[Resuelto]FanFic Brittana: Storms (Adaptada) Epílogo

Capitulo 18

Santana oyó el estruendo de los martillos y los ruidos de las tablas al acercarse a la barraca.

Eran más de las diez y pensó que les había dado tiempo suficiente para empezar a trabajar. Como sospechaba, Brittany estaba bajo sus pies, mirando la demolición con ojos atentos.

—¿Han progresado?—preguntó mientras les esquivaba en un dos por cuatro.

Brittany sonrió.

—Buenos días. Sí, ellos se pusieron a trabajar de inmediato—alejó a Santana, llevándola al exterior—Creo que ya están hartos de mí—dijo con una risa.

—¿Entonces es mi tiempo para robarte?

—Sí. Él dijo que les llevaría hasta mañana el poder derribar todas las paredes y removerlo todo. Soy toda tuya, San.

Había tantas cosas que Santana podía decir y/o hacer con esas palabras, pero lo dejó pasar con sólo un ligero temblor de sus labios.

Brittany golpeó su hombro.

—No captaste esa ¿eh?

—Me estoy comportando—dijo Santana levantando un bolso de lona—Sue nos empaquetó el almuerzo.

—Oh, eso fue dulce de su parte.

—Sí. Ella es muy atenta. Los chicos tienen suerte de tenerla.

Caminaron a los establos, sus botas crujieron en el camino de grava.

Por alguna razón, Santana estaba nerviosa. No estaba segura si era por el hecho de que estaba a punto de montar a Tormenta o porque estaría completamente sola con Brittany.

Como Brittany había dicho la noche anterior, su amistad había sido fácil y natural.

Y estaba evolucionando.

Se preguntaba si Brittany comprendía el camino que estaban tomando, o la rapidez en el que estaban viajando en él.

En sus días de juventud, en otro tiempo otro lugar, Santana ya habría probado las aguas.

Demonios, se habría zambullido de cabeza.

Pero había algo en Brittany que le daba ganas de tomar las cosas con calma, si no cambiar de dirección por completo. No tenía nada que ver con el rancho o Jake o la supuesta orientación de Brittany.

Era algo a un nivel más profundo, algo que no podía alcanzar, que no podía explicar. No estaba segura de querer profundizar aún más en eso, en cierto punto tenía miedo.

Tenía miedo de su creciente apego a esta rubia y ojiazul mujer.

—Estás muy callada—dijo Brittany—¿Está todo bien?

—Oh...sí, lo siento. Estaba pensando en montar otra vez después de tanto tiempo—mintió Santana—Espero recordar cómo ensillar un caballo.

Brittany inclinó la cabeza, estudiándola y Santana tuvo la sensación de que sabía que estaba mintiendo.

—¿Has visto a tu papá?

—No. Bueno, fui a su habitación esta mañana, pero ella le había dado una dosis de morfina y estaba inconsciente.

—Debe ser terrible pasar tus últimos días así—dijo Brittany.

—Sí. En su corazón, en su mente, él ya está muerto, creo. Es sólo su cuerpo el que no ha dejado que se vaya todavía—abrió la puerta del granero, dejando que Brittany entrara primero—Ella dice que tiene mucho dolor.

—Me imagino que sí. Pero San ¿no es un poco extraño? Quiero decir, tu papá está muriendo pero tus hermanos tomaron el camino como si no pasara nada.

—Sí, pero ellos tienen que movilizar la manada. Supongo que todos ellos se despidieron de él antes de marcharse.

—Supongo. Pero si se tratara de mí, nunca dejaría su lado.

—Y ahí es donde las cosas son muy diferentes, Britt—dijo—El rancho es lo primero. Siempre lo ha sido.

Santana se acercó a la estantería donde se guardaban las riendas, eligiendo una sin freno para Tormenta, él siempre las había odiado, y otra con freno para la yegua que Brittany montaría.

—Aquí vamos—dijo.

De regreso en el sol, fácilmente saltó la valla y se quedó quieta, silbando a Tormenta. Sus orejas se irguieron, mirándola. Luego se acercó trotando, oliéndola.

—A ver si lo puedes encontrar—susurró permaneciendo quieta mientras él se movía detrás de ella.

Santana sonrió mientras lo sentía empujándola por detrás. Inmediatamente, escuchó el fuerte crujido de una zanahoria. Se volvió triunfante a Brittany.

—Increíble, ¿no, Britt?—dijo.

Brittany asintió y Santana sintió que sus ojos la siguieron mientras se acercaba a Tormenta, frotó suavemente su cuello.

—¿Quieres cabalgar, grandulón?—murmuró Santana, tocándole como solía hacerlo.

Él se mantuvo quieto cuando ella deslizó la rienda por su cara y sus orejas. Una vez asegurado, él negó con la cabeza varias veces, pero no rehuyó.

—Muy bien—tomó las riendas, llevándolo hacia el establo y miró a Brittany—Creo que va a estar bien.

Y lo estaba.

Tormenta se quedó quieto mientras Santana colocó la silla sobre su espalda y se preguntó si tal vez él no estaría ansioso por salir a los senderos y fuera de los establos.

Sorprendentemente, el arte de ensillar un caballo volvió a ella, tuvo listos a la yegua y a Tormenta en poco tiempo. Sostuvo la yegua firmemente mientras Brittany subía a la silla y luego le entregó las riendas.

Acarició el cuello de Tormenta antes de poner el pie en el estribo.

—No me lances de culo, por favor—dijo mientras agarraba el cuerno de la silla y se erguía.

Él bailó de lado, moviendo su cuello, pero no trató de tumbarla. Ella se inclinó sobre la silla, de nuevo frotando su cuello.

—Buen chico—dijo sintiéndose casi como la adolescente que había sido cuando se fue.

Movió las riendas, guiándolo hacia la puerta y salió al valle. Podía sentir la emoción en el potente animal y lo dejó correr, agachándose sobre su melena, el viento soplaba a su alrededor.

Era como en los viejos tiempos...ella y Tormenta persiguiendo el viento a través del valle.

Estaba riendo de todo corazón en el momento en que tiró de las riendas. Miró detrás de ella, encontrando a Brittany no tan lejos, la yegua marchando en un paso fácil.

—Oh, Dios, eso fue fabuloso—dijo Santana mientras acariciaba su cuello.

Él todavía estaba bailando, ansioso por correr de nuevo, pero lo sujetó con fuerza.

—Debo decir. No pude mantener el ritmo y la dejé ir.

—He echado de menos esto—dijo Santana—Me siento tan libre...aquí.

—¿Era esto lo que hacías cuando eras niña?

Santana asintió con la cabeza.

—Si. Este era mi escape—dio la vuelta a Tormenta, subiendo más alto en el valle—Vamos, hagamos ese tour, Britt.

Santana las guio a través del valle y hacia las colinas, tomando rutas familiares, sorprendida de que todavía recordara.

Se detuvo en varias ocasiones, señalando las características a Brittany, haciendo una pausa para disfrutar de la vista del lago ahora muy por debajo de ellas.

Cabalgaron entre los árboles, abetos y álamos, tomando un sendero dentro de un pequeño cañón cubierto de hierba.

Santana detuvo a Tormenta repentinamente cuando se dio cuenta de dónde estaba.

¿Había venido inconscientemente aquí?

¿O fue sólo por casualidad que habían terminado aquí en el cañón?

Se deslizó de la silla, dejando caer las riendas, mientras sus ojos se movían a través de las rocas y luego más arriba en el camino antes de volver a las rocas, con los ojos encontró el lugar.

—¿San? ¿Qué pasa?

Brittany también bajó del caballo y se acercó más, de pie a su lado. Cuando Santana no contestó, ella le tocó el brazo.

—¿Qué ocurre?

—Aquí fue donde ocurrió.

—¿Aquí fue donde ocurrió…que?—Brittany le preguntó en voz baja.

Santana tomó aire, dirigiéndose a Brittany.

—Mi mamá. Este es el lugar donde murió.

Vio que los ojos de Brittany se suavizaron inmediatamente, sintiendo el movimiento de una cálida mano sobre su piel la cual estrechaba su antebrazo con fuerza.

—Cuéntame.

Santana negó con la cabeza, sin querer revivirlo, pero la mano de Brittany se deslizó más abajo, entrelazando sus dedos.

—No siempre es bueno mantener las cosas en tu interior. A veces es mejor abrirse, dejar que las cosas salgan, San.

Santana se estremeció cuando la escena volvió a ella, el oso, los gritos, el miedo en los ojos del caballo.

Todo sucedió muy rápido, no hubo nada que pudiera haber hecho.

En ese entonces, se había convencido a sí misma de que podía haber, debería haber, hecho algo para detenerlo.

Santana se encontró con los ojos de Brittany, viendo compasión en ellos. No había lástima realmente, pero si preocupación.

Santana apartó la mirada, señalando la pila de rocas cerca del camino.

—Ahí—dijo Santana—Nos topamos con un oso grizzly y sus cachorros. Nos detuvimos para dejar que se alejaran, pero una vez que los cachorros se dirigieron a los árboles, la mama oso se volvió y nos atacó. El caballo de mi mamá enloqueció y la arrojó. Ella aterrizó en las rocas ahí.

Se dio la vuelta, incapaz de mirar el lugar mientras su mente se llenaba de aquellas imágenes.

—Su caballo corrió, pisoteándola. Su cráneo fue aplastado—terminó en un susurro.

Sabía que sentiría las manos de Brittany sobre ella y así fue.

Brittany se acercó a ella por detrás, acariciando suavemente con las manos, sus hombros tensos, hasta el cuello, apretando suavemente.

Brittany no dijo nada, esperando que Santana continuara.

—Apenas pude contener a Tormenta. Quería seguir al otro caballo. El oso...el oso huyó por fin—dijo Santana—Y la subí sobre Tormenta—tragó con dificultad—Ya estaba muerta.

Brittany apretó sus hombros con fuerza y luego continuó acariciando su espalda, pero no dijo nada.

Santana se alegró de que no lo hiciera.

Se quedó ahí, dejando que Brittany la calmara hasta que finalmente sus manos se detuvieron y se alejaron.

Santana cerró los ojos, deseando su toque nuevamente, pero no llegó. Entonces Santana se volvió hacia ella, encontrándose con sus ojos. No estaba realmente sorprendida por lo que vio en Brittany.

Se preguntó si Brittany podía ver lo que Santana estaba todavía tratando de ocultar.

—Siempre pensé que el trauma que sentía, el dolor y la culpa que he llevado conmigo todos estos años, era a causa de su muerte. Ahora que he vuelto, me doy cuenta de que no es así. He aceptado su muerte—dijo Santana—Fue un accidente. Eso fue todo. He aceptado eso—se alejó, volviendo a las rocas—El trauma que sentí fue por culpa de mi papá. Cuando la llevé de vuelta al rancho, una chiquilla asustada de dieciocho años, casi histérica, él me miró y dijo: Mi Dios, ¿qué has hecho? Eso fue lo que me dijo. Nada consolador. Sólo acusador—tomó una respiración profunda, volviendo a Brittany—Se la llevaron. Finn estaba ahí, Figgins también. Y yo estaba llorando. Estaba en shock. Ni siquiera pude completar una frase. Fue hasta el día siguiente que pude decirles lo que pasó. Y fue entonces cuando él empezó a culparme. Debí haber visto el oso. Debí haber controlado el caballo. Debí haber hecho esto, debí haber hecho aquello—dijo—Había sido mi culpa. Fue todo lo que escuché hasta el día que la enterramos. En ese momento, creo que creí sus palabras.

—¿Fue entonces cuando él te echó?—preguntó Brittany, sus palabras casi un susurro.

—Después del funeral, me llamó a su despacho y...bueno, tuvimos nuestra última gran pelea. Y sí, él me echó.

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Capitulo 19

Brittany se paseaba en su habitación, escuchando por alguna seña de Santana.

El portátil sin abrir no representaba ningún interés para ella.

La cena había estado silenciosa, sobre todo porque Santana nunca había apareció.



Cuando se hizo evidente que Santana faltaría, Brittany se había apresurado con su comida, pidiendo disculpas a Sue por no saborear la comida que había preparado.


—¿La señorita Santana está bien?—Sue le había preguntado.

—No estoy segura—dijo Brittany.

Y todavía no lo estaba.


Después de su viaje, después de que los caballos se habían cepillado, Brittany se dirigió a la barraca para comprobar el progreso de los contratistas y Santana hacia la casa.

Esa fue la última vez que Brittany la vio.

Encontró evidencia de que había estado en el estudio ya que la botella de whisky y el vaso estaban en el escritorio. Había salido en busca de ella, mirando por todas partes, excepto la habitación de su padre.

No iba a inmiscuirse ahí, pero dudaba que Santana lo hubiera buscado para encontrar consuelo.

Él era la causa de su dolor.

No iría a él por aliento.

No.

Eso era lo que Brittany había tratado de ofrecer anteriormente. Y Santana había aceptado el ligero toque sobre su espalda mientras le contaba su historia.

Brittany no podía imaginar el dolor que sentía, el dolor que llevaba o lo sola que debió sentirse. Incluso ahora, Brittany podía verlo en sus ojos, la soledad.

Brittany había querido rodear a Santana entre sus brazos y abrazarla, para ahuyentar esa soledad.

Pero no se había atrevido.

No entonces.

No en ese momento.

Sin embargo no podía engañarse a sí misma. Sabía que estaba cambiando, que sus sentimientos estaban cambiando. Cada día sentía que la conexión crecía con más fuerza, y ya no tenía miedo de ella.

En realidad no.

Incluso Santana, con todo su dulce coqueteo, aunque decía que estaba tomándole el pelo, debajo de todo eso, Brittany sabía que había algo de verdad.

Ambas habían estado coqueteando entre sí de alguna manera, ya que la atracción era fuerte.

Tan fuerte que pensó que debería tratar de luchar contra ella, pero de alguna manera se sentía bien.

Se sentía demasiado correcto, demasiado bien.

No quería luchar contra ella.

¿Era eso lo que había estado haciendo todo este tiempo?

¿Durante todos estos años?

¿Luchar contra esa sutil atracción por las mujeres?

Claro, podía admitir que ella había, en alguna ocasión, pensado en acostarse con una mujer.

Siempre había disfrutado de la compañía de las mujeres. Se sentía mucho más relajada con las mujeres que con los hombres. Asumió que todas las mujeres se sentían así.

¿Pero era eso?

¿Era una atracción?

¿Era por eso que nunca podía encontrar satisfacción con un hombre?

¿Por eso Jake no representaba ningún interés para ella?

¿Era por eso qué ninguno de los hermanos López le interesaba?

Todos solteros, todos elegibles, sin embargo, ninguno de ellos provocaba ningún interés en ella.

Santana, por otro lado, la hacía sentir como una bomba de reloj a punto de explotar.

¿Era desconcertante?

¿Confuso?

Sí.

Pero ¿aterrador?

No.

Podía sentir el cambio en sí misma y no tenía miedo de él.

Así es que se paseó, preguntándose en qué momento debería sentirse preocupada.

¿En qué momento debería pensar en buscar a Santana?

¿Debería ir a buscarla?

Probablemente no.

Santana, obviamente, quería estar sola.

Brittany decidió que no se entrometería.

Pero el sueño se le escapaba y casi dos horas más tarde, mientras yacía despierta en la cama, oyó los pasos silenciosos en el pasillo.

Suspiró con alivio, escuchando que esos pasos se detenían frente a su puerta. Su corazón latió un poco más rápido mientras se imaginaba a Santana parada ahí, debatiéndose en si debía golpear o no.

No lo hizo. Brittany escuchó que se alejaba y luego oyó el silencioso clic de la puerta de Santana.

Brittany se dio la vuelta, lejos de la puerta, ignorando su instinto de ir a verla. Tuvo que recordarse a sí misma que, en esencia, eran nuevas amigas. Y las nuevas amigas no corrían por el pasillo para asegurarse de que las cosas estuviesen bien.

Dio un puñetazo a la almohada y cerró los ojos, contenta por lo menos de saber que Santana estaba de vuelta y aparentemente sana.




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Santana encendió la lámpara en la habitación y luego se quitó rápidamente la ropa.

Se había duchado antes de la cena ya que se había convertido en su rutina, pero no había planeado una caminata de noche.

Es que...todo le pegó a la vez.

La muerte de su mamá, ser rechazada por su papá, ser echada, estar sola...y la soledad.

No quiso cenar y no estaba de humor para hablar, no estaba de humor para las preguntas, por lo que se escondió en el estudio con el whisky de su papá.

Pero no pudo cerrar su mente, no pudo alejar los viejos recuerdos, las antiguas conversaciones se reproducían una y otra vez como una cinta en un reproductor.

Escapó de la casa, tomando el largo y sinuoso camino fuera de la finca, caminando hasta pasada la noche.

Cuando regresó, las luces seguían encendidas por lo que escapó a los establos, en búsqueda de Tormenta. Ella le acariciaba mientras le hablaba y él fue muy paciente escuchándola.

Sonrió y negó con la cabeza.

Menos mal que no había nadie cerca para presenciar eso.

Pero Santana se sentía mejor, más en control. Odiaba que sus recuerdos y las palabras de su papá aún tuvieran agarre sobre ella. Un agarre del que había tratado de liberarse, se dio cuenta.

Tal vez esa era la verdadera razón por la que había vuelto a casa.

Para romper finalmente los lazos con el pasado.

La casa estaba a oscuras cuando entró, a excepción de la luz en la puerta de atrás que fue dejada para ella.

Sue lo había hecho, era lo más probable.

O Brittany.

Santana sabía que Brittany estaría probablemente preocupada por ella. Su vínculo se había hecho fuerte en esas pocas semanas. Eso era algo que la había sorprendido.

Era simplemente fluido con Brittany.

Un cordón invisible que las vinculaba, que tiraba de ellas, que las unía.

Brittany lo sentía también, ahora lo sabía.

Podía notarlo cuando Brittany la miraba, esa sensación de asombro en sus ojos por la atracción que había surgido entre ellas.

¿Estaba Brittany asustada de eso?

Si era así, ella no eludía a Santana.

Pero Santana sospechaba que en algún punto Brittany debe estar aterrorizada.

Lo cual fue una de las razones por la que Santana no había llamado a su puerta para hacerle saber que estaba de vuelta.

Se puso la bata y se fue al cuarto de baño, con ganas de asearse antes de acostarse.

De pronto estaba muy cansada.

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Capitulo 20

Brittany cerró la puerta sin hacer ruido, para no despertar a Santana.

En la planta baja, se encontró con Sue en la cocina amasando pan.

—¿Pan casero?—preguntó Brittany mientras se servía una taza de café.

—Estoy haciendo un guiso para la cena—dijo Sue—Pensé que iría bien con eso.

—Suena maravilloso.

Sue formó la masa en una bola, luego la colocó en un recipiente y la cubrió con un paño.

—A levantarse—explicó mientras se lavaba las manos—¿Qué te gustaría para el desayuno?

—No tengo hambre en este momento—dijo Brittany—Tal vez vuelva a hurtadillas por algo en una hora más o menos.

—Eso está bien, cariño—Sue le sirvió una taza de café y se unió a Brittany en la barra—¿Acaso la señorita Santana entró por fin?

—La oí llegar alrededor de las once, pero no hablamos—dijo Brittany.

—Bueno, espero que esté bien. Sus hermanos no parecen tenerle cariño. Bueno, Blaine por supuesto, pero no los otros.

—Sí, lo sé.

—¿Sabes por qué se fue hace tantos años?

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, ellos nunca lo dijeron abiertamente, pero he oído retazos en los últimos años. Dijeron que sólo los abandonó después de que murió su mamá. Solo se levantó, se fue y nunca escucharon sobre ella.

Brittany negó con la cabeza.

—No, él la echó. Hizo que se fuera.

—¿El señor López? ¿Pero por qué?

—Creo que la culpaba de la muerte de su esposa—dijo Brittany preguntándose cuánto debía compartir con Sue.

Algunas de las cosas que Santana le decía, bueno ella, sabía que eran privadas.

—Ella fue derribada por un caballo ¿Qué tuvo la señorita Santana que ver con eso?

—No lo sé, Sue. Las personas, cuando están en el duelo, dicen cosas, hacen cosas que no tienen sentido—hizo una pausa—¿Cómo es él?

—Bueno, él es...él me aceptó después que mataron a mi marido y a mi hija. Me dio un hogar. Ahora los hermanos, son siempre muy agradables, muy atentos. ¿Pero él?—negó con la cabeza—Él es un hombre frío, un hombre duro. No sé si siempre fue así o si se volvió así después de que murió su esposa.

Brittany sospechaba que siempre había sido así.

—¿Es cierto lo de la señorita Santana? ¿Qué es una gay?

Brittany sonrió, pero fue capaz de contener su risa.

¿Una gay?

—Sí, ella es lesbiana—dijo Brittany, pensando en lo divertido que iba a ser cuando compartiera esta conversación con Santana.

Sue sonrió tímidamente y le palmeó la mano.

—Te gusta, no es así.

—Bueno, seguro, me gusta. Nos llevamos muy bien—entonces sus ojos se abrieron—Oh, ¿te refieres a gustarme? ¿De esa manera?—sacudió la cabeza—No, no, no. No es así. Nosotras somos amigas.

—Oh, es correcto. Es Jake quien te apetece—dijo Sue con una sonrisa mientras se dirigía a la sala de la lavandería.

Brittany se quedó mirándola.

—¿Qué? ¿Qué ha pasado aquí?

Pero no obtuvo respuesta mientras escuchaba como encendía la secadora.

Vaya, pero no era Sue perceptiva.

Llenó su taza de café nuevamente.

—Voy a la barraca—gritó Brittany mientras se deslizaba por la puerta trasera.

Hoy iba a conducir la media milla en vez de caminar.




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Santana dormía, sólo despertó cuando el sol golpeó su rostro.

Había dormido con la ventana abierta, las cortinas estaban retiradas. Disfrutaba viendo el cielo nocturno. Por desgracia, el sol de la mañana no era tan amable como la luna de medianoche había sido.

Escuchó nuevamente el estruendo de la madera en la distancia.

Sin duda, el Carl Howell y su equipo ya estaban en ella. Como lo estaba Brittany.

Se puso de pie y se desperezó, bostezando en torno a un gemido cuando su espalda sonó. Tropezó dormida al baño, con ganas de una ducha.

No se tardó, sintiéndose un poco ansiosa por empezar su día.

Se sonrió a sí misma en el espejo.

Para ver a Brittany, admitió.

Cuando regresó a su habitación, se sorprendió al encontrar que su pila de ropa sucia había sido retirada, así como las sábanas. Se vistió con unos vaqueros limpios y una camiseta, pero tomó una sudadera con ella.

Aún no estaba acostumbrada al frio de las mañanas.

Se encontró con Sue que salía de la sala de la lavandería y levantó las cejas.

—¿Usted robó mi ropa?

—Oh, estaba lavando una carga con las cosas de la Srta. Brittany y era más fácil incluir tus vaqueros y tus cosas. Espero que no te importe.

Santana sonrió.

—No me importa en absoluto. Pero no tiene que hacer eso. Soy perfectamente capaz.

—Estoy segura de que lo eres. Sin embargo, soy exigente con mi sala de lavado—dijo Sue con una sonrisa—Ahora ¿qué te gustaría para el desayuno?

—En realidad estoy muriendo de hambre—admitió Santana mientras miraba la cafetera.

—Yo diría que sí, ya qué saltaste la cena—dijo con un tono que indicaba que no debería hacerlo.

—Lo siento. Estoy segura de que estaba delicioso. Tal vez podría tener algo de eso para el desayuno—dijo Santana añadiendo azúcar a su café.

—¿Qué tal un sándwich de desayuno? Voy a hacer dos. La Srta. Brittany se fue sin comer.

—Sí, he oído todos los golpes desde la barraca. Estoy segura de que Carl está feliz de tener a su supervisora de vuelta—dijo.

Sue sonrió.

—Ella se lo toma muy en serio. Sólo espero que esto funcione.

—Sí, yo también—vio como Sue rompió dos huevos en una sartén—¿Qué tipo de sándwich?

—Huevo y jamón en pan tostado—dijo Sue.

—Suena bien.

Santana frotó su estómago plano, preguntándose cuántas libras había ganado con la comida de Sue.

Terminó su café, mirando los naturales y eficientes movimientos de Sue.

En muy poco tiempo había preparado dos sándwiches y los acomodó lado a lado en una bandeja y la cubrió con papel de aluminio.

—Ahora, corre y llévale esto a ella antes de que se enfríe.

—Sí, señora—dijo.

Cogió dos botellas de agua y obedientemente fue a buscar a Brittany. No había nadie cuando llegó, así que entró dejando la bandeja y el agua en la cocina.

Siguió el sonido de los martillazos, encontrándose con un gran espacio abierto en vez de las veinte pequeñas habitaciones que habían estado.

Brittany estaba hablando con Carl, hablando y señalando, así que Santana no interrumpió.

Brittany se fijó en ella muy pronto, excusándose y caminando con una sonrisa en su rostro mientras se acercaba.

—Hey ¿Estás bien?—le Brittany preguntó en voz baja.

—Sí. Siento haberte liberado anoche.

—Está bien.

Se quedaron juntas, a pocos metros de distancia, entonces Brittany la sorprendió envolviendo sus brazos alrededor de ella y dándole un fuerte, aunque breve abrazo.

—¿Y esto por qué?

—Porque quería hacerlo ayer y no lo hice—dijo Brittany.

Santana asintió, sin apartar los ojos de Brittany.

—Estoy bien. No iba a ser muy buena compañía, así que tomé un paseo.

—No tienes que explicar, San.

Santana finalmente desvió la mirada.

—Así que, ¿cómo va todo por aquí?

—Oh, estamos progresando. Deben tener todo limpio hoy y listo para comenzar mañana.

—Bien—señaló por el pasillo—Escucha, he traído el desayuno. Sue dijo que te habías ido sin comer.

Brittany sonrió y la tomó del brazo llevándola hacia la cocina.

—¿Qué has traído?

—Un sándwich. Huevo y jamón—dijo Santana viendo como Brittany levantaba el papel de aluminio, inspeccionando su bocadillo

—Mmm—dijo y cogió el plato y le indicó a Santana para que le siguiera—Vamos. Vamos a salir de aquí, San.

Ellas salieron hacia el sol y se dirigieron hacia los tres viejos pinos que daban sombra a un rincón de la barraca.

Brittany se sentó y se apoyó en un árbol y Santana hizo lo mismo, sentándose frente a ella y cruzando las piernas.

Brittany le entregó uno de los sándwiches y aceptó la botella de agua que Santana sostenía por ella.

—¿Qué piensas acerca de agregar un pequeño porche?—preguntó Brittany mientras tomaba un bocado—Oh, Dios, esto está bueno. Me estoy volviendo muy mimada por la cocina de Sue.

—Cualquier cosa me sabría bien en este momento—dijo Santana—Me muero de hambre.

También tomó un bocado, saboreando el grueso y humeante jamón y sonrió mientras masticaba.

—Bueno—murmuró con la boca llena.

—Eso es lo que pasa cuando te saltas la cena.

Santana sonrió y miró de nuevo a la barraca.

—¿Dónde quiere ese porche?

—Bueno, lo único que hay ahora es un pequeño bloque de cemento en la puerta principal. Estaba pensando que podríamos ampliarlo, diría veinte por veinte, tal vez poner una barandilla o algo. Ya sabes, lo convertiría en un área de descanso.

—La vista no es genial. Estarías mirando al granero y los establos—dijo Santana.

—Es cierto. Pero necesitamos algo. Estamos ofreciendo un grandioso tiempo al aire libre, sin embargo, no tienen un lugar para sentarse y disfrutar de eso.

—Entonces haz un área específica—sugirió Santana—Pon una bonita terraza, lo suficientemente grande como para poner muebles de patio. Hazlo que quede frente al valle. O ponla en la esquina trasera y podrás obtener una vista del lago y el valle.

—Y podríamos hacer algún tipo de camino hacia ella, como de piedra o algo así—dijo Brittany—Me gusta.

—Sí, pero tendrás que conseguir que a los chicos les guste—Santana le recordó.

—Lo sé. Ellos me han puesto un presupuesto muy ajustado. Si hacemos eso, vamos a tener que eliminar uno de los muelles. No son baratos.

—Imagino que no—Santana se comió lo último de su sándwich y se limpió la boca con la mano—Entonces, ¿cómo va el sitio web?

—Estoy a punto de terminar la instalación y los enlaces internos. Tengo que conseguir algunas fotos del valle y el lago—dijo Brittany—Y por supuesto la barraca, una vez que esté terminada y amueblada.

—¿Realmente crees que la gente va pagar dos mil dólares por esto?

—Sí. Si les damos suficiente para elegir. El lago, caballos, pesca, excursionismo, todo está aquí a su alcance. Para las personas que están atrapadas en una ciudad, la posibilidad de pasar una semana aquí sería el cielo—dijo Brittany y miró a Santana—¿No lo crees? ¿No has disfrutado de la tranquilidad después de llegar de Nueva York?

Santana asintió.

—De hecho, vine de San Francisco, pero sí.

Brittany frunció el ceño.

—Pensé que vivías en Manhattan.

—Tengo un departamento ahí, pero me encontré con una amiga en San Francisco. Íbamos a pasar un par de semanas ahí.

—¿Una amiga especial?

—¿Especial? ¿Te refieres a una amante?

Brittany asintió y Santana se sintió fascinada por la manera en que cambió la expresión de Brittany, como si diciendo la palabra pusiera una carga en el aire a su alrededor.

—No tengo una amante—dijo Santana—Holly es la mujer que me acogió cuando llegué por primera vez a Nueva York. Nos hemos mantenido como buenas amigas.

Santana esperaba que Brittany le preguntara por qué no tenía una amante, pero no lo hizo. La mirada de Brittany se volvió repentinamente tímida mientras ocupaba sus manos doblando el papel con cuidado y colocándola en el plato vacío.

Santana intentó leer su expresión, curiosa por saber qué pensamientos corrían por su mente, pero Brittany los mantuvo enmascarados. Sintió la necesidad de aliviar un poco la tensión, pero dudaba que su próxima pregunta lo hiciera.

—¿Tú tienes un amante?

Los ojos de Brittany volaron a Santana mientras un rubor iluminó su rostro.

—No, Yo...no—dijo simplemente—Yo estoy...no.

La mirada entre ellas fue tan intensa que Santana podría realmente sentir el crujido en el aire.

Brittany debió sentirlo también mientras el color de sus ojos se oscurecía, pero Santana nunca miró hacia otro lado. Ese fue el momento en que se hizo evidente para ella, y probablemente más claro para Brittany, así que su relación había definitivamente tomado otro giro.

Claro que, Santana podría fingir que no había una atracción entre ellas, podía negarla, huir de ella, esconderse de ella.

Podría hacer que cambiara de rumbo y dirigirla de nuevo por el camino de la amistad.

Podía alejarse de esto y dejar a Brittany sola, permitir que Jake hiciera su jugada para ganar su afecto.

Pero Santana no iba a hacer eso.

No creía que Brittany le permitiría hacerlo.

Brittany no mostraba ninguna señal de que estuviera corriendo asustada.

Carl Howell llamó a Brittany, rompiendo el hechizo entre ellas. No estaba segura si había alivio o pesar en los ojos de Brittany cuando se levantó.

Dio varios pasos, luego se volvió hacia ella.

—Gracias por el desayuno, San.

Santana asintió con la cabeza, su mirada siguiendo a Brittany mientras se reunía con Carl en el interior de la barraca.

Santana dejó escapar un profundo suspiro, ahora conscientes de que su pulso se había acelerado.

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Capitulo 21

Después de la ducha, a la cual le había sacado todo el tiempo que pudo, y después de secar su cabello a fondo, Brittany bajó las escaleras para la cena, nerviosa.

No había visto a Santana desde su improvisado picnic de desayuno y no estaba del todo segura de quién había estado evitando a quién.

Decir que la conversación la había sacudido era un eufemismo.

Pero ¿fueron las palabras o las miradas?

¿O era la electricidad que parecía pasar entre ellas con tanta facilidad?

Sabía que Santana también lo sentía.

Sus ojos la atraparon y Brittany no pudo apartar la mirada, no pudo, no quiso, romper el hechizo. Su corazón había estado martillando en su pecho y esto era así porque con toda claridad podía verlas juntas...como amantes.

Casi tropezó con ese último paso mientras la imagen permanecía en su mente y ella hizo una pausa tratando de apartarla.

Estaba, tan perdida en estos pensamientos, que se quedó sin aliento cuando la enfermera del señor López apareció, llevando un plato y una botella de agua por las escaleras.

Brittany se limitó a asentir mientras la enfermera pasaba junto a ella sin decir una palabra, su ritmo acelerado.

El encuentro fue suficiente para desviar un poco de su mente los pensamientos de Santana.

Ella se fue en busca de Sue.

—Huele maravilloso—dijo Brittany inclinándose sobre el hombro de Sue mientras removía el estofado.

—Creo que resultó muy bien—dijo Sue—El pan se está calentando.

Brittany tomó un vaso y lo llenó de agua.

—Me encontré con la enfermera en las escaleras—dijo—Esta es la segunda vez que la veo.

—Oh, ella no hablaba mucho. Dejó claro que estaba sólo para el Sr. López. No estaba aquí para socializar o hacer amigos—dijo Sue—Sólo viene a recoger las comidas. Por supuesto, ahora solo para ella. Él no ha comido en días.

—¿Lo has visto?

—No. No desde que lo trajeron de vuelta del hospital. La enfermera lo hace todo por él, incluyendo el cambio de las sábanas. Solo hago la lavandería y las llevo de regreso.

—Santana parece pensar que va a ser un día de estos—dijo Brittany.

—Sí. Finn me dijo eso cuando se fue. Debe ser una sensación terrible alejarse en una cabalgata, sabiendo que tu papá pudiera morir mientras estás fuera—dijo Sue—Eran muy cercanos.

—¿Lo eran?

Brittany realmente no había tenido esa impresión.

O tal vez, como había estado enfermo durante tanto tiempo, acabaron por aceptar su muerte y tuvieron la oportunidad de prepararse para eso.

—Bueno, él era un hombre difícil, a veces brusco con ellos, pero él seguía siendo su papá—dijo—Siempre eran respetuosos con él.

Brittany no dijo nada, pero sabía que respetar a alguien y amarle profundamente eran dos cosas completamente diferentes.

Cuando Santana le había contado la historia de su mamá moribunda, el dolor y la angustia en su voz, en sus ojos, mostraba una verdadera relación de amor.

Brittany no sentía nada de eso entre los hermanos y su papá.

—¿Has visto a Santana?—preguntó Brittany lo más indiferente que pudo.

Sue la miró con una sonrisa en su rostro, mientras cubría la olla de nuevo. Brittany recordó la conversación de aquella mañana y esperaba que Sue no sacara el tema nuevamente.

—Subió temprano ¿No la viste?

—No. En realidad, no la he visto desde el desayuno—dijo con la esperanza de que eso pudiera mostrarle a Sue de que no pasaban todo el tiempo juntas.

—¿Ah, sí? Pensé que había estado contigo todo el día. Ella no estuvo por aquí. Supuse que estaba en la barraca.

—No. Tal vez los establos. Ella volvió a conectar con Tormenta, su viejo caballo—dijo vagamente—¿Qué hay de Tormenta?

Brittany se volvió, encontrando a Santana apoyada casualmente en la puerta.

Los ojos de Brittany siguieron la longitud de ella, notando los vaqueros limpios y los zapatos mocasín. Cuando sus ojos se encontraron tuvo que recuperar el aliento.

Todavía estaba ahí.

Esa mirada.

Tragó saliva, luchando por encontrar las palabras.

Finalmente Santana la liberó, elevando ligeramente sus cejas mientras le sonreía.

Brittany dejó escapar el aliento, devolviéndole la sonrisa con timidez.

—La señorita Brittany dijo que no te había visto en todo el día—dijo Sue recogiendo la conversación donde la habían dejado—Ella pensó que tal vez habías estado en los establos.

—Estaba. Tormenta probablemente no se ha cepillado tanto en años como en los últimos dos días—dijo Santana—A él le encanta—fue a la cocina y levantó la tapa de la olla, olfateando con admiración—Huele maravilloso Sue ¿Estofado?

—Y el pan hecho en casa—dijo Sue quitándole la tapa a Santana y apartándola—Todo está listo, así que cuando ustedes quieran.

—Me muero de hambre—dijo Santana.

—Eso es porque te perdiste el almuerzo—dijo Sue—Tengo bocadillos todos los días. Debes venir al mediodía y conseguir uno.

Santana le sonrió a Brittany.

—¿Supongo que conseguiste uno?

—Sí. Hoy ensalada de huevo.

Brittany se dirigió al gabinete de los tazones pero Sue se los quitó.

—Deja eso, jovencita. Ese es mi trabajo. Les voy a servir en el comedor.

—No tiene que servirnos, Sue. Con los chicos fuera, esto podría ser un buen descanso para usted—dijo Brittany.

—Gracias, pero no necesito un descanso. He disfrutado al poder cocinar cosas de la que los chicos no son demasiado aficionados. Eso es suficiente descanso para mí.

—Vamos—dijo Santana—Vamos a buscar en el escondite de vinos a ver si podemos encontrar una buena botella para la cena.

Después de mucho debate, ya que ninguna era experta en vino, se decidieron por un cabernet sauvignon. Pero Sue, jugando su papel, les quitó la botella y les dijo con firmeza que se sentaran mientras ella les servía.

Para su sorpresa, el comedor estaba iluminado con dos velas encendidas entre ellas.

Brittany realmente pensó que Sue se estaba divirtiendo demasiado y sospechaba que Sue estaba simplemente satisfaciendo su curiosidad acerca de lo que estaba pasando entre las dos mujeres.

Brittany miró hacia arriba, encontrando los ojos de Santana sobre ella.

Le sostuvo la mirada, ¿cómo no iba a hacerlo?

Decir que estaba en un lugar desconocido y peligroso sería un eufemismo.

Pero no sentía pánico, ni miedo.

Sólo incertidumbre.

—¿Hiciste progresos en la barraca?—preguntó Santana.

Brittany asintió, tomando un sorbo de su vino.

—Ellos tienen todo. Mañana empiezan con la nueva tubería.

—Y ¿cuánto tiempo tarda todo eso?

—Supongo que dos meses. Tienen cañerías que hacer para los dos baños nuevos. Eso será primero. Luego los marcos para las nuevas habitaciones. Todavía no he decidido sobre los pisos.

—Aquí tienen, señoritas—dijo Sue mientras llevaba la bandeja de servir.

Puso el pan recién horneado entre ellas junto con porciones de mantequilla, luego les dio un humeante plato de guiso de carne.

—Disfruten.

—Gracias—dijeron al unísono, luego sonrieron, la una a la otra.

Brittany puso los ojos en blanco mentalmente, divertida por lo cursi que se sintió de repente.

Su conversación en la cena fue poca, forzada y ambas parecían estar buscando un tema que fuera impersonal...y seguro.

Brittany tenía muchas preguntas que hacer, tantas cosas que quería saber acerca de Santana, pero las guardó para sí misma.

Una reflexión personal siempre parecía conducirlas a una dirección, de la que no estaba segura de estar lista para tomar.

Todavía no.

Santana pareció percibirlo ya que también hablaba en abstracto, sin llevar la conversación hacia ellas.

Eso no quiso decir que la tensión en la sala hubiera disminuido.

En todo caso, se hizo más densa mientras bailaban alrededor del tema. Sus miradas se encontraron cuando el silencio se extendió, finalmente quedando sin palabras.

Santana empujó su plato y tomó su copa de vino.

—¿Quieres hablar, Britt?

Los ojos de Brittany volaron hacia Santana, sorprendida de que Santana fuera tan audaz.

¿Qué iban a hablar?

¿De esta atracción que Brittany no era capaz de darle un lugar?

¿O tal vez del calor que fluía tan fácilmente entre ellas?

O tal vez Brittany podría darle una aburrida letanía de sus novios anteriores para tratar de reiterar que no estaba en absoluto atraída por esta hermosa mujer sentada frente a ella.

Pero al final Brittany negó con la cabeza.

No, no estaba lista para hablar.

—Realmente tengo que trabajar en el sitio web—dijo—De hecho, probablemente debería ir ahora.

Terminó su último sorbo de vino y se puso de pie. Hizo una pausa antes de salir, sus ojos nuevamente se buscaron, encontrándose entre sí. Los de Santana estaban llenos de preguntas y Brittany casi cedió ante ellos.

Sí, tenían que hablar.

Pero todavía tenía demasiado miedo de abordar el tema, demasiado miedo a decirlo en voz alta, de darle voz a todo.

Así que asintió con la cabeza, luego se apresuró a salir de la habitación.

Casi corrió por las escaleras como si pudiera correr de sus sentimientos, dejándolos atrás con Santana, pero no pudo.

Cerró la puerta de su dormitorio y se apoyó en ella.

¿Cómo podría haber más tensión y no menos, cuando no habían dicho ni una palabra de lo que estaba pasando entre ellas?

Brittany cerró los ojos por un momento, deseando que los hermanos estuvieran de vuelta.

Al menos habría algún tipo de amortiguador, en lugar de estar completamente solas.

Aunque solo sería, por lo menos, otros cuatro días. Sabía que no iban a durar cuatro días sin hablar de ello.

Dudaba que pudieran detenerlo incluso un día más.




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Santana se sentó sola en el estudio, haciendo girar el vaso de whisky entre sus manos.

La cena había sido una ardua tarea, había visto la confusión en los ojos de Brittany.

Sabía que Brittany estaba luchando con lo que estaba sucediendo. Pensó que tal vez podrían hablar de ello, pero ahora sabía que se trataba de una oferta tonta.

Hablar de ello sería volverlo real, significaría que Brittany reconocería la atracción entre ellas.

No, Brittany obviamente, no estaba preparada para eso.

Brittany aún prefería pretender que no existía a pesar de que ambas sabían que si lo hacía.

Inconscientemente, Santana se preguntó si no quería lo mismo. Pretender que sólo tenían un interés platónico podría ser la decisión más sabia, si no la más difícil.

Se recostó en la silla y cerró los ojos tratando de recordar, otro momento en que una mujer hubiera sido capaz de capturar sus sentidos como Brittany lo había hecho.

No estaba sorprendida de que no pudiera recordarlo.

Sabía que no había habido ninguno.

Siempre pensó que era porque no estaba interesada en nada más que en sexo.

No quería ningún compromiso emocional o de otro tipo.

Había sido fácil, la verdad.

Ni una sola vez había sentido la tentación de prolongar una aventura porque su corazón estuviera involucrado.

Simplemente nunca lo estuvo.

Sin embargo, ahí estaba, sintiendo una conexión emocional con Brittany y no estaba corriendo asustada.

Todavía no.

El hecho de que Brittany nunca antes hubiera estado con una mujer, debió haber sido suficiente para detenerla en su camino. Añadiéndole a eso el interés de Jake, Santana sabía que debía dejar las cosas como estaban.

También sabía que eso no era posible.

Era demasiado fuerte entre ellas.

Brittany lo sabía.

Ella lo sabía.

Y no sería su sorpresa si incluso Sue lo supiera.

Mañana hablarían.

Tomaría a Brittany a solas.

Y la haría hablar.

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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

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