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[Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
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¡Fer Brittana4ever!
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Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Chicas disculpas multiplicadas por 1000!
Mañana podre actualizar! Tiempo es lo que falta!
Besitos a todas!
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¡Fer Brittana4ever!***** - Mensajes : 212
Fecha de inscripción : 19/08/2013
Capitulo 20
Capitulo 20
Una amplia sonrisa se extendió por su cara, haciendo que le aparecieran hoyuelos en las mejillas. —Ven conmigo a casa —dijo, envolviéndome en sus brazos.
Mis cejas se alzaron. —¿Dijiste todo eso para tenerme en tu cama? Debí haberte dado una gran impresión.
—Lo único que estoy pensando ahora mismo es en tenerte en mis brazos toda la noche.
—Vamos. —sonreí.
A pesar del exceso de velocidad y la infracción de señales, el paseo hasta el apartamento parecía no tener fin. Cuando finalmente llegamos, Brittany me cargó por las escaleras. Me reí contra sus labios mientras intentaba abrir la puerta. Cuando me puso de pie y cerró la puerta detrás de nosotras, dejó escapar un largo suspiro, aliviada.
—No ha parecido como un hogar desde que te fuiste. —dijo, besando mis labios. Lord Tubbington camino por el pasillo meneando su cola. Le susurré mientras lo levantaba del suelo.
La cama de Quinn chilló, y luego sus pisadas resonaron en el piso. Su puerta se abrió mientras entrecerraba los ojos por la luz. — ¡A la mierda no, Britt, no estás haciendo esto!
Estás enamorada de Sant... —sus ojos se enfocaron y reconoció su error, —...tana. Hola, Lopez.
—Hey, Quinn. —sonreí, dejando a Lord en el suelo.
Brittany pasó conmigo junto a su, todavía sorprendida, prima, y pateó la puerta cerrándola detrás de nosotras, tirando de mí en sus brazos y besándome sin pensarlo dos veces, como si lo hubiéramos hecho un millón de veces. Le quité la blusa sobre su cabeza, y ella deslizó mi chaqueta por mis hombros. Dejé de besarle el tiempo suficiente para quitarme el jersey y camiseta, y luego me estrellé contra ella. Nos desnudamos la una a la otra, y en cuestión de segundos, me colocó en su colchón.
Sus besos y caricias descubrieron mi cuerpo lentamente, lo recorrió centímetro a centímetro sin dejar rincón alguno sin explorar. Tomo mi cuerpo, mi ser entero. Acaricio con la yema de sus dedos mis senos, mordió mis pezones suavemente y los beso. Bajo por mi cintura y por mis caderas con suaves y deliciosos besos hasta llegar a mi vientre. Nuestros sentidos se activaron en el acto y la percepción de nuestros cuerpos al contacto de nuestra piel
volvió cada segundo mágico. Delineo con su lengua mis formas, se perdió completamente en mi sexo besándolo y enterrando su lengua dentro. Ese momento fue maravilloso, me regaló el mejor orgasmo que jamás haya sentido y yo quería devolver todo el placer que me ha brindado, así que tomé el control. Mi prioridad fue sin duda sus pechos, esa adicción que estaba esperando por fin ser saciada y canalizada, estuve por minutos, besando mordiendo, tocando. Lo hacía con nervios pero me dejé llevar por mis instintos y por lo que ella me hacia sentir, lo único que tenia en mi mente era hacerla experimentar el mayor placer de su vida y no fallé.
Ella entre gemidos y extasiada, embriagada de placer menciono mi nombre.
— Dios Santana... No te detengas.
Escuchar eso me encantó, me excitó aún más y bese hasta el último centímetro de su cuerpo, luego toque su sexo para comprobar que estaba mojada y al hacerlo inmediatamente introduje dos de mis dedos comenzando con movimientos de adentro hacia fuera.
Yo quería dejar en ella una huella para que nunca olvidara esa noche así como yo nunca lo haría, era la prueba de que quería estar con ella y así quería demostrarlo. Luego de unos minutos su cuerpo se tenso y se fundió en un gran orgasmo.
Ese momento solo era de las dos, el resto del mundo no existía. Así continuo la noche, llena de amor y en orgasmos interminables.
Cuando ya nuestros cuerpos no daban más por el cansancio, nos abrazamos y solo nos mirábamos.
—No te vayas esta vez, ¿vale? Quiero despertar tal como ahora en la mañana.
Besé su cuello, sintiéndome culpable porque lo pidiera. —No iré a ninguna parte.
Desperté sobre mi estómago, desnuda y enredada en las sabanas de Brittany Pearce. Mantuve mis ojos cerrados, sintiendo como sus dedos acariciaban mi brazo y espalda.
Suspiró profundo, contenta, y habló en voz baja. —Te amo, Santana. Voy a hacerte feliz, lo juro.
La cama se hundió al moverse, y luego sus labios se movieron en lentos y cortos besos hacia mi espalda. Me quedé quieta, y justo cuando iba a alcanzar la piel debajo de mi oreja, me abandonó y caminó hacia el baño al otro lado de la habitación. Sus pasos se escuchaban tranquilos por el pasillo, y las tuberías chillaron con la presión del agua en la regadera.
Abrí los ojos y me senté, estirándome. Cada músculo en mi cuerpo dolía, músculos que ni siquiera sabía que tenía. Sostuve la sabana contra mi pecho y miré hacia la ventana, viendo como hojas amarillas y rojas caían en espiral desde las ramas hasta el suelo.
Su celular vibró en algún lugar en el piso, y luego de buscarlo torpemente por el desastre de ropa en el suelo, lo encontré en el bolsillo de sus jeans. En la pantalla sólo aparecía un número, sin nombre.
— ¿Hola?
— Se encuentra… Se encuentra Brittany?
—Está en la ducha, ¿quieres dejarle un mensaje?
—Claro. Dile que Megan llamó, ¿podrías?
Brittany entró, amarrando la toalla alrededor de su pecho salpicada de agua, sonreí y le tendí el teléfono.
—Es para ti.
Me besó antes de mirar la pantalla, y luego negó con la cabeza. — ¿Si? Era mi novia, ¿Qué necesitas, Megan? —Escuchó por un momento para después sonreír—. Bueno, ¿Qué te puedo decir? Santana es especial. —Luego de una larga pausa, rodó los ojos. Sólo me podía imaginar lo que ella estaba diciendo—. No seas una perra, Megan. Escucha, no puedes llamarme más… Bueno, el amor hace eso. —dijo, mirándome cariñosamente—. Sí, con San. Es en serio Megan, no más llamadas… Hasta luego.
Lanzó el teléfono a la cama, y se sentó a mi lado. —Estaba un poco molesta. ¿Te dijo algo?
—No, solamente preguntó por ti.
—Borré los pocos números que tenía en mi teléfono, pero supongo que eso no les impide seguir llamándome. Si no lo averiguan por sí solas, yo se los aclaro.
Me miró con curiosidad, y no pude evitar sonreír. Nunca había visto este lado de ella. —Confío en ti, ¿lo sabes?
Presionó sus labios con los míos. —No te culparía si esperas que me gane tu confianza.
—Tengo que ir a la ducha. Ya me perdí una clase.
— ¿Ves? Ya estoy siendo una buena influencia.
Me levanté, y ella tiró de la sabana. —Megan dijo que este fin de semana va haber una fiesta de Halloween en The Red Door. Fui con ella el año pasado, estuvo divertido.
—Estoy segura de ello. —dije, levantando una ceja.
—Sólo digo que hubo bastante gente. Tienen torneos en la piscina y bebidas baratas… ¿Quieres ir?
—En realidad no soy… No soy de las que se disfrazan. Nunca lo he sido.
—Yo tampoco, simplemente voy. —Se encogió de hombros.
— ¿Todavía vamos a los bolos esta noche? —Pregunté, cuestionando si la invitación era sólo una excusa para pasar tiempo a solas conmigo, lo cual ya no era necesario.
— ¡Claro que sí! ¡Voy a patear tu trasero Santana Lopez!
—No esta vez. Tengo un nuevo súper poder.
Se rió. — ¿Y cuál es? ¿Lenguaje rudo?
Me incliné para besar su cuello, luego moví mi lengua hasta su oreja, besando su lóbulo. Se congeló en su lugar. —La distracción. —Murmuré en su oído.
Agarró mis brazos y me empujó sobre mi espalda. —Vas a perderte otra clase.
Finalmente, luego de convencerla de abandonar el apartamento a tiempo de ir a la clase de Historia, corrimos al campus y nos deslizamos en nuestros asientos justo cuando el profesor Schuester comenzaba.
Brittany volteó su gorra de béisbol hacia atrás y plantó un beso en mis labios, justo en frente de todos. En el camino hacia la cafetería, sostuvo mi mano con la suya, entrelazando nuestros dedos mientras caminábamos. Se veía tan orgullosa de sostener mi mano anunciándole al mundo que finalmente estábamos juntas. Kurt lo notó, miró hacia nuestras manos y me mostró una ridícula sonrisa. Él no fue el único, nuestra simple muestra de cariño provocó miradas y murmullos de las personas mientras íbamos pasando.
En la puerta de la cafetería, Brittany inhaló su cigarro una última vez y me miró, notando mi desconfianza. Rachel y Quinn ya estaban dentro, y Kurt había encendido otro cigarro, dejándonos a mí y Brittany solas al entrar. Estaba segura que el rumor había alcanzado todo un nuevo nivel al momento en que Brittany me besó en plena vista de todos en la clase de Historia, y mi miedo de entrar a la cafetería no me abandonaba.
— ¿Qué sucede, San? —Preguntó, jalando de mi mano.
—Todos nos están mirando.
Llevó mis manos a su boca y besó mis dedos. —Se les va a pasar. Solamente es el shock inicial. ¿Recuerdas cuando empezamos a salir juntas? Su curiosidad murió luego de un tiempo, y se acostumbraron a vernos juntas. Vamos. —dijo, y me jaló hacia adentro.
Una de las razones por la cual escogí Eastern fue por su modesta población, pero el desesperado interés por escándalos que venía con ello era extenuante a veces. Era un completo chiste; todos eran consientes de cuan ridículo era el rumor, pero aun así, todos participaban en él.
Nos sentamos con nuestra comida en los lugares de siempre. Rachel me dio una sonrisa intuitiva. Ella conversó como si todo estuviera normal, pero las animadoras de cheerios en la otra punta de la mesa me miraban como si me estuviera quemando.
Brittany golpeó mi manzana con su cubierto. — ¿Vas a comerte eso, San?
—No, puedes tenerla, amor.
Mis orejas ardieron cuando la cabeza de Rachel se giró bruscamente para verme.
—Simplemente salió. —dije, sacudiendo la cabeza. Miré a Brittany, y su expresión era una mezcla entre amor y diversión.
Habíamos utilizado ese término unas cuantas veces esa mañana, y no se me ocurrió que era nuevo para todos los demás hasta que salió de mi boca.
—Acaban de alcanzar el nivel de irritantemente lindo. —Rachel sonrió.
Quinn tocó mi hombro, — ¿Te quedarás esta noche? —Preguntó. — Prometo no salir de mi cuarto a insultarte.
—Estabas defendiendo mi honor, Quinn. Estás perdonada. —dije.
Brittany mordisqueó la manzana y masticó, luciendo más feliz de lo que alguna vez la había visto. La paz en sus ojos había regresado, e incluso cuando docenas de personas miraban cada uno de nuestros movimientos, todo se sentía… correcto.
Pensé en todo el tiempo que había insistido en que estar con Brittany era una mala decisión, y cuanto tiempo había perdido tratando de ignorar todo lo que sentía por ella. Viéndola del otro lado de la mesa, a sus suaves ojos azules, y sus pecas bailando en su mejilla mientras masticaba. No recordaba de qué estaba tan preocupada.
—Se ve espantosamente feliz. ¿Te rendiste finalmente, Santana? —dijo Andrea, codeando a sus compañeras de equipo.
—No eres muy inteligente, ¿verdad, Jenks? —dijo Quinn frunciendo el ceño.
Instantáneamente la sangre subió a mis mejillas, miré a Brittany, quien tenía una mirada asesina en sus ojos. Mi vergüenza se deshizo a la vista de la ira de Brittany, sacudí la cabeza. —Sólo ignórala.
Luego de unos tensos segundos, sus hombros se relajaron un poco, tomó aire y asintió una vez. Luego de un momento me guiñó. Estiré mi brazo en la mesa y deslicé mis dedos en los suyos. —Fue en serio lo que me dijiste anoche, ¿no?
Empezó a hablar, pero la risa de Andrea llenó la cafetería. — ¡Dios Santo! ¿Brittany Pearce está siendo controlada?
— ¿Fue en serio cuando me dijiste que no querías que cambiara? —me preguntó, apretándome la mano.
Miré a Andrea riéndose con sus compañeras, y luego me volví a Brittany. —Absolutamente. Enséñale a esa imbécil algunos modales.
Una sonrisa diabólica se extendió por su cara, y caminó hacia el final de la mesa, donde Andrea se sentaba.
Andrea se tragó su risa y el silencio se apoderó de la habitación. —Oye, solo te estaba haciendo pasar un mal rato, Britt. —dijo mirándola.
—Discúlpate con Santana. —dijo Brittany, fulminándola con la mirada.
Andrea me miró con nerviosismo. —Sólo… Sólo estaba bromeando, Santana. Lo siento.
La miré mal y ella subió la cabeza hacia Brittany, esperando su aprobación. Cuando Brittany se alejó, Andrea se rió y luego le susurró algo a Brasil. Mi corazón se aceleró cuando Brittany se detuvo abruptamente y sus manos se cerraron en puños a sus costados.
Brasil sacudió la cabeza y bufó. —Cuando despiertes, Andrea, sólo recuerda… que tú solita te lo buscaste.
Brittany levantó la bandeja de Kurt de la mesa y se la pegó a Andrea en la espalda, tumbándola de su silla. Andrea trató de meterse bajo la mesa, pero Brittany la sacó por las piernas y comenzó a golpearla.
Andrea se cubrió y Brittany la golpeó en la espalda. Se arqueaba y volteaba, levantando sus manos al aire, permitiéndole a Brittany golpear varias veces su cara. Brittany se levantó jadeando.
—Si te atreves a siquiera mirarla, te voy a romper tu jodida mandíbula. —Gritó Brittany. Me estremecí cuando pateó a Andrea una última vez.
La mujer que trabaja en la cafetería corrió hacia fuera, sorprendida del desastre en el suelo.
—Lo siento —le dijo Brittany.
Muchos de los estudiantes se levantaron para ver mejor, otros permanecieron sentados mirando entretenidos. Las cheerios sólo miraban el cuerpo de Andrea en el piso, sacudiendo sus cabezas.
Brittany se volteó y Quinn se levantó de inmediato, agarrando mi brazo y la mano de Rachel, y arrastrándonos por la puerta, detrás de su prima. Caminamos la corta distancia hasta Morgan Hall, y Rachel y yo nos sentamos en los escalones de enfrente, mirando Brittany caminar de aquí para allá.
— ¿Estás bien, Britt? —Preguntó Quinn.
—Sólo… dame un minuto. —Contestó, poniéndose las manos en la cadera mientras caminaba.
Quinn se metió las manos en los bolsillos. —Me sorprende que te hayas detenido.
—Santana dijo que le enseñara modales, Quinn. No que la matara. Necesité todo de mí para detenerme cuando lo hice.
Rachel deslizo sus grandes lentes cuadrados de sol para mirar a Brittany. —¿Qué fue lo que dijo Andrea que te puso así, de todos modos?
—Algo que nunca volverá a decir. —Respondió.
Rachel miró a Quinn, quien se encogió de hombros. —No la escuché.
Los puños de Brittany se tensaron de nuevo. —Voy a regresar adentro.
Quinn tomó a Brittany por los hombros. —Tu chica está aquí afuera. No necesitas volver a entrar.
Brittany me miró, forzándose a sí misma a calmarse. — Ella dijo… todos piensan que San ha… Jesús, no puedo ni decirlo.
—Dilo de una vez. —Murmuró Rachel, mirando sus uñas.
Kurt apareció caminando detrás de Brittany, claramente encantado por toda la conmoción. —Cada chica de Eastern quiere con ella porque logró conseguir a la indomable Brittany Pearce. —Se encogió de hombros—. Es lo que están diciendo allí adentro, al menos.
Brittany pasó por al lado de Kurt, dirigiéndose a la cafetería. Quinn corrió hacia ella, tomándola por el brazo. Brittany le tiró un golpe pero Quinn lo esquivó y mis manos inmediatamente volaron a mi boca. Mis ojos fueron a Rachel, que se encontraba inafectada, acostumbrada a su rutina.
Sólo se me ocurrió una cosa para detenerla. Me levanté de las escaleras, corrí hacia ella y me puse en su camino. Le brinqué encima, enredando mis piernas en su cintura, ella me sostuvo por los muslos mientras yo tomaba su cara, plantando un largo y profundo beso en sus labios. Pude sentir como su ira se iba desvaneciendo con el beso, y cuando me separé supe que ya había ganado.
—No nos importa lo que piensen, ¿recuerdas? No puedes empezar ahora. —dije, sonriendo con confianza. Poseía un mayor efecto en ella de lo que creía posible.
—No puedo permitirles hablar así de ti, Santana. —dijo con su ceño fruncido. Me puso de nuevo en el suelo.
Deslicé mi brazo dentro del suyo, entrelazando nuestros dedos en su espalda. — ¿Así como? Ellas piensan que tengo algo especial porque tú nunca te habías asentado antes. ¿No estás de acuerdo con eso?
—Por supuesto que sí, solamente no soporto el pensar en que cada tipa en este colegio quiere estar contigo por eso. —Presionó su frente contra la mía—. Esto me va a volver loca. Ya me puedo dar cuenta.
—No dejes que te afecten, Britt. —dijo Quinn—. No puedes pelear con todo el mundo.
Brittany suspiró. —Todo el mundo. ¿Cómo te sentirías tú si todo el mundo piensa en Rachel de esa manera?
—¿Quién dice que no lo hacen? —dijo Rachel ofendida. Todos nos reímos y ella hizo una mueca—. No estaba bromeando.
Quinn la levantó por las manos y besó su mejilla. —Lo sabemos, bebé. Dejé de ser celosa hace un tiempo. No tenía tiempo de hacer nada más.
Rachel sonrió en apreciación y luego la abrazó.
Quinn poseía la habilidad de hacer que todos a su alrededor se sintieran calmados, sin duda resultado de crecer con Brittany. Probablemente era más un mecanismo de defensa que cualquier otra cosa.
Brittany acarició la parte detrás de mi oreja, y me reí hasta que vi a Emily acercándose. La misma urgencia que sentí cuando Brittany quería volver a la cafetería me invadió, e instantáneamente me alejé de ella y caminé tres metros y algo para interceptar a Emily.
—Necesito hablar contigo. —Me dijo.
Miré hacia atrás y luego sacudí mi cabeza como advertencia. —Ahora no es un buen momento, Emily. De hecho, es un muy, muy mal momento. Brittany y Andrea pelearon en el almuerzo y ella todavía está un poco irritada. Necesitas irte.
Emily vio a Brittany y luego fijó su vista en mi, determinada. —Escuché lo que sucedió en la cafetería. No creo que estés consciente de en donde te estás metiendo. Brittany es mala influencia, Santana. Todos lo saben. Nadie está hablando de cuan genial es que tú la hayas cambiado… todos esperan que ella haga lo que sabe hacer mejor. No sé lo que te ha dicho, pero no tienes ni idea de qué clase de persona es.
Sentí las manos de Brittany en mis hombros. — ¿Porqué no le dices, entonces?
Emily se encogió nerviosa. — ¿Tienes idea de cuantas chicas humilladas he llevado a casa de fiestas luego de pasar horas encerradas con ella? Te va a lastimar.
Los dedos de Brittany se tensaron en respuesta, posé mis manos en las suyas hasta que se relajó. —Deberías irte, Emily.
—Debes escuchar lo que te digo, San.
—No le llames así. —Gruñó Brittany.
Emily no apartó sus ojos de los míos. —Estoy preocupada por ti.
—Lo aprecio, pero no es necesario.
Emily sacudió la cabeza. —Ella te ve como un desafío a largo plazo, Santana. Te tiene pensando que eres diferente a las otras chicas simplemente para llevarte a la cama. Se va a cansar de ti. Ella posee la atención de un bebé.
Brittany me rodeó, parándose frente de Emily, tan cerca que sus narices casi se tocaban. —Te permití decir lo que querías. Mi paciencia se agotó. —Emily trató de mirarme, pero Brittany se inclinó en su dirección—. No se te ocurra mirarla. Mírame a mi. —Emily enfocó sus ojos en Brittany y esperó—. Si se te ocurre al menos respirar en su dirección, me aseguraré de que te vayas cojeando a la escuela de medicina.
Emily tomó una par de pasos hacia atrás, hasta que estuve en su campo de visión. —Pensé que eras más lista que esto. —dijo, sacudiendo la cabeza antes de voltearse e irse.
Brittany la observó marcharse, luego se volteó y sus ojos azules encontraron los míos. —Sabes que eso es pura mierda, ¿verdad? No es cierto.
—Estoy segura que es eso lo que todos piensan. —Me quejé, atrayendo la atención de aquellos que iban pasando.
—Entonces les probaremos lo contrario.
________________________________________________________________
Ya chicas! Disculpen la demora, pero mi finde estuvo agotado y no tuve tiempo!
Mañana actualizo de nuevo.
Besitos chicas!
¡Fer Brittana4ever!***** - Mensajes : 212
Fecha de inscripción : 19/08/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Genial capitulo
Esperando la actualizacion
Saludos
Esperando la actualizacion
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Que puedo decir me encanto el capitulo dure esperando este capitulo Emily y Andrea que se vayan a la chucha mis Brittana juntas son tan lindas ahhh me encanta espero tu proxima actualizacion sencillamente te amo por este FF jajaja saludos
Keiri Lopierce-* - Mensajes : 1570
Fecha de inscripción : 09/04/2012
Edad : 33
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Waaaaaaaa noooo pudo haber estado mejor..jijiji mis brittanas laas amo =)
rosytha britt-san****** - Mensajes : 361
Fecha de inscripción : 04/08/2011
Edad : 35
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Es que me dejaste todo el finde esperando solo para que Britt le sacará la madre a Andrea??
y bueeeeno, se llevará a la cama a San.
y para que esten de novias...
Créeme.. yo tb querría a San de novia, aunque ni siquiera hubiese domado a Britt...
Gracias compatriota!
Disculpa por no comentar antes..
Y me dejaste esperando el capítulo ¬¬... eso no se hace ><
Yessy!!!!!!!!! Son lindos tus ojitos *-*
Ánimo en tu trabajo.. y pos nos leemos...
Saludos!
y bueeeeno, se llevará a la cama a San.
y para que esten de novias...
Créeme.. yo tb querría a San de novia, aunque ni siquiera hubiese domado a Britt...
Gracias compatriota!
Disculpa por no comentar antes..
Y me dejaste esperando el capítulo ¬¬... eso no se hace ><
Yessy!!!!!!!!! Son lindos tus ojitos *-*
Ánimo en tu trabajo.. y pos nos leemos...
Saludos!
Tat-Tat******* - Mensajes : 469
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Capitulo 21
Chicas lo siento en verdad por no actualizar a diario!
Y mas por no contestar comentarios!
Pronto cambiare eso, tendré más tiempo!
Muchas gracias por leer y comentar!
Besitos a todas!
_________________________________________________________________________
Mientras la semana avanzaba, Brittany se tomó su promesa muy en serio. Ya no conversaba con las chicas que la detenían en los pasillos, tampoco coqueteaba ni se acercaba a ellas.
En el momento en que caminamos dentro de The Red para la fiesta de Halloween, me encontraba un poquito nerviosa sobre como ella planeaba mantener lejos a las fiesteras intoxicadas.
Rachel, Kurt y yo nos sentamos en una de las mesas cercanas, mientras veíamos a Brittany y a Quinn jugar billar con dos de sus hermanas Sig Tau.
— ¡Vamos, Quinny! —Gritó Rachel, levantándose en el escalón de su banco.
Quinn le guiñó, y luego realizó su tiro, metiéndola en el hoyo derecho más lejano. — ¡Woo! —chilló.
Un trío de mujeres vestidas como Los Ángeles de Charlie se acercaron a Brittany mientras ella esperaba su turno, sonreí cuando trató lo más que pudo de ignorarlas. Cuando una de ellas trazó la línea de uno de sus brazos, Brittany jaló su brazo. La apartó para así poder hacer su tiro, y ella hizo un puchero a sus amigas.
— ¿Puedes creer cuán ridículas son? Las chicas aquí no tienen vergüenza. —dijo Rachel.
Kurt sacudió su cabeza, asombrado. —Es Brittany Pearce. Creo que es por ser chica mala. O creen que pueden salvarla, o piensan que son inmunes a sus encantos. No estoy seguro cual será.
—Probablemente las dos. —Me reí, viendo como las chicas esperaban que Brittany les prestara atención—. ¿Puedes imaginar ser tú quien espera ser escogida por ella? ¿Sabiendo que vas a ser usada sólo para sexo?
—Problemas paternales. —dijo Rachel, tomando un sorbo de su bebida.
Kurt movio su pelo y jaló nuestros vestidos. — ¡Vamos, chicas! ¡Kurt Gatito quiere bailar!
—Sólo si prometes nunca volver a llamarte así. —dijo Rachel.
Kurt hizo un puchero y Rachel sonrio. —Vamos, Lopez. No quieres hacer a Kurt llorar, ¿cierto?.
Nos unimos a las policías y vampiros en la pista de baile, y Kurt sacó sus pasos de Timberlake amanerado. Miré a Brittany sobre mi hombro y la descubrí mirándome por el
rabillo del ojo, fingiendo ver a Quinn meter la bola ocho en el juego. Quinn recolectó sus ganancias, y Brittany se dirigió a la larga barra que rodeaba la pista de baile, para pedir un trago. Kurt bailaba por toda la pista, para finalmente hacer un sándwich entre Rachel y yo. Brittany rodó los ojos, riéndose mientras volvía a nuestra mesa con Quinn.
—Voy a buscar otra bebida. ¿Quieren algo? —gritó Rachel por encima de la música.
—Voy contigo. —dije, mirando a Kurt y apuntando hacia la barra.
Kurt sacudió la cabeza y continuó bailando. Rachel y yo avanzamos por la multitud hacia la barra. El barman estaba agobiado, por lo que nos acomodamos para una larga espera.
—Las chicas están arrasando esta noche. —dijo Rachel.
Me incliné a su oído. —Por qué alguien apostaría contra Quinn es algo que nunca entenderé.
—Por la misma razón que apuestan contra Britt. Son idiotas. —Sonrió.
Un hombre en una toga se inclinó contra la barra al lado de Rachel y sonrió. — ¿Qué están tomando las damas esta noche?
—Nosotras compramos nuestros propios tragos, gracias. —dijo Rachel, mirando hacia adelante.
—Soy Mike. —dijo, y luego apuntó a su amigo—. Éste es Logan.
Sonreí educadamente, mirando a Rachel, quien tenía su mejor cara de lárgate. El barman tomó nuestra orden, y luego asintió detrás de nosotras, volteándose para preparar la bebida de Rachel. Nos trajo un vaso de vidrio cuadrado lleno de líquido rosa y tres cervezas.
Mike le tendió dinero y ella asintió. —Esto es algo diferente —dijo Mike, escaneando la multitud.
—Sí —respondió Rachel con cara de fastidio.
—Te vi bailando —Logan asintió hacia la pista—. Te veías bien.
—Uh… gracias. —Le dije, tratando de permanecer amable, consciente de que Brittany estaba a poca distancia.
— ¿Quieres bailar? —preguntó.
Sacudí la cabeza. —No, gracias. Estoy aquí con mi…
—Novia. —dijo Brittany, apareciendo de la nada. Miró mal a los hombres que se encontraban junto a nosotras, los cuales se apartaron un poco intimidados.
Rachel no pudo evitar sonreír satisfecha cuando Quinn la rodeó con sus brazos.
Brittany asintió hacia la habitación. —Váyanse, ahora.
Los hombres nos miraron a Rachel y a mí poniendo caras, y luego dieron un par de pasos hacia tras antes de desaparecer en la seguridad de la multitud.
Quinn besó a Rachel. — ¡No puedo llevarte a ningún lado!
Ella rió, y yo miré a Brittany, quien me fruncía el ceño.
— ¿Qué?
— ¿Por qué le permitiste comprarte una bebida?
Rachel se separó de Quinn, notando el humor de Brittany. —No lo hicimos, Britt. Les dije que no.
Brittany me quitó la botella de la mano. — ¿Entonces, qué es esto?
— ¿Es en serio? — Me cruce de brazos.
—Sí, es en serio. —dijo, tirando la botella en un bote de basura junto a al bar—. Te lo he dicho cientos de veces… No puedes aceptarle tragos a cualquier chico o chica. ¿Qué pasa si puso algo allí?
Rachel levantó su vaso. —Las bebidas fueron hechas frente a nosotras, Britt. Estás sobreactuando.
—No estoy hablando contigo. —dijo Brittany, sus ojos pegados a los míos.
— ¡Hey! —Me molesté inmediatamente—. No le hables así.
—Brittany —advirtió Quinn — Déjalo ir.
—No me gusta que dejes a otros chicos o chicas comprarte bebidas. —dijo Brittany.
Levanté una ceja. — ¿Estás tratando de empezar una discusión?
— ¿No te molestaría entrar a un bar y verme compartiendo un trago con alguna chica?
Asentí. —De acuerdo. Ahora no estás consciente de todas las mujeres. Lo entiendo. Debería de hacer el mismo esfuerzo.
—Sería bueno. —Claramente yo trataba de controlar su temperamento, y era un poco enervante estar del otro lado de su ira. Sus ojos azules aún se encontraban brillantes de rabia, y una innata urgencia por ir por la ofensiva burbuja hacia la superficie.
—Vas a tener que bajarle a tu tono de novia celosa, Brittany. No hice nada malo.
Brittany me lanzó una mirada de incredulidad. — ¡Vengo para acá, y otro tipo esta comprándote un trago!
— ¡No le grites! —dijo Rachel.
Quinn puso sus manos en los hombros de Brittany. —Todas hemos bebido bastante. Simplemente vámonos. —El usual efecto de calma que poseía Quinn no surtió efecto en Brittany, y estuve instantáneamente molesta debido a que su pequeña rabieta había arruinado nuestra noche.
—Tengo que decirle a Kurt que nos vamos. —Murmuré, pasando a Brittany y dirigiéndome hacia la pista.
Una tibia mano me agarró la muñeca. Me volteé, y vi los dedos de Brittany apretados sin ningún remordimiento. —Voy contigo.
Aparté mi mano de su agarre. —Soy totalmente capaz de caminar unos pocos metros por mi sola, Brittany. ¿Qué está mal contigo?
Vi a Kurt en el centro, y me dirigí hacia él. — ¡Nos vamos!
— ¿Qué? —gritó Kurt sobre la música.
— ¡Brittany está de mal humor! ¡Nos vamos!
Rodó los ojos y sacudió la cabeza, agitando su mano mientras me alejaba. Justo cuando vi a Rachel y Quinn, fui jalada hacia atrás por un hombre en un disfraz de pirata.
— ¿A dónde crees que vas? —Sonrió, pegándose a mí.
Me reí y sacudí la cabeza a la cara tan graciosa que estaba haciendo. Cuando me giré para irme, agarró mi brazo. No me tomó mucho averiguar que no me estaba agarrando, se estaba agarrando a mí, por protección.
— ¡Whoa! —Dijo, mirando más allá de mí, con los ojos bien abiertos.
Brittany lo llevó de nuevo a la pista, y lo empujo con tal fuerza que nos tumbó a ambos al suelo. Con las palmas pegadas al piso, parpadeé en incredulidad.
Brittany corrió a levantarme, viéndose tan sorprendida como yo me encontraba. — ¡Oh, demonios! ¿Estás bien, San?
Cuando me levanté, jalé mi brazo de su agarre. — ¿Estás loca?
Rachel me tomó por la muñeca y me llevó a través de la multitud hacia el estacionamiento, Brittany se volteó hacia mí. —Lo siento, San... no... no sabía que te tenía agarrada.
— !Demonios Brittany! ¿Que mierda te pasa?
La seriedad del asunto nubló su cara y se estremeció. —No lo hubiera atacado si hubiera sabido que te tenía agarrada, sabes eso ¿no?
—Cállate, Brittany. Solo cállate. —dije, mirando la nuca de Quinn.
—San… —Comenzó Brittany.
Quinn golpeó el volante con la palma de su mano. — ¡Cierra la boca, Brittany! ¡Ya dijiste que lo lamentabas, ahora cállate por favor!
El viaje a casa fue en completo silencio. Quinn arrimó su asiento hacia adelante para permitirme salir, y miré a Rachel, quien asintió en entendimiento.
Le dio un beso de buenas noches a su novia. —Te veo mañana, Quinny.
Quinn asintió y la besó. —Te amo.
Pasé a Brittany en mi camino hacia el Honda de Rachel, y ella trotó a mi lado. —Vamos. No te vayas molesta.
—Oh, no estoy molesta. Estoy furiosa.
—Necesita un tiempo para calmarse, Britt. —Advirtió Rachel, abriendo su puerta.
Cuando el seguro de la puerta de pasajeros saltó, Brittany sostuvo su mano contra ella. —No te vayas, Santana. Estuve mal... Lo siento.
—Llámame cuando crezcas.
Se inclinó con su cadera contra la puerta. —No puedes irte.
Levanté una ceja, y Quinn trotó alrededor del auto junto a nosotras. — Brittany, estás tomada. Estás a punto de cometer un grave error. Déjala irse a casa, cálmate… Ambas pueden hablar mañana cuando estés sobria.
La expresión de Brittany se tornó desesperada. —No se puede ir. —dijo, mirándome fijamente y haciendo puchero.
—No va a funcionar, Brittany. —Tiré de la puerta—. ¡Muévete!
— ¿A qué te refieres con que no va a funcionar? —Preguntó, tomando mi brazo.
—Me refiero a tu cara triste. No voy a creérmela. —dije, apartándome.
Quinn vio a Brittany por un momento, y luego se giró hacia mí. —Santana… Este es el momento del que te estaba hablando. Tal vez deberías…
—Mantente fuera de esto, Quinny. —Soltó Rachel, encendiendo el auto.
—Lo voy a arruinar. Lo voy a arruinar bastante, Santana, pero tú tienes que perdonarme.
— ¡Voy a tener un moretón gigante en mi trasero mañana en la mañana! ¡Empujaste a ese tipo porque estabas molesta conmigo! ¿Qué me dice eso y si el te hubiese golpeado? ¡Muévete, demonios!
Brittany asintió, y luego dio un paso atrás. Me senté al lado de Rachel, y tiré la puerta. Puso el auto en reversa, y Brittany se inclinó para verme por la ventana.
—Vas a llamarme mañana, ¿verdad? —Preguntó, tocando el vidrio.
—Solo vámonos, Berry. —dije, negándome a verla.
La noche fue larga, me la pasé viendo el reloj y me encogía cuando veía que otra hora había pasado. No podía dejar de pensar en Brittany, y en sobre si iba a llamarla o no en la mañana, preguntándome si estaría despierta también. Finalmente, opte por ponerme los audífonos de mi IPod y escuchar la alta y molesta música de mi repertorio.
La última vez que había visto el reloj, eran pasadas las cuatro. Los pájaros ya cantaban afuera de mi ventana, y sonreí cuando sentí que mis ojos se sentían pesados. Pareció como si sólo hubieran pasado pocos minutos cuando escuché un toque en la puerta y vi a Rachel entrando. Sacó los audífonos de mis oídos y se tiró en la silla de mi escritorio.
—Buenos días, Lopez. Te ves horrible. —dijo, haciendo una burbuja rosa con su boca, y dejándola sonar fuerte al reventarse.
— ¡Cierra la boca, Berry! —Soltó Sugar escondida dentro de sus sábanas.
—Estás consciente de que las personas como Brittany y tú van a discutir bastante, ¿cierto? —dijo Rachel mirando sus uñas y masticando el gran pedazo de goma de mascar en su boca.
Me volteé de lado en la cama. —Estás oficialmente despedida. Eres una terrible conciencia.
Se rió. —Solamente te conozco. Si te entregara mis llaves en este instante, irías directo hacia allá.
— ¡Claro que no!
—Como digas.
—Son las ocho de la mañana. Probablemente todavía estén tiradas durmiendo.
Justo en ese momento escuché un suave toque en la puerta. El brazo de Sugar salió de su edredón y giró la manilla. La puerta se abrió lentamente, revelando a Brittany en la entrada.
— ¿Puedo pasar? —Preguntó en una voz baja y tierna. Las bolsas oscuras bajos sus bellos ojos indicaban su falta de sueño, si es que tuvo alguno, en absoluto.
Me senté en la cama, sorprendida por su apariencia tan exhausta.
— ¿Estás bien?
Caminó y cayó en rodillas frente a mí. —Lo siento, Santana. Lo siento. —dijo, envolviendo sus brazos en mi cintura y hundiendo su cara en mi regazo.
Sostuve su cabeza en mis brazos y miré a Rachel.
—Yo uh… Me voy a ir. —dijo, alcanzando torpemente la manilla de la puerta.
Sugar frotó sus ojos y suspiró, luego tomó su bolso de baño. —Siempre estoy muy limpia cuando andas por aquí, Lopez. —Murmuró, tirando la puerta tras ella.
Brittany me miró. —Sé que me vuelvo loca en lo que respecta a ti, pero Dios sabe que lo estoy intentando, San. No quiero arruinar esto...
—Entonces no lo hagas.
—Esto es difícil para mí, ¿sabes? Siento que en cualquier momento vas a averiguar cuan pedazo de idiota soy y me vas a dejar. Anoche vi una docena de diferentes tipas y tipos mirándote y babeando al verte bailar. Vas al bar y te veo agradecerle a ese tipo por tu bebida. Y luego ese imbécil en la pista te agarra.
—Tú no me ves a mí golpeando a cualquier chica que se acerca a hablarte. No me puedo quedar encerrada en el departamento todo el tiempo. Vas a tener que controlar tu temperamento.
—Lo haré. Nunca había tenido una novia antes, Santana. No estoy acostumbrada a sentirme de esta manera… por nadie. Si eres paciente conmigo, juro que me controlaré.
—Vamos a aclarar algo; no eres una pedazo de idiota, eres increíble. No importa quién me compre tragos, ni quién me invite a bailar, o quien coquetee conmigo. Al final, me voy a casa contigo. Me has pedido que confíe en ti, pero tú no pareces confiar en mí.
Frunció el ceño. —Eso no es verdad.
—Si piensas que voy a dejarte por cualquier persona que se aparezca, entonces no me tienes mucha fe.
Tensó su agarre. —No soy lo suficientemente buena para ti, amor. Eso no significa que no confíe en ti, sólo me preparo para lo inevitable.
—No digas eso. Cuando estamos solas eres perfecta. Somos perfectas. Pero entonces permites que todo el mundo lo arruine. No espero que huyas de todo, pero tienes que elegir tus batallas. No puedes pelear cada vez que alguien me mire.
Asintió. —Yo hago todo lo que tú quieras. Sólo… dime que me amas.
—Sabes que lo hago.
—Necesito oírte decirlo. —dijo, sus cejas juntándose.
—Te amo —llevé mis labios a los suyos—. Ahora deja de ser tan niñita.
Se rió, subiendo a la cama conmigo. Pasamos la siguiente hora en el mismo lugar debajo de las sabanas, riéndonos y besándonos, apenas notando cuando Sugar regresó de su ducha.
— ¿Podrías salirte? Necesito vestirme. —Le dijo a Brittany, apretando su bata.
Brittany besó mi mejilla y luego salió al pasillo. —Te veo en un segundo amor.
Caí en mi almohada mientras Sugar revoloteaba en su closet. — ¿De qué estás tan feliz? —Murmuró.
—De nada. —Suspiré.
— ¿Sabes que es la codependencia, Santana? Tu novia es el claro ejemplo, lo que es extraño considerando que ella pasó de no tener ningún respeto por las mujeres a pensar que te necesita para respirar.
—Tal vez lo hace. —dije, negándome a permitirle arruinar mi humor.
— ¿No te preguntas por qué es eso? Digo… Ella ha estado con la mitad de las chicas en esta escuela. ¿Por qué tú?
—Britt dice que soy diferente.
—Por supuesto que lo hace. Pero, ¿Por qué?
— ¿Por qué te importa? —Solté.
—Es peligroso necesitar a alguien tanto así. Estás tratando de salvarla, y ella espera que lo hagas. Ustedes dos son un desastre.
Le sonreí al techo. —No importa qué o por qué es así. Cuando es bueno… es hermoso.
Rodó lo ojos. —No tienes salvación.
Brittany tocó la puerta y Sugar la dejó entrar.
—Me voy a estudiar al salón. Buena suerte. —dijo en la voz más falsa que pudo haber utilizado.
— ¿Qué fue eso? —preguntó Brittany.
—Dijo que somos un desastre.
—Dime algo que no sepa. —Sonrió. Sus ojos de repente eran determinados, y besó la piel debajo de mi oreja—. ¿Por qué no te vienes conmigo?
Sostuve mi mano en su nuca, y suspiré al sentir sus suaves labios contra mi piel. —Creo que me quedaré aquí. Estoy en tu departamento todo el tiempo.
Su cabeza voló hacia arriba. — ¿Y eso qué? ¿No te gusta estar ahí?
Toqué sus mejillas y suspiré. Se preocupaba tan rápido. —Claro que sí, pero yo no vivo ahí.
Trazó mi cuello con la punta de su nariz. —Te quiero allí. Te quiero allí todas las noches.
—No me voy a mudar contigo. —Sacudí la cabeza.
—No te pedí que te mudaras conmigo. Dije que te quiero ahí.
— ¡Es la misma cosa! —Reí.
Brittany arrugó la frente. — ¿En serio no te vas a quedar conmigo esta noche?
Sacudí la cabeza, y sus ojos viajaron por mi pared hasta el techo. Casi pude ver las ruedas moviéndose en su cabeza. — ¿En qué piensas? —Pregunté, entrecerrando los ojos.
—Intento pensar en otra apuesta.
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Mañana nos vemos! Prometo no perderme más!
Ahora comienza lo bueno y no quiero dejarlas esperando tanto!
Adios chicas!
.
Y mas por no contestar comentarios!
Pronto cambiare eso, tendré más tiempo!
Muchas gracias por leer y comentar!
Besitos a todas!
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Capitulo 21
Mientras la semana avanzaba, Brittany se tomó su promesa muy en serio. Ya no conversaba con las chicas que la detenían en los pasillos, tampoco coqueteaba ni se acercaba a ellas.
En el momento en que caminamos dentro de The Red para la fiesta de Halloween, me encontraba un poquito nerviosa sobre como ella planeaba mantener lejos a las fiesteras intoxicadas.
Rachel, Kurt y yo nos sentamos en una de las mesas cercanas, mientras veíamos a Brittany y a Quinn jugar billar con dos de sus hermanas Sig Tau.
— ¡Vamos, Quinny! —Gritó Rachel, levantándose en el escalón de su banco.
Quinn le guiñó, y luego realizó su tiro, metiéndola en el hoyo derecho más lejano. — ¡Woo! —chilló.
Un trío de mujeres vestidas como Los Ángeles de Charlie se acercaron a Brittany mientras ella esperaba su turno, sonreí cuando trató lo más que pudo de ignorarlas. Cuando una de ellas trazó la línea de uno de sus brazos, Brittany jaló su brazo. La apartó para así poder hacer su tiro, y ella hizo un puchero a sus amigas.
— ¿Puedes creer cuán ridículas son? Las chicas aquí no tienen vergüenza. —dijo Rachel.
Kurt sacudió su cabeza, asombrado. —Es Brittany Pearce. Creo que es por ser chica mala. O creen que pueden salvarla, o piensan que son inmunes a sus encantos. No estoy seguro cual será.
—Probablemente las dos. —Me reí, viendo como las chicas esperaban que Brittany les prestara atención—. ¿Puedes imaginar ser tú quien espera ser escogida por ella? ¿Sabiendo que vas a ser usada sólo para sexo?
—Problemas paternales. —dijo Rachel, tomando un sorbo de su bebida.
Kurt movio su pelo y jaló nuestros vestidos. — ¡Vamos, chicas! ¡Kurt Gatito quiere bailar!
—Sólo si prometes nunca volver a llamarte así. —dijo Rachel.
Kurt hizo un puchero y Rachel sonrio. —Vamos, Lopez. No quieres hacer a Kurt llorar, ¿cierto?.
Nos unimos a las policías y vampiros en la pista de baile, y Kurt sacó sus pasos de Timberlake amanerado. Miré a Brittany sobre mi hombro y la descubrí mirándome por el
rabillo del ojo, fingiendo ver a Quinn meter la bola ocho en el juego. Quinn recolectó sus ganancias, y Brittany se dirigió a la larga barra que rodeaba la pista de baile, para pedir un trago. Kurt bailaba por toda la pista, para finalmente hacer un sándwich entre Rachel y yo. Brittany rodó los ojos, riéndose mientras volvía a nuestra mesa con Quinn.
—Voy a buscar otra bebida. ¿Quieren algo? —gritó Rachel por encima de la música.
—Voy contigo. —dije, mirando a Kurt y apuntando hacia la barra.
Kurt sacudió la cabeza y continuó bailando. Rachel y yo avanzamos por la multitud hacia la barra. El barman estaba agobiado, por lo que nos acomodamos para una larga espera.
—Las chicas están arrasando esta noche. —dijo Rachel.
Me incliné a su oído. —Por qué alguien apostaría contra Quinn es algo que nunca entenderé.
—Por la misma razón que apuestan contra Britt. Son idiotas. —Sonrió.
Un hombre en una toga se inclinó contra la barra al lado de Rachel y sonrió. — ¿Qué están tomando las damas esta noche?
—Nosotras compramos nuestros propios tragos, gracias. —dijo Rachel, mirando hacia adelante.
—Soy Mike. —dijo, y luego apuntó a su amigo—. Éste es Logan.
Sonreí educadamente, mirando a Rachel, quien tenía su mejor cara de lárgate. El barman tomó nuestra orden, y luego asintió detrás de nosotras, volteándose para preparar la bebida de Rachel. Nos trajo un vaso de vidrio cuadrado lleno de líquido rosa y tres cervezas.
Mike le tendió dinero y ella asintió. —Esto es algo diferente —dijo Mike, escaneando la multitud.
—Sí —respondió Rachel con cara de fastidio.
—Te vi bailando —Logan asintió hacia la pista—. Te veías bien.
—Uh… gracias. —Le dije, tratando de permanecer amable, consciente de que Brittany estaba a poca distancia.
— ¿Quieres bailar? —preguntó.
Sacudí la cabeza. —No, gracias. Estoy aquí con mi…
—Novia. —dijo Brittany, apareciendo de la nada. Miró mal a los hombres que se encontraban junto a nosotras, los cuales se apartaron un poco intimidados.
Rachel no pudo evitar sonreír satisfecha cuando Quinn la rodeó con sus brazos.
Brittany asintió hacia la habitación. —Váyanse, ahora.
Los hombres nos miraron a Rachel y a mí poniendo caras, y luego dieron un par de pasos hacia tras antes de desaparecer en la seguridad de la multitud.
Quinn besó a Rachel. — ¡No puedo llevarte a ningún lado!
Ella rió, y yo miré a Brittany, quien me fruncía el ceño.
— ¿Qué?
— ¿Por qué le permitiste comprarte una bebida?
Rachel se separó de Quinn, notando el humor de Brittany. —No lo hicimos, Britt. Les dije que no.
Brittany me quitó la botella de la mano. — ¿Entonces, qué es esto?
— ¿Es en serio? — Me cruce de brazos.
—Sí, es en serio. —dijo, tirando la botella en un bote de basura junto a al bar—. Te lo he dicho cientos de veces… No puedes aceptarle tragos a cualquier chico o chica. ¿Qué pasa si puso algo allí?
Rachel levantó su vaso. —Las bebidas fueron hechas frente a nosotras, Britt. Estás sobreactuando.
—No estoy hablando contigo. —dijo Brittany, sus ojos pegados a los míos.
— ¡Hey! —Me molesté inmediatamente—. No le hables así.
—Brittany —advirtió Quinn — Déjalo ir.
—No me gusta que dejes a otros chicos o chicas comprarte bebidas. —dijo Brittany.
Levanté una ceja. — ¿Estás tratando de empezar una discusión?
— ¿No te molestaría entrar a un bar y verme compartiendo un trago con alguna chica?
Asentí. —De acuerdo. Ahora no estás consciente de todas las mujeres. Lo entiendo. Debería de hacer el mismo esfuerzo.
—Sería bueno. —Claramente yo trataba de controlar su temperamento, y era un poco enervante estar del otro lado de su ira. Sus ojos azules aún se encontraban brillantes de rabia, y una innata urgencia por ir por la ofensiva burbuja hacia la superficie.
—Vas a tener que bajarle a tu tono de novia celosa, Brittany. No hice nada malo.
Brittany me lanzó una mirada de incredulidad. — ¡Vengo para acá, y otro tipo esta comprándote un trago!
— ¡No le grites! —dijo Rachel.
Quinn puso sus manos en los hombros de Brittany. —Todas hemos bebido bastante. Simplemente vámonos. —El usual efecto de calma que poseía Quinn no surtió efecto en Brittany, y estuve instantáneamente molesta debido a que su pequeña rabieta había arruinado nuestra noche.
—Tengo que decirle a Kurt que nos vamos. —Murmuré, pasando a Brittany y dirigiéndome hacia la pista.
Una tibia mano me agarró la muñeca. Me volteé, y vi los dedos de Brittany apretados sin ningún remordimiento. —Voy contigo.
Aparté mi mano de su agarre. —Soy totalmente capaz de caminar unos pocos metros por mi sola, Brittany. ¿Qué está mal contigo?
Vi a Kurt en el centro, y me dirigí hacia él. — ¡Nos vamos!
— ¿Qué? —gritó Kurt sobre la música.
— ¡Brittany está de mal humor! ¡Nos vamos!
Rodó los ojos y sacudió la cabeza, agitando su mano mientras me alejaba. Justo cuando vi a Rachel y Quinn, fui jalada hacia atrás por un hombre en un disfraz de pirata.
— ¿A dónde crees que vas? —Sonrió, pegándose a mí.
Me reí y sacudí la cabeza a la cara tan graciosa que estaba haciendo. Cuando me giré para irme, agarró mi brazo. No me tomó mucho averiguar que no me estaba agarrando, se estaba agarrando a mí, por protección.
— ¡Whoa! —Dijo, mirando más allá de mí, con los ojos bien abiertos.
Brittany lo llevó de nuevo a la pista, y lo empujo con tal fuerza que nos tumbó a ambos al suelo. Con las palmas pegadas al piso, parpadeé en incredulidad.
Brittany corrió a levantarme, viéndose tan sorprendida como yo me encontraba. — ¡Oh, demonios! ¿Estás bien, San?
Cuando me levanté, jalé mi brazo de su agarre. — ¿Estás loca?
Rachel me tomó por la muñeca y me llevó a través de la multitud hacia el estacionamiento, Brittany se volteó hacia mí. —Lo siento, San... no... no sabía que te tenía agarrada.
— !Demonios Brittany! ¿Que mierda te pasa?
La seriedad del asunto nubló su cara y se estremeció. —No lo hubiera atacado si hubiera sabido que te tenía agarrada, sabes eso ¿no?
—Cállate, Brittany. Solo cállate. —dije, mirando la nuca de Quinn.
—San… —Comenzó Brittany.
Quinn golpeó el volante con la palma de su mano. — ¡Cierra la boca, Brittany! ¡Ya dijiste que lo lamentabas, ahora cállate por favor!
El viaje a casa fue en completo silencio. Quinn arrimó su asiento hacia adelante para permitirme salir, y miré a Rachel, quien asintió en entendimiento.
Le dio un beso de buenas noches a su novia. —Te veo mañana, Quinny.
Quinn asintió y la besó. —Te amo.
Pasé a Brittany en mi camino hacia el Honda de Rachel, y ella trotó a mi lado. —Vamos. No te vayas molesta.
—Oh, no estoy molesta. Estoy furiosa.
—Necesita un tiempo para calmarse, Britt. —Advirtió Rachel, abriendo su puerta.
Cuando el seguro de la puerta de pasajeros saltó, Brittany sostuvo su mano contra ella. —No te vayas, Santana. Estuve mal... Lo siento.
—Llámame cuando crezcas.
Se inclinó con su cadera contra la puerta. —No puedes irte.
Levanté una ceja, y Quinn trotó alrededor del auto junto a nosotras. — Brittany, estás tomada. Estás a punto de cometer un grave error. Déjala irse a casa, cálmate… Ambas pueden hablar mañana cuando estés sobria.
La expresión de Brittany se tornó desesperada. —No se puede ir. —dijo, mirándome fijamente y haciendo puchero.
—No va a funcionar, Brittany. —Tiré de la puerta—. ¡Muévete!
— ¿A qué te refieres con que no va a funcionar? —Preguntó, tomando mi brazo.
—Me refiero a tu cara triste. No voy a creérmela. —dije, apartándome.
Quinn vio a Brittany por un momento, y luego se giró hacia mí. —Santana… Este es el momento del que te estaba hablando. Tal vez deberías…
—Mantente fuera de esto, Quinny. —Soltó Rachel, encendiendo el auto.
—Lo voy a arruinar. Lo voy a arruinar bastante, Santana, pero tú tienes que perdonarme.
— ¡Voy a tener un moretón gigante en mi trasero mañana en la mañana! ¡Empujaste a ese tipo porque estabas molesta conmigo! ¿Qué me dice eso y si el te hubiese golpeado? ¡Muévete, demonios!
Brittany asintió, y luego dio un paso atrás. Me senté al lado de Rachel, y tiré la puerta. Puso el auto en reversa, y Brittany se inclinó para verme por la ventana.
—Vas a llamarme mañana, ¿verdad? —Preguntó, tocando el vidrio.
—Solo vámonos, Berry. —dije, negándome a verla.
La noche fue larga, me la pasé viendo el reloj y me encogía cuando veía que otra hora había pasado. No podía dejar de pensar en Brittany, y en sobre si iba a llamarla o no en la mañana, preguntándome si estaría despierta también. Finalmente, opte por ponerme los audífonos de mi IPod y escuchar la alta y molesta música de mi repertorio.
La última vez que había visto el reloj, eran pasadas las cuatro. Los pájaros ya cantaban afuera de mi ventana, y sonreí cuando sentí que mis ojos se sentían pesados. Pareció como si sólo hubieran pasado pocos minutos cuando escuché un toque en la puerta y vi a Rachel entrando. Sacó los audífonos de mis oídos y se tiró en la silla de mi escritorio.
—Buenos días, Lopez. Te ves horrible. —dijo, haciendo una burbuja rosa con su boca, y dejándola sonar fuerte al reventarse.
— ¡Cierra la boca, Berry! —Soltó Sugar escondida dentro de sus sábanas.
—Estás consciente de que las personas como Brittany y tú van a discutir bastante, ¿cierto? —dijo Rachel mirando sus uñas y masticando el gran pedazo de goma de mascar en su boca.
Me volteé de lado en la cama. —Estás oficialmente despedida. Eres una terrible conciencia.
Se rió. —Solamente te conozco. Si te entregara mis llaves en este instante, irías directo hacia allá.
— ¡Claro que no!
—Como digas.
—Son las ocho de la mañana. Probablemente todavía estén tiradas durmiendo.
Justo en ese momento escuché un suave toque en la puerta. El brazo de Sugar salió de su edredón y giró la manilla. La puerta se abrió lentamente, revelando a Brittany en la entrada.
— ¿Puedo pasar? —Preguntó en una voz baja y tierna. Las bolsas oscuras bajos sus bellos ojos indicaban su falta de sueño, si es que tuvo alguno, en absoluto.
Me senté en la cama, sorprendida por su apariencia tan exhausta.
— ¿Estás bien?
Caminó y cayó en rodillas frente a mí. —Lo siento, Santana. Lo siento. —dijo, envolviendo sus brazos en mi cintura y hundiendo su cara en mi regazo.
Sostuve su cabeza en mis brazos y miré a Rachel.
—Yo uh… Me voy a ir. —dijo, alcanzando torpemente la manilla de la puerta.
Sugar frotó sus ojos y suspiró, luego tomó su bolso de baño. —Siempre estoy muy limpia cuando andas por aquí, Lopez. —Murmuró, tirando la puerta tras ella.
Brittany me miró. —Sé que me vuelvo loca en lo que respecta a ti, pero Dios sabe que lo estoy intentando, San. No quiero arruinar esto...
—Entonces no lo hagas.
—Esto es difícil para mí, ¿sabes? Siento que en cualquier momento vas a averiguar cuan pedazo de idiota soy y me vas a dejar. Anoche vi una docena de diferentes tipas y tipos mirándote y babeando al verte bailar. Vas al bar y te veo agradecerle a ese tipo por tu bebida. Y luego ese imbécil en la pista te agarra.
—Tú no me ves a mí golpeando a cualquier chica que se acerca a hablarte. No me puedo quedar encerrada en el departamento todo el tiempo. Vas a tener que controlar tu temperamento.
—Lo haré. Nunca había tenido una novia antes, Santana. No estoy acostumbrada a sentirme de esta manera… por nadie. Si eres paciente conmigo, juro que me controlaré.
—Vamos a aclarar algo; no eres una pedazo de idiota, eres increíble. No importa quién me compre tragos, ni quién me invite a bailar, o quien coquetee conmigo. Al final, me voy a casa contigo. Me has pedido que confíe en ti, pero tú no pareces confiar en mí.
Frunció el ceño. —Eso no es verdad.
—Si piensas que voy a dejarte por cualquier persona que se aparezca, entonces no me tienes mucha fe.
Tensó su agarre. —No soy lo suficientemente buena para ti, amor. Eso no significa que no confíe en ti, sólo me preparo para lo inevitable.
—No digas eso. Cuando estamos solas eres perfecta. Somos perfectas. Pero entonces permites que todo el mundo lo arruine. No espero que huyas de todo, pero tienes que elegir tus batallas. No puedes pelear cada vez que alguien me mire.
Asintió. —Yo hago todo lo que tú quieras. Sólo… dime que me amas.
—Sabes que lo hago.
—Necesito oírte decirlo. —dijo, sus cejas juntándose.
—Te amo —llevé mis labios a los suyos—. Ahora deja de ser tan niñita.
Se rió, subiendo a la cama conmigo. Pasamos la siguiente hora en el mismo lugar debajo de las sabanas, riéndonos y besándonos, apenas notando cuando Sugar regresó de su ducha.
— ¿Podrías salirte? Necesito vestirme. —Le dijo a Brittany, apretando su bata.
Brittany besó mi mejilla y luego salió al pasillo. —Te veo en un segundo amor.
Caí en mi almohada mientras Sugar revoloteaba en su closet. — ¿De qué estás tan feliz? —Murmuró.
—De nada. —Suspiré.
— ¿Sabes que es la codependencia, Santana? Tu novia es el claro ejemplo, lo que es extraño considerando que ella pasó de no tener ningún respeto por las mujeres a pensar que te necesita para respirar.
—Tal vez lo hace. —dije, negándome a permitirle arruinar mi humor.
— ¿No te preguntas por qué es eso? Digo… Ella ha estado con la mitad de las chicas en esta escuela. ¿Por qué tú?
—Britt dice que soy diferente.
—Por supuesto que lo hace. Pero, ¿Por qué?
— ¿Por qué te importa? —Solté.
—Es peligroso necesitar a alguien tanto así. Estás tratando de salvarla, y ella espera que lo hagas. Ustedes dos son un desastre.
Le sonreí al techo. —No importa qué o por qué es así. Cuando es bueno… es hermoso.
Rodó lo ojos. —No tienes salvación.
Brittany tocó la puerta y Sugar la dejó entrar.
—Me voy a estudiar al salón. Buena suerte. —dijo en la voz más falsa que pudo haber utilizado.
— ¿Qué fue eso? —preguntó Brittany.
—Dijo que somos un desastre.
—Dime algo que no sepa. —Sonrió. Sus ojos de repente eran determinados, y besó la piel debajo de mi oreja—. ¿Por qué no te vienes conmigo?
Sostuve mi mano en su nuca, y suspiré al sentir sus suaves labios contra mi piel. —Creo que me quedaré aquí. Estoy en tu departamento todo el tiempo.
Su cabeza voló hacia arriba. — ¿Y eso qué? ¿No te gusta estar ahí?
Toqué sus mejillas y suspiré. Se preocupaba tan rápido. —Claro que sí, pero yo no vivo ahí.
Trazó mi cuello con la punta de su nariz. —Te quiero allí. Te quiero allí todas las noches.
—No me voy a mudar contigo. —Sacudí la cabeza.
—No te pedí que te mudaras conmigo. Dije que te quiero ahí.
— ¡Es la misma cosa! —Reí.
Brittany arrugó la frente. — ¿En serio no te vas a quedar conmigo esta noche?
Sacudí la cabeza, y sus ojos viajaron por mi pared hasta el techo. Casi pude ver las ruedas moviéndose en su cabeza. — ¿En qué piensas? —Pregunté, entrecerrando los ojos.
—Intento pensar en otra apuesta.
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Mañana nos vemos! Prometo no perderme más!
Ahora comienza lo bueno y no quiero dejarlas esperando tanto!
Adios chicas!
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¡Fer Brittana4ever!***** - Mensajes : 212
Fecha de inscripción : 19/08/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Me metí a internet para sacar una parte de un trabajo... y no pude evitar ver la actualización...
Me estás haciendo más dependiente de lo que ya era de los fics Brittana.. (casi como Britt a San xD)
Saludos Yessy...
Y pos.. ánimo!
Me estás haciendo más dependiente de lo que ya era de los fics Brittana.. (casi como Britt a San xD)
Saludos Yessy...
Y pos.. ánimo!
Tat-Tat******* - Mensajes : 469
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Que puedo decir me ha encantado ah que mal que haya discutido pero Brittany buscando la manera de arreglar las cosas aunque sean un desastre juntas son adorables en que nueva apuesta pensara Brittany jajajaja espero tu proxima actualización y no te pierdas tanto si porfis :)
Keiri Lopierce-* - Mensajes : 1570
Fecha de inscripción : 09/04/2012
Edad : 33
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
que buen capitulo, los celos no celos es la necesidad de britt me gusta pero asusta jajaja. gracias por escribir
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
adoro este fic, me encantan los celos de Britt y me alegro que no existan tantos dramas, si se ponen a ver en la vida real no los hay tanto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Me encantan los celos que se dan, porque eso produce una tensión entre ellas que es fascinante.
Esta de mas decir, que el capitulo esta muy bueno.
Adiós Cuídate.
Esta de mas decir, que el capitulo esta muy bueno.
Adiós Cuídate.
Fran_ci* - Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 31/08/2013
Capitulo 22
Lectoraaaas! Muchas gracias por lo comentarios!
Ya tendré mucho tiempo para actualizar y responder a cada minuto!
Espero les guste este capitulo!
Besos!
Me encontraba en el medio del cuarto de Brittany en sostén y bragas, alistándome para ponerme mi pijama.
—Dios mío Sany, eres realmente sexy. —Soltó Brittany, apoyando la cabeza en una de sus manos—. La latina más bella y de los labios más hermosos de Eastern... es mi novia. Una total locura.
Rodé los ojos y deslicé la seda morada sobre mi cabeza, acurrucándome junto ella. Me senté en su regazo y besé su cuello, riéndome cuando dejó caer la cabeza al respaldo de la cama. — ¿De nuevo? Me vas a matar, San.
—No te puedes morir. —dije, cubriendo su cara de besos—. Eres demasiado cruel.
— ¡No, no me puedo morir porque hay demasiados imbéciles por ahí tratando de obtener mi lugar! ¡Puede que viva por siempre, sólo para alejarlos!
Reí contra su boca, y me volteó a mi espalda. Introdujo su dedo por entre la delicada cinta atada en mi hombro y la deslizó por mi brazo, besando la piel que dejaba atrás.
— ¿Por qué yo, Britt?
Se inclinó hacia atrás, buscando mis ojos. — ¿A qué te refieres?
—Haz estado con todas estas mujeres, negándote a sentar cabeza, negándote siquiera a recibir un número de teléfono… Entonces, ¿por qué yo?
— ¿De dónde viene esto? —Preguntó, su dedo acariciaba mi mejilla.
Me encogí de hombros. —Tengo curiosidad.
— ¿Por qué yo? Tienes a la mitad de Eastern solamente esperando que yo meta la pata y así conquistarte.
Arrugué la nariz. —Eso no es verdad. No cambies el tema.
— Claro que es verdad. Si yo no hubiera estado detrás de ti desde el principio, tendrías a mas que Emily Fields siguiéndote a todos lados. Ella solamente es demasiado engreída como para tenerme miedo.
— ¡Estás evitando mi pregunta! Y pobremente, debo añadir.
— ¡De acuerdo! ¿Por qué tú? —En su cara se asomó una sonrisa, y rozó mis labios con los suyos—. Sentí algo por ti desde aquella primera pelea.
— ¿Qué? —Dudé.
—Fue cuando me miraste. Ese fue el momento. Tenías tus hermosos ojos bien abiertos, tu mirada inocente… sin pretensiones. No me miraste como si fuera Brittany Pearce —dijo, rodando los ojos a sus propias palabras—, me miraste como si yo fuera… una persona, supongo.
—Noticia de última hora, Britt. Tú eres una persona.
Sacudió el flequillo de mi cara. —No, antes de ti, Quinn era la única que me trataba como cualquier otra. Tú no te pusiste toda rara ni coqueteaste, ni te pasaste los dedos por el cabello. Tú me viste a mí.
—Fui una completa perra contigo, Britt.
Besó mi cuello. —Eso fue lo que cerró el trato.
Deslicé mis dedos por su espalda. — Espero que esto se vuelva viejo pronto. No me veo a mí misma cansándome nunca de ti.
— ¿Lo prometes? —Preguntó sonriendo.
Su teléfono sonó en la mesa de noche, y lo llevó a su oído. — Hola Charlotte ¿Como estas?...¿En serio?... ¿Qué hace en la ciudad?... —Me miró y suspiró—. De acuerdo, estaremos allí en media hora... Si estaremos, debo presentarle a alguien... ¿Mi novia?...A lo mejor Charlotte. Espera a que llegue y veras. ¡Nos vemos!— Brittany colgó y sacudió
la cabeza.
—Era Charlotte. Mamá está en la ciudad y quiere verme. Conocerás a mi familia San.
— ¿Voy a conocer a tu familia en treinta minutos?
Miró su celular. —Veintisiete minutos para ser exactas amor.
— ¡Oh Dios mío, Britt! —Chillé, saltando de la cama.
— ¿Qué estás haciendo? —Suspiró.
Revoloteé el closet y saqué un par de jeans, saltando de arriba abajo para ponérmelos, y luego tiré de mi pijama hacia a arriba, tirándoselo a la cara de Brittany. — ¡No puedo creer que sólo me dieras veinte minutos de anticipación antes de conocer a tu familia Pearce! ¡Podría matarte ahora mismo!
Se quitó mi pijama de la cara y rió de mi desesperada. Intento lucir presentable. Tomé una camisa gris y la puse en su lugar, tome mis tacones negros altos y luego corrí al baño, cepillándome los dientes y pasando un cepillo por mi pelo. Brittany caminó detrás de mí, completamente vestida con unos jeans cortos blancos, una polera con tirantes azul y sus zapatillas converse grises. Rodeó sus brazos por mi cintura.
— ¡Soy un desastre! —Me quejé, frunciendo hacia el espejo.
— ¿Te das cuenta de lo hermosa que eres San? —Preguntó, besándome el cuello.
Resoplé, y nos comenzamos a maquillar, luego tomé la mano de Brittany quien me guió a la puerta. Me detuve, subiendo el cierre de mi chaqueta de cuero y agarrando mi pelo en un moño suelto, preparándolo para el viaje a la casa de la madre de Britt.
—Cálmate, San. Mi familia es un tanto rara, pero agradable.
—Esta la primera vez que voy a ver a tu mamá y a tus hermanas… todas al mismo tiempo… ¿Y quieres que me calme? —dije, colocando mi casco y subiendo a la moto detrás de ella.
Torció su cuello, tocando mi mejilla mientras me besaba. —Te van a amar, justo como yo lo hago amor.
Cuando llegamos solté mi pelo y pase mis dedos por él varias veces, antes de que Brittany me llevara hacia la puerta.
— ¡Santo Cristo! ¡Es Britt con una chica! —Una de las chicas gritó.
Brittany asintió. Trató de verse seria, pero pude ver que estaba emocionada de ver a sus hermanas. La casa era amplia, con papel tapiz celeste y verde en las paredes y distintos tonos de gris en las alfombras.
Caminamos por un pasillo hasta una puerta abierta de par en par. El olor a carne asada se asomaba, y allí estaban su madre y hermanas, sentadas alrededor de una mesa.
—Hey, Hey… Cuiden el lenguaje frente a la señorita. —dijo su mamá.
—San, ésta es mi mamá, Susan Pierce. Mamá, ella es Santana... mi novia.
— ¿Novia? —Preguntó Susan, divertida y parándose de su silla.
Sonreí, sacudiendo su mano.
Brittany apuntó a sus hermanas. — Charlotte, Tara, Tabatha, y Susan.
Susan corrió a los brazos de Brittany y se colgó de su cuello.
Las demás asintieron, y todas menos Charlotte lucían como versiones idénticas de Brittany; sus cabellos rubios y largos, ojos azules, y con algunas pecas. Charlotte llevaba traje de vestir negro y llevaba una corbata, sus ojos eran verde avellana, su cabello era rubio oscuro y un poco más corto.
— ¿Santana tiene apellido? —Preguntó Susan.
—Lopez. —Asentí.
—Es un placer conocerte, Santana. —dijo Charlotte, sonriendo.
—Un gran placer. —dijo una gemela, mirándome de arriba abajo.
Susan la fulmino con la mirada.
— ¿Qué dije? —Preguntó.
—Siéntate, Santana. La cena ya estara lista. —Una de las gemelas hablo. No sabia quién era quién; ambas eran una total copia de la otra.
La habitación estaba decorada con fotografías familiares y una foto con personajes conocidos para mi y el medio un señor por quien asumía era el abuelo de Brittany por su rubio y ojos de color celeste.
Los ojos verdes de Susan brillaron. — ¿Sabes quién es Stu Unger?
Asentí. —Mi papá es un fan también.
Se levantó, apuntando hacia la fotografía junto a ella. —Y ese de allí es Doyle Brunson.
Sonreí. —Mi papá lo vio jugar una vez. Es increíble.
—El abuelito de Brittany era un profesional… Nos tomamos el póker muy en serio por aquí. —Sonrió Susan.— ¿Sabes jugar?
— A lo mejor.— Me encogi de hombros.
Me senté en medio de Brittany y una de las gemelas, mientras Charlotte y Susan se dirigian a la cocina.
La cena fue un tanto grata aunque en el ambiente se notaba un poco de tensión. Brittany era muy fría con Susan a pesar que ella intentaba acercarse, tomando su mano o preguntando sobre nosotras y la universidad, Brittany solo contestaba cortante.
Luego de un rato Susan insistió en que jugaramos poker ya que todas eran muy buena en ese juego y les encantaba.
Charlotte comenzó a mezclar las cartas con moderada habilidad. Las chicas
pusieron su dinero y Susan dividió las fichas.
Tara levantó una ceja. — ¿Vas a jugar, Santana?
Sonreí educadamente y sacudí la cabeza. —No creo que debería.
— ¿Sabes o no como jugar? —Preguntó Susan.
No pude evitar sonreír. Susan se veía tan seria, maternal. Sabía la respuesta que ella esperaba, y odiaba decepcionarla.
Brittany besó mi frente. —Juega… Yo te enseño.
—Deberías darle un beso de despedida a tu dinero en este momento, Santana. —Tara rió.
Presioné mis labios y busqué en mi bolso, sacando dos billetes de cincuenta. Se los tendí a Susan y esperé pacientemente a que me los cambiara por fichas. La cara de Charlotte se estiró en una sonrisa satisfecha, pero la ignoré.
—Tengo fe en las habilidades para enseñar de Brittany. —dije.
Una de las gemelas aplaudió. — ¡Bien, sí! ¡Me voy a ser rica esta noche!
—Empecemos con poco esta vez. —dijo Susan, tirando una ficha de cinco dólares.
Charlotte repartió, y Brittany jugó mi mano por mí. — ¿Has jugado cartas alguna vez?
—Ha pasado un tiempo. —Asentí.
—No se vale el Go Fish, Pollyanna. —dijo Tabatha, mirando sus cartas.
—Cierra la boca, Tab. —Soltó Brittany, mirando a su hermana antes de volver su vista a mi mano—. Estás buscando cartas altas, números consecutivos, y de la misma clase si eres muy afortunada.
En la primera mano Brittany miró mis cartas y yo las suyas. Básicamente asentía y sonreía, jugando cuando me decía que lo hiciera. Ambas, Britt y yo perdimos, y mis fichas habían disminuido para el final de la primera ronda.
Luego de que Charlotte repartiera, no le permití a Brittany ver mis cartas. — Creo que lo tengo. —dije.
— ¿Estás segura? —Preguntó.
—Estoy segura, Britt-Britt. —Sonreí.
Tres manos después, ya había recuperado mis fichas y bajado la de las demás con un par de Ases, una escalera y la carta más alta.
— ¡Mierda! —Se quejó Tara—. ¡La suerte de principiantes apesta!
—Tienes a una novia que aprende rápido, Britt. —dijo Susan.
Brittany tomó un sorbo de su bebida. — ¡Me estás haciendo sentir orgullosa, San! —Sus ojos azules estaban brillantes de emoción, y su sonrisa era diferente a la que siempre le había visto.
—Gracias. —Sonreí.
—Aquellos que no pueden ganar, enseñan. —Charlotte sonrió satisfecha.
—Muy graciosa. —Murmuró Brittany.
Cuatro manos después, tomé lo último de mi bebida y encogí los ojos hacia la única mujer en la mesa que no se había rendido. —Está de tu parte, Tara. ¿Vas a seguir siendo una bebé?
— ¡Que se joda! —dijo, poniendo lo último de sus fichas.
Brittany me miró, animada. Me recordó a la expresión de aquellas cuando la veían pelear.
— ¿Qué tienes, San?
— ¿Tara? —Pregunté.
Una gran sonrisa cruzó su cara. — ¡Flush! —Gritó, abriendo sus cartas en la mesa.
Cinco pares de ojos se dirigieron a mí. Escaneé la mesa y luego tiré mis cartas. — ¡Acepten su derrota y lloren, chicas! ¡Ases y ochos! —dije, riendo.
— ¿Un Full House? ¿Qué demonios? —Tabatha lloró.
—Lo siento. Siempre quise decir eso. —dije, tomando mis fichas.
Los ojos de Charlotte se encogieron. —Esto no es sólo suerte de principiantes. Ella juega.
Brittany miró a Charlotte por un momento y luego giró la vista hacia mí. — ¿Has jugado alguna vez, amor?
Junté mis labios y me encogí de hombros, dando mi mejor mirada inocente. La cabeza de Brittany se fue hacia atrás dejando escapar una gran risotada. Trató de hablar, pero no pudo.
— ¡Tu novia nos acaba de estafar! —dijo Tabatha, apuntando en mi dirección.
— ¡DE NINGUNA JODIDA MANERA! —Se quejó Tara, levantándose.
—Buen plan, hija. Traer un tiburón de cartas sabiendo que podríamos jugar póker. — dijo Susan, guiñándome.
— ¡No lo sabía! —dijo ella, sacudiendo la cabeza.
— ¡Tonterías! —Me miró Charlotte.
— ¡En serio! —Soltó entre risas.
—Odio decirlo, hermana. Pero creo que me enamoré de tu chica. —dijo Tabatha.
—Hey, ya. —Soltó Brittany, su sonrisa inmediatamente convirtiéndose en una mueca.
—Ya está bueno. Estaba solamente dejándotela fácil, Santana, pero quiero mi dinero de vuelta, ahora. —Advirtió Tara.
Brittany no jugó en las próximas rondas, viendo a sus hermanas luchar por recuperar su dinero. Mano tras mano, les gané sus fichas, y mano tras manos, Charlotte me miraba más de cerca. Cada vez que mostraba mis cartas, Brittany y Susan reían, Tara maldecía, Tabatha proclamaba su innegable amor por mí, y Susan la niña, solo miraba de reojos mientras veía televisión.
Una vez sentadas en el salón, cambie mis fichas por dinero y le di cien dólares a cada una. Susan se negó, pero las hermanas aceptaron con gratitud.
Brittany tomó mi mano y caminamos a la puerta. Pude ver que estaba triste, así que apreté mi mano en la suya.
— ¿Qué sucede, Britt?
— ¡Acabas de regalar cuatrocientos dólares, San! —Frunció el ceño.
—Si esto hubiera sido en una noche de póker en Sig Tau, me los hubiera quedado. No les puedo robar a tus hermanas la primera vez que las conozco.
— ¡Ellas se hubieran quedado con tu dinero! —dijo.
—No lo hubiera dudado ni por un segundo, tampoco. —Rió Tara.
Charlotte me miraba en silencio desde la esquina de la habitación.
— ¿Por qué sigues mirando a mi chica, Charlotte?
— ¿Cuál fue que dijiste era su apellido? —Preguntó Charlotte.
Apoyé mi peso en la otra pierna, nerviosa. Brittany notando mi incomodidad, volteó la mirada a su hermana y abrazó mi cintura. No estaba segura si lo hizo como una reacción protectora o si se estaba preparando para lo que su hermana podría decir.
—Es Lopez. ¿Por qué?
—Puedo entender por qué no lo averiguaste antes de esta noche, Britt, pero ya no tienes ninguna excusa. —dijo Charlotte, satisfecha.
— ¿De qué estás hablando? —Preguntó Brittany.
— ¿Por casualidad no estarás emparentada con Felipe Lopez? — Preguntó Charlotte.
Todas las cabezas se voltearon en mi dirección, y nerviosamente recogí mi pelo hacia atrás. — ¿De dónde conoces a Felipe?
Brittany torció su cabeza para poder mirarme. —Es uno de los mejores jugadores de póker que haya existido en América. ¿Lo conoces?
Me estremecí, sabiendo que finalmente había sido arrinconada para contar la verdad. —Es mi padre.
Toda la habitación explotó.
— ¡DE NINGUNA MANERA!
— ¡LO SABÍA!
— ¡ACABAMOS DE JUGAR CON LA HIJA DE FELIPE LOPEZ!
— ¿FELIPE LOPEZ? ¡SANTA MIERDA!
Charlotte, Susan y Brittany eran las únicas que no gritaban. —Les dije que no debía jugar. —dije.
—Si nos hubieras dicho que eras la hija de Felipe Lopez, tal vez te hubiéramos tomado más en serio. —dijo Charlotte.
Miré a Brittany, quien me miraba con asombro.
— ¿Tú eres Snix? —Preguntó, sus ojos azules estaban un poco nublados.
Tabatha se levantó y me apuntó, su boca se abrió en asombro. — ¡Snix está en nuestra casa! ¡De ninguna manera! ¡No lo creo, joder!
—Ese fue un apodo que la prensa me dio. Y la historia no era exactamente correcta. —dije.
—Necesito llevar a Santana a casa, chicas. —dijo Brittany, todavía mirándome.
Susan me miró por encima de sus lentes. — ¿Por qué no era correcta?
—Yo no le quité la suerte a mi papá. Es decir, que ridículo. —Reí, enredando un mechón de pelo alrededor de mi dedo, nerviosa.
Charlotte sacudió la cabeza. —No, Felipe dio esa entrevista. Dijo que a la media noche de tu decimoséptimo cumpleaños su suerte se acabó.
—Y la tuya empezó. —Añadió Brittany.
— ¡Fuiste criada por mafiosos! —dijo Tabatha, riendo.
—Oh… no. —Reí una vez—. Ellos no me criaron. Sólo estuvieron alrededor… bastante.
—Es una pena, Felipe soltándole tu nombre a la mafia por medio de la prensa. Eras sólo una niña. —dijo Susan, sacudiendo la cabeza.
—En todo caso, fue suerte de principiantes. —dije, tratando de esconder mi humillación.
—Fuiste enseñada por Felipe Lopez —dijo Susan, sacudiendo la cabeza en asombro—. Estabas jugando profesionalmente y ganando a la edad de diecisiete años, por Cristo santo. —Miró a Brittany—. No apuestes en su contra, hija. Ella no pierde.
Brittany me miró entonces, sus ojos aún sorprendidos y desorientados. — Uh… Nos tenemos que ir, mamá. Adiós, chicas! — Beso a cada una en la mejilla y corrió donde Susan la niña, llenándola de besos.
La profunda y emocionada voz de la familia de Brittany se desvaneció cuando ella me arrastró por la puerta hasta su moto. Me agarré el cabello en un moño, y ajusté mi chaqueta, esperando a que hablara. Se subió a la moto sin palabras, y yo me monté en el asiento detrás de ella.
Estaba segura que sentía que no había sido honesta, y probablemente estaba avergonzada de haberse enterado de una parte tan importante de mi vida al mismo tiempo que su familia. Esperaba una gran discusión al llegar a su apartamento, e inventé una docena de disculpas para el momento en que llegamos a la puerta.
Me llevó por el pasillo de la mano, y me ayudó con la chaqueta. Tiré del gancho color caramelo que ataba mi cabello, el cual calló por mis hombros en gruesas ondas. —Sé que estás enojada conmigo —dije sin poder mirarla a los ojos—. Discúlpame que no te lo dije, pero no es algo de lo que hablo.
— ¿Enojada contigo? —dijo—. Estoy tan caliente San que no puedo ver claramente. Le acabas de robar el dinero a mi familia quienes siempre me lo quitan todo en el poker sin siquiera pestañear, lograste asombrar a mi mamá, y estoy bastante segura de que perdiste a propósito aquella apuesta que hicimos antes de mi pelea.
—Yo no diría eso…
Levantó la barbilla. — ¿Pensaste que ibas a ganar?
—Bueno… no, no exactamente. —dije, quitándome los tacones.
Brittany sonrió. —Entonces, querías estar aquí conmigo. Creo que me acabo de enamorar de ti de nuevo Sany.
— ¿Cómo es que no estás enojada en este momento? —Pregunté, tirando mis zapatos al closet.
Suspiró y asintió. —Es algo bastante importante, Santana. Debiste habérmelo dicho. Pero entiendo por qué no lo hiciste. Viniste aquí para apartarte de todo eso. Es como si el cielo se abriera… ahora todo tiene sentido.
—Bueno, eso es un alivio.
— Snix. —dijo, sacudió la cabeza y me sacó la camisa.
—No me llames así, Britt. No es algo bueno.
— ¡Eres jodidamente famosa, Santana! —Soltó, sorprendida por mis palabras. Desabotonó mis jeans y los bajó hasta mis tobillos, ayudándome a sacarlos.
—Mi padre me odió luego de eso. Todavía me culpa por todos sus problemas.
Brittany se arrancó su ropa en unos segundos y me abrazó a ella. —Todavía no puedo creer que la hija de Felipe Lopez está parada frente a mí, he estado contigo todo este tiempo y no tenía ni idea.
La empujé lejos. —No soy la hija de Felipe Lopez, Brittany. Eso fue lo que dejé atrás. Soy Santana. ¡ Sólo Santana! —dije, caminando al closet. Arranqué una camiseta de su gancho y me la puse.
Suspiró. —Lo siento. Estoy un poco sorprendida.
— ¡Solamente soy yo! —Llevé las palmas de mis manos contra mi pecho, desesperada porque entendiera.
—Sí, pero…
—Pero nada. La manera en que me estás mirando en este instante. Es justamente por eso que no te lo había dicho. —Cerré los ojos—. No voy a vivir así de nuevo, Brittany. Ni siquiera contigo.
— ¡Whoa! Cálmate, Santana. No nos dejemos llevar. —Sus ojos azules se concentraron y caminó hacia mí, envolviéndome en sus brazos—. No me importa lo que fuiste o lo que ya no eres. Sólo te quiero a ti.
—Entonces, supongo que tenemos eso en común.
Me llevó hacia la cama, sonriéndome. —Somos sólo tú y yo contra el mundo, San.
Me acurruqué junto a ella, acomodándome en el colchón. Nunca planeé que nadie excepto Rachel se enterara de Felipe, y nunca esperé que mi novia perteneciera a una familia de aficionados al póker. Suspiré profundo, presionando mi mejilla contra su pecho.
— ¿Qué sucede? —Preguntó.
—No quiero que nadie se entere, Britt. No quería que tú te enteraras.
—Te amo, Santana. No lo volveré a mencionar, ¿de acuerdo? Tu secreto está a salvo conmigo. —dijo, besando mi frente.
________________________________________________________________
Bien! y así seguirán saliendo los secretos de San a la luz!
Ya se viene lo bueno chicas!
En el siguiente capitulo les daré un spoiler, para que me crean!
Besitos a todas!
Hasta mañana!
Ya tendré mucho tiempo para actualizar y responder a cada minuto!
Espero les guste este capitulo!
Besos!
Capitulo 22
Me encontraba en el medio del cuarto de Brittany en sostén y bragas, alistándome para ponerme mi pijama.
—Dios mío Sany, eres realmente sexy. —Soltó Brittany, apoyando la cabeza en una de sus manos—. La latina más bella y de los labios más hermosos de Eastern... es mi novia. Una total locura.
Rodé los ojos y deslicé la seda morada sobre mi cabeza, acurrucándome junto ella. Me senté en su regazo y besé su cuello, riéndome cuando dejó caer la cabeza al respaldo de la cama. — ¿De nuevo? Me vas a matar, San.
—No te puedes morir. —dije, cubriendo su cara de besos—. Eres demasiado cruel.
— ¡No, no me puedo morir porque hay demasiados imbéciles por ahí tratando de obtener mi lugar! ¡Puede que viva por siempre, sólo para alejarlos!
Reí contra su boca, y me volteó a mi espalda. Introdujo su dedo por entre la delicada cinta atada en mi hombro y la deslizó por mi brazo, besando la piel que dejaba atrás.
— ¿Por qué yo, Britt?
Se inclinó hacia atrás, buscando mis ojos. — ¿A qué te refieres?
—Haz estado con todas estas mujeres, negándote a sentar cabeza, negándote siquiera a recibir un número de teléfono… Entonces, ¿por qué yo?
— ¿De dónde viene esto? —Preguntó, su dedo acariciaba mi mejilla.
Me encogí de hombros. —Tengo curiosidad.
— ¿Por qué yo? Tienes a la mitad de Eastern solamente esperando que yo meta la pata y así conquistarte.
Arrugué la nariz. —Eso no es verdad. No cambies el tema.
— Claro que es verdad. Si yo no hubiera estado detrás de ti desde el principio, tendrías a mas que Emily Fields siguiéndote a todos lados. Ella solamente es demasiado engreída como para tenerme miedo.
— ¡Estás evitando mi pregunta! Y pobremente, debo añadir.
— ¡De acuerdo! ¿Por qué tú? —En su cara se asomó una sonrisa, y rozó mis labios con los suyos—. Sentí algo por ti desde aquella primera pelea.
— ¿Qué? —Dudé.
—Fue cuando me miraste. Ese fue el momento. Tenías tus hermosos ojos bien abiertos, tu mirada inocente… sin pretensiones. No me miraste como si fuera Brittany Pearce —dijo, rodando los ojos a sus propias palabras—, me miraste como si yo fuera… una persona, supongo.
—Noticia de última hora, Britt. Tú eres una persona.
Sacudió el flequillo de mi cara. —No, antes de ti, Quinn era la única que me trataba como cualquier otra. Tú no te pusiste toda rara ni coqueteaste, ni te pasaste los dedos por el cabello. Tú me viste a mí.
—Fui una completa perra contigo, Britt.
Besó mi cuello. —Eso fue lo que cerró el trato.
Deslicé mis dedos por su espalda. — Espero que esto se vuelva viejo pronto. No me veo a mí misma cansándome nunca de ti.
— ¿Lo prometes? —Preguntó sonriendo.
Su teléfono sonó en la mesa de noche, y lo llevó a su oído. — Hola Charlotte ¿Como estas?...¿En serio?... ¿Qué hace en la ciudad?... —Me miró y suspiró—. De acuerdo, estaremos allí en media hora... Si estaremos, debo presentarle a alguien... ¿Mi novia?...A lo mejor Charlotte. Espera a que llegue y veras. ¡Nos vemos!— Brittany colgó y sacudió
la cabeza.
—Era Charlotte. Mamá está en la ciudad y quiere verme. Conocerás a mi familia San.
— ¿Voy a conocer a tu familia en treinta minutos?
Miró su celular. —Veintisiete minutos para ser exactas amor.
— ¡Oh Dios mío, Britt! —Chillé, saltando de la cama.
— ¿Qué estás haciendo? —Suspiró.
Revoloteé el closet y saqué un par de jeans, saltando de arriba abajo para ponérmelos, y luego tiré de mi pijama hacia a arriba, tirándoselo a la cara de Brittany. — ¡No puedo creer que sólo me dieras veinte minutos de anticipación antes de conocer a tu familia Pearce! ¡Podría matarte ahora mismo!
Se quitó mi pijama de la cara y rió de mi desesperada. Intento lucir presentable. Tomé una camisa gris y la puse en su lugar, tome mis tacones negros altos y luego corrí al baño, cepillándome los dientes y pasando un cepillo por mi pelo. Brittany caminó detrás de mí, completamente vestida con unos jeans cortos blancos, una polera con tirantes azul y sus zapatillas converse grises. Rodeó sus brazos por mi cintura.
— ¡Soy un desastre! —Me quejé, frunciendo hacia el espejo.
— ¿Te das cuenta de lo hermosa que eres San? —Preguntó, besándome el cuello.
Resoplé, y nos comenzamos a maquillar, luego tomé la mano de Brittany quien me guió a la puerta. Me detuve, subiendo el cierre de mi chaqueta de cuero y agarrando mi pelo en un moño suelto, preparándolo para el viaje a la casa de la madre de Britt.
—Cálmate, San. Mi familia es un tanto rara, pero agradable.
—Esta la primera vez que voy a ver a tu mamá y a tus hermanas… todas al mismo tiempo… ¿Y quieres que me calme? —dije, colocando mi casco y subiendo a la moto detrás de ella.
Torció su cuello, tocando mi mejilla mientras me besaba. —Te van a amar, justo como yo lo hago amor.
Cuando llegamos solté mi pelo y pase mis dedos por él varias veces, antes de que Brittany me llevara hacia la puerta.
— ¡Santo Cristo! ¡Es Britt con una chica! —Una de las chicas gritó.
Brittany asintió. Trató de verse seria, pero pude ver que estaba emocionada de ver a sus hermanas. La casa era amplia, con papel tapiz celeste y verde en las paredes y distintos tonos de gris en las alfombras.
Caminamos por un pasillo hasta una puerta abierta de par en par. El olor a carne asada se asomaba, y allí estaban su madre y hermanas, sentadas alrededor de una mesa.
—Hey, Hey… Cuiden el lenguaje frente a la señorita. —dijo su mamá.
—San, ésta es mi mamá, Susan Pierce. Mamá, ella es Santana... mi novia.
— ¿Novia? —Preguntó Susan, divertida y parándose de su silla.
Sonreí, sacudiendo su mano.
Brittany apuntó a sus hermanas. — Charlotte, Tara, Tabatha, y Susan.
Susan corrió a los brazos de Brittany y se colgó de su cuello.
Las demás asintieron, y todas menos Charlotte lucían como versiones idénticas de Brittany; sus cabellos rubios y largos, ojos azules, y con algunas pecas. Charlotte llevaba traje de vestir negro y llevaba una corbata, sus ojos eran verde avellana, su cabello era rubio oscuro y un poco más corto.
— ¿Santana tiene apellido? —Preguntó Susan.
—Lopez. —Asentí.
—Es un placer conocerte, Santana. —dijo Charlotte, sonriendo.
—Un gran placer. —dijo una gemela, mirándome de arriba abajo.
Susan la fulmino con la mirada.
— ¿Qué dije? —Preguntó.
—Siéntate, Santana. La cena ya estara lista. —Una de las gemelas hablo. No sabia quién era quién; ambas eran una total copia de la otra.
La habitación estaba decorada con fotografías familiares y una foto con personajes conocidos para mi y el medio un señor por quien asumía era el abuelo de Brittany por su rubio y ojos de color celeste.
Los ojos verdes de Susan brillaron. — ¿Sabes quién es Stu Unger?
Asentí. —Mi papá es un fan también.
Se levantó, apuntando hacia la fotografía junto a ella. —Y ese de allí es Doyle Brunson.
Sonreí. —Mi papá lo vio jugar una vez. Es increíble.
—El abuelito de Brittany era un profesional… Nos tomamos el póker muy en serio por aquí. —Sonrió Susan.— ¿Sabes jugar?
— A lo mejor.— Me encogi de hombros.
Me senté en medio de Brittany y una de las gemelas, mientras Charlotte y Susan se dirigian a la cocina.
La cena fue un tanto grata aunque en el ambiente se notaba un poco de tensión. Brittany era muy fría con Susan a pesar que ella intentaba acercarse, tomando su mano o preguntando sobre nosotras y la universidad, Brittany solo contestaba cortante.
Luego de un rato Susan insistió en que jugaramos poker ya que todas eran muy buena en ese juego y les encantaba.
Charlotte comenzó a mezclar las cartas con moderada habilidad. Las chicas
pusieron su dinero y Susan dividió las fichas.
Tara levantó una ceja. — ¿Vas a jugar, Santana?
Sonreí educadamente y sacudí la cabeza. —No creo que debería.
— ¿Sabes o no como jugar? —Preguntó Susan.
No pude evitar sonreír. Susan se veía tan seria, maternal. Sabía la respuesta que ella esperaba, y odiaba decepcionarla.
Brittany besó mi frente. —Juega… Yo te enseño.
—Deberías darle un beso de despedida a tu dinero en este momento, Santana. —Tara rió.
Presioné mis labios y busqué en mi bolso, sacando dos billetes de cincuenta. Se los tendí a Susan y esperé pacientemente a que me los cambiara por fichas. La cara de Charlotte se estiró en una sonrisa satisfecha, pero la ignoré.
—Tengo fe en las habilidades para enseñar de Brittany. —dije.
Una de las gemelas aplaudió. — ¡Bien, sí! ¡Me voy a ser rica esta noche!
—Empecemos con poco esta vez. —dijo Susan, tirando una ficha de cinco dólares.
Charlotte repartió, y Brittany jugó mi mano por mí. — ¿Has jugado cartas alguna vez?
—Ha pasado un tiempo. —Asentí.
—No se vale el Go Fish, Pollyanna. —dijo Tabatha, mirando sus cartas.
—Cierra la boca, Tab. —Soltó Brittany, mirando a su hermana antes de volver su vista a mi mano—. Estás buscando cartas altas, números consecutivos, y de la misma clase si eres muy afortunada.
En la primera mano Brittany miró mis cartas y yo las suyas. Básicamente asentía y sonreía, jugando cuando me decía que lo hiciera. Ambas, Britt y yo perdimos, y mis fichas habían disminuido para el final de la primera ronda.
Luego de que Charlotte repartiera, no le permití a Brittany ver mis cartas. — Creo que lo tengo. —dije.
— ¿Estás segura? —Preguntó.
—Estoy segura, Britt-Britt. —Sonreí.
Tres manos después, ya había recuperado mis fichas y bajado la de las demás con un par de Ases, una escalera y la carta más alta.
— ¡Mierda! —Se quejó Tara—. ¡La suerte de principiantes apesta!
—Tienes a una novia que aprende rápido, Britt. —dijo Susan.
Brittany tomó un sorbo de su bebida. — ¡Me estás haciendo sentir orgullosa, San! —Sus ojos azules estaban brillantes de emoción, y su sonrisa era diferente a la que siempre le había visto.
—Gracias. —Sonreí.
—Aquellos que no pueden ganar, enseñan. —Charlotte sonrió satisfecha.
—Muy graciosa. —Murmuró Brittany.
Cuatro manos después, tomé lo último de mi bebida y encogí los ojos hacia la única mujer en la mesa que no se había rendido. —Está de tu parte, Tara. ¿Vas a seguir siendo una bebé?
— ¡Que se joda! —dijo, poniendo lo último de sus fichas.
Brittany me miró, animada. Me recordó a la expresión de aquellas cuando la veían pelear.
— ¿Qué tienes, San?
— ¿Tara? —Pregunté.
Una gran sonrisa cruzó su cara. — ¡Flush! —Gritó, abriendo sus cartas en la mesa.
Cinco pares de ojos se dirigieron a mí. Escaneé la mesa y luego tiré mis cartas. — ¡Acepten su derrota y lloren, chicas! ¡Ases y ochos! —dije, riendo.
— ¿Un Full House? ¿Qué demonios? —Tabatha lloró.
—Lo siento. Siempre quise decir eso. —dije, tomando mis fichas.
Los ojos de Charlotte se encogieron. —Esto no es sólo suerte de principiantes. Ella juega.
Brittany miró a Charlotte por un momento y luego giró la vista hacia mí. — ¿Has jugado alguna vez, amor?
Junté mis labios y me encogí de hombros, dando mi mejor mirada inocente. La cabeza de Brittany se fue hacia atrás dejando escapar una gran risotada. Trató de hablar, pero no pudo.
— ¡Tu novia nos acaba de estafar! —dijo Tabatha, apuntando en mi dirección.
— ¡DE NINGUNA JODIDA MANERA! —Se quejó Tara, levantándose.
—Buen plan, hija. Traer un tiburón de cartas sabiendo que podríamos jugar póker. — dijo Susan, guiñándome.
— ¡No lo sabía! —dijo ella, sacudiendo la cabeza.
— ¡Tonterías! —Me miró Charlotte.
— ¡En serio! —Soltó entre risas.
—Odio decirlo, hermana. Pero creo que me enamoré de tu chica. —dijo Tabatha.
—Hey, ya. —Soltó Brittany, su sonrisa inmediatamente convirtiéndose en una mueca.
—Ya está bueno. Estaba solamente dejándotela fácil, Santana, pero quiero mi dinero de vuelta, ahora. —Advirtió Tara.
Brittany no jugó en las próximas rondas, viendo a sus hermanas luchar por recuperar su dinero. Mano tras mano, les gané sus fichas, y mano tras manos, Charlotte me miraba más de cerca. Cada vez que mostraba mis cartas, Brittany y Susan reían, Tara maldecía, Tabatha proclamaba su innegable amor por mí, y Susan la niña, solo miraba de reojos mientras veía televisión.
Una vez sentadas en el salón, cambie mis fichas por dinero y le di cien dólares a cada una. Susan se negó, pero las hermanas aceptaron con gratitud.
Brittany tomó mi mano y caminamos a la puerta. Pude ver que estaba triste, así que apreté mi mano en la suya.
— ¿Qué sucede, Britt?
— ¡Acabas de regalar cuatrocientos dólares, San! —Frunció el ceño.
—Si esto hubiera sido en una noche de póker en Sig Tau, me los hubiera quedado. No les puedo robar a tus hermanas la primera vez que las conozco.
— ¡Ellas se hubieran quedado con tu dinero! —dijo.
—No lo hubiera dudado ni por un segundo, tampoco. —Rió Tara.
Charlotte me miraba en silencio desde la esquina de la habitación.
— ¿Por qué sigues mirando a mi chica, Charlotte?
— ¿Cuál fue que dijiste era su apellido? —Preguntó Charlotte.
Apoyé mi peso en la otra pierna, nerviosa. Brittany notando mi incomodidad, volteó la mirada a su hermana y abrazó mi cintura. No estaba segura si lo hizo como una reacción protectora o si se estaba preparando para lo que su hermana podría decir.
—Es Lopez. ¿Por qué?
—Puedo entender por qué no lo averiguaste antes de esta noche, Britt, pero ya no tienes ninguna excusa. —dijo Charlotte, satisfecha.
— ¿De qué estás hablando? —Preguntó Brittany.
— ¿Por casualidad no estarás emparentada con Felipe Lopez? — Preguntó Charlotte.
Todas las cabezas se voltearon en mi dirección, y nerviosamente recogí mi pelo hacia atrás. — ¿De dónde conoces a Felipe?
Brittany torció su cabeza para poder mirarme. —Es uno de los mejores jugadores de póker que haya existido en América. ¿Lo conoces?
Me estremecí, sabiendo que finalmente había sido arrinconada para contar la verdad. —Es mi padre.
Toda la habitación explotó.
— ¡DE NINGUNA MANERA!
— ¡LO SABÍA!
— ¡ACABAMOS DE JUGAR CON LA HIJA DE FELIPE LOPEZ!
— ¿FELIPE LOPEZ? ¡SANTA MIERDA!
Charlotte, Susan y Brittany eran las únicas que no gritaban. —Les dije que no debía jugar. —dije.
—Si nos hubieras dicho que eras la hija de Felipe Lopez, tal vez te hubiéramos tomado más en serio. —dijo Charlotte.
Miré a Brittany, quien me miraba con asombro.
— ¿Tú eres Snix? —Preguntó, sus ojos azules estaban un poco nublados.
Tabatha se levantó y me apuntó, su boca se abrió en asombro. — ¡Snix está en nuestra casa! ¡De ninguna manera! ¡No lo creo, joder!
—Ese fue un apodo que la prensa me dio. Y la historia no era exactamente correcta. —dije.
—Necesito llevar a Santana a casa, chicas. —dijo Brittany, todavía mirándome.
Susan me miró por encima de sus lentes. — ¿Por qué no era correcta?
—Yo no le quité la suerte a mi papá. Es decir, que ridículo. —Reí, enredando un mechón de pelo alrededor de mi dedo, nerviosa.
Charlotte sacudió la cabeza. —No, Felipe dio esa entrevista. Dijo que a la media noche de tu decimoséptimo cumpleaños su suerte se acabó.
—Y la tuya empezó. —Añadió Brittany.
— ¡Fuiste criada por mafiosos! —dijo Tabatha, riendo.
—Oh… no. —Reí una vez—. Ellos no me criaron. Sólo estuvieron alrededor… bastante.
—Es una pena, Felipe soltándole tu nombre a la mafia por medio de la prensa. Eras sólo una niña. —dijo Susan, sacudiendo la cabeza.
—En todo caso, fue suerte de principiantes. —dije, tratando de esconder mi humillación.
—Fuiste enseñada por Felipe Lopez —dijo Susan, sacudiendo la cabeza en asombro—. Estabas jugando profesionalmente y ganando a la edad de diecisiete años, por Cristo santo. —Miró a Brittany—. No apuestes en su contra, hija. Ella no pierde.
Brittany me miró entonces, sus ojos aún sorprendidos y desorientados. — Uh… Nos tenemos que ir, mamá. Adiós, chicas! — Beso a cada una en la mejilla y corrió donde Susan la niña, llenándola de besos.
La profunda y emocionada voz de la familia de Brittany se desvaneció cuando ella me arrastró por la puerta hasta su moto. Me agarré el cabello en un moño, y ajusté mi chaqueta, esperando a que hablara. Se subió a la moto sin palabras, y yo me monté en el asiento detrás de ella.
Estaba segura que sentía que no había sido honesta, y probablemente estaba avergonzada de haberse enterado de una parte tan importante de mi vida al mismo tiempo que su familia. Esperaba una gran discusión al llegar a su apartamento, e inventé una docena de disculpas para el momento en que llegamos a la puerta.
Me llevó por el pasillo de la mano, y me ayudó con la chaqueta. Tiré del gancho color caramelo que ataba mi cabello, el cual calló por mis hombros en gruesas ondas. —Sé que estás enojada conmigo —dije sin poder mirarla a los ojos—. Discúlpame que no te lo dije, pero no es algo de lo que hablo.
— ¿Enojada contigo? —dijo—. Estoy tan caliente San que no puedo ver claramente. Le acabas de robar el dinero a mi familia quienes siempre me lo quitan todo en el poker sin siquiera pestañear, lograste asombrar a mi mamá, y estoy bastante segura de que perdiste a propósito aquella apuesta que hicimos antes de mi pelea.
—Yo no diría eso…
Levantó la barbilla. — ¿Pensaste que ibas a ganar?
—Bueno… no, no exactamente. —dije, quitándome los tacones.
Brittany sonrió. —Entonces, querías estar aquí conmigo. Creo que me acabo de enamorar de ti de nuevo Sany.
— ¿Cómo es que no estás enojada en este momento? —Pregunté, tirando mis zapatos al closet.
Suspiró y asintió. —Es algo bastante importante, Santana. Debiste habérmelo dicho. Pero entiendo por qué no lo hiciste. Viniste aquí para apartarte de todo eso. Es como si el cielo se abriera… ahora todo tiene sentido.
—Bueno, eso es un alivio.
— Snix. —dijo, sacudió la cabeza y me sacó la camisa.
—No me llames así, Britt. No es algo bueno.
— ¡Eres jodidamente famosa, Santana! —Soltó, sorprendida por mis palabras. Desabotonó mis jeans y los bajó hasta mis tobillos, ayudándome a sacarlos.
—Mi padre me odió luego de eso. Todavía me culpa por todos sus problemas.
Brittany se arrancó su ropa en unos segundos y me abrazó a ella. —Todavía no puedo creer que la hija de Felipe Lopez está parada frente a mí, he estado contigo todo este tiempo y no tenía ni idea.
La empujé lejos. —No soy la hija de Felipe Lopez, Brittany. Eso fue lo que dejé atrás. Soy Santana. ¡ Sólo Santana! —dije, caminando al closet. Arranqué una camiseta de su gancho y me la puse.
Suspiró. —Lo siento. Estoy un poco sorprendida.
— ¡Solamente soy yo! —Llevé las palmas de mis manos contra mi pecho, desesperada porque entendiera.
—Sí, pero…
—Pero nada. La manera en que me estás mirando en este instante. Es justamente por eso que no te lo había dicho. —Cerré los ojos—. No voy a vivir así de nuevo, Brittany. Ni siquiera contigo.
— ¡Whoa! Cálmate, Santana. No nos dejemos llevar. —Sus ojos azules se concentraron y caminó hacia mí, envolviéndome en sus brazos—. No me importa lo que fuiste o lo que ya no eres. Sólo te quiero a ti.
—Entonces, supongo que tenemos eso en común.
Me llevó hacia la cama, sonriéndome. —Somos sólo tú y yo contra el mundo, San.
Me acurruqué junto a ella, acomodándome en el colchón. Nunca planeé que nadie excepto Rachel se enterara de Felipe, y nunca esperé que mi novia perteneciera a una familia de aficionados al póker. Suspiré profundo, presionando mi mejilla contra su pecho.
— ¿Qué sucede? —Preguntó.
—No quiero que nadie se entere, Britt. No quería que tú te enteraras.
—Te amo, Santana. No lo volveré a mencionar, ¿de acuerdo? Tu secreto está a salvo conmigo. —dijo, besando mi frente.
________________________________________________________________
Bien! y así seguirán saliendo los secretos de San a la luz!
Ya se viene lo bueno chicas!
En el siguiente capitulo les daré un spoiler, para que me crean!
Besitos a todas!
Hasta mañana!
¡Fer Brittana4ever!***** - Mensajes : 212
Fecha de inscripción : 19/08/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
no me importa el pasado de santana, lo unico que me importa es su relacion con Britt, que siga asi de increible!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Uy lo que se viene, Britt ya sabe algo del pasado de Santana.
Añadiendo los celos de Brittany que yo creo que son muy posesivos, si a mi me hacen eso en la discoteca o bar yo le mando a la mierda! jajajaja ademas eso seguro que hace que la relacion termine...
A ver se puede ser celosa un poquitin, no tan extremo
Ya veremos a ver, enganchadisima estoy
Añadiendo los celos de Brittany que yo creo que son muy posesivos, si a mi me hacen eso en la discoteca o bar yo le mando a la mierda! jajajaja ademas eso seguro que hace que la relacion termine...
A ver se puede ser celosa un poquitin, no tan extremo
Ya veremos a ver, enganchadisima estoy
AndreaDaru- ---
- Mensajes : 511
Fecha de inscripción : 20/02/2012
Edad : 31
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Hey holaaaaa
Pues q crees q mi chik me obligo a leer este fic y después dije wooooow es muy bueno
Y creo q soy una britt jaja
Saludos
Pues q crees q mi chik me obligo a leer este fic y después dije wooooow es muy bueno
Y creo q soy una britt jaja
Saludos
the-slash*** - Mensajes : 119
Fecha de inscripción : 20/01/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Está re piola el fic! No soy de comentar pero sí de leer! Me encanta! Te leo, siguelo! Besos!
Claru!***** - Mensajes : 209
Fecha de inscripción : 22/09/2012
Edad : 33
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
lo tipico de las historias, las publican, una se engancha con ellas y de la noche a la mañana las actualizaciones desaparecen, no se pq todavia me sorprende!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
YESSY!!!!! Hasta cuando esperare ??? Sé dónde vives e iré hasta tú hogar y tirarte del cabello y rodearé las estaciones del metro hasta que te dignes 77
Ya puh.. .no seas malita
Cuídate linda pequeña ... Y qué conste qué ya estás advertida
Ya puh.. .no seas malita
Cuídate linda pequeña ... Y qué conste qué ya estás advertida
Tat-Tat******* - Mensajes : 469
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Capitulo 23
Perdón por la haber desaparecido... Pero tuve mucho que hacer este tiempo.
Ya estoy completamente libre así que me dedicare 100% al fic y a otro que subiré luego.
Sin mas hoy les dejare 3 capítulos para compensar en parte el tiempo perdido.
Saludos a todas y muchos besos!
—Srta. Pearce, ¿Cree que puede bajar el tono hasta después de la clase?
—dijo el Profesor Schuester, refiriéndose a mi risa mientras Brittany enterraba su nariz en mi cuello.
Aclaré mi garganta, sintiendo como mis mejillas se encendían en vergüenza.
—No lo creo, Sr. Schuester ¿Le ha echado un vistazo a mi latina? — dijo Brittany, señalándome.
La risa inundó el salón, y mi cara se incendió. El Profesor Schuester me miró con cara medio divertida y medio incomoda, y luego le sacudió la cabeza a Brittany.
—Sólo haga lo mejor que pueda Pearce. —dijo Schuester.
La clase se volvió a reír, y yo me hundí en mi asiento. Brittany recostó su brazo en la espalda de mi silla, y la clase continuó. Luego de que terminara la hora, Britt me acompañó a mi próxima clase.
—Perdóname si te avergüenzo. No lo puedo evitar.
—Inténtalo.
Emily caminó junto a nosotras, y cuando le devolví su asentimiento con una sonrisa educada, sus ojos brillaron.
—Hola, Santana. Te veo adentro.
Caminó al salón, y Brittany la fulminó por unos tensos segundos.
—Oye —Jalé su brazo hasta que me miró—. Olvídate de ella.
—Le ha estado diciendo a las chicas en la fraternidad que aún la llamas.
—Eso no es verdad. —dije, inafectada.
—Yo lo sé, pero ellas no. Dice que sólo está esperando su turno. Le dijo a Samantha que tú sólo estás esperando por el momento correcto para dejarme, y que la llamas para decirle cuán infeliz eres. Me está empezando a molestar.
—Tiene una gran imaginación. —Miré a Emily, y cuando se encontró con mis ojos la fulminé con la mirada.
— ¿Te enojarías si te avergüenzo una vez más?
Me encogí de hombros, y Brittany no perdió tiempo en meterme al salón. Se detuvo en mi mesa, poniendo mi bolso en el piso. Miró a Emily y luego me jaló hacia ella, y me besó, profunda y determinada. Trabajó mis labios en su usual manera reservada sólo para el dormitorio, y no pude evitar tomar su playera con ambos puños.
Los murmullos y las risas se volvieron más fuertes luego de que era claro que Brittany no se
iba a apartar pronto.
— ¡Creo que la dejó embarazada! —Alguien desde el final del salón gritó, riéndose.
Me separé con los ojos cerrados, tratando de recuperar mi aliento. Cuando miré a Brittany, ella me devolvía la mirada con la misma fuerza retenida.
—Sólo intentaba probar un punto. —Murmuró.
—Buen punto. —Asentí.
Brittany sonrió, besó mi mejilla y luego miró a Emily quien estaba echando humo en su asiento.
—Te veo en el almuerzo. —Guiñó.
Caí en mi silla y suspiré, tratando de disipar el hormigueo en medio de mis piernas. Soporté toda la clase de Cálculo, y cuando la hora terminó, vi a Emily apoyada en la pared junto a la puerta.
—Emily. —Asentí. Determinada en no darle la reacción que ella quería.
—Sé que estás con ella, no tiene que violarte en frente de toda una clase para mostrármelo.
Me detuve de inmediato y me preparé para atacar. —Entonces, tal vez deberías dejar de decirle a tus hermanas de fraternidad que yo todavía te llamo Fields. La vas a molestar demasiado, y no me voy a sentir mal cuando entierre su converse en tu trasero.
Arrugó la nariz. —Escúchate. Te has estado juntando demasiado con Brittany.
—No, está soy yo. Es solamente un lado de mí que no conocías.
—No fue como si me hubieras dado la oportunidad, ¿cierto?
Suspiré. —No quiero pelear contigo, Emily. Simplemente no funcionó, ¿está bien?
—No, no está bien. ¿Crees que disfruté siendo el hazme reír de Eastern? Brittany Pearce es la tipa que apreciamos sólo porque nos hace lucir bien. Ella usa a las chicas, las bota, e incluso las mayores idiotas de Eastern parecen Príncesas frente a Brittany.
— ¿Cuándo vas a abrir los ojos y vas a ver que ella es diferente ahora?
—Ella no te ama, Santana. Solamente eres un brillante juguete nuevo. Aunque luego de la escena que hizo en el salón, asumo que ya no eres tan brillante.
Mi mano voló a su cara antes de darme cuenta que lo había hecho.
—Si hubieras esperado dos segundos, te hubiera ahorrado el esfuerzo, San. —dijo Brittany, empujándome detrás de ella.
Tomé su brazo. —Brittany, no.
Emily se veía un poco nerviosa, mientras el perfecto contorno rojo de mi mano aparecía en su mejilla.
—Te lo advertí. —dijo Brittany, empujando a Emily contra la pared.
La mandíbula de Emily se tensó, y me fulminó con la mirada. — Considera esto un cierre, Brittany. Ahora puedo ver que ustedes dos están hechas la una para la otra.
—Gracias. —dijo Brittany, llevando su brazo a mis hombros.
Emily se separó de la pared y caminó inmediatamente al otro lado del pasillo, hacia las escaleras, cerciorándose de que Brittany no la seguía con una rápida mirada.
— ¿Estás bien? —Preguntó Britt.
—Me duele la mano.
Sonrió. —Eso fue asombroso, amor. Estoy impresionada.
—Probablemente me va a demandar y terminaré pagando su carrera en Harvard. ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que nos íbamos a encontrar en la cafetería.
Un lado de su boca se levantó en una sonrisa maliciosa. —No me podía concentrar en clases. Todavía estoy sintiendo ese beso.
Miré por el pasillo y luego a ella. —Ven conmigo.
Sus cejas se unieron sobre su sonrisa. — ¿Qué?
Caminé hacia atrás, arrastrándola hasta que sentí la manilla del laboratorio de Física. La puerta se abrió, y con una mirada hacia atrás, vi que estaba solo y oscuro. Jalé su mano, riéndome por su expresión confusa, y luego tranqué la puerta, empujándola contra ella.
La besé y se rió. — ¿Qué estamos haciendo?
—No quiero que no seas capaz de concentrarte en clases. —dije, besándola de nuevo. Me levantó y enredé mis piernas a su alrededor.
—No estoy segura de qué hice sin ti todo este tiempo —dijo, sosteniéndome con sus manos sobre mi trasero. —Pero nunca lo quiero averiguar. Eres todo lo que siempre he querido, Santana.
—Solo recuerda eso cuando tome todo tu dinero en el próximo juego de póker. —dije, desabrochando mi camisa.
Nos comenzamos a besar desesperadamente, pero ambas nos sobresaltamos de igual manera al escuchar ruido desde afuera. Brittany me cargo hasta detrás de una cajas que formaban una especie de bodega y justo allí caímos ambas.
Nos comenzamos a besar y yo inicié mi búsqueda y exploración de su cuerpo poniendo mis manos debajo de su playera, ella se subió el sujetador y tomó una de mis manos para ponerla sobre sus pechos desnudos.
Con el calor subiendo a toda marcha aproveche para terminar de quitarme la camisa y mi sujetador con mi otra mano. Ella se sentó sobre mí, me observó y comenzó a desabrocharse la blusa para quitársela de igual manera. Después se paró y sin perder tiempo se quitó de un momento a otro los short y las bragas. Luego rápidamente jalo mis vaqueros junto con mis bragas y al fin quedamos las dos casi desnudas.
Lentamente comenzó a descender sobre mi cuerpo, y justo en ese preciso momento donde su cuerpo rozó con el mío sentí una descarga eléctrica, una erupción. Sus pechos cayeron sobre mi abdomen en primera instancia y después se fueron arrastrando hasta llegar sobre mis piernas.
Abrió mis piernas y pasó su mano sobre mi centro comenzó a descender más hacia el interior mis piernas y entonces sentí sus dedos girando sobre mi clítoris; tensé mis piernas y aferre mis manos a su rubia cabellera; ella me miró, me sonrió y luego comenzó a pasar toda su mano en mi sexo. Luego sentí una humedad diferente a la mía, se trataba de su lengua, de su boca y su saliva… Por poco me muerdo la lengua para poder soportar tanta excitación en el mismo lugar; gemí y antes de mi segundo gemido metió uno de sus dedos a la par de su lengua, inhalé aire y lo dejé salir todo solo para tomar más aire y contener la respiración que pudiese mantenerme viva.
Con sus labios comenzó a lamer mi clítoris mientras que con su dedo y uno más que introdujo empezó a penetrarme con más intensidad y mucho más dentro. A la par con la otra mano estiró su mano hasta alcanzar uno de mis pechos y comenzó a apretarlo tan fuerte y suavemente que parecía imposible. Luego dejó de lamer y subió hasta mis labios besándome, sin embargo, no sacó la otra mano de mi centro y comenzó a mover su cadera sobre esta para comenzar con el vaivén de sus caderas. Soltó mi pecho y tomó nuevamente mi mano y la bajó hasta su sexo obligándome a erguir ligeramente mi espalda para poder alcanzarla; toqué con la palma su centro y con la punta de mis dedos comencé a buscar su clítoris, y una vez que lo detecté mis dedos empezaron a moverse en círculos.
Nuestros cuerpo habían llegado a una posición que en mi vida me hubiese imaginado lograr, pero con tanta adrenalina mi cuerpo solo pedía más, así que sin pensarlo metí mis dedos dentro, ella gimió de placer y me plantó un beso cargado de pasión y amor. Después prácticamente nuestro gemidos se atrapaban entre nuestras bocas y cada vez que ella ejercía más presión sobre mi sexo yo hacía lo mismo, ella metía más los dedos dentro de mí y yo también lo hacía, así sucesivamente hasta que nuestros labios se separaron. Nuestra humedad se volvió líquida entre nuestros sexos; nuestros cuerpo se pasmaron el uno con el otro y finalmente terminamos al mismo tiempo en un sensacional pero silencioso orgasmo.
Luego de regular nuestras respiraciones nos vestimos y nos dispusimos a salir. Antes de hacerlo Brittany me toma por la cintura y me besa tiernamente. Apoya su cabeza sobre mi hombro y acerca su boca a mi oído. —Gracias señorita Lopez... es usted muy considerada con su novia... Te amo.
—Y yo a ti Britt-Britt.
Sin mas nos apresuramos a salir de salón tratando de no ser vistas.
_________________________________________________________
Di vueltas alrededor, escrutando mi reflejo con una mirada escéptica. Era rojo y sin espalda, peligrosamente corto, y el corsé estaba sujeto por una cadena corta de pedrería que formaba como un collar alrededor de mi cuello.
— ¡Wow! ¡Britt se va a orinar cuando te vea con eso! —dijo Rachel.
Puse mis ojos en blanco. —¡Qué romántico!
—Vas a llevar ése. No te pruebes nada más, ése es el indicado —dijo, aplaudiendo con entusiasmo.
— ¿No crees que es demasiado corto Berry? Mariah Carey muestra menos piel.
Rachel sacudió su cabeza. —Insisto.
Me di vuelta en el banquillo mientras Rachel se probaba un vestido tras otro, más indecisa a la hora de elegir uno para sí misma. Al final se decidió por uno extremadamente corto, ajustado, de color piel, que dejaba uno de sus hombros desnudo. Nos dirigimos en su auto al apartamento para encontrar el lugar del Honda Coupe vacío y a Lord solo. Rachel sacó su celular y marcó, sonriendo cuando Quinn respondió.
— ¿A dónde fuiste, Quinny? —ella asintió y luego me miró—. ¿Por qué estaría molesta? ¿Qué tipo de sorpresa? —dijo cautelosa. Me miró de nuevo y luego entró al cuarto de Quinn, cerrando la puerta.
Froté las orejas de Lord Tubbington mientras Rachel murmuraba en la habitación. Cuando salió, trató de esconder la sonrisa en su cara.
— ¿Qué están tramando ahora? —Pregunté.
—Están en camino a casa. Dejaré que Britt te diga —dijo, sonriendo de oreja a oreja.
—Oh Dios… ¿qué? —Pregunté.
—Acabo de decir que no puedo contarte. Es una sorpresa.
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Ya estoy completamente libre así que me dedicare 100% al fic y a otro que subiré luego.
Sin mas hoy les dejare 3 capítulos para compensar en parte el tiempo perdido.
Saludos a todas y muchos besos!
Capitulo 23
—Srta. Pearce, ¿Cree que puede bajar el tono hasta después de la clase?
—dijo el Profesor Schuester, refiriéndose a mi risa mientras Brittany enterraba su nariz en mi cuello.
Aclaré mi garganta, sintiendo como mis mejillas se encendían en vergüenza.
—No lo creo, Sr. Schuester ¿Le ha echado un vistazo a mi latina? — dijo Brittany, señalándome.
La risa inundó el salón, y mi cara se incendió. El Profesor Schuester me miró con cara medio divertida y medio incomoda, y luego le sacudió la cabeza a Brittany.
—Sólo haga lo mejor que pueda Pearce. —dijo Schuester.
La clase se volvió a reír, y yo me hundí en mi asiento. Brittany recostó su brazo en la espalda de mi silla, y la clase continuó. Luego de que terminara la hora, Britt me acompañó a mi próxima clase.
—Perdóname si te avergüenzo. No lo puedo evitar.
—Inténtalo.
Emily caminó junto a nosotras, y cuando le devolví su asentimiento con una sonrisa educada, sus ojos brillaron.
—Hola, Santana. Te veo adentro.
Caminó al salón, y Brittany la fulminó por unos tensos segundos.
—Oye —Jalé su brazo hasta que me miró—. Olvídate de ella.
—Le ha estado diciendo a las chicas en la fraternidad que aún la llamas.
—Eso no es verdad. —dije, inafectada.
—Yo lo sé, pero ellas no. Dice que sólo está esperando su turno. Le dijo a Samantha que tú sólo estás esperando por el momento correcto para dejarme, y que la llamas para decirle cuán infeliz eres. Me está empezando a molestar.
—Tiene una gran imaginación. —Miré a Emily, y cuando se encontró con mis ojos la fulminé con la mirada.
— ¿Te enojarías si te avergüenzo una vez más?
Me encogí de hombros, y Brittany no perdió tiempo en meterme al salón. Se detuvo en mi mesa, poniendo mi bolso en el piso. Miró a Emily y luego me jaló hacia ella, y me besó, profunda y determinada. Trabajó mis labios en su usual manera reservada sólo para el dormitorio, y no pude evitar tomar su playera con ambos puños.
Los murmullos y las risas se volvieron más fuertes luego de que era claro que Brittany no se
iba a apartar pronto.
— ¡Creo que la dejó embarazada! —Alguien desde el final del salón gritó, riéndose.
Me separé con los ojos cerrados, tratando de recuperar mi aliento. Cuando miré a Brittany, ella me devolvía la mirada con la misma fuerza retenida.
—Sólo intentaba probar un punto. —Murmuró.
—Buen punto. —Asentí.
Brittany sonrió, besó mi mejilla y luego miró a Emily quien estaba echando humo en su asiento.
—Te veo en el almuerzo. —Guiñó.
Caí en mi silla y suspiré, tratando de disipar el hormigueo en medio de mis piernas. Soporté toda la clase de Cálculo, y cuando la hora terminó, vi a Emily apoyada en la pared junto a la puerta.
—Emily. —Asentí. Determinada en no darle la reacción que ella quería.
—Sé que estás con ella, no tiene que violarte en frente de toda una clase para mostrármelo.
Me detuve de inmediato y me preparé para atacar. —Entonces, tal vez deberías dejar de decirle a tus hermanas de fraternidad que yo todavía te llamo Fields. La vas a molestar demasiado, y no me voy a sentir mal cuando entierre su converse en tu trasero.
Arrugó la nariz. —Escúchate. Te has estado juntando demasiado con Brittany.
—No, está soy yo. Es solamente un lado de mí que no conocías.
—No fue como si me hubieras dado la oportunidad, ¿cierto?
Suspiré. —No quiero pelear contigo, Emily. Simplemente no funcionó, ¿está bien?
—No, no está bien. ¿Crees que disfruté siendo el hazme reír de Eastern? Brittany Pearce es la tipa que apreciamos sólo porque nos hace lucir bien. Ella usa a las chicas, las bota, e incluso las mayores idiotas de Eastern parecen Príncesas frente a Brittany.
— ¿Cuándo vas a abrir los ojos y vas a ver que ella es diferente ahora?
—Ella no te ama, Santana. Solamente eres un brillante juguete nuevo. Aunque luego de la escena que hizo en el salón, asumo que ya no eres tan brillante.
Mi mano voló a su cara antes de darme cuenta que lo había hecho.
—Si hubieras esperado dos segundos, te hubiera ahorrado el esfuerzo, San. —dijo Brittany, empujándome detrás de ella.
Tomé su brazo. —Brittany, no.
Emily se veía un poco nerviosa, mientras el perfecto contorno rojo de mi mano aparecía en su mejilla.
—Te lo advertí. —dijo Brittany, empujando a Emily contra la pared.
La mandíbula de Emily se tensó, y me fulminó con la mirada. — Considera esto un cierre, Brittany. Ahora puedo ver que ustedes dos están hechas la una para la otra.
—Gracias. —dijo Brittany, llevando su brazo a mis hombros.
Emily se separó de la pared y caminó inmediatamente al otro lado del pasillo, hacia las escaleras, cerciorándose de que Brittany no la seguía con una rápida mirada.
— ¿Estás bien? —Preguntó Britt.
—Me duele la mano.
Sonrió. —Eso fue asombroso, amor. Estoy impresionada.
—Probablemente me va a demandar y terminaré pagando su carrera en Harvard. ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que nos íbamos a encontrar en la cafetería.
Un lado de su boca se levantó en una sonrisa maliciosa. —No me podía concentrar en clases. Todavía estoy sintiendo ese beso.
Miré por el pasillo y luego a ella. —Ven conmigo.
Sus cejas se unieron sobre su sonrisa. — ¿Qué?
Caminé hacia atrás, arrastrándola hasta que sentí la manilla del laboratorio de Física. La puerta se abrió, y con una mirada hacia atrás, vi que estaba solo y oscuro. Jalé su mano, riéndome por su expresión confusa, y luego tranqué la puerta, empujándola contra ella.
La besé y se rió. — ¿Qué estamos haciendo?
—No quiero que no seas capaz de concentrarte en clases. —dije, besándola de nuevo. Me levantó y enredé mis piernas a su alrededor.
—No estoy segura de qué hice sin ti todo este tiempo —dijo, sosteniéndome con sus manos sobre mi trasero. —Pero nunca lo quiero averiguar. Eres todo lo que siempre he querido, Santana.
—Solo recuerda eso cuando tome todo tu dinero en el próximo juego de póker. —dije, desabrochando mi camisa.
Nos comenzamos a besar desesperadamente, pero ambas nos sobresaltamos de igual manera al escuchar ruido desde afuera. Brittany me cargo hasta detrás de una cajas que formaban una especie de bodega y justo allí caímos ambas.
Nos comenzamos a besar y yo inicié mi búsqueda y exploración de su cuerpo poniendo mis manos debajo de su playera, ella se subió el sujetador y tomó una de mis manos para ponerla sobre sus pechos desnudos.
Con el calor subiendo a toda marcha aproveche para terminar de quitarme la camisa y mi sujetador con mi otra mano. Ella se sentó sobre mí, me observó y comenzó a desabrocharse la blusa para quitársela de igual manera. Después se paró y sin perder tiempo se quitó de un momento a otro los short y las bragas. Luego rápidamente jalo mis vaqueros junto con mis bragas y al fin quedamos las dos casi desnudas.
Lentamente comenzó a descender sobre mi cuerpo, y justo en ese preciso momento donde su cuerpo rozó con el mío sentí una descarga eléctrica, una erupción. Sus pechos cayeron sobre mi abdomen en primera instancia y después se fueron arrastrando hasta llegar sobre mis piernas.
Abrió mis piernas y pasó su mano sobre mi centro comenzó a descender más hacia el interior mis piernas y entonces sentí sus dedos girando sobre mi clítoris; tensé mis piernas y aferre mis manos a su rubia cabellera; ella me miró, me sonrió y luego comenzó a pasar toda su mano en mi sexo. Luego sentí una humedad diferente a la mía, se trataba de su lengua, de su boca y su saliva… Por poco me muerdo la lengua para poder soportar tanta excitación en el mismo lugar; gemí y antes de mi segundo gemido metió uno de sus dedos a la par de su lengua, inhalé aire y lo dejé salir todo solo para tomar más aire y contener la respiración que pudiese mantenerme viva.
Con sus labios comenzó a lamer mi clítoris mientras que con su dedo y uno más que introdujo empezó a penetrarme con más intensidad y mucho más dentro. A la par con la otra mano estiró su mano hasta alcanzar uno de mis pechos y comenzó a apretarlo tan fuerte y suavemente que parecía imposible. Luego dejó de lamer y subió hasta mis labios besándome, sin embargo, no sacó la otra mano de mi centro y comenzó a mover su cadera sobre esta para comenzar con el vaivén de sus caderas. Soltó mi pecho y tomó nuevamente mi mano y la bajó hasta su sexo obligándome a erguir ligeramente mi espalda para poder alcanzarla; toqué con la palma su centro y con la punta de mis dedos comencé a buscar su clítoris, y una vez que lo detecté mis dedos empezaron a moverse en círculos.
Nuestros cuerpo habían llegado a una posición que en mi vida me hubiese imaginado lograr, pero con tanta adrenalina mi cuerpo solo pedía más, así que sin pensarlo metí mis dedos dentro, ella gimió de placer y me plantó un beso cargado de pasión y amor. Después prácticamente nuestro gemidos se atrapaban entre nuestras bocas y cada vez que ella ejercía más presión sobre mi sexo yo hacía lo mismo, ella metía más los dedos dentro de mí y yo también lo hacía, así sucesivamente hasta que nuestros labios se separaron. Nuestra humedad se volvió líquida entre nuestros sexos; nuestros cuerpo se pasmaron el uno con el otro y finalmente terminamos al mismo tiempo en un sensacional pero silencioso orgasmo.
Luego de regular nuestras respiraciones nos vestimos y nos dispusimos a salir. Antes de hacerlo Brittany me toma por la cintura y me besa tiernamente. Apoya su cabeza sobre mi hombro y acerca su boca a mi oído. —Gracias señorita Lopez... es usted muy considerada con su novia... Te amo.
—Y yo a ti Britt-Britt.
Sin mas nos apresuramos a salir de salón tratando de no ser vistas.
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Di vueltas alrededor, escrutando mi reflejo con una mirada escéptica. Era rojo y sin espalda, peligrosamente corto, y el corsé estaba sujeto por una cadena corta de pedrería que formaba como un collar alrededor de mi cuello.
— ¡Wow! ¡Britt se va a orinar cuando te vea con eso! —dijo Rachel.
Puse mis ojos en blanco. —¡Qué romántico!
—Vas a llevar ése. No te pruebes nada más, ése es el indicado —dijo, aplaudiendo con entusiasmo.
— ¿No crees que es demasiado corto Berry? Mariah Carey muestra menos piel.
Rachel sacudió su cabeza. —Insisto.
Me di vuelta en el banquillo mientras Rachel se probaba un vestido tras otro, más indecisa a la hora de elegir uno para sí misma. Al final se decidió por uno extremadamente corto, ajustado, de color piel, que dejaba uno de sus hombros desnudo. Nos dirigimos en su auto al apartamento para encontrar el lugar del Honda Coupe vacío y a Lord solo. Rachel sacó su celular y marcó, sonriendo cuando Quinn respondió.
— ¿A dónde fuiste, Quinny? —ella asintió y luego me miró—. ¿Por qué estaría molesta? ¿Qué tipo de sorpresa? —dijo cautelosa. Me miró de nuevo y luego entró al cuarto de Quinn, cerrando la puerta.
Froté las orejas de Lord Tubbington mientras Rachel murmuraba en la habitación. Cuando salió, trató de esconder la sonrisa en su cara.
— ¿Qué están tramando ahora? —Pregunté.
—Están en camino a casa. Dejaré que Britt te diga —dijo, sonriendo de oreja a oreja.
—Oh Dios… ¿qué? —Pregunté.
—Acabo de decir que no puedo contarte. Es una sorpresa.
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Capitulo 24
Capitulo 24
Yo jugueteé con mi pelo y me miraba las uñas, incapaz de estarme quieta mientras esperaba a Brittany para que diera a conocer su última sorpresa. Una fiesta de cumpleaños, un gatito, no podía imaginar que podría ser lo siguiente.
El ruido del motor del Honda de Quinn anunció su llegada. Las chicas rieron mientras subían las escaleras.
—Están de buen humor —dije—, esa es una buena señal.
Quinn entró primero.
—Simplemente no quería que pensaras que había una razón por la cual ella se hizo uno y yo no amor.
Rachel se puso de pie para saludar a su novia, y echó sus brazos alrededor suyo. —Eres tan tonta Quinny. Como si fuera a enojarme por eso. Si quisiera un novia loca, saldría con Brittany —dijo Rachel sonriendo, mientras inclinaba su cabeza para darle un beso.
—No tiene nada que ver con la manera en la que me siento por ti — agregó Quinn.
Brittany atravesó la puerta con un vendaje cuadrado de gasa en su muñeca. Me sonrió y luego se derrumbó en el sofá, descansando su cabeza en mi regazo. No podía apartar la mirada del vendaje.
—De acuerdo Pearce… ¿qué hiciste?
Brittany sonrió y tiró de mí hacia abajo para besarla. Podía sentir el nerviosismo irradiando de ella. Por fuera estaba sonriendo, pero tuve la clara sensación de que ella no estaba segura de cómo iba a reaccionar ante lo que había hecho.
—Hice un par de cosas hoy.
— ¿Cómo qué? —Pregunté suspicaz Brittany rió.
—Tranquilízate, Lopez. No es nada malo.
— ¿Qué le pasó a tu muñeca? —Dije tirando de su mano por los dedos.
Un estruendoso motor diesel se detuvo fuera y Brittany saltó del sofá para abrir la puerta.
— ¡Ya era hora! ¡He estado en casa por lo menos desde hace cinco minutos! —dijo con una sonrisa.
Un hombre entró del revés, cargando un sofá gris cubierto con plástico, seguido por otro hombre que traía la parte trasera del mismo. Quinn y Brittany movieron el sofá, conmigo y Lord todavía encima, hacia adelante, y entonces los hombres pusieron el nuevo sofá en el lugar del otro. Brittany sacó el plástico y luego me levantó en sus brazos, colocándome en los blandos almohadones.
— ¿Tienen uno nuevo? —Pregunté, sonriendo de oreja a oreja.
—Sí, y un par de otras cosas también. Gracias chicos —dijo mientras los hombres de la mudanza levantaban el viejo sofá y se iban de la misma manera en que vinieron.
—Ahí van un montón de recuerdos —sonreí.
—Ninguno que yo quisiera conservar, — ella se sentó a mi lado y suspiró, mirándome por un momento antes de quitar la cinta que sostenía la gasa en su brazo—. No te alteres.
Mi mente empezó a correr, pensando en qué podría haber debajo de la venda. Imaginé una quemadura, o puntos o algo igual de espantoso. Ella tiró del vendaje y me quedé sin aliento al sólo ver las simples letras en negro tatuadas a través de la parte inferior de su muñeca, la piel a su alrededor estaba roja y brillante por el antibiótico que ella había untado encima.
Sacudí mi cabeza con incredulidad al leer la palabra. Santana
— ¿Te gusta? —Preguntó.
— ¿Tienes mi nombre tatuado en tu muñeca? —Dije las palabras, pero no sonaba como mi voz. Mi mente se extendía en todas las direcciones, pero incluso así, me las arreglé para hablar con un tono calmado.
—Sí —dijo, besando mi mejilla mientras yo miraba con incredulidad la tinta permanente en su piel.
—Traté de hacerla entrar en razón San. Ella no ha hecho nada loco por un tiempo. Creo que estaba teniendo síntomas de la abstinencia —dijo Quinn sacudiendo su cabeza.
— ¿Qué te parece? —Preguntó Britt.
—Deberías haberle consultado antes, Britt —dijo Rachel, sacudiendo la cabeza y cubriendo su boca con sus dedos.
— ¿Preguntarle qué? ¿Si podía hacerme un tatuaje? —Frunció el ceño, volviéndose hacia mí—. Te amo. Quiero que todos sepan que soy tuya.
Me moví nerviosamente. —Eso es permanente Brittany.
—Al igual que nosotras —dijo, tocando mi mejilla.
—Muéstrale el resto, —dijo Quinn.
— ¿El resto? —Dije bajando la mirada hacia su otra muñeca.
Brittany se levantó, tirando hacia arriba de su playera. Su impresionante abdomen se estiro con el movimiento. Brittany se volteó, y en su costado había otro tatuaje fresco extendido a lo largo de sus costillas.
— ¿Qué es eso? —Pregunté, mirando de lado los símbolos verticales.
—Es hebreo —Brittany sonrió.
— ¿Qué significa?
—Dice, ― Pertenezco a mi amada, y mi amada me pertenece‖.
Mis ojos se encontraron con los suyos. —¿No estabas contenta con un tatuaje, así que te hiciste dos?
—Es algo que siempre dije que me iba a hacer cuando conociera a La Indicada. Te conocí… así que fui y me hice los tatuajes, —su sonrisa se desvaneció cuando vio mi expresión—. ¿Estás enojada? —dijo tirando hacia abajo su playera.
—No estoy enojada. Yo sólo… esto es un poco abrumador.
Quinn atrajo a Rachel a su costado con un brazo. —Acostúmbrate, San. Britt es impulsiva y va siempre con todo. No creo que esto se acabe hasta que consiga ponerte un anillo en el dedo.
Las cejas de Rachel se dispararon primero hacia mí y luego hacia Quinn. — ¿Qué? ¡Pero si acaban de empezar a salir!
—Creo… creo que necesito un trago —dije, caminando hacia la cocina.
Brittany se echó a reír, mirándome a través de los gabinetes. —Ella estaba bromeando, San.
— ¿Lo estaba? —Preguntó Quinn.
—Ella no estaba hablando sobre un tiempo de corto plazo —dijo Brittany. Se volteó hacia Quinn y se quejó—. Muchas gracias, prima.
—Tal vez ahora dejes de hablar de eso — Quinn sonrió.
Me serví un trago de whisky en un vaso y tiré mi cabeza hacia atrás, tomándolo todo de un trago. Mi rostro se comprimió mientras el líquido quemaba bajando por mi garganta. Brittany me rodeó gentilmente con sus brazos la cintura desde atrás.
—No te lo estoy proponiendo, San. Son sólo tatuajes.
—Lo sé —dije asintiendo mientras me servía otro trago.
Brittany me quitó la botella y le puso la tapa, metiéndola de nuevo en el gabinete. Cuando no me di la vuelta, giró mis caderas para ponerme frente a ella.
—De acuerdo. Tuve que habértelo mencionado antes, pero decidí comprar el sofá y luego una cosa llevó a la otra. Me emocioné.
—Esto es muy rápido para mí, Britt. Mencionaste lo de vivir juntas , te marcaste con mi nombre, me estás diciendo que me amas… todo esto es muy… rápido.
Brittany frunció el ceño. —Te estás alterando. Te dije que no te alteraras.
— ¡Es difícil no hacerlo! ¡Te enteraste sobre mi papá y todo lo que sentías antes se había ampliado!
— ¿Quién es tu papá? —Preguntó Quinn, claramente molesta por no saber nada. Cuando no le hice caso, suspiró—. ¿Quién es su papá? —Le preguntó a Rachel.
Rachel sacudió su cabeza con desdén.
La expresión de Brittany cambió con disgusto. —Mis sentimientos por ti no tienen nada que ver con tu papá.
—Vamos a ir a esta fiesta de parejas mañana. Se supone que es una gran cosa donde vamos a anunciar nuestra relación o algo, ¡Y ahora tú tienes mi nombre en tu brazo y este proverbio hablando de cómo nos pertenecemos! ¿Es loco, de acuerdo? ¡Estoy alterada!
Brittany agarró mi rostro y plantó su boca en la mía, y luego me levantó del suelo, colocándome en el mostrador. Su lengua pidió entrar en mi boca, y cuando la dejé, gimió. Sus dedos excavaron en mis caderas, trayéndome más cerca.
—Eres tan jodidamente sexy cuando te enojas —dijo contra mis labios.
—Está bien —respiré—, estoy calmada.
Ella sonrió, contenta de que su plan de distracción haya funcionado. —Todo sigue siendo lo mismo, San. Seguimos siendo sólo tú y yo.
—Ustedes dos están locas —dijo Quinn, sacudiendo su cabeza.
Rachel golpeó juguetonamente su hombro. —Santana también compró algo para Britt hoy.
— ¡Berry! —le regañé.
— ¿Encontraste un vestido? —me preguntó sonriendo.
—Sí —envolví mis piernas y brazos alrededor suyo—. Mañana va a ser tu turno de enloquecer.
—Estoy esperando ansiosa por eso —dijo, sacándome del mostrador.
Saludé a Rachel con la mano mientras Brittany me llevaba por el pasillo.
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El viernes después de clases, Rachel y yo pasamos la tarde en el centro, arreglándonos y disfrutando. Nos hicimos la manicura y la pedicura, nos depilamos, bronceamos nuestra piel y nos arreglamos el cabello. Cuando volvimos al apartamento, cada espacio había sido cubierto por ramos de rosas. Rojas, rosadas, amarillas y blancas, parecía una florería.
— ¡Oh Dios mío! —Chilló Rachel cuando entró por la puerta.
Quinn miró a su alrededor, luciendo orgullosa. —Fuimos a comprar flores, pero ninguna de las dos pensó que un solo ramo sería suficiente.
Abracé a Brittany. —Ustedes son… son increíbles, chicas. Gracias.
Ella palmeó mi trasero. —Treinta minutos para la fiesta, San.
Las primas se vistieron en la habitación de Brittany mientras nosotras nos deslizábamos en nuestros vestidos en el cuarto de Quinn. Justo mientras me colocaba mis tacones gris, alguien golpeó la puerta.
—Hora de irnos, señoritas —dijo Quinn.
Rachel salió y Quinn silbó.
— Te ves hermosa Rachel... ¿Dónde está San? —Preguntó Brittany.
— Santana está teniendo algunos problemitas con sus zapatos. Saldrá en un segundo — Rachel explicó.
— ¡El suspenso me está matando, San! —Gritó Brittany.
Salí jugueteando con mi vestido mientras Brittany se paraba enfrente de mí, inaxpresiva. Rachel le pegó un codazo y ella pestañeó.
—Santo cielo.
— ¿Estás lista para enloquecer? —Preguntó Rachel.
—No estoy enloqueciendo, ella... luce increíble —dijo Britt.
Sonreí y luego, lentamente, me di la vuelta para mostrarle la caída pronunciada de la tela en la parte trasera del vestido.
—Bien, ahora estoy enloqueciendo —dijo, acercándose a mí y haciéndome dar una vuelta.
— ¿No te gusta? —Le pregunté.
—Necesitas una cazadora —corrió al perchero y luego a toda prisa cubrió mis hombros con el abrigo.
—Ella no puede vestir eso toda la noche, Britt —se rió Rachel.
—Te ves hermosa, San —dijo Quinn vestida sensualmente con un vestido azul muy corto ajustado a su cuerpo y su cabello suelto y desordenado.
La expresión de Britt se veía dolida mientras hablaba. —Te ves hermosa. Te ves increíble… pero no puedes vestir eso. Tu falda es… wow, tus piernas son…
No pude evitarlo, pero sonreí y la interrumpi.
—Mírate tu Brittany... También vas provocadora, con esa camisa abierta, mostrando ese escote, el short ajustado a tus caderas y esas botas bucaneras... Dios! También podría enloquecer.
— ¿Ustedes dos viven para torturarse la una a la otra? — Quinn frunció el ceño.
— ¿No tienes un vestido más largo? —Preguntó Brittany haciendo un puchero.
Miré hacia abajo. —En realidad es bastante modesto en el frente. Es solamente en la espalda donde muestra mucha piel.
— Sanny —hizo una mueca con sus siguientes palabras—, no quiero que te enojes, pero no puedo llevarte a la casa de mi fraternidad luciendo así. Me voy a meter en una pelea en los primeros cinco minutos que estemos ahí, amor.
Me incliné hacia arriba y besé sus labios. —Tengo fe en ti.
—Esta noche va a apestar. —se quejó.
—Esta noche va a ser fantástica —dijo Rachel, ofendida.
—Simplemente piensa en lo fácil que va a ser sacármelo más tarde —dije, besando su cuello.
—Ese es el problema. Todas las demás chicas ahí estarán pensando la misma cosa.
—Pero tú serás la única que va a averiguarlo, —murmuré. Ella no respondió así que me eché hacia atrás para evaluar su expresión. — ¿De verdad quieres que me cambie?
Brittany escaneó mi rostro, mi vestido, mis piernas y luego exhaló. —No importa qué vistas, eres preciosa. Debería acostumbrarme a eso ahora, ¿verdad? —me encogí de hombros y ella sacudió su cabeza—. Muy bien, ya es tarde. Vamos.
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Capitulo 25
Capitulo 25
Me acurruqué junto a Brittany en busca de su calor mientras caminábamos del coche a la casa Sigma Tau. El aire estaba lleno de humo, pero cálido. La música resonaba desde el sótano y Brittany asentía con la cabeza al compás de ella. Todo el mundo volteó simultáneamente. No estaba segura si estaban mirando porque Brittany estaba en una fiesta de parejas, porque estaba demasiada guapa, o por mi vestido, pero todos nos estaban mirando.
Rachel se inclinó para susurrarme en el oído: —Estoy tan contenta de que estés aquí, San. Me siento como si hubiera despertado en una película de Molly Ringwald.
—Me alegro de poder ayudar —me quejé.
Brittany y Quinn tomaron nuestros abrigos y luego nos guiaron a través de la sala a la cocina. Quinn tomó cuatro cervezas de la nevera y le dio una a Rachel y después a mí. Nos quedamos en la cocina, escuchando a las hermanas de fraternidad de Brittany discutir su última pelea. Reconocí a una de las rubias que siguieron a Brittany en la cafetería la primera vez que hablamos. Lexie era fácil de reconocer. No podía olvidar el aspecto de su cara cuando Britt la empujó fuera de su regazo por insultar a Rachel. Ella me miraba con curiosidad, estudiando cada una de mis palabras. Sabía que estaba curiosa del por qué Brittany Pearce me encontró irresistible y me encontré a mí misma tratando de demostrárselo. Mantuve mis manos sobre las de Britt, añadiendo bromas inteligentes en los momentos precisos de la conversación, y bromeando con ella sobre sus nuevos tatuajes.
—Amiga, ¿tienes el nombre de tu chica en tu muñeca? ¿Qué diablos te poseía para hacer eso? —dijo Samantha.
Brittany orgullosamente volteó su mano para revelar mi nombre. —Estoy loca por ella, —dijo, mirando con sus ojos azules cálidos.
—Apenas la conoces. —se burló Lexie.
Ella no quitó sus ojos de los míos. —Pasamos todo el tiempo juntas. La conozco.
Frunció el ceño—. Pensé que el tatuaje te había molestado. ¿Ahora estás presumiéndolo?
Me incliné para besar su mejilla y me encogí de hombros. —Cada vez me gusta más.
Quinn y Rachel se dirigieron escaleras abajo y nosotras las seguimos, tomadas de la mano. Los muebles habían sido empujados a lo largo de las paredes para así formar una improvisada pista de baile, y cuando bajábamos las escaleras, una canción lenta comenzó a tocar. Sonreí y presioné mi mejilla sobre su hombro. Ella extendió su mano contra mi espalda, cálida y suave ante mi piel desnuda.
—Todo el mundo te está mirando en este vestido —dijo. La mire, esperando ver una expresión tensa, pero ella estaba sonriendo—. Creo que es genial… estar con la chica que todo el mundo quiere.
Puse los ojos en blanco. —Ellas no me quieren. Sólo están curiosas por saber por qué tú me quieres. Y de todos modos, lo siento por cualquiera que piense que tiene una oportunidad. Estoy desesperadamente y completamente enamorada de ti.
Una mirada de dolor oscureció su rostro. — ¿Sabes por qué te quiero? No sabía que estaba perdida hasta que tú me encontraste. No sabía lo que era estar sola hasta la primera noche que pasé sin ti en mi cama. Tú eres lo único que he hecho bien. Tú eres lo que he estado esperando, Santana.
Me estiré para tomar su rostro entre mis manos y ella envolvió sus brazos alrededor de mí, levantándome del suelo. Apreté mis labios contra los suyos, y me besó con toda la emoción de lo que acaba de decir. Fue en ese momento que me di cuenta de por qué se había hecho el tatuaje, por qué me había elegido a mí y por qué yo era diferente. No era sólo yo, y no era sólo ella, la excepción era que estábamos juntas.
Un ritmo más rápido vibró a través de los altavoces, y Brittany me puso sobre mis pies. — ¿Todavía quieres bailar?
Quinn y Rachel aparecieron junto a nosotras y yo levanté una ceja. —Sólo si piensas que me puedes seguir el ritmo.
Brittany sonrió. —Pruébame.
Moví mis caderas contra las de ella y pasé la mano por su escote, Brittany se echó a reír y sacudió la cabeza y me di la vuelta, moviéndome contra ella al ritmo de la música. Me agarró de las caderas y estiré mi mano, agarrando su trasero. Me incliné hacia adelante y ella hundió los dedos en mi piel. Cuando me levanté, colocó sus labios en mi oído.
—Sigue así y nos vamos a ir temprano San.
Me di la vuelta y sonreí, echando mis brazos alrededor de su cuello. Luego metí mis manos entre su blusa, deslizándolas por su espalda, presionando mis dedos en ella y tuve que sonreír al oír el ruido que ella hizo cuando probé su cuello.
—Jesús, San, me estás matando, —dijo, agarrando el dobladillo de la falda, tirándola hacia arriba lo suficiente para acariciar mis muslos con sus dedos.
—Creo que sabemos lo que es la atracción sexual. —se burló Lexie detrás de nosotras.
Rachel se dio la vuelta, dirigiéndose hacia Lexie en pie de guerra. Quinn la sostuvo justo a tiempo.
—¡Dilo otra vez! —dijo Rachel—. ¡Te reto, perra!
Lexie se escondió detrás de su novia, sorprendida por la amenaza de Rachel.
—Será mejor que le pongas un bozal a tu cita, Samantha — Quinn advirtió.
Dos canciones más tarde, el cabello detrás de mi cuello estaba pesado y húmedo. Brittany besó la piel justo debajo de mi oreja. —Vamos, San. Necesito un cigarrillo.
Ella me llevó por las escaleras y luego agarró el abrigo antes de guiarme al segundo piso. Salimos al balcón para encontrar a Emily y a su cita. Ella era más alta que yo, su corto y oscuro cabello estaba recogido hacia atrás con un solo broche. Me di cuenta de sus tacones de aguja puntiaguda de inmediato, con su pierna enganchada alrededor de la cadera de Emily. Ella estaba con su espalda contra la pared de ladrillo, y cuando Emily nos vio, ella sacó su mano debajo de la falda de la chica.
—Santana. —dijo, sorprendida y sin aliento.
—Hola, Emily, —le dije, reprimiendo una sonrisa.
—Cómo, eh… ¿cómo has estado?
Le sonreí cortésmente. —Genial, ¿Y tú?
—Uh —miró a su cita—, Santana ésta es Amber. Amber… Santana.
— ¿Santana? —Preguntó.
Emily dio una rápida inclinación de cabeza, incómoda. Amber me estrechó la mano con una mirada de disgusto en su rostro, y luego sus ojos viajaron a Brittany como si acabase de encontrarse con el enemigo.
—Amber. —advirtió Emily.
Brittany se echó a reír una vez y luego abrió las puertas para dejarlas caminar. Emily tomó la mano de Amber y entraron a la casa.
—Eso fue… extraño, —dije, sacudiendo la cabeza mientras crucé los brazos, apoyándome en la barandilla. Hacía fría y sólo había un puñado de parejas a fuera.
Brittany era toda sonrisas. Ni siquiera Emily podría estropear su estado de ánimo. —Al menos dejó de tratar de ganarte de vuelta.
—No creo que ella haya estado tratando de tenerme de vuelta tanto como tratando de mantenerme lejos de ti.
Brittany arrugó la nariz. —Llevó a casa a una sola chica una vez. Ahora se comporta como si hubiera hecho un hábito recoger y salvar a cada estudiante de primer año que he bolseado.
Le lancé una mirada irónica desde la esquina de mi ojo. — ¿Alguna vez te he dicho lo mucho que detesto esa palabra?
—Lo siento —dijo, tirando de mí a su lado. Encendió su cigarrillo y aspiró profundamente. El humo que sopló era más espeso que de costumbre, mezclándose con el aire de invierno. Volteó su mano y miró su muñeca—. ¿Qué tan extraño es que este tatuaje me hace sentir en paz al saber que está ahí?
—Muy extraño. —Brittany levantó una ceja y me reí—. Estoy bromeando. No puedo decir que lo entiendo, pero es muy dulce… al estilo, Brittany Pearce.
—Si se siente tan bien que esté en mi brazo, no puedo imaginar cómo se sentirá el poner un anillo en tu dedo.
—Britt…
—En cuatro años, o tal vez cinco. —agregó.
Tomé un respiro. —Tenemos que tomarnos las cosas con calma. Muy, muy en calma.
—No empieces esto, San.
—Si seguimos a este ritmo, estaré descalza y me habrás convencido de embarazarme antes de graduarme. No estoy lista para mudarme contigo, no estoy lista para un anillo, y definitivamente no estoy lista para sentar cabeza.
Brittany tomó mis hombros y me dio vuelta para mirarla de frente. —Esto no es el "creo que debemos ver a otras personas" ¿verdad? Porque no te voy a compartir. De ninguna manera.
—No quiero ver a nadie más. —le dije, exasperada. Ella se relajó y liberó mis hombros, agarrándose de la barandilla.
— ¿Qué estás diciendo, entonces? —Preguntó, mirando hacia el horizonte.
—Estoy diciendo que tenemos que llevar las cosas con calma. Eso es todo lo que estoy diciendo.
Ella asintió con la cabeza, claramente infeliz. Toqué su brazo. —No te enfades.
—Parece que damos un paso adelante y dos pasos hacia atrás, San. Cada vez que pienso que estamos en la misma página, levantas un muro. No lo entiendo… la mayoría de las chicas están acosando a sus novios o novias para que se lo tomen en serio, para que hablen sobre sus sentimientos, para que den el siguiente paso…
— ¿Creo que ya habíamos establecido que yo no formo parte de la mayoría de las chicas?
Dejó caer su cabeza, frustrada. —Estoy cansada de adivinar. ¿Hasta dónde ves esto, Santana?
Presioné mis labios contra su cuello. —Cuando pienso sobre mi futuro, tú estás en él.
Brittany se relajó, tirando de mí hacia ella. Las dos vimos las nubes de la noche desplazarse a través del cielo. Las luces de la escuela iluminaban el bloque oscuro, y las invitadas a la fiesta envolvían sus brazos contra sus gruesas chaquetas, corriendo a la calidez del ladrillo y la casa de la fraternidad.
Vi la misma paz en los ojos de Brittany de la que había sido testigo pocas veces, y me di cuenta que al igual que las otras noches, su expresión de felicidad era el resultado de mi reafirmación. Yo había experimentado la inseguridad, de esos que vivían de un solo golpe de mala suerte, de hombres que tenían miedo de su propia sombra. Era fácil tener miedo del lado oscuro, del lado que las luces de neón y brillo nunca parecían tocar. Pero Brittany Pearce no tenía miedo de pelear, o de defender a alguien que le importaba, o mirar en los ojos una humillada y enfadada mujer. Ella podía entrar en una habitación y mirar a alguien dos veces su tamaño, creyendo que nadie podía tocarla que ella era invencible a todo lo que tratara de hacerla caer.
Ella no tenía miedo de nada. Hasta que me conoció.
Yo era la parte de su vida que era desconocida, la carta salvaje, la variable que no podía controlar. Independientemente de los momentos de paz que le había dado, en cada momento de cada día, la crisis que sentía sin mí se hacía diez veces peor en mi presencia. La ira que antes se apoderaba de ella cada vez era más difícil para controlar. Ser la excepción ya no era un misterio, ya no era especial. Me había convertido en su debilidad. Al igual que mi padre.
— ¡Lopez! ¡Ahí estás! ¡He estado buscándote por todas partes! —dijo Rachel, corriendo a través de la puerta. Ella alzó su teléfono celular—. Acabo de hablar por teléfono con mi papá. Felipe los llamó ayer por la noche.
—¿Felipe? —Mi rostro se contrajo en asco—. ¿Por qué los iba a llamar?
Rachel levantó las cejas como si yo debiera saber la respuesta. —Tu madre seguía colgándole.
— ¿Qué quería? —dije, sintiéndome enferma.
Ella apretó los labios. —Saber dónde estás.
—No se lo dijeron, ¿verdad?
El rostro de Rachel se crispó. —Él es tu padre, San. Mi padre sintió que él tenía derecho a saber.
—Él va a venir aquí —dije, sintiendo mis ojos quemar—. ¡Él va a venir aquí, Berry!
— ¡Lo sé! ¡Lo siento! —dijo ella, tratando de abrazarme. Me alejé de ella y me tapé la cara con las manos.
Un par de manos familiares se posaron protectoramente sobre mis hombros. —No te hará daño, San, — dijo Brittany — No se lo permitiré.
— Él encontrará la manera. —dijo Rachel, mirándome con pesadez en los ojos— Siempre lo hace.
— ¡Tengo que salir de aquí! —Sujeté el abrigo que me rodeaba y tiré de la manija de las puertas francesas. Estaba demasiado molesta como para coordinar mis pasos. Mientras las lágrimas caían por mis mejillas, la mano de Brittany cubrió la mía. Ella presionó, ayudándome a abrir la puerta. La miré, consciente de la ridícula escena que estaba haciendo, esperando ver una expresión de confusión o desaprobación en su rostro, pero ella me miraba con sólo comprensión.
Brittany envolvió su brazo mí alrededor y bajamos a la planta baja, escaleras abajo y entre la multitud hacia la puerta. Las tres lucharon para seguirme el paso mientras yo zigzagueaba hasta el auto de Quinn.
La mano de Rachel se aferró de mi abrigo, deteniéndome en seco. —Santana —susurró, señalando a un pequeño grupo de personas.
Estaban alrededor de un hombre mayor y desaliñado, quien señalaba frenéticamente hacia la casa, sosteniendo una fotografía. Las parejas asentían con la cabeza, discutiendo sobre la foto.
Me dirigí hacia al hombre y tomé la foto de su mano. — ¿Qué demonios estás haciendo aquí?
..............................................
Bueno maratón de capítulos para ustedes... Les juro por mi mas grande amor, Heather Morris que no abandonare más el fic y me dedicare a el y a sus comentarios.
Quiere un adelanto...
Imagínense a San y Britt en la magnifica y tan temible ciudad de Las Vegas! Eso va a estar bueno!
Besos y abrazos a todas!
Última edición por Fernanda Pearce! el Lun Sep 23, 2013 2:28 am, editado 1 vez
¡Fer Brittana4ever!***** - Mensajes : 212
Fecha de inscripción : 19/08/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Diossssss!
Era el padre de san?
Las vegas?
Pffffff ya quiero el proximo
Capitulo!
Estuvieron genial los 3 capitulos
Gracias por el maraton!
Saludos y hasta la proxima
Actualizacion!
Era el padre de san?
Las vegas?
Pffffff ya quiero el proximo
Capitulo!
Estuvieron genial los 3 capitulos
Gracias por el maraton!
Saludos y hasta la proxima
Actualizacion!
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
gracias, gracias y 100.000 veces gracias, estuvieron de lo mejor!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fic Brittana/Faberry: Beautiful Disaster! Epilogo
Que buen maratón de verdad te habías desaparecido jajajaja pero te perdono por esos 3 capítulos espero que actualices pronto quiero saber que hablaran San y su padre y lo que seguirá en la historia saludos
Keiri Lopierce-* - Mensajes : 1570
Fecha de inscripción : 09/04/2012
Edad : 33
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