[Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo

annyhummel escribió:Nueva lectora
perdón por comentar tarde
gracias por compartir este fic.
nos leemos luego
PD1:me encanta este fic
PD2:me gusta mucho Brittana en este fic
PD3:debo de dejar de pponer PD
P4:ya me voy, chao.

PD  

Las dos siguientes semanas volaron. Aparte de las clases, pasé cada momento despierta con Brittany, y la mayoría del tiempo la pasamos solas. Me llevó a cenar, por tragos y a bailar al Red, a los bolos, y fue llamada a dos peleas. Cuando no estábamos riéndonos de nuestras tonterías, estábamos jugando a la lucha libre, o acurrucadas en el sofá con Lord T, mirando una película. Ella hizo un punto por ignorar a cada chica que bateó sus pestañas, y todo el mundo hablaba de la nueva Brittany Pearce.


Mi última noche en el apartamento, Quinn y Rachel estaban inexplicablemente ausentes, y Britt elaboró una cena especial de Última Noche. Compró vino, puso servilletas, e incluso trajo a casa cubiertos de plata nuevos para la ocasión. Ubicó nuestros platos en la barra del desayuno y puso su silla al otro lado para sentarse enfrente de mí. Por primera vez, tuve la clara sensación de que estábamos en una cita.


—Eshtho eshta mhuy bhueno, Britht. Mhe lho hash eshtado oculthando —dije mientras masticaba la pasta de pollo que ella había preparado.

Forzó una sonrisa, y pude ver que estaba trabajando duro para mantener la conversación ligera. —Si te lo hubiera preparado antes, lo hubieras esperado todas las noches. —Su sonrisa se desvaneció, y sus ojos cayeron a la mesa.


Jugué con la comida en mi plato. —Yo también voy a extrañarte, Britt.

—Vas a seguir viniendo, ¿verdad?

—Sabes que lo haré. Y tú estarás en Morgan, ayudándome a estudiar, justo como hiciste antes.

—Pero no va a ser lo mismo —suspiró—. Estarás saliendo con Emily, vamos a estar ocupadas… iremos en direcciones diferentes.

—No va a cambiar tanto.

Logró una sola risa. — ¿Quién hubiera pensado en esa primera vez que nos vimos que estaríamos sentadas aquí? No podrías haberme dicho, hace tres meses, que yo estaría así de miserable al decirle adiós a una chica.

Mi estómago se hundió. —No quiero que seas miserable.

—Entonces no te vayas —dijo. Su expresión era tan desesperada que la culpa formó un nudo en mi garganta.

—No puedo mudarme aquí, Brittany. Es una locura.

—¿Quién lo dice? Acabo de tener las dos mejores semanas de mi vida.

—Yo también.

—¿Entonces por qué siento como si nunca fuera a volver a verte?

Yo no tenía una respuesta. Su mandíbula se tensó, pero ella no estaba enojada. La urgencia de ir hacia ella creció insistente, así que me paré y caminé alrededor de la barra, sentándome en su regazo. Brittany no me miró, así que abracé su cuello, presionando mi mejilla contra la suya.

—Te vas a dar cuenta del dolor en el trasero que soy, y entonces, olvidarás todo sobre extrañarme —dije en su oído.

Resopló una bocanada de aire mientras frotaba mi espalda. —¿Lo prometes?

Me incliné hacia atrás y miré a sus hermosos ojos, tocando cada lado de su cara con mis manos. Acaricié su mandíbula con mi pulgar; su expresión era desgarradora. Cerré mis ojos y me incliné para besar la comisura de sus labios pero ella se giró para que atrapara más de sus labios de lo que yo había intentado. Incluso cuando el beso me sorprendió, no me alejé de inmediato. Brittany mantuvo sus labios en los míos, pero no lo llevó más lejos.

Finalmente me alejé, jugando con una sonrisa. —Tengo un día pesado mañana. Voy a limpiar la cocina, y después me voy a ir a la cama.

—Te ayudo —dijo ella.

Lavamos los platos en silencio, con Lord T durmiendo a nuestros pies. Ella secó el último plato y lo puso en el estante, y después me llevó por el pasillo, sosteniendo mi mano un poco demasiado apretada. La distancia desde la boca del pasillo hasta la puerta de su habitación parecía durar el doble de tiempo.

Las dos sabíamos que el adiós estaba sólo a unas pocas horas de distancia. Ella ni siquiera intentó pretender no mirar esta vez mientras me cambiaba a una de sus camisetas para dormir. Se desvistió hasta quedar en ropa interior, y se subió debajo de las mantas, esperándome a que la acompañara.

Una vez que lo hice, Brittany apagó la lámpara, y luego me acercó a ella sin pedir permiso o disculparse. Tensó sus brazos y suspiró, y yo acurruqué mi cara en su cuello. Cerré los ojos fuertemente, tratando de saborear el momento. Sabía que iba a desear volver a este momento cada día de mi vida, así que lo viví con todo lo que tenía.

Ella miró por la ventana. Los árboles arrojaron una sombra a través de su rostro. Brittany apretó sus ojos cerrados, y la sensación de hundimiento se instaló en mí. Era agonizante verla sufrir, sabiendo no sólo que yo era la causa de ese sufrimiento… yo era la única que se lo podía quitar.

—¿Britt? ¿Estás bien? —Pregunté.

Hubo una larga pausa antes de que hablara finalmente. —Nunca he estado mejor en toda mi vida.

Presioné mi frente contra su cuello, y ella me apretó más fuerte. —Esto es tonto —dije—. Nos vamos a ver todos los días.

—Sabes que eso no es verdad.

El peso de la tristeza que sentíamos las dos era aplastante, y una necesidad incontenible se apoderó de mí para salvarnos. Levanté mi barbilla, pero dudé; lo que estaba a punto de hacer lo cambiaría todo. Razoné que Brittany no veía la intimidad como algo más que una forma de pasar el tiempo, cerré mis ojos otra vez y me tragué mis miedos. Tenía que hacer algo, sabiendo que las dos permaneceríamos despiertas, temiendo por cada minuto que pasara hasta la mañana.

Mi corazón latía fuertemente cuando toqué su cuello con mis labios, y luego probé su carne en un lento y tierno beso. Bajó la mirada con sorpresa, y entonces sus ojos se suavizaron comprendiendo lo que yo quería.

Se inclinó hacia abajo, presionando sus labios contra los míos con una delicada dulzura. El calor de sus labios viajó por todo mi cuerpo hasta mis pies, una agradable sensación se apodero de mi ser y la atraje más cerca de mí. Ahora que habíamos dado el primer paso, no tenía intención de detenerme ahí.

Separé mis labios, dejando que la lengua de Brittany encontrara su camino hacia la mía. —Te deseo.


De repente, el beso se hizo más lento, y ella intentó alejarse. Determinada a terminar lo que había empezado, mi boca trabajó contra la suya más ansiosamente. En reacción, Brittany se alejó hasta que estaba de rodillas en la cama. Me levanté con ella, manteniendo nuestras bocas fusionadas.


Agarró cada uno de mis hombros para mantenerme a raya. —Espera un segundo —susurró con una sonrisa divertida, respirando fuertemente—. No tienes que hacer esto, San. Esto no es de lo que se trata esta noche.

Lo estaba escondiendo, pero pude verlo en sus ojos, su auto-control no iba a durar mucho.

Me incliné de nuevo, y esta vez sus brazos cedieron sólo lo suficiente para que rozara mis labios contra los suyos. —No me hagas rogar —susurré contra su boca.

Con esas cuatro palabras, sus reservas se desvanecieron. Me besó, duro y con ganas. Mis dedos bajaron desde su cuello a su espalda y se instalaron en el broche de su sujetador, recorriendo nerviosamente por las orillas de este. Sus labios se impacientaron, y comenzó a besarme frenéticamente. Su lengua se abrió camino a la mía de nuevo, y cuando gané el valor de desabrochar la prenda que quería quitar, gimió. La deslice lentamente por sus brazos y me aleje, comenze a mirar sus pechos, eran... perfectos, no era necesario que usara nada para sostenerlos, redondos y juntos. Los tome con mi manos y se acoplaban muy bien a ellos.
Me acerque con mi boca y comenze a lamer desesperadamente, los besaba como si no hubiera oportunidad de hacerlo de nuevo, había encontrado una nueva adicción en mi vida y me encantaba.
Sentía como Britt se arqueaba y gemía, su respiración era entrecortada y comenzaba a sudar.—Oh Santana lo haces... Diooss es... exquisito, no pares.—Dijo con su voz excitada y jadeando. Seguí lamiendo, succionando y mordiendo mi nueva adicción por un rato.
Me tomo la cara con ambas manos y comenzó con un beso feroz y apasionado, me jalaba hacia atrás y caí contra el colchón cuando se estrelló contra mí.

Brittany tiró de la camiseta por encima de mi cabeza y también mi sujetador, luego sus impacientes manos recorrieron mi costado, agarrando mis bragas y deslizándola por mis piernas con una mano.

—Santana —dijo, jadeando—, no tiene que ser esta noche. Esperaré hasta que estés lista.

Baje mis manos hasta el elástico de sus bragas y la comenze a deslizar. Con un rápido movimientos de mis pies se las quite por completo, dándole a entender que ya nada me podía parar.
Estábamos en las misma condiciones las dos jadeando y contemplándonos desnudas. Bajo a mis pechos e inicio con mordiscos suaves en mis pezones, un fuerte calor se tomo mi parte sensible y un chorro se hizo presente en este mismo. Comenzó a lamerlos y mi cuerpo se contraía ante aquella sensación.
Su boca regresó a la mía una vez más mientras su mano se deslizaba hacia arriba por el interior de mi muslo, y dejé salir un suspiro largo y entrecortado cuando sus dedos vagaron donde ninguna persona me había tocado antes. Mis rodillas se arquearon y temblaron con cada movimiento de su mano. Bajo hacia mi entrepiernas y puso su cabeza entre estas, dejaba besos por mis muslos y con su mano palpaba lo mojado que estaba mi centro.
Tomo mi clítoris con su boca y una sensación extraordinaria recorrió todo mi cuerpo, arquee mis caderas hacia ella y comenzó con un beso sobre mi sexo que me dejaba sin respiración, era maravilloso sentir su boca moviéndose de esa manera. Ya no aguantaba más la necesitaba dentro,
Sabia que mi excitación estaba lo suficientemente elevada para poder aguantar el dolor que venia. Agarre su cabello y la jale hacia arriba.

—Estoy lista Britt.. te necesito ahora.— Le dije con mi voz un tanto ronca y entrecortada.

Asintió con su cabeza y deslizo su mano, busco mi zona profunda y empezó a jugar con un dedo. Tire mi cabeza hacia atrás y gemí.

—Mírame, San.

La miré, y sus bellos ojos azules estaban decididos y suaves al mismo tiempo. Movió la cabeza, inclinándose para besarme tiernamente, y entonces su cuerpo se tensó, empujando un dedo dentro de mí en un pequeño y lento movimiento. Cuando lo alejó, mordí su labio con incomodidad; cuando dos dedos entran en mí otra vez, apreté mis ojos cerrados por el dolor. Se coloco sobre mi sin quitar su mano y mis piernas se apretaron alrededor de sus caderas, me besó de nuevo.

—Mírame —susurró.

Cuando abrí mis ojos, presionó dentro de mí otra vez, y grité por la maravillosa combustión que provocó. Una vez que me relajé, el movimiento de su cuerpo contra el mío fue más rítmico. El nerviosismo que había sentido al principio había desaparecido, y el dolor ya cesaba. Brittany agarraba mi carne con su mano libre como si no pudiera tener suficiente. La atraje hacia mí, y gemí cuando el placer que sentía era demasiado.

—Te he deseado por tanto tiempo, Santana. Eres todo lo que quiero — musitó contra mi boca.

Lentamente fue quitando su mano de mi centro y levanto mi pierna posicionándose encima de mi, se movió un poco hasta que al fin nuestros sexos se encontraron.
Pude sentir todo el jugo que emanaba Brittany recorrer mi piel. Empezamos un movimiento de caderas que rápidamente comenzó a llevarme a la locura, miraba su cara y sus labios entreabiertos, eso fue lo que termino por derribarme completamente. Comenze a lamer sus pezones mientras seguíamos en nuestra danza con un ritmo que sobrepasaba la perfección. Unos pequeños espasmos comenzaron a surgir en mi cuerpo.

—Brittany —suspiré.

Cuando dije su nombre, apoyó su mejilla contra la mía, y sus movimientos se volvieron más rígidos. Los jadeos se hicieron más fuertes, y finalmente se presiono con mi sexo una última vez, gimiendo y temblando encima de mí, su orgasmo se hacia presente y fue lo ultimo que necesite para acabar junto a ella.
Mi cuerpo se contrajo y era sacudido por placenteras descargas eléctricas que hacía aumentar el ritmo de mis caderas mientras me sentía transportada hacia una nueva y embriagadora dimensión.

Fue lo mejor que había experimentado en mi vida.



Después de unos momentos, Brittany seguía encima de mi, mientras nos relajabamos y dejábamos que nuestra respiración fuera más lenta.

—Ese fue un gran primer beso — Dije con una expresión cansada y muy satisfecha.

Ella escaneó mi rostro y sonrió. —Tu último primer beso.

Estaba demasiado sorprendida como para responder. Ella colapsó a mi lado, extendiendo un brazo sobre mi cintura, y descansando su frente contra mi mejilla. Levanto su cara y me beso suave y tiernamente. Pasé mis dedos por la piel desnuda de su espalda hasta que escuché que su respiración se equilibraba.

Permanecí despierta durante horas, pensando en lo perfecto que había sido todo. Escuchaba las profundas respiraciones de Brittany y al viento moviéndose entre los árboles afuera.

Rachel y Quinn entraron por la puerta principal silenciosamente, y las escuché caminar de puntillas por el pasillo, murmurando entre ellas.

Habíamos empacado mis cosas más temprano ese día, y me encogí ante cuán incómoda iba a ser la mañana. Había pensado que una vez que Brittany se acostara conmigo habría satisfecho su curiosidad, pero en cambio, ella estaba hablando de un para siempre. Mis ojos se cerraron de golpe ante el pensamiento de su expresión cuando entendiera que lo había pasado entre nosotras no era una comienzo, era un cierre. Yo no podía ir por ese camino, ella me odiaría cuando se lo dijera.

Salí de debajo de su brazo y me vestí, cargando mis zapatos por el pasillo hacia la habitación de Quinn. Rachel se sentó en la cama, y Quinn estaba sacándose su playera enfrente del armario.


—¿Está todo bien, San? —Preguntó Quinn.

—¿Rach? —dije, indicándole que viniera al pasillo conmigo.

Ella asintió, mirándome con ojos cautos. —¿Qué está pasando?

—Necesito que me lleves a Morgan ahora. No puedo esperar hasta mañana.

Un lado de su boca se levantó con una conocida sonrisa.

—Nunca pudiste manejar las despedidas.

Quinn y Rachel me ayudaron con mis bolsos, y miré por la ventana del auto de Rach en mi viaje de vuelta a Morgan Hall. Cuando dejamos el último de mis bolsos en mi cuarto, Rachel me agarró.

—Va a ser tan diferente el apartamento, ahora.

—Gracias por traerme a casa. El sol saldrá en unas pocas horas. Mejor vete —dije, apretando su agarre una vez antes de dejarla ir.

Rachel no miró hacia atrás cuando dejó mi cuarto, y yo mastiqué mi labio nerviosamente, sabiendo cuán enojada estaría cuando se diera cuenta de lo que había hecho.

Mi camiseta crujió cuando me la saqué por la cabeza, la estática en el aire se había intensificado con la llegada del invierno. Sintiéndome un poco perdida, me hice un ovillo debajo mi grueso cubrecamas, e inhalé por la nariz; el perfume de frutas de Brittany aún persistía en mi piel.

La cama se sintió fría y desconocida, un agudo contraste con el calor del colchón de Britt. Había pasado treinta días en un pequeño apartamento con la mujer más bella y cotizada del Eastern, y después de todas las discusiones y las suposiciones de última hora, era el único lugar en el que quería estar.








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Y bien?

Es primera vez que escribo algo tan excitante, espero sea de su agrado!

Wuauuu si que cuesta hacerlo, por eso me tarde un poco. Trate de que quedara perfecto.

Díganme que les pareció o que le falto o que sobro. No se lo que sea!



Espero sus comentarios chicas!
.

Oh no! Pobre mi Britt! LA deja ahi tirada y un cierre dice.. ya quiero ver la reaccion de Britt!
Santana volvera con emily no? Vuelve a poner a la Britt que se liaba con todas para que se joda la otra jaja
Y a ver que dicen Quinn y Rachel.

Interesante, cuando el proximo??  

Dios fue excelente la parte brittana .....Wanky
Ahora ya quiero saber la reaccion de Britt
Pienso que le va. A doler que santana se valla se esa manera!

Dios actuaiza pronto

Saludos!

:( Nooo!! pobrecita Britt... :( santana no le puede hacer eso :( quiero saber ya como reaccionara Britt...
esto me hizo escapar una lagrimita:
" lo había pasado entre nosotras no era una
comienzo, era un cierre "

ACTUALIZA PRONTO... ACTUALIZA!! ACTUALIZA!!

ouh :c , actualiza porfa plz

que tristeee wn , encuentro que santanaaa fue tan maldiaaa con brit oo csm me ase eso ami y la matooo xd no bromaaaa por fa actualizaaaaaa pronto y no me mates distanciandolas habia esperado tanto y ahora U_U estan separadasss

santanaaa es muy malaaaaa :'(

Me ha encantado! Ha estado genial! No pondrás ningún capítulo más?

Espero la próxima actualización y a ver que hace Brittany

Wowww..fue genial....san es mala...pobresita de britt _ britt =(

aaaaaaaaaaah! me encanta tu fanfic   , actualiza pronto! qiero saber como se pondra Britt   

porque, porque y mil veces porque? Brittany fue tan linda, tan sincera, tan confiada y santana solo la uso para su primera vez, espero que ahora britt solo se dedique a pelear y que ni siquiera le diga a santana nada, creo que no vale la pena ni que la vuelva a mirar, solo quiero que santana se sienta lo mas mal posible! y si han de estar juntas que sea santana la que lo inicie!

Una cosa me encanto tu muy bien y yo tambien amo a heather!!

Segunda xk s fuee san!!!

Y tercera kiero actualizacion!!!! X fas

SUPER ESTA LECTURA ME ALEGRA ENCONTRAR HISTORIAS ASI , SE QUE LO ESTAS ADAPTANDO PERO LE HAS CAMBIADO COSITAS ESO ME GUSTA, QUE CONFUSO ESTA SITUACION ENTRE ESTAS DOS QUE SE DECIDAN JAJJAJA,

Chicas zorry pero hoy ando corta de tiempo y no podre responder sus comentarios.
Tratare de dejarles 2 capítulos para que me disculpen ok?

Acá va el primero!


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Las llamadas empezaron a las ocho de la mañana, y después cada cinco minutos durante una hora.


— ¡Santaanaa! —Gruñó Sugar—. ¡Contesta el estúpido teléfono!


Me estiré y lo apagué. No fue hasta que escuché los golpes en la puerta que me di cuenta que no me iban a dejar pasar el día escondida en mi cuarto como planeaba.


Sugar tiró de la perilla. — ¿Qué?

Rachel pasó a su lado, y se paró al lado de mi cama. —¿Qué demonios está pasando? —Gritó. Sus ojos estaban rojos e hinchados, y todavía estaba en pijama.

Me senté. —¿Qué, Rach?

—¡Brittany es un maldito desastre! No quiere hablar con nosotras, está destrozando el apartamento, arrojó el estéreo a través de la habitación… ¡Quinn no puede hacerla entrar en razón!

Me froté los ojos con las palmas de mis manos, y parpadeé. —No lo sé.

—¡Mentira! Vas a decirme que demonios está pasando, ¡Y vas a decírmelo ahora!


Sugar tomó su bolso para la ducha y huyó. Cerró la puerta fuertemente detrás de ella, y yo fruncí el ceño, con miedo de que le diga a la consejera de residencias, o peor, al Decano de Estudiantes.


—Baja la voz, Rachel, Jesús —susurré.

Ella apretó los dientes. —¿Qué hiciste?

Supuse que ella estaría enojada conmigo; no sabía que entraría en cólera. —Yo… no lo sé —tragué.

—Intentó golpear a Quinn cuando se enteró que te ayudamos para que te fueras. ¡Santana! ¡ Por favor dime! —Suplicó, sus ojos brillando—. ¡Me está asustando!

El miedo en sus ojos me obligó a decir sólo la verdad parcial. — Simplemente no pude decir adiós. Sabes qué difícil es para mí.

—Es algo más, Santana. ¡Ella está absolutamente loca! La escuché gritar tu nombre, y después recorrió todo el apartamento buscándote. Irrumpió en el cuarto de Quinn, demandando saber dónde estabas. Entonces intentó llamarte. Una, y otra, y otra vez —suspiró—. Su rostro estaba… Jesús, Santana. Nunca la había visto así. Arrancó las sabanas de la cama, y las arrojó, arrojó sus almohadas, destrozó el espejo con su puño, pateo su puerta… ¡Fue la cosa más aterradora que he visto en mi vida!

Cerré mis ojos, obligando a las lágrimas agrupadas en mis ojos correr por mis mejillas.


Rachel me empujó su celular. —Tienes que llamarla. Por lo menos tienes que decirle que estás bien.


—Está bien, la voy a llamar.

Me volvió a dar su teléfono. —No, vas a llamarla ahora.


Tomé su teléfono en mi mano y toqué los botones, tratando de imaginar qué podría decirle. Ella lo arrebató de mi mano, marcó, y me lo pasó. Sostuve el teléfono en mi oído, y respiré hondo.



—¿Rachel? —Respondió Brittany, su voz llena de preocupación.

—Soy yo.

La línea estuvo en silencio por varios minutos antes de que finalmente hablara. —¿Qué mierda pasó contigo anoche? Me desperté esta mañana, y no estabas y tú… ¿sólo te fuiste y no dijiste adiós? ¿Por qué?

—Lo siento. Yo…

—¿Lo sientes? ¡Te has vuelto loca! No contestas tu teléfono, te escapaste y, qué… ¿ por qué? ¡Pensé que finalmente teníamos todo resuelto!

—Sólo necesitaba algo de tiempo para pensar.

—¿Sobre qué? — Hizo una pausa—. ¿Te lastimé?

—¡No! ¡No es nada por el estilo! En verdad… en verdad lo siento. Estoy segura que Rachel te lo dijo. Yo no me despido.

—Tengo que verte —dijo, su voz desesperada.

Suspiré. —Tengo mucho que hacer hoy, Britt. Tengo que desempacar y tengo pilas de ropa que lavar.

—Te arrepientes —dijo ella, con su voz rota.

—No es… no es eso. Somos amigas. Eso no va a cambiar.

—¿ Amigas? ¿Entonces qué mierda fue anoche? —dijo, la ira fluyendo a través de su voz.

Cerré mis ojos fuertemente. —Sé lo que quieres. Yo simplemente no puedo… hacer eso ahora mismo.

—¿Así que sólo necesitas tiempo? —preguntó con una voz más calmada—. Podrías haberme dicho eso. No tenías que escaparte de mí.

—Sólo parecía la forma más fácil.

—¿La más fácil para quién?

—No podía dormir. Seguía pensando en cómo sería en la mañana, cargando el auto de Rach y… no pude hacerlo, Britt —dije.

—Ya es suficientemente malo que no vas a estar más aquí. No puedes simplemente salir de mi vida.

Forcé una sonrisa. —Te veré mañana. No quiero que las cosas estén raras, ¿de acuerdo? Sólo necesito solucionar algunas cosas. Eso es todo.

—Está bien —dijo—. Puedo hacer eso.

Terminé la llamada y Rachel me miró fijamente. —¿DORMISTE con ella? ¡Perra! ¿Ibas a decírmelo siquiera?



Rodé mis ojos y caí contra la almohada. —Esto no es sobre ti, Rachel. Esto sólo se convirtió en un complicado desastre.

—¿Qué tiene de complicado? ¡Ustedes dos deberían estar delirantemente felices, no rompiendo puertas y escondiéndose en sus cuartos!

— No puedo estar con ella —susurré, manteniendo mis ojos en el techo.

Su mano cubrió la mía, y habló suavemente. — Brittany necesita trabajar. Créeme, entiendo cada una de las reservas que tienes sobre ella, pero mira cuánto ha cambiado por ti hasta ahora. Piensa en las últimas dos semanas, San. Ella no es Lopez.

—¡Yo soy Lopez! Me involucré con Brittany y todo por lo que hemos trabajado… ¡poof! —Troné mis dedos—. ¡Justo así!

— Brittany no dejará que eso pase.

—No depende de ella, ¿no es así?

—Vas a romper su corazón, Santana. ¡Vas a romper su corazón! La única chica en la que confía lo suficiente como para enamorarse, ¡Y vas a clavarla a la pared!

Me giré lejos de ella, incapaz de ver la expresión que iba con el tono de súplica en su voz. —Necesito el final feliz. Por eso vine aquí.

—No tienes que hacer esto. Podría funcionar.

—Hasta que mi suerte se esfume.

Rachel levantó sus manos, dejándolas caer en su regazo. —Jesús, Santana, no empieces con esa mierda otra vez. Ya hablamos sobre esto.

Mi teléfono sonó, y miré la pantalla. —Es Emily.

Ella negó con la cabeza. —Todavía estamos hablando.

—¿Hola? —Respondí, evitando la mirada de Rachel.

—¡San! ¡Día uno de libertad! ¿Cómo se siente? —dijo.

—Se siente… libre —dije, incapaz de reunir un poco de entusiasmo.

—¿Cena mañana en la noche? Te he extrañado.

—Sí —me limpié la nariz con mi manga—. Mañana es genial.



Después de colgar el teléfono, Rachel frunció el ceño. — Britt va a preguntarme cuando regrese —dijo ella—. Va a querer saber de qué hablamos. ¿Qué se supone que le diré?


—Dile que voy a mantener mi promesa. A esta hora mañana, ella no me extrañará.








Dos mesas más atrás, una mesa del fondo. Rachel y Quinn apenas eran visibles desde mi asiento, y yo encorvada, miraba fijamente hacia Brittany quien miraba la silla vacía que yo solía ocupar antes de sentarse en el extremo de la mesa. Me sentía ridícula por esconderme, pero no estaba preparada para sentarme frente a ella por una hora entera. Cuando terminé mi comida, tomé una respiración profunda y salí afuera donde Brittany estaba terminando su cigarrillo.

Me había pasado toda la noche tratando de formar un plan para volver a comenzar donde estábamos antes. Si yo trataba nuestro encuentro de la manera que ella consideraba el sexo en general, podría tener una buena oportunidad. En el plan corría el riesgo de perderla, pero esperaba que su enorme ego la obligara a jugar de la misma manera.


—Hey —le sonreí.

Hizo una mueca. —Hey. Pensé que estabas en el almuerzo.

—Tuve que entrar y salir rápido, tengo que estudiar. —me encogí de hombros, haciendo mi mejor esfuerzo por parecer casual.

—¿Necesitas ayuda?

—Es Cálculo. Creo que puedo manejarlo.

—Puedo simplemente ofrecerte apoyo moral —sonrió, hundiendo su mano en el bolsillo. Los músculos de sus brazos se tensaron con el movimiento, y el recuerdo de nuestros sexos frotándose se repitió con gran detalle en mi cabeza.

—Er... ¿Qué? —Pregunté, desorientada por el repentino pensamiento erótico que había brillado en mi mente.

—¿Se supone que debemos pretender que la otra noche nunca sucedió?

—No, ¿Por qué? —Fingí confusión y ella suspiró, frustrada por mi comportamiento.

—No sé... ¿Por qué tomé tu virginidad? —Se inclinó hacia mí, diciendo las palabras en voz baja.

Rodé los ojos. —Estoy segura de que no es la primera vez que desfloras una virgen, Britt.

Tal como me temía, mi conducta despreocupada la hizo enojar. —De hecho, lo fue.

—Vamos... Te dije que no quería ningún tipo de rareza entre nosotras.

Brittany tomó una última calada de su cigarrillo y lo arrojó al suelo. —Bueno, si he aprendido algo en los últimos días, es que no siempre se consigue lo que se quiere.

—Hey, San —dijo Emily, besando mi mejilla.

Brittany la fulminó con una mirada asesina.

—¿Paso por ti a las seis? —dijo Emily.

Asentí con la cabeza. —A las seis.

—Nos vemos en un rato —dijo, continuando hacia la clase. La vi alejarse, con miedo a sufrir las consecuencias de los últimos diez segundos.

—¿Vas a salir con ella esta noche? —Demandó Brittany, su mandíbula notoriamente apretada bajo la piel.

—Te dije que me iba a invitar a salir después de mi regreso de Morgan. Me llamó ayer.

—Las cosas han cambiado un poco desde esa conversación, ¿no crees?

—¿Por qué?

Se alejó de mí, y tragué pesado tratando de contener las lágrimas en su lugar. Brittany se detuvo y se volvió hacia mí, leyendo mi cara. — ¡Es por eso que dijiste que no te echaría de menos más tarde! Sabías que iba a saber sobre Emily y tú, y pensaste que... ¿qué? ¿Qué me olvidaría de ti? ¿No confías en mí, o no soy lo suficientemente buena? Dime, ¡maldita sea! ¡Dime qué carajo te hice para que hicieras esto!

Me mantuve firme, mirándola fijamente a los ojos. —No hiciste nada. ¿Desde cuándo el sexo es de vida o muerte para ti?

—¡Desde que es contigo!


Miré a mi alrededor, al ver que estábamos haciendo una escena. La gente caminaba lentamente, mirando y murmurando entre sí. Sentí que mis orejas ardían, y se extendía por todo mi rostro, haciendo de mis ojos agua.

Ella cerró los ojos, tratando de recobrar la compostura antes de hablar otra vez. —¿Es eso? ¿No crees que significó algo para mí?

—Tú eres Brittany Pearce.

Negó con su cabeza, disgustada. —Si no supiera mejor, pensaría que me estás echando mi pasado en cara.

—No creo que cuatro semanas constituyan el pasado. —Su rostro se desfiguró y yo me reí—. ¡Estoy bromeando! Brittany, está bien. Estoy bien, estás bien. No hay necesidad de hacer una gran cosa de esto.

Toda la emoción desapareció de su rostro y respiró hondo por la nariz. —Sé lo que estás tratando de hacer. —Sus ojos se desenfocaron por un momento, perdida en sus pensamientos—. Voy a tener que probártelo, entonces. —Sus ojos se entrecerraron mientras miraba los míos, decidida como estaba antes de una de sus peleas—. Si piensas que voy a volver a tener sexo con quién se ponga en frente, estás equivocada. No quiero a nadie más. ¿Quieres que seamos amigas? Bien, seamos amigas. Pero tú y yo sabemos que lo que pasó no fue sólo sexo.

Pasó delante de mí y yo cerré los ojos, exhalando el aliento que no sabía que había retenido. Brittany me lanzó una mirada, y luego continuó a su próxima clase. Una lágrima se escapó por mi mejilla y rápidamente la sequé. Tenía las miradas curiosas de mis compañeros de clase sobre mi espalda mientras avanzaba hacia la clase.



Emily estaba en la segunda fila, y me deslicé al puesto junto a ella. Una sonrisa se extendió por su cara. —Estoy deseando que llegue esta noche.

Tomé aire y sonreí, tratando de cambiar el ánimo que quedó por mi conversación con Brittany. —¿Cuál es el plan?

—Bueno, ya estoy instalada en mi apartamento. Pensé que podríamos cenar allí.

—También estoy deseando que llegue esta noche. —dije, tratando de convencerme a mí misma.



Con la negativa de Rachel para ayudarme, Sugar fue la renuente elegida a ayudarme a escoger un vestido para mi cita con Emily. Tan pronto como lo puse sobre mi cabeza, me lo arranqué, poniéndome un par de vaqueros en su lugar. Después de pensar en mi fallido plan toda la tarde, no tenía cabeza para vestirme. Teniendo el clima fresco en mente, me puse un delgado suéter cachemira de color marfil sobre una camiseta marrón, y esperé en la puerta.

Cuando el brillante Porsche de Emily se detuvo delante de Morgan, me abrí paso hacia afuera antes de que tuviera tiempo para entrar.

—Iba a ir a buscarte. —dijo, decepcionada mientras abría la puerta.

—Entonces, te ahorré un viaje. —le dije, abrochándome el cinturón de seguridad.

Se deslizó a mi lado y se inclinó, tocando cada lado de mi cara, dándome un suave beso en los labios. —Whoa —respiró—. He echado de menos tu boca.

Su aliento sabía a menta, su perfume olía increíble, sus manos eran cálidas y suaves, y se veía fantástica en sus pantalones vaqueros y una blusa verde, pero no podía evitar la sensación de que algo faltaba. Esa emoción que había en un principio estaba notablemente ausente, y en silencio maldije a Brittany por quitarme esa sensación.

Forcé una sonrisa. —Voy a tomar eso como un cumplido.




Su apartamento era exactamente como lo había imaginado: Inmaculado, con costosos artículos electrónicos en todos los rincones, y muy probablemente decorado por su madre.

—¿Y? ¿Qué piensas? —dijo, sonriendo como una niña presumiendo un juguete nuevo.

—Es fantástico. —asentí con la cabeza.

Su expresión cambió de lúdica a profunda, y me tomó en sus brazos, besando mi cuello. Cada músculo de mi cuerpo se tensó. Quería estar en cualquier otro lugar menos en ese apartamento. Mi celular sonó, y le ofrecí una sonrisa de disculpa antes de contestar.


—¿Cómo va todo, San?


Le di la espalda a Emily y susurré en el teléfono. —¿Qué es lo que quieres, Brittany? —Traté de hacer mi tono severo, pero fue suavizado por mi alivio al escuchar su voz.

—Quiero ir a los bolos mañana. Necesito mi pareja.

—¿Bolos? ¿No me podrías haber llamado más tarde? —Me sentí como una hipócrita por decir esas palabras, sabiendo que yo había esperado una excusa para mantener los labios de Emily lejos de mí.

—¿Cómo voy a adivinar cuándo hayas terminado? Oh. Eso no salió bien... —su voz se fue apagando, junto a su diversión.

—Te llamo mañana y podemos hablar de ello, ¿De acuerdo?

—No, no está bien. Has dicho que quieres que seamos amigas, pero ¿no podemos pasar el rato? —Rodé mis ojos, y Brittany resopló.

—No ruedes los ojos San. ¿Vendrás o no?

—¿Cómo sabes que rodé los ojos? ¿Me estás espiando? —pregunté, notando las cortinas cerradas.

—Siempre ruedas los ojos. ¿Sí? ¿No? Estás perdiendo tiempo precioso de tu cita.

Me conocía tan bien. Luché contra el impulso de pedirle que me recogiera en ese momento. No pude evitar sonreír ante la idea.

—¡Sí! —dije en voz baja, tratando de no reírme—. Voy a ir.

—Te recogeré a las siete.

Me volví hacia Emily, sonriendo.

—¿Brittany? —preguntó con una expresión de certeza.

—Sí —fruncí el ceño, atrapada.

—¿Siguen siendo sólo amigas?

—Seguimos siendo sólo amigas. —asentí con la cabeza una vez.


Nos sentamos en la mesa, comiendo comida china para llevar. Me relajé al estar con ella después de un rato, y me recordó lo encantadora que era. Me sentí más ligera, casi risueña, un marcado cambio con respecto al inicio. Por más que intentaba empujar el pensamiento de mi cabeza, no podía negar que mi plan con Brittany había iluminado mi estado de ánimo.

Después de la cena, nos sentamos en el sofá a ver una película, pero antes de terminar los créditos del principio, Emily me tenía sobre mi espalda. Me alegré de haber elegido usar los vaqueros, no habría sido capaz de defenderme con la misma facilidad en un vestido. Sus labios viajaron a mi clavícula, y su mano se detuvo en mi cinturón. Torpemente trabajó para abrirlo, y una vez que lo logró, me deslicé por debajo de ella para ponerme de pie.


—¡Está bien! Creo que es todo lo que pasará esta noche, —le dije, abrochándome el cinturón.

—¿Qué?

—Primera base.... ¿Segunda base? No importa. Es tarde, es mejor que me vaya.

Se sentó y se apoderó de mis piernas. —No te vayas, San. No quiero que pienses que por eso te traje aquí.

—¿No es así?

—Por supuesto que no —dijo, tirando de mí hacia su regazo—. Eres todo en lo que he pensado durante dos semanas. Me disculpo por ser impaciente.


Me besó en la mejilla, y me incliné a ella, sonriendo cuando su aliento me hizo cosquillas en el cuello. Me volví hacia ella y apreté los labios contra los suyos, intentando con todas mis fuerzas sentir algo, pero no lo hice. Me aparté y suspiré.

Emily frunció el ceño. —Dije que lo siento.

—Te dije que era tarde.

Nos dirigimos a Morgan, Emily me apretó la mano después de que me dio un beso de buenas noches. —Vamos a intentarlo de nuevo. ¿En Biasetti mañana?

Apreté los labios. —Iré a los bolos con Brittany mañana.

—El miércoles, ¿entonces?

—El miércoles es genial. —le dije, ofreciéndole una sonrisa artificial.

Emily se removió en su asiento. Ella estaba pensando en algo. — ¿Santana? Hay una fiesta de parejas en un par de fin de semana en la Casa...

Mi interior se estremeció, temiendo la discusión que inevitablemente tendría. —¿Qué? —Preguntó, riendo nerviosamente.

—No puedo ir contigo. —le dije, saliendo fuera del coche.

Ella me siguió, encontrándome en la entrada de Morgan. —¿Tienes planes?

Hice una mueca. —Tengo planes... Brittany ya me lo preguntó.

—¿Brittany te preguntó qué?

—Para la fiesta de parejas. —le expliqué, un poco frustrada.

La cara de Emily se sonrojó, y cambió su peso. —¿Irás a la fiesta con Brittany? Ella no va a esas cosas. Y ustedes son sólo amigas. No tiene sentido que vayas con ella.

— Rachel no irá con Quinn a menos que yo vaya.

Se relajó. —Entonces puedes ir conmigo. —sonrió, entrelazando sus dedos con los míos.

Hice una mueca ante su solución. —No puedo cancelarle a Brittany y luego ir contigo.

—No veo el problema —se encogió de hombros—. Puedes estar ahí por Rachel, y Brittany no tendrá que asistir. Ella es una firme defensora de no ir a las fiestas de citas. Piensa que son una plataforma para que nuestras parejas nos obliguen a declarar una relación.

—Era yo la que no quería ir. Ella me convenció.

—Ahora tienes una excusa. —se encogió de hombros. Era desesperante su confianza de que me haría cambiar de opinión.

—Yo no quería ir en absoluto.

La paciencia de Emily se había agotado. —Sólo para ser clara, no quieres ir a la fiesta de citas. Brittany quiere ir, ella te lo pidió, y ¿no la cancelarás a ella para ir conmigo, a pesar de que no querías ir en primer lugar?

Me costó enfrentarme a su fulgor. —No le puedo hacer eso, Emily, lo siento.

—¿Entiendes lo que es una fiesta de parejas? Es algo para que vayas con tu novia.

Su tono condescendiente hizo que cualquier empatía que sintiese por ella desapareciera. —Bueno, yo no tengo novia, así que técnicamente no debería ir en absoluto.

—Pensé que íbamos a intentarlo de nuevo. Pensé que había algo.

— Estoy tratando.

—¿Qué esperas que haga? ¿Qué me siente sola en casa mientras tú estás en la fiesta de mi fraternidad con otra persona? ¿Debería preguntarle a otra chica?

—Puedes hacer lo que quieras. —le dije, irritada con su amenaza.

Levantó la mirada y meneó la cabeza. —Yo no quiero pedírselo a otra chica.

—No espero que no vayas a tu propia fiesta. Nos veremos allí.

—¿Quieres que se lo pida a otra persona? Y tú vas con Brittany. ¿No ves cuán completamente absurdo es?

Me crucé de brazos, lista para una pelea. —Le dije que iría con ella antes de que tú y yo comenzáramos a salir, Emily. No puedo cancelarlo.

—No puedes, ¿o no quieres?

—Da lo mismo. Lamento que no lo entiendas.

Abrí la puerta a Morgan, y Emily puso su mano sobre la mía. —Muy bien —suspiró con resignación—. Esto es obviamente un asunto con el que voy a tener que lidiar. Brittany es una de tus mejores amigas, yo lo entiendo. No quiero que esto afecte nuestra relación. ¿De acuerdo?

—Bien —dije, asintiendo con la cabeza.

Abrió la puerta y me indicó que caminara, besando mi mejilla antes de que entrara. —¿Nos vemos el miércoles a seis?

—A las seis. —sonreí, despidiéndome mientras caminaba por las escaleras.



Rachel estaba saliendo de la ducha cuando doblé la esquina, y sus ojos se iluminaron cuando me reconoció. — ¡Hey, Lopez! ¿Cómo te fue?

—No muy bien. —dije, desanimada.

—Uh, oh.

—No le digas a Brittany, ¿De acuerdo?

Ella resopló. —No lo haré. ¿Qué pasó?

—Emily me pidió que fuera a la fiesta de parejas.

Rachel apretó la toalla. —No le cancelarás a Britt, ¿verdad?

—No y Emily no está feliz con eso.

—Comprensible —dijo, asintiendo con la cabeza—. También es terriblemente malo.

Rachel reunió las hebras de su cabello húmedo sobre un hombro, y las gotas de agua corrieron por su piel desnuda. Ella era una contradicción andante. Se inscribió a Eastern para que ambas estuviéramos juntas. Era mi conciencia autoproclamada, intentando intervenir cuando me daban mis pretensiones de volar fuera de pista. Iba en contra de todo lo que hablamos con el hecho de que yo me involucrara con Brittany y ella se había convertido en su más entusiasta animadora.

Me apoyé en la pared. —¿Estaría loca si no fuera con ninguna?

—No, yo estaría increíble e irrevocablemente cabreada. Eso sería motivo para una pelea de gatos, Santana.

—Entonces creo que iré —le dije, metiendo la llave en la cerradura. Mi celular sonó y una imagen de Brittany haciendo una mueca apareció en la pantalla—. ¿Hola?

—¿Estás tu casa, ya?

—Sí, ella me dejó hace cinco minutos.

—Voy a estar allí en cinco más.

—¡Espera! ¿Brittany? —dije después de que ella había colgado.

Rachel se echó a reír. —Acabas de tener una decepcionante cita con Emily, y sonríes cuando Britt te llama. ¿Está realmente así de denso?

—Yo no sonreí —protesté—. Viene para acá. ¿Te reunirás con ella afuera y le dirás que me fui a la cama?

—Tú lo harás, y no yo... ve a decírselo tú misma.

—Sí, Rachel, que salga yo misma a decirle que ya estoy en la cama funcionará muy bien. —Ella me dio la espalda, caminando a su habitación. Levanté las manos, dejándolas caer sobre mis muslos—. ¡Rach! ¿Por favor?

—Que se diviertan, Santana —sonrió y desapareció en su habitación.



Bajé las escaleras y vi a Brittany en su motocicleta, estacionada en la escalinata. Llevaba una camisa negra muy ajustada y que dejaba ver su escote, sentí un loco deseo de perderme nuevamente a mi nueva adicción.


—¿No tienes frío? —Le pregunté, tirando de mi estrecha chaqueta.

—Te ves bien. ¿Tuviste un buen día?

—Uh... sí, gracias —dije, distraída—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Movió el acelerador y el motor rugió. —Iba a dar un paseo para despejarme la mente. Quiero que vengas conmigo.

—Hace frío, Britt.

—¿Quieres que vaya a buscar el coche de Quinn?

—Iremos a los bolos mañana. ¿No puedes esperar hasta entonces?

—Pasé de estar junto a ti cada segundo del día para verte durante diez minutos si tengo suerte.

Sonreí y negué con la cabeza. —Sólo han pasado dos días, Britt.

—Te echo de menos. Mueve tu trasero al asiento y vámonos.


No podía negarlo. Yo también la echaba de menos. Más de lo que le admitiría. Me subí el cierre de la chaqueta, nos colocamos los cascos y me subí detrás de ella, deslizando mis dedos a través de las trabillas de su pantalón. Puso mis muñecas en su pecho y luego las cruzó. Una vez que se convenció de que la sostenía con fuerza suficiente, quitó sus manos, y corrimos por la carretera.

Apoyé la mejilla contra su espalda y cerré los ojos, respirando su olor. Me recordó a su apartamento, y sus cosas, y la forma en que olía cuando andaba con una toalla alrededor de su pecho. La ciudad pasaba borrosa por delante de nosotras, y no me importaba lo rápido que iba al volante, o el frío del viento que azotaba mi piel, no estaba prestando atención a donde estábamos. Lo único que podía pensar era en su cuerpo contra el mío. No teníamos ningún destino o tiempo, y anduvimos por las largas calles después de haber abandonado todo, excepto a nosotras.


Brittany se detuvo en una gasolinera y se estacionó. —¿Quieres algo? — Preguntó.

Negué con la cabeza, bajándome de la motocicleta para estirar las piernas. Ella me miró cuando rastrillaba mi cabello con mis dedos, y sonrió.

—Déjalo. Estás jodidamente hermosa.

—Sólo si me pones en un vídeo de principio de los ochenta. —dije.


Se echó a reír, y luego bostezó, espantando a las polillas que zumbaban a su alrededor. El inyector hizo clic, sonando más fuerte de lo que debería en una noche tranquila. Parecía que éramos las únicas dos personas en la tierra.

Saqué mi teléfono móvil para comprobar la hora. —Oh, Dios mío, Brittany. Son las tres de la mañana.

—¿Quieres que volvamos? —Preguntó, con el rostro ensombrecido por la decepción.

Yo apreté los labios. —Será lo mejor.

—¿Todavía iremos esta noche a los bolos?

—Te dije que lo haría.

—Y todavía irás a la Sig Tau conmigo en un par de semanas, ¿verdad?

—¿Estás insinuando que yo no sigo mi palabra? Me parece un poco insultante.

Sacó la boquilla del tanque y la conectó en su base. —Simplemente ya no sé lo que vas a hacer.



Se sentó en su motocicleta y me ayudó a subir detrás de ella. Puse en mis dedos en los bucles de su cinturón y luego lo pensé mejor, envolviendo mis brazos alrededor de ella. Suspiró y se irguió en el asiento, reacia a arrancar el motor. Sus nudillos se volvieron blancos mientras sostenía las manillas. Tomó aire, como para empezar a hablar, y luego negó con la cabeza.

—Eres importante para mí, ya sabes. —dije, abrazándola.

—No te entiendo, San. Pensé que conocía a las mujeres, pero eres tan jodidamente confusa que ya no sé a qué te refieres.

—Yo no te entiendo, tampoco. Se supone que debes ser la chica de una sola noche de Eastern. No estoy recibiendo la experiencia completa de primer año que prometieron en el folleto. —me burlé.

—Bueno, eso es lo primero. Nunca había tenido que dormir con una chica para que ella quisiera que la dejara en paz —dijo, manteniendo su espalda hacia mí.

—Eso no es lo que fue, Brittany. —mentí, avergonzada de que ella hubiese adivinado mis intenciones sin darse cuenta de cuánta razón tenía.

Negó con la cabeza y encendió el motor, volviendo a la calle. Condujo inusualmente lento, deteniéndose en todas las luces amarillas, tomando el camino largo al campus.


Cuando nos paramos frente a la entrada de Morgan Hall, la misma tristeza que sentí la noche que me fui de la casa me consumía. Sabía que era ridículo ser tan emocional, pero cada vez que hacía algo para alejarla, estaba aterrorizada de que funcionara. Me acompañó hasta la puerta y saqué las llaves, evitando sus ojos azules. Cuando ya tenía el metal en la mano, su mano de repente fue a mi mentón, el pulgar tocando suavemente mis labios.


—¿Ella te beso? —Preguntó.

Me alejé, sorprendida de que sus dedos causaran una sensación de ardor que quemaba todos los nervios desde mi boca a mis pies. —Tú sí que sabes cómo arruinar una noche perfecta, ¿no?

—Pensaste que fue perfecto, ¿eh? ¿Significa eso que lo pasaste bien?

—Siempre lo hago cuando estoy contigo.

Miró al suelo, juntando las cejas. —¿Te besó?

—Sí. —suspiré irritada.

Entrecerró los ojos. —¿Eso es todo?

—¡Eso no es asunto tuyo! —dije, tirando la puerta.

Brittany la empujó cerrándola y se puso en mi camino, con una expresión de disculpa. —Necesito saber.

—No, ¡no lo necesitas! ¡Muévete, Brittany!

—Santana...

—¿Crees que porque ya no soy virgen voy a lanzarme a cualquier otra? ¡Gracias! —dije, empujándola.

—Yo no he dicho eso, ¡Maldita sea! ¿Es mucho pedir por un poco de paz mental?

—¿Por qué te daría tranquilidad saber si estoy durmiendo con Emily?

—¿Cómo no lo sabes? ¡Es obvio para todos los demás, menos para ti! —dijo, exasperada.

—Supongo que soy una idiota, entonces. Eres brillante, Brittany. —dije, alcanzando la manilla de la puerta.

Agarró mis hombros. —La forma en que me siento por ti... es una locura.

—Acertaste en la parte de la locura —espeté, alejándome de ella.

—Practiqué en mi cabeza todo el tiempo que estuvimos en la moto, así que escúchame, —dijo.

—Brittany…

—Sé que estamos jodidas, ¿De acuerdo? Soy impulsiva y tengo mal genio, y te metiste bajo mi piel como nadie más. Actúas como si me odiaras un minuto, y luego como si me necesitaras al siguiente. Nunca acierto en nada, y no te merezco... pero estoy malditamente enamorada de ti, Santana. Te amo más de lo que he querido a nadie ni nada, nunca. Cuando estás cerca, no necesito alcohol, ni dinero, ni lucha, o algo de una sola noche... todo lo que necesito es a ti. Tú eres en todo lo que pienso. Eres todo lo que soñé. Eres todo lo que quiero.

Mi plan para fingir ignorancia fue un fracaso épico. No podía pretender ser impermeable cuando ella había puesto todas sus cartas sobre la mesa.

Cuando nos conocimos, algo dentro de las dos había cambiado, y era que nos necesitábamos la una a la otra. Por razones desconocidas para mí, yo era su excepción, y por mucho que habían tratado de luchar contra mis sentimientos, ella era la mía.

Negó con la cabeza, acunó mi rostro con sus manos, y me miró a los ojos. —¿Te has acostado con ella?

Ardientes lágrimas llenaron mis ojos cuando negué con la cabeza. Estampó su boca contra la mía y su lengua entró sin dudarlo. Incapaz de controlarme a mí misma, agarré su camisa con los puños, y tiré de ella hacia mí. Gimió con su increíble y suave voz, y se apoderó de mí con tanta fuerza que era difícil respirar.

Se retiró, sin aliento. —Llama a Emily. Dile que no quieres verla nunca más. Dile que estás conmigo.

Cerré los ojos. —No puedo estar contigo, Brittany.

—¿Por qué diablos no? —dijo, soltándome.

Negué con la cabeza, temiendo de su reacción a la verdad.

Ella se rió una vez. —Increíble. La única chica que yo quiero, y ella no me quiere.

Tragué saliva, sabiendo que tendría que acercarme más a la verdad que tenía desde hace meses. —Cuando me mude aquí, fue sabiendo que mi vida daría un giro en una forma determinada. O más bien, que no resultaría de cierta manera. Las peleas, el juego, la bebida... es lo que dejé atrás. Cuando estoy cerca de ti... todo está allí para mí en un irresistible paquete. No me mude cientos de kilómetros para vivir todo de nuevo.


Tomó mi barbilla para que lo enfrentara. —Yo sé que mereces más que yo. ¿Crees que no lo sé? Pero si hay alguna mujer que se hizo para mí... eres tú. Haré todo lo que tenga que hacer, Santana. ¿Me oyes? Haré cualquier cosa.

Me aparté, avergonzada de no poder decirle la verdad. Era yo quien no era lo suficientemente buena. Yo sería quien arruinaría todo, arruinándola a ella. Britt me odiaría un día, y yo no podría ver la mirada en sus bellos ojos cuando llegara a esa conclusión.


Mantuvo la puerta cerrada con una mano. —Dejaré de pelear al segundo en que me gradúe. No voy a beber una sola gota de nuevo. Te haré feliz siempre, San. Si sólo creyeras en mí, yo puedo hacerlo.

—No quiero que cambies.

—Entonces dime qué hacer. Dime y lo haré —declaró ella.


Cualquier idea de estar con Emily se había ido, y yo sabía que era a causa de mis sentimientos por Brittany. Pensé en los diferentes caminos que mi vida tomaría desde ese momento confiando en Brittany con un salto de fe y arriesgándome a lo desconocido, o sacándola completamente y sabía exactamente dónde iba a terminar, en una vida sin ella, cualquier decisión me aterraba.

—¿Me prestas el teléfono? —Le pregunté.

Brittany frunció el ceño, confundida. —Por supuesto —dijo, sacando su teléfono del bolsillo, entregándomelo.


Marqué, y luego cerré los ojos mientras sonaba en mis oídos.


—¿Brittany? ¿Qué...? ¿Sabes qué hora es? —Contestó Emily. Su voz era profunda pero suave, y al instante sentí que mi corazón vibraba en mi pecho. No se me había ocurrido que ella sabría que yo había llamado desde el teléfono de Brittany. Mis siguientes palabras encontraron su camino de alguna manera hacia mis temblorosos labios.

—Lo siento por llamar tan temprano, pero esto no podía esperar. Yo... no puedo ir a cenar contigo el miércoles.

—Son casi las cuatro de la mañana, Santana. ¿Qué está pasando?

—No puedo verte de nuevo, de hecho.

—San...

—Estoy… bastante segura de que estoy enamorada de Brittany —dije, preparándome para su reacción. Después de unos momentos de inquietante silencio, me colgó el teléfono en mi oído.

Mis ojos todavía se centraban en el pavimento, le pasé el teléfono a Brittany, y luego a regañadientes miré su expresión. Una combinación de confusión, shock, y adoración se configuraba en su rostro.

—Colgó el teléfono —hice una mueca.

Echó un vistazo a mi cara con cuidado, con esperanza en sus ojos. —¿Me amas?

—Son tus ojos. —me encogí de hombros.



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Bien chicas! Mas tarde si tengo el tiempo subo otro, haré lo posible!

Besitos y abrazos a todas!

dioh mioh , me encanta espere esta actu todo el dia

Ahhhh me encanto el capítulo si menos mal y le fue sincera a Emily pobre mi rubia como sufre por esa morena espero tu proxima actualizacion saludos

AAAAAAH :'3 LO AME :'3 CASI ME HICISTE LLORAR :'3 ES HERMOSOO HASTA QUE SAN SE DIO POR VENCIDA CON EMILY Y LA DEJO!! YAY!!

sonreí como una tonta cuando santana dijo que estaba bastante segura que estaba enamorada de britt, y la declaración de britt simplemente me derreti. gracias por escribir

dijiste que dos capitulos no es justooooo :\'(: 

Ya se te echa en falta por aquí! Tu historia es súper adictiva!

Espero que te vaya todo por ahí bien

Besos

Al fin, por Dios mil millones de gracias, ahora estaran juntas y se que su relacion sera espectacular! Estoy tan feliz que me quedare aqui sentada esperando la actualizacion!

Hola..!
Por culpa del fic no preste atención en la universidad ... jaja
Realmente me encanta.
y por lo que veo somos compatriota jaja
Adiós Cuidateee : )