[Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo

aaaagh britt cabeza dura,me dio pena el fina. gracias por escribir

Mi móvil sonó. Miré abajo para ver la cara tonta de Brittany, y luego presioné ignorar. Menos de cinco segundos después, sonó de nuevo. Lo apagué y lo empujé en mi bolso.


—Esto va a ser un desastre jodidamente espantoso —dije, sacudiendo mi cabeza y limpiando mis ojos.

—No envidio tu vida por la siguiente semana. No puedo imaginar romper con alguien que se rehúsa a mantenerse alejada. Sabes que es así como será, ¿cierto?



Entramos en el aparcamiento en Morgan, y Rachel sostuvo la puerta abierta mientras yo arrastraba mi maleta al interior. Nos apresuramos a su habitación y jadeé, esperando que ella desbloqueara su puerta. La sostuvo abierta y luego me lanzó la llave.


—Va a terminar siendo arrestada o algo así —dijo.


Corrió al pasillo y la miré apresurarse a través del aparcamiento desde la ventana, metiéndose en el auto justo mientras Brittany detenía su motocicleta a su lado. Ella corrió alrededor al lado del pasajero y abrió la puerta, mirando a las puertas de Morgan cuando se dio cuenta que no estaba en el auto. Rachel retrocedió mientras Brittany corría hacia el edificio, y me giré, mirando la puerta.

Abajo por el pasillo, Brittany golpeó en mi puerta, diciendo mi nombre. No tenía idea si Sugar estaba allí, pero si lo estaba, me sentía mal por lo que tendría que soportar por los siguientes minutos hasta que Brittany aceptara que no estaba en mi habitación.


— ¿Santana? ¡Abre la puta puerta, maldición! ¡No voy a irme hasta que hables conmigo! ¡San! —Gritó, golpeando la puerta tan fuerte que el edificio entero podría haber oído.


Me encogí cuando escuché la voz tímida de Sugar.

— ¿Qué? —Gruñó.

Presioné mi oreja contra la puerta, luchando por escuchar los bajos murmullos de Brittany. No tuve que esforzarme más.

— ¡Sé que está aquí! —Gritó—. ¿Santana?

—No está… ¡Oye! —chilló Sugar.


La puerta golpeó contra la pared de bloque de cemento de nuestro cuarto y supe que Brittany había forzado su camino al interior. Después de un minuto completo de silencio, escuché a Brittany gritar abajo en el pasillo. — ¡Santana! ¿Dónde estás?

— ¡No la he visto! —gritó Sugar, más enojada que lo que alguna vez la había escuchado. La puerta se cerró de golpe y de repente las náuseas me abrumaron mientras esperaba lo siguiente que haría Brittany.




Después de varios minutos de silencio, abrí la puerta, mirando abajo por el pasillo amplio. Brittany sentada con su espalda contra la pared con sus manos cubriendo su cara. Cerré la puerta tan silenciosamente como pude, preocupada porque la policía del campus hubiera sido llamada.

Después de una hora, miré el pasillo de nuevo. Brittany no se había movido.



Revisé dos veces más durante la noche, finalmente cayendo dormida alrededor de las cuatro. Me quedé dormida a propósito, sabiendo que me saltaría mis clases ese día. Encendí mi teléfono para revisar mis mensajes, viendo que Brittany había inundado mi bandeja de entrada. Los mensajes sin fin que me había enviado a través de la noche variaban de disculpas a vociferaciones.





Llamé a Rachel en la tarde, esperando que Brittany no hubiera confiscado su móvil. Cuando me contestó, suspiré.

—Hola.

Rachel mantuvo su voz baja. —No le he dicho a Quinn dónde estás. No la quiero en medio de esto. Brittany está locamente enojada conmigo ahora. Probablemente voy a quedarme en Morgan esta noche.

—Si Brittany no se ha calmado… buena suerte obteniendo algo de sueño aquí. Hizo una actuación digna de un Oscar en el pasillo anoche. Estoy sorprendida de que nadie llamara a seguridad.

—Fue expulsada de Historia hoy. Cuando no apareciste, le dio una patada a tus dos escritorios. Quinn escuchó que esperó por ti después de todas tus clases. Está perdiéndola, San. Le dije que terminaste al segundo que tomó su decisión de trabajar para Benny. No puedo creer que pensara por un sólo segundo que estarías bien con eso.

—Supongo que te veré cuando estés aquí. No creo que todavía pueda ir a mi habitación.






Rachel y yo fuimos compañeras de habitación por la semana siguiente y ella se aseguró de mantener a Quinn alejada de mí así ella no estaría tentada de decirle a Brittany de mi paradero. Fue un trabajo de tiempo completo eludir un encuentro con ella. Evité la cafetería a toda costa, la clase de Historia, y jugué seguro dejando mis clases antes. Sabía que tendría que hablar con Brittany alguna vez, pero no podía hasta que se hubiera calmado lo suficiente para aceptar mi decisión.



Me quedé sola el viernes en la noche, acostada en mi cama, sosteniendo el teléfono en mi oído. Puse mis ojos en blanco cuando mi estómago rugió.


—Puedo ir a recogerte y llevarte a cenar a algún lado —dijo Rachel.


Pasé las páginas de mi libro de Historia, saltando donde Brittany había garabateado y borroneado notas de amor en las márgenes. —No, es tu primera noche con Quinn en casi una semana, Berry. Simplemente voy a tomar algo de la cafetería.

— ¿Estás segura?

—Sí. Dile a Quinn que dije hola.







Caminé lentamente a la cafetería, sin prisa de sufrir las miradas de esas en las mesas. La escuela entera estaba activa con el rompimiento, y el comportamiento violento de Brittany no ayudaba. Justo cuando las luces de la cafetería aparecieron en la vista, miré una figura oscura acercarse.

— ¿Santana?

Sorprendida, me detuve. Brittany caminó hacia la luz, sin maquillaje, con sus bellos ojos hinchados y  pálida. — ¡Jesús, Brittany! ¡Me asustaste como el infierno!

—Si contestaras tu teléfono cuando llamo no tendría que andar a escondidas en la oscuridad.

—Te ves como el infierno —dije.

—He estado por aquí una o dos veces esta semana.

Apreté mis brazos a mi alrededor. —En realidad estoy en camino a tomar algo para comer. Te llamaré más tarde, ¿de acuerdo?

—No. Tenemos que hablar.

—Britt…

—Rechacé a Benny. Lo llamé el miércoles y le dije que no. —Había un brillo esperanzador en sus ojos azules, pero desapareció cuando registró mi expresión.

—No sé qué quieres que diga, Brittany.

—Di que me perdonas. Di que regresarás conmigo.

Apreté mis dientes, prohibiéndome llorar. —No puedo.

La cara de Brittany se arrugó, y tomé la oportunidad de caminar a su alrededor, pero ella dio un paso al lado para mantenerse en mi camino. —No he comido, o dormido… no puedo concentrarme. Sé que me amas. Todo será como solía ser si simplemente vuelve conmigo San.

Cerré mis ojos. —Somos disfuncionales, Brittany. Creo que simplemente estás obsesionada con la idea de tenerme más que cualquier otra cosa.

—Eso no es cierto. Te amo más que a mi vida, Santana —dijo, herida.

—Eso es exactamente lo que quiero decir. Esto es una conversación loca.

—No es locura. Es la verdad.

—De acuerdo… ¿Así que cuál exactamente es el orden para ti? ¿Es dinero, yo, tu vida… o hay algo que vaya antes del dinero?

—Me doy cuenta de lo que he hecho, ¿de acuerdo? Veo que podrías pensar eso, pero si hubiera sabido que ibas a dejarme, nunca habría… Simplemente quería cuidar de ti.

—Ya has dicho eso.

—Por favor no hagas esto. No puedo soportar sentirme así… está… está matándome —dijo, exhalando como si el aire hubiera sido expulsado de ella.

—Terminé con esto, Brittany.

Ella parpadeó. —No digas eso.

—Ha terminado. Vuelve a tu hogar.

Sus cejas se juntaron. — Tú eres mi hogar.

Sus palabras me cortaron, mi pecho se apretó tanto que fue difícil respirar. —Hiciste una elección, Britt. Yo he hecho la mía —dije, interiormente maldiciendo el temblor en mi voz.

—Me voy a quedar fuera del infierno de Las Vegas, y alejada de Benny… Voy a terminar la escuela. Pero te necesito. Te necesito. Eres mi mejor amiga.


Su voz era desesperada y rota, concordando con su expresión.

En la poca luz pude ver una lágrima que cayó de su ojo, y en el momento siguiente se estiró por mí y estuve en sus brazos, sus labios sobre los míos. Me apretó fuerte contra su pecho mientras me besaba, y luego acunó mi cara en sus manos, presionando sus labios más fuerte contra mi boca, desesperada por obtener una reacción.


—Bésame —susurró, sellando su boca sobre la mía. Mantuve mis ojos y mi boca cerrada, relajándome en sus brazos. Tomó todo lo que tuve no mover mi boca con la suya, habiendo deseado sus labios toda la semana.


—¡Bésame! —Rogó—. ¡Por favor, San! ¡Le dije que no!


Cuando sentí lágrimas cálidas abrasando mi cara fría, la alejé. — ¡Déjame en paz, Brittany!

Sólo me había alejado unos cuantos centímetros cuando agarró mi muñeca, mi brazo estuvo recto, extendido detrás de mí. No me volví.


—Estoy rogándote. —Mi brazo bajó y tiró mientras ella caía sobre sus rodillas—. Estoy rogándote, Santana. No hagas esto.


Me giré para ver su expresión agonizante, y luego mis ojos bajaron de mi brazo al suyo, mirando mi nombre en gruesas letras negras sobre su muñeca flexionada. Me había probado lo que había estado temiendo todo el tiempo. Por mucho que me amara, cuando el dinero estaba involucrado, estaría en segundo lugar. Al igual que estaba con Felipe.

Si cedía, o podía cambiar de opinión sobre Benny, o estaría resentida conmigo cada vez que el dinero pudiera haber hecho su vida más fácil. La imaginé en un trabajo de cuello azul, llegando a casa con la misma mirada en sus ojos que Felipe tenía cuando regresaba después de una noche de mala suerte. Sería mi culpa que su vida no fuera lo que quería que fuera, y no podría dejar que mi futuro estuviera placado con la amargura y remordimiento que dejé atrás.


—Déjame ir, Brittany.


Después de varios momentos finalmente liberó mi brazo. Corrí a la puerta de vidrio, abriéndola sin mirar atrás. Todos en la habitación me miraron fijamente mientras caminaba hacia el buffet, y sólo mientras alcanzaba mi destino, las cabezas se enfocaron para ver afuera de las ventanas donde Brittany estaba sobre sus rodillas, las palmas sobre el pavimento.

La visión de ella sobre el suelo hizo que las lágrimas que había estado sosteniendo corrieran por mi cara. Pasé las pilas de platos y bandejas, precipitándome por el pasillo a los baños. Era suficientemente malo que todos hubieran presenciado la escena entre Brittany y yo. No podía dejarlos verme llorar.




Me acurruqué en un cubículo por una hora, chillando incontrolablemente hasta que escuché un golpe suave en la puerta.

— ¿Santana?

Inhalé. — ¿Qué estás haciendo aquí, Kurt? Estás en el baño de mujeres.

—Sugar te vio entrar y fue a los dormitorios a buscarme. Déjame entrar — dijo con su voz suave.

Sacudí mi cabeza, sabía que no podía verme, pero no podía decir otra palabra. Lo escuché suspirar y luego sus palmas golpearon el suelo mientras se arrastraba bajo el cubículo.

—No puedo creer que me estés haciendo actuar así—dijo, empujándose debajo con sus manos—. Vas a lamentar no abrir la puerta, porque acabo de arrastrarme sobre piso cubierto de pis y ahora voy a abrazarte.

Reí una vez, y luego mi cara se oprimió alrededor de mi sonrisa mientras Kurt me empujó hacia sus brazos. Mis rodillas salieron bajo mí, y Kurt cuidadosamente me bajó al suelo, poniéndome sobre su regazo.


—Shh —dijo, meciéndome en sus brazos. Suspiró y sacudió su cabeza—. Maldición, Satanás. ¿Qué voy a hacer contigo?




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Y llego el drama!
Pobre britt
Pobre san

Cuando volveras?

Saludos

Rayé el frente de mi cuaderno, haciendo cuadrados en los cuadros, conectándolos entre sí para formar rudimentarias cajas 3D. Diez minutos antes de que la clase comenzara el aula aún estaba vacía. La vida estaba en las primeras etapas de lo normal, pero aun así me tomó unos minutos mentalizarme a mí misma el estar cerca de alguien que no fuera Kurt y Rachel.



―Sólo porque no estemos saliendo, no significa que no puedas usar la pulsera que te compré ―dijo Emily mientras se deslizaba en la mesa junto a mí.

―He tenido la intención de preguntarte si la quieres de vuelta.

Sonrió, inclinándose para añadir un arco en la parte superior de uno de los cuadros en el papel. ―Fue un regalo, San. Yo no doy regalos con condiciones.



La Dra. Ballard volteó su cabeza mientras tomaba asiento a la cabecera de la clase, hurgando en los papeles sobre su desordenado escritorio. La habitación de repente, era un hervidero de parloteo, haciéndose eco de la gran lluvia salpicando contra las ventanas.



―Me enteré de que Brittany y tú rompieron hace un par de semanas. ―Emily levantó la mano al ver mi expresión de impaciencia―. No es de mi incumbencia. Sólo que parecías tan triste, y quería decirte que lo siento.

―Gracias ―dije, dando vuelta a una nueva página en mi cuaderno.

―Y también quería disculparme por mi comportamiento anterior. Lo que dije fue… cruel. Estaba enojada y arremetí contra ti. No fue justo, y lo siento.

―No estoy interesada en salir, Emily ―le advertí.

Se rió entre dientes. ―No estoy tratando de sacar ventaja. Seguimos siendo amigas y quiero asegurarme de que estás bien.

―Estoy bien.

― ¿Vas a casa para las vacaciones de Acción de Gracias?

―Me voy a casa con Rachel. Usualmente paso Acción de Gracias en su casa.



Emily comenzó a hablar, pero la Dra. Ballard comenzó su conferencia. El tema de Acción de Gracias me hizo pensar en mis planes anteriores para ayudar a Brittany con un pavo. Pensé sobre cómo habría sido. Una sensación de abatimiento se apoderó de mí. Al instante la empujé de mi mente, haciendo mi mejor esfuerzo para concentrarme en cada palabra de la Dra. Ballard.





Después de clase, mi rostro enrojeció cuando vi a Brittany correr hacia mí desde el estacionamiento. Estaba bien guapa una vez más, llevaba una chaqueta de cuero gris con gorro, agachando la cabeza lejos de la lluvia.



―Nos vemos después de las vacaciones, San, ―dijo Emily, tocando mi espalda.


Yo esperaba una mirada airada de Brittany, pero no parecía darse cuenta de Emily mientras se acercaba. ―Hey, San.

Me ofreció una sonrisa incómoda, y metió sus manos en los bolsillos delantero de su chaqueta. ―Quinn dijo que vas a ir con ella y Rachel a su casa.

― ¿Sí?

― ¿Pasarás todas tus vacaciones donde Rachel?

Me encogí de hombros, tratando de parecer casual. ―Soy realmente cercana con sus padres.

― ¿Qué pasa con tu mamá?

―Ella esta tan perdida como Felipe, Brittany. No sabe que es Acción de Gracias.


De repente se sintió nerviosa, y mi estómago arrancó con la posibilidad de una segunda ruptura pública. Un trueno retumbó por encima de nosotras y Brittany miró hacia arriba, entrecerrando los ojos mientras gruesas gotas caían sobre su rostro.


―Necesito pedirte un favor ―dijo―. Ven aquí. ―Me arrastró bajo el toldo más cercano y yo accedí, tratando de evitar una nueva escena.

― ¿Qué clase de favor? ―Pregunté, recelosa.

―Mi uh… ―cambió su peso de un pie a otro―. Mamá y los chicas todavía te están esperando el jueves.

― Brittany ―me quejé.

Miró a sus pies. ―Dijiste que ibas a venir.

―Lo sé, pero… es un poco inapropiado ahora, ¿no crees?

No pareció afectarle. ―Dijiste que ibas a venir.

―Todavía estábamos juntas cuando estuve de acuerdo con ir a casa contigo. Tú sabías que no iba a ir.

―Yo no lo sabía, y ya es demasiado tarde, de todos modos. Charlotte está volando hacia acá y Tabatha dejó el trabajo. Todo el mundo está deseando verte.

Me encogí, girando las hebras de mi pelo húmedo alrededor de mi dedo.

―Ellas iban a venir, de todos modos, ¿no?

―No todo el mundo. No hemos estado todas nosotras ahí para Acción de Gracias en años. Todas hicieron un esfuerzo por estar allí ya que les prometí que cocinaríamos.

―Eso no es sexista ni nada.

Ella inclinó la cabeza. ―Eso no es lo que quise decir, Santana, vamos. Todas te queremos allí. Eso es todo lo que estoy diciendo.

―No les has dicho sobre nosotras… ¿verdad? ―dije en el tono más acusador que podía manejar.

Se inquietó por un momento, y luego negó con la cabeza.

―Mamá preguntaría por qué, y no estoy dispuesta a hablar con ella sobre eso. Nunca podré sacarme de la cabeza lo estúpida que soy. Por favor, ven San.

―Tenemos que poner el pavo a las seis de la mañana. Tendríamos que salir de aquí alrededor de las cinco…

―O podríamos quedarnos allí.

Mis cejas se alzaron. ― ¡De ninguna manera! Ya es bastante malo que vaya a tener que mentirle a tu familia y pretender que todavía estamos juntas.

―Te comportas como si te estuviera pidiendo prenderte en fuego.

― ¡Deberías haberles dicho!

―Lo haré. Después de Acción de Gracias… les diré.

Suspiré, mirando a otro lado. ―Si me prometes que este no es un truco para tratar de volver a estar juntas, yo lo haré.

Ella asintió con la cabeza. ―Te lo prometo.

A pesar de que estaba tratando de ocultarlo, podía ver una chispa en sus ojos azules. Apreté los labios, tratando de no sonreír. ―Te veré a las cinco.

Brittany se inclinó para besar mi mejilla, sus labios persistentes en mi piel. ―Gracias, Santana.




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no entiendo, si brittany no acepto finalmente trabajar con benny pq santana termino la relacion? era tal vez una excusa pq en verdad nunca ha parecido tan enamorada como Brittany y asi se libero de ella! estoy furiosa con santana, como deja a Brittany, esta loca o que?

espero que el dia de accion de gracias sea lindo y vuelvan a estar juntas, santana no te resistas a britt jaja gracias por escribir

Tat-Tat escribió:Jajajajaj... creo que Santana algo cederá---
Y pq no volvió, si dp de todo Britt decidió que no iría con Benny, o esto acaso fue debido a que en un primer momento decidió por el dinero y San no se quiere ver involucrada en eso?

Saludos mujer wanky con la cual estoy enfadada 88

No volvió por que sabia que Britt en un tiempo mas le recriminaría si tuvieran un mal vivir y la haría sentir culpable.

Yo te quiero mucho mala mujer! Besitos!

micky morales escribió:no entiendo, si brittany no acepto finalmente trabajar con benny pq santana termino la relacion? era tal vez una excusa pq en verdad nunca ha parecido tan enamorada como Brittany y asi se libero de ella! estoy furiosa con santana, como deja a Brittany, esta loca o que?

San si ama a Britt, solo que de una manera menos intensa a la que Brittany esta sometida.
Y no te preocupes por que San se dará cuenta que Britt es el amor de su vida.

Saludos linda lectora!

Camila18 escribió:espero que el dia de accion de gracias sea lindo y vuelvan a estar juntas, santana no te resistas a britt jaja gracias por escribir

Ahora veras si es así y de nada lo hago con gusto!

naty_LOVE_GLEE escribió:Nueva lectora!!


Hola!!


Tarde en llegar hasta acá pero acá estoy!!! Me fascina esta historia!!!!


Esta muy buena!! 


La personalidad de Britt es tan fuerte!!!! pero frente a San parece toda una pollita! No voy a negar que la insistencia de Britt es un poquitín ofensiva pero su amor lo tapa todo!! Y como a San!! Es tan intensa!! Lo de los tatuajes, su miedo a perderla, su suplica cuando San termino la relación! Sin duda Britt dió un giro de 360º cambiando casi toda su anterior personalidad por San y cambiando en extremo, desde no querer a ninguna chica más que para una noche a suplicar por que San no la deje! Solo una razon AMOR!!!! PURO y LOCO AMOR!!!!


En cambio San tmb la ama intensamente pero tmb tiene un poco de cordura y se aleja de sus miedos cuando ocurre lo de Las Vegas y entiendo perfecto su manera de dejar a Britt porque por más que le suplique y por más que San la ame Britt tal vez la culparía por su cancelación del contrato?! Y si tal vez su relación no sería buena entonces!


Sin embargo se aman y el amor lo puede todo verdad?! Sobre todo con una Britt tan insistente y una San tan enamorada que puede llegar a ceder con esfuerzo?!


Me encanta!!!!


Ya me tienes!!!


Espero la actu!!


Saludos!! Nat!

Muchas gracias linda por leer mi fic, tienes razón en muchas cosas. Sobre todo el amor loco y puro amor!

Brittany es insistente es cierto, pero nunca se había enamorado y siempre ha estado sola. San... San la ama con todo su ser,pero por todas las cosas que paso, en cierto punto es un poco mas madura en la relación!



Bueno te dejo otro capitulo para que entiendas en parte por que mi linda Britt es así!


Gracias por leer! Saludos!



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Rachel y Quinn me encontraron en la puerta de la cafetería y entramos juntas. Tiré la vajilla de su soporte y luego dejé caer mi plato sobre la bandeja.

― ¿Qué te pasa, San? ―preguntó Rachel.

―No voy a ir con ustedes mañana.

La boca de Quinn cayó abierta. ― ¿Vas a ir donde Pierce?

Los ojos de Rachel se lanzaron a los míos. ― ¿Tú qué?

Suspiré y le entregué mi dinero a la cajera. ―Le prometí a Britt que iría cuando estábamos en el avión, y ella les dijo a todas que yo estaría ahí.

―En su defensa ―comenzó Quinn―, ella realmente no creía que ustedes iban a romper. Pensó que volverías. Era demasiado tarde en el momento en que se dio cuenta de que ibas en serio.

―Eso es mentira, Quinn y lo sabes ―hirvió Rachel―. No tienes que ir si no quieres, San.


Ella estaba en lo cierto. No era como si yo no tuviera otra opción. Pero no podía hacerle eso a Brittany. Ni siquiera si la odiaba. Y no lo hacía.


―Si no voy, va a tener que explicarles por qué no me presenté, y no quiero arruinar su Acción de Gracias. Todas están volviendo a casa pensando que voy a estar ahí.

Quinn sonrió: ―Realmente les gustas a todas, San. Susan estaba hablando con mi padre acerca de ti el otro día.

―Genial ―murmuré.

―San tiene razón, amor ―dijo Quinn―. Si ella no va, Susan pasará el día quejándose con Britt. No hay sentido en arruinar su día.

Rachel puso su brazo alrededor de mis hombros. ―Todavía puedes venir con nosotras. Ya no estás con ella. No tienes que continuar salvándola.

―Lo sé, Berry. Pero es lo que hay que hacer.





El sol se fundió en los edificios fuera de la ventana, y me paré en frente de mi espejo, cepillándome el pelo mientras trataba de decidir cómo iba a fingir con Brittany. ―Es sólo un día, Santana. Puedes manejar un día ―le dije al espejo.

Fingir nunca había sido un problema para mí, es por lo que iba a pasar cuando estuviésemos fingiendo por lo que estaba preocupada. Cuando Brittany me dejara después de la cena, iba a tener que tomar una decisión. Una decisión que podría estar sesgada por una falsa sensación de felicidad que se presentaría para su familia.



Toc, toc.


Di media vuelta, mirando hacia la puerta. Sugar no había vuelto a la habitación en toda la noche, y sabía que Rachel y Quinn ya estaban en la carretera. No me podía imaginar quién podría ser. Puse mi cepillo sobre la mesa y abrí la puerta.


―Brittany ―suspiré.

― ¿Estás lista?

Levanté una ceja. ― ¿Lista para qué?

―Dijiste que te recogiera a las cinco.

Crucé los brazos sobre mi pecho. ― ¡Quise decir cinco de la mañana!

―Oh ―dijo Brittany, parecía decepcionada―. Creo que debería llamar a mamá y hacerle saber que no vamos a estar ahí después de todo.

― ¡Brittany! ―Gemí.

―Traje el coche de Quinny, así que no tenemos que lidiar con las maletas en la moto. Tienen un dormitorio disponible en el que puedes dormir. Podemos ver una película o…

― ¡No me quedo en casa de tu madre!

Su cara cayó. ―Está bien. Yo eh… te veré en la mañana.


Dio un paso atrás y cerré la puerta, apoyada contra ella. Todas las emociones que tenía se mezclaron dentro y fuera de mi interior, y lancé un suspiro de exasperación. Con la expresión decepcionada de Brittany fresca en mi mente, abrí la puerta y salí, vi que estaba caminando lentamente por el pasillo, marcando su teléfono.


―Brittany, espera ―giró y la mirada esperanzada en sus ojos azules hizo que me doliera el pecho―. Dame un minuto para empacar algunas cosas.


Una sonrisa de alivio, agradecida, se dibujó en su cara y me siguió hasta mi habitación, mirándome meter un par de cosas en una bolsa frente a la puerta.


―Todavía te amo, Santana.

No levanté la vista. ―No lo hagas. No estoy haciendo esto por ti.

Ella contuvo el aliento. ―Lo sé.








Viajamos en silencio a la casa de su madre. El coche iba cargado de energía nerviosa, y era difícil quedarse quieta frente a los fríos asientos de cuero.


Una vez que llegamos, la pequeña Susan y su madre salieron al porche, todas sonrientes.


Brittany llevó nuestro equipaje desde el coche, y su madre le hizo un cariño en la espalda.

―Es bueno verte, hija ―su sonrisa se amplió cuando me miró―. Santana Lopez. Estamos viendo si adelantamos la cena de mañana. Ha sido mucho tiempo desde que… bueno. Ha sido un largo tiempo.

Asentí con la cabeza y seguí a Brittany a la casa. Susan puso la mano sobre su vientre y sonrió. ―Las puse a ambas en el dormitorio de invitados, Britt. No creo que quieras dormir con una gemela.

En eso la pequeña Susan corre a los brazos de Brittany y la rodea de besos.

Miré a Brittany. Era difícil verle luchar para hablar. ―Uh Santana… ella va a… va a tomar la habitación de invitados. Yo voy a quedarme en la mía.

Susan hizo una mueca. ― ¿Por qué? Ella se ha estado quedando en tu apartamento, ¿no es cierto?

―No últimamente ―dijo, tratando desesperadamente de evitar la verdad.

Susan y Brittany intercambiaron miradas. ―La habitación de Charlotte ha sido el almacén por años, por lo que iba a dejar que tomara tu habitación. Supongo que ella puede dormir en el sofá ―dijo Susan, mirando los cojines en la sala de estar.

―No te preocupes por eso, Susan. Estábamos tratando de ser respetuosas ―sonreí, tocándole el brazo.



Brittany asintió con la cabeza hacia las escaleras, y yo la seguí. Abrió la puerta con el pie y dejó nuestras bolsas en el suelo, mirando a la cama y luego se volvió hacia mí.

―Lo siento, San. Voy a dormir en el suelo.

―Por supuesto que dormirás en él ―le dije, agarrándome el pelo en una coleta―. No puedo creer que me metieras en esto.

Se sentó en la cama y se frotó la cara con frustración. ―Esto va a ser una mierda. No sé en qué estaba pensando.

―Yo sé exactamente lo que estabas pensando. No soy estúpida, Brittany.

Ella me miró y sonrió. ―Pero aun así viniste.


―Tengo que tener todo listo para mañana ―le dije, abriendo la puerta.

Brittany se puso de pie. ―Yo te ayudaré.




Pelamos a una montaña de patatas, cortamos las verduras, pusimos el pavo a que se descongelara, y comenzamos la masa de los pasteles. La primera hora fue más que incómoda, pero cuando llegaron las gemelas, todo el mundo parecía congregarse en la cocina. Susan contaba historias sobre cada una de sus muchachas, y nos reímos de lo traviesas que eran.


Tabatha me miro y saco una bebida de la nevera―. Vamos jugar a las cartas. Quiero intentar recuperar algo de mi dinero que Santana tomó.

Susan apuntó con el dedo a su hija. ―Nada de póker este fin de semana, Tab. Nada de apuestas. Lo digo en serio. Jueguen domino.

Tabatha negó con la cabeza. ―Está bien, mamá, está bien.

Las hermanas de Brittany serpenteaban de la cocina, siguieron a Tab, deteniéndose para mirar hacia atrás. ―Vamos, Britt.

―Estoy ayudando a San.

―No hay mucho más por hacer, amor ―le dije―. Adelante.

Sus ojos se suavizaron ante mis palabras, y me tocó mi cadera. ― ¿Estás segura?

Asentí con la cabeza y se inclinó para besar mi mejilla, apretando mi cadera con los dedos antes de seguir a Tabatha a la sala de juegos.

Susan vio a sus hijas desfilar por la puerta, negando con la cabeza y sonriendo. ―Esto es increíble, lo que estás haciendo, San. No creo que te des cuenta de lo mucho que lo aprecio.

―La idea fue de la Britt. Me alegro de poder ayudar.


Se inclinó sobre el mostrador, tomando un trago de vino mientras reflexionaba sobre sus siguientes palabras. ―Brittany y tú no han hablado mucho. ¿Están teniendo problemas?


Apreté el jabón para lavar platos en el fregadero mientras lo llenaba con agua caliente, tratando de pensar en algo que decir que no fuera una descarada mentira. ―Las cosas están un poco diferente, supongo.

―Eso es lo que yo pensaba. Tienes que ser paciente con ella. Brittany no recuerda mucho al respecto, pero era cercano a su padre, y después de haberlo perdido nunca fue la misma. Pensé que ella crecería sin eso, ya sabes, con ella siendo tan joven. Fue difícil para todas nosotras, pero Britt… dejó de tratar de amar a la gente después de eso. Me sorprendió que te trajera aquí. La forma en que actúa a tu alrededor, la manera en que te mira; yo sabía que eran algo especial.


Sonreí, pero mantuve mi mirada en los platos que estaba fregando.


―Brittany tendrá un tiempo duro. Va a cometer un montón de errores. Creció en torno a un montón de niñas sin padre. Con una solitaria y malhumorada vieja como madre. Todas estábamos un poco perdidas después de que Bradd murió, y creo que no ayudé a las niñas hacer frente en la forma en que debía hacerlo. Sé que es difícil no echarle la culpa, pero tienes que amarla, de todos modos, San. Tú eres la única mujer que ha amado. No sé lo que voy a hacer con ella si la dejas, también.


Me tragué las lágrimas y asentí con la cabeza, incapaz de responder. Susan apoyó su mano en mi hombro y apretó. ―Nunca la he visto sonreír como lo hace cuando está contigo. Su risa es preciosa. Espero que todas mis hijas tengan una San algún día.



Sus pasos se desvanecieron en el pasillo y me agarré al borde de la pileta, tratando de recuperar el aliento. Sabía que pasar las vacaciones con Brittany y su familia, sería difícil, pero no pensé que mi corazón se rompiera de nuevo. Las mujeres bromeaban y se reían en la habitación de al lado mientras yo lavaba y secaba los platos, poniéndolos a un lado.

Camine hacia la escalera.

Brittany me agarró la mano. ―Es temprano, San. ¿No vas a la cama, o si?

―Ha sido un día largo. Estoy cansada.

―Estábamos a punto de ver una película. ¿Por qué no bajas y pasas el rato?

Miré hacia arriba a las escaleras y luego a su esperanzada sonrisa. ―De acuerdo.


Me llevó de la mano al sofá, y nos sentamos juntas mientras pasaban los créditos de apertura.

―Apaga esa luz, Tara ―ordenó Susan.

Brittany pasó su brazo por encima de mí, apoyándolo sobre el respaldo del sofá. Estaba tratando de seguir fingiendo, mientras me apaciguaba. Había sido muy cuidadosa de no tomar ventaja de la situación, y me encontré en conflicto, agradecida y decepcionada. Sentada tan cerca de ella, oliendo la mezcla de tabaco y su perfume, era muy difícil para mí mantener distancia, tanto física como emocional. Tal como me temía, mi decisión estaba vacilando y luché para bloquear todo lo que Susan había dicho en la cocina.



A mitad de la película, la puerta principal se abrió y Charlotte rodeó la esquina, con maletas en la mano.


― ¡Feliz Día de Acción de Gracias! ―dijo, poniendo su equipaje en el suelo.


Susan se levantó y abrazó a su hija mayor, y todo el mundo, menos Brittany, se puso de pie para saludarla.

― ¿No vas a saludar a Charlotte? ―susurré.

No me miró mientras hablaba, mirando a su familia abrazarse y reír. ―Tengo una noche contigo. No voy a perder ni un segundo de ella.

―Hola, San. Es bueno verte de nuevo ―sonrió Charlotte.

Brittany me tocó la rodilla con su mano, miré hacia abajo y luego a ella. Al darse cuenta de mi expresión, Britt sacó su mano de mi pierna y entrelazó sus dedos sobre su regazo.

―Uh oh. ¿Problemas en el paraíso? ―preguntó Charlotte.

―Cállate, hermana ―se quejó de Brittany.


El estado de ánimo en la sala cambió, y yo sentía todos los ojos en mí, esperando una explicación. Sonreí nerviosa y tomó la mano de Brittany entre las mías.

―Estamos cansadas. Hemos estado trabajando toda la noche en la comida ―dije, inclinando mi cabeza en el hombro de Brittany.

Miró nuestras manos y luego apretó sus cejas tirando un poco. ―Hablando de cansada, estoy agotada ―suspiro―. Voy a la cama, amor ―miré a las demás―. Buenas noches, muchachas.

―Buenas noche, hermanita ―dijo la pequeña Susan quien corrió a besar Britt.



Todas las hermanas de Brittany me desearon buenas noches y nos fuimos por las escaleras.




Mi estómago se hundió. La única familia real que había tenido en años fueron los padres de Rachel, aunque Mark y Shelby habían estado pendientes de mí con verdadera bondad, eran prestados.


Brittany cogió la puerta de la habitación antes de que yo la cerrara y luego se congeló. ― ¿Quieres que espere en el pasillo mientras te vistes para dormir?

―Voy a saltar a la ducha. Me vestiré en el baño.

Se frotó la nuca. ―Está bien. Voy a hacer una cama, entonces.

Asentí con la cabeza, haciendo mi camino hacia el baño.  Cuando volví a la habitación, Brittany lanzó una almohada en el suelo en su improvisada cama. Ofreció una débil sonrisa antes de pasar por mi lado para tomar su turno en la ducha.

Me metí en la cama, tirando de las sábanas hasta mi pecho, tratando de ignorar las mantas en el suelo. Cuando Brittany regresó, miró a la improvisada cama con la misma tristeza que yo, y luego apagó la luz, situándose en su almohada.


Estuvo en silencio por unos minutos, y luego escuché a Brittany dar un miserable suspiro. ―Esta es nuestra última noche juntas, ¿no?

Esperé un momento, tratando de pensar en lo que debía decir. ―No quiero pelear, Britt. Sólo duerme.

Al oírle voltear, me volví en un lado para mirarla hacia abajo, presionando mi mejilla en la almohada. Apoyó la cabeza con su mano y me miró a los ojos.

―Te amo.

La observé por un momento. ―Lo prometiste.

―Prometí que no era un truco para volver a estar juntas. No lo era ―levantó su mano para tocar la mía―. Pero si eso significa estar contigo otra vez, no puedo decir que no lo consideraría.

―Me preocupo por ti. No quiero que salgas lastimada, pero deberías haber seguido mi instinto en primer lugar. No podría haber funcionado.

―Me amabas, sin embargo, ¿no?

Apreté los labios. ―Todavía lo hago.

Alzó la vista con ojos llenos de lágrimas y apretó mi mano. ― ¿Puedo pedirte un favor?

―Estoy como en medio de lo último que me pediste que hiciera ―sonreí.

Sus rasgos fueron enseñados, no afectados por mi expresión. ―Si esto es real… si estás realmente terminando conmigo… ¿me dejas abrazarte esta noche?

―No creo que sea una buena idea, Britt.

Su agarre se apretó. ― ¿Por favor? No puedo dormir sabiendo que estás sólo a unos centímetros de distancia, y nunca voy a tener la oportunidad de nuevo.

Miré sus desesperados ojos azules por un momento y luego fruncí el ceño. ―No voy a tener sexo contigo.

Ella negó con la cabeza. ―Eso no es lo que estoy pidiendo.

Busqué en la poco iluminada habitación con mis ojos, pensando en las consecuencias, preguntándome si podía decirle que no a Brittany si ella cambiaba de opinión. Cerré los ojos con fuerza y luego me aparté de la orilla de la cama, bajando la manta. Se arrastró en la cama a mi lado, tirando de mí a toda prisa apretándome en sus brazos. Su pecho en el que solo estaba su sujetador subía y bajaba con respiraciones irregulares, y me maldije por sentirme tan pacífica contra su piel.

―Voy a extrañar esto ―le dije.

Besó mi pelo y tiró de mí hacia ella, incapaz de acercarse lo suficiente hacia mí. Hundió la cara en mi cuello y yo apoyé mi mano en su espalda en comodidad, a pesar de que estaba tan afligida como ella lo estaba. Respiró hondo, y presionó su frente contra mi cuello, presionando sus dedos en la piel de mi espalda.

Tan miserables como estábamos la última noche de la apuesta, esto era mucho, mucho peor.

―Yo… yo no creo que pueda hacer esto, Brittany.

Tiró de mí más fuerte y sentí la primera lágrima cayendo de mi ojo por mi sien. ―No puedo hacer esto ―le dije, apretando los ojos cerrados.

―Entonces, no lo hagas ―dijo sobre mi piel―. Dame otra oportunidad.

Traté de impulsarme por debajo de ella, pero su agarre era demasiado sólido para cualquier posibilidad de escape. Me cubrí la cara con ambas manos mientras mis sollozos nos sacudían a las dos.

Brittany me miró con sus ojos azules grandes y húmedos. Con sus dedos suaves, sacó mi mano de mis ojos y me besó en la palma de la mano. Tomé una respiración escalonada mientras miraba a mis labios y luego de vuelta a mis ojos.


―Nunca voy a amar a nadie de la forma en que te amo, Santana.

Inhalé y toqué su cara. ―No puedo.

―Lo sé ―dijo, con voz rota―. Nunca me convencí de que yo fuera lo suficientemente buena para ti.

Mi rostro se arrugó y sacudí la cabeza. ―No eres sólo tú, Britt. No somos buenas la una para la otra.


Sacudió su cabeza, queriendo decir algo, pero pensándolo mejor. Después de un largo y profundo suspiro, apoyó la cabeza contra mi pecho. Cuando los números verdes del reloj de la habitación dieron las once, las respiraciones de Brittany finalmente se hicieron más lentas y niveladas. Mis ojos se abrieron grandes, y parpadeé varias veces antes de caer fuera de la conciencia.






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No por que?

Esperemos san le de otra oportunidad a britt!


Saludos

Si que santana le de otra oportunidad a Brittany si por favor y no te desaparezcas tanto como espero a que actualizaras es que esta historia me tiene enganchada jajaja espero tu próxima actualización

quisiera preguntar un par de cositas, tienes un tiempo especifico para actualizar (todos los dias busco tu actualizacion y es frustrante no encontrar nada) y santana al no darle una oportunidad a britt no se da cuenta lo poca cosa que la hace sentir cuando ya esta le habia dicho que no se creia suficiente para ella? es triste y me siento tan mal como si estuviera sentada ahi en su habitacion viendo lo testaruda que puede llegar a ser santana, bye!

Hola.
No entiendo por que no están juntas si se aman solo es para dañarse la una con la otra, aun que no comprendo el por que san no habla seriamente con britt y solucionan las cosas.
Que estés bien.
Adiós Cuídate. : )

Lloraré si no apareces  estaba tan emocionada leyendo y que haces ? nada no actualizas así de mala :c no se porque soné tan dramática xd me encanta la historia y todo pero quiero que estén juntas ahora ya por los siglos de los siglos  ... no mas películas dramáticas para mi xdd espero tu actualización:$ saludos cuídate.

Jane0_o escribió:No por que?

Esperemos san le de otra oportunidad a britt!


Saludos

Drama pos amiga, es necesario para afiatar mas el amor creo yo!

Saluditos lectora!

Keiri Lopierce escribió:Si que santana le de otra oportunidad a Brittany si por favor y no te desaparezcas tanto como espero a que actualizaras es que esta historia me tiene enganchada jajaja espero tu próxima actualización

Si si, lo siento, pero a veces me engancho en los fics y me olvido de los míos! Pero tranquila hoy subiré 3 capítulos! Debo salir a trabajar pronto así que debo terminar antes mis historias!

Besitos!

Tat-Tat escribió:Te estas demorando mucho mujer!!!! 77....
Y no me cobres sentimientos, que no te viene ¬¬

Cuídate mentirosilla...
Nos estamos leyendo :)

Lo siento querida amiga pero por que me encanta hablar contigo te cobro sentimientos!
Y si soy una mentirosilla, pero vamos, no fue nada!

Besitos y abrazos mala mujer!

micky morales escribió:quisiera preguntar un par de cositas, tienes un tiempo especifico para actualizar (todos los dias busco tu actualizacion y es frustrante no encontrar nada) y santana al no darle una oportunidad a britt no se da cuenta lo poca cosa que la hace sentir cuando ya esta le habia dicho que no se creia suficiente para ella? es triste y me siento tan mal como si estuviera sentada ahi en su habitacion viendo lo testaruda que puede llegar a ser santana, bye!

Si, se que dije que me tardaría tanto y no hay excusas, pero ahora te lo aseguro que actualizare a diario y si no es así subiré de varios capítulos!

Gracias por leer!

Fran_ci escribió:Hola.
No entiendo por que no están juntas si se aman solo es para dañarse la una con la otra, aun que no comprendo el por que san no habla seriamente con britt y solucionan las cosas.
Que estés bien.
Adiós Cuídate.  : )

Hola Pancho! XD

Solucionaste tu problema?
Con respecto al fic, solo te digo que el drama sigue! Lo siento pero así esta escrito y es necesario!

Besitos!

naty_LOVE_GLEE escribió:Hola!!


Entiendo perfecto lo dificil que se ve el rompimiento Brittana y sobre todo como San esta a punto de flaquear en algunos momentos y después se recupera al momento!


Sin embargo llego a la conclusión que de todas maneras sufrirían ya sea estando juntas o separadas porque se nota que no pueden seguir la una sin la otra o no al menos estando en el mismo espacio..........


Así que me parece que San debería aflojar y enfrentar lo que venga con Britt y no separada de ella. Porque se aman!!


Pero como dije entiendo perfecto lo dificil que es para San no ceder ante Britt y tmb me entristece como Britt lo intenta me hace recordar a la Britt de la serie en 2.0 cuando San rompe con ella y su carita con lagrimas y sufrimiento es la misma que imagino en esta Britt............


Espero la actu!! Siempre atenta, me encanta este fic!!


Saludos!! Nat!

Aaaah mis Brittana me hiciste acordar todo lo que las extraño y por sobretodo a mi linda, preciosa y guapa HeMO!

Pero amiga... Tranquila las cosas se solucionaran, aunque confieso que no tan pronto!

Y si estan hecha la una para la otra y sera muy dificil que puedan continuar sus vidas no estando juntas!

Saludos linda!

CamilaFrancisca.- escribió:Lloraré si no apareces  estaba tan emocionada leyendo y que haces ? nada no actualizas así de mala :c no se porque soné tan dramática xd me encanta la historia y todo pero quiero que estén juntas ahora ya por los siglos de los siglos  ... no mas películas dramáticas para mi xdd espero tu actualización:$ saludos cuídate.

Jajajajajaja ya ya, perdón!

Drama? Lo siento lectora, pero el drama esta escrito ya y puede que pase un rato. Pero prometo que no sera tanto!

Saluditos y gracias por leerme!



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Ya, como tengo varios reclamos por falta de actualización, me animare a subir 4 capítulos así me tome toda la noche!


Para ustedes chicas!

― ¡Ay! ―Grité, sacando mi mano de la estufa y automáticamente atendiendo la quemadura con mi boca.

― ¿Estás bien, San? ―preguntó Brittany, arrastrando los pies por el suelo y deslizando una camiseta sobre su cabeza―. ¡Mierda! ¡Los pisos están jodidamente helados! ―ahogué una risita mientas la veía saltar en un pie y luego al otro hasta que las plantas de sus pies se aclimataron a las baldosas frías.


El sol apenas asomaba entre las cortinas, y el resto de las Pierce dormían plácidamente en sus camas. Empujé la bandeja de hojalata en el horno y luego cerré la puerta, girando para enfriar mis dedos debajo del fregadero.


―Puedes volver a la cama. Sólo tengo que poner el pavo dentro.

― ¿Vienes a la cama? ―preguntó, envolviendo sus brazos alrededor de su pecho para protegerse del frió en el aire.

―Sí.

―Muéstrame el camino ―dijo, barriendo su mano hacia las escaleras.


Brittany se arrancó la camiseta quedando solo en sujetador, mientras ambas empujábamos las piernas bajo las sábanas, tirando de la manta hasta el cuello. Apretó sus brazos alrededor de mí mientras tiritábamos, esperando a que nuestro calor corporal calentara el pequeño espacio entre nuestra piel y las mantas.

Sentí sus labios contra mi pelo, y luego su garganta se movió mientras hablaba. ―Mira, San. Está nevando.

Me volví para hacer frente a la ventana. Los copos blancos sólo eran visibles a la luz de la lámpara de la calle. ―Es algo que se siente como Navidad ―dije, mi piel finalmente calentándose contra la suya.

Suspiró y me volví para ver su expresión. ― ¿Qué?

―No vas a estar aquí para la Navidad.

―Estoy aquí, ahora ―levantó unas de las esquinas de su boca y se inclinó para besar mis labios. Me eché hacia atrás y sacudí la cabeza. ―Britt…

Su agarre se apretó y bajó la barbilla, sus ojos azules estaban determinados. ―Tengo menos de veinticuatro horas contigo, Santana. Voy a besarte. Voy a besarte un montón hoy. Todo el día. Cada vez que pueda. Si quieres que me detenga, sólo di la palabra, pero hasta que lo hagas, voy a hacer que cada segundo de mi último día cuente.

―Brittany… ―Pensé en eso por un momento, y razoné que ella no tenía ninguna desilusión sobre lo que sucedería cuando me llevara a casa. Yo había llegado allí para fingir, y tan duro como fuera para las dos más tarde, no quería decirle que no.

Cuando me vio mirando sus labios, la comisura de su boca se elevó otra vez, y se inclinó para presionar su suave boca contra la mía. Comenzó dulce e inocente, pero en el momento en que sus labios se abrieron, acaricié su lengua con la mía. Su cuerpo se tensó instantáneamente, y tomó una respiración profunda por la nariz, apretándose contra mí. Dejé caer la rodilla hacia el lado y ella se movió por encima de mí, sin apartar su boca de la mía.

No perdió el tiempo en desnudarme y terminar de hacer lo mismo con ella. Cuando ya no había más tela entre nosotras, se apoderó de las viñas de hierro de la cabecera de la cama con las dos manos, y en un rápido movimiento, estaba entre mis piernas chocando nuestros centros. Me mordí el labio, ahogando el grito de excitación que estaba arañando su camino hasta mi garganta.

Brittany se quejó contra mi boca, y yo apreté los pies contra el colchón, anclándome, de ese modo podía levantar las caderas para encontrar las suyas.

Una mano en el hierro y la otra en mi nuca, se mecía contra mí una y otra vez, y mis piernas temblaban con sus firmes y determinados movimientos. Su lengua buscó mi boca, y podía sentir la vibración de sus profundos gemidos contra mi pecho mientras seguía a su promesa de hacer memorable nuestro último día juntas. Podría pasar miles de años tratando de bloquear ese momento de mi memoria, y seguiría grabado en mi mente.

No sabia bien cuando tiempo habíamos pasado en esa posición y cuando ella empezó a meter una mano entre nosotras supuse que ya no me podría controlar más. Introdujo dos dedos dentro de mi y la seguí haciendo lo mismo. Giramos en la cama quedando yo arriba de ella y con su mano libre empezó a acariciar mis pezones. Ya no me podía contener. Apreté mis ojos cerrados, cada uno de mis nervios se centró en el temblor de mis entrañas y tuve unos de los mejores orgasmos unto a mi amor. Brittany contuvo el aliento mientras yo empujaba dentro de ella una vez más y cuando senti su cuerpo contraerse por el extasis me dejé caer sobre el colchón, completamente agotada. Brittany exhaló con
respiraciones profundas, mudas y bañada en sudor.




Podía escuchar las voces abajo y me tapé la boca, riendo por nuestra mala conducta. Brittany se volvió de lado, escaneando mi cara con sus dulces ojos azules que tanto amaba.

―Dijiste que sólo ibas a besarme ―sonrei.



Mientras estaba tirada al lado de su piel desnuda, viendo el amor incondicional en sus ojos, deje ir mi decepción, mi rabia y mi obstinada determinación. Yo la amaba, y no importa cuales eran mis razones para vivir sin ella, sabía que no era lo que quería. Incluso si no hubiera cambiado de opinión, era imposible para nosotras mantenernos alejadas.



― ¿Por qué no nos quedamos en la cama todo el día? ―sonrió.

―Yo he venido aquí a cocinar, ¿recuerdas?

―No, viniste aquí para ayudarme a cocinar, y no me presentaré a trabajar durante ocho horas.


Toqué su cara, las ganas de terminar nuestro sufrimiento se hicieron insoportables. Queria decirle que había cambiado mi opinión y que las cosas volverian a la normalidad, no tendríamos que pasar el día fingiendo. Podríamos pasar celebrando, en su lugar.


―Brittany, creo que…

―No lo digas, ¿de acuerdo? No quiero pensar en eso hasta que tenga que hacerlo ―se levantó y se puso la ropa interior, caminando hacia mi bolso. Tiró la ropa sobre la cama y tiró de su camiseta sobre su cabeza―. Quiero recordar esto como un buen día.



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Hice los huevos para el desayuno y sándwiches para el almuerzo, y cuando el juego comenzó, empecé a comer. Brittany estaba parada detrás de mí en cada oportunidad, sus brazos alrededor de mi cintura, sus labios en mi cuello. Me sorprendí a mí misma mirando el reloj, impaciente por encontrar un momento a solas con ella para decirle mi decisión. Estaba ansiosa por ver la expresión de su rostro, y para volver a donde estábamos.


El día estuvo lleno de risas, conversación, y un flujo constante de quejas de Tabatha sobre la constante muestra de afecto de Britt.


― ¡Consigue una habitación, Brittany! ¡Jesús! ―Gimió Tabatha.

―Estás volviéndote una espantosa sombra verde ―bromeó Charlotte.

—Es porque me están enfadando. No estoy celosa, idiota. —se burló Tabatha.

—Déjenlas en paz, Tab, —advirtió Susan.


Cuando nos sentamos a cenar, Susan insistió en que Brittany cortara el pavo, y sonreí con orgullo cuando ella se puso de pie para hacerlo. Estaba un poco nerviosa hasta que los elogios llegaron a mí. En el momento en que serví el pastel, no había ninguna pisca de comida sobre la mesa.


— ¿Hice suficiente? —Reí.


Susan sonrió, tomando su tenedor para estar listo para el postre. —Hiciste un montón, Santana. Sólo queríamos abastecernos hasta el próximo año… a menos que quieras hacer esto de nuevo en Navidad. Eres una Pierce, ahora. Espero que estés con nosotras en cada día de fiesta, y no para cocinar.

Miré a Brittany quien estaba con la pequeña Susan en sus piernas mientras comían y cuya sonrisa se había desvanecido. Mi corazón se hundió.


Tenía que decirle pronto. —Gracias, Susan.

—No le digas eso, mamá, —dijo Tara—. Ella tiene que cocinar. ¡No he tenido una comida tan rica desde que tenía cinco años! —Se llevó un bocado de pastel de nuez a la boca, gimiendo con satisfacción.



Me sentía como en casa, sentada en una mesa llena de mujeres recostadas en sus sillas, frotándose la barriga.

La emoción me embargó cuando fantaseé con la idea de Navidad, Año Nuevo, la Pascua, y cada otro día de fiesta que pasaría con ellas. No quería nada más que formar parte de esta rota y fuerte familia que adoraba.

Cuando los pasteles se terminaron, las hermanas de Brittany comenzaron a limpiar la mesa y las gemelas se dirigieron al fregadero.


—Yo lo hago. —dije, poniéndome de pie.

Susan sacudió la cabeza. —No, no lo harás. Las chicas pueden encargarse de eso, ahora les toca a ellas. Brittany y tú vayan al sofá a descansar. Has trabajado duro, Santana.


Las gemelas se salpicaron la una a la otra con el agua y Tara maldijo cuando se resbaló en un charco y dejó caer un plato. Charlotte les llamó la atención, tomando la escoba y el recogedor para barrer los vidrios. Susan les dio unas palmaditas a sus hijas en los hombros y luego me abrazó para retirarse a su habitación.



Brittany puso mis piernas sobre su regazo y me quitó los zapatos, masajeando las puntas de mis pies con los pulgares. Incliné mi cabeza hacia atrás y suspiré.



—Este ha sido el mejor Acción de Gracias que hemos tenido desde que papá murió.


Levanté la cabeza para ver su expresión. Estaba sonriendo, pero estaba teñida de tristeza.


—Me alegro haber estado aquí para verlo.



La expresión de Brittany cambió y me preparé para lo que estaba a punto de decir. Mi corazón latía con fuerza con mi pecho, con la esperanza de que me preguntara que volviera con ella para poderle decir que sí.


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—Soy diferente. No sé lo que me pasó en Las Vegas. Ésa no era yo. Estaba pensando en todo lo que podría comprar con ese dinero, y eso fue en todo lo que me centre. No vi lo mucho que te dolía el de volver allí, pero en el fondo, creo que lo sabía. Merezco que me dejes. Merecía todas las noches sin dormir y todo el dolor que he sentido. Necesitaba eso para darme cuenta de lo mucho que te necesito y lo que estoy dispuesta a hacer para mantenerte en mi vida.


Me mordí el labio, impaciente por llegar a la parte en la que diría que sí. Quería que me llevara de regreso al departamento y pasar toda la noche celebrando haciendo el amor. No veía la hora de relajarme en su nuevo sofá con Lord Tubbington, ver películas y reír como antes.


—Has dicho que has terminado conmigo, y lo acepto. Soy una persona diferente desde que te conocí. He cambiado… para bien. Pero no importa cuánto lo intente, parece que no puedo hacer las cosas bien contigo. Fuimos amigas primero, y no te puedo perder, San. Siempre te amaré, pero si no puedo hacerte feliz, no tiene sentido tratar de recuperarte. No puedo imaginarme estar con alguien más, pero voy a ser feliz siempre y cuando seamos amigas.


— ¿Quieres ser amigas? —Pregunté, las palabras quemándome la garganta.

—Quiero que seas feliz. Sin importar qué.



Mis entrañas se contrajeron antes sus palabras, y me sorprendió el dolor abrumador que sentía. Me estaba dejando libre y era exactamente cuando no lo quería. Le podría haber dicho que había cambiado de opinión y ella retiraría todo lo que acababa de decir, pero sabía que no era justo para ninguna de las dos volver justo en el momento en el que ella me había dejado salir.


Sonreí para luchar contra las lágrimas. —Cincuenta dólares a que me lo agradecerás cuando conozcas a tu futura esposa.

—Esa es una apuesta fácil. La única mujer con la cual deseo casarme acaba de romperme el corazón.


No pude fingir una sonrisa después de eso. Me sequé los ojos y luego me levanté. —Creo que es hora de que me lleves a casa.


—Vamos, San. Lo siento, eso no fue gracioso.

—No es eso, Britt Britt. Estoy cansada, y estoy lista para ir a casa.


Ella respiró hondo y asintió con la cabeza, poniéndose de pie. Abracé a sus hermanas despidiéndome de ellas, le pedí a Tabatha que le digiera adiós a Susan por mí. Brittany estaba en la puerta con nuestros bolsos y la pequeña Susan en sus brazos mientras todas se ponían de acuerdo para volver a casa para Navidad, y yo contuve la sonrisa el tiempo suficiente hasta salir por la puerta.




Cuando Brittany me acompañó a Morgan, su expresión todavía era de tristeza, pero el tormento había desaparecido. Este fin de semana no fue un truco para ganarme de vuelta, después de todo. Era una clausura.



Se inclinó para besar mi mejilla y sostuvo la puerta abierta para mí, mirando mientras caminaba al interior. —Gracias por hoy. No sabes lo feliz que hizo a mi familia.

Me detuve en la puerta inferior de las escaleras. —Les dirás mañana, ¿no?

Ella miró hacia el estacionamiento y luego a mí. —Estoy casi segura que ya lo saben. No eres la única con una cara de póquer, San.

La miré fijamente, sorprendida, y por primera vez desde que la había conocido, se alejó de mí sin mirar atrás.





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Los finales fueron una maldición para todo el mundo excepto para mí.

Me mantuvieron ocupada, estudiando con Sugar y Rachel en mi habitación y en la biblioteca. Cuando el horario cambió para las pruebas, sólo vi a Brittany de paso. Me iba a casa con Rachel durante las vacaciones de invierno, agradecida de que Quinn se hubiera quedado con Brittany ya que así no sufriría su muestra constante de afecto.

Los últimos cuatro días de vacaciones cogí un resfriado, lo que me dio una buena razón para quedarme en la cama. Brittany dijo que ella quería que fuéramos amigas, pero no había llamado. Fue un alivio tener un par de días para revolcarme en la autocompasión. Yo quería sacarla de mi sistema antes de regresar a la escuela.



El viaje de regreso a Eastern pareció durar años. Yo estaba ansiosa por empezar el semestre de primavera, pero estaba mucho más ansiosa por ver otra vez a Brittany. Aunque me di cuenta, las pocas veces que la había visto, de que era insensible a las hordas de chicas que se acercaban a ella después de las noticias de nuestra ruptura, Britt parecía contenta con nuestra nueva amistad.



Habíamos pasado casi un mes separadas, dejándome nerviosa e insegura acerca de cómo actuar en torno a ella.


El primer día de regreso, una renovada energía se había arrastrado por el campus, junto con un manto de nieve. Las nuevas clases y los nuevos compañeros de clase significaban nuevos amigos y un nuevo comienzo. Yo no tenía una sola clase con Brittany, Emily, Quinn ni Rachel, pero Kurt estaba en todas excepto en una.


Ansiosamente esperé a Brittany en el almuerzo, pero cuando llegó, simplemente me guiñó un ojo y luego se sentó en el extremo de la mesa con el resto de sus hermanas de fraternidad. Traté de concentrarme en la conversación de Rachel y Kurt sobre el partido de fútbol de la temporada pasada, pero la voz de Brittany mantenía capturada mi atención. Estaba relatando las historias de sus aventuras y problemas con la ley que había tenido durante las vacaciones, y la noticia sobre la nueva novia de Tabatha que habían conocido una noche mientras estaban en The Red Door. Me preparé para la mención de cualquier chica que hubiera llevado a casa o conocida, pero si lo había hecho, no lo estaba compartiendo con sus amigas.



Bolas metálicas rojas y doradas todavía colgaban del techo de la cafetería, balanceándose con la corriente de los calefactores. Me rodeé con mi chaqueta, y Kurt lo notó, abrazándome a él y frotándome el brazo. Sabía que yo estaba prestando demasiada atención a la dirección general de Brittany, esperando que ella me mirara, pero parecía haber olvidado que yo estaba sentada en la mesa.

Una vez que terminó su almuerzo, mi corazón se agitó cuando caminó detrás de mí y puso sus manos sobre mis hombros.

— ¿Qué tal tus clases, Quinny? —Preguntó.

Quinn puso mala cara. —Los primeros días apestan. Horas de programas de estudio y las reglas de clase. Ni siquiera sé por qué me presento la primera semana. ¿Y tú?

—Eh... todo es parte del juego. ¿Qué tal tú, San? —Preguntó.

—Lo mismo —dije, tratando de mantener mi voz casual.

— ¿Has tenido unas buenas vacaciones? —Preguntó, juguetonamente balanceándome de lado a lado.

—Bastante buenas. —Sonreí.

—Fantástico. Tengo otra clase. Hasta más tarde.




La observé ir en línea recta hacia las puertas, empujándolas para abrirlas, y luego encendiendo un cigarrillo mientras caminaba.


—Huh —dijo Rachel un tono agudo. Observó a Brittany atravesar el verde a través de la nieve, y luego sacudió la cabeza.

— ¿Qué, cariño? —Preguntó Quinn.

Rachel apoyó la barbilla en la palma de su mano, pareciendo molesta. —Eso fue un poco raro, ¿no?

— ¿Cómo fue eso? —Preguntó Quinn, agitando el cabello de Rachel hacia atrás para acariciar con sus labios su cuello.

Rachel sonrió y se inclinó hacia su beso. —Está casi normal... tan normal como puede ser Britt. ¿Qué pasa con ella?

Quinn sacudió la cabeza y se encogió de hombros. —No sé. Ha estado así durante un tiempo.

— ¿Cómo de ilógico es eso, San? Ella está bien y tú estás triste —dijo
Rachel, despreocupada de los oídos atentos.


— ¿Estás triste? —Preguntó Quinn con una expresión de sorpresa.


Mi boca se abrió y mi cara ardió de vergüenza al instante. — ¡Yo no lo estoy!


Removió la ensalada del bol. —Bueno, ella está malditamente cerca de estar extasiada.

—Déjala, Berry —le advertí.

Ella se encogió de hombros y dio otro mordisco. —Creo que Britt está fingiendo.

Quinn le dio un codazo. — ¿Rachel? ¿Vas a ir a la fiesta del Día de San Valentín conmigo o qué?

— ¿No puedes preguntarme como una novia normal? ¿ Agradablemente?

—Te lo he pedido varias veces... Me sigues diciendo que te lo pregunte más tarde.

Ella se dejó caer en su silla, haciendo un mohín. —No quiero ir sin Santana.

El rostro de Quinn se contrajo con frustración. —Ella estuvo con Britt todo el tiempo la última vez. Apenas la viste.

—Deja de comportarte como una bebé, Berry —dije, lanzando un tallo de apio hacia ella.

Kurt me dio un codazo. —Yo te llevaría, San, pero no formo parte de todo el asunto de los chicos y chicas de fraternidad, lo siento.

—Eso es realmente una buena idea —dijo Quinn con sus ojos verdes brillantes.

Kurt hizo una mueca ante la idea. —Yo no soy nada. Las fraternidades están en contra de mi religión.

— ¿Por favor, Kurt? —le pidió Rachel.

—Déjà vu —me quejé.

Kurt me miró por el rabillo de su ojo y luego suspiró. —No es nada personal, San. No puedo decir que haya salido alguna vez en una cita... con una chica.

—Lo sé. —Sacudí mi cabeza con desdén, sacudiendo mi profunda vergüenza—. Está bien. Realmente.

—Te necesito allí —dijo Rachel—. Hicimos un pacto, ¿recuerdas? A ninguna fiesta solas.

—Difícilmente estarás sola, enana. Deja de ser tan dramática —dije, ya molesta con la conversación.

— ¿Quieres dramatismo? Empujé un bote de basura al lado de tu cama, sosteniendo una caja de Kleenex para ti toda la noche, ¡y me levanté para ir por la medicina para la tos dos veces cuando enfermaste durante las vacaciones! ¡Me lo debes!

Arrugue la nariz. — ¡He sostenido tu cabello para vomitar demasiadas veces, Rachel Berry!

— ¡Estornudaste en mi cara! —dijo, señalando su nariz.

Me soplé el flequillo de los ojos. Nunca podía discutir con Rachel cuando ella estaba decidida a salirse con la suya.

— Bien —dije entre dientes. — ¿Kurt? —Le pregunté con mi mejor sonrisa falsa—. ¿Quieres ir a la estúpida fiesta de San Valentín de las fraternidades conmigo?

Kurt me abrazó contra su costado. —Sí. Pero sólo porque la llamaste estúpida.

Caminé a clase con Kurt después del almuerzo, hablando de la cita para la fiesta y cuánto le temíamos ambos. Elegimos un par de escritorios en nuestra clase de Fisiología, y yo sacudí mi cabeza cuando el profesor comenzó mi cuarto programa de estudios del día. La nieve comenzó a caer una vez más, impactando contra las ventanas, pidiendo amablemente la entrada y a continuación cayendo con decepción a la tierra.


Después de acabar la clase, una chica que conocí de una sola vez en la Casa de las Sig Tau dio golpes en mi escritorio mientras caminaba por al lado, guiñando un ojo. Ofrecí una sonrisa de cortesía y luego miré a Kurt. Él me lanzó una sonrisa irónica, y yo recogí mis libros y mi laptop, metiéndolos en mi mochila con un pequeño esfuerzo.


Colgué la mochila sobre mis hombros y caminé con dificultad hacia Morgan a lo largo de la acera llena de nieve. Un pequeño grupo de estudiantes había comenzado una bola de nieve en las pistas, y Kurt se estremeció ante la vista de ellos, cubiertos de polvo incoloro.

Mi rodilla se tambaleó, me mantuve acompañando a Kurt mientras terminaba su cigarrillo. Rachel se apresuró a nuestro lado, frotándose juntos los guantes de color verde brillante.



— ¿Dónde está Quinn? —Pregunté.

—Se fue a casa. Brittany necesitaba ayuda con algo, supongo.

— ¿No te fuiste con ella?

—Yo no vivo allí, San.

—Sólo en teoría —le hizo un guiño Kurt.

Rachel puso los ojos en blanco. —Disfruto pasando tiempo con mi novia, así que me demándenme.

Kurt tiró su cigarrillo en la nieve. —Me voy, señoritas. ¿Las veré en la cena?



Rachel y yo asentimos, sonriendo cuando Kurt primero besó mi mejilla y luego la de mi amiga. Él permaneció en la acera mojada, con cuidando de mantenerse en el medio para que no perder el equilibrio y caerse en la nieve.


Rachel negó con la cabeza ante sus esfuerzos. —Es ridículo.

—Él es de Florida, Berry. No está acostumbrado a la nieve.


Ella se rió y tiró de mí hacia la puerta.


— ¡San!

Me volví para ver correr Emily corriendo y pasando a Kurt. Se detuvo, recuperando el aliento un instante antes de hablar. Su abrigo de pelaje gris se hinchaba con cada respiración, y me reí ante la mirada curiosa de Rachel mientras la observaba.

—Yo estaba... ¡Ya que mas da! Iba a preguntarte si querías tomar un bocado para comer esta noche.

—Oh. Yo eh... Ya le dije a Kurt que comería con él.

—Está bien, no es gran cosa. Simplemente iba a ir a la nueva hamburguesería del centro. Todo el mundo está diciendo que es muy buena.

—Quizá la próxima vez —dije, dándome cuenta de mi error. Yo esperaba que no tuviera en cuenta mi respuesta impertinente como un aplazamiento.

Ella asintió con la cabeza y metió las manos en los bolsillos, caminando rápidamente de vuelta por donde vino.




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Sugar estaba leyendo delante de nosotras su flamante nuevo libro, haciéndonos una mueca a Rachel y a mí cuando entramos. Su comportamiento no había mejorado desde que habíamos regresado de las vacaciones. Antes, había pasado tanto tiempo donde Britt que los comentarios insufribles de Sugar y su actitud eran tolerables.

Al pasar todas las mañanas y las noches con ella durante las dos semanas antes de que el semestre finalizara, estaba empezando a arrepentirme de mi decisión de no compartir la habitación con Rachel.


—Oh, Sugar. Cuanto te he echado de menos —dijo Rachel.

—El sentimiento es mutuo —se quejó Sugar, con los ojos en su libro.



Rachel conversó acerca de su día y los planes con Quinn para el fin de semana. Navegamos por Internet en busca de videos divertidos, riendo tan fuerte que nos teníamos que secar las lágrimas. Sugar resopló un par de veces ante nuestro estruendo, pero no le hizo caso.


Estaba agradecida de la visita de Rachel. Las horas pasaron tan rápido que no me pasé ni un momento preguntándome si Brittany había llamado, hasta que ella decidió que tenía que irse.

Rachel bostezó y miró su reloj. —Me voy a la cama, San... ¡Oh, mierda! — dijo, chasqueando los dedos—. Dejé mi bolsa de maquillaje en donde Quinny.

—Eso no es una tragedia, Rachel —dije, todavía riendo desde el último
vídeo que habíamos visto.

—No lo sería si yo no tuviera mi control de belleza en ese comestiquero.

— ¿No puedes simplemente conseguir que Quinn te los traiga o yo te presto mi maquillaje?

—Brittany tiene su coche. Está en Red con Tabatha.

Me sentí enferma. — ¿Otra vez? ¿Por qué está saliendo con Tabatha tanto, de todos modos?

Rachel se encogió de hombros. — ¿Importa? ¡Vamos!

—No quiero tropezarme con Brittany. Será extraño.

— ¿Alguna vez me escuchas? Ella no está ahí, está en Red. Vamos —se
quejó ella, tirando de mi brazo.



Me puse de pie con leve resistencia leve a medida que me sacaba de la
habitación.


— Al fin —dijo Sugar.







Nos detuvimos al apartamento de Brittany, y me di cuenta de que la Ducati estaba aparcada debajo de las escaleras, y que el Honda de Quinn había desaparecido. Di un suspiro de alivio, y seguí a Rachel por los escalones helados.


—Cuidado —advirtió ella.



Si hubiera sabido cómo de difícil sería poner un pie en el apartamento otra vez, no habría permitido que Rachel me convenciera para ir allí. Lord Tubbington vino acercando por la esquina a toda velocidad, y comenzó a pasearse en mis piernas. Lo recogí, y le deje besos en su cabeza mientras el ronroneaba.

Por lo menos Lord no me había olvidado.


Yo lo llevé cargado al rodear el apartamento, esperando mientras que Rachel buscaba en su bolsa.


— ¡Sé que lo dejé aquí! —dijo desde el cuarto de baño, pisando fuerte desde el pasillo hacia la habitación de Quinn.

— ¿Buscaste en el armario debajo del fregadero? —Preguntó Quinn.

Miré mi reloj. —Date prisa, Berry. Tenemos que irnos.

Rachel suspiró con frustración desde la habitación.



Miré mi reloj otra vez, y luego me sobresalté cuando la puerta se abrió de golpe detrás de mí. Brittany tropezó al entrar con los brazos envueltos alrededor de Megan, quien estaba riendo contra su boca. Su mano estaba en la parte posterior de su cuello, y yo no podría decir los brazos de quién se enroscaban en torno a quién.

Brittany tuvo una reacción tardía cuando me vio sola, parada en mitad de la sala, y entonces se congeló, Megan levantó la mirada con una sonrisa residual aún en su rostro.



—Santana —dijo Brittany, aturdida.

— ¡Lo encontré! —Dijo Rachel, corriendo fuera de la habitación Quinn.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó ella. El olor a whisky voló con los copos de nieve y mi ira incontrolable superó cualquier necesidad de fingir indiferencia.

—Es bueno ver que pareces a tu antigua yo, Britt —dije. El calor que irradiaba de mi cara quemaba mis ojos y emborronaba mi visión.

—Nos estábamos yendo —gruñó Rachel, agarrando mi mano, mientras pasábamos a Brittany.


Nos precipitamos escaleras abajo hacia su coche, y yo me sentí agradecida de que sólo estuviera un poco más allá, sintiendo las lágrimas brotando de mis ojos. Casi me caí hacia atrás cuando mi abrigo se enganchó en algo a medio paso. La mano de Rachel se deslizó fuera de la mía y ella se dio la vuelta al mismo tiempo que yo.


El puño de Brittany estaba agarrando mi abrigo y mis oídos parecían arder, escociendo en el frío de la noche. Sus labios y su cuello estaban de un ridículo tono de color rojo oscuro.





— ¿A dónde vas? —Dijo, media borracha, con una mirada medio confundida en sus ojos.

—A casa —le contesté toscamente, estirando mi abrigo cuando me soltó.

— ¿Qué estás haciendo aquí?


Yo podía oír el crujido nieve acumulada bajo los pies de Rachel, mientras caminaba detrás de mí, y Quinn se precipitó escaleras abajo para quedarse de pie detrás de Brittany, con los ojos fijos y cautelosos en su novia.


—Lo siento. Si yo hubiera sabido que ibas a estar aquí, no habría venido.

Ella se metió las manos en los bolsillos del abrigo. —Puedes venir aquí cuando quieras, San. Nunca quise que te mantuvieras alejada.

Yo no podía controlar la acidez en mi voz. —No quiero interrumpir. — Levanté la mirada a lo alto de las escaleras donde Megan estaba parada con una expresión de  suficiencia—. Disfruta de tu noche —dije, dándome la vuelta.

Me agarró del brazo. —Espera. ¿Estás enfadada?

Tiré de mi abrigo para quitarme de su agarre. —Sabes... ni siquiera sé por qué me sorprende.

Sus cejas se fruncieron. —No puedo ganar contigo. ¡Nunca hago nada bien contigo! Me dices que tú lo has superado... ¡Me siento malditamente miserable con esto! Tuve que romper mi teléfono en mil pedazos para evitar llamarte a cada minuto de cada maldito día. He tenido que aparentar que todo está bien en la escuela para que puedas  ser feliz... ¿Y estás jodidamente enojada conmigo? ¡Me rompiste el corazón! —Sus últimas palabras hicieron eco en la noche.

—Brittany, estás borracha. Deja que Santana se vaya a casa —dijo Quinn.


Brittany me agarró de los hombros y me empujó hacia ella. — ¿Me quieres o no? ¡No puedes seguir haciéndome esto, San!

—No he venido aquí para verte —dije, levantando la mirada hacia ella.

—Yo no la quiero —dijo, mirando fijamente mis labios—. Sólo estoy tan triste, Santana. —Sus ojos mostraron determinación y se inclinó hacia adelante, inclinando la cabeza para besarme.


La agarré por la barbilla, echándole hacia atrás. —Tienes su lápiz labial en tu boca, Brittany —dije, disgustada.


Ella dio un paso atrás y se levantó la camisa, limpiándose la boca. Se quedó mirando fijamente las rayas rojas en el tejido blanco y sacudió la cabeza.


—Yo sólo quería olvidar. Sólo por una maldita noche.

Genial, simplemente genial, 3 capitulos de jalón y como siempre dejándolo en lo más interesante, espero que mañana también haya 3 capítulos.

Ojala Santana reaccione y ayude a Britt, si bien Britt le dijo que fueran amigas, ella no hace lo mínimo para acercarse, siempre espera que sea Britt quien se acerque y cuando por fin se la encuentra es para pelear, espero regresen pronto

Me sequé una lágrima que se escapó. —Entonces no dejes que te lo impida.


Traté de hacer mi retirada hacia el Honda, pero Brittany me agarró del brazo otra vez. Al momento siguiente, Rachel estaba golpeando su brazo con sus puños. Ella la miró, parpadeando por un momento, con incredulidad. Rachel sin dejar de golpear con sus puños y golpeándolos contra su pecho hasta que me liberó.


— ¡Déjala en paz, estupida!

Quinn la agarró y ella la apartó, girándose para abofetear la cara de Brittany. El sonido de su mano contra la mejilla fue rápido y fuerte, y me estremecí con el ruido.

Todo el mundo se congeló por un momento, sorprendidos por la rabia repentina de Rachel.


Brittany frunció el ceño, pero ella no se defendió. Quinn la agarró de nuevo, sosteniendo sus muñecas y tirando de ella hacia su coche mientras ella se revolvía.

Ella luchó contra Quinn, su pelo castaño balanceándose con sus intentos de escapar. Me quedé sorprendida por su determinación para alcanzar a Brittany. El odio puro brillaba en sus, por lo general, dulces y alegres ojos.

— ¿Cómo pudiste? ¡Ella merecía algo mejor de ti, Brittany!

—Rachel, ¡DETENTE! —Gritó Quinn, más fuerte de lo que nunca le había oído.

Sus brazos cayeron a sus costados mientras miraba a Quinn con incredulidad. — ¿Estás defendiéndola?

Aunque parecía nerviosa, ella se mantuvo firme. —Santana rompió con ella. Sólo está tratando de seguir adelante.

Sus ojos se entrecerraron y tiró de su brazo para salir de su agarre. —Bueno, entonces ¿por qué no vas a buscar una PUTA cualquiera, —miró a Megan—, del Red y la traes a casa para follar, y luego me haces saber si te ayuda a olvidarte de mí?

—Rachel. —Quinn la agarró, pero ella la evadió, cerrando de golpe la puerta cuando ella se sentó detrás del volante. Me senté a su lado, tratando de no mirar a Brittany.

—Amor, no te vayas —suplicó Quinn, inclinándose hacia abajo en la ventana.

Ella encendió el auto. —Hay un lado correcto y un lado incorrecto aquí, Quinn. Y estás en el lado equivocado.

—Estoy en tu lado —dijo, sus ojos verdes estaban desesperados.

—Ya no, no lo estás —dijo, echando marcha atrás.

— ¿Rachel? ¡Rachel! —Gritó Quinn tras ella mientras aceleraba por la carretera, dejándole detrás.

Suspiré. —Rachel, no puedes romper con ella por esto. Tiene razón.

Rachel puso su mano sobre la mía y la apretó. —No, no la tiene. Nada de lo que acaba de pasar fue correcto.







Cuando nos detuvimos en el estacionamiento al lado de Morgan, el teléfono de Rachel sonó. Ella puso en blanco los ojos mientras contestaba—: No quiero que me llames más. Lo digo en serio, Quinn —dijo—. No, no eres... porque no quiero que lo hagas, por eso. No puedes defender lo que ella ha hecho, no puedes tolerar que lastime así a San y estar conmigo... ¡eso es exactamente lo que quiero decir, Quinn! ¡No importa! ¡No ves a Santana meterse con la primera chica que ve! No es por Brittany, ese es el problema, Quinn. ¡Ella no te pidió que la defendieras! Ugh... He terminado de hablar de esto. No me llames otra vez. Adiós.




Salió de golpe del coche y fue pisando fuerte a través de la carretera y subió las escaleras. Traté de mantener el paso con ella, a la espera de escuchar el otro lado de la conversación.




Cuando su teléfono sonó de nuevo, lo apagó. —Brittany hizo que Quinn llevara a Megan a casa. Quería pasarse por aquí al volver.

—Deberías darle la oportunidad, Berry.

—No. Tú eres mi mejor amiga. No puedo soportar lo que vi esta noche, y no puedo estar con alguien que lo defienda. Fin de la conversación, San, lo digo en serio.


Asentí con la cabeza y ella me abrazó por los hombros, tirando de mí hacia su costado mientras subíamos las escaleras hacia nuestras habitaciones. Sugar ya estaba dormida, y me salté la ducha, metiéndome en la cama completamente vestida, abrigo y todo. Yo no podía dejar de pensar en Brittany tambaleándose en la puerta con Megan, o el lápiz labial rojo restregado por su rostro. Traté de bloquear las repugnantes imágenes de lo que habría sucedido si no hubiera estado allí, y me arrollaron varias emociones, rayando la desesperación.

Quinn estaba en lo cierto. Yo no tenía derecho a estar enojada, pero no ayudaba a ignorar el dolor.




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Kurt negó con la cabeza cuando me senté en la mesa junto a él. Yo sabía que me veía horrible; apenas tuve energía para cambiarme de ropa y cepillarme los dientes. Yo había dormido sólo una hora la noche anterior, incapaz de librarme del recuerdo de los labios pintados de rojo en la boca de Brittany ni de la culpabilidad de que Quinn y Rachel hubieran roto.


Rachel optó por quedarse en la cama, sabiendo que una vez que la ira cediera, la depresión se instalaría. Ella amaba Quinn, y aunque estaba decidida a terminar las cosas porque ella había elegido el lado equivocado,  estaba dispuesta a sufrir la reacción de su decisión.



Después de clase, Kurt me acompañó hasta la cafetería. Como había temido, Quinn estaba esperando en la puerta a Rachel. Cuando me vio, no dudó.


— ¿Donde está Rachel?

—No vino a clase esta mañana.

— ¿Ella está en su habitación? —dijo, dirigiéndose a Morgan.

—Lo siento, Quinn —dije desde atrás.


Se quedó paralizada y se dio la vuelta, con el rostro de una mujer que había llegado a su límite. — ¡Desearía que Brittany y tú terminaran con esta mierda! ¡Son un maldito tornado! Cuando son felices, todo es amor y paz y mariposas. ¡Cuando están enojadas, arrasan hacia abajo a todo el jodido mundo!



Se alejó con pasos fuertes y yo exhalé el aliento que estaba sosteniendo. —Eso fue bien.

Kurt me llevó a la cafetería. —Todo el mundo. Wow. ¿Crees que podría funcionar tu vudú antes de la prueba el viernes?

—Veré lo que puedo hacer.

Kurt eligió una mesa diferente, y yo estuve más que feliz de seguirlo allí.



Brittany se sentó con sus hermanas de fraternidad, pero ella no tenía una bandeja y no se quedó mucho tiempo. Me vio justo cuando se iba, pero ella no se detuvo.


—Entonces, Rachel y Quinn rompieron, también, ¿eh? —Preguntó Kurt, mientras masticaba.

—Estuvimos anoche en donde Quinny y Brittany llegó a casa con Megan y... fue un desastre. Ellas tomaron partes.

—Ay.

—Exactamente. Me siento muy mal.

Kurt me dio unas palmaditas en la espalda. —No puedes controlar las decisiones que toman, San. Así que, ¿supongo que esto significa que podremos saltarnos la fiesta de San Valentín en Sig Tau?

—Eso parece.

Kurt sonrió. —Todavía te llevaré a algún sitio. Las llevaré a ti y a Rachel. Será divertido.

Me apoyé en su hombro. —Eres el mejor, Kurt.



Yo no había pensado en San Valentín, pero yo estaba contenta de tener planes. No me podía imaginar cómo de triste me sentiría pasarlo con Rachel solamente, escuchar su rabia sobre Quinn y Brittany toda la noche. Ella todavía haría eso—no sería Rachel Berry si ella no lo hiciera—pero al menos sería una diatriba limitada si estábamos en público.




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Las semanas de enero pasaron, y después de un intento loable, pero fallido por parte de Quinn para conseguir que Rachel volviera con ella, la vi cada vez menos a ella y Brittany.
En febrero, ellas dejaron de ir a la cafetería todas juntas, y sólo vi a Brittany unas cuantas veces en mi camino a clase.


El fin de semana antes del Día de San Valentín, Rachel y Kurt  me convencieron para ir al Red, y durante todo el camino en coche hacia el club, temía ver a Brittany allí. Nosotras entramos, y yo respiré con alivio al no ver ninguna señal de ella.


La música retumbaba en mis oídos hasta que vi a Kurt. https://www.youtube.com/watch?v=e-hFZv6uxOI


—Primeras rondas de mi parte —dijo Kurt, señalando una mesa y deslizándose entre la multitud hacia la barra.



Nos sentamos y vimos como la pista de baile pasaba de estar vacía a rebosar de estudiantes universitarios borrachos.

Después de nuestra quinta ronda, Kurt nos empujó a la pista de baile, y finalmente me sentí lo suficientemente relajada para pasar un buen rato. Nos reímos y chocamos una contra otra, riendo histéricamente cuando un tipo balanceó a su pareja de baile dando una vuelta y ella perdió su mano, deslizándose por el suelo sobre su costado.

Rachel levantó las manos por encima de la cabeza, agitando su cabello con la música. Me reí de su rostro habitual de baile y luego me detuve abruptamente cuando vi venir a Quinn detrás de ella. Le susurró algo al oído y ella se volteó. Intercambiaron palabras y luego Rachel tomó mi mano, llevándome a nuestra mesa.



—Por supuesto. La noche en que salimos, y ella aparece —refunfuñó.



Kurt nos trajo dos copas más, incluyendo un chupito para cada una. —Pensé que podrían necesitarlos.


—Pensaste correctamente. —Rachel inclinó la cabeza hacia atrás antes de que pudiéramos brindar y sacudí la cabeza, chocando mi copa con la de Kurt.



Traté de mantener mis ojos en los rostros de mis amigos, preocupada de que si Quinn estaba allí, Brittany no estaría muy lejos.

Rachel se puso de pie. —A la mierda. No me voy a quedar sentada en esta mesa el resto de la noche.

— ¡Bravo chica! —Kurt sonrió, siguiéndola a la pista de baile.


Los seguí, mirando a mi alrededor buscando a Quinn. Había desaparecido, y me relajé, tratando de quitarme de encima la sensación de que Brittany se presentaría en la pista de baile con Megan.

Una chica que había visto por el campus bailaba detrás de Rachel, y ella sonrió, dando la bienvenida a la distracción. Tenía la sospecha de que ella estaba haciendo un show para su propio disfrute, con la esperanza de que Quinn la vería. Aparté la mirada por un segundo, y cuando miré de nuevo a Rachel, su pareja de baile ya no estaba. Ella se encogió de hombros, sin dejar de agitar sus caderas al ritmo.



Otra chica diferente apareció detrás de Rachel, su amiga bailando junto a mí. Después de unos momentos, mi pareja de baile maniobró detrás de mí, y me sentí un poco insegura cuando sentí sus manos en mis caderas. Como si hubiera leído mi mente, sus manos dejaron mi cintura. Miré detrás de mí, y ella se había ido. Miré hacia Rachel, y la mujer detrás de ella se había ido también.

Kurt parecía un poco nervioso, pero cuando Rachel levantó una ceja ante su expresión, sacudió la cabeza y continuó bailando.



https://www.youtube.com/watch?v=PVzljDmoPVs



Para la siguiente canción, estaba sudorosa y cansada. Me retiré a nuestra mesa, apoyando mi cabeza pesada en mi mano, y me eché a reír mientras veía a otra esperanzada pidiendo a Rachel un baile.

Ella me guiñó un ojo desde la pista de baile, y luego yo me puse rígida cuando la vi siendo empujada hacia atrás, desapareciendo entre la multitud.

Me puse de pie y caminé alrededor de la pista de baile, manteniendo mi ojo en el sitio a donde ella fue empujada, y sentí la adrenalina quemar a través del alcohol en mis venas cuando vi a Quinn sujetando por el cuello a la tipa en cuestión. Brittany estaba a su lado, riendo histéricamente hasta que levantó la vista y me vio observándoles. Ella golpeó el brazo de Quinn, y cuando esta miró en mi dirección, empujó a la víctima de espaldas sobre el suelo.


No me tomó mucho tiempo averiguar lo que estaba pasando: habían estado sacando a las chicas que estaban bailando con nosotras fuera de la pista de baile y amenazándoles para que se mantuvieran alejadas de nosotras.

Entrecerré los ojos hacia ellas y luego me dirigí a Rachel. La multitud era densa, y yo tuve que empujar a algunas personas fuera de mi camino. Quinn me agarró la mano antes de que llegara a la pista de baile.




— ¡No se lo digas! —Dijo, tratando de suavizar con su sonrisa.

— ¿Qué demonios crees que estás haciendo, Quinn?

Se encogió de hombros, todavía orgullosa de sí misma. —La quiero. No puedo permitir que otras chicas bailen con ella.

—Entonces, ¿cuál es tu excusa para tirar de la tipa que estaba bailando conmigo? —dije, cruzándome de brazos.

—Esa no fui yo —dijo Quinn, rápidamente echando un vistazo a Brittany—. Lo siento, San. Estábamos simplemente divirtiéndonos.

— No es divertido.

— ¿El qué no es divertido? —dijo Rachel, mirando fijamente a Quinn.


Ella tragó saliva, disparándome una mirada suplicante en mi dirección. Yo le debía un favor, así que mantuve la boca cerrada. Ella suspiró de alivio cuando se dio cuenta de que no la delataría, y luego miró a Rachel con dulce adoración.


— ¿Quieres bailar?

—No, no quiero bailar —dijo ella, caminando de regreso a la mesa. Quinn la siguió, dejándonos a Brittany y mí paradas juntas.


Brittany se encogió de hombros. — ¿Quieres bailar?

— ¿Qué? ¿Megan no está aquí?

Ella negó con la cabeza. —Solías ser una borracha dulce.

—Feliz de decepcionarte —dije, volviéndome hacia la barra.




Ella me siguió, empujando a dos chicos de sus asientos. Le miré fijamente por un momento, pero no me hizo caso, se sentó y luego me observó con una expresión expectante.


— ¿Vas a sentarte? Te invito a una cerveza.

—Pensé que no comprabas bebidas para chicas en el bar.

Ella inclinó la cabeza en mi dirección, con un gesto impaciente. —Eres diferente.

—Eso es lo que dices.

—Vamos, San. ¿Qué pasó con eso de ser amigas?

—No podemos ser amigas, Brittany. Obviamente.

— ¿Por qué no?

—Porque no quiero verte sobándote con una chica diferente cada noche, y tú no dejarás que nadie baile conmigo.

Ella sonrió. —Te quiero. No puedo permitir que otras chicas o chicos bailen contigo.

— ¿Ah, sí? ¿Cuánto me amabas te fuiste a tu departamento con Megan?






Brittany hizo una mueca y yo me puse de pie, haciendo mi camino a la mesa. Quinn y Rachel estaban inmersas en un fuerte abrazo, y haciendo una escena, mientras se besaban apasionadamente.


—Creo que vamos a la fiesta de San Valentín de la Sig Tau de nuevo —dijo Kurt con el ceño fruncido.


Suspiré. —Mierda.





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Ya 4 capítulos para la fieles lectoras!


Besos, abrazos y saludos a todas!

facot escribió:Genial, simplemente genial, 3 capitulos de jalón y como siempre dejándolo en lo más interesante, espero que mañana también haya 3 capítulos.

Ojala Santana reaccione y ayude a Britt, si bien Britt le dijo que fueran amigas, ella no hace lo mínimo para acercarse, siempre espera que sea Britt quien se acerque y cuando por fin se la encuentra es para pelear, espero regresen pronto

Colgué otro más lectora! Creo que subiré uno mas antes de dormirme! Atenta!!

Santa re cachucha  yo quiero que sean felices eso lo único que pidoxdd amo tu ff siempre te lo diré ame tus 4 capítulos también pero te pediré mas jajaja cuídate, saludos.