que puede llegar a hacer...
Quien es esta niña ahora??? Y llega a shangri la  britt??? Jajaja
A ver que pasa y si se arreglan...??

tienes toda la razon.  y esta Lilliam viene ahora  a intervenir , yo se que odian a Dany pero prefiero a Dany a mil perras metidas entre Britt ySantana 
Ojala arreglen. Lol.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Ago 07, 2016 9:27 pm

micky morales escribió:Bueno, se que parece grave, pero no lo es tanto a mi parecer, ademas estaba tratando de arreglarlo!!!! no es como para terminar la relacion, no hay que ser tan extremista!!!!

nop, no parece grave, todo tiene arreglo,  si tampoco creo que sea motivo para acabar con la relacion que tanto a costado,  vamos a ver como van a resolver esta m..... Lol.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Ago 07, 2016 9:31 pm

JVM escribió:San tiene razón Britt no puede seguir haciendo cosas que afecten su vida de esa forma, si lo iba a "solucionar" otra vez pero si no hubiera podido que hubiera hecho?? Aunque creó que de cierta forma Britt esta reaccionando hace cosas que no debe pero se esta dando cuenta y lo cambia.
Haber que hace San, que decisión toma, y la chica que encontró Britt esperó no le traiga mas problemas!

ohh te juro que estas dos me tiene mi mente loca,  llevo 80 capitulos adaptados,  y no se que pensar de estas dos, son tan cabezotas.
Todo se puede solucionar claro que si, menos la muerte no??  Britt esta cayendo y cayedo cada vez mas,  pareciera a veces como si lo hace a proposito no se que pensar. y bueno Lilliam ojala nunca hubiera aparecido. Lol.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Ago 07, 2016 9:33 pm

Capítulo 29
Brittany

 
Estoy empezando a hartarme de no ver nada más que gravilla y árboles mientras deambulo por este pequeño pueblo. La desconocida todavía me sigue, y mi pelea con San aún me pesa.
—¿Vas a seguirme por todo el pueblo? —le pregunto a la muy pesada.
—No, voy a volver a la cabaña de mis padres.
—Vale, pues vuelve sola.
—No eres muy simpática que digamos —me suelta.
—¿En serio? —Pongo los ojos en blanco, aunque sé que no puede verme la cara—. Me han dicho que la cortesía es uno de mis puntos fuertes.
—Pues te han mentido —replica, y a continuación oigo una risita a mi espalda.
Le doy una patada a una piedra y por primera vez doy gracias por la obsesión por la limpieza de Santana, ya que si no me hubiese obligado a dejar los zapatos en la puerta de la cabaña tendría que haberme puesto las zapatillas de Ryder, que son espantosas.
—¿De dónde eres? —me pregunta.
Finjo no oírla y sigo caminando. Creo que tengo que girar a la izquierda en el siguiente stop. Al menos, eso espero.
—¿De Inglaterra?
—Sí —contesto. Y, ya puestos, le pregunto.
—: ¿Por dónde es?
Me vuelvo y veo que señala hacia la derecha. Por supuesto, estaba equivocada.
Tiene los ojos azul claro, y su falda es tan larga que la arrastra por la gravilla. Me recuerda a Santana..., bueno, a la Santana que era cuando la conocí. Mi Santana ya no viste ropa tan espantosa como ésa.
Y también ha aprendido un vocabulario nuevo gracias a las innumerables veces que la he obligado a insultarme.
—¿Tú también has venido con tus padres? —Su voz es grave, casi dulce.
—No... Bueno, más o menos.
—¿Cómo que «más o menos»? —Sonríe. Su manera de expresarse también me recuerda a Santana.
Miro a la chica de nuevo para comprobar que realmente está aquí y que no es ningún fantasma como los de Cuento de Navidad que ha venido para darme alguna especie de lección.
—He venido con mi familia y mi novia. Tengo novia, por cierto —le advierto.
No creo que esta chica pudiera interesarse por alguien como yo, pero eso mismo pensé de Santana en su día.
—Vale... —asiente.
—Muy bien.
Acelero el paso con la esperanza de crear distancia entre nosotras. Giro a la derecha, y ella hace lo propio. Ambas nos apartamos al césped cuando pasa un camión por delante, y pronto me alcanza de nuevo.
—Y ¿dónde está tu novia? —pregunta.
—Durmiendo. —Me parece lógico utilizar la misma mentira que les he contado a mi padre y a Karen.
—Hum...
—Hum, ¿qué? —La miro.
—Nada —responde con la vista al frente.
—Ya me has seguido la mitad del camino. Si tienes algo que decir, dilo —replico con irritación.
Retuerce algo que tiene entre las manos mientras mira hacia abajo.
—Estaba pensando que parece que estás intentando huir de algo o esconderte... No lo sé, no me hagas caso.
—No me estoy escondiendo; me dijo que me largara y eso he hecho.
¿Qué coño sabrá esta imitación de Santana?
Me mira.
—Y ¿por qué te ha echado?
—¿Siempre eres tan cotilla?
Sonríe.
—La verdad es que sí —asiente.
—Odio a la gente cotilla.
Menos a Santana, claro. Aunque, por mucho que la quiera, a veces me dan ganas de taparle la boca con cinta aislante cuando empieza con sus interrogatorios. Es el ser humano más entrometido que he conocido en la vida.
Estoy mintiendo. Adoro cuando me da la lata. Antes lo detestaba, pero ahora lo entiendo. Yo también quiero saberlo todo de ella..., lo que piensa, lo que hace, lo que quiere. Y para mi puto horror, soy consciente de que ahora soy yo quien le hace más preguntas que ella a mí.
—¿Vas a decírmelo o no? —insiste.
—¿Cómo te llamas? —le pregunto, esquivando su pregunta.
—Lillian —responde, y deja caer lo que sea que llevara en la mano.
—Yo soy Brittany.
Se coloca el pelo detrás de la oreja.
—Háblame de tu novia.
—¿Por qué?
—Parece que estás disgustada, y ¿quién mejor para hablar que una extraña?
No quiero hablar con ella. Me recuerda demasiado a Santana y me resulta un poco perturbador.
—No me parece buena idea.
El sol se ha puesto temprano aquí, y el cielo está prácticamente negro.
—Y ¿guardártelo dentro sí lo es? —pregunta con demasiada sensatez.
—Oye, pareces una chica... maja y tal, pero no te conozco, y tú no me conoces a mí, así que esta conversación no va a tener lugar.
Frunce el ceño y suspira.
—Vale.
Por fin veo el tejado inclinado de la cabaña de mi padre a lo lejos.
—Bueno, yo ya he llegado —digo a modo de despedida.
—¿En serio? Un momento..., tu padre es Ken, ¿verdad? —Se golpea la frente con la mano.
—Sí —respondo sorprendida.
Ambas nos detenemos al inicio del sendero.
—¡Pues claro! ¡Qué tonta! El acento debería haberme dado la pista. —Se ríe.
—No lo pillo —digo mirándola.
—Tu padre y mi padre son amigos. Fueron juntos a la universidad o algo así. Acabo de pasarme la última hora oyendo batallitas de sus días de gloria.
—Vaya, qué casualidad —digo con una media sonrisa. Ya no me siento tan incómoda con la chica como hace unos minutos.
Ella sonríe abiertamente.

—Parece que no somos unas completas desconocidas después de todo.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Ago 07, 2016 9:34 pm

Capítulo 30
Santana

 
—Galletas —respondemos Ryder y yo al unísono.
—Muy bien, galletas, pues. —Karen sonríe y abre el armario.
Esta mujer nunca para, siempre está cocinando, asando, tostando... Y no me quejo: la verdad es que todo lo que prepara está delicioso.
—Ya ha oscurecido. Espero que no se pierda ahí afuera —dice Ken.
Ryder se limita a encogerse de hombros como queriendo decir: «Brittany es así».
Lleva fuera casi tres horas, y estoy haciendo todo lo posible por no preocuparme. Sé que está bien; si algo le sucediera, lo sabría. No puedo explicarlo, pero algo dentro de mí me dice que lo sabría. De modo que no estoy preocupada porque le haya sucedido nada malo. Lo que me preocupa es que su frustración se convierta en una excusa para ir a buscar algún bar. Por mucho que quisiera que se alejara de mí, me mataría verla cruzar esa puerta tambaleándose y con el aliento apestando a alcohol.
Necesitaba un poco de espacio; tiempo para pensar y calmarme. La parte de pensar todavía no la he llevado a cabo; la he estado evitando a toda costa.
—Oye, ¿por qué no nos bañamos todos juntos en el jacuzzi esta noche o mañana por la mañana?
—sugiere Karen.
Ryder escupe su refresco en el vaso y yo aparto la mirada rápidamente y me muerdo un carrillo.
Ryder ha visto mis bragas flotando en el agua, y el recuerdo está todavía tan fresco que siento que me arde la cara de la vergüenza.
—Karen, cariño, no creo que los chicos quieran meterse en el jacuzzi con nosotros.
Ken suelta una carcajada, y ella sonríe al darse cuenta de que tal vez sí que sería un poco incómodo.
—Supongo que tienes razón. —Se ríe y empieza a separar la masa de las galletas y a formar bolas pequeñas. Arruga la nariz—. Detesto esta masa preparada.
No me cabe duda de que, para Karen, la masa preparada para galletas debe de ser espantosa, pero para mí es una maravilla. Especialmente ahora, que siento que podría desmoronarme en cualquier instante.
Ryder y yo estábamos en plena conversación sobre Marley y el que pronto será su apartamento cuando su madre y Ken nos han interrumpido. Han comentado que se han cruzado con Brittany cuando se marchaba. Por lo visto, les ha dicho que yo estaba durmiendo, así que he hecho todo lo posible por seguirle la corriente y he dicho que acababa de despertarme justo cuando ha llegado Ryder.

Me he estado preguntando dónde estará Brittany y cuándo volverá desde el momento en que se ha marchado. Una parte de mí no quiere verla ni en pintura, pero la otra, mucho más grande, necesita saber que no está haciendo nada que pueda poner en peligro nuestra ya de por sí frágil relación. Sigo furiosa de que haya interferido en mi traslado a Seattle, y no tengo ni idea de qué voy a hacer al respecto.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Ago 07, 2016 9:35 pm

Capítulo 31
Brittany

 
—¿Has saboteado su búsqueda de apartamento? —pregunta Lillian boquiabierta.
—Ya te he dicho que la he cagado —le recuerdo.
Otro par de faros iluminan el camino mientras paseamos hasta la cabaña de sus padres. Estaba decidida a volver a la de mi padre, pero a Lillian se le da muy bien escuchar, de modo que cuando me ha pedido que la acompañase a su casa para terminar nuestra charla, he aceptado. Mi ausencia le dará a Santana un poco de tiempo para calmarse, y espero que esté dispuesta a hablar a mi regreso.
—No me habías dicho hasta qué punto. No me extraña que esté cabreada contigo —dice Lillian, cómo no, poniéndose de parte de Santana.
No me quiero ni imaginar lo que pensaría de mí si supiera todo lo que le he hecho pasar durante los últimos meses.
—Bueno, y ¿qué vas a hacer al respecto? —pregunta mientras abre la puerta principal de la cabaña de sus padres.
Me invita a entrar con un gesto, como si diera por hecho que voy a hacerlo.
Una vez dentro, veo que es muy lujosa. Aún más grande que la de mi padre. Esta gente tiene mucha pasta.
—Estarán arriba —dice mientras entramos.
—¿Quiénes estarán arriba? —pregunta una voz femenina, y Lillian hace una mueca de dolor antes de volverse hacia la mujer que supongo que es su madre.
Es igual que ella, excepto por la edad.
—¿Quién es ésta? —pregunta.
En ese momento entra en la habitación un hombre de mediana edad vestido con un polo y unos caquis.
«De puta madre.» Debería haberme limitado a acompañarla hasta la casa. Me pregunto cómo se sentiría Santana si supiera que estoy aquí. ¿Le molestaría? Está bastante cabreada conmigo, y ha demostrado tener muchos celos de Kitty. Aunque esta chica no es Kitty, no tiene nada que ver con ella.
—Mamá, papá, ésta es Brittany, la hija de Ken.
Una amplia sonrisa aparece en el rostro del hombre.
—¡Vaya! ¡No sabía si te reconocería! —exclama con un pijo acento británico. Bueno, eso explica por qué conoce a mi padre de la universidad.
Se acerca y me da unas palmaditas en el hombro. Yo retrocedo y él frunce ligeramente el ceño con extrañeza ante mi gesto, aunque, por otro lado, parece que esperaba esta reacción por mi parte. Mi padre debe de haberle advertido sobre mi manera de ser. La idea casi me hace reír.
—Cielo —dice volviéndose hacia su mujer—. Éste es la hija de Trish.
—¿Conocen a mi madre? —le pregunto antes de volverme también hacia su esposa.
—Sí, conocí a tu madre mucho antes de que tú nacieras —responde la mujer sonriendo—. Éramos amigos los cinco —añade.
—¿Los cinco? —pregunto.
El padre de Lillian la mira.
—Cielo, no creo...
—¡Eres igualita que ella! Aunque tienes los ojos de tu padre. No la he visto desde que regresé a Estados Unidos. ¿Cómo está? —pregunta la mujer.
—Muy bien. Se va a casar dentro de poco.
—¿Sí? —exclama—. Felicítala de mi parte. Me alegra oír eso.
—Lo haré —respondo.
Esta gente sonríe demasiado. Es como estar en una puta habitación con tres Karens, pero mucho más irritantes y mucho menos encantadoras.
—Bueno, yo ya me voy —le digo a Lillian, porque creo que la situación ya ha sido bastante incómoda.
—No, no. No tienes por qué irte. Nosotros nos vamos arriba —dice el padre de Lillian. Coge a su mujer de la cintura y se la lleva consigo. Lillian observa cómo se marchan y después me mira a mí.
—Lo siento, son un poco...
—¿Falsos? —respondo por ella.
Veo la hipocresía que se esconde tras la perfecta sonrisa blanqueada de ese hombre.
—Sí, mucho. —Se ríe y se aleja para sentarse en el sofá.
Yo me quedo de pie, incómoda, junto a la puerta.
—¿Crees que a tu novia le molestará que estés aquí? —me pregunta.
—No lo sé. Seguramente —refunfuño, y me paso los dedos, exasperada, por el pelo.
—¿Y si ella hiciera lo mismo? ¿Cómo te sentirías si estuviera por ahí con un tipo al que acabara de conocer?
En cuanto las palabras salen de su boca, el pecho se me llena de furia.
—Estaría muy cabreada —bramo.
—Ya me lo imaginaba. —Sonríe con malicia y da unas palmaditas en el sofá al lado de ella.
No sé cómo interpretar sus gestos. Es grosera de la hostia, y un poco irritante.
—Entonces ¿eres celosa? —pregunta con los ojos abiertos como platos.
—Supongo —respondo encogiéndome de hombros.
—Seguro que a tu novia no le gustaría nada que me besaras.
Se acerca un poco y yo me levanto del sofá de un brinco. Estoy de camino a la puerta cuando oigo que empieza a partirse de risa.
—¿Qué cojones te pasa? —digo intentando no levantar la voz.
—Sólo te estaba tomando el pelo. Créeme, no me interesas. —Sonríe—. Y es un alivio saber que yo a ti tampoco. Venga, siéntate.
Tiene muchas cosas en común con Santana, pero no es tan dulce..., ni tan inocente. Me siento de nuevo, esta vez en el sillón que está frente al sofá. No conozco a esta chica lo suficiente como para confiar en ella, y la única razón por la que estoy aquí es porque no quiero enfrentarme a lo que me espera en la cabaña de mi padre. Y Lillian, a pesar de ser una desconocida, es neutral, no como Ryder,
que es el mejor amigo de Santana. Es agradable hablar con alguien que no tiene motivos para juzgarme. Y, joder, está un poco pirada, así que es probable que incluso me entienda.
—¿Qué hay en Seattle que no estás dispuesta a enfrentarte a ello ni siquiera por ella?
—Nada en concreto. Tengo malos recuerdos del pasado allí, pero no es sólo eso. Es el hecho de que allí prosperará —respondo, a sabiendas de que parezco una loca.
Sin embargo, me importa una mierda; esta chica me ha estado acosando durante una hora, así que si hay alguien que está loca aquí es ella.
—Y ¿eso es malo?
—No. Quiero que progrese, por supuesto. Pero quiero formar parte de ello. —Suspiro. Echo desesperadamente de menos a Santana, a pesar de que sólo han pasado unas pocas horas. Y el hecho de que esté tan cabreada conmigo no hace sino que la añore más todavía.
—Entonces ¿te niegas a ir a Seattle con ella porque quieres formar parte de su vida? No tiene sentido —dice, declarando una obviedad.
—Sé que no lo entiendes, y ella tampoco, pero Santana es lo único que tengo. Literalmente. Es lo único que me importa en mi vida, y no puedo perderla. Sin ella, no soy nada.
«¿Por qué estoy contándole toda esta mierda?»
—Sé que suena muy patético.
—No, no es verdad. —Me sonríe con condescendencia y yo aparto la mirada.
Lo último que quiero es que me compadezcan.
La luz de la escalera se apaga y miro de nuevo a Lillian.
—¿Debería marcharme? —pregunto.
—No, seguro que mi padre está encantadísimo de que te haya traído a casa —dice sin el más mínimo sarcasmo.
—Y ¿eso por qué?
—Porque desde que les presenté a Riley está deseando que rompamos.
—¿No le gusta tu novia?
—Novio.
—¿Qué?
—Riley es mi novio —dice, y casi le sonrío.
Me sabe mal que su padre no acepte su relación, pero he de admitir que me siento tremendamente aliviada.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Ago 07, 2016 9:37 pm

Capítulo 32

Santana

 
Ryder nos ha estado explicando que, como el apartamento está muy cerca del campus, podrán ir a la facultad caminando. No será necesario coger el coche ni el metro todos los días.
—Me alegro de que no tengas que conducir en esa ciudad tan grande. ¡Menos mal! —dice Karen, apoyando una mano en el hombro de su hijo.
Él sacude la cabeza.
—Soy buen conductor, mamá, mejor que Santana —bromea.
—Oye, a mí no se me da mal. Mejor que a Brittany —señalo.
—Como si eso fuera difícil —dice él para picarme.
—No es tu manera de conducir lo que me preocupa. ¡Son esos malditos taxis! —explica Karen como una mamá gallina.
Cojo una galleta del plato que hay sobre la encimera de la cocina y miro hacia la puerta de nuevo.
No he parado de observarla y de esperar a que Brittany regrese. Mi ira se ha transformado poco a poco en preocupación conforme han ido pasando los minutos.
—Bien, gracias por avisar. Nos vemos mañana —dice Ken por teléfono mientras se reúne con nosotros en la cocina.
—¿Quién era?
—Max. Brittany está en su cabaña con Lillian —dice, y se me cae el alma a los pies.
—¿Lillian? —pregunto sin poder evitarlo.
—Es la hija de Max; tiene más o menos tu edad.
¿Por qué iba a estar Brittany en la cabaña de los vecinos con su hija? ¿La conoce? ¿Ha salido con
ella?
—Seguro que vuelve pronto.
Ken frunce el ceño y, cuando me mira, tengo la sensación de que no se había planteado mi reacción ante esa información antes de compartirla. El hecho de que parezca sentirse incómodo hace que yo me sienta más incómoda todavía.
—Ya —digo levantándome del taburete—. Creo que... me voy a ir a la cama —les anuncio, intentando mantener la compostura.
Siento cómo mi ira resurge, y necesito alejarme de ellos antes de que estalle.
—Te acompaño arriba —se ofrece Ryder.
—No, estoy bien, de verdad. He madrugado mucho, todos lo hemos hecho, y se está haciendo tarde —le aseguro, y él asiente aunque sé que no ha colado.
Cuando llego a la escalera, oigo que dice: —Es una idiota.
«Sí, Ryder. Lo es.»
Cierro las puertas del balcón antes de acercarme al armario para ponerme el pijama. No paro de darle vueltas a la cabeza y no consigo centrarme en la ropa. Nada me parece un buen sustituto de la ropa usada de Brittany, y me niego a ponerme la camiseta blanca que descansa sobre el brazo de la silla.
Tengo que ser capaz de dormir con mi propia ropa. Después de rebuscar en los cajones, me doy por vencida, decido quedarme con los shorts y la sudadera que llevo puestos y me tumbo en la cama. ¿Quién es esa chica misteriosa con la que está Brittany? Curiosamente, estoy más cabreada por lo de mi apartamento en Seattle que por ella. Si quiere hacer peligrar nuestra relación poniéndome los
cuernos, es cosa suya. Sí, acabaría destrozando lo poco que queda intacto en mí, y no creo que pudiera recuperarme jamás, pero no voy a centrarme en eso.
La verdad es que no me la imagino. No me la imagino engañándome. A pesar de todo lo que ha hecho en el pasado, no la veo. No después de leer su carta y de cuánto ha suplicado que la perdonara.
Sí, es controladora, demasiado controladora, y no sabe cuándo dejar de interferir en mi vida, pero en el fondo sus intenciones son mantenerme a su lado, no escapar de mí, como lo sería ponerme los cuernos. Mi resentimiento hacia ella no ha menguado. Ni siquiera después de pasarme una hora mirando al techo y contando las vigas de madera teñida que sostienen la inclinada superficie.

No sé si estoy preparada para hablar con él aún, pero sé que no podré dormirme hasta que la oiga regresar. Cuanto más tiempo pasa fuera, más intensos se vuelven los celos en mi pecho. No puedo evitar pensar en su doble moral. Si fuese yo la que estuviera por ahí con un tío, Brittany se volvería loca y seguramente intentaría quemar el bosque que rodea este lugar. Quiero reírme ante la absurda idea, pero no me sale. En lugar de hacerlo, cierro los ojos y rezo para quedarme dormida.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por 3:) Dom Ago 07, 2016 9:57 pm

Uhhhh a ver que pasa sabiendo donde esta britt???
Me gusto el intento de lili tratando de besar a britt jajaja
Se nota que britt no puede dejar de pensar en san.... teniendo em cuenta que lili se le parese algo no?? Jajaj
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por Caritovega Dom Ago 07, 2016 11:18 pm

Hola chica me pase por aquí a leer tus historia, podrías por favor en cada historia que adaptes publicar los links de las historias que ya has adaptado. Es que estoy buscando uno que ya adaptaste pero no recuerdo el nombre y no lo encuentro.... Please =D
Caritovega
Caritovega
******
******

Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 13/05/2015
Edad : 26
---

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por JVM Lun Ago 08, 2016 1:30 am

Pues la tal Lilian da mala espina, parecida físicamente a San pero en personalidad totalmente lo contrario. Aunque pienso igual que San de que Britt no la engañara o eso esperó jajajaja, creo que la tipina esta provocará problemas ......
Haber como le va a Britt regresando :s
JVM
JVM
-
-

Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por micky morales Lun Ago 08, 2016 8:13 am

Solo espero que Britt diga donde y con quien estaba y que chismoso el vejete ese padre de la tal lili, hay Britt cuando pensaras con eso que tienes arriba del cuello????? Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 3718790499 Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 3718790499 Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 3718790499
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Ago 08, 2016 8:08 pm

3:) escribió:Uhhhh a ver que pasa sabiendo donde esta britt???
Me gusto el intento de lili tratando de besar a britt jajaja
Se nota que britt no puede dejar de pensar en san.... teniendo em cuenta que lili se le parese algo no?? Jajaj

Hoola, sip Britt tiene a Santana muy clavada  jajajaj en todos los sentidos,  y por supuesto Santana Lopez es ese alguien dificil de dejar de tener en mente.
Esa Liliam no me gusta,  vez por eso preferia a la estupida de dany, a mil zorras detras de Britt y metiendola en problemas pero ya ven ahora hay otra peor.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Ago 08, 2016 8:11 pm

Caritovega escribió:Hola chica me pase por aquí a leer tus historia, podrías por favor en cada historia que adaptes publicar los links de las historias que ya has adaptado. Es que estoy buscando uno que ya adaptaste pero no recuerdo el nombre y no lo encuentro.... Please =D

Hola tu, gracias por leer las historias,  gracias por la recomendacion, la tomare en cuenta y por supuesto que lo hare pero ya sera en las proximas historias a adaptar en las que se van desarrollando no lo hare por el momento. Pero claro en un chance cuando las tenga listas edito y las publico ok. Saludos
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Ago 08, 2016 8:13 pm

JVM escribió:Pues la tal Lilian da mala espina, parecida físicamente a San pero en personalidad totalmente lo contrario. Aunque pienso igual que San de que Britt no la engañara o eso esperó jajajaja, creo que la tipina esta provocará problemas ......
Haber como le va a Britt regresando :s

Hola, si esa chica no creo que vaya a traer nada bueno y el comportamiento de Britt pues como que no ayuda mucho, vamos a  ver que mas problemas o desastres hacen estas locas de amor... por que ya estan locas para hacer tanto desastre. saludos
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Ago 08, 2016 8:15 pm

micky morales escribió:Solo espero que Britt diga donde y con quien estaba y que chismoso el vejete ese padre de la tal lili, hay Britt cuando pensaras con eso que tienes arriba del cuello????? Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 3718790499 Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 3718790499 Brittana: ALMAS PERDIDAS,  FINALIZADO  20-08-16 - Página 3 3718790499

Hola, ohh crees que Britt confiese, yo creo que no  y jajajjajja pues aunque Britt alardee de inteligente creo que en lo del amor se le da fatal, y como que piensa  como cavernicola, por que es como el  cangrejo solo va hacia atrass, y con muchas trastadas.  saludos
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Ago 08, 2016 8:18 pm

Capítulo 33
Brittany

 
—¿Quieres una copa? —pregunta Lillian.
—Vale. —Me encojo de hombros y miro la hora.
Se levanta y se acerca un carrito auxiliar plateado. Observa el contenido de las botellas, selecciona una y me la muestra rápidamente como si fuese una azafata de televisión o algo así. Mientras le quita el tapón a una botella de brandy, que probablemente sea más cara que el inmenso televisor que hay instalado en la pared, me mira de nuevo con fingida compasión.
—No puedes ser una cobarde eternamente.
—Cállate.
—Te pareces mucho a el —dice entre risitas.
—¿A Santana? No, qué va. Además, ¿tú qué sabes?
—No, a Santana, no. A Riley.
—¿En qué?
Lillian vierte el líquido oscuro en un vaso curvo y me lo pone en la mano antes de sentarse de nuevo en el sofá.
—¿Y tu bebida? —pregunto.
Ella niega con la cabeza con aire solemne.
—Yo no bebo.
Cómo no. Y yo no debería beber, pero el aroma intenso y ligeramente dulce del brandy acalla la irritante voz de mi conciencia.
—¿Vas a decirme en qué me parezco a él o no? —insisto.
—No lo sé, pero os parecéis. El también tiene ese aire taciturno, como si estuviese enfadado con el mundo —dice, y hace un gesto exagerado con la cara y cruza las piernas por debajo de ella.
—Bueno, a lo mejor tiene motivos para estar enfadado —digo para defender a su novio a pesar de que ni siquiera lo conozco.
Después me bebo la mitad del vaso de licor. Es fuerte, envejecido hasta la perfección, y siento cómo me quema hasta las suelas de las botas.
Lillian no contesta. Frunce los labios y mira la pared que tengo detrás sumida en sus pensamientos.
—Oye, no me va ese rollo psicológico de que tú hablas, yo hablo, y luego decimos un montón de idioteces —le digo, y ella asiente.
—No, idioteces no, pero sí creo que al menos deberías empezar a idear un plan para disculparte con Tamara.
—Se llama Santana —espeto cabreada ante su error.
Ella sonríe y se coloca el pelo castaño sobre uno de sus hombros.
—Santana, perdón. Tengo una prima que se llama Tamara y supongo que tenía el nombre en mente.
—¿Qué te hace pensar que voy a disculparme? —digo, y pego la lengua al velo del paladar mientras espero su respuesta.
—Estás de broma, ¿no? ¡Le debes una disculpa! —exclama—. O al menos tienes que decirle que irás a Seattle con ella.
Gruño.
—No pienso ir a Seattle, joder.
«¿Por qué cojones Santana y su doble no paran de agobiarme con la mierda de Seattle?»
—Bueno, pues entonces espero que se vaya sin ti —dice secamente.
Me quedo mirando a esta chica que pensaba que podría llegar a entenderme.
—¿Qué has dicho?
Me apresuro a dejar el vaso de brandy sobre la mesa y el líquido marrón se derrama sobre la blanca superficie.
Lillian enarca una ceja.
—He dicho que espero que vaya igualmente, porque has intentado joderle su contrato de alquiler y aun así no estás dispuesta a trasladarte con ella.
—Afortunadamente, me importa una puta mierda lo que pienses.
Me levanto dispuesta a marcharme. Sé que tiene razón, pero estoy harta de esto.
—Claro que te importa, aunque no quieras admitirlo. Con el tiempo, he llegado a la conclusión de que los que decís que no os importa nada sois precisamente a los que más os importan las cosas.
Recojo el vaso y apuro su contenido antes de dirigirme a la puerta.
—No me conoces en absoluto —digo con los dientes apretados.
Lillian se levanta y se aproxima como si tal cosa.
—Claro que sí. Ya te he dicho que eres como Riley.
—Pues lo siento por él, porque tiene que aguantar lo suyo... —empiezo a atacarla, pero me refreno.
Esta chica no ha hecho nada malo. Está intentando ayudarme, y no merece que pague mis movidas con ella.
Suspiro.
—Perdona, ¿vale?
Vuelvo al salón y me desplomo sobre el sofá.
—¿Ves? Disculparse no es tan difícil, ¿verdad? —Lillian sonríe, se acerca al carrito de nuevo y trae la botella de brandy hasta donde me encuentro.
—Está claro que necesitas otro trago. —Sonríe y coge mi vaso vacío.
—Santana detesta que beba —farfullo tras mi tercera copa.
—¿Te pones desagradable cuando lo haces?
—No —respondo sin pensar. Pero, al ver que está verdaderamente interesada, medito la pregunta y reconsidero mi respuesta,
—. A veces.
—Hum...
—Y ¿tú por qué no bebes? —pregunto.
—No lo sé. Simplemente no bebo.
—Y ¿tu novia..., perdón, tu novio bebe?
Asiente.
—Sí, a veces. Aunque no tanto como antes.
—Vaya.
Es posible que el tal Riley y yo tengamos más en común de lo que pensaba.
—¡¿Lillian?! —grita entonces su padre, y oigo crujir la escalera.
Me incorporo y me aparto de ella por instinto, y ella centra la atención en él.
—¿Sí, papá?
—Es casi la una de la madrugada. Creo que ya va siendo hora de que se marche tu compañía —dice.
«¿La una? ¡Joder!»
—Vale. —Asiente y me mira de nuevo—. A veces se le olvida que ya soy adulta —susurra claramente irritada.
—De todos modos tengo que marcharme ya. Santana me va a matar —respondo.
Cuando me levanto, mi equilibrio no es tan estable como debería.
—Puedes volver mañana si quieres, Brittany —dice el amigo de mi padre cuando llego a la puerta.
—Pídele perdón y piensa acerca de lo de Seattle —me recuerda Lillian.
Pero estoy decidida a no hacerle caso y salgo por la puerta, desciendo los escalones y recorro el acceso pavimentado. Me encantaría saber a qué se dedica su padre; es evidente que está forrado de pasta. Todo está muy oscuro. Ni siquiera me veo la mano cuando la meneo como un idiota delante de mi
cara. Cuando llego al inicio del sendero, las luces exteriores de la cabaña de mi padre aparecen ante mis ojos y me guían hacia su acceso y por los escalones del porche. La puerta mosquitera cruje cuando la abro y maldigo. Lo último que necesito en estos momentos es que mi padre se despierte y huela el brandy en mi aliento. Aunque, bueno, puede que él también quiera un poco.
Mi Santana interior me reprende al instante por mi cínico pensamiento. Me pellizco el puente de la nariz y sacudo la cabeza para sacarla de mi mente.
Estoy a punto de tirar una lámpara al suelo mientras intento descalzarme. Me agarro a la esquina de la pared para sostenerme y por fin consigo colocar las botas junto a los zapatos de Santana. Empiezan a sudarme las palmas de las manos mientras subo la escalera lo más despacio posible. No estoy borracha, pero sí bastante achispada, y sé que va a enfadarse aún más que antes. Esta tarde estaba fuera de sus casillas, y ahora que he estado por ahí hasta tan tarde, y encima bebiendo, va a perder los papeles. La verdad es que me siento bastante asustada ahora mismo. Estaba tan furiosa antes que me ha insultado y me ha ordenado que me largara. La puerta de la habitación que compartimos se abre con un leve crujido e intento ser lo más silenciosa posible y atravesar la oscuridad sin despertarla. No tengo esa suerte.
La lámpara de la mesilla de noche se enciende y Santana fija su mirada impasible en mí.
—Perdona..., no quería despertarte —me disculpo.
Frunce sus labios carnosos.
—No estaba dormida —declara, y empiezo a sentir una tensión en el pecho.
—Sé que es muy tarde, lo siento —digo sin hacer pausas.
Ella me mira con recelo.
—¿Has estado bebiendo?
A pesar de su expresión, le brillan los ojos. El modo en que la tenue luz de la lámpara ilumina su rostro hace que me den ganas de alargar la mano y tocarla.
—Sí —digo aguardando su furia.
Suspira y se lleva las manos a la frente para apartarse los mechones rebeldes que se han soltado de su cola de caballo. No parece alarmada ni tampoco sorprendida por mi estado. Treinta segundos después, sigo esperando su ira.
Pero nada. Continúa ahí sentada en la cama, apoyada en las manos, mirándome con decepción mientras yo sigo de pie e incómoda en el centro de la habitación.
—¿Vas a decir algo? —pregunto por fin con la esperanza de interrumpir el desagradable silencio.
—No.
—¿Y eso?
—Estoy agotada, y tú, borracha. No tengo nada que decir —replica sin emoción alguna.
Me paso la vida nerviosa, anticipando el momento en que ya no pueda más y diga que hasta aquí hemos llegado y que está harta de soportar mis mierdas y, sinceramente, tengo miedo de que ese momento haya llegado.
—No estoy borracha, sólo he tomado tres copas. Sabes que para mí eso no es nada —digo, y me siento en el borde de la cama.
Un escalofrío me recorre la espalda cuando veo que se desplaza más cerca de la cabecera para apartarse de mí.
—¿Dónde estabas? —pregunta con voz suave.
—En la cabaña de al lado.
Continúa mirándome, esperando más información.
—Estaba con una chica que se llama Lillian. Su padre fue a la universidad con el mío, y hemos estado hablando, una cosa ha llevado a la otra y...
—Joder... —Santana cierra los ojos con fuerza, se tapa los oídos con las manos y se lleva las rodillas al pecho.
Le cojo las dos muñecas con una mano y se las coloco sobre su regazo con suavidad.
—No, no, no es lo que piensas. Joder. Estábamos hablando sobre ti —le digo, y espero a que ponga los ojos en blanco, como siempre, y sus gestos de incredulidad ante todo lo que le digo.
Abre los ojos y me mira.
—¿Sobre mí?
—Sobre toda esta mierda de Seattle.
—¿Has hablado con ella sobre Seattle cuando conmigo no quieres hablar de ello?
Su tono no es de enfado, sino de curiosidad, y estoy confundida de la hostia. Yo no quería hablar con esa chica, prácticamente me ha obligado a hacerlo, pero supongo que en cierto modo me alegro de que lo haya hecho.
—No es así de simple. Además, tú me pediste que me fuera —le recuerdo a la chica con la cara de Santana que tengo delante, pero sin su actitud de siempre.
—Y ¿has estado con ella todo este tiempo?
Veo cómo le tiembla el labio inferior antes de apretar los dientes contra él.
—No. Fui a pasear y me encontré con ella.
Acerco la mano para apartarle un mechón rebelde de la mejilla y no me lo impide. Tiene la piel caliente y parece brillar bajo la tenue luz de la lámpara. Apoya el rostro contra mi palma y cierra los ojos mientras le acaricio el pómulo con el pulgar.
—Se parece mucho a ti.
No esperaba esa reacción. Sinceramente, esperaba que estallase la tercera guerra mundial.
—Entonces ¿te gusta? —pregunta entreabriendo ligeramente sus ojos  para mirarme.
—Sí, es maja. —Me encojo de hombros y los cierra de nuevo.
Su calma me ha pillado por sorpresa, y eso, junto con el brandy envejecido, da como resultado una Brittany tremendamente confundida.
—Estoy cansada —dice, y levanta la mano para apartar la mía de su rostro.
—¿No estás furiosa? —pregunto.
Algo no va bien, pero no sé qué es. Puto alcohol.
—Sólo estoy cansada —responde, y se tumba sobre las almohadas.
Vale...
Campanas de alarma, no, más bien sirenas de alerta de tornado estallan en mi cabeza ante la falta de emoción que transmite su voz. Hay algo que no me está diciendo, y quiero que lo diga. Pero mientras se queda dormida, o al menos finge hacerlo, me doy cuenta de que tengo que elegir pasar por alto su silencio esta noche. Es tarde. Si la agobio me obligará a marcharme de nuevo, y no puedo consentirlo. No puedo dormir sin ella, y tengo suerte de que me esté permitiendo estar cerca de ella después de toda la mierda con Sandra. También tengo suerte de que el alcohol me esté dando sueño, de modo que no me pasaré toda la noche despierta pensando qué se estará cociendo en la mente de Santana.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por 3:) Lun Ago 08, 2016 8:55 pm

Bueno... si lili hizo bien las cosas britt puede recapasitar sobre la mudansa y su nueva vida con san...
Ya para san es mas de lo mismo guirar en circulos... aunque a veces no lo sea y britt la termine arruinando todo al final...
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por JVM Mar Ago 09, 2016 12:10 am

Pues creó que San esta cansándose realmente de todas las tonterías de Britt, la ama y todo pero tal vez esta llegando el momento que mas miedo le da a Britt. Y bueno haber como siguen las cosas con la tal Lilian y si San perdona a Britt y Seattle :/
JVM
JVM
-
-

Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por micky morales Mar Ago 09, 2016 8:26 pm

De verdad que este circulo vicioso cansaria a cualquiera, Brittany es demasiado ella y Santana ya aburre con su falta de decision!!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ago 09, 2016 10:48 pm

Hola chicas, les dejo los capitulos que pensaba subir en la semana,  los subo de una vez por que no tendre Chance de hacerlo diario. Gracias por leer hasta la proxima....



Capítulo 34
Santana

 
La luz de la mañana inunda la habitación cuando el sol sale en la distancia. Desvío la mirada desde las puertas descubiertas del balcón hasta mi vientre. El brazo de Brittany envuelve mi cuerpo. Sus labios están entreabiertos y unos suaves ronroneos escapan de ellos. No sé si echarla de la cama o apartarle el pelo rubio de la frente y pegar los labios contra la piel enrojecida.
Estoy muy enfadada con ella por todo lo que pasó anoche. Tuvo la osadía de volver a la cabaña a la una y media de la madrugada y, tal y como me había temido, para añadir más leña al fuego, su aliento apestaba a alcohol. Y luego está lo de esa chica, una chica como yo, con la que se pasó horas y horas.
Me dijo que sólo habían estado hablando, y no es que no me lo crea. Es el hecho de que Brittany se niegue a hablar sobre Seattle conmigo, pero no parece importarle hablar con ella al respecto.
No sé qué pensar, y estoy hasta las narices de tener que pensar todo el tiempo. Siempre hay algún problema que solucionar, alguna discusión que superar..., y ya estoy harta. Harta de todo esto. Quiero a Brittany más de lo que soy capaz de comprender, pero no sé cuánto tiempo más podré seguir así. No puedo estar siempre preocupándome de que llegue a casa borracha cada vez que tenemos un problema. Quería gritarle, lanzarle un almohadón a la cara y decirle que es una idiota, pero estoy empezando a darme cuenta de que una sólo puede discutir con una misma persona sobre la misma cosa cierto número de veces antes de quemarse. No sé qué hacer respecto al hecho de que no quiera venir a Seattle, pero sí sé que quedarme aquí tumbada en la cama no me va a ayudar. Levanto el brazo de Brittany, me escabullo de debajo de su peso y coloco suavemente su extremidad sobre la almohada que tiene al lado. Gruñe un poco en sueños, pero
afortunadamente sólo se estira sin despertarse. Cojo mi teléfono de la mesilla de noche y me acerco sigilosamente hasta las puertas del balcón.
Apenas hacen ruido al abrirse, y dejo escapar un suspiro de alivio antes de cerrarlas detrás de mí. Fuera, el aire es mucho más fresco que ayer; aunque es normal, son sólo las siete de la mañana. Con el teléfono en la mano, empiezo a pensar en mi residencia en Seattle, que en estos momentos es inexistente. Mi traslado a esa ciudad se está convirtiendo en un engorro mucho más grande de lo que había anticipado y, la verdad, a veces me da la sensación de que tanto lío no merece la pena. Me reprendo al instante por ese pensamiento. Eso es justo lo que Brittany pretende: ponerme las cosas difíciles con la esperanza de que acabe renunciando a lo que quiero hacer y me quede con ella. Bien, pues eso no va a pasar. Abro el navegador de mi teléfono y espero con impaciencia a que Google se cargue. Me quedo mirando la pequeña pantalla y aguardando a que el molesto círculo deje de girar una y otra vez. Frustrada ante la lenta respuesta de mi teléfono prehistórico, vuelvo a la habitación, cojo el de Brittany de la silla y salgo de nuevo al balcón.
Si se despierta y me pilla con su móvil, se va a enfadar. Pero no estoy fisgando sus llamadas ni sus mensajes. Sólo estoy usando su conexión a internet.
«Sí, es maja.» Sus palabras sobre la tal Lillian se repiten en mi cabeza mientras intento buscar apartamentos en Seattle. Sacudo la cabeza para borrar el recuerdo de mi mente y admiro un lujoso apartamento que me gustaría poder permitirme. Paso al siguiente, uno pequeño de un dormitorio en un dúplex. No me siento cómoda en un dúplex; me gusta la idea de que alguien tenga que atravesar un vestíbulo para llegar a mi puerta, y más teniendo en cuenta que por lo visto voy a estar sola en Seattle. Deslizo el dedo por la pantalla unas cuantas veces más antes de encontrar, por fin, un piso de una habitación en una torre de
apartamentos mediana. Se sale de mi presupuesto, pero no demasiado. Si tengo que pasar sin comprar comida hasta que me instale, lo haré.
Guardo el número de teléfono en mi móvil y continúo ojeando los anuncios. El pensamiento imposible de buscar apartamento con Brittany me persigue. Estamos las dos sentadas en la cama, yo con las piernas cruzadas y ella con sus largas piernas estiradas y con la espalda apoyada en la cabecera. Yo le enseño un montón de pisos, y ella pone los ojos en blanco y se queja del proceso de búsqueda, pero la pillo sonriendo y con los ojos fijos en mis labios. Me dice que estoy muy guapa cuando me agobio, y después me quita el portátil de encima y me asegura que ya buscará él un sitio para las dos.
Pero eso sería demasiado sencillo. Demasiado fácil. Todo en mi vida era sencillo y fácil hasta hace pocos meses. Mi madre me ayudó con la residencia y lo tuve todo solucionado y preparado antes incluso de llegar a la WCU.
Mi madre... No puedo evitar echarla de menos. No tiene ni idea de que me he reunido con mi padre. Sé que se enfadaría mucho si lo supiera. Sin darme cuenta, me encuentro marcando su número.
—¿Diga? —contesta con voz suave.
—¿Mamá?
—¿Quién iba a ser, si no?
Ya me estoy arrepintiendo de haberla llamado.
—¿Cómo estás? —pregunto en voz baja.
Suspira.
—Estoy bien. He estado un poco ocupada con todo lo que está pasando.
Oigo ruido de ollas y sartenes de fondo.
—Y ¿qué es lo que está pasando?
«¿Sabe lo de mi padre?» Decido al instante que, si no lo sabe, éste no es el momento de contárselo.
—Pues nada en concreto. He estado haciendo muchas horas extras y tenemos un nuevo pastor...
Ah, y Ruth ha fallecido.
—¿Ruth Evans?
—Sí, iba a llamarte —dice, y su tono frío se torna ligeramente cálido.
Ruth, la abuela de Sam, era una de las mujeres más dulces que he tenido el placer de conocer. Era siempre muy amable y, junto con Karen, hacía las mejores galletas con pepitas de chocolate del mundo.
—Y ¿cómo está Sam? —me atrevo a preguntar.
Estaba muy unido a su abuela, y sé que debe de estar pasándolo mal. Yo nunca tuve la oportunidad de tener una relación estrecha con mis abuelos; los padres de mi padre murieron antes de que yo fuese lo bastante mayor como para acordarme, y los padres de mi madre no eran la clase de gente que permitía que nadie se acercara a ellos.
—Pues lo lleva bastante mal. Deberías llamarlo, Santana.
—No puedo... —Empiezo a decirle que no puedo llamarlo, pero me interrumpo. ¿Por qué no puedo? Puedo y lo haré—. Lo haré... Lo llamaré ahora mismo.
—¿De verdad? —dice claramente sorprendida—. Bueno, pero espera al menos hasta después de las nueve —me aconseja, y sonrío sin darme cuenta al oírla. Sé que ella también estará sonriendo al otro lado de la línea—. ¿Cómo van las clases?
—Me marcho a Seattle el lunes —confieso, y oigo el repiqueteo de algo que ha caído al suelo.
—¿Qué?
—Te lo comenté, ¿recuerdas?
«¿No lo hice?»
—No, no lo hiciste. Me dijiste que tu empresa se trasladaba allí, pero no que tú fueses a marcharte seguro.—Lo siento, he estado muy ocupada con lo de Seattle, y con Brittany.
—¿Va a irse contigo? —me pregunta con una voz tremendamente controlada.
—Pues... no lo sé —respondo con resignación.
—¿Estás bien? Pareces preocupada.
—Estoy bien —miento.
—Sé que no hemos estado muy de acuerdo últimamente, pero sigo siendo tu madre, Santana. Si te pasa algo, puedes contármelo.
—Estoy bien, de verdad. Sólo estoy algo estresada con todo esto y lo del traslado al nuevo campus.
—No te preocupes. Te irá estupendamente. Destacarás en cualquier campus. Puedes destacar en cualquier parte —dice infundiéndome seguridad.
—Lo sé, pero ya me he acostumbrado a éste, y ya conozco a algunos de los profesores y tengo amigos..., unos pocos amigos.
La verdad es que no tengo ningún amigo al que vaya a echar tremendamente de menos, excepto a Ryder. Y puede que a Rachel..., pero sobre todo a Ryder.
—Santana, es para esto para lo que hemos estado trabajando tantos años, y mírate ahora. Mira lo que has conseguido en tan poco tiempo. Deberías sentirte orgullosa.
Sus palabras me sorprenden y mi mente se apresura a procesarlas.
—Gracias —consigo articular.
—Infórmame cuando te hayas instalado en Seattle para que vaya a verte, ya que no parece que tú vayas a venir a casa muy pronto —dice.
—Lo haré —respondo pasando por alto su tono áspero.
—Tengo que prepararme para irme a trabajar, ya hablaremos. Acuérdate de llamar a Sam.
—Sí, lo llamaré dentro de un par de horas.
Cuando cuelgo, un movimiento en el balcón llama mi atención y, al levantar la vista, veo a Brittany. Ya se ha vestido con sus vaqueros y su camiseta negros de siempre. Va descalza y tiene la mirada fija en mí.
—¿Quién era? —pregunta.
—Mi madre —contesto, y me llevo las rodillas al pecho sobre la silla.
—¿Para qué te ha llamado? —Agarra el respaldo de la silla vacía y la arrastra para acercarla a mí antes de sentarse.
—La he llamado yo —aclaro sin mirarla.
—¿Qué hace aquí fuera mi teléfono?
Lo coge de mi regazo y lo comprueba.
—Necesitaba internet.
—Ah —dice como si no me creyera.
«Si no tiene nada que ocultar, ¿qué más le da?»
—¿De quién hablabas cuando has dicho que ibas a llamarlo? —pregunta sentándose en el borde del jacuzzi.
La miro a la cara.
—De Sam —respondo secamente.
Me observa con recelo.
—Y una mierda lo vas a llamar.
—Sí que lo voy a hacer.
—¿Qué tienes que hablar con él? —Apoya las manos en las rodillas y se inclina hacia adelante.
—.Nada.
—¿Así que tú puedes pasarte horas con otra persona y volver borracha, pero...?
—Es tu exnovio —me interrumpe.
—Y ¿cómo sé que esa chica no es una de tus exnovias?
—Porque yo no tengo exnovias, ¿recuerdas?
Resoplo con frustración; mi determinación previa ha desaparecido y estoy cabreándome de nuevo.
—Vale, pues una de tantas chicas con las que te has acostado, entonces. De todos modos — continúo en voz baja y clara—, tú no vas a decirme a quién puedo y a quién no puedo llamar. Sea mi exnovio o no.
—Creía que no estabas enfadada conmigo.
Suspiro apartando la mirada de sus penetrantes ojos azules y dirigiéndola hacia el agua.
—Y no lo estoy. De verdad que no. Hiciste justo lo que esperaba que hicieras.
—¿Que es...?
—Huir durante horas y volver apestando a alcohol.
—Tú me dijiste que me marchara.
—Eso no es excusa para volver borracha.
—¡Ya estamos! —gruñe—. Sabía que no te estarías calladita como hiciste anoche.
—¿Calladita? ¿Lo ves? Ése es tu problema: esperas que me quede calladita. Y estoy harta.
—¿De qué? —Se inclina hacia mí y acerca el rostro demasiado al mío.
—De esto... —Agito la mano frenéticamente y me pongo de pie—. Estoy harta de todo esto. Vete y haz lo que te dé la real gana, pero búscate a otra que se quede aquí sentada mientras haces de las tuyas y que luego se quede calladita, porque yo no pienso seguir haciéndolo.
—Le doy la espalda.
Se pone de pie y rodea mi brazo con los dedos para volverme suavemente.
—Para —ordena. Su enorme mano se extiende por mi cintura mientras la otra me sostiene del brazo. Pienso en marcharme, pero entonces me estrecha contra su pecho—. Deja de resistirte. No vas a ir a ninguna parte.
Aprieta los labios con firmeza y yo libero el brazo de un tirón.
—Suéltame y me sentaré —resoplo.
No quiero ceder, pero me niego a fastidiarles el viaje a los demás. Si voy al piso de abajo, Brittany me seguirá y acabaremos montando una buena delante de su familia.
Me suelta inmediatamente y yo me dejo caer en la silla de nuevo. Ella se sienta delante de mí y me mira con expectación con los codos apoyados en los muslos.
—¿Qué? —espeto.
—¿Vas a dejarme? —susurra, y su pregunta suaviza ligeramente mi dura postura.
—Si te refieres a dejarte para irme a Seattle, sí.
—¿El lunes?
—Sí, el lunes. Ya hemos hablado de esto mil veces. Sé que estabas convencida de que tu sucia artimaña me disuadiría de hacerlo —declaro echando humo—,pero no es así, y nada de lo que hagas me lo impedirá.
—¿Nada? —Me mira a través de sus gruesas pestañas.
«Me casaré contigo», me dijo estando borracha. ¿Se refiere a eso ahora? Por mucho que quiera preguntárselo aquí y ahora, no puedo hacerlo. Creo que no estoy preparada para su sobria respuesta.
—Brittany, ¿qué hay en Seattle que quieres evitar a toda costa? —decido preguntarle en su lugar.
Aparta la mirada de la mía.
—Nada importante.
—Brittany, te lo juro, como me estés ocultando algo, jamás volveré a hablarte —le aviso muy en serio—. Ya he tenido suficiente, de verdad.
—No es nada, Santana. Tengo algunos viejos amigos allí que no me apetece mucho ver porque forman parte de mi antigua vida.
—¿Tu antigua vida?
—Mi vida antes de conocerte: la bebida, las fiestas, follar con cualquier chica que se cruzara en mi camino —dice. Al ver mi gesto de dolor, farfulla—: Lo siento. —Pero continúa—: No hay ningún secreto, sólo malos recuerdos. Aunque ésa no es la razón por la que no quiero ir.
Espero a que llegue al fondo del asunto, pero no dice nada más.
—Vale, entonces dime cuál es, porque no lo entiendo.
Me mira a los ojos sin ninguna expresión en el rostro.
—¿Por qué necesitas una explicación? No quiero ir, y tampoco quiero que tú vayas sin mí.
—Esa explicación no me basta. Voy a ir —digo negando con la cabeza—. Y ¿sabes qué? Ya no quiero que vengas conmigo.
—¿Qué? —Su mirada se ensombrece.
—No quiero que vengas. —Me mantengo todo lo calmada que puedo y me levanto de la silla. Me siento orgullosa de ser capaz de estar manteniendo esta conversación sin gritar—. Has intentado fastidiarme esto. Éste ha sido mi sueño desde que tengo uso de razón, y tú has intentado fastidiármelo.
Has convertido algo que debería estar deseando hacer en algo que apenas puedo soportar. Debería estar emocionada y dispuesta a marcharme a cumplir mis sueños, pero has conseguido que no tenga ningún sitio donde vivir y ningún sistema de apoyo en absoluto. Así que, no, no quiero que vengas.
Brittany abre y cierra la boca, se levanta y empieza a pasearse por el suelo entarimado.
—Tú... —comienza, pero se detiene como si estuviera reconsiderando sus pensamientos.
Pero con ella las cosas nunca cambian, y decide ir por el camino más difícil.
—¿Sabes qué, Santana? Nadie quiere ir a Seattle excepto alguien como tú. ¿Quién cojones sueña con mudarse a Seattle en el puto estado de Washington? Qué gran ambición —ruge. Inspira hondo con violencia—. Y, por si se te había olvidado, yo soy el único motivo por el que tienes esa oportunidad, para empezar. ¿Quién te crees que consigue un contrato de prácticas en su primer año de universidad? ¡Nadie, joder! La mayoría las pasan canutas para conseguir uno incluso después de licenciarse.
—Eso no tiene nada que ver con el asunto que estamos discutiendo. —Pongo los ojos en blanco ante su desfachatez.
—Y ¿cuál es ese asunto, desagradecida de...?
Doy un paso hacia ella y levanto la mano sin darme cuenta siquiera de lo que estoy haciendo. Pero Brittany es demasiado rápido y me agarra de la muñeca, deteniéndome a unos centímetros de su mejilla.
—Ni se te ocurra —me advierte. Su voz es áspera, cargada de ira, y lamento que haya evitado que le dé una bofetada. Su aliento mentolado golpea mis mejillas mientras intenta controlar su temperamento.
«Adelante, Brittany», la desafío mentalmente. No me intimida su respiración entrecortada ni sus insultos. Puedo devolvérselos con creces.
—No puedes hablarle así a la gente sin que haya consecuencias —digo en un tono grave que roza la amenaza.
—¿Consecuencias? —Me mira con ojos furiosos—. En mi vida no he conocido otra cosa.
Detesto que se atribuya el mérito de mis prácticas; detesto que tire cuando yo aflojo y tirar cuando afloja ella; detesto que haga que me enfurezca tanto que quiera pegarle; y detesto sentir que pierdo el control de algo que no estoy segura de haber tenido. La miro. Su mano sigue sosteniendo mi muñeca con la presión justa como para evitar que intente golpearla de nuevo, y parece herida, de un modo peligroso. Sus ojos reflejan desafío, y hace que se me caiga el alma a los pies.
Coloca mi mano sobre su pecho sin apartar los ojos de los míos y dice:
—Tú no sabes lo que son las consecuencias.

Luego se aleja de mí, aún con esa expresión en los ojos, y mi mano cae a mi costado.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ago 09, 2016 10:52 pm

Capítulo 35
Brittany

 
«¿Quién coño se cree que es?» ¿Acaso piensa que puede decirme esas cosas sólo porque no quiero ir a Seattle con ella? ¿Y ahora no quiere que vaya?
¿Me dice que no quiere que vaya a Seattle y encima intenta darme una bofetada? De eso, nada. Le he dicho esas cosas porque estaba furiosa, pero me ha sorprendido que intentara pegarme... Mucho. La he dejado con los ojos fuera de las órbitas, llenos de rabia, pero tenía que alejarme todo lo posible de esa mierda.
Estoy en la pequeña cafetería del pueblo. El café sabe a alquitrán, y la extraña magdalena que he pedido está más asquerosa todavía. Detesto este lugar y el hecho de que no haya nada de nada. Abro tres sobres de azúcar a la vez, los vierto en el desagradable café y remuevo la mezcla con una cucharilla de plástico. Es demasiado temprano para toda esta mierda.
—Buenos días —me saluda una voz familiar. Aunque no es la que esperaba oír.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto a Lillian poniendo los ojos en blanco cuando se acerca por detrás de mí.
—Vaya, es evidente que tienes un mal despertar —dice con voz empalagosa, y se sienta delante de mí.
—Lárgate —refunfuño, y observo la pequeña cafetería.
Hay una cola hasta la puerta, y casi todas las mesas están llenas. Debería hacerles un favor a los que guardan cola y decirles que se larguen a buscar un puto Starbucks porque este lugar es un asco. Lillian me mira.
—No te has disculpado, ¿verdad?
—Joder, qué cotilla eres.
Me pellizco el puente de la nariz, y ella sonríe.
—¿Vas a terminarte eso? —pregunta haciendo un gesto hacia la madalena dura como una piedra que tengo delante.
La deslizo hacia ella y coge un trozo.
—Yo que tú no me la comería —le advierto, pero ella lo hace de todos modos.
—No está tan mal —miente. Sé que está deseando escupirla, pero se la traga—. ¿Vas a explicarme por qué no te has disculpado con Tamara?
—Que se llama Santana, joder. Como vuelvas a llamarla...
—Oye, oye, cálmate, que era una broma. Sólo te estaba tomando el pelo. —Se echa a reír, orgullosa de ser tan impertinente.
—Ja, ja.
Me termino el resto del café.
—Bueno, dime, ¿por qué no lo has hecho?
—No lo sé.
—Claro que sí —insiste.
—¿A ti qué más te da? —Me inclino hacia ella y Lillian se apoya en el respaldo de su silla.
—No sé... Es que parece que la quieres, y eres mi amiga.
—¿Tu amiga? Ni siquiera te conozco, y desde luego tú no me conoces a mí —declaro.
Su expresión neutra desfallece un instante y empieza a parpadear lentamente. Como se ponga a llorar creo que voy a golpear a alguien. No puedo soportar tanto drama a estas horas de la mañana.
—Oye, eres guay y tal, pero esto... —hago un gesto con la mano entre su cuerpo y el mío— no es una amistad. Yo no tengo amigos.
Ladea la cabeza.
—¿No tienes ningún amigo? ¿Ni siquiera uno?
—No. Tengo a gente con la que salgo de fiesta y a Santana.
—Deberías tener amigos; al menos, uno.
—¿Qué sentido tendría que fuésemos amigas tú y yo? Sólo estaremos aquí hasta mañana.
Se encoge de hombros.
—Podríamos ser amigas hasta entonces.
—Está claro que tú tampoco tienes amigos.
—No muchos. A Riley no le caen muy bien.
—¿Y? ¿Eso qué más da?
—Pues que no quiero pelearme con él, así que ya no los veo a menudo.
—Disculpa, pero el tal Riley parece un zorron.
—No hables así de él. —Lillian se pone colorada, mostrando por primera vez una emoción distinta de la calma o la omnisciencia.
Jugueteo con mi taza, satisfecha de haber derribado su fachada.
—Sólo digo que yo no permitiría que nadie me dijera quiénes pueden o no pueden ser mis amigos.
—¿Me estás diciendo que Santana sale con sus amigos? —Enarca una ceja y yo aparto la mirada para pensar en su pregunta.
Tiene amigos..., tiene a Ryder.
—Sí.
—Tú no cuentas.
—No, yo no. Ryder.
—Ryder es tu hermanastro. Tampoco cuenta.
Rachel es una especie de amiga de Santana, pero no son amigas de verdad, y Dany... ya no es un problema.
—Me tiene a mí —digo.
Sonríe con petulancia.
—Ya me imaginaba.
—¿Eso qué más da? Cuando nos larguemos de aquí y empecemos de cero podrá hacer nuevos amigos. Podemos hacer amigos juntas.
—Claro. El problema es que no vais a ir al mismo lugar —me recuerda.
—Vendrá conmigo. Sé que parece improbable, pero tú no la conoces. Yo sí, y sé que no puede vivir sin mí.
Lillian me mira con ojos pensativos.
—¿Sabes? Existe una gran diferencia entre no ser capaz de vivir sin alguien y amarlo.
Esta chica no tiene ni puta idea de lo que dice. No tiene ningún sentido.
—No quiero seguir hablando de ella. Si vamos a ser amigas, tienes que hablarme sobre Regan y tú.
—Riley —replica ella con brusquedad.
Me río ligeramente.
—Jode, ¿eh?
Lillian me fulmina con la mirada de broma, pero después me cuenta cómo conoció a su novio. Les tocó estar juntos durante la orientación del primer curso de Lillian. Al principio, Riley se mostró algo arisco, pero después le tiró la caña para sorpresa de ambos. Aparentemente, el tal Riley es celoso y tiene bastante mala leche. Me recuerda a alguien.
—La mayoría de nuestras peleas son a causa de sus celos. Tiene miedo de que me aleje de él. No sé por qué, porque siempre es él, el que llama la atención de todo el mundo, hombres y mujeres, y ha salido con ambos sexos. —Suspira—. Es como que todo el mundo le vale.
—¿Tú no lo has hecho?
—No, yo no he salido con ninguna chica. —Arruga la nariz—. Bueno, una vez en octavo, porque me vi un poco obligada a hacerlo. Mis amigas no paraban de darme la lata porque nunca había tenido novia.
—¿Por qué no se lo dijiste? —le pregunto.
—No es tan sencillo.
—Debería serlo.
Sonríe.
—Sí, debería. Pero no lo es. En fin, que nunca he salido con nadie más que con Riley y otra chica.
—Entonces su sonrisa desaparece—. Riley, en cambio, ha salido con mucha gente.
El resto de la mañana y también la tarde los paso así, escuchando los problemas de esta chica. Pero no me molesta tanto como pensaba. Es agradable saber que no soy la única que tiene esta clase de movidas. Lillian me recuerda mucho a Santana y a Ryder. Si los fundieran en una persona, sin duda sería ella. Odio admitirlo, pero no me agobia su compañía. Es una marginada, como yo, pero no me juzga porque apenas me conoce. Un montón de extraños entran y salen de la cafetería, y cada vez que veo entrar a una morena no puedo evitar levantar la vista con la esperanza de que sea mi morena extraña. De repente empieza a sonar una melodía curiosa.
—Será mi padre... —dice Lillian, y comprueba su teléfono—. Joder, son casi las cinco —exclama entonces presa del pánico.
—. Debemos irnos. Bueno, yo debo irme. Todavía no tengo nada que ponerme para esta noche.
—¿Para qué? —le pregunto cuando se levanta.
—Para la cena. Sabes que vamos a cenar con tus padres, ¿no?
—Karen no es mi... —empiezo a decir, pero decido dejarlo correr. Ella ya lo sabe.
Me levanto y la sigo por el barrio hasta una pequeña tienda de ropa llena de vestidos coloridos y bisutería de mal gusto. Huele a naftalina y a salitre.
—No tienen nada decente —protesta sosteniendo en alto un vestido rosa intenso con volantes.
—Eso es horrible —le digo, y ella asiente y lo cuelga de nuevo en su sitio.
No puedo evitar pensar en qué estará haciendo Santana en estos momentos. ¿Se estará preguntando dónde estoy? Seguro que da por hecho que estoy con Lillian, cosa que es verdad, pero no tiene de qué preocuparse. Ya lo sabe.
Un momento... No, no lo sabe. No le he hablado de que Lillian tiene novio
—Santana crees que eres lesbiana —espeto cuando me enseña un vestido negro con cuentas. Ella me mira con diplomacia y se limita a pasar la mano por el vestido otra vez, como lo hizo con la botella de brandy anoche.
—No voy a darte consejos de moda, así que deja de intentarlo —gruño.
Pone los ojos en blanco.
—Y ¿por qué no se lo has dicho?
Toco un collar con plumas que tengo delante.
—No lo sé. No se me ocurrió.
—Vaya, me siento tan halagada de que mi orientación sexual te sea tan indiferente... —dice con fingida gratitud y con una mano extendida sobre su cuello.
—. Pero deberías decírselo. —Sonríe—. No me extraña que estuviera a punto de darte un bofetón. Sabía que no debería haberle contado lo de la bofetada.
—Cállate. Se lo diré...
—Aunque la verdad es que podría venirme bien no hacerlo—. A lo mejor
—añado.
Lillian pone los ojos en blanco de nuevo. Pone los ojos en blanco casi tan a menudo como Santana.
—Es complicada, y sé lo que me hago, ¿vale? O, al menos, eso creo. Sé exactamente cómo tensar las cuerdas hasta obtener lo que quiero.
—Tienes que arreglarte esta noche; el sitio al que vamos es repugnantemente sofisticado —me advierte mientras ojea el vestido girando la percha.
—De eso, nada, ni hablar. De todas maneras, ¿qué te hace pensar que voy a ir?
—¿Por qué no? Te interesa que tu parienta deje de estar tan enfadada, ¿no?
Sus palabras me descolocan por un instante.
—¿Mi parienta? No la llames así.
Me empotra una camisa blanca contra el pecho.
—Al menos ponte una camisa bonita; de lo contrario, mi padre no parará de darte la brasa toda la noche —dice metiéndose en el probador.
Unos minutos después aparece con el vestido negro puesto. Le queda bien —está buena y tal—, pero al instante empiezo a imaginarme a Santana luciéndolo. Le quedaría mucho más ceñido: Santana tiene las tetas mucho más grandes que Lillian, y las caderas un poco más anchas, de modo que llenaría el vestido mucho mejor.
—No es tan feo como el resto de la mierda que tienen aquí —digo a modo de cumplido.

Pone los ojos en blanco, me saca el dedo y cierra la cortina.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ago 09, 2016 10:54 pm

Capítulo 36
Santana

 
Me miro en el largo espejo y le pregunto a Ryder:
—¿Seguro que estoy bien?
—Sí, tranquila —responde con una sonrisa—. Pero ¿podemos intentar recordar que soy un chico?
Suspiro y me echo a reír.
—Lo sé, perdona. No tengo la culpa de que seas mi único amigo.
El tacto del vestido oscuro y centelleante sobre mi piel no me resulta del todo cómodo. La tela es dura y las pequeñas cuentas me rascan un poco cuando me muevo. En la pequeña tienda de ropa del pueblo no había mucho donde elegir, y desde luego no iba a ponerme el vestido rosa intenso confeccionado exclusivamente con tul. Necesito algo que ponerme para la temible cena de esta noche, y no pienso seguir la sugerencia de Brittany de que vaya en vaqueros.
—¿Crees que se molestará en volver antes de que llegue la hora de marcharnos? —le pregunto a Ryder.
Brittany se ha largado, como siempre, después de nuestra pelea, y no ha regresado desde entonces. Tampoco ha llamado ni me ha mandado ningún mensaje. Seguramente estará con esa chica misteriosa con la que tanto le gusta compartir nuestros problemas. Sí, esa chica con la que habla mucho más que con su novia. Con lo cabreada que estaba, no me extrañaría que hiciese algo con ella con la única intención de hacerme daño.
No..., no lo haría.
—La verdad es que no lo sé —dice Ryder—. Espero que sí. De lo contrario, mi madre se sentirá muy decepcionada.
—Lo sé. —Me pongo otra horquilla en el moño y cojo el rímel.
—Vendrá. Sólo está siendo cabezota.
—Lo que no sé es si iremos juntas. —Me paso el pequeño cepillo por las pestañas—. Siento que estoy llegando a mi límite. ¿Sabes qué sentí anoche cuando me dijo que había estado con otra chica?
—¿Qué? —me pregunta con curiosidad.
—Creo que ha llegado el final de nuestra turbulenta historia de amor... —Intentaba que fuera una broma, pero al parecer no ha tenido gracia.
—Se me hace muy raro oírte decir eso precisamente a ti —señala—. ¿Cómo te sientes?
—Un poco enfadada, pero ya está. Es como si fuera inmune a ello ahora, a todo. No tengo ganas de pasar por lo mismo una y otra vez. Estoy empezando a pensar que es una causa perdida, y la verdad es que se me parte el alma —digo, prohibiéndome a mí misma llorar.
—Nadie es una causa perdida. Sólo creen que lo son, y por eso a veces no se molestan en intentar cambiar.
—¿Estáis listos, chicos? —pregunta Karen desde el salón, y Ryder le asegura que bajaremos enseguida.
Me coloco mi nuevo par de tacones negros con correas en los tobillos. Por desgracia, son tan incómodos como aparentan. En ocasiones como ésta es cuando echo de menos llevar Toms a diario. Cuando nos metemos todos en el coche, Brittany aún no ha vuelto.
—No podemos esperarla más —dice Ken con el ceño fruncido de decepción.
—No pasa nada, le traeremos algo a la vuelta —sugiere Karen con dulzura en un intento de disminuir la irritación de su marido, a pesar de que sabe que ésa no es la solución. Ryder me mira y yo le sonrío para asegurarle que estoy bien. Intenta distraerme todo el trayecto hablándome sobre varios estudiantes que conocemos y bromeando sobre sus posturas en clase. Especialmente las de algunos de los que vienen con nosotros a religión. Cuando Ken aparca en nuestro destino, veo que el restaurante es de un gusto exquisito. El edificio es una cabaña de troncos inmensa, y el interior contradice el aspecto silvestre del exterior. Es moderno y elegante, con decoración en blanco y negro por todas partes y detalles en gris en las paredes y el suelo. La iluminación está en el límite de ser demasiado oscura, pero crea un ambiente íntimo. Para mi sorpresa, mi vestido es lo que más brilla en la habitación. Cuando la luz se refleja en las cuentas, éstas centellean como diamantes en la oscuridad, cosa que todo el mundo parece haber advertido.
—Pierce —oigo que le dice Ken a la guapa mujer que se encuentra tras el atril.
—El resto de su cuadrilla ya está aquí. —Ella sonríe, y sus dientes perfectos son de un blanco cegador.
—¿Cuadrilla? —digo volviéndome hacia Ryder, y él se encoge de hombros.
Seguimos a la mujer hasta una mesa en un rincón del salón. Detesto que todo el mundo me mire a causa de este vestido. Debería haberme comprado aquella monstruosidad rosa, habría llamado menos la atención. Un hombre de mediana edad se derrama la copa encima y Ryder me acerca a su costado cuando pasamos junto al muy pervertido. Tampoco es un vestido tan exagerado. Me llega justo por encima de la rodilla. El problema es que fue confeccionado para alguien con un busto mucho más pequeño que el mío, lo que hace que el sujetador incorporado actúe como un push-up y me acentúe al máximo el escote.
—Ya era hora de que llegarais —dice una voz masculina desconocida, y miro hacia el lugar donde está Karen para ver de quién se trata.

Un hombre, imagino que el amigo de Ken, se levanta para estrecharle la mano. Desvío la vista hacia la derecha, donde su mujer sonríe y saluda a Karen. A su lado hay una chica joven —mi instinto me indica que es la chica—, y se me cae el alma a los pies. Es guapa, muy guapa. Y lleva exactamente el mismo vestido que yo. Cómo no. Veo sus brillantes ojos azul claro desde aquí y, cuando me sonríe, me parece aún más guapa. Estoy tan distraída con mis crecientes celos que casi no me doy cuenta de que Brittany está sentada a su lado, vestida con una camisa blanca.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ago 09, 2016 10:55 pm

Capítulo 37
Brittany

 
—Joder... —murmura Lillian en voz alta, y me abstrae de mis pensamientos sobre mi pelea matutina con Santana.
Levanto la vista, sigo la dirección de su mirada y veo qué es lo que la ha dejado boquiabierta. Santana.
Con el mismo vestido... el mismo puto vestido con el que me la había imaginado. Y hace que su pecho ya de por sí generoso parezca... Joder... Parpadeo rápidamente en un intento de recobrar la compostura antes de que llegue a la mesa. Por un momento creo que se trata de una alucinación; está aún más sexi de lo que me había imaginado. Todos los tíos en sus mesas se vuelven para mirarla; uno incluso se derrama la bebida encima. Me agarro al borde de la mesa esperando a que el cerdo le diga algo. Como lo haga, juro que...
—¿Ésa es Santana? ¡Joder! —Lillian está prácticamente jadeando.
El hombre que se ha derramado la bebida se aparta de su mujer y sus ojos siguen a mi chica.
—Relájate —dice Lillian tocándome las manos con suavidad.
Mis nudillos llenos de cicatrices están blancos de la fuerza con la que me aferro a la mesa.
Ryder estrecha a Santana y la aparta del cerdo. Ella le sonríe y él la estrecha más conforme avanzan.
«¿Qué cojones está pasando aquí?»

Santana se coloca detrás de Ryder mientras los padres de Lillian y Karen y Ken proceden con sus putas formalidades creyéndose que tienen mucha clase por estrecharse la mano a pesar de que se vieron anoche mismo. Pronto, la mirada de Santana descubre a Lillian y sus ojos se abren como platos y se fijan en el suelo. Está celosa. Bien. Eso era lo que esperaba.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ago 09, 2016 10:57 pm

Capítulo 38
Santana

 
El pánico me invade al ver a Brittany sentada al lado de esa chica. Ni siquiera parece percatarse de mi presencia cuando tomo asiento junto a Ryder, al otro lado de la mesa, lo más lejos posible de ella.
—Hola, y ¿tú quién eres? —me pregunta con una sonrisa el amigo de Ken.
Sé por su tono que es de la clase de hombres que se creen mejor que el resto de los presentes.
—Hola, soy Santana —contesto, y sonrío secamente y lo saludo con un gesto de la cabeza—. Una amiga de Ryder.
Miro a Brittany y veo que tiene los labios apretados. Bueno, es evidente que ella está entreteniendo a  la hija de este hombre, de modo que ¿por qué fastidiarles la diversión?
—Encantado, Santana. Yo soy Max, y ella es Denise —dice el hombre señalando a la mujer que tiene al lado.
—Es un placer conocerte —dice Denise—. Hacéis una pareja encantadora.
Brittany empieza a toser. O a atragantarse. No quiero mirarla para saber cuál de las dos..., pero no puedo evitarlo. Cuando lo hago, veo que me está fulminando con la mirada.
Ryder se ríe.
—No, no somos pareja. —Mira a Brittany como esperando que diga algo.
Como era previsible, no lo hace. La chica parece algo desorientada y un poco incómoda. Me alegro. Brittany se acerca para decirle algo al oído y ella le sonríe y sacude la cabeza. «¿Qué narices está pasando aquí?»
—Hola, soy Lillian, encantada de conocerte —se presenta con una sonrisa amistosa.
«Zorra.»
—Lo mismo digo —consigo articular en respuesta.
Tengo el corazón acelerado y apenas puedo ver con claridad. Si no estuviésemos compartiendo mesa con la familia de Brittany y los amigos de Ken, le tiraría a Brittany una bebida a la cara y, con el escozor de ojos, esta vez no podría interceptar mi bofetada. Nos colocan un menú delante de cada uno de nosotros y espero a que me llenen una de las copas con agua antes de cogerlo. Ken y Max empiezan a hablar sobre lo extraño que resulta tener que escoger entre agua del grifo y agua embotellada.
—¿Ya sabes qué vas a pedir? —me pregunta Ryder en voz baja momentos después.
Sé que está intentando distraerme de Brittany y su nueva amiga.
—Pues... no lo sé —susurro, y le echo un vistazo al sofisticado menú escrito a mano.
Ahora mismo no puedo pensar en comer; tengo el estómago revuelto y apenas puedo controlar mi respiración.
—¿Quieres que nos vayamos? —me pregunta al oído.
Miro a Brittany, al otro lado de la mesa. Sus ojos se encuentran con los míos un instante antes de volverse de nuevo hacia Lillian.
«Sí. Quiero largarme de aquí y decirle a Brittany que no vuelva a hablarme en la vida.»
—No, no pienso ir a ninguna parte —digo, y me siento muy erguida en mi silla.
—Bien hecho —me alaba Ryder mientras un atractivo camarero llega a nuestra mesa.
—Tomaremos una botella del mejor vino blanco que tengan —le dice el amigo de Ken, y él asiente.
Justo cuando se dispone a marcharse, Max lo llama.
—No habíamos terminado —dice, y pide una lista de aperitivos.
No conozco ninguno de los platos que ha pedido, pero supongo que, de todos modos, tampoco voy a comer mucho.
Intento desesperadamente no mirar al otro lado de la mesa, pero es difícil, muy difícil. ¿Por qué ha venido con ella? Y encima se ha arreglado para la ocasión. Como no lleve vaqueros debajo de la mesa, el poco corazón que me queda intacto se me partirá en mil pedazos. Siempre tengo que estar una hora rogándole para que se ponga otra cosa que no sean unos vaqueros y una camiseta y, en cambio ahora, aquí está, al lado de esa chica y con una camisa blanca.
—Les daré unos minutos para que vean el menú, y si tienen alguna consulta sobre los platos, mi nombre es Robert —dice el camarero.
Su mirada se encuentra con la mía. Se queda ligeramente boquiabierto y aparta la vista al instante sólo para volver a posarla en mí. Es este vestido y el maldito escote. Le regalo una incómoda sonrisa. Él me la devuelve y su cuello y sus mejillas empiezan a ponerse rojos.
Espero que mire a Brittany, pero entonces caigo en que, debido a nuestra distribución, los que parecemos pareja somos Ryder y yo, y Brittany está con Lillian. Se me cae el alma a los pies de nuevo.
—Eh, chico. Tómanos nota o pírate —dice Brittany interrumpiendo mis pensamientos.
—Lo... lo siento —tartamudea Robert, y se aleja de la mesa a toda prisa.
Todas las miradas se centran en Brittany, la mayoría reflejando desaprobación por su comportamiento. Karen parece avergonzada, y Ken también.
—Tranquilos, volverá. Es su trabajo —dice Max quitándole importancia. Seguro que el comportamiento de mi novia le parece aceptable a alguien como él.
Miro a Brittany con el ceño fruncido, pero no parece importarle lo más mínimo, está demasiado cegado con esos puñeteros ojos azules. Al verla con ella tengo la sensación de que no la conozco de nada, como si me estuviera entrometiendo en la privacidad de un par de tortolitos. Ese pensamiento hace que me suba la bilis por la garganta. Me la trago y doy gracias cuando Robert vuelve con el vino y  unas cubiteras acompañado de otro camarero, probablemente como apoyo moral. O por protección.
Brittany no le quita ojo de encima, y levanto la vista al techo ante su osadía. ¿Cómo se atreve a mirar mal al pobre chico cuando ella está actuando como si no me conociera de nada? Nervioso, Robert me llena la copa hasta el borde y yo le doy las gracias en voz baja. Me sonríe, esta vez con menos timidez, y se dispone a llenarle la copa a Ryder. Nunca lo he visto beber, excepto en la boda de Ken y Karen, e incluso entonces sólo se tomó una copa de champán. Si no estuviese tan
desolada por el comportamiento de Brittany, rechazaría el vino y no bebería delante de sus padres, pero ha sido un día muy largo, y sin el vino no creo que pueda aguantar toda esta cena.
—No, gracias —dice Ken colocando la mano sobre su copa cuando Robert se dirige hacia él.
Levanto la mirada para asegurarme de que Brittany no está preparando ningún comentario borde sobre su padre, pero la sorprendo de nuevo charlando entre susurros con Lillian. Estoy muy confundida. ¿Por qué está haciendo esto? Sí, nos hemos peleado, pero esto es demasiado.
Doy un largo trago y el vino me sabe fresco y deliciosamente dulce al paladar. Me dan ganas de bebérmelo todo de golpe, pero tengo que ir poco a poco. Lo último que necesito es emborracharme y ponerme sensible delante de todo el mundo. Brittany no rechaza el vino, pero Lillian sí. Ella le pone los ojos en blanco para picarla, y me obligo a apartar la vista de ellas antes de convertirme en un mar de lágrimas e inundar el precioso suelo de madera maciza teñida.
—¡... Max estaba escalando por la fachada, y estaba tan borracho que tuvo que venir el equipo de seguridad del campus a bajarlo! —dice Ken, y todos nos echamos a reír.
Todos menos Brittany, claro.
Enrosco la pasta de mi plato en el tenedor y doy otro bocado. Me centro en lo deliciosos que están estos tallarines recién hechos y cómo parecen hacerse un ovillo alrededor de los dientes del tenedor. De lo contrario, tendría que centrarme en Brittany.
—Me parece que tienes un admirador —me dice Denise.
Levanto la vista y sigo la dirección de su mirada hasta Robert, que está recogiendo los platos de la mesa de al lado con los ojos fijos en mí.
—No le hagas mucho caso; es sólo un camarero que quiere lo que no puede tener —declara Max con una sonrisa ladina, sorprendiéndome con su insensibilidad.
—¡Papá! —Lillian fulmina a su padre con la mirada.
Él le sonríe y procede a cortar su filete.
—Perdona, cariño, pero es la verdad... Una chica tan guapa como Santana no debería fijarse en alguien que trabaje en hostelería.
Ojalá hubiera quedado ahí la cosa, pero ajeno, o inmune, a nuestra contrariedad, Max prosigue con sus denigrantes comentarios hasta que dejo caer el tenedor sobre mi plato formando un estrépito.
—Déjalo —me dice Brittany dirigiéndose a mí por primera vez desde que he llegado.
Asombrada, la miro, miro a Max de nuevo y sopeso mis opciones. Se está comportando como un idiota clasista, y yo me he bebido casi una copa entera de vino. Será mejor que cierre la boca como me ha indicado Brittany.
—No puedes hablar de la gente de esa manera —le dice Lillian a su padre, y él se encoge de hombros.
—Vale, vale —farfulla meneando el cuchillo un poco y masticando su filete—. Dios me libre de ofender a nadie.
A su lado, su mujer parece avergonzada mientras se limpia las comisuras de la boca con una servilleta de tela.
—Voy a necesitar más vino —le digo a Ryder, que sonríe y desliza hacia mí su copa medio vacía.
Sonrío ante su amable gesto—. Esperaré a que Robert vuelva a la mesa, pero gracias. Siento los ojos de Brittany clavados en mí mientras miro a mi alrededor por el restaurante. No veo al camarero rubio por ninguna parte, de modo que alargo el brazo, cojo la botella yo misma y me relleno la copa. Me quedo esperando a que Max haga algún comentario sobre mis modales, pero se contiene. Brittany tiene la mirada perdida en el restaurante y Lillian está hablando con su madre. Yo me encuentro en mi propio mundo, en una fantasía en la que mi novia está sentada a mi lado, con una mano sobre mi muslo, y se inclina para hacerme algún comentario descarado que me hace reír y ruborizarme.
Me siento algo mareada mientras apuro la comida que queda en mi plato y me termino mi segunda copa de vino. Ryder está charlando con Max y Ken sobre deportes, cómo no. Me quedo mirando el mantel estampado intentando buscar caras o imágenes entre los remolinos blancos y negros. Encuentro un grupo que parece formar una «H», y empiezo a trazarla con el dedo varias veces. De repente me detengo y levanto la vista al instante, alarmada por si me ha visto dibujando la letra. Pero Brittany no me está prestando atención, sólo tiene ojos para ella.
—Necesito un poco de aire —le digo a Ryder, y me levanto.

Mi silla chirría contra el suelo de madera y Brittany me mira un momento, pero entonces finge que sólo estaba buscando el agua antes de continuar su conversación con su nueva chica.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Ago 09, 2016 11:00 pm

Capítulo 39
Santana

 
Mis tacones golpean el suelo de madera maciza con fuerza mientras me concentro en llegar a la puerta trasera del restaurante en mi estado de emiembriaguez. Si estuviésemos más cerca de casa, me marcharía ahora mismo, haría mis maletas, me iría a Seattle y me  quedaría en un hotel hasta que encontrara un apartamento.
Estoy harta de que Brittany me haga estas putadas, es doloroso, y embarazoso, y está acabando conmigo. Brittany está destrozándome, y lo sabe. Por eso mismo lo hace. Ya me lo dijo: hace estas cosas porque sabe que así llega a mí.
Cuando cruzo la puerta —y espero que no salte ninguna alarma ni nada por el estilo—, el frío aire de la noche me envuelve. Es como un bálsamo que me abraza y me protege del incómodo ambiente de tensión y de las aburridas compañías.
Apoyo los codos en un saliente de roca y miro en dirección al bosque. Está oscuro, prácticamente negro. El restaurante está ubicado justo en medio de una zona boscosa que crea una atmósfera de aislamiento. Me gusta, y sería ideal si no me sintiera ya lo bastante atrapada.
—¿Estás bien? —pregunta una voz por detrás de mí.
Me vuelvo y veo a Robert en la puerta con una pila de platos en una mano.
—Esto... Sí. Sólo necesitaba respirar un poco —contesto.
—Pues hace frío aquí fuera. —Sonríe.
Su sonrisa es amable y bastante encantadora.
Le devuelvo el gesto.
—Sí, un poco.
Ambos nos quedamos en silencio. Es algo incómodo, pero no me importa. Nada es tan incómodo como estar sentada a esa mesa.
Unos segundos después, añade:
—No te había visto nunca por aquí.
Deja los platos con suavidad sobre una mesa vacía y se aproxima a mí. También apoya los codos en el saliente, a tan sólo un metro de distancia.
—Estoy de visita. No había venido nunca.
—Deberías venir en verano. Febrero es el peor mes para venir. Bueno, noviembre y diciembre son peores..., y puede que enero también. —Se ruboriza y tartamudea—: Ya... ya sabes a qué me refiero —concluye, y hace un sonido parecido a una risita.
Intento no reírme de su nerviosismo y sus mejillas sonrojadas.
—Seguro que es precioso en verano —digo.
—Sí, lo eres. —Abre unos ojos como platos—. Digo..., lo es. Es precioso —se corrige, y se cubre la cara con la mano.
Me obligo a apretar los labios para no reírme, pero no lo consigo. Una risita escapa de mi boca y eso hace que se sienta aún más avergonzado.
—¿Tú vives aquí? —pregunto para romper el hielo.
Su compañía resulta refrescante. Es agradable estar cerca de alguien que no es tan intimidante.
Brittany acapara cualquier habitación en la que se encuentre, su presencia resulta avasalladora la mitad del tiempo.
Eso lo relaja un poco.
—Sí, nací y crecí aquí. ¿Y tú?
—Yo voy a la WCU. Pero me traslado a Seattle la semana que viene.
Me siento como si hubiera esperado muchísimo tiempo para decir esas palabras.
—¡Vaya! A Seattle. ¡Qué fuerte!
Sonríe, y yo me río de nuevo.
—Perdona, el vino hace que me ría mucho —balbuceo, y él me mira con una sonrisa.
—Bueno, me alegro de saber que no te estás riendo de mí. —Se queda observando mi rostro, y yo aparto la mirada.
Se vuelve hacia el restaurante.
—Deberías volver adentro antes de que tu novio venga a buscarte.
Me vuelvo para mirar a través del cristal hacia el elegante espacio interior. Brittany sigue hablando con Lillian.
—Créeme, nadie va a salir a buscarme —suspiro, y mi labio inferior empieza a temblar mientras mi corazón me traiciona y amenaza con resquebrajarse.
—Parece bastante perdido sin ti —dice Robert en un intento de infundirme confianza.
Miro a Ryder y veo que está mirando a todas partes, sin nadie con quien hablar.
—¡Ah! Ése no es mi novio. Mi novia es la que está al otro lado de la mesa; la de los tatuajes.
Robert mira a Brittany y a Lillian y sus suaves rasgos forman un gesto de confusión. Unos remolinos de tinta negra asoman por el cuello de la camisa de Brittany. Me encanta cómo le queda el blanco, y me encanta cómo la tinta se transparenta a través de la tela clara.
—Esto..., ¿sabe ella que es tu novia? —me pregunta con una ceja enarcada.
Aparto la vista de Brittany al verla sonreír con petulancia, la clase de sonrisa que hace que se le marquen las pecas; la sonrisa que sólo me regalaba a mí.
—Yo también empiezo a preguntarme lo mismo.
Me cubro el rostro con las manos y sacudo la cabeza.
—Es complicado —gruño.
«Mantén la compostura, no caigas en su juego. Esta vez, no.»
Robert se encoge de hombros.
—En fin, ¿quién mejor para compartir tus problemas que un extraño?
Ambos miramos hacia la mesa. Nadie, excepto Ryder, parece echarme de menos.
—¿No tienes que trabajar? —pregunto esperando que su respuesta sea negativa.
Robert es joven, mayor que yo, pero no tendrá más de veintitrés años.
Parece muy seguro cuando sonríe y dice:
—Sí, pero estoy a buenas con el propietario —como si estuviera contando un chiste que yo no pillo.
—Ah.
—Bueno, y si ésa es tu novia, ¿quién es la chica que está con ella?
—Se llama Lillian —digo como si escupiera veneno—. No la conozco, ella tampoco..., bueno, al menos antes no la conocía, parece que ahora ya la conoce muy bien.
Robert me mira a los ojos.
—Y ¿la ha traído aquí para ponerte celosa?
—No lo sé, pero si ése era su plan, no está funcionando. Bueno, de hecho, sí estoy celosa..., sólo hay que mirarla. Lleva el mismo vestido que yo y le sienta muchísimo mejor.
—No, no. Eso no es verdad —dice en voz baja, y yo sonrío a modo de agradecimiento.
—Todo iba muy bien hasta ayer. En fin, muy bien para tratarse de nosotras. Esta mañana hemos discutido, aunque nosotras discutimos mucho. Discutimos todo el tiempo, así que no sé por qué esta vez es tan diferente, pero lo cierto es que lo es. Es distinta; no es igual que las demás veces, y ahora ha decidido fingir que no le importo, como solía hacer cuando nos conocimos. De repente me doy cuenta de que estaba hablando más para mí misma que para este desconocido con curiosos ojos azules.
—Sé que parezco una loca, lo sé. Es el vino.
Las comisuras de sus labios se transforman en una sonrisa y niega con la cabeza.
—No pareces ninguna loca.
—Robert sonríe, y me hace reír. Señala la mesa con la cabeza y dice
—: Te está mirando.
Levanto los ojos y, efectivamente, Brittany tiene la mirada fija en mí y en mi nuevo loquero, una mirada que me atraviesa, y su intensidad hace que me encoja.
—Deberías entrar —le advierto.
Espero que Brittany se levante de la mesa en cualquier momento para salir aquí y lanzar a Robert por los aires en dirección al bosque.
Pero no lo hace. Permanece serena, con los dedos en el pie de una copa de vino, y me mira por última vez antes de levantar la mano libre y apoyarla en el respaldo de la silla de Lillian. «Joder.» Siento un pinchazo en el pecho ante ese gesto tan cruel.
—Lo siento mucho —dice Robert.
Casi había olvidado que estaba a mi lado.
—No te preocupes, de verdad. Ya debería estar acostumbrada. Llevo varios meses jugando a este juego con ella. —Me encojo ante la verdad y me maldigo a mí misma por no haber aprendido la lección después de un mes, o de dos, o de tres... Y aquí estoy ahora, en compañía de un desconocido, observando cómo Brittany flirtea descaradamente con otra chica—. No sé por qué te cuento todo esto.Perdona.
—Oye, te he preguntado yo —me recuerda amablemente—. Y tenemos mucho más vino, por si quieres. —Su sonrisa es amable y traviesa.
—Sí, creo que voy a necesitar más. —Asiento y me vuelvo para no mirar a través del cristal—. ¿Suelen venir muchas chicas medio borrachas lloriqueando por sus novias?
Se ríe.
—No, suelen ser viejos ricos que se quejan de que su filete no está cocinado al punto.
—Como el tipo de mi mesa, el de la corbata roja. —Señalo a Max con la cabeza—. Madre mía, menudo idiota.
Robert asiente.
—Sí, lo es. No pretendo ofender, pero cualquiera que devuelva una ensalada porque tiene «demasiadas aceitunas» es un idiota de libro.
Ambos nos echamos a reír y me cubro la boca con el dorso de la mano. Entonces temo que mis risas hagan que se me escapen algunas lágrimas.
—¡Y que lo digas! Y después se ha puesto todo serio a darnos un discurso solemne sobre su razonamiento concienzudo acerca de las aceitunas.
 —Pongo la voz grave para intentar imitar al insufrible padre de la irritante chica—: «Demasiadas olivas eclipsan el delicado sabor a tierra de la rúcula».
Robert se inclina hacia adelante riéndose a carcajadas. Con las manos en las rodillas, levanta la vista y pregunta con una voz mucho más parecida a la de Max que la mía: —«¿Podrían servirme cuatro? Tres no son suficientes, y cinco son demasiadas, desequilibran enormemente el sabor en el paladar».
Me parto de la risa hasta que me duele la barriga. No sé cuánto tiempo dura, pero de repente oigo que una puerta se abre, y tanto Robert como yo paramos por instinto y nos volvemos. Brittany está en el umbral.
Me pongo derecha y me aliso el vestido. No puedo evitar sentir que estaba haciendo algo inapropiado, aunque sé que no es así.
—¿Interrumpo algo? —ladra, acaparando toda nuestra atención.
—Sí —respondo con voz clara, tal y como pretendía.
Todavía respiro de manera agitada de tanto reírme, la cabeza me da vueltas por el vino y me duele el corazón.
Brittany mira a Robert.
—Eso parece.
Robert sigue sonriendo, con los ojos cargados de humor mientras Brittany se esfuerza por intimidarlo. Pero él no flaquea, ni siquiera pestañea. Hasta él está harto de sus tonterías, y eso que ha recibido formación para mostrarse siempre amable. Sin embargo, aquí, lejos de los oídos del resto de los comensales, no parece tener ningún problema en demostrar lo mucho que lo divierte la absurda actitud de Brittany.
—¿Qué quieres? —le pregunto, y cuando se vuelve hacia mí tiene los labios apretados.
—Entra —me ordena, pero niega con la cabeza—. Santana, déjate de jueguecitos conmigo.
Vámonos.
Me agarra del brazo, pero yo me suelto y me mantengo firme.
—He dicho que no. Entra tú. Seguro que tu amiguita te echa mucho de menos —silbo.
—Tú... —Brittany mira de nuevo a Robert—. Tú sí que deberías entrar. Nuestras copas están vacías
—dice, y chasquea los dedos de la manera más insultante posible.
—La verdad es que he terminado mi turno. Pero seguro que puedes hechizar a otra persona para que se encargue de tus bebidas —responde Robert como si tal cosa.
Brittany flaquea momentáneamente; no está acostumbrada a que nadie le conteste, y menos un desconocido.
—Vale, te lo diré con otras palabras... —Da un paso hacia Robert—. Aléjate de ella. Entra ahí dentro y búscate algo que hacer antes de que te agarre del cuello de tu ridícula camisa y te reviente la cabeza contra ese saliente.
—¡Brittany! —la reprendo mientras me interpongo entre ambos.
Sin embargo, Robert no parece impresionado.
—Adelante —dice tranquilo y seguro de sí mismo—. Pero deberías saber que éste es un pueblo pequeño. Mi padre es el sheriff, mi abuelo es el juez, y a mi tío lo encerraron por asalto con agresión. De modo que, si quieres arriesgarte a reventarme la cabeza... —se encoge de hombros—, adelante.
Me quedo boquiabierta y soy incapaz de volver a cerrarla. Brittany lo fulmina con la mirada y parece sopesar sus opciones mientras su mirada oscila entre Robert, yo y el interior del restaurante.
—Vámonos —me dice de nuevo al final.
—No voy a irme —replico, retrocediendo. No obstante, me vuelvo hacia Robert y le digo—:¿Puedes dejarnos solas un minuto, por favor?
Él asiente y le lanza a Brittany una última mirada asesina antes de regresar al comedor.
—¿Qué? ¿Ahora vas a follarte al camarero? —Brittany hace un mohín y yo retrocedo más todavía, decidida a no desmoronarme bajo su fulminante mirada.
—¿Quieres dejarlo de una vez? Ambas sabemos lo que va a pasar. Tú me insultarás. Yo me marcharé. Tú vendrás detrás de mí y me dirás que ya no vas a volver a comportarte así. Regresaremos a la cabaña y nos acostaremos juntas. —Pongo los ojos en blanco y ella parece totalmente perdido.
Pero, como de costumbre, se recupera rápidamente. Inclina la cabeza hacia atrás, riéndose, y dice simplemente: —Te equivocas. —Y retrocede hacia la puerta—. No voy a hacer nada de eso. Parece que te has olvidado de cómo son las cosas en realidad: tú tienes una pataleta por algo que yo digo, te marchas, y yo sólo voy detrás de ti para poder follarte. Y tú... —añade con una mirada siniestra—, tú siempre me dejas. Me quedo boquiabierta del espanto y me llevo las manos al vientre para sostener mi cuerpo en pie tras sus palabras demoledoras.
—¿Por qué? —exhalo, y de repente el aire fresco parece haber desaparecido mientras trato de recuperar el aliento.
—No lo sé. Porque eres incapaz de mantenerte alejada de mí. Seguramente porque te follo mejor de lo que nadie te lo hará jamás. —Su voz es entrecortada y cruel.
—¿Por qué... ahora? —Me corrijo—. Lo que quería decir es, ¿por qué estás haciendo esto ahora? ¿Es porque no voy a irme a Inglaterra contigo?
—Sí y no.
—Como no voy a renunciar a lo de Seattle, ¿te vuelves contra mí? —Me arden los ojos, pero no pienso llorar—. ¿Apareces con ella —señalo hacia Lillian, sentada a la mesa— y tienes la cara de decirme todas esas cosas horribles? Creía que habíamos superado esa fase. ¿Qué ha pasado con aquello de que no puedes vivir sin mí? ¿Qué ha pasado con lo que me dijiste de que ibas a esforzarte por tratarme como me merezco?
Aparta los ojos y, por un brevísimo momento, veo una emoción más profunda bajo su mirada de odio.
—Existe una gran diferencia entre no ser capaz de vivir sin alguien y amarla —replica.

Y, dicho eso, se marcha llevándose consigo el poco respeto que aún le tenía.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: Brittana: ALMAS PERDIDAS, FINALIZADO 20-08-16

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 3 de 9. Precedente  1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.