[Resuelto]FanFic Brittana: Storms (Adaptada) Epílogo

Capitulo 27

Brittany jugueteó con su ordenador portátil, apenas capaz de concentrarse en lo que Carl Howell le estaba preguntando.

Se debatía entre hacer su trabajo y la necesidad que le consumía de ver a Santana.

Sabía que Santana ahora estaba sola, sabía que ellos se habían llevado el cuerpo de su papá.

¿Qué estaba haciendo Santana, que estaba pensando?

¿Se sentía perdida?

¿Necesitaba consuelo?

No, no a causa de su muerte.

Como Santana había dicho muchas veces, no sentía dolor ni sufrimiento.

Pero ¿la soledad?

Sí, pensó Brittany.

Se mantenía alrededor de Santana.

Se preguntaba si eso no sería parte de su encanto. Parecía distante e indiferente, pero eso sólo era un pretexto.

Santana había dejado que esa fachada se derrumbara con Brittany, mostrándole a la mujer detrás de la máscara.

Brittany dudaba que lo hiciera con mucha gente.

¿La máscara había vuelto a su lugar hoy?

—¿Y? El forro de ducha ¿extra grande?

Brittany parpadeó varias veces, olvidando que Carl estaba esperando por ella.

Echó un vistazo a su ordenador portátil, feliz de ver que había conseguido al menos avanzar en los planes.

—Creo que sí. Eso sólo estará a un pie de distancia del espacio del piso. Vamos con eso—dijo dándole una sonrisa rápida de disculpa—Lo siento. Hoy no estoy concentrada.

—Nos llevará un par de días empezar con la plomería, si tienes algo más que cuidar—dijo ofreciéndole un respiro—Con lo del señor López y todo—agregó Carl.
—Puede que en realidad vuelva a la casa del rancho, para ver si hay algo que pueda hacer—levantó su teléfono—Tienes mi número.

Cerró su portátil, dejándolo en la cocina.

Ahora, deseaba haber manejado en lugar de haber caminado. Había empezado el camino de regreso cuando vio a Santana paseando hacia ella.

O hacia los establos.

Santana parecía encontrar consuelo ahí con Tormenta.

Así que esperó, apoyada en el mismo árbol donde habían compartido el desayuno.

Estaba nerviosa y no sabía por qué.

¿Tenía miedo de que Santana pasara de largo junto a ella?

¿Tenía miedo de que la intimidad que habían establecido hubiera disminuido de alguna manera?

Pero a medida que Santana se acercaba, lo suficientemente cerca como para leer sus ojos, los temores de Brittany fueron enterrados. Sintió que su pulso aumentó, pero no se movió, mostrando una actitud relajada mientras descansaba contra el árbol.

Santana se detuvo frente a ella y Brittany vio las preguntas en sus ojos. Por supuesto que estarían ahí. No sabía por qué no se le había ocurrido antes, de que Santana tendría sus propios miedos.

Brittany se alejó del árbol, caminando hacia Santana, dejando que su mano encontró la de Santana.

—¿Está bien?—preguntó a sabiendas de que la pregunta era ambigua.


Santana asintió.

—¿Tú?

Brittany le apretó la mano y le dio una leve sonrisa.

—¿Creías que iba a correr y que iba a esconderme?

—Eso se me ocurrió, sí—Santana miró rápidamente a la barraca, luego a Brittany—¿Es este un buen momento? ¿Quieres hablar?

—Carl no hizo más que echarme, así que sí, es un buen momento.

Santana tiró de su mano, llevándola hacia los establos.

—Vamos a tener privacidad ahí—explicó Santana.

Se quedaron en silencio mientras caminaban, pero Santana no soltó su mano. Sus dedos estaban entrelazados y Brittany estaba satisfecha con el leve contacto, pensando que no se sentía extraña en absoluto al estar tomada de la mano de Santana.

Estaba más cálido en el granero, el dulce olor del heno eclipsaba el olor de los establos.

Los caballos estaban en el pasto y se quedaron juntas ahí, rodeadas por el silencio. En ese momento, Brittany no estaba segura de que hubiera algo de qué hablar.

El aire era denso entre ellas, crujiendo con una energía que aún le sorprendía.

Podía ver el pulso de Santana en su cuello, su ritmo acelerado le mostró a Brittany que su cercanía no sólo le estaba afectando a ella.

Pero había algo en los ojos de Santana que no había estado ahí ayer por la noche, había cautela, recelo.

Santana siempre irradiaba tanta confianza y Brittany se preguntaba qué podía estar preocupándola.

Tal vez era ella.

Ahora con la luz del día, Santana podría estar preocupada de que después de todo, Brittany solo pudiera ser una mujer heterosexual curiosa.

Bueno, Brittany sólo conocía una manera de aliviar las dudas de Santana.

—¿Podemos hablar más tarde?—preguntó juguetonamente. Ante las cejas levantadas de Santana, sonrió—¿Por qué no me muestras el pajar?

Santana sonrió también, la cautela abandonó sus ojos.

—¿Te refieres a mi guarida de adolescente?

—¿Así la llamaste?

—Sí. Atraje a las novias inocentes de Jake hacia allá, entonces me abalancé—Santana bromeó.

Brittany tomó una respiración profunda, su sonrisa se desvaneció.

—En serio ¿estás bien? Quiero decir, para ti, anoche fue…

—¿Nuevo? ¿Diferente?

Brittany asintió.

—Sí. De muchas maneras. También fue el amor más íntimo que jamás he compartido con alguien.

Brittany se apartó, debatiéndose en cuánto debe confiar en Santana. Sentía una cercanía con ella, más ahora, por el hecho de que habían dormido juntas, cambiaba las cosas entre ellas.

No había mucho que una persona pudiera ocultar tras ser tan íntimas como lo habían sido.

—Creo que tal vez tu primera suposición acerca de mí era cierta.

Observó a Santana, viendo nubes de dudas en sus ojos nuevamente. Brittany comprendió lo que estaba pensando y sacudió la cabeza.

—No. No, no me refiero a que sólo sea una mujer heterosexual curiosa, San—se acercó tomándola de la mano—La primera vez que nos conocimos, asumiste que era lesbiana. Me negué. San, no eras la primera persona que me decía eso. Pero siempre me negué. El nivel de comodidad que sentía con las mujeres, bueno, no lo asociaba con el deseo físico, ciertamente, tampoco sexual. Simplemente no era una consideración de mi parte—hizo una pausa atreviéndose a mirar los ojos de Santana, sin saber todo lo que estaba revelando—Fue diferente contigo desde el principio. Me sentía atraída por ti en una forma que no entendía, y no quiero pelear contra eso. No podía. Y estar contigo anoche, hacer el amor contigo, se sintió tan bien. Todavía lo hace. Estos sentimientos no parecen ajenos a mí, Sanny.

Sus palabras, finalmente tuvieron el efecto deseado en las sombras dudas que ahora abandonaban los ojos de Santana.

Se dio cuenta de Santana se sintió aliviada.

Santana se aclaró la garganta.

—Me gusta cuando me dices así—sonrio—Entonces debo confesarte algo. Me he acostado con muchas mujeres, Britt. Cuando era más joven, no era nada más que un juego. Holly, la mujer de la que te hablé, me enseñó a jugar. Me enseñó a mantenerlo todo sólo físico, no emocional.

Santana se alejó fingiendo estar interesada en las riendas que colgaban en el poste central.

Brittany se mantuvo en silencio, dejando que Santana ordenara sus pensamientos antes de continuar.

—Fue fácil para mí al principio—dijo Santana—Todavía estaba magullada por dentro por la muerte de mi mamá, por la pérdida de mi hogar. No quería un vínculo emocional con nadie. No quería estar cerca de nadie y no quería amar a nadie. El amor traía dolor y había tenido suficiente de eso—se volvió hacia Brittany, sus ojos reflexivos ahora—He vivido una vida bastante solitaria, moviéndome de un lugar a otro, llamando a un apartamento estéril en Manhattan casa. En los últimos años, no he tenido mucho contacto físico con nadie, en realidad. Me cansé de ese juego, sin embargo, no había conocido a nadie a quien quisiera dar más, más de mí que la parte física. Pero aún no te había conocido.

El corazón de Brittany latió con fuerza cuando el significado de las palabras de Santana le golpeó.

Antes de que pudiera hablar, Santana se acercó más tomando el rostro de Brittany con su mano, su mirada cayó a sus labios.

—No he dejado que nadie tuviera ningún poder sobre mí, ningún control—dijo en voz baja—Sin embargo, aquí estoy, muerta de miedo por lo que hay entre nosotras. Es nuevo para mí también, Britt-Britt.

Brittany volvió su rostro, sus labios rozando la palma de la mano de Santana.

—A mí me gusta cuando me dices “Britt-Britt”, es tierno. Pero San, no tengas miedo—susurró—No quiero que ninguna de los dos tenga miedo de estos sentimientos.

Estaban muy juntas, sus cuerpos casi tocándose, lo suficientemente cerca como para que Brittany sintiera el calor.

La mano de Santana se deslizó del rostro de Brittany hacia su cuello, deslizándose bajo su cabello.

Brittany no dudó un instante, su boca se reunió con la de Santana, abriéndose para ella, invitándola a entrar. Una vez más, se sorprendió de lo rápido que se encendía su pasión, lo rápido que el fuego se extendía entre ellas.

Estaba sin aliento, pero no sentía timidez.

Sacó la camisa de Santana de sus vaqueros, sus dedos se movieron sobre la piel cálida y suave. Empujó con impaciencia su sujetador a un lado, poseyendo con las manos sus pechos, Santana gimió enviando un escalofrío por todo su cuerpo.

—Britt, no aquí—Santana murmuró contra sus labios, pero no hizo ademán de retirarse.

—Demasiado tarde, Sanny—dijo Brittany mientras jugueteaba con los pezones de Santana entre sus dedos.

Sí, ya era demasiado tarde.

No podía parar, no quería parar.

Pero Santana detuvo sus manos, su boca todavía en Brittany. Sonrió contra sus labios.

—Vamos entonces. Te voy a enseñar el pajar, Britt-Britt.

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Capitulo 28

—¿Y ella se fue sin una palabra?—preguntó Brittany.

—Sí. Sólo empacó sus cosas y se fue. Por supuesto, no era como si ella socializara con todos mientras estuvo aquí—dijo Sue de la enfermera—Remueva eso por mí, señorita Brittany—dijo señalando la olla en la estufa.

Brittany abrió la tapa de la sopa que había estado hirviendo a fuego lento, revolviendo obedientemente como había solicitado Sue.

—¿Está bien la señorita Santana?

Brittany asintió con la cabeza, sin querer mirar a Sue por temor a que viera a través de ella.

Habían pasado las mejores dos horas en el pajar y Brittany había estado tan inútil como una holgazana el resto de la tarde.

—No esperaba otra reacción diferente como la que tuvo hacia la muerte de su papá—dijo—Todavía había mucha amargura. Nunca pudieron limpiar el aire sobre todo lo ocurrido—añadió Brittany.

—Sí. Supongo que los hermanos, lo tomarán más fuerte. Especialmente Finn. Él parecía ser el más cercano a él.

—Estoy segura que ellos lo lamentarán, pero Sue, realmente ellos sabían que este día llegaría desde hace mucho tiempo. Creo que cuando estás mentalmente preparado para la muerte, entonces ya has hecho tu duelo.

—Supongo que es verdad. Pero aun viviendo aquí todo el tiempo que he vivido, todavía no entiendo a esta familia o sus relaciones. Y ahora con la señorita Santana de regreso...

—Lo sé. Yo tampoco lo entiendo—dijo Brittany mientras ponía la tapa en la olla.

Se apoyó en el mostrador esperando, sabiendo que Sue tenía más que decir.

Sus ojos estaban muy atentos.

—¿Estás bien, Señorita Brittany?

Brittany sonrió.

—Sí.

—Porque si necesitas hablar o algo, bueno, estaría feliz de escuchar.

—¿Quieres decir sobre Santana?

—Sí. Sé que no soy mundana ni nada de eso y probablemente no tendría ningún buen consejo para ti, pero a veces, cuando las cosas son...—hizo una pausa sonriendo—Sólo debo ocuparme de mis asuntos ¿no es así?

Brittany le sonrió cariñosamente, preguntándose si su propia mamá tomaría, tan fácilmente como Sue, este nuevo desarrollo en su vida.

—Me gusta muchísimo—admitió Brittany—Pero cuando los chicos vuelvan, cuando Jake regrese entonces, bueno, no tengo ni idea de cómo serán las cosas.

—No sé nada acerca de esto y ni siquiera voy a pretender que lo sé—dijo Sue—Sin embargo, ver la forma en que las dos se miran la una a la otra, bueno, digamos que tendrías que estar ciego para no ver la...bueno, la...la atracción ahí—finalizó.

Brittany se mostró sorprendida por el rubor en el rostro de Sue.

—Lo sé—dijo—Y será difícil ocultarlo. Obviamente, no podemos ocultarlo entre nosotras tampoco.

—Ellos probablemente volverán mañana—advirtió Sue.

—Sí. Santana piensa eso. La tormenta golpeó en la noche, así que probablemente no les atrasó el día como habían temido.

—Bueno, entonces ¿deberían planear una cena temprana?

Brittany frunció el ceño y luego añadió su propio rubor a la mezcla cuando entendió lo que Sue quiso hacer evidente.

—¿Qué tal las sobras?

Las dos se volvieron, encontrando a Santana inclinada contra la pared mirándolas.

Brittany se preguntó cuánto tiempo había estado escuchando.

—Ese guiso de pollo de la otra noche suena bien—continuó Santana, su mirada se movió entre los dos—Porque sí, será una noche temprana.

Brittany y Sue se sonrojaron a la vez mientras Sue se ocupó en vaciar el lavavajillas y Brittany se quedó mirando fijamente a Santana.

Brittany se acercó más, en voz baja, las palabras sólo para los oídos de Santana.

—¿Estás asumiendo que tendré la energía después de esta tarde?

—El granero fue sólo un aperitivo, Britt-Britt—respondió Santana, con una sonrisa perezosa en su rostro.

—Te das cuenta de que no tengo trabajo hecho hoy.

—Y eso está bien—dijo Santana—Van a estar de vuelta mañana por la tarde, lo más probable.

Lo que significaba que no tendrían la oportunidad de estar a solas nuevamente.

No por la noche, de todos modos.

El pensamiento le emocionó, saber que esta noche iban a ir a la cama, juntas.

No habría pretensión, no evitarían lo inevitable.

Esta noche irían a la cama como amantes.

Y estarían solas.

Brittany echó un vistazo al reloj de la pared, preguntándose qué tan temprano podrían persuadir a Sue para que les sirviera la cena.

Santana debió leer sus pensamientos.

Tomó su mano y la sacó de la cocina, sosteniéndola contra la pared. Las manos de Brittany se deslizaron alrededor de su cuello, atrayendo su boca a la de ella.

Dios, ¿alguna vez se cansarían de esto?

Gimió en la boca de Santana, olvidándose de donde estaban, mientras sus manos se movieron hacia los pechos de Santana.

Santana detuvo sus movimientos y Brittany sintió la sonrisa de Santana sobre sus labios. Ella se echó hacia atrás, viendo su deseo reflejado en los ojos de Santana.

—¿Deberíamos tener miedo?—susurró Brittany.

—¿Miedo?

—Es obvio que no soy confiable—dijo con una sonrisa—Me parece que no puedo mantener las manos quietas.

—¿Eso te hace temer?

—¿Que te quiero tanto? No. Me da miedo que no voy a ser capaz de ocultar lo mucho que te quiero.

—Nos encargaremos de eso cuando regresen. Esta noche, sólo somos nosotras, Britt-Britt—Santana se alejó—Ahora, ¿qué tal un paseo por la barraca? Vamos a comprobar el progreso y así podrás sentir que hiciste algo de trabajo.

Brittany asintió.

—Está bien—le apretó la mano—Déjame decirle a Sue ¿Cena a las seis?

—Cena a las seis—estuvo de acuerdo Santana.

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Capitulo 29

Después de empujar la comida alrededor de su plato, Brittany sintió positivamente lasciva mientras subía las escaleras con Santana.

Todavía era de día, y sin embargo ahí estaban, retirándose por la noche.

Oh, habían tratado de hacerlo algo normal.

Habían ido al estudio y tomado brandy. Incluso entonces, la conversación había sido forzada. Miradas inocentes, toques, desmintieron cualquier pretensión que pudieran haber tenido.

Santana finalmente puso sus gafas a un lado, tirando de Brittany poniéndola sobre sus pies. Permanecieron de pie muy juntas durante largos segundos, sólo viéndose la una a la otra.

Sus besos, que fueron casi castos al comienzo, se volvieron apasionados mientras sus manos recorrían libremente.

—¿Cama?—Santana murmuró antes de ir demasiado lejos.

—Sí. Sí, por favor, Sanny.

—Me encanta como suena de tus labios.

Ahora, sus dedos se entrelazaron mientras se detenían en la parte superior de las escaleras.

La mirada de Santana se detuvo en la puerta cerrada de la habitación de su papá y Brittany se preguntó lo que estaría pensando.

—Creo que le habrías gustado—dijo Santana sorprendiéndola. Entonces sonrió—Por supuesto, le hubieras gustado mucho más para Jake que para mí.

—¿Quieres hablar, Sanny? Quiero decir, de él, de…

—No. No hay nada realmente que decir. Lamento que no hubiérasemos sido capaces de reconciliarnos—dijo—Creo que tal vez yo realmente no quería.

—Dime por qué.

—Si nos reconciliábamos, entonces perdería el resentimiento, la ira, el odio que tenía—dijo—Santana—Entonces estaría vacía ¿Qué me quedaría?

—Oh, cariño, no estarías vacía. Serías libre. Él no tendría poder sobre ti nunca más.

Brittany se sorprendió de lo vulnerable que Santana lucía en ese momento.

No estaba segura de qué decirle para aliviar su conciencia.

—Sí, él ha tenido un agarre en mí—admitió Santana—Siempre estuvo ahí. Cuando era joven, no era lo suficientemente buena, no era lo suficientemente mujer, no era lo suficientemente inteligente. Tenía los amigos equivocados, llevaba la ropa equivocada.

—Pero tu mamá…

—Ella estuvo a mi favor, sí. Era la única persona que podía contestarle de regreso. No siempre la escuchaba, pero al menos ella tenía que decir. Sabía lo mucho que quería ser parte del rancho. Ella le suplicó que me dejara montar con los muchachos y la manada.

—¿Pero nunca lo hizo?

—No. Estaba relegada a un segundo plano. Creo que es por eso que no tengo una relación con mis hermanos.

—Blaine…

—Blaine, seguro. Mellizos. ¿Cómo no estar cerca? Pero cuando me fui, me convencí de que incluso Blaine no me extrañaría. Nadie me echaría de menos.

El corazón de Brittany se rompió por la joven perdida que Santana debió haber sido en aquel entonces. A pesar de su bravuconería ahora, todavía albergaba las mismas inseguridades.

—Sanny, nadie puede quitarte tu dolor—la mano de Brittany se deslizó hasta su pecho, descansando entre sus pechos—Es una parte de ti. Probablemente siempre lo será—dijo—Pero mírate. Eres una mujer hermosa. Has hecho una vida por ti misma. Todavía puedes reír y sonreír. Todavía puedes amar.

Santana la miró con ojos tristes.

—He estado tan sola, Britt—susurró—No creo que me diera cuenta de la magnitud hasta que llegué a casa—extendió la mano, tocando el rostro de Brittany suavemente con sus dedos—Creo que no me di cuenta hasta que te conocí.

Brittany frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—Nunca he permitido que nadie se acerque a mí. Nunca he dejado que nadie entre en mi interior—dijo Santana—Nunca antes quise entregarme a alguien. Yo...yo permití que te acercaras porque, bueno, porque eres real—Santana cerró los ojos, su voz era suave—¿Eso tiene sentido?

Brittany tomó la mano de Santana y la besó suavemente.

—Sí, Sanny. Tiene sentido.

Y así era.

Por lo que Santana había dicho, las mujeres de su vida eran más que compañeras de cama, nada más.

Estaba agradecida de que Santana no la viera de esa manera. Aunque su relación era ciertamente física, Brittany esperaba que fuera más allá de eso.

Santana había despertado un lado sexual que Brittany no sabía que existía. También había despertado una parte emocional, una donde Brittany se encontró abriendo su corazón a Santana.

Los ojos de Santana ahora eran gentiles sobre ella, la tristeza casi había desaparecido.

—¿Todavía estás asustada por esto?

—No.

Brittany podía decirlo sin dudarlo.

No tendría miedo de sus sentimientos por más tiempo.

Lo que le asustaba era el futuro.

¿Estaba tomándolo demasiado profundo?

¿Estaba enamorada de una mujer?

¿Estaban de paso por la vida de la otra?

¿Era esta experiencia un aprendizaje o era más que eso?

—¿Pero?

Brittany sonrió y se inclinó más cerca, dejando que sus labios tocaran ligeramente los de Santana.

—Pero nada—murmuró dejando que su beso se profundizara.

Todavía estaban en el pasillo, sin hacer un movimiento para ir a la habitación de Santana.

Estaban solas.

No tenían nada que ocultar.

No esta noche.

Sintió la presión en su espalda contra la pared mientras Santana la sostenía ahí, sus muslos separaron las piernas de Brittany.

Como siempre, su pasión se encendió rápidamente, no había tiempo para cambiar de rumbo.

Brittany gimió cuando el muslo de Santana empujó contra su centro y su mano acarició su pecho, frotando contra su pezón.

Ella arrancó su boca de la de Santana, respirando con dificultad mientras apoyaba la cabeza contra la pared. La boca de Santana se mudó a su garganta, mordisqueando y chupando su piel, por lo que Brittany se retorció de deseo.

—Dios, Sanny—jadeó tomando las caderas de Santana y tirando de ellas con más fuerza contra ella.

Las dos estaban completamente vestidas pero sintió como se establecía su orgasmo.

Abrió las piernas aún más, presionando su centro palpitante contra el muslo de Santana, sus caderas moviéndose, el roce encendiendo su fuego.

—Sí. Así—dijo Santana, su boca a la oreja de Brittany—Correte por mi, Britt-Britt.

Una caricia de la lengua de Santana dentro de su oreja fue suficiente para que su cuerpo estallara.

Brittany gritó, su cuerpo se convulsionaba mientras se aferraba a Santana, el dolor palpitante entre sus piernas desapareció de golpe.

Antes de que pudiera recuperar el aliento, Santana estaba dentro de sus vaqueros, sus dedos la cubrieron, entrando en ella.

—Dios, sí—susurró encontrando la boca de Santana nuevamente, sus besos impacientes y húmedos.

Sus caderas se movían con cada ataque de la mano de Santana, el pasillo lleno con los sonidos de su acto sexual mientras la mano de Santana, ahora mojada, golpeaba contra ella con cada embestida.

Brittany alejó su boca de la de Santana, jadeando ahora, luchando por aguantar mientras sus caderas se sacudían violentamente.

Santana añadió otro dedo y Brittany gimió, su cuerpo cediendo nuevamente cuando llegó a su clímax por segunda vez.

—Te tengo—Santana le susurró mientras Brittany se desplomaba contra ella, con las piernas demasiado débiles para pararse.

—Dios mío—murmuró, su aliento seguía siendo rápido—Eso fue...eso fue increíble—se las arregló, las palabras parecía demasiado escasas para lo que Santana le había hecho a ella.

—Vamos, Britt-Britt—dijo llevando a Brittany a su habitación con las piernas temblorosas.

Las manos de Brittany se ocuparon de inmediato en la ropa de Santana, sus manos se enredaron ya que cada una trataba de quitar la ropa de la otra.

Brittany tenía una necesidad que no podía controlar, que no quería controlar.

—Te quiero, San—suspiró finalmente—Te necesito—aclaró—Quiero mi boca en ti. Quiero probarte, sentir que te vienes en mi boca—susurró urgiendo a Santana hacia la cama.

Santana gimió cuando Brittany se arrodilló entre sus piernas y Brittany no esperó una respuesta. Bajó la boca, siendo recibida por la humedad de Santana.

Cerró los ojos mientras recogía todo de Santana para ella, sujetándola firmemente por las caderas mientras su boca se daba un festín, encontrando el palpitante paquete de nervios, lo lamió con su lengua, moviéndose rápidamente.

—Jesús, Britt—Santana volvió a gemir—Sí...no te detengas—jadeó mientras trataba de presionar la cara de Brittany con más fuerza contra ella.

Brittany se apartó, no estaba lista para que terminara.

Santana gimió de frustración mientras Brittany redujo sus movimientos. Con la lengua, saboreó a lo largo de ella, deslizándose dentro todo lo que podía, moviéndose con ligeros golpes, entrando y saliendo, manteniéndose finalmente en su clítoris, chupando con fuerza dentro de su boca.

Las caderas de Santana subieron de la cama y agarraron el cabello de Brittany con una mano.

Brittany hizo caso omiso al dolor punzante, dejando que Santana se frotara contra su boca. Podía oír que Santana estaba sin aliento, literalmente, podía sentir su oleaje dentro de su boca.

La devoraba, hambrienta de su sabor, trabajando conjuntamente con sus labios y su lengua, permitiendo que finalmente Santana llegara al orgasmo.

El grito gutural de Santana fue demasiado y Brittany sintió que su propio cuerpo llegaba al clímax otra vez mientras apretaba sus piernas.

Bebió hasta la última gota que Santana le dio, sólo parando cuando Santana se derrumbó sobre la cama mientras liberaba su mano del cabello de Brittany.

Brittany subió a la cama a su lado, sin detenerse a considerar el acto que acababa de realizar, ejecutado con una habilidad y destreza que no debería poseer.

¿Cómo iba a saberlo?

Ayer por la noche, había estado vacilante, mientras hacían el amor, insegura de que podría complacer a Santana.

Esta noche, simplemente tenía que compartir la parte más íntima de hacer el amor.

—¿Estás bien?

Brittany dejó que sus ojos revolotearan hasta abrirse, encontrando la mirada nublada de Santana.

—¿Vas a preguntarme eso cada vez que hagamos el amor?

—No. Es sólo que…

—¿Que yo te quisiera, te necesitara, de esta manera?

Santana asintió con la cabeza, con los dedos perezosamente acariciando la piel de Brittany.

—Nadie...nadie me ha necesitado antes.

—No creo eso—dijo Brittany.

—No he dejado que nadie me necesitara—admitió Santana—Nunca pude estar ahí para nadie. No totalmente.

Brittany se apoyó en un codo, su mirada moviéndose del pecho de Santana a su rostro.

—¿Eso ha cambiado?

—Sí. Quiero estar aquí cuando me necesites. Y quiero que me necesites, Britt.

Esas palabras la asustaron y no estaba seguro del por qué.

¿Sería porque ella ya necesitaba a Santana?

¿Le diría a Santana que nunca había hecho el amor con la intensidad de los dos últimos días?

¿Acaso Santana ya lo sabía?

¿Le diría a Santana que estaba peligrosamente cerca de enamorarse de ella?

¿O acaso Santana ya sabía eso también?

—¿Qué vamos a hacer?—susurró Brittany.

—¿Quieres decir que cuando los chicos estén de vuelta?

—Sí.

—Bueno, si quieres avanzar más allá del período de los tres meses en el contrato, entonces tenemos que esconder esto.

—¿Cómo podemos ocultar esto, San? Ni siquiera puedo mirarte sin revelarlo con mi rostro. Sue también me lo ha dicho.

—Jake cree que él tiene sentimientos por ti—dijo Santana—Me dijo que iba a decírtelo, tan pronto que regresara.

Brittany gimió y se echó hacia atrás cubriéndose los ojos con el brazo.

—Dios, di que no es así.

Santana se rió en voz baja.

—Así es. Te dije que si no tenías cuidado, te propondría matrimonio.

—¿Qué voy a hacer?

—Nos evitaremos una a la otra cada vez que él esté cerca.

—¿Y luego qué? ¿Puedo colarme en tu habitación por las noches?

Santana se inclinó y la besó.

—Sí—se echó hacia atrás y sonrió—No pudiste haber puesto tus ojos en Blaine ¿no es así? Así no tendríamos nada de qué preocuparnos.

Brittany levantó las cejas.

—Él es gay.

—¿Blaine? ¿Es una broma?

—No.

—¿Los otros lo saben?

Santana negó con la cabeza.

—Me lo dijo la semana pasada cuando estábamos en un paseo por la noche.

—¿Cómo es que permanece aquí entonces? Quiero decir…

—Lo sé. Toma los fines de semana largos y se encuentra con sus amigos—dijo—Pero aun así, es una vida solitaria.

—¿Es que no quiere alejarse?

—Sí, la verdad. Dice que hay una propiedad en la frontera de Idaho que quiere comprar. Comenzar su propio rancho, cría de caballos de raza. Utilizará a Tormenta como semental—dijo Santana—Me ofrecí para ayudarlo, para comprarlo por él, pero...

Brittany volvió a elevar las cejas.

—¿Todavía crees que estoy aquí para recoger la herencia?

—No. Pero me doy cuenta de que no sé nada sobre ti. Dijiste que tenías un departamento en Manhattan. Asumo que cuesta más que mi salario anual—dijo—Pero no sé lo que haces.

—De eso se trata. Yo no hago nada—dijo Santana—Uno de mis muchos defectos—agregó.

—¿Por qué lo consideras un defecto?

—Todo el mundo debería hacer algo ¿No es así?

—¿Tu abuela?—supuso Brittany.

—Sí. Ella y mi papá no se soportaban el uno al otro. Era natural que él me enviara con ella. La abuela Alma y su familia eran propietarios de una gran cantidad de tierras en las llanuras al este de Lima, Ohio. Hicieron una fortuna cuando se construyó el aeropuerto.

—Eso explica los comentarios que hicieron Noah y Jake el primer día.

—Yo no tengo nada que ver con su voluntad. De hecho, no tenía ni idea de que sería la única beneficiaria. Pero me permitió escapar.

—Pero no has sido feliz—dijo Brittany.

No era una pregunta, sólo una observación.

—No. Nunca.

—Entonces ¿qué es lo que quieres hacer con tu vida que pudiera hacerte feliz?

Santana sonrió moviendo la mano hacia arriba para acariciar el pecho de Brittany, pero no hizo ningún intento para convertirlo en seducción. Simplemente estaba tocando y Brittany disfrutó la suavidad del mismo.

—Creo que si alguien me hubiera hecho esa pregunta hace un mes, no habría tenido una respuesta que no fuera el statu quo. He viajado mucho. Tengo un puñado de amigos. Pero estar aquí de vuelta, hizo que me diera cuenta de lo mucho que he echado de menos esto. No estoy diciendo necesariamente aquí. Esto realmente ya no se siente como estar casa, pero se siente familiar—dijo—Pero creo que podría querer quedarme aquí en alguna parte.

—Tal vez Blaine y tú podrían hacer algo juntos—sugirió Brittany.

—¿Ah, sí? ¿Cómo jugar con los caballos?—se acercó besando suavemente a Brittany—¿Puedo jugar contigo también?

Una pregunta simple y en broma, pero Brittany sabía que había un matiz de seriedad al respecto.

Cuando sus seis meses terminaran aquí, si es que lograra hacer los seis meses, no tenía ni idea de a dónde iría después.

¿El cliente potencial en Idaho?

¿O tal vez llamaría a algunos de los contactos que había hecho mientras estaba con Schuester?

No tenía ni idea.

Decidió hacer caso omiso a la pregunta detrás de la pregunta de Santana y mantuvo su respuesta superficial y en broma también.

Bajó la cabeza con su boca jugueteando con el pezón de Santana.

—Voy a jugar contigo en cualquier momento y en cualquier lugar, San—murmuró.

Levantó la vista, encontrando la mirada de Santana, viendo un poco de sus inseguridades volver a su lugar.

Obviamente había sido una respuesta equivocada.

Pero Dios ¿qué le diría?

¿Que estaba en peligro de enamorarse ella?

Pero no tuvo ninguna posibilidad de cambiar su respuesta.

Santana la había empujado contra la cama, colocando su peso sobre ella.

—Juguemos ahora, rubia.






Brittany despertó, sintiendo el frío de la cama, sabiendo que Santana había estado ausente durante algún tiempo.

Estaba oscuro y se sentó, mirando a su alrededor por un reloj.

No lo encontró.

Se acostó nuevamente, todavía agotada.

No hubo más conversaciones en toda la noche, no con palabras, de todos modos.

Pero había habido una profundidad, un fervor mientras hacían el amor que Brittany sabía que a ellas mismas se les haría difícil igualar nuevamente. No estaba segura de cómo había sucedido, pero las dos habían terminado llorando, dar y tomar emocionalmente, había sido demasiado para ellas.

Se había abierto completamente, dejando que Santana viera todo de sí misma.

No hubo palabras, no, pero Santana la había retenido muy cerca de ella, su dulce llanto atrajo las lágrimas de Brittany cuando sus cuerpos estuvieron finalmente saciados.

Santana, muy probablemente, estaba avergonzada por su demostración emocional.

Se había aferrado a Brittany, de la misma manera como una mujer que se ahoga pudiera aferrarse a su barco volcado, sus dedos la sujetaban con fuerza, el toque de Santana era frenético sobre su piel.

Al minuto siguiente, estuvo en control nuevamente, sus besos fueron casi desesperados, exigiendo cosas de Brittany que ella no creía que tuviera la energía para dar.

Pero lo hizo, su cuerpo ya no estaba bajo su control.

Nunca había tenido a nadie que la necesitara tanto como Santana lo hacía y sin duda nunca había experimentado el acto sexual como ellas lo habían compartido.

No tuvo ni idea de cuando Santana había dejado su cama.

No recordaba cuando se había dormido. Lo más probable era que su cuerpo simplemente se hubiera derrumbado por el cansancio.

Pero se obligó a moverse ahora, levantarse, necesitaba encontrar a Santana.

Sus ropas estaban esparcidas alrededor, pero encontró la bata de Santana y se la puso, caminando descalza por el pasillo y bajando las escaleras.

La casa estaba a oscuras, pero la encontró sentada en el estudio, con la botella de whisky a su lado.

Se apoyó en la puerta, mirándola.

Santana miró hacia arriba, escondida por las sombras por lo que era difícil leer sus ojos.

Entonces dijo las palabras que Brittany sabía iba a decir.

—Lo siento.

—¿Qué es lo que sientes?—Brittany le preguntó suavemente, sin estar segura de lo mucho que podría presionar para que Santana le diera una respuesta.

—Fue...fue demasiado—dijo Santana—No tenía derecho a…

—Si hubiera sido demasiado te habría pedido que te detuvieras, San—dijo Brittany interrumpiéndola—Y tú lo habrías hecho.

—Sí. Pero no estoy acostumbrada a esto, no estoy acostumbrada a necesitar a alguien de esta manera, como lo hice esta noche—susurró—Es aterrador saber que lo hago.

Entonces Brittany entró en la habitación y fue detrás de Santana cubriéndola con sus brazos sobre sus hombros. Se inclinó, besando la parte superior de su cabeza, sintiendo temblar a Santana con su ligero toque.

—Está bien cuando las dos lo necesitamos tanto, Sanny—dijo en voz baja—No quería que te detuvieras, San. Y cuando lo necesité, me lo diste. ¿No es de eso de lo que se trata todo esto?

—Sí.

Brittany se enderezó, pero no se movió detrás de ella. Pasó los dedos por el cabello de Santana.

—Dime lo que te molesta, San.

—No puedo.

—¿Por qué?

Santana soltó una risa suave.

—Porque es una locura, Britt.

La mano de Brittany no siguió jugando con el cabello de Santana.

—¿Estás preocupada por el regreso de tus hermanos?

Santana asintió.

—¿Preocupada de que vaya a ser diferente? ¿De qué yo vaya a ser diferente?—supuso.

—Jake querrá hablar. Él...él piensa que hay algo entre ustedes dos. Y tienes la amenaza del contrato. Sería más sencillo para ti si tu solo…

—Detente justo ahí—dijo finalmente moviéndose y arrodillándose delante de la silla de Santana—¿Es eso lo que temes? ¿Que mi curiosidad se haya terminado? Jesús, Santana. Después de lo que acabamos de compartir ¿eso es lo que estás pensando?—se puso de pie con rapidez, su ira quemándole—¿Crees que esto es un acto? ¿Algún juego que estoy jugando?—tocó su pecho—Estoy muerta de miedo por lo que estoy sintiendo. No te atrevas a menospreciarlo pensando que lo único que me importa es ese maldito contrato.

Brittany giró sobre sus talones, saliendo de la habitación y subiendo por las escaleras.

No quería estar enojada con Santana, no después del hermoso acto de amor que habían compartido. Para ella era difícil imaginar que esto también era nuevo para Santana.

Ella era la mundana.

Ella era la única con experiencia.

No Brittany.

Sin embargo, Santana podía ser tan vulnerable, tan insegura.

Se detuvo dejando que sus pensamientos asimilaran todo.

—Jesús, eres una idiota—susurró.

Por supuesto que estaría vulnerable.

Por supuesto, que sus inseguridades se mostrarían.

Le habían dicho que no era amada, no era querida por su papá.

Había sido expulsada de su casa.

Había estado sola durante diez años.

Diez años, sola, en soledad.

No había tenido amor.

No había tenido un hogar.

Brittany negó con la cabeza.

Santana parecía tan confiada en el exterior, tan impenetrable hacia los demás, sin embargo, era muy vulnerable en el interior.

Sabía que tenía que pedir disculpas.

Había acusado a Santana de pensar cosas que Brittany ahora sabía que no eran verdad.

Santana no creía que Brittany estaba jugando.

Ella no era tan buena actriz.

Dejó caer la ropa que había recogido del suelo y se volvió, sorprendida de encontrar a Santana de pie en la puerta.

Se maldijo por las lágrimas que vio en sus ojos.

—Lo siento, Sanny—susurró.

Fue hacia Santana, dentro de sus brazos.

Se abrazaron con fuerza, atrayéndose aún más cerca la una a la otra.

—Lo siento—dijo nuevamente.

—Detente—murmuró Santana—Es sólo que...yo también tengo miedo, Britt.

—Lo sé— se apartó, sus ojos buscando Santana—Sé que tienes miedo. Tienes miedo que vaya a romper tu corazón—susurró, finalmente vio la verdad en los ojos de Santana.

—Sí.

Brittany trató de sonreír.

—Es curioso. Estaba pensando exactamente lo mismo de ti.

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Capitulo 30

Santana se quedó mirando su celular, sorprendida por su timbre.

Un accesorio constante antes de llegar al rancho, simplemente lo había enchufado para recarga y se había olvidado de él. Lo cogió ahora, viendo el nombre de Holly.

Sonrió dándose cuenta de que había extrañado a su amiga.

—He estado fuera casi un mes ¿sólo ahora decides chequearme?

—Lo correcto hubiera sido que tú me hubieras hecho saber que estabas a salvo—dijo Holly—Asumo que lo estás.

—Sí. Pero me alegra que hayas llamado.

Miró hacia su puerta abierta consciente de que Brittany estaba en la barraca, pero se movió para cerrarla de todos modos.

—Necesito que hagas algo por mi—dijo Santana.

—Está bien. Entonces no me mantengas en suspenso.

Santana fue a la ventana mirando por el serpenteante camino y más allá del valle. Respiró profundamente, consciente de cuál sería la reacción de Holly.

—¿Crees que soy capaz de enamorarme?

El silencio fue la bienvenida a su pregunta y se pudo imaginar cómo trabajaba la mente de Holly.

—¿Enamorada? Pensé que te había enseñado mejor que eso—dijo.

Santana notó el extraño tirón en su voz y frunció el ceño.

—¿Eso es un sí o un no?

—¿Qué has hecho?

—Conocí a alguien. Es una consultora aquí en el rancho. Y…

—Y te has acostado con ella. Bien. Eso si te lo enseñé—dijo Holly con una sonrisa.

—De eso se trata. No solo me acosté con ella. Hice el amor con ella. Fue la primera vez para mí.

—Oh, Dios mío, ¿hablas en serio? ¿De verdad crees…?

—Sí. Lo creo. Una locura ¿no?

—Eso diría. ¿Cómo es ella?

—Ella no es como nadie que haya conocido. No encajaría con nuestra gente, eso es seguro.

—Entonces ¿cuál es la atracción?

—Tal vez esa es la atracción. Ella no es en nada parecida a las mujeres con las que he estado anteriormente.

—Oh, Santana ¿tienes alguna idea de lo que estás diciendo?

—Sí. Es diferente para mí. También es muy diferente para ella.

Silencio de nuevo.

Entonces:

—¡Oh, Dios mío! ¿Ella es hetero?

—No, ella no es hetero—dijo Santana—Solo que ella nunca había estado con una mujer.

—Santana, cariño, escucha lo que estás diciendo. Esa es una línea clásica. Debes saber que solo está detrás de tu dinero.

Santana se echó a reír, a pesar de que se dio cuenta del nerviosismo que sintió.

—Ella no está detrás de mi dinero. No sabe nada acerca de mis finanzas. Pensaba que venía aquí a reclamar parte de la herencia.

—Oh, Santana, no seas ingenua. Las mujeres somos manipuladoras. Te dirán lo que quieres oír. Tienes que tener cuidado, Santana ¿No te he enseñado nada?

—Sí, me enseñaste mucho—dijo—Pero esto es diferente, Holly.

Ella se echó a reír y Santana deseó que nunca hubiera sacado el tema. Santana tenía miedo de lo que estaba sintiendo y quién mejor que Holly para desnudar su alma.

Su amiga.

Pero debió haberlo sabido mejor.

Holly nunca entendería.

Ni siquiera lo intentaría.

Le había predicado a Santana durante años que no necesitaba el amor, sólo necesitaba el acto físico para ser satisfecha.

Santana le había creído por un tiempo. Hasta que el vacío superó el placer.

—¿Realmente necesitas esto, Santana? Tu misma lo has dicho, ella no va a encajar ¿Qué va a hacer ella cuando nuestros amigos estén alrededor?

—No. Ella no va a encajar—dijo en voz baja.

Pero entonces, Santana no creía que ella encajara tampoco.

Se preguntó si alguna vez había encajado.

Así que cambió de tema.

—Entonces, ¿estás de vuelta en Manhattan?—preguntó.

—Sí. Pasé tres semanas en San Francisco. Pensé que volverías después de tu pequeño viaje.

—No. Lo siento.

—Bueno, pasé un buen tiempo por mi cuenta. Sólo quiero saber cuándo vas a venir a casa. Voy a dar una fiesta—Holly se echó a reír, la risa sensual que Santana siempre asociaba con ella—Con una gran cantidad de damas como aperitivos, por supuesto—agregó.

—Sí. Está bien, claro. Voy a estar en contacto.

Santana terminó la llamada, su mandíbula apretada.

¿Una fiesta?

No sólo una fiesta.

Una de las fiestas sexuales de Holly.

Eso sólo añadió más a su convicción de lo verdaderamente vacía que había estado su vida, como sólo fingía que estaba llena para mantenerse ocupada, viajando a Europa como un capricho, tratando de seguir los pasos de Holly...asistiendo a sus fiestas sexuales y fingiendo placer.

Tiró el teléfono en la cómoda y metió las manos en los bolsillos, con la mirada todavía fija en el sendero fuera de la ventana.

Su vida no tenía que estar vacía.

Había comprado el razonamiento de Holly porque lo había necesitado.

Esa era la única manera de poder sobrevivir.

No por más tiempo.

Estaba cansada de esa vida.

Cansada de la sensación de vacío que tenía noche tras noche, sin importar cuántas de esas noches las mujeres compartieran su cama.

Pero ahora ella era diferente.

Se sentía diferente.

No era la misma mujer que dejó a Holly en San Francisco.

No quería ser esa mujer nunca más.

Se le ocurrió que su relación con Holly no era más que superficial.

¿Siempre había sido así?

Había vivido con ella durante dos años antes de conseguir su propio lugar, pero sus amigos eran mutuos.

Bueno, la mayoría eran amigos de Holly, amantes de Holly.

Santana sólo había recogido las sobras de Holly. A menudo pasaban tiempo juntas, pero sus conversaciones sólo rozaban lo superficial.

No sabía nada del pasado de Holly y hasta hace poco, Holly no había sabido mucho acerca de Santana.

Demonios, Holly ni siquiera había preguntado si su padre aún estaba vivo.

Lo más probable era que había olvidado la razón por la que Santana estaba en Montana en primer lugar.

Se apartó de la ventana, con la mirada en la cama.

Las sabanas estaban todavía arrugadas, a pesar del intento de Brittany para alinearlas.

Fue la noche más increíble que jamás hubiera pasado con alguien. Fue tan intenso entre ellas, emocionalmente agotador. Nunca antes había necesitado de esa manera.

No tenía ninguna explicación para eso.

Sí, la tenía.

Pero después de la reacción de Holly, Santana no había querido darle nombre.

Todavía no.







Encontró a Brittany sentada bajo los árboles cerca de la barraca, su computadora portátil en equilibrio sobre sus rodillas.

Levantó la mirada al oír que Santana se aproximaba, una sonrisa iluminó su rostro inmediatamente.

—Hey.

—Hey—dijo Santana y se sentó a su lado y cruzó las piernas debajo de ella—¿Ocupada?

Brittany negó con la cabeza.

—Distraída.

—¿Oh?

—¿Cuándo crees que van a estar de vuelta?

Santana se encogió de hombros.

—Pienso que un par de horas más.

—¿Es terrible de mi parte decir que no quiero que vuelvan?

Santana rió.

—No es terrible, no. Jake no es estúpido. Tendrá un indicio con el tiempo. Y no va a estar feliz.

—¿Crees que debería hablar con él? ¿Quiero decir, enfrentarlo?

—Estás decidida para que ellos anulen el contrato ¿uh?

—Cómo te dije ayer por la noche, el contrato no es mi mayor preocupación—dijo Brittany—Si ellos lo anulan, lo anulan. Estoy más preocupada por ti y...bueno, todo el drama que podría suceder cuando se enteren.

—No te preocupes por mí. Mi relación con Jake no va a mejorar o empeorar. Es lo que es.

Todo eso era cierto.

Su relación con todos sus hermanos no iba a ser afectada por el hecho de que ella y Brittany estaban durmiendo juntas.

—Vamos a ver cómo va, ¿de acuerdo?

Brittany tomó una respiración profunda.

—Estoy nerviosa, no me importa decirlo—se inclinó acortando la distancia que las separaba, acariciando ligeramente el muslo de Santana—No importa lo que pase, no me arrepiento de nada—dijo—Me siento como una persona completamente diferente a la que llegó aquí. Siento que soy yo, al fin.

Santana cubrió su mano, presionándola con fuerza contra su pierna.

—Sé lo que quieres decir. He estado fingiendo ser alguien que no soy, fingiendo que no necesitaba a nadie. Me había convencido de que era feliz, pero realmente no sabía lo que significaba esa palabra. No como un adulto, de todos modos—envolvió sus dedos alrededor de los de Brittany, apretándolos—No sabía lo que se sentía realmente hacer el amor con alguien. Realmente abrirme con alguien, dar algo más que sexo. Nunca supe lo que era dar emocionalmente y no sólo físicamente—llevó la mano de Brittany a su boca y la besó con suavidad—Me sentí novata y expuesta después de que hicimos el amor, Britt—confesó—Estaba aterrorizada, de verdad. No sabía qué hacer. No sabía dónde poner todos estos sentimientos que estaba teniendo.

Brittany se acercó más, al parecer sin pensar en Carl Howell o su equipo, y la besó suavemente en los labios, deteniéndose durante largos segundos antes de alejarse.

—No tienes que estar aterrorizada por esto, San. Sólo quiero abrazar estos sentimientos, porque me llenan completamente—dijo Brittany, sus ojos sonrieron a Santana—Has llegado a un lugar en mi corazón, donde nunca nadie había llegado. No puedo explicarlo más de lo que tú podrías, pero estás ahí. Así que no quiero estar aterrorizada de él.

Santana no quería tener miedo de esos sentimientos.

No significaba que no lo estaba.

Si estuviera completamente segura, le habría dicho a Brittany que se había enamorado de ella.

Pero decir esas palabras en voz alta le asustaba de muerte.

Y en realidad, no sabía por qué.

Podía ver sus sentimientos reflejados hacia ella, podía verlo en los ojos de Brittany.

Quizás Brittany también estaba un poco asustada.

Así que cambió de tema, su mirada yendo a la barraca.

—¿Cómo va?

Brittany sonrió rápidamente, reconociendo que la conversación había cambiado.

—Están haciendo un buen tiempo. Sólo hay cuatro de ellos, así que pensé que iban a atrasarse, pero tienen la fontanería lista y lo próximo con lo que van a empezar es la estructura.

—¿Otras seis semanas?

—Para terminar totalmente, el piso y todo, probablemente. Todavía estoy debatiéndome en hacer un solo muelle y usar los fondos adicionales para la cubierta y la sala de estar. Supongo que debería realmente consultarlo con los chicos—dijo Brittany.

Santana asintió.

—Si quieres que pase, consúltalo con Jake primero—dijo Santana con un guiño.

Brittany rió.

—Creo que voy a hacer un dialogo en grupo en eso. No más un uno-a-uno—dijo Brittany.

Santana se puso de pie y le tendió la mano tirando de Brittany a su lado.

Estaban cerca, pero se abstuvo de tocarla.

—Creo que voy a sacar a pasear a Tormenta—dijo—Tal vez cabalgar por la montaña y ver si puedo encontrarme con ellos. Darles el adelanto sobre el viejo—añadió—Pero no creo que sea una sorpresa.

—No. ¿El servicio será el domingo?

—Tal vez mañana. Vi el camión de Ken Tanaka saliendo al lote de la familia—dijo—Le di la carta como Finn pidió así que debe tener instrucciones sobre la tumba. Ken fue quien enterró a mi mamá.

—¿Quién más está enterrado ahí fuera? Quiero decir, sé que tu mamá…

—Se remonta a mis bisabuelos—dijo Santana—Mis abuelos, obviamente. Hay dos de los tíos de mi papá y el hermano de mi papá—dijo—Hay un total de trece tumbas, creo. Mis bisabuelos perdieron dos hijos cuando eran bebés.

—Eso es algo interesante—dijo Brittany—Quiero decir, tener un cementerio familiar de esa manera. Hay tanta historia.

—También es un poco espeluznante—dijo Santana con una sonrisa—Especialmente cuando eres una niña y tus hermanos te convencen de que hay fantasmas.

Brittany rió también, llevándola más cerca de Santana.

Esta vez Santana no se abstuvo de tocarla.


Era la cosa más natural del mundo envolver entre sus brazos a Brittany y abrazarla, su risa tranquila cesó tan pronto como sus cuerpos se pusieron en contacto.

—Dios—murmuró Brittany escondiendo su rostro en el cuello de Santana—¿Cómo vamos a hacer esto? Sólo quiero tocarte, Sanny.

—Va a ser difícil—sonrió y rápidamente besó la parte superior de la cabeza de Brittany—Muy, muy difícil, Britt-Britt.

Muy difícil.

Pero Santana se desenredó a sí misma de Brittany, retrocediendo.

—Establos. Voy a los establos.

Brittany asintió y señaló la barraca.

—Y yo tengo una supervisión por hacer.

Santana se alejó sin mirar atrás, consciente de que sería la última vez que estarían solas.

Esta noche, sus hermanos estarían ahí.

La cena sería un evento grupal nuevamente.

Sería un asunto muy solemne y triste, ya que lo más probable era que lamentarían la muerte de su papá.

Santana no podía envidiarles por eso.

Se preguntó cuál de ellos lo llevaría más difícil.

Finn, el más probable.

Él había asumido el papel del patriarca y era el más cercano a él.

Habría pensado que sería Noah, desde que era pequeño había sido el niño de papá, pero Santana no podía ver eso ahora. De hecho, Noah al igual que Blaine, casi parecían indiferentes a su muerte inminente.

Ella asumió que gran parte de su duelo sería forzado, aunque sólo fura para el beneficio de Finn.

Hizo una pausa antes de entrar en los establos, su mirada viajó por el valle verde y hasta las montañas en la distancia.

¿Qué tan cerca de casa estarían?

No importaba.

Cabalgaría por una hora.

Si no se encontraba con ellos, daría la vuelta al rancho. Por lo menos, le daría la oportunidad de organizar sus pensamientos, formular un plan.

En realidad no creía que ella y Brittany pudieran mantener su relación en secreto, pero tenía que intentarlo.

Por el bien de Brittany.

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