|
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
"Opening Night" en:
Últimos temas
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios |
Publicidad
[Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
+3
micky morales
Isabella28
23l1
7 participantes
Página 1 de 7.
Página 1 de 7. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
[Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Prólogo
La agente literaria Brittany Pierce está en peligro de perder todo lo que ha trabajado: su trabajo, su casa, sus amigos y la seguridad que le brinda a su hermana mayor en Holanda-todo porque no tiene un permiso de residencia.
Entusiasta, de alto vuelo, de vida rápida Santana López es llamada a casa cuando el único miembro de la familia del que todavía se preocupa cae enfermo.
Forzada a asumir un papel en la dinastía de su papá que ella ha pasado años evitando, Santana necesita rehabilitarse de su reputación de oveja negra con prisa o la agencia probablemente terminará perdiéndose en una adquisión.
Juntas se ocuparan del papá de Santana y una mujer secuaz, y en el proceso, Santana viene con un plan para resolver sus problemas.
Ahora sólo necesita convencer a Brittany para que se case con ella, una solución perfectamente razonable para todos sus problemas, o eso es lo que piensa.
Santana simplemente no había contado con enamorarse.
Entusiasta, de alto vuelo, de vida rápida Santana López es llamada a casa cuando el único miembro de la familia del que todavía se preocupa cae enfermo.
Forzada a asumir un papel en la dinastía de su papá que ella ha pasado años evitando, Santana necesita rehabilitarse de su reputación de oveja negra con prisa o la agencia probablemente terminará perdiéndose en una adquisión.
Juntas se ocuparan del papá de Santana y una mujer secuaz, y en el proceso, Santana viene con un plan para resolver sus problemas.
Ahora sólo necesita convencer a Brittany para que se case con ella, una solución perfectamente razonable para todos sus problemas, o eso es lo que piensa.
Santana simplemente no había contado con enamorarse.
********************************************************************************************************************************
Hola, aquí les dejo el principio de esta nueva historia, espero y les guste!
Gracias por leer y comentar!
Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd2: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Pd3: aquí mis anteriores historias (adaptadas todas):
Hola, aquí les dejo el principio de esta nueva historia, espero y les guste!
Gracias por leer y comentar!
Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd2: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Pd3: aquí mis anteriores historias (adaptadas todas):
Wallbanger: https://gleelatino.forosactivos.net/t22310-resueltofanfic-brittanawallbanger-2-rustynailed-adaptada-final
El Affaire López: https://gleelatino.forosactivos.net/t22380-fanfic-brittana-el-affaire-lopez-4-algo-raro-y-preciso-adaptada-epilogo
A los 17: https://gleelatino.forosactivos.net/t22434-resueltofanfic-brittana-a-los-17-adaptada-cap-43-final
Tras el Telón de Pino: https://gleelatino.forosactivos.net/t22474-resueltofanfic-brittana-tras-el-telon-de-pino-adaptada-cap-36-final
Sin Condiciones: https://gleelatino.forosactivos.net/t22505-resueltofanfic-brittana-sin-condiciones-adaptada-cap-47-final
Blonde Girl: https://gleelatino.forosactivos.net/t22520-fanfic-brittana-blonde-girl-adaptada-prologo#538737
Ajuste de Cuentas: https://gleelatino.forosactivos.net/t22532-resueltofanfic-brittana-ajuste-de-cuentas-adaptada-cap-12-fin
Pídeme lo que Quíeras: https://gleelatino.forosactivos.net/t22535-fanfic-brittana-pideme-lo-que-quieras-adaptada-prologo#539712
Mi Mujer: https://gleelatino.forosactivos.net/t22564-fanfic-brittana-mi-mujer-3-confesion-adaptada-cap-35#542092
Sorpréndeme: https://gleelatino.forosactivos.net/t22576-resueltofanfic-brittana-sorprendeme-adaptada-epilogo#543891
Palabras para Ti: https://gleelatino.forosactivos.net/t22583-resueltofanfic-brittana-palabras-para-ti-adaptada-epilogo
Un Vuelo con Escalas: https://gleelatino.forosactivos.net/t22590-fanfic-brittana-un-vuelo-con-escalas-adaptada-cap-33-final#544923
Secretos del Pasado: https://gleelatino.forosactivos.net/t22595-resueltofanfic-brittana-secretos-del-pasado-adaptada-epilogo
En tus Brazos y Huir de Todo Mal: https://gleelatino.forosactivos.net/t22602-resueltofanfic-brittana-en-tus-brazos-y-huir-de-todo-mal-ii-pasion-adaptada-epilogo
Parejas: https://gleelatino.forosactivos.net/t22615p195-resueltofanfic-brittana-parejas-adaptada-cap-41-final#547481
La Chica de Servicio: https://gleelatino.forosactivos.net/t22617-resueltofanfic-brittana-la-chica-de-servicio-3-rindete-adaptada-epilogo-santana
A su Manera: https://gleelatino.forosactivos.net/t22622-resueltofanfic-brittana-a-su-manera-adaptada-cap-50-final
Pídeme lo que Quiéras 4: Y yo te lo Darpe: https://gleelatino.forosactivos.net/t22630-fanfic-brittana-pideme-lo-que-quieras-4-y-yo-te-lo-dare-adaptada-epilogo
Angel de Fuego: https://gleelatino.forosactivos.net/t22633-resueltofanfic-brittana-angel-de-fuego-adaptada-cap-39-fin
Después de Todo: https://gleelatino.forosactivos.net/t22642-fanfic-brittana-despues-de-todo-adaptada-epilogo
Pintando la Luna: https://gleelatino.forosactivos.net/t22644-resueltofanfic-brittana-pintando-la-luna-adaptada-epilogo
La Luna de Media Noche: https://gleelatino.forosactivos.net/t22647-resueltofanfic-brittana-la-luna-de-media-noche-adaptada-epilogo
Amor en Espera: https://gleelatino.forosactivos.net/t22651-resueltofanfic-brittana-amor-en-espera-adaptada-epilogo
Storms: https://gleelatino.forosactivos.net/t22657-resueltofanfic-brittana-storms-adaptada-epilogo
Fue un Beso Tonto: https://gleelatino.forosactivos.net/t22660-resueltofanfic-brittana-fue-un-beso-tonto-adaptada-epilogo
La Luna de Santana: https://gleelatino.forosactivos.net/t22664-resueltofanfic-brittana-la-luna-de-santana-adaptada-epilogo
Con Todo mi Corazón: https://gleelatino.forosactivos.net/t22666-resueltofanfic-brittana-con-todo-mi-corazon-adaptada-epilogo
La Esposa Del Vecino: https://gleelatino.forosactivos.net/t22668-resueltofanfic-brittana-la-esposa-del-vecino-adaptada-epilogo
Dulce Brittany: https://gleelatino.forosactivos.net/t22671-resueltofanfic-brittana-dulce-brittany-adaptada-epilogo
Eres Para Mí: https://gleelatino.forosactivos.net/t22674-resueltofanfic-brittana-eres-para-mi-adaptada-epilogo
Vampira: https://gleelatino.forosactivos.net/t22679-resueltofanfic-brittana-vampira-adaptada-epilogo
Rojo: https://gleelatino.forosactivos.net/t22687-resueltofanfic-brittana-rojo-adaptada-cap-34-final
Retroceder el Tiempo: https://gleelatino.forosactivos.net/t22695-resueltofanfic-brittana-retroceder-el-tiempo-adaptada-epilogo
Dulce Travesura: https://gleelatino.forosactivos.net/t22699-resueltofanfic-brittana-dulce-travesura-adaptada-epilogo
Compañeras: https://gleelatino.forosactivos.net/t22704-resueltofanfic-brittana-companeras-ii-carretera-del-infierno-adaptada-cap-34-y-35-fin
Pequeño Amor: https://gleelatino.forosactivos.net/t22711-resueltofanfic-brittana-pequeno-amor-adaptada-epilogo
Por la Eternidad: https://gleelatino.forosactivos.net/t22718-resueltofanfic-brittana-por-la-eternidad-adaptada-epilogo
Besos: https://gleelatino.forosactivos.net/t22720-resueltofanfic-brittana-besos-adaptada-epilogo
Bambalinas: https://gleelatino.forosactivos.net/t22725-resueltofanfic-brittana-bambalinas-adaptada-epilogo
Razonable: https://gleelatino.forosactivos.net/t22733-resueltofanfic-brittana-razonable-iii-adaptada-epilogo
Seducción: https://gleelatino.forosactivos.net/t22737-resueltofanfic-brittana-seduccion-adaptada-epilogo
Dilo a Otra: https://gleelatino.forosactivos.net/t22740-resueltofanfic-brittana-dilo-a-otra-adaptada-epilogo-parte-ii
En Equilibrio: https://gleelatino.forosactivos.net/t22741-resueltofanfic-brittana-en-equilibrio-adaptada-epilogo
Simplemente: https://gleelatino.forosactivos.net/t22743-fanfic-brittana-simplemente-ii-adaptada-cap-3
Nunca: https://gleelatino.forosactivos.net/t22747-fanfic-brittana-nunca-i-adaptada-cap-1#561488
Sexy Amor: https://gleelatino.forosactivos.net/t22748p175-resueltofanfic-brittana-sexy-amor-adaptada-epilogo#562089
Los Sentimientos: https://gleelatino.forosactivos.net/t22752-resueltofanfic-brittana-los-sentidos-adaptada-epilogo
Mia: https://gleelatino.forosactivos.net/t22754-resueltofanfic-brittana-mia-iv-adaptada-cap-5-fin
Respiro: https://gleelatino.forosactivos.net/t22755-fanfic-brittana-respiro-adaptada-sinopsis#562652
Por Qué: https://gleelatino.forosactivos.net/t22759-fanfic-brittana-por-que-i-adaptada-prologo#563064
De Mis Sueños: https://gleelatino.forosactivos.net/t22763-fanfic-brittana-mientras-ii-adaptada-cap-11#563491
Mientras: https://gleelatino.forosactivos.net/t22763-resueltofanfic-brittana-mientras-ii-adaptada-epilogo
A Un Angel: https://gleelatino.forosactivos.net/t22765-resueltofanfic-brittana-a-un-angel-adaptada-epilogo
Por Ahora:http: https://gleelatino.forosactivos.net/t22767-fanfic-brittana-por-ahora-adaptada-sinopsis#564383
Comportamiento: https://gleelatino.forosactivos.net/t22769-fanfic-brittana-comportamiento-adaptada-prologo#564737
Arco Iris: https://gleelatino.forosactivos.net/t22768-fanfic-brittana-arco-iris-adaptada-prologo#564693
Por Ti: https://gleelatino.forosactivos.net/t22773-fanfic-brittana-por-ti-adaptada-sinopsis#565129
Sin Compromiso: https://gleelatino.forosactivos.net/t22774-fanfic-brittana-sin-compromiso-adaptada-prologo#565160
Agárrate: https://gleelatino.forosactivos.net/t22775-fanfic-brittana-agarrate-adaptada-sinopsis#565438
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Como haces para darle siempre en el clavo con las historias? Eres seca.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Que tal????, mejor imposible!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Interesante...
A ver hasta donde llega cada una.. O pone en juego jaja
Nos vemos!!
Interesante...
A ver hasta donde llega cada una.. O pone en juego jaja
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Como haces para darle siempre en el clavo con las historias? Eres seca.
Hola, mmmm uno de mis tantos efecto¿? jajajajaaaj. Gracias, gracias no te molestes....espero y siga siendo así Saludos =D
micky morales escribió:Que tal????, mejor imposible!!!!!
Hola, aquí y tu¿? Ahh la historia, de lo mejor espero ajajajaj. SI¿? osea q vamos bn¿? Espero y siga siendo así jajaja. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Interesante...
A ver hasta donde llega cada una.. O pone en juego jaja
Nos vemos!!
Hola lu, si¿? que siga asi noma! jajajaj. Mmmm hasta q den todo su amo¿? jajajaajaj. JAjaajajajajajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Cap 1
Capitulo 1
Al diez para las nueve, Brittany se acomodó en una de las sillas de cuero y caoba en la mesa redonda de roble de la biblioteca del segundo piso del edificio López y contempló las altas ventanas de vidrio emplomado en el Distrito de Flatiron.
Una nieve ligera y tardía cayó, delicada y sutilmente poderosa. Hasta ahora, el espolvoreado era agradablemente pintoresco, pintando las aceras y las marquesinas en una laca fugaz de blanco, y no lo suficiente como para enloquecer el tráfico en Manhattan.
Había estado en su oficina antes de las seis y no le había importado el paseo desde su departamento en Chelsea.
La primavera estaba a la vuelta de la esquina, nevara o no.
Tomó un sorbo de Earl Grey y esperó a los otros, tranquilizada como siempre por el débil olor a limón del esmalte de los muebles y el seductor aroma del pergamino.
Nunca utilizó la renovada sala de conferencias en el primer piso, con sus luces brillantes, mesas de acero y vidrio, elegantes sillas modernas y absolutamente sin alma.
Esta habitación tenía alma.
Las estanterías estaban llenas de historia-historia de la que ella era parte ahora-libros descubiertos, patrocinados, nacidos por la Agencia Literaria de López durante cien años.
No había nacido en este mundo, pero había nacido con el amor de las palabras y la había encontrado en casa.
Casa.
Una inundación de melancolía la atravesó incluso después de todo este tiempo.
Casi diez años desde que su hogar se había convertido en un lugar de dolores y pérdidas. Apartó la fugaz tristeza, a pesar de que sabía que volvería.
El pasado nunca se había ido, y no quería que se fuera. Había forjado una nueva vida, pero los recuerdos, incluso dolorosos, todavía podrían traer momentos de alegría.
No se arrepentía de los suyos.
Ahora tenía un día muy ocupado delante y esperaba con impaciencia. Bebió más té y examinó la agenda en su tableta. Adquisiciones, lanzamientos, marketing y anuncios, presupuesto, contratos. Artículos de negocios para algunos, pero emoción para ella.
Detrás de cada viñeta un libro estaba esperando.
Al cinco para las nueve, Blaine Anderson llegó, con aspecto pulcro y pulido como siempre lo hacía con una camisa de color azul abotonada hasta el cuello y unos pantalones negros impecables. Su cabello negro le cubría la frente con una acentuación sutilmente ingeniosa de sus cejas oscuras y penetrantes ojos verdes.
Era guapo en la forma en que algunos hombres podían ser hermosos y masculinos al mismo tiempo.
Si hubiera estado interesada en los hombres de una manera personal, y si él no fuera gay y felizmente casado- con Kurt y su pequeño hijo Rory-, habría escogido a Blaine como la pareja perfecta.
A él le encantaba el trabajo como a ella lo hacía-como algo más que un trabajo.
Él ni siquiera se había quejado cuando ella lo había adelantado a la posición de agente mayor cuando ella era más joven y tenía menos tiempo que él. Él afirmó que realmente sólo quería dedicar su tiempo a las adquisiciones, y ella le creyó.
Algunos días ella lo envidiaba, cuando su cuidadosamente media jornada prevista para repasar el montón de escritos no solicitados se iba al infierno en una cesta de mano cuando una crisis fiscal imprevista, un autor frenético con un plazo perdido, o un editor imposible solicita avanzar una fecha de publicación.
—¿Nuevo corte de pelo?—Blaine se sentó frente a ella en la mesa redonda.
Brittany tocó los cabellos sueltos que apenas le tocaban los hombros y se apartaron de su rostro.
—Sólo unos cuantos centímetros.
—Se ve bien. Ahora casi podrías pasar por veinte en vez de doce.
—Tengo un espejo, ¿sabes? Los doce no han sido ciertos por lo menos en cinco años. Y tú eres el único que alguna vez lo pensó.
Blaine sonrió.
—Sólo asegúrate de tener identificación si alguna vez salimos a bailar de nuevo-o, milagro de milagros, dices que sí la próxima vez que alguien te pida una cita.
Brittany sacudió la cabeza y se concentró en su tableta. Blaine era apenas su mejor amigo, pero él era también una de esas personas que pensaban que cada uno debía estar tan felizmente casado como él estaba.
Ella no podía convencerlo de que estaba demasiado ocupada y tenía demasiado que realizar para necesitar algo más.
Alguien más.
Tal vez algún día, cuando estuviera segura de que el futuro de Hanna estaba asegurado. En este momento, su vida iba según el plan-su plan, y eso era todo lo que quería.
No más sorpresas, no más decepciones.
A las 8:59, llegaron los altos miembros de la agencia.
Su equipo-dos agentes de adquisiciones además de Blaine, sus pasantes, el director de marketing y su pasante, y el supervisor de presupuesto.
—Buen día, todo el mundo—Brittany recibió un coro de buenos días y un gemido apenas audible.
Claramente, uno de los pasantes no era una persona de la mañana, pero eso cambiaría si ellos quisieran introducirse en el mundo rápidamente cambiante y siempre competitivo del descubrimiento literario.
Terminados los saludos, Brittany disparó.
—Muy bien, tenemos tres meses para el lanzamiento de la temporada de verano, así que, ¿dónde estamos en términos de anuncios, promociones y tours? Blaine, ¿por qué no empiezas?
Blaine recorrió sus próximos seis títulos con informes de las divisiones de marketing de los editores correspondientes, resúmenes de conversaciones con los autores y resúmenes de su agenda para empujar sus títulos a los revisores y bloggers antes del lanzamiento.
Brittany escuchó pero no tomó notas. Blaine siempre estaba en la cima de su lista.
Durante casi una hora, los otros agentes a su vez revisaron los próximos títulos de los autores que representaban, las estrategias fueron revisadas y los costos proyectados fueron aprobados, corregidos y revisados.
—Deberíamos estar en una buena situación—Brittany dijo, escudriñando las notas que había hecho y proyectando las líneas de tiempo de las campañas que se cruzaban en su cabeza—Blaine, Mercedes, tienes que mantenerte a la altura de Heron-van a dejar que los títulos de Emery y Rosen caigan al final de la lista si no presionamos, especialmente ahora que han subido la liberación del misterio de Baldwin.
—Sobre eso—Mercedes dijo.
—Ya les hablo de ello—Blaine repitió.
—Bueno. ¿Algún tema del autor que necesitamos saber?
Adquirir libros y promoverlos era sólo una parte de su trabajo. Una vez que los escritos fueron contratados y entregados a los editores, era necesaria una gran cantidad de sostener manos para conseguir a sus autores, especialmente los nuevos, a través del largo proceso y arduo de edición, diseño de portada y promoción anticipada antes de que los libros se enviaran a la imprenta.
—Todos mis chamacos están felices—Mercedes dijo.
—A Sam Evans no le gusta su portada—Blaine dijo—No puedo decir que lo culpe realmente, pero es la adecuada para el mercado y conseguimos que el departamento de arte de Sellers y Saylor vinieran lo más cerca que pudiéramos a lo que él estaba esperando.
—Espero que él sea más feliz cuando vea las ventas—Brittany echó una mirada más alrededor. Todo el mundo parecía satisfecho y al punto—De acuerdo, entonces. Los veré a todos el miércoles para la producción.
Se quedó sentada mientras los otros se iban, añadiendo unas cuantas notas más.
Tenía quince minutos antes de una llamada telefónica a un cliente sobre la adquisición de su escrito, su tipo favorito de llamada. El autor estaba por lo general emocionado, y ella estaba feliz de estar agregando otro nuevo título a su lista.
Cuando su celular sonó, comprobó el número y contestó inmediatamente.
—Hola, Tina.
—Hola, Brittany—Tina Chang-Cohen-Chang, la secretaria personal del presidente, respondió—¿Puedes pasar por aquí? Ella quiere hablar contigo unos minutos.
Brittany frunció el ceño y miró su reloj.
[i]—¿Es urgente? Tengo una conferencia telefónica en cinco minutos.
—Le haré saber que pasarás en media hora.
—Gracias.
Treinta minutos y un contrato a punto de ser firmado más tarde, Brittany metió su teléfono y su tableta en la bolsa de hombro y subió la escalera de madera hasta el cuarto piso y se dirigió por el pasillo alfombrado de felpa a la oficina en el extremo lejano.
La planta superior albergaba las oficinas de los altos representantes y se veía como Brittany se imaginaba que fue un siglo antes con sus techos abovedados de estaño, ornamentos colgantes adornados y alcobas empotradas enmarcadas en madera oscura y tallada.
Sobre los relucientes revestimientos de nogal, retratos enmarcados de generaciones de López adornaban el papel pintado de estampado floral de color verde pálido.
En la luz tenue, los ojos de los hombres y una mujer la siguieron. Con cada paso, sentía como si retrocediera en el tiempo, aunque no había nada pasado de moda o anticuado en la mujer que estaba a punto de ver.
Como Brittany, Henrietta López simplemente apreciaba la historia.
Tina Chang-Cohen-Chang, una mujer elegante, impecable con un traje rojo con finas cintas de negro a lo largo del cuello y los puños, custodiaba la puerta del santuario interior de Henrietta López con la ferocidad de una loba y la sonrisa de un ángel.
Saludó a Brittany con genuino placer.
—Sólo será un minuto. Está terminando una llamada telefónica.
—Claro—Brittany dijo—¿Cómo estás? ¿Mike está de camino a casa aún?
La sonrisa de Tina brilló ante la mención de su marido, todavía desplegado con la Guardia Nacional.
—Está en Alemania, gracias al Señor. Debería estar en casa en unos diez días.
—Me alegro.
Una luz en el teléfono de Tina parpadeó e hizo un gesto hacia la puerta cerrada detrás de ella.
—Entra.
—Gracias—movió su bolso un poco más alto, rodeó el escritorio de Tina y entró en el dominio de Henrietta López.
La habitación era dos veces el tamaño de la biblioteca que acababa de dejar, pero parecía a ello con sus estanterías llenas a su capacidad en dos paredes, el cómodo sofá y silla de cuero en la zona de asientos y la gran mesa de madera de la biblioteca que servía de escritorio.
La presidenta de la Agencia López sentada detrás de ella ahora en una silla giratoria de cuero marrón oscuro.
A las 5:04 y ciento diez libras, Henrietta debería haber sido empequeñecida por el tamaño de la mesa y la inmensidad de la habitación, pero ella llenaba el espacio-cualquier espacio-con una palpable energía.
Cuando Brittany la había conocido por primera vez siete años antes, tenía veintidós años y acababa de salir de la escuela, y se había sentido como si hubiera entrado en el camino de un huracán.
A pesar de ser cinco pulgadas más alta y casi cuarenta años más joven que Henrietta -HL, como todos la llamaban en una conversación casual-ella todavía a veces tenía que correr para estar a su nivel.
Henrietta era enérgica, elegante y formidable. También era mentora de Brittany, modelo a seguir y su amiga más cercana.
Henrietta, su pelo negro brillante cortado casualmente corto, sin ningún gris y naturalmente, asintió un hola. Como era siempre el caso, llevaba un traje de negocios, este era una tela a rayas gris con una camisa blanca de cuello abierto y un sencillo collar de oro mostrado en la garganta.
—Hola—Brittany dijo—Lo siento, no pude venir antes, pero acabo de terminar una llamada con un cliente.
—¿Esa era la literatura fantástica de la que me hablabas la otra noche en la cena?
Brittany sacudió la cabeza, aunque no debería sorprenderse. La memoria de HL era prodigiosa y envidiable.
—Esa es.
—¿Está firmando el autor?
—Ella está.
—Excelente. Estoy de acuerdo contigo, vamos a ver un resurgimiento de la alta literatura fantástica el próximo año. ¿Puedes conseguir que este posicionado con una de las divisiones de la marca?
—Pienso que sí—Brittany dudaba de que Henrietta la hubiera llamado para hablar de un contrato relativamente sencillo, pero esperó pacientemente.
—Siéntate. Esto tomará un minuto.
El corazón de Brittany saltó. Algo sobre la forma en que Henrietta la miraba hizo que un escalofrío bajara por su espina dorsal.
Cuando había sido una joven interna que trabajaba directamente para HL, había sido la receptora de unas pocas miradas, una amonestación ocasional tranquila pero inolvidable, y mil palabras más de estímulo.
Henrietta López era la mejor en lo que hacía, y había mantenido las riendas de su compañía en un firme agarre a través de trastornos económicos y de la industria que había diezmado a otras agencias.
Si ella era infeliz, Brittany no podía comprender cuál podía ser la causa. Se sentó, sintiendo que el pulso le latía en la garganta.
—He estado en el teléfono con nuestros abogados— Henrietta dijo sin preámbulos—Hay una probabilidad mayor que vamos a perder nuestra aprobación de H-1B a finales del año.
Brittany contuvo el aliento. Si eso sucediera, su solicitud de residencia permanente estaría en el limbo-o terminada.
—¿Por qué?
—Porque los idiotas que hacen las leyes, o escuchan a las personas que los eligen, están histéricos sobre temas de inmigración en este momento y están cortando todas las cuotas. No somos tecnología, y ahí es donde van la mayoría de las asignaciones.
Brittany lo sabía, pero había estado en los Estados Unidos desde que se había matriculado en Harvard como pasante. Ámsterdam tenía una muy buena relación de trabajo con las instituciones educativas en los Estados Unidos y obtener una visa de estudiante había sido fácil.
Luego, cuando había sido aceptada como pasante después de un año de posgrado, se había mudado al estatus de H-1B. Aparte de ser una molestia suprema en términos de papeleo y documentación, su visa nunca había sido realmente un problema.
—Pero si—Brittany tragó saliva—¿Voy a perder mi trabajo?
—No si puedo evitarlo— Henrietta dijo, con una feroz luz en los ojos—Todo esto es ridículo, y estamos trabajando en ello, pero quería que lo supieras.
—Por supuesto, sí—su mente se tambaleó.
No podía perder ese trabajo.
Era más que un trabajo, era su pasión, su futuro, y si tenía que volver a Ámsterdam... no podría. Nunca encontraría el tipo de trabajo ahí que tenía aquí, e incluso si pudiera, nunca ganaría lo mismo.
El costo de vida era incluso peor que en la ciudad de Nueva York, y con los gastos de Hanna... ella nunca se las arreglaría.
—No quiero que te preocupes— Henrietta se echó a reír en seguida, su voz contrayéndose mientras tosía. Bebió de un vaso sobre el escritorio y sonrió con impaciencia—Sé que es una cosa ridícula de decir, pero hemos encontrado un modo a través de millas de burocracia más de una vez. Desafortunadamente, esta vez tenemos que tratar con múltiples agencias, federales en eso, y podría tomar algún tiempo.
—Yo—se aclaró su garganta—Haré todo lo necesario. Me encanta este trabajo, ya lo sabes.
La expresión de Henrietta se suavizó.
—Por supuesto que sí. También resultas ser muy buena en ello. Nunca hemos hablado de eso, pero algún día, espero que tendrás un papel mucho más grande en la compañía.
—No me puedo imaginar estar en otro sitio, haciendo nada más.
—Bueno, no planeo retirarme pronto— Henrietta dijo—Y hay tiempo para que hablemos de eso cuando este asunto de las visas esté arreglado. Tenemos que conseguirte ese permiso de residencia y terminar con eso.
Brittany suspiró.
—Créeme, lo sé.
—Bueno, he establecido una reunión con nuestros abogados para el final de
semana. Entonces hablaremos de todo.
—Gracias—se tragó el nudo en su garganta.
Ella no entraría en pánico. Ellos tendrían tiempo de arreglarlo todo. Ella conservaría su trabajo, podría ser capaz de cuidar de Hanna.
Sus planes estarían todos bien.
—Brittany— Henrietta dijo, levantándose de detrás de su escritorio y caminando hacia ella—No tienes que preocuparte. No voy a dejar—se detuvo bruscamente, con una mano extendiéndose hacia el lado de su escritorio. Su expresión registró sorpresa y entonces ella jadeó—Oh.
—¿Lo siento? ¿Qué?—Brittany dijo—¿ Henrietta? ¡ Henrietta!—saltó cuando Henrietta López cayó al suelo.
Una nieve ligera y tardía cayó, delicada y sutilmente poderosa. Hasta ahora, el espolvoreado era agradablemente pintoresco, pintando las aceras y las marquesinas en una laca fugaz de blanco, y no lo suficiente como para enloquecer el tráfico en Manhattan.
Había estado en su oficina antes de las seis y no le había importado el paseo desde su departamento en Chelsea.
La primavera estaba a la vuelta de la esquina, nevara o no.
Tomó un sorbo de Earl Grey y esperó a los otros, tranquilizada como siempre por el débil olor a limón del esmalte de los muebles y el seductor aroma del pergamino.
Nunca utilizó la renovada sala de conferencias en el primer piso, con sus luces brillantes, mesas de acero y vidrio, elegantes sillas modernas y absolutamente sin alma.
Esta habitación tenía alma.
Las estanterías estaban llenas de historia-historia de la que ella era parte ahora-libros descubiertos, patrocinados, nacidos por la Agencia Literaria de López durante cien años.
No había nacido en este mundo, pero había nacido con el amor de las palabras y la había encontrado en casa.
Casa.
Una inundación de melancolía la atravesó incluso después de todo este tiempo.
Casi diez años desde que su hogar se había convertido en un lugar de dolores y pérdidas. Apartó la fugaz tristeza, a pesar de que sabía que volvería.
El pasado nunca se había ido, y no quería que se fuera. Había forjado una nueva vida, pero los recuerdos, incluso dolorosos, todavía podrían traer momentos de alegría.
No se arrepentía de los suyos.
Ahora tenía un día muy ocupado delante y esperaba con impaciencia. Bebió más té y examinó la agenda en su tableta. Adquisiciones, lanzamientos, marketing y anuncios, presupuesto, contratos. Artículos de negocios para algunos, pero emoción para ella.
Detrás de cada viñeta un libro estaba esperando.
Al cinco para las nueve, Blaine Anderson llegó, con aspecto pulcro y pulido como siempre lo hacía con una camisa de color azul abotonada hasta el cuello y unos pantalones negros impecables. Su cabello negro le cubría la frente con una acentuación sutilmente ingeniosa de sus cejas oscuras y penetrantes ojos verdes.
Era guapo en la forma en que algunos hombres podían ser hermosos y masculinos al mismo tiempo.
Si hubiera estado interesada en los hombres de una manera personal, y si él no fuera gay y felizmente casado- con Kurt y su pequeño hijo Rory-, habría escogido a Blaine como la pareja perfecta.
A él le encantaba el trabajo como a ella lo hacía-como algo más que un trabajo.
Él ni siquiera se había quejado cuando ella lo había adelantado a la posición de agente mayor cuando ella era más joven y tenía menos tiempo que él. Él afirmó que realmente sólo quería dedicar su tiempo a las adquisiciones, y ella le creyó.
Algunos días ella lo envidiaba, cuando su cuidadosamente media jornada prevista para repasar el montón de escritos no solicitados se iba al infierno en una cesta de mano cuando una crisis fiscal imprevista, un autor frenético con un plazo perdido, o un editor imposible solicita avanzar una fecha de publicación.
—¿Nuevo corte de pelo?—Blaine se sentó frente a ella en la mesa redonda.
Brittany tocó los cabellos sueltos que apenas le tocaban los hombros y se apartaron de su rostro.
—Sólo unos cuantos centímetros.
—Se ve bien. Ahora casi podrías pasar por veinte en vez de doce.
—Tengo un espejo, ¿sabes? Los doce no han sido ciertos por lo menos en cinco años. Y tú eres el único que alguna vez lo pensó.
Blaine sonrió.
—Sólo asegúrate de tener identificación si alguna vez salimos a bailar de nuevo-o, milagro de milagros, dices que sí la próxima vez que alguien te pida una cita.
Brittany sacudió la cabeza y se concentró en su tableta. Blaine era apenas su mejor amigo, pero él era también una de esas personas que pensaban que cada uno debía estar tan felizmente casado como él estaba.
Ella no podía convencerlo de que estaba demasiado ocupada y tenía demasiado que realizar para necesitar algo más.
Alguien más.
Tal vez algún día, cuando estuviera segura de que el futuro de Hanna estaba asegurado. En este momento, su vida iba según el plan-su plan, y eso era todo lo que quería.
No más sorpresas, no más decepciones.
A las 8:59, llegaron los altos miembros de la agencia.
Su equipo-dos agentes de adquisiciones además de Blaine, sus pasantes, el director de marketing y su pasante, y el supervisor de presupuesto.
—Buen día, todo el mundo—Brittany recibió un coro de buenos días y un gemido apenas audible.
Claramente, uno de los pasantes no era una persona de la mañana, pero eso cambiaría si ellos quisieran introducirse en el mundo rápidamente cambiante y siempre competitivo del descubrimiento literario.
Terminados los saludos, Brittany disparó.
—Muy bien, tenemos tres meses para el lanzamiento de la temporada de verano, así que, ¿dónde estamos en términos de anuncios, promociones y tours? Blaine, ¿por qué no empiezas?
Blaine recorrió sus próximos seis títulos con informes de las divisiones de marketing de los editores correspondientes, resúmenes de conversaciones con los autores y resúmenes de su agenda para empujar sus títulos a los revisores y bloggers antes del lanzamiento.
Brittany escuchó pero no tomó notas. Blaine siempre estaba en la cima de su lista.
Durante casi una hora, los otros agentes a su vez revisaron los próximos títulos de los autores que representaban, las estrategias fueron revisadas y los costos proyectados fueron aprobados, corregidos y revisados.
—Deberíamos estar en una buena situación—Brittany dijo, escudriñando las notas que había hecho y proyectando las líneas de tiempo de las campañas que se cruzaban en su cabeza—Blaine, Mercedes, tienes que mantenerte a la altura de Heron-van a dejar que los títulos de Emery y Rosen caigan al final de la lista si no presionamos, especialmente ahora que han subido la liberación del misterio de Baldwin.
—Sobre eso—Mercedes dijo.
—Ya les hablo de ello—Blaine repitió.
—Bueno. ¿Algún tema del autor que necesitamos saber?
Adquirir libros y promoverlos era sólo una parte de su trabajo. Una vez que los escritos fueron contratados y entregados a los editores, era necesaria una gran cantidad de sostener manos para conseguir a sus autores, especialmente los nuevos, a través del largo proceso y arduo de edición, diseño de portada y promoción anticipada antes de que los libros se enviaran a la imprenta.
—Todos mis chamacos están felices—Mercedes dijo.
—A Sam Evans no le gusta su portada—Blaine dijo—No puedo decir que lo culpe realmente, pero es la adecuada para el mercado y conseguimos que el departamento de arte de Sellers y Saylor vinieran lo más cerca que pudiéramos a lo que él estaba esperando.
—Espero que él sea más feliz cuando vea las ventas—Brittany echó una mirada más alrededor. Todo el mundo parecía satisfecho y al punto—De acuerdo, entonces. Los veré a todos el miércoles para la producción.
Se quedó sentada mientras los otros se iban, añadiendo unas cuantas notas más.
Tenía quince minutos antes de una llamada telefónica a un cliente sobre la adquisición de su escrito, su tipo favorito de llamada. El autor estaba por lo general emocionado, y ella estaba feliz de estar agregando otro nuevo título a su lista.
Cuando su celular sonó, comprobó el número y contestó inmediatamente.
—Hola, Tina.
—Hola, Brittany—Tina Chang-Cohen-Chang, la secretaria personal del presidente, respondió—¿Puedes pasar por aquí? Ella quiere hablar contigo unos minutos.
Brittany frunció el ceño y miró su reloj.
[i]—¿Es urgente? Tengo una conferencia telefónica en cinco minutos.
—Le haré saber que pasarás en media hora.
—Gracias.
Treinta minutos y un contrato a punto de ser firmado más tarde, Brittany metió su teléfono y su tableta en la bolsa de hombro y subió la escalera de madera hasta el cuarto piso y se dirigió por el pasillo alfombrado de felpa a la oficina en el extremo lejano.
La planta superior albergaba las oficinas de los altos representantes y se veía como Brittany se imaginaba que fue un siglo antes con sus techos abovedados de estaño, ornamentos colgantes adornados y alcobas empotradas enmarcadas en madera oscura y tallada.
Sobre los relucientes revestimientos de nogal, retratos enmarcados de generaciones de López adornaban el papel pintado de estampado floral de color verde pálido.
En la luz tenue, los ojos de los hombres y una mujer la siguieron. Con cada paso, sentía como si retrocediera en el tiempo, aunque no había nada pasado de moda o anticuado en la mujer que estaba a punto de ver.
Como Brittany, Henrietta López simplemente apreciaba la historia.
Tina Chang-Cohen-Chang, una mujer elegante, impecable con un traje rojo con finas cintas de negro a lo largo del cuello y los puños, custodiaba la puerta del santuario interior de Henrietta López con la ferocidad de una loba y la sonrisa de un ángel.
Saludó a Brittany con genuino placer.
—Sólo será un minuto. Está terminando una llamada telefónica.
—Claro—Brittany dijo—¿Cómo estás? ¿Mike está de camino a casa aún?
La sonrisa de Tina brilló ante la mención de su marido, todavía desplegado con la Guardia Nacional.
—Está en Alemania, gracias al Señor. Debería estar en casa en unos diez días.
—Me alegro.
Una luz en el teléfono de Tina parpadeó e hizo un gesto hacia la puerta cerrada detrás de ella.
—Entra.
—Gracias—movió su bolso un poco más alto, rodeó el escritorio de Tina y entró en el dominio de Henrietta López.
La habitación era dos veces el tamaño de la biblioteca que acababa de dejar, pero parecía a ello con sus estanterías llenas a su capacidad en dos paredes, el cómodo sofá y silla de cuero en la zona de asientos y la gran mesa de madera de la biblioteca que servía de escritorio.
La presidenta de la Agencia López sentada detrás de ella ahora en una silla giratoria de cuero marrón oscuro.
A las 5:04 y ciento diez libras, Henrietta debería haber sido empequeñecida por el tamaño de la mesa y la inmensidad de la habitación, pero ella llenaba el espacio-cualquier espacio-con una palpable energía.
Cuando Brittany la había conocido por primera vez siete años antes, tenía veintidós años y acababa de salir de la escuela, y se había sentido como si hubiera entrado en el camino de un huracán.
A pesar de ser cinco pulgadas más alta y casi cuarenta años más joven que Henrietta -HL, como todos la llamaban en una conversación casual-ella todavía a veces tenía que correr para estar a su nivel.
Henrietta era enérgica, elegante y formidable. También era mentora de Brittany, modelo a seguir y su amiga más cercana.
Henrietta, su pelo negro brillante cortado casualmente corto, sin ningún gris y naturalmente, asintió un hola. Como era siempre el caso, llevaba un traje de negocios, este era una tela a rayas gris con una camisa blanca de cuello abierto y un sencillo collar de oro mostrado en la garganta.
—Hola—Brittany dijo—Lo siento, no pude venir antes, pero acabo de terminar una llamada con un cliente.
—¿Esa era la literatura fantástica de la que me hablabas la otra noche en la cena?
Brittany sacudió la cabeza, aunque no debería sorprenderse. La memoria de HL era prodigiosa y envidiable.
—Esa es.
—¿Está firmando el autor?
—Ella está.
—Excelente. Estoy de acuerdo contigo, vamos a ver un resurgimiento de la alta literatura fantástica el próximo año. ¿Puedes conseguir que este posicionado con una de las divisiones de la marca?
—Pienso que sí—Brittany dudaba de que Henrietta la hubiera llamado para hablar de un contrato relativamente sencillo, pero esperó pacientemente.
—Siéntate. Esto tomará un minuto.
El corazón de Brittany saltó. Algo sobre la forma en que Henrietta la miraba hizo que un escalofrío bajara por su espina dorsal.
Cuando había sido una joven interna que trabajaba directamente para HL, había sido la receptora de unas pocas miradas, una amonestación ocasional tranquila pero inolvidable, y mil palabras más de estímulo.
Henrietta López era la mejor en lo que hacía, y había mantenido las riendas de su compañía en un firme agarre a través de trastornos económicos y de la industria que había diezmado a otras agencias.
Si ella era infeliz, Brittany no podía comprender cuál podía ser la causa. Se sentó, sintiendo que el pulso le latía en la garganta.
—He estado en el teléfono con nuestros abogados— Henrietta dijo sin preámbulos—Hay una probabilidad mayor que vamos a perder nuestra aprobación de H-1B a finales del año.
Brittany contuvo el aliento. Si eso sucediera, su solicitud de residencia permanente estaría en el limbo-o terminada.
—¿Por qué?
—Porque los idiotas que hacen las leyes, o escuchan a las personas que los eligen, están histéricos sobre temas de inmigración en este momento y están cortando todas las cuotas. No somos tecnología, y ahí es donde van la mayoría de las asignaciones.
Brittany lo sabía, pero había estado en los Estados Unidos desde que se había matriculado en Harvard como pasante. Ámsterdam tenía una muy buena relación de trabajo con las instituciones educativas en los Estados Unidos y obtener una visa de estudiante había sido fácil.
Luego, cuando había sido aceptada como pasante después de un año de posgrado, se había mudado al estatus de H-1B. Aparte de ser una molestia suprema en términos de papeleo y documentación, su visa nunca había sido realmente un problema.
—Pero si—Brittany tragó saliva—¿Voy a perder mi trabajo?
—No si puedo evitarlo— Henrietta dijo, con una feroz luz en los ojos—Todo esto es ridículo, y estamos trabajando en ello, pero quería que lo supieras.
—Por supuesto, sí—su mente se tambaleó.
No podía perder ese trabajo.
Era más que un trabajo, era su pasión, su futuro, y si tenía que volver a Ámsterdam... no podría. Nunca encontraría el tipo de trabajo ahí que tenía aquí, e incluso si pudiera, nunca ganaría lo mismo.
El costo de vida era incluso peor que en la ciudad de Nueva York, y con los gastos de Hanna... ella nunca se las arreglaría.
—No quiero que te preocupes— Henrietta se echó a reír en seguida, su voz contrayéndose mientras tosía. Bebió de un vaso sobre el escritorio y sonrió con impaciencia—Sé que es una cosa ridícula de decir, pero hemos encontrado un modo a través de millas de burocracia más de una vez. Desafortunadamente, esta vez tenemos que tratar con múltiples agencias, federales en eso, y podría tomar algún tiempo.
—Yo—se aclaró su garganta—Haré todo lo necesario. Me encanta este trabajo, ya lo sabes.
La expresión de Henrietta se suavizó.
—Por supuesto que sí. También resultas ser muy buena en ello. Nunca hemos hablado de eso, pero algún día, espero que tendrás un papel mucho más grande en la compañía.
—No me puedo imaginar estar en otro sitio, haciendo nada más.
—Bueno, no planeo retirarme pronto— Henrietta dijo—Y hay tiempo para que hablemos de eso cuando este asunto de las visas esté arreglado. Tenemos que conseguirte ese permiso de residencia y terminar con eso.
Brittany suspiró.
—Créeme, lo sé.
—Bueno, he establecido una reunión con nuestros abogados para el final de
semana. Entonces hablaremos de todo.
—Gracias—se tragó el nudo en su garganta.
Ella no entraría en pánico. Ellos tendrían tiempo de arreglarlo todo. Ella conservaría su trabajo, podría ser capaz de cuidar de Hanna.
Sus planes estarían todos bien.
—Brittany— Henrietta dijo, levantándose de detrás de su escritorio y caminando hacia ella—No tienes que preocuparte. No voy a dejar—se detuvo bruscamente, con una mano extendiéndose hacia el lado de su escritorio. Su expresión registró sorpresa y entonces ella jadeó—Oh.
—¿Lo siento? ¿Qué?—Brittany dijo—¿ Henrietta? ¡ Henrietta!—saltó cuando Henrietta López cayó al suelo.
********************************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Y ahora???? sin la ayuda de Henrietta las cosas no seran faciles para Brittany!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Chintas che le paso a la ñora???
Bastante complicado lo tiene britt, a ver si consigue residencia??
Nos vemos!!
Chintas che le paso a la ñora???
Bastante complicado lo tiene britt, a ver si consigue residencia??
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Que?? Se nos murio henrietta? Pero si apenas empieza, y que pasara con nuestra britt.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Y ahora???? sin la ayuda de Henrietta las cosas no seran faciles para Brittany!!!!
Hola, nose!!!! Si que lo seran, pero espero q nos equivoquemos la vrdd =/ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Chintas che le paso a la ñora???
Bastante complicado lo tiene britt, a ver si consigue residencia??
Nos vemos!!
Hola lu, jajajaajaj... el trabajo le afecto parece..., espero q no sea nada grave =/ Si que si =/ Tiene que! estaba aiiii!!! Saludos =D
Isabella28 escribió:Que?? Se nos murio henrietta? Pero si apenas empieza, y que pasara con nuestra britt.
Hola, nose! NO!!! ni lo digas xq eso si q seria mas q malo para britt! Nadie lo sabe=/ pero aquí dejo otro cap para saber mas! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Cap 2
Capitulo 2
Santana arrojó las llaves del Maserati al encargado uniformado que corrió por debajo del pórtico del Hotel de Paris para interceptarla antes de que hubiera apagado el motor.
Con un agitar de la mano de agradecimiento, subió por las amplias escaleras alfombradas rojas hasta el vestíbulo del gran hotel. A pesar de la enormidad del espacio con sus suelos de mármol pulido, altos techos arqueados decorativos, alfombras de felpa y muchas áreas de asientos cuidadosamente diseñadas para privacidad y comodidad, el nivel de decibelios era más alto de lo habitual.
Temprano las muchedumbres ya llenaban las calles, cafés y hoteles para la próxima carrera.
Se abrió camino rápidamente a través del cordoncillo de gente hasta el único conjunto de ascensores en la parte trasera que conducía a las exclusivas suites de carreras de hipódromos.
Introdujo el código de seguridad y en cuestión de segundos fue llevada a su nivel y las puertas del ascensor se abrieron silenciosamente. El pasillo era un fuerte contraste con el bullicioso vestíbulo-tranquilamente proclamando confidencialidad y discreción, aunque todas las suites a lo largo del amplio pasillo estaban indudablemente en uso.
El tiempo de Grand Prix era sinónimo de tiempo de fiesta en Monte Carlo, y la carrera estaba a sólo tres días de distancia.
Insertó su tarjeta de entrada en la suite Garnier y entró en una fiesta en progreso.
Una pared de sonido la abordó, docenas de voces riéndose, llamándose unas a otras, conversando animadamente.
Las cortinas habían sido retiradas de las puertas francesas del piso al techo que daban a uno de los balcones con vistas a la plaza del Casino y al campo, y el sol de la tarde entró a la habitación, bañando las caras de los espectadores con su suave luz dorada.
La hermosa gente brillaba con buena salud, buena fortuna y afabilidad.
Se preguntó si su apariencia de felicidad era tan falsa como lo que a veces sentía, e inmediatamente apartó el pensamiento. Tales resquicios de insatisfacción sólo la atormentaban cuando estaba cansada, y había pasado una larga noche en las mesas de juego.
Había estado ganando, como lo hacía con más frecuencia, y la satisfacción de vencer las probabilidades había mantenido su mente y su cuerpo energizados.
Ahora estaría feliz de tomar una ducha larga y caliente y relajarse en la esquina del sofá de cuero blanco con un brandy y un audiolibro, pero el sol nunca se ponía en Monte Carlo durante la temporada de Grand Prix, la fiesta nunca se detenía, y ninguno escapaba.
Si hubiera querido escapar del bacanal sin fin, no estaría aquí para empezar.
Tras quitarse su chaqueta negra, la arrojó sobre una percha en el armario al lado de la puerta, enrolló las mangas de su camisa de seda blanca y se abrió paso detrás de la barra instalada en un extremo de la sala de estar que era tan larga como algunos vestíbulos de hotel.
Revisó a través de la serie de licores de lujo, botellas de champán de doscientos dólares y vinos añejos hasta que encontró el whisky de marca.
Después de verter un centímetro de whisky en un vaso de cristal pequeño, sin hielo, bebió el líquido ahumado y dejó que la quemadura se extendiera a través de ella y rompiera los bordes de su descontento.
No estaba de humor para mirar muy de cerca por qué había tenido una picazón entre los omóplatos durante semanas, recordándole en los momentos más inoportunos que estaba aburrida o inquieta o simplemente cansada de correr a través del continente siguiendo el circuito y persiguiendo un alto que nunca es bastante satisfecho.
Fuera lo que fuese pasaría, y podría volver a vivir en la emoción de la próxima carrera, el próximo encuentro, la próxima mujer.
Hablando de mujeres, miraba con apreciación como una pelirroja exuberante con una camisa de color verde esmeralda muy reveladora, unos pantalones de seda negros y unas zapatillas de tacón de agujas caminó hacia la barra.
Ella no la conocía, y habría recordado un rostro como aquel-amplia boca deliciosa, pómulos altos acentuados con diestro maquillaje, y una melena rizada y fluida reluciente con dorados y llameantes rojos que le daban una sensual y leonina apariencia.
Ella se detuvo frente a Santana en el otro lado de la barra y lentamente la evaluó.
—Dios mío—dijo la pelirroja en voz baja que vibró con un toque de promesa francesa e incitadora—Michigan ciertamente está contratando camareros atractivos en estos días.
—¿Qué quieres?—Santana dijo, sin molestarse en corregirla.
—¿Para beber? O…
—¿O?—sonrió.
Todo en su vida era un juego, y ninguno le gustaba más que los primeros momentos de establecer el campo de juego con una nueva mujer.
—¿Hay algo más que pueda ser capaz de hacer por ti?
La pelirroja rió y se mojó los labios con la punta de una lengua rosada.
—Querida, hay tantas cosas que puedes hacer por mí. ¿A qué hora terminas aquí esta noche?
En lugar de contestar, Santana sirvió una copa de cabernet de una botella de PlumpJack reservada a alguien que había abierto y dejado colocada en el bar.
Una vergüenza desperdiciar un excelente vino en filisteos, pero ella no había invitado a la mayoría de la gente que llenaba sus habitaciones. La lista de invitados había sido la convocada de Michigan Tyre.
Entregó la copa a la pelirroja.
—Pareces como vino tinto-lleno de sabor e inolvidable. Éste es sabroso y misterioso, se extiende en tu lengua como sólo los mejores sabores pueden hacer. Creo que te gustará.
El color resplandeció en la garganta de la pelirroja y mantuvo sus ojos fijos en Santana mientras cerraba sus dedos alrededor del tallo de la copa.
Deslizando su pulgar a través de los nudillos de Santana, llevó el vino lentamente a su boca. Sus labios se separaron, acarició el borde de la copa, e inclinó el líquido en su boca.
Tragó tan lentamente y emitió un ronroneo bajo en su garganta.
—Muy agradable en efecto.
—Estoy encantada de que te guste.
La pelirroja arqueó una ceja.
—No eres la barman, ¿verdad?
—Puedo serlo, si lo disfrutas.
—Lo estoy. ¿Quién eres?
—Santana López.
—Ah—dijo la pelirroja, sin perder un latido—Entonces te agradezco esta maravillosa velada.
—Yo y Michigan Tyre—dijo.
—Sí, eres uno de los patrocinadores de su equipo, ¿no?
Santana encontró su whisky, tomó otro sorbo.
—Está bien.
—Me sorprende que no estés conduciendo uno de los coches.
Santana sonrió irónicamente.
—Pensé que lo haría, una vez. Pero es un trabajo muy duro y tengo una aversión a eso.
Riéndose, la pelirroja extendió su mano.
—Soy Françoise Delacorte. Encantada de conocerte, Santana.
Levantó su mano, besó sus dedos.
—Françoise. El gusto es mío.
—¿Entonces es como en reto?—sostuvo la mano de Santana, sus labios fruncidos mientras su mirada se deslizaba por el cuerpo de Santana—Te favorece mucho.
—No—extrajo los dedos suavemente.
—¿Son entonces, iguales? ¿Un reto?
—Algunas personas lo creen así.
—¿Sólo juegas en autos y cartas?
Santana echó un vistazo por encima de la habitación, en el mar de rostros, algunos de los cuales reconocía, la mayoría de las veces no. Ella siempre patrocinaba una gran fiesta para donantes, patrocinadores y amigos VIP del equipo en cada parada del circuito.
Michigan Tyre manejaba las invitaciones, y ella pagaba. No vio a nadie con quien quisiera hablar.
El malestar se instaló en su pecho de nuevo, el cansancio de la repetición cada vez más difícil de ignorar. Dejó el vaso.
—Me gusta un reto, en las mesas, en el campo... en el dormitorio.
—Mmm—Françoise tomó otro sorbo de vino y dejó la copa a un lado—Somos muy iguales, tú y yo.
—Creo que tienes razón—Santana dijo, deslizándose por la barra—Y me gustaría mucho mostrartelo.
—Creo que es una idea maravillosa.
—¿Serás echada de menos por un tiempo?
—No de inmediato.
—Bien—Santana tomó el codo de Françoise—Por aquí.
Ella guío a Françoise al otro lado de la habitación y abrió la puerta de sus habitaciones privadas.
El dormitorio ocupaba un rincón de la suite con la cama tamaño king-sized colocada para dar a sus ocupantes una vista de la plaza.
Cuando cerró la puerta, los sonidos de la fiesta se desvanecieron. Girando a Françoise para mirarla, la besó, deslizó un brazo alrededor de su cintura y se tomó su tiempo explorando la suave superficie de sus húmedos labios, saboreando las consecuencias terrenales del vino en su lengua.
Françoise era una besadora experimentada, y se derritió su cuerpo, con una mano acariciando de la espalda al cuello de Santana y su cabello.
Lo que a Santana le gustaba más de besar a una mujer, de llevarla a la cama, era la manera en que su mente se apagó y su cuerpo tomaba el control.
Cuando ella estaba enfocada en dar placer, ya no reconocía el distante manto del vacío que permanecía en los límites de su conciencia.
Françoise era una mujer hermosa y seductora, pero Santana estaba teniendo dificultades para perderse en el sabor de su boca y la presión de sus pechos contra su pecho.
Se veía a sí misma como si estuviera a unos pasos de ahí, viendo cómo se desarrollaba la escena familiar, y el desenlace. El desafío, la victoria, los gritos de pasión, e, inevitablemente, la despedida jugó a través de su mente como previsiblemente el interminable ciclo de fiestas, carreras y riesgos que definían su vida.
Las largas y vacías horas hasta que la escena se reprodujo de nuevo la miraron, tan acusadora como sus propios ojos en el espejo.
¿Qué estaba haciendo, hacia dónde iba y cuándo dejaría de correr?
Preguntas que no quería hacer, ni contestar.
Santana besó hacia abajo por la garganta de Françoise, lentamente acariciando su pecho y apretando suavemente. Françoise se arqueó contra ella, un pequeño sollozo escapándose mientras sus dedos se apretaban en el pelo de Santana.
—Sí—Françoise murmuró—Tan bueno.
—Vamos, déjame mostrarte cuán mejor—dijo, tomando su mano y tirando de ella hacia la cama.
Una vez a su lado, desabotonó la camisa de Françoise y deslizó su mano dentro para frotar su pulgar sobre la punta del pezón presionando hacia arriba a través de la fina seda del sujetador de Françoise.
—Tus manos son maravillosas—Françoise inclinó la cabeza hacia atrás, los ojos cerrados, los labios entreabiertos en un largo suspiro estremecido. Sus dedos recorrieron el pelo de Santana y apretaron en su cuello—Por favor, las quiero en todas partes.
Obedientemente, Santana abrió los botones restantes y sacó la seda de los hombros de Françoise, empujó las mangas por los brazos y la dejó caer.
Este era un baile que ella conocía, coreografiado para el placer y previsiblemente asegurado. Por fin el calor de la piel de Françoise, la suave sensación satinada de la carne que cedía a su toque, la consumió.
Inmersa en el mando del cuerpo tembloroso de Françoise, todavía completamente vestida, Santana dejó a Françoise caer sobre las cremosas sábanas, abrió sus pantalones de seda y se inclinó sobre ella para besar el centro de su abdomen.
Cuando frotó la mejilla contra la piel suave y lamió levemente la unión de los muslos de Françoise gritó y se arqueó hacia arriba, presentándose para ser tomada.
—Pronto—Santana susurró.
—No puedo esperar—la voz se rompió en un ronco suspiro—Estoy demasiado lista.
—Eres demasiado hermosa para darse prisa—besó una vez entre sus muslos y Françoise sollozó—Y quiero saborearte.
Santana la desnudó por completo y, cuando estuvo desnuda, se sentó a horcajadas sobre ella con sus piernas enmarcando las caderas de Françoise. Apoyó su cuerpo en un brazo y acarició la garganta, arrastrando sus dedos hasta su pecho.
—Mírame.
Los ojos de Françoise estaban turbios de necesidad, su respiración corta, el cuerpo vibrando.
—Sí, por favor. Quiero ver cómo me tomas.
Santana se tomó su tiempo, relajada y segura de su habilidad, sus caricias practicadas, sus besos perfeccionados. Sabía complacer a una mujer, lo disfrutaba inmensamente, casi tanto como ella disfrutaba el hecho del pensamiento.
Cuando acariciaba los muslos de Françoise, cuando pasaba suavemente los dedos sobre el delicado valle, cuando se deslizaba adentro, cada movimiento era cronometrado, intencional, diseñado para el pináculo del placer.
Cuando la mirada de Françoise se nubló y sus labios se separaron en un grito silencioso, Santana registró una sensación de satisfacción y éxito.
Cuando los sollozos ahogados de Françoise se apagaron y su cuerpo se desplomó, Santana se estiró a su lado, con la cabeza apoyada en su mano.
Trazó el pezón de Françoise con la punta de un dedo, fascinada por su respuesta. Ella no esperaba que correspondiera, no la necesitaba. Su objetivo había sido el placer de Françoise, y estaba segura de que había sido más que exitosa.
—Eres una amante maravillosa—Françoise acarició la cara de Santana, su voz ronca y sus ojos borrosos de satisfacción.
—Gracias—dijo, sinceramente.
La franqueza de Françoise, su vulnerabilidad, su confianza eran un regalo precioso.
—Si tienes necesidad—Françoise comenzó.
—Estoy más que satisfecha—murmuró, dando a Françoise un lento y prolongado beso. Ella no mintió. No quería nada más—Eres lo que yo quería. Todo lo que quería.
—Debería irme—Françoise dijo con un suspiro. Le dio una última caricia y se sentó—Mi escolta me buscará.
Santana se dio la vuelta y se recostó contra las almohadas, mirando a Françoise vestirse, disfrutando de la forma en que su cuerpo desapareció con cada artículo que llevaba tanto como había disfrutado desnudándola.
Ahora conocía los planos y los contornos de su carne.
Ella era como un hermoso paisaje que Santana había tocado, reclamado y que siempre poseería de algún pequeño modo. Intempestivamente, acarició su estómago a través de su camisa de seda, sintió la agitación entre sus muslos, anticipándose a satisfacerla más tarde.
Su teléfono celular sonó y lo sacó del bolsillo del pantalón. Comprobó el número y puso el teléfono en la mesilla de noche.
Françoise la miró con una ceja levantada.
—¿Nadie importante?
—No. No en lo más mínimo.
No tenía intención de recibir una llamada del abogado de la familia.
Tanto como le gustaba su amiga de la infancia, Quinn Fabray había tomado partido cuando había entrado en el negocio de la familia para Fabray representar a López Enterprises.
Y ese lado no era de Santana.
Françoise se acercó más, se inclinó para dar a Santana una visión muy impresionante por su camisa, y la besó, su lengua bailando sobre la ella por un instante.
—Espero verte de nuevo antes de que la carrera continúe.
—Sí—Santana dijo, sin comprometerse con nada.
Una vez solía ser todo lo que quería con una mujer. Mucho más seguro de esa manera.
Su celular volvió a sonar y suspiró.
Quinn no suele ser tan insistente y simplemente dejaba un mensaje.
—Lo siento, debo tomar esto.
Françoise golpeteo su dedo índice contra la boca de Santana.
—Y yo debo irme. Gracias de nuevo, Santana, querida.
Santana tomó la llamada, viendo a Françoise desaparecer.
—Mal oportuna como siempre, Q.
—San, tienes que volver a casa.
—Son tres días antes de la carrera—se sentó en el lado de la cama y se deslizó en sus zapatos—Ya tienes mi voto de representación, solo envíalo como siempre…
—Santana, es Henrietta.
Un puño golpeó la sección media de Santana y la habitación vaciló ante sus ojos.
—Estaré en el siguiente avión.
Con un agitar de la mano de agradecimiento, subió por las amplias escaleras alfombradas rojas hasta el vestíbulo del gran hotel. A pesar de la enormidad del espacio con sus suelos de mármol pulido, altos techos arqueados decorativos, alfombras de felpa y muchas áreas de asientos cuidadosamente diseñadas para privacidad y comodidad, el nivel de decibelios era más alto de lo habitual.
Temprano las muchedumbres ya llenaban las calles, cafés y hoteles para la próxima carrera.
Se abrió camino rápidamente a través del cordoncillo de gente hasta el único conjunto de ascensores en la parte trasera que conducía a las exclusivas suites de carreras de hipódromos.
Introdujo el código de seguridad y en cuestión de segundos fue llevada a su nivel y las puertas del ascensor se abrieron silenciosamente. El pasillo era un fuerte contraste con el bullicioso vestíbulo-tranquilamente proclamando confidencialidad y discreción, aunque todas las suites a lo largo del amplio pasillo estaban indudablemente en uso.
El tiempo de Grand Prix era sinónimo de tiempo de fiesta en Monte Carlo, y la carrera estaba a sólo tres días de distancia.
Insertó su tarjeta de entrada en la suite Garnier y entró en una fiesta en progreso.
Una pared de sonido la abordó, docenas de voces riéndose, llamándose unas a otras, conversando animadamente.
Las cortinas habían sido retiradas de las puertas francesas del piso al techo que daban a uno de los balcones con vistas a la plaza del Casino y al campo, y el sol de la tarde entró a la habitación, bañando las caras de los espectadores con su suave luz dorada.
La hermosa gente brillaba con buena salud, buena fortuna y afabilidad.
Se preguntó si su apariencia de felicidad era tan falsa como lo que a veces sentía, e inmediatamente apartó el pensamiento. Tales resquicios de insatisfacción sólo la atormentaban cuando estaba cansada, y había pasado una larga noche en las mesas de juego.
Había estado ganando, como lo hacía con más frecuencia, y la satisfacción de vencer las probabilidades había mantenido su mente y su cuerpo energizados.
Ahora estaría feliz de tomar una ducha larga y caliente y relajarse en la esquina del sofá de cuero blanco con un brandy y un audiolibro, pero el sol nunca se ponía en Monte Carlo durante la temporada de Grand Prix, la fiesta nunca se detenía, y ninguno escapaba.
Si hubiera querido escapar del bacanal sin fin, no estaría aquí para empezar.
Tras quitarse su chaqueta negra, la arrojó sobre una percha en el armario al lado de la puerta, enrolló las mangas de su camisa de seda blanca y se abrió paso detrás de la barra instalada en un extremo de la sala de estar que era tan larga como algunos vestíbulos de hotel.
Revisó a través de la serie de licores de lujo, botellas de champán de doscientos dólares y vinos añejos hasta que encontró el whisky de marca.
Después de verter un centímetro de whisky en un vaso de cristal pequeño, sin hielo, bebió el líquido ahumado y dejó que la quemadura se extendiera a través de ella y rompiera los bordes de su descontento.
No estaba de humor para mirar muy de cerca por qué había tenido una picazón entre los omóplatos durante semanas, recordándole en los momentos más inoportunos que estaba aburrida o inquieta o simplemente cansada de correr a través del continente siguiendo el circuito y persiguiendo un alto que nunca es bastante satisfecho.
Fuera lo que fuese pasaría, y podría volver a vivir en la emoción de la próxima carrera, el próximo encuentro, la próxima mujer.
Hablando de mujeres, miraba con apreciación como una pelirroja exuberante con una camisa de color verde esmeralda muy reveladora, unos pantalones de seda negros y unas zapatillas de tacón de agujas caminó hacia la barra.
Ella no la conocía, y habría recordado un rostro como aquel-amplia boca deliciosa, pómulos altos acentuados con diestro maquillaje, y una melena rizada y fluida reluciente con dorados y llameantes rojos que le daban una sensual y leonina apariencia.
Ella se detuvo frente a Santana en el otro lado de la barra y lentamente la evaluó.
—Dios mío—dijo la pelirroja en voz baja que vibró con un toque de promesa francesa e incitadora—Michigan ciertamente está contratando camareros atractivos en estos días.
—¿Qué quieres?—Santana dijo, sin molestarse en corregirla.
—¿Para beber? O…
—¿O?—sonrió.
Todo en su vida era un juego, y ninguno le gustaba más que los primeros momentos de establecer el campo de juego con una nueva mujer.
—¿Hay algo más que pueda ser capaz de hacer por ti?
La pelirroja rió y se mojó los labios con la punta de una lengua rosada.
—Querida, hay tantas cosas que puedes hacer por mí. ¿A qué hora terminas aquí esta noche?
En lugar de contestar, Santana sirvió una copa de cabernet de una botella de PlumpJack reservada a alguien que había abierto y dejado colocada en el bar.
Una vergüenza desperdiciar un excelente vino en filisteos, pero ella no había invitado a la mayoría de la gente que llenaba sus habitaciones. La lista de invitados había sido la convocada de Michigan Tyre.
Entregó la copa a la pelirroja.
—Pareces como vino tinto-lleno de sabor e inolvidable. Éste es sabroso y misterioso, se extiende en tu lengua como sólo los mejores sabores pueden hacer. Creo que te gustará.
El color resplandeció en la garganta de la pelirroja y mantuvo sus ojos fijos en Santana mientras cerraba sus dedos alrededor del tallo de la copa.
Deslizando su pulgar a través de los nudillos de Santana, llevó el vino lentamente a su boca. Sus labios se separaron, acarició el borde de la copa, e inclinó el líquido en su boca.
Tragó tan lentamente y emitió un ronroneo bajo en su garganta.
—Muy agradable en efecto.
—Estoy encantada de que te guste.
La pelirroja arqueó una ceja.
—No eres la barman, ¿verdad?
—Puedo serlo, si lo disfrutas.
—Lo estoy. ¿Quién eres?
—Santana López.
—Ah—dijo la pelirroja, sin perder un latido—Entonces te agradezco esta maravillosa velada.
—Yo y Michigan Tyre—dijo.
—Sí, eres uno de los patrocinadores de su equipo, ¿no?
Santana encontró su whisky, tomó otro sorbo.
—Está bien.
—Me sorprende que no estés conduciendo uno de los coches.
Santana sonrió irónicamente.
—Pensé que lo haría, una vez. Pero es un trabajo muy duro y tengo una aversión a eso.
Riéndose, la pelirroja extendió su mano.
—Soy Françoise Delacorte. Encantada de conocerte, Santana.
Levantó su mano, besó sus dedos.
—Françoise. El gusto es mío.
—¿Entonces es como en reto?—sostuvo la mano de Santana, sus labios fruncidos mientras su mirada se deslizaba por el cuerpo de Santana—Te favorece mucho.
—No—extrajo los dedos suavemente.
—¿Son entonces, iguales? ¿Un reto?
—Algunas personas lo creen así.
—¿Sólo juegas en autos y cartas?
Santana echó un vistazo por encima de la habitación, en el mar de rostros, algunos de los cuales reconocía, la mayoría de las veces no. Ella siempre patrocinaba una gran fiesta para donantes, patrocinadores y amigos VIP del equipo en cada parada del circuito.
Michigan Tyre manejaba las invitaciones, y ella pagaba. No vio a nadie con quien quisiera hablar.
El malestar se instaló en su pecho de nuevo, el cansancio de la repetición cada vez más difícil de ignorar. Dejó el vaso.
—Me gusta un reto, en las mesas, en el campo... en el dormitorio.
—Mmm—Françoise tomó otro sorbo de vino y dejó la copa a un lado—Somos muy iguales, tú y yo.
—Creo que tienes razón—Santana dijo, deslizándose por la barra—Y me gustaría mucho mostrartelo.
—Creo que es una idea maravillosa.
—¿Serás echada de menos por un tiempo?
—No de inmediato.
—Bien—Santana tomó el codo de Françoise—Por aquí.
Ella guío a Françoise al otro lado de la habitación y abrió la puerta de sus habitaciones privadas.
El dormitorio ocupaba un rincón de la suite con la cama tamaño king-sized colocada para dar a sus ocupantes una vista de la plaza.
Cuando cerró la puerta, los sonidos de la fiesta se desvanecieron. Girando a Françoise para mirarla, la besó, deslizó un brazo alrededor de su cintura y se tomó su tiempo explorando la suave superficie de sus húmedos labios, saboreando las consecuencias terrenales del vino en su lengua.
Françoise era una besadora experimentada, y se derritió su cuerpo, con una mano acariciando de la espalda al cuello de Santana y su cabello.
Lo que a Santana le gustaba más de besar a una mujer, de llevarla a la cama, era la manera en que su mente se apagó y su cuerpo tomaba el control.
Cuando ella estaba enfocada en dar placer, ya no reconocía el distante manto del vacío que permanecía en los límites de su conciencia.
Françoise era una mujer hermosa y seductora, pero Santana estaba teniendo dificultades para perderse en el sabor de su boca y la presión de sus pechos contra su pecho.
Se veía a sí misma como si estuviera a unos pasos de ahí, viendo cómo se desarrollaba la escena familiar, y el desenlace. El desafío, la victoria, los gritos de pasión, e, inevitablemente, la despedida jugó a través de su mente como previsiblemente el interminable ciclo de fiestas, carreras y riesgos que definían su vida.
Las largas y vacías horas hasta que la escena se reprodujo de nuevo la miraron, tan acusadora como sus propios ojos en el espejo.
¿Qué estaba haciendo, hacia dónde iba y cuándo dejaría de correr?
Preguntas que no quería hacer, ni contestar.
Santana besó hacia abajo por la garganta de Françoise, lentamente acariciando su pecho y apretando suavemente. Françoise se arqueó contra ella, un pequeño sollozo escapándose mientras sus dedos se apretaban en el pelo de Santana.
—Sí—Françoise murmuró—Tan bueno.
—Vamos, déjame mostrarte cuán mejor—dijo, tomando su mano y tirando de ella hacia la cama.
Una vez a su lado, desabotonó la camisa de Françoise y deslizó su mano dentro para frotar su pulgar sobre la punta del pezón presionando hacia arriba a través de la fina seda del sujetador de Françoise.
—Tus manos son maravillosas—Françoise inclinó la cabeza hacia atrás, los ojos cerrados, los labios entreabiertos en un largo suspiro estremecido. Sus dedos recorrieron el pelo de Santana y apretaron en su cuello—Por favor, las quiero en todas partes.
Obedientemente, Santana abrió los botones restantes y sacó la seda de los hombros de Françoise, empujó las mangas por los brazos y la dejó caer.
Este era un baile que ella conocía, coreografiado para el placer y previsiblemente asegurado. Por fin el calor de la piel de Françoise, la suave sensación satinada de la carne que cedía a su toque, la consumió.
Inmersa en el mando del cuerpo tembloroso de Françoise, todavía completamente vestida, Santana dejó a Françoise caer sobre las cremosas sábanas, abrió sus pantalones de seda y se inclinó sobre ella para besar el centro de su abdomen.
Cuando frotó la mejilla contra la piel suave y lamió levemente la unión de los muslos de Françoise gritó y se arqueó hacia arriba, presentándose para ser tomada.
—Pronto—Santana susurró.
—No puedo esperar—la voz se rompió en un ronco suspiro—Estoy demasiado lista.
—Eres demasiado hermosa para darse prisa—besó una vez entre sus muslos y Françoise sollozó—Y quiero saborearte.
Santana la desnudó por completo y, cuando estuvo desnuda, se sentó a horcajadas sobre ella con sus piernas enmarcando las caderas de Françoise. Apoyó su cuerpo en un brazo y acarició la garganta, arrastrando sus dedos hasta su pecho.
—Mírame.
Los ojos de Françoise estaban turbios de necesidad, su respiración corta, el cuerpo vibrando.
—Sí, por favor. Quiero ver cómo me tomas.
Santana se tomó su tiempo, relajada y segura de su habilidad, sus caricias practicadas, sus besos perfeccionados. Sabía complacer a una mujer, lo disfrutaba inmensamente, casi tanto como ella disfrutaba el hecho del pensamiento.
Cuando acariciaba los muslos de Françoise, cuando pasaba suavemente los dedos sobre el delicado valle, cuando se deslizaba adentro, cada movimiento era cronometrado, intencional, diseñado para el pináculo del placer.
Cuando la mirada de Françoise se nubló y sus labios se separaron en un grito silencioso, Santana registró una sensación de satisfacción y éxito.
Cuando los sollozos ahogados de Françoise se apagaron y su cuerpo se desplomó, Santana se estiró a su lado, con la cabeza apoyada en su mano.
Trazó el pezón de Françoise con la punta de un dedo, fascinada por su respuesta. Ella no esperaba que correspondiera, no la necesitaba. Su objetivo había sido el placer de Françoise, y estaba segura de que había sido más que exitosa.
—Eres una amante maravillosa—Françoise acarició la cara de Santana, su voz ronca y sus ojos borrosos de satisfacción.
—Gracias—dijo, sinceramente.
La franqueza de Françoise, su vulnerabilidad, su confianza eran un regalo precioso.
—Si tienes necesidad—Françoise comenzó.
—Estoy más que satisfecha—murmuró, dando a Françoise un lento y prolongado beso. Ella no mintió. No quería nada más—Eres lo que yo quería. Todo lo que quería.
—Debería irme—Françoise dijo con un suspiro. Le dio una última caricia y se sentó—Mi escolta me buscará.
Santana se dio la vuelta y se recostó contra las almohadas, mirando a Françoise vestirse, disfrutando de la forma en que su cuerpo desapareció con cada artículo que llevaba tanto como había disfrutado desnudándola.
Ahora conocía los planos y los contornos de su carne.
Ella era como un hermoso paisaje que Santana había tocado, reclamado y que siempre poseería de algún pequeño modo. Intempestivamente, acarició su estómago a través de su camisa de seda, sintió la agitación entre sus muslos, anticipándose a satisfacerla más tarde.
Su teléfono celular sonó y lo sacó del bolsillo del pantalón. Comprobó el número y puso el teléfono en la mesilla de noche.
Françoise la miró con una ceja levantada.
—¿Nadie importante?
—No. No en lo más mínimo.
No tenía intención de recibir una llamada del abogado de la familia.
Tanto como le gustaba su amiga de la infancia, Quinn Fabray había tomado partido cuando había entrado en el negocio de la familia para Fabray representar a López Enterprises.
Y ese lado no era de Santana.
Françoise se acercó más, se inclinó para dar a Santana una visión muy impresionante por su camisa, y la besó, su lengua bailando sobre la ella por un instante.
—Espero verte de nuevo antes de que la carrera continúe.
—Sí—Santana dijo, sin comprometerse con nada.
Una vez solía ser todo lo que quería con una mujer. Mucho más seguro de esa manera.
Su celular volvió a sonar y suspiró.
Quinn no suele ser tan insistente y simplemente dejaba un mensaje.
—Lo siento, debo tomar esto.
Françoise golpeteo su dedo índice contra la boca de Santana.
—Y yo debo irme. Gracias de nuevo, Santana, querida.
Santana tomó la llamada, viendo a Françoise desaparecer.
—Mal oportuna como siempre, Q.
—San, tienes que volver a casa.
—Son tres días antes de la carrera—se sentó en el lado de la cama y se deslizó en sus zapatos—Ya tienes mi voto de representación, solo envíalo como siempre…
—Santana, es Henrietta.
Un puño golpeó la sección media de Santana y la habitación vaciló ante sus ojos.
—Estaré en el siguiente avión.
********************************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Santana porque eres asi?
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Santana inmersa en una vida de lujos, mujeres y despilfarro, ya se viene el cambio por ahi!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Muy buena vida la de san jajajaja
Espero que no sea grabe y sea solo un susto!!
Nos vemos!
Muy buena vida la de san jajajaja
Espero que no sea grabe y sea solo un susto!!
Nos vemos!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Santana porque eres asi?
Hola, ajajajajajaj xD ¬¬ nose ¬¬ pero espero q este cap nos diga mas Saludos =D
micky morales escribió:Santana inmersa en una vida de lujos, mujeres y despilfarro, ya se viene el cambio por ahi!!!!!
Hola, dices tu¿? Espero y tengas toda la razón!...y q una linda rubia, de ojos azules y su primera letra sea B la ayude...o mas jajaja. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Muy buena vida la de san jajajaja
Espero que no sea grabe y sea solo un susto!!
Nos vemos!
Hola lu, jajaajajajajaj la vrdd esk si, eso no se puede negar jajajajaaj. Espero lo mismo la vrdd..., pero aquí dejo otro cap para saber mas! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Cap 3
Capitulo 3
Brittany se sacudió despertando al sonido del crujido de las puertas de ICU que se abrían.
Ella parpadeó la niebla de sueño de sus ojos y saltó poniéndose de pie. Su visión nadó. Había perdido la noción de cuánto tiempo había estado sentada en la alcoba demasiado brillante justo al final del pasillo de la unidad de cuidados intensivos, esperando noticias del estado de Henrietta.
Demasiadas tazas de café, demasiados paquetes de galletas saladas de la máquina expendedora. Su estómago se agitaba, su garganta le dolía por las lágrimas que había tragado, y su cabeza le latía con fuerza.
Tina había mantenido la vigilia con ella las primeras horas frenéticas, compartiendo la carga de dejar discretas notificaciones con respecto a la enfermedad repentina de Henrietta y de organizar al personal que había sido dejado a su suerte cuando los paramédicos habían aparecido adentro, evaluaron rápidamente la forma aterrorizante inmóvil de Henrietta, y la resguardaron y la sacaron del edificio en lo que parecieron segundos.
Extraño, ahora que Brittany pensó en esas primeras horas, que Tina no tenía el número de teléfono de la familia de Henrietta, sólo había hablado con el abogado de los López cuando había llamado al número de contacto de emergencias que figura entre los archivos de la agencia. Y entonces nadie más se había puesto en contacto con ella para pedir información, ni siquiera a Tina, la secretaria personal de Henrietta.
Tal vez la familia cercana estaba fuera de la ciudad y habían llamado a la UCI directamente para hablar con los cuidadores de Henrietta. Por supuesto, debe ser eso.
Tina finalmente se había se ido a su casa horas antes para ocuparse de su familia. Durante un tiempo, Brittany había compartido la estrecha sala de espera, no haciéndose más acogedora por la presencia de una cafetera en un rincón y un televisor en la pared, con un anciano cuya expresión aturdida le desgarraba el corazón y un marido llorando y una esposa que había tropezado en el pasillo para hablar con un residente de aspecto agotado en una ropa quirúrgica verde arrugada antes de desaparecer.
Entonces había estado sola, esperando por no sabía qué porque no podía soportar irse, aferrándose a la esperanza de que pronto vendría alguien quién pudiera decirle del destino de Henrietta.
Ahora, un hombre guapo de mediana edad, de pelo negro con un aire de mando avanzaba bruscamente pasando su pequeña madriguera. Su traje cruzado de color carbón estaba impecablemente hecho a medida, sus zapatos negros lustrados en un brillo intenso. Un gran reloj de oro brillaba en su muñeca izquierda.
Incluso si no lo había reconocido, lo habría sabido.
Más alto que Henrietta, la mandíbula más fuerte, los ojos mucho más duros que los de Henrietta, todavía mostraba un parecido inconfundible con ella.
Se levantó de un salto.
—Disculpe—cuando él no respondió, se precipitó al vestíbulo tras é—¡Disculpe! Sr. López.
El hombre se detuvo, se dio la vuelta y la miró sin la menor expresión en sus helados ojos.
—¿Sí?
Con la garganta seca, ella se adelantó y le tendió la mano.
—Estoy segura de que no me recuerda, soy…
—Lo siento. No tengo nada que decir en este momento…
—Trabajo para Henrietta—se adelantó, preguntándose quién él pensó que podría ser—Soy una agente principal de la agencia. Estaba con ella cuando…
—Me temo que la condición de mi hermana es privada. Estoy seguro de que todo lo que hay que hacer en el ... negocio ... puede esperar—con eso, se dio la vuelta y la dejó de pie en medio del pasillo con su mano extendida.
Al cabo de unos segundos él había doblado la esquina y oyó la campanilla de un ascensor.
Que hombre frío e insensible.
¿Cómo podía ser el hermano de Henrietta?
Tan pronto como lo pensó, se recordó que probablemente estaba sólo estresado y preocupado.
Sabía muy bien que todos los hospitales eran lugares horribles. Impersonales, por lo general feos y llenos de demasiadas personas que estaban demasiado ocupadas para detenerse y reconocer la desesperación y la angustia en los rostros de tantos.
Lugares solitarios donde los que se quedaban se ahogaban en la pena mientras que otros miraban hacia otro lado. Se estremeció y volvió a la sala de espera.
Ella había tenido años de práctica de esperar en lugares como este- esperando noticias de sus padres, esperando saber de los médicos de Hanna.
Martin López, sabía su nombre tal como se lo habían presentado en varias ocasiones en las que había acompañado a Henrietta a las reuniones de la junta corporativa, le recordaba a algunos de esos burócratas que dirigían los lugares donde la empatía y el apoyo debían ser lo primero, pero había sido olvidado en la carrera por sobrevivir en un mundo cada vez más competitivo.
Incluso algunos miembros del personal médico habían olvidado su misión-curar y confortar. El hermano de Henrietta le recordó por qué era tan importante que ella mantuviera a Hanna donde estaba ahora, en un ambiente cálido y personal donde se sentía segura y todos sabían su nombre.
Suspiró.
Estaba cansada y siendo injusta, no conocía a Martin López, y él no tenía ninguna razón para reconocerla.
¿Cómo podía recordarla cuando él había apenas mirado en su dirección las pocas veces que habían estado en el mismo espacio?
Ciertamente no estaba siendo justa con los muchos médicos y enfermeras y otros profesionales dedicados que trabajaron tan duro para ayudar.
Sentada aquí durante horas le hizo pensar demasiado en Hanna, y no podía pensar en ella en este momento. No podía pensar en su incierto estado de visas o lo que podría sucederle a su trabajo si, Dios no lo quiera, algo grave impedía que Henrietta regresara al trabajo.
Lo único que podía hacer era enviar toda su energía y pensamientos a Henrietta y creer que estaría bien.
Se echó hacia atrás y cerró los ojos, deseando que el pánico retrocediera.
La pesadilla se apoderó de ella, negándose a dejarla respirar. No podía imaginar un día sin Henrietta, cuya fuerza era la fuerza que guiaba a la agencia y cuya amistad era la base sobre la que había construido su futuro.
Había perdido tanto ya-no podía soportar aguantar más.
—Aquí, tome esto—dijo una voz profunda, y los ojos de Brittany se abrieron de golpe.
Una morena de su edad, sus rasgos pálidos duros sin duda hermosos cuando no estaban manchados con la fatiga, se paró frente a ella sosteniendo un pañuelo blanco como la nieve.
Sobresaltada, se irguió y sólo entonces reconoció las lágrimas humedeciendo su cara. El calor inundó sus mejillas y apresuradamente rozó la humedad de su piel.
—Oh. Lo siento.
—¿Por qué?—la mujer tomó su mano y con cuidado dobló el suave lino en ello—Aquí. Adelante. Utilícelo.
Se secó la cara, casi avergonzada de ensuciar el prístino recuadro. Cuando su visión se aclaró, se concentró en la desconocida.
Se quedó sin aliento.
—Oh. Eres tú.
—Nos conocemos, ¿no es así?. Soy la que lo siente—apretó el puente de la nariz por un instante.
Las sombras embolsaron sus ojos. Su pelo negro como el carbón, del mismo color que el de Henrietta, estaba desaliñada, su camisa blanca y traje oscuro irremediablemente arrugados. El abrigo que llevaba en un brazo parecía tan
elegante y suave como la cachemira, que probablemente era.
—Soy Santana López.
—Sí, por supuesto—se levantó y se balanceó, pequeñas chispas de luz bailando en las nubes oscuras oscureciendo su visión.
Santana la agarró del codo.
—Oye. Tómalo con calma. Aquí.
—Lo siento—dijo de nuevo, débilmente haciéndose eco de sí misma y odiando la forma en que su voz temblaba.
¿Por qué la cabeza no dejaba de girar?
Ella nunca se desmayaba, nunca. No podía ahora, no delante de ella.
—Lo sien…
—Deja de decir eso—Santana murmuró en un tono extrañamente tierno y la atrajo hacia abajo en una de las sillas de plástico moldeadas. Deslizó un brazo alrededor de sus hombros—Apóyate contra mí por un segundo hasta que recuperes el aliento.
No tenía intención de apoyarse en nadie, especialmente no en Santana López, la sobrina de Henrietta.
Con esfuerzo, puso rígida su columna vertebral y forzó su cabeza a despejarse. Se giró hacia los lados por lo que el brazo de Santana ya no la rodeaba.
—Lo siento mucho, Sra. López. Espero…
Santana se rió, un profundo sonido lleno tan rico que casi podía saborear el timbre.
—Por favor. Todo menos eso. Soy Santana, o San, si quieres.
—S…soy Brittany Pierce. Trabajo para Henrietta, la Sra. López.
—Por supuesto. Ahora te recuerdo—sacudió la cabeza.
¿Cómo podía no haber notado a esta mujer ... más era la única palabra que podía ocurrírsele, la primera vez que se conocieron?
Si se la presentaran ahora, ciertamente no la olvidaría.
Brittany era impresionante, el tipo de belleza pura sin adornos que los maestros trataban de plasmar en el lienzo y sólo lograban hacer alusión a: rasgos perfectamente proporcionados, delicados pero seguros, ojos azules del color del mar besando la blanca arena de una costa mediterránea, cabello rubio brillante.
Oh, sí, Santana recordó su reunión ahora, y lo poco que había notado, demasiado absorta en su propia ira.
Ella había sido presentada a la pasante de Henrietta después de una reunión de la junta anual de WE, la más importante cuando todas las divisiones de López Enterprises se reunieron para informar.
Probablemente sólo había estado pensando en cómo podría escapar a la formal aventura en la que se había metido de lleno, y en su defensa, Brittany Pierce había cambiado.
Su cara en forma de corazón había perdido algo de la suavidad juvenil, pero había adquirido los elegantes contornos de una mujer, y era aún más impresionante por la sutil madurez.
Podría haberla pasado por alto antes, pensando que sólo era una chica idealista, pero no iba a cometer el mismo error de nuevo.
—Han pasado un par de años desde que nos conocimos, pero no tengo excusa. Perdona mi rudeza.
Brittany se quedó mirándola.
—Sra. Lóp, Santana, por favor. No tiene nada de qué disculparse, bajo ninguna circunstancia, y ciertamente no estas.
—No estoy de acuerdo, pero no voy a discutir con tu absolución—Santana suspiró—Acabo de tratar de ver a mi tía y los asistentes me dicen que tengo que esperar media hora hasta que pueda tener más visitantes. Al parecer, mi papá acaba de salir.
—Sí. Debes haberlo cruzado por sólo un minuto o dos.
—Créeme, eso no es una dificultad.
Brittany parecía sorprendida, pero Santana no se molestó en explicar que la última persona que quería ver era a Martin, y él probablemente le correspondía.
Ella no le había dicho a nadie que venía aparte de Quinn, quién no quiso tocar el tema con Martin o su familia a menos que tuviera que hacerlo.
—¿Tienes alguna noticia de Henrietta? ¿Cómo está ella?
El calor resplandeció en los ojos de Brittany y se extinguió rápidamente.
—No, le pregunté a tu padre, pero...
Apretó la mandíbula.
—No creo que él haya sido muy comunicativo.
Brittany consiguió parecer simpática.
—No, pero estoy segura de que está muy preocupado y tiene muchas cosas en la mente.
—Y tú eres muy amable y diplomática.
—Ojala supiera más—Brittany miró por el pasillo hacia la UCI—He estado tratando de conseguir noticias, pero no soy de la familia y esta es la primera vez que he visto a tu papá. O ... a alguien.
—¿Ella ha estado aquí durante diez horas y él no ha estado cerca?—luchando contra una ola de furia, cerró el puño hasta que sus uñas picaron en la palma y eliminaron la neblina roja que nublaba sus pensamientos—Sigue siendo el mismo viejo bastardo, ya veo.
—Oh, no quise decir que impli…
—No te preocupes. Sé cómo funcionan las cosas. Vine aquí tan pronto como pude—se frotó la parte posterior de su cuello y suspiró—No sabía que ella estuviera enferma. No hemos hablado desde hace tiempo.
—No estoy segura de que ella estuviera consciente tampoco. Creo que podría haberme dicho, si hubiera sabido.
—Eres cercana, entonces, ¿quiero decir amigas?—trató de señalar la última vez que ella y Henrietta habían hecho más que intercambiar un correo electrónico rápido.
¿El año pasado antes de la carrera en Sochi?
Tiempo borroso, un bucle repetitivo de hoteles, veladas y conversaciones sin sentido.
Henrietta era la única persona a la que realmente se habia abierto, y no lo había hecho en mucho tiempo. Si lo hubiera hecho, tendría que ponerle palabras a las cosas que no quería tener.
—Creo que lo somos—Brittany dijo en voz baja—Ella lo es todo para mí, por supuesto, no somos familia
Santana se mofó.
—La familia es un concepto sobrevalorado. Me alegro de que estabas con
ella. Y me alegro de que te tiene.
—Tienes que haber roto algún tipo de registro para llegar aquí, ¿no estabas en algún lugar de Europa?
Brittany agarró su antebrazo, una sensación inesperadamente reconfortante. Santana la observó con curiosidad.
—¿Cómo supiste?
Brittany no estaba a punto de confesar que a menudo seguía las noticias de celebridades, sobre todo para el entretenimiento y la relajación para romper los rigores del trabajo concentrado de revisión de escritos y el estudio de los diseños de producción.
Siempre que se mencionaba a Santana López, por lo general acompañada de una foto de ella con un coche de carreras o alguna mujer glamorosa, tomaba nota.
Siempre había pensado que la sobrina de Henrietta era atractiva, pero las fotos brillantes no habían capturado las sombras que se arremolinaban en las profundidades de sus ojos o la tristeza que socavaba los bordes afilados de sus palabras.
—Tal vez Henrietta lo mencionó. En algún lugar de Europa, ¿no es así?
—Es correcto. Afortunadamente, tuve acceso a un avión—hizo una mueca y tomó nota de su apariencia—Aunque me veo un poco como una persona de la calle en este momento.
—No—dijo con una leve risa—Ciertamente que no. Te ves cansada, sin embargo.
Santana llevó un dedo debajo de la barbilla de Brittany y le ladeó la cabeza hacia arriba.
—Y te ves más allá de cansada. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
Brittany se quedó inmóvil, el toque desconocido de la mano de Santana la atravesó como un rayo con el extraño resplandor de calor y luz.
Ella nunca se había dado cuenta de que las sensaciones táctiles podrían ser en Technicolor.
—He estado aquí desde que Henrietta llegó. Monté en la ambulancia. Los paramédicos tuvieron la amabilidad de dejarme.
Santana frunció el ceño. Al darse cuenta después de un instante que todavía acunaba la cara de Brittany, deslizó el pulgar suavemente sobre la punta de la barbilla antes de alejarse.
—Entonces estoy en deuda contigo. Tan pronto como la haya visto, te llevaré a comer algo.
—Oh, eso no es necesario. Estoy segura de que querrás reunirte con tu familia.
—No, eso sería lo último que quiero hacer—miró hacia el pasillo en la dirección a la unidad de cuidados intensivos—El único miembro de mi familia que me importa está ahí—volvió a mirarla—Tú y yo compartimos eso, creo.
—Henrietta es fácil para preocuparse.
—Ves, te lo dije, eres diplomática—sonrió—Henrietta es un hueso duro de roer, pero conoce a la gente. Y cuando ella se preocupa por ti, está siempre a tu lado. Si has sobrevivido tanto tiempo con ella, eres más dura de lo que pareces.
Brittany tendría que haberse sentido insultada, pero se rió. No oyó crítica en la voz de Santana e imaginó que en realidad podría haber habido un indicio de respeto ahí.
—Te lo haré saber, soy bastante dura.
—Entonces serás lo suficientemente dura como para esperar hasta que la haya visto. ¿De acuerdo?
—Por supuesto. No voy a ninguna parte.
—Me alegro de que Henrietta te tenga. Ella se merece a alguien como tú a su lado.
Brittany encontró la declaración extraña y la voz de Santana sorprendentemente nostálgica.
Todo lo que sabía de la sobrina de Henrietta era que a menudo se refería a ella con las cejas levantadas entre el personal de la agencia y nunca había tenido ningún interés en el negocio.
La prensa la hacía parecer una especie de Playgirl imprudente, privilegiada. Pero cualesquiera que fueran los rumores e insinuaciones con respecto a lo
que Santana López podría ser, había dejado caer todo lo que había estado haciendo y trasladado al otro lado del mundo para estar al lado de Henrietta.
Y por eso, se había ganado su respeto.
Su curiosa necesidad de saber lo que había puesto tanto dolor en la lejana mirada de Santana y el calor inesperado que el toque encendió eran algo completamente diferente.
Ella parpadeó la niebla de sueño de sus ojos y saltó poniéndose de pie. Su visión nadó. Había perdido la noción de cuánto tiempo había estado sentada en la alcoba demasiado brillante justo al final del pasillo de la unidad de cuidados intensivos, esperando noticias del estado de Henrietta.
Demasiadas tazas de café, demasiados paquetes de galletas saladas de la máquina expendedora. Su estómago se agitaba, su garganta le dolía por las lágrimas que había tragado, y su cabeza le latía con fuerza.
Tina había mantenido la vigilia con ella las primeras horas frenéticas, compartiendo la carga de dejar discretas notificaciones con respecto a la enfermedad repentina de Henrietta y de organizar al personal que había sido dejado a su suerte cuando los paramédicos habían aparecido adentro, evaluaron rápidamente la forma aterrorizante inmóvil de Henrietta, y la resguardaron y la sacaron del edificio en lo que parecieron segundos.
Extraño, ahora que Brittany pensó en esas primeras horas, que Tina no tenía el número de teléfono de la familia de Henrietta, sólo había hablado con el abogado de los López cuando había llamado al número de contacto de emergencias que figura entre los archivos de la agencia. Y entonces nadie más se había puesto en contacto con ella para pedir información, ni siquiera a Tina, la secretaria personal de Henrietta.
Tal vez la familia cercana estaba fuera de la ciudad y habían llamado a la UCI directamente para hablar con los cuidadores de Henrietta. Por supuesto, debe ser eso.
Tina finalmente se había se ido a su casa horas antes para ocuparse de su familia. Durante un tiempo, Brittany había compartido la estrecha sala de espera, no haciéndose más acogedora por la presencia de una cafetera en un rincón y un televisor en la pared, con un anciano cuya expresión aturdida le desgarraba el corazón y un marido llorando y una esposa que había tropezado en el pasillo para hablar con un residente de aspecto agotado en una ropa quirúrgica verde arrugada antes de desaparecer.
Entonces había estado sola, esperando por no sabía qué porque no podía soportar irse, aferrándose a la esperanza de que pronto vendría alguien quién pudiera decirle del destino de Henrietta.
Ahora, un hombre guapo de mediana edad, de pelo negro con un aire de mando avanzaba bruscamente pasando su pequeña madriguera. Su traje cruzado de color carbón estaba impecablemente hecho a medida, sus zapatos negros lustrados en un brillo intenso. Un gran reloj de oro brillaba en su muñeca izquierda.
Incluso si no lo había reconocido, lo habría sabido.
Más alto que Henrietta, la mandíbula más fuerte, los ojos mucho más duros que los de Henrietta, todavía mostraba un parecido inconfundible con ella.
Se levantó de un salto.
—Disculpe—cuando él no respondió, se precipitó al vestíbulo tras é—¡Disculpe! Sr. López.
El hombre se detuvo, se dio la vuelta y la miró sin la menor expresión en sus helados ojos.
—¿Sí?
Con la garganta seca, ella se adelantó y le tendió la mano.
—Estoy segura de que no me recuerda, soy…
—Lo siento. No tengo nada que decir en este momento…
—Trabajo para Henrietta—se adelantó, preguntándose quién él pensó que podría ser—Soy una agente principal de la agencia. Estaba con ella cuando…
—Me temo que la condición de mi hermana es privada. Estoy seguro de que todo lo que hay que hacer en el ... negocio ... puede esperar—con eso, se dio la vuelta y la dejó de pie en medio del pasillo con su mano extendida.
Al cabo de unos segundos él había doblado la esquina y oyó la campanilla de un ascensor.
Que hombre frío e insensible.
¿Cómo podía ser el hermano de Henrietta?
Tan pronto como lo pensó, se recordó que probablemente estaba sólo estresado y preocupado.
Sabía muy bien que todos los hospitales eran lugares horribles. Impersonales, por lo general feos y llenos de demasiadas personas que estaban demasiado ocupadas para detenerse y reconocer la desesperación y la angustia en los rostros de tantos.
Lugares solitarios donde los que se quedaban se ahogaban en la pena mientras que otros miraban hacia otro lado. Se estremeció y volvió a la sala de espera.
Ella había tenido años de práctica de esperar en lugares como este- esperando noticias de sus padres, esperando saber de los médicos de Hanna.
Martin López, sabía su nombre tal como se lo habían presentado en varias ocasiones en las que había acompañado a Henrietta a las reuniones de la junta corporativa, le recordaba a algunos de esos burócratas que dirigían los lugares donde la empatía y el apoyo debían ser lo primero, pero había sido olvidado en la carrera por sobrevivir en un mundo cada vez más competitivo.
Incluso algunos miembros del personal médico habían olvidado su misión-curar y confortar. El hermano de Henrietta le recordó por qué era tan importante que ella mantuviera a Hanna donde estaba ahora, en un ambiente cálido y personal donde se sentía segura y todos sabían su nombre.
Suspiró.
Estaba cansada y siendo injusta, no conocía a Martin López, y él no tenía ninguna razón para reconocerla.
¿Cómo podía recordarla cuando él había apenas mirado en su dirección las pocas veces que habían estado en el mismo espacio?
Ciertamente no estaba siendo justa con los muchos médicos y enfermeras y otros profesionales dedicados que trabajaron tan duro para ayudar.
Sentada aquí durante horas le hizo pensar demasiado en Hanna, y no podía pensar en ella en este momento. No podía pensar en su incierto estado de visas o lo que podría sucederle a su trabajo si, Dios no lo quiera, algo grave impedía que Henrietta regresara al trabajo.
Lo único que podía hacer era enviar toda su energía y pensamientos a Henrietta y creer que estaría bien.
Se echó hacia atrás y cerró los ojos, deseando que el pánico retrocediera.
La pesadilla se apoderó de ella, negándose a dejarla respirar. No podía imaginar un día sin Henrietta, cuya fuerza era la fuerza que guiaba a la agencia y cuya amistad era la base sobre la que había construido su futuro.
Había perdido tanto ya-no podía soportar aguantar más.
—Aquí, tome esto—dijo una voz profunda, y los ojos de Brittany se abrieron de golpe.
Una morena de su edad, sus rasgos pálidos duros sin duda hermosos cuando no estaban manchados con la fatiga, se paró frente a ella sosteniendo un pañuelo blanco como la nieve.
Sobresaltada, se irguió y sólo entonces reconoció las lágrimas humedeciendo su cara. El calor inundó sus mejillas y apresuradamente rozó la humedad de su piel.
—Oh. Lo siento.
—¿Por qué?—la mujer tomó su mano y con cuidado dobló el suave lino en ello—Aquí. Adelante. Utilícelo.
Se secó la cara, casi avergonzada de ensuciar el prístino recuadro. Cuando su visión se aclaró, se concentró en la desconocida.
Se quedó sin aliento.
—Oh. Eres tú.
—Nos conocemos, ¿no es así?. Soy la que lo siente—apretó el puente de la nariz por un instante.
Las sombras embolsaron sus ojos. Su pelo negro como el carbón, del mismo color que el de Henrietta, estaba desaliñada, su camisa blanca y traje oscuro irremediablemente arrugados. El abrigo que llevaba en un brazo parecía tan
elegante y suave como la cachemira, que probablemente era.
—Soy Santana López.
—Sí, por supuesto—se levantó y se balanceó, pequeñas chispas de luz bailando en las nubes oscuras oscureciendo su visión.
Santana la agarró del codo.
—Oye. Tómalo con calma. Aquí.
—Lo siento—dijo de nuevo, débilmente haciéndose eco de sí misma y odiando la forma en que su voz temblaba.
¿Por qué la cabeza no dejaba de girar?
Ella nunca se desmayaba, nunca. No podía ahora, no delante de ella.
—Lo sien…
—Deja de decir eso—Santana murmuró en un tono extrañamente tierno y la atrajo hacia abajo en una de las sillas de plástico moldeadas. Deslizó un brazo alrededor de sus hombros—Apóyate contra mí por un segundo hasta que recuperes el aliento.
No tenía intención de apoyarse en nadie, especialmente no en Santana López, la sobrina de Henrietta.
Con esfuerzo, puso rígida su columna vertebral y forzó su cabeza a despejarse. Se giró hacia los lados por lo que el brazo de Santana ya no la rodeaba.
—Lo siento mucho, Sra. López. Espero…
Santana se rió, un profundo sonido lleno tan rico que casi podía saborear el timbre.
—Por favor. Todo menos eso. Soy Santana, o San, si quieres.
—S…soy Brittany Pierce. Trabajo para Henrietta, la Sra. López.
—Por supuesto. Ahora te recuerdo—sacudió la cabeza.
*****
¿Cómo podía no haber notado a esta mujer ... más era la única palabra que podía ocurrírsele, la primera vez que se conocieron?
Si se la presentaran ahora, ciertamente no la olvidaría.
Brittany era impresionante, el tipo de belleza pura sin adornos que los maestros trataban de plasmar en el lienzo y sólo lograban hacer alusión a: rasgos perfectamente proporcionados, delicados pero seguros, ojos azules del color del mar besando la blanca arena de una costa mediterránea, cabello rubio brillante.
Oh, sí, Santana recordó su reunión ahora, y lo poco que había notado, demasiado absorta en su propia ira.
Ella había sido presentada a la pasante de Henrietta después de una reunión de la junta anual de WE, la más importante cuando todas las divisiones de López Enterprises se reunieron para informar.
Probablemente sólo había estado pensando en cómo podría escapar a la formal aventura en la que se había metido de lleno, y en su defensa, Brittany Pierce había cambiado.
Su cara en forma de corazón había perdido algo de la suavidad juvenil, pero había adquirido los elegantes contornos de una mujer, y era aún más impresionante por la sutil madurez.
Podría haberla pasado por alto antes, pensando que sólo era una chica idealista, pero no iba a cometer el mismo error de nuevo.
—Han pasado un par de años desde que nos conocimos, pero no tengo excusa. Perdona mi rudeza.
Brittany se quedó mirándola.
—Sra. Lóp, Santana, por favor. No tiene nada de qué disculparse, bajo ninguna circunstancia, y ciertamente no estas.
—No estoy de acuerdo, pero no voy a discutir con tu absolución—Santana suspiró—Acabo de tratar de ver a mi tía y los asistentes me dicen que tengo que esperar media hora hasta que pueda tener más visitantes. Al parecer, mi papá acaba de salir.
—Sí. Debes haberlo cruzado por sólo un minuto o dos.
—Créeme, eso no es una dificultad.
Brittany parecía sorprendida, pero Santana no se molestó en explicar que la última persona que quería ver era a Martin, y él probablemente le correspondía.
Ella no le había dicho a nadie que venía aparte de Quinn, quién no quiso tocar el tema con Martin o su familia a menos que tuviera que hacerlo.
—¿Tienes alguna noticia de Henrietta? ¿Cómo está ella?
El calor resplandeció en los ojos de Brittany y se extinguió rápidamente.
—No, le pregunté a tu padre, pero...
Apretó la mandíbula.
—No creo que él haya sido muy comunicativo.
Brittany consiguió parecer simpática.
—No, pero estoy segura de que está muy preocupado y tiene muchas cosas en la mente.
—Y tú eres muy amable y diplomática.
—Ojala supiera más—Brittany miró por el pasillo hacia la UCI—He estado tratando de conseguir noticias, pero no soy de la familia y esta es la primera vez que he visto a tu papá. O ... a alguien.
—¿Ella ha estado aquí durante diez horas y él no ha estado cerca?—luchando contra una ola de furia, cerró el puño hasta que sus uñas picaron en la palma y eliminaron la neblina roja que nublaba sus pensamientos—Sigue siendo el mismo viejo bastardo, ya veo.
—Oh, no quise decir que impli…
—No te preocupes. Sé cómo funcionan las cosas. Vine aquí tan pronto como pude—se frotó la parte posterior de su cuello y suspiró—No sabía que ella estuviera enferma. No hemos hablado desde hace tiempo.
—No estoy segura de que ella estuviera consciente tampoco. Creo que podría haberme dicho, si hubiera sabido.
—Eres cercana, entonces, ¿quiero decir amigas?—trató de señalar la última vez que ella y Henrietta habían hecho más que intercambiar un correo electrónico rápido.
¿El año pasado antes de la carrera en Sochi?
Tiempo borroso, un bucle repetitivo de hoteles, veladas y conversaciones sin sentido.
Henrietta era la única persona a la que realmente se habia abierto, y no lo había hecho en mucho tiempo. Si lo hubiera hecho, tendría que ponerle palabras a las cosas que no quería tener.
—Creo que lo somos—Brittany dijo en voz baja—Ella lo es todo para mí, por supuesto, no somos familia
Santana se mofó.
—La familia es un concepto sobrevalorado. Me alegro de que estabas con
ella. Y me alegro de que te tiene.
—Tienes que haber roto algún tipo de registro para llegar aquí, ¿no estabas en algún lugar de Europa?
Brittany agarró su antebrazo, una sensación inesperadamente reconfortante. Santana la observó con curiosidad.
—¿Cómo supiste?
******
Brittany no estaba a punto de confesar que a menudo seguía las noticias de celebridades, sobre todo para el entretenimiento y la relajación para romper los rigores del trabajo concentrado de revisión de escritos y el estudio de los diseños de producción.
Siempre que se mencionaba a Santana López, por lo general acompañada de una foto de ella con un coche de carreras o alguna mujer glamorosa, tomaba nota.
Siempre había pensado que la sobrina de Henrietta era atractiva, pero las fotos brillantes no habían capturado las sombras que se arremolinaban en las profundidades de sus ojos o la tristeza que socavaba los bordes afilados de sus palabras.
—Tal vez Henrietta lo mencionó. En algún lugar de Europa, ¿no es así?
—Es correcto. Afortunadamente, tuve acceso a un avión—hizo una mueca y tomó nota de su apariencia—Aunque me veo un poco como una persona de la calle en este momento.
—No—dijo con una leve risa—Ciertamente que no. Te ves cansada, sin embargo.
Santana llevó un dedo debajo de la barbilla de Brittany y le ladeó la cabeza hacia arriba.
—Y te ves más allá de cansada. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
Brittany se quedó inmóvil, el toque desconocido de la mano de Santana la atravesó como un rayo con el extraño resplandor de calor y luz.
Ella nunca se había dado cuenta de que las sensaciones táctiles podrían ser en Technicolor.
—He estado aquí desde que Henrietta llegó. Monté en la ambulancia. Los paramédicos tuvieron la amabilidad de dejarme.
Santana frunció el ceño. Al darse cuenta después de un instante que todavía acunaba la cara de Brittany, deslizó el pulgar suavemente sobre la punta de la barbilla antes de alejarse.
—Entonces estoy en deuda contigo. Tan pronto como la haya visto, te llevaré a comer algo.
—Oh, eso no es necesario. Estoy segura de que querrás reunirte con tu familia.
—No, eso sería lo último que quiero hacer—miró hacia el pasillo en la dirección a la unidad de cuidados intensivos—El único miembro de mi familia que me importa está ahí—volvió a mirarla—Tú y yo compartimos eso, creo.
—Henrietta es fácil para preocuparse.
—Ves, te lo dije, eres diplomática—sonrió—Henrietta es un hueso duro de roer, pero conoce a la gente. Y cuando ella se preocupa por ti, está siempre a tu lado. Si has sobrevivido tanto tiempo con ella, eres más dura de lo que pareces.
Brittany tendría que haberse sentido insultada, pero se rió. No oyó crítica en la voz de Santana e imaginó que en realidad podría haber habido un indicio de respeto ahí.
—Te lo haré saber, soy bastante dura.
—Entonces serás lo suficientemente dura como para esperar hasta que la haya visto. ¿De acuerdo?
—Por supuesto. No voy a ninguna parte.
—Me alegro de que Henrietta te tenga. Ella se merece a alguien como tú a su lado.
Brittany encontró la declaración extraña y la voz de Santana sorprendentemente nostálgica.
Todo lo que sabía de la sobrina de Henrietta era que a menudo se refería a ella con las cejas levantadas entre el personal de la agencia y nunca había tenido ningún interés en el negocio.
La prensa la hacía parecer una especie de Playgirl imprudente, privilegiada. Pero cualesquiera que fueran los rumores e insinuaciones con respecto a lo
que Santana López podría ser, había dejado caer todo lo que había estado haciendo y trasladado al otro lado del mundo para estar al lado de Henrietta.
Y por eso, se había ganado su respeto.
Su curiosa necesidad de saber lo que había puesto tanto dolor en la lejana mirada de Santana y el calor inesperado que el toque encendió eran algo completamente diferente.
********************************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Santana es buena persona, aunque parece que su padre no lo es para nada!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Bueno por lo menos a las dos le quedo el primer encuentro...
Demaciado malo es la relación de san con su padre...
Nos vemos!!
Bueno por lo menos a las dos le quedo el primer encuentro...
Demaciado malo es la relación de san con su padre...
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
por lo visto no toda la familia es unida ..... pero me alegra que la tia de San la tenga a ella y a Britt, y pues parece que esto hara que se junten para ayudarse ... haber como sigue todo
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Santana es buena persona, aunque parece que su padre no lo es para nada!!!!
Hola, si que si¬¬ él hace q ella se alejara...y así no tener posibilidades de conocer a britt ¬¬ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Bueno por lo menos a las dos le quedo el primer encuentro...
Demaciado malo es la relación de san con su padre...
Nos vemos!!
Hola lu, oooooh si...y como no¿? jajajajaja. Si q si ¬¬ y por lo poco q se es mas q obvio ¬¬ Saludos =D
JVM escribió:por lo visto no toda la familia es unida ..... pero me alegra que la tia de San la tenga a ella y a Britt, y pues parece que esto hara que se junten para ayudarse ... haber como sigue todo
Hola, no =/ Si, y si eso es así ya se sabe kien es el problema, no¿? ¬¬ Aquí dejo otro cap para saber más! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Cap 4
Capitulo 4
Un hombre de apariencia india con la piel de color canela, una amplia mandíbula ligeramente espolvoreada con lo que parecía ser un día de barba, y un estetoscopio colgado alrededor del cuello apareció en el vestíbulo.
Los placa laminada recortada en el bolsillo de su ropa quirurgica marrón tenía un gran MD en una esquina.
Él miró hacia abajo en un pedazo de papel en la mano.
—¿Hay alguien aquí con Henrietta López?
Santana se puso de pie.
—Estamos.
El médico se adelantó y le tendió la mano.
—Soy Figgins, uno de los encargados de la UCI.
—Santana López, sobrina de Henrietta—hizo un gesto a Brittany—Esta es mi...hermana, Brittany.
Figgins hizo un asentamiento superficial.
—Esta es la primera oportunidad que he tenido de hablar con alguien de la familia. Me disculpo de que usted ha estado esperando tanto tiempo.
—Lo entiendo—Santana dijo con firmeza.
Así que Martin no se había molestado en preguntar acerca de la condición de Henrietta. Probablemente ni siquiera la había visitado.
Se preguntó por qué había venido, pero entonces, él querría ver por sí mismo que ella estaba incapacitada para poder planificar su próxima campaña para obligar a Henrietta a salir del negocio.
Reprimiendo la oleada familiar de rabia cada vez que Martin le venía a la mente, se concentró en lo que realmente importaba.
—¿Puede decirnos cómo está?
—Está estable y de forma intermitente consciente—Figgins dijo—Aunque fuertemente sedada por el momento. Su CPK y troponina—se detuvo, recomponiéndose a sí mismo—Lo siento, sus análisis de sangre que miden la lesiones cardiacas son bastante concluyentes. Ella tuvo un sustancial MI... ataque al corazón ... y el examen de talio, que es una prueba para mostrar la función del corazón, indica un área seria de daño.
Una mano fría apretó alrededor de las entrañas de Santana.
—¿Qué significa todo eso?
—Nosotros ya le hemos iniciado en un agente fibrolítico, de un fármaco por vía intravenosa para ayudar a romper los coágulos en sus arterias coronarias. Los cardiólogos van a repetir sus pruebas cardiacas no invasivas, pero hay una muy buena posibilidad que necesite una cirugía a corazón abierto dentro de uno o dos días para revertir el daño.
—¿Y entonces?—Brittany preguntó, su voz firme y tranquila—¿Cuál es el pronóstico?
Figgins la miró directamente por primera vez.
—Muy bueno, por suerte. Ella llegó aquí rápido, y empezamos el tratamiento de inmediato. Con adecuada reperfusión, el músculo cardíaco probablemente se recuperara, y una vez que la sangre vuelva a fluir, el corazón volverá a un estado casi normal.
Los hombros de Brittany se relajaron.
—¿Así que podemos esperar que ella se recupere por completo?
—Exceptuando complicaciones, por supuesto, y suponiendo que ella sigue un plan de atención cardiaca razonable.
Santana rió brevemente.
—Si eso incluye sin estrés y un ritmo más lento, no es probable que suceda.
—No es poco común en estos pacientes—Figgins dijo—Y eso es exactamente por qué la cirugía es el mejor enfoque. Si todo va bien, su tía no tendrá que restringir su estilo de vida—levantó un dedo de advertencia—Sin embargo, ella todavía va a necesitar mucho tiempo para recuperarse de la cirugía, rehabilitación, y trabajar de nuevo en todo su horario diario. Supongo que es bastante activa.
Brittany resopló.
—Una locomotora dirigida abajo por una pendiente empinada sería una comparación acertada.
El asintió.
—No es sorprendente.
—¿Podemos verla?—Santana preguntó.
Figgins miró su reloj.
—Por un minuto o dos. Las enfermeras estarán ocupadas obteniendo los signos vitales y los laboratorios en diez minutos, pero ... ven conmigo.
Cuando Santana se movió para seguirlo, Brittany vaciló, ésta miró hacia atrás y le tendió la mano.
—Vamos, hermana.
Los labios de Brittany se presionaron juntos, la luz bailando en sus ojos diciendo que estaba reprimiendo la risa.
Tomó su mano, la suya más pequeña, suave y cálida y firme. Sin pensarlo, Santana entrelazó sus dedos con los de Brittany. El ajuste era tan natural, que estaba momentáneamente desorientada.
Ella no era una de agarrarse de la mano, pero el flujo de calor del toque de Brittany la estabilizó.
Al presentar ese pensamiento desconcertante como una anomalía debido a las circunstancias, siguió al médico residente por el pasillo hasta donde él golpeó un gran botón rojo del tamaño de un plato de comida en la pared.
Las lustrosas puertas dobles metálicas con las ventanas pequeñas que bloqueaban toda la vista de lo que ocurría en el interior se abrieron con un siseo.
Casi esperaba una señal de advertencia por encima de ella: Abandonar toda esperanza...
Santana se estremeció.
Estaba más cansada de lo que pensaba.
Los dedos de Brittany se tensaron sobre los suyos. Estaba pálida, y sus ojos se habían ensanchado, como si también sintiera la desesperación que irradiaba desde el entorno estéril.
Su propia incomodidad se desvaneció en la cara de Brittany, Santana se acercó, su boca cerca de la oreja de la rubia. Captó el aroma de coco y vainilla.
—¿Estás bien?
—Sí—Brittany dijo, su voz apretada—Estoy bien. Sólo un mal recuerdo. No te preocupes.
No estaba convencida.
La rubia se veía sacudida, y su angustia la arrastró, despertando un fuerte deseo de aliviar la infelicidad de Brittany que se sentía tan bien que no se molestó en cuestionarlo.
—Estoy aquí.
Brittany se apartó de las luces demasiado brillantes y se enderezó en la intensa, comprensiva mirada de Santana.
La voz profunda, segura de Santana, sus reconfortantes palabras, cerraban el zumbido de las máquinas y mezcla de sonidos que la golpeaban como una ola, amenazando con tirar de ella abajo.
Ella no estaba acostumbrada a ser defendida o protegida por nadie y, durante unos segundos, disfrutó de la comodidad de la inesperada caballerosidad de la morena.
Sintiéndose más fuerte y un poco avergonzada, apretó la mano de Santana y reluctantemente aflojó su agarre.
—Gracias.
Santana sonrió, algo de su tensión disminuyendo.
—No hay problema.
La UCI era una habitación larga y estrecha con un amplio pasillo central.
Las camas ocupaban una pared, separadas entre sí por cortinas blancas pesadas. Frente a ellas, una bulliciosa estación de enfermeras con un alto mostrador que contenía monitores que pitaban, pilas de historiales médicos, y bastidores de tubos de ensayo que llevaban muestras de sangre estaba atendido por un puñado de hombres y mujeres.
Brittany desvió la mirada.
Un sudor frío corrió por entre los omóplatos, pero se mantuvo estable de nuevo. Más de una década desde que había estado en un lugar como este, pero los recuerdos eran tan frescos como ayer.
Su papá y Hanna en camas adyacentes. Su mamá muerta.
Soltó la mano de Santana por completo, temerosa de que transmitiera demasiado en ese toque, temerosa a apoyarse demasiado en la fuerza que la morena ofreció casualmente.
Figgins apartó la cortina al final de una cama de hospital situada en medio de la larga fila de camas.
Una mesa alta y estrecha situada en el extremo cubierta con impresiones y más tubos de sangre.
Henrietta yacía debajo de las sábanas blancas dobladas hasta la mitad del pecho, los brazos expuestos a intervalos perforados con catéteres intravenosos.
La sangre roja fluía de los tubos serpenteantes, fluidos amarillos teñidos fluyeron adentro.
Sus ojos estaban cerrados, su respiración casi imperceptible bajo las sábanas, su cuerpo empequeñecido por los soportes IV y monitores atornillados a las paredes a ambos lados de la cama.
El seguimiento revelando las constantes oscilaciones del EKG (electrocardiograma), los suaves picos rítmicos y los valles de la presión arterial, la línea constante de los niveles de oxígeno.
Todo tan familiar y tan extraño al mismo tiempo.
Brittany se obligó a asimilarlo todo. Se lo debía a Henrietta para disminuir el horror de compartirlo.
Después de concentrarse y dejarse ver, susurró:
—Ella está respirando por sí misma.
—Sí. Retiramos el tubo respiratorio hace un par de horas. Ella está demasiado alerta para tolerarlo—Figgins dijo en voz baja.
—Eso es muy alentador—Brittany miró a Santana, cuya oscura mirada estaba fija en el rostro de Henrietta.
Por supuesto, la entusiasta de las carreras, aventurera viajera del mundo no tenía miedo de enfrentarse a la muerte, si es que estaba a la mano.
Santana debió haber sentido su mirada fijamente y le sonrió.
—Probablemente ella lo sacaría si ellos lo dejaban dentro.
—Adelante—Figgins dijo—Puede hablar con ella. Sabrá que están aquí.
Brittany vaciló mientras Santana se deslizaba por el lado derecho de la cama en el estrecho espacio entre la barandilla y la cortina, se inclinó y agarró los dedos de Henrietta por debajo de la cinta y los catéteres.
Brittany fue frente a ella y agarró la barandilla.
—Hey, HL—Santana murmuró—Estoy aquí. Los médicos dijeron que eres demasiado dura para morir, y les dije que ya lo sabía.
Brittany realmente no estaba sorprendida por las palabras, no cuando reconoció el amor en el tono de Santana. La ternura no debería haber sido inesperada, y se reprendió interiormente por escuchar demasiados chismes de oficina y creer lo que leía en los tabloides.
Un recordatorio de que otros raramente aparecieron en la superficie.
—Así que me estoy perdiendo la primera etapa de la carrera por nada—Santana continuó, su pulgar rozando hacia atrás y adelante sobre la mano de Henrietta—Y quién sabe qué clase de otra acción está pasando ahí sin mí.
Brittany observó el deslizamiento rítmico del pulgar de Santana, recordando la forma en que la morena le había acariciado la mejilla.
Brittany todavía podía sentirlo, una fuerte cálida ola moviéndose a través de ella, una suave caricia, casi posesiva que no debería haber tenido el impacto que causó.
No era como si no estuviera acostumbrada a ser tocada.
Ella no era exactamente virginal. No exactamente. Simplemente no había encontrado la intimidad física tan estremecedora que la presionó a repetirla, no cuando tenía tantas otras cosas por las que preocuparse.
Y las caricias y otras cosas sin importancia eran pensamientos tontos en los que estar pensando en este momento.
De alguna manera, la morena había despertado sentimientos a los que rara vez prestaba atención.
Santana miró al otro lado de la forma inmóvil de Henrietta y se encontró con sus ojos.
—Tengo a Brittany aquí conmigo. La colé dentro. Les dije que era mi hermana—se rió, su mirada todavía en Brittany—No es cierto.
Brittany se sonrojó ante la languidez en la voz de Santana.
¿Por qué todo lo que Santana López decía sonaba como si estuviera siendo tocada por las palabras?
Ella echó un vistazo a Henrietta y finalmente alcanzó para tocar su brazo por debajo del borde de la bata de rayas blancas y azules. El alivio la inundó, enjuagando el sabor del miedo de su boca.
La piel de Henrietta era suave y cálida, viva.
—Hola, Henrietta. Vas a estar bien…sin exagerar. Los médicos están encima de todo. Todo lo que necesitas hacer es descansar y ...
Los parpados de Henrietta se agitaron y Brittany contuvo el aliento. Miró a Santana, que estaba mirando a Henrietta con tanta intensidad que Brittany casi creía que la morena estaba dispuesta a que Henrietta despertara.
—No hay nada malo... con mi cerebro—Henrietta susurró, sus parpados aleteando abiertos. Sus pupilas estaban contraídas, su mirada desenfocada. Los surcos arrugaban la frente—Borroso.
—Eso es porque te han dopado—Santana apartó un mechón de pelo suelto lejos de los ojos de Henrietta. Le temblaban los dedos—Probablemente no querían que dieras órdenes a todos alrededor.
—Ah—Henrietta murmuró débilmente—¿Qué … pasó?
—Tuviste un pequeño aturdimiento—Santana dijo—Pero todo puede arreglarse. Nada de qué preocuparse en este momento.
—No... me engañes.
Santana sonrió.
—El corazón. No está mal, pero vas a necesitar un poco de trabajo del motor.
Los párpados de Henrietta se cerraron.
—Tú … decide…
—De acuerdo.
Brittany comenzó. No había pensado en los familiares de Henrietta. De repente esperaba con todo su ser que no fuera Martin López.
—Todos fuera—Henrietta dijo con una fuerza sorprendente.
—No hay problema—la voz de Santana era suave, pero su expresión era feroz—Sé todo acerca de la mecánica. Me aseguraré de que tengas otras cien mil millas bajo el chasis.
La boca de Henrietta se convirtió en una sonrisa. Después de un largo momento, susurró:
—Cuida de ... el resto ... ustedes dos.
Las cejas de Santana se levantaron, y la miró.
—No te preocupes. Vamos a tener todo cubierto.
Brittany no estaba segura de lo que pretendía Henrietta, pero nada importaba excepto que estuviera bien.
No estaba segura de poder soportar demasiados días o noches en el hospital. Haría cualquier cosa por Henrietta, excepto soportar la vigilia mientras ella se iba.
Ella apretó el brazo de Henrietta.
—Todo va a estar bien. Santana se ocupara de ello. Te amo—retrocedió, evitando la mirada de Santana—Yo… estaré afuera.
En silencio, Santana la observó marcharse, preguntándose qué viejas heridas puso tal dolor en sus ojos.
Figgins apareció en el extremo de la cama.
—Tengo que echarte ahora o las enfermeras me despellejaran.
—Está bien—se inclinó y besó la mejilla de Henrietta—Volveré pronto. No te
preocupes. Tengo esto. Te amo.
Henrietta no respondió, y Santana se obligó a alejarse. Henrietta estaría bien, tenía que estarlo. Santana dijo en voz baja a Figgins:
—¿Y ahora qué?
—No espero que sepamos mucho más hasta que los chicos de tomografía hayan tenido la oportunidad de revisar todas las pruebas. Te llamaré, o quien asuma el mando por mi, cuando tengamos un plan.
—Soy su pariente más cercano—Santana dijo—Quiero estar segura de que recibo la llamada.
—Yo en realidad no sé nada de eso. Eso estaría en sus registros.
Santana asintió.
—¿Con quién debo consultar eso?
—Las enfermeras en la recepción pueden sacar los formularios de admisión.
—Está bien, gracias—extendió la mano—Por todo.
—Ella lo está haciendo muy bien—Figgins dijo mientras estrechaba su mano—Alguien llamará.
Esperó en el mostrador hasta que una mujer con el pelo rojo y liso, con un traje de color rosa cubierto por una bata que parecía al tipo de delantal que solía usar su abuela, se volvió y se fijo en ella.
—¿Puedo ayudarte, cariño?
—Sólo quería comprobar que tenías mi información de contacto, y estar segura de que me habías listado como familiar cercano de Henrietta López.
Las cejas de la mujer se arquearon abajo cuando miró a Santana.
—Es usted, ¿no es así?
—¿Lo siento?
—Santana López. ¿Compites en carreras de coches en Europa o algo así?
—Ah, sí, algo por el estilo. Esa soy yo.
—Huh. Imagina eso.
Santana no se molestó en preguntar cómo fue reconocida. Ella hizo un punto de no mirar las revistillas de celebridades que decoraban casi todos los kioscos de periódicos en el mundo.
No había nada que pudiera hacer sobre los paparazzi. El dinero los atraía como carnada en el océano de tiburones. Había aprendido a prácticamente ignorar lo que se escribía o decía de ella, ya que el 99,9 por ciento era inventado para empezar.
Si hubiera tenido tantas mujeres como la prensa sensacionalista decía que tenía, nunca habría dormido. Cada vez que acompañaba a cualquiera en cualquier parte, los periódicos las tenían involucradas en algún tipo de romance caliente y empañado.
Claro, durmió con algunas de ellas. Pero definitivamente no todas.
Pero ¿por qué molestarse en tratar de aclarar las cosas?
¿A quién le importaría?
Y secretamente, si le enojaba a Martin, a ella casi no le importaría.
—Henrietta es mi tía.
La mujer, cuya etiqueta con su nombre decía que era Emma, tecleó algo de información sobre una tableta y desplazó con su dedo.
—Sí, aquí mismo. Pariente más cercano, Santana López. No hay un número de contacto, sin embargo—levantó la vista—¿Quieres darme uno?
Santana leyó su número de teléfono.
—También tenemos una copia de su testamento y de sus directivas médicas.
Santana frunció el ceño.
—¿Lo tienes?
—Sí, parece que alguien fue muy cuidadoso.
Brittany.
Tenía que ser ella. Le llamó el tipo organizado, orientado a los detalles. Sin duda, no fue Martin.
Estaba definitivamente en deuda con ella.
—Gracias—Santana dijo, de repente, ahora que sabía que Henrietta estaba estable y cuidada, deseaba encontrar a Brittany antes de que tuviera la oportunidad de escapar.
Los placa laminada recortada en el bolsillo de su ropa quirurgica marrón tenía un gran MD en una esquina.
Él miró hacia abajo en un pedazo de papel en la mano.
—¿Hay alguien aquí con Henrietta López?
Santana se puso de pie.
—Estamos.
El médico se adelantó y le tendió la mano.
—Soy Figgins, uno de los encargados de la UCI.
—Santana López, sobrina de Henrietta—hizo un gesto a Brittany—Esta es mi...hermana, Brittany.
Figgins hizo un asentamiento superficial.
—Esta es la primera oportunidad que he tenido de hablar con alguien de la familia. Me disculpo de que usted ha estado esperando tanto tiempo.
—Lo entiendo—Santana dijo con firmeza.
Así que Martin no se había molestado en preguntar acerca de la condición de Henrietta. Probablemente ni siquiera la había visitado.
Se preguntó por qué había venido, pero entonces, él querría ver por sí mismo que ella estaba incapacitada para poder planificar su próxima campaña para obligar a Henrietta a salir del negocio.
Reprimiendo la oleada familiar de rabia cada vez que Martin le venía a la mente, se concentró en lo que realmente importaba.
—¿Puede decirnos cómo está?
—Está estable y de forma intermitente consciente—Figgins dijo—Aunque fuertemente sedada por el momento. Su CPK y troponina—se detuvo, recomponiéndose a sí mismo—Lo siento, sus análisis de sangre que miden la lesiones cardiacas son bastante concluyentes. Ella tuvo un sustancial MI... ataque al corazón ... y el examen de talio, que es una prueba para mostrar la función del corazón, indica un área seria de daño.
Una mano fría apretó alrededor de las entrañas de Santana.
—¿Qué significa todo eso?
—Nosotros ya le hemos iniciado en un agente fibrolítico, de un fármaco por vía intravenosa para ayudar a romper los coágulos en sus arterias coronarias. Los cardiólogos van a repetir sus pruebas cardiacas no invasivas, pero hay una muy buena posibilidad que necesite una cirugía a corazón abierto dentro de uno o dos días para revertir el daño.
—¿Y entonces?—Brittany preguntó, su voz firme y tranquila—¿Cuál es el pronóstico?
Figgins la miró directamente por primera vez.
—Muy bueno, por suerte. Ella llegó aquí rápido, y empezamos el tratamiento de inmediato. Con adecuada reperfusión, el músculo cardíaco probablemente se recuperara, y una vez que la sangre vuelva a fluir, el corazón volverá a un estado casi normal.
Los hombros de Brittany se relajaron.
—¿Así que podemos esperar que ella se recupere por completo?
—Exceptuando complicaciones, por supuesto, y suponiendo que ella sigue un plan de atención cardiaca razonable.
Santana rió brevemente.
—Si eso incluye sin estrés y un ritmo más lento, no es probable que suceda.
—No es poco común en estos pacientes—Figgins dijo—Y eso es exactamente por qué la cirugía es el mejor enfoque. Si todo va bien, su tía no tendrá que restringir su estilo de vida—levantó un dedo de advertencia—Sin embargo, ella todavía va a necesitar mucho tiempo para recuperarse de la cirugía, rehabilitación, y trabajar de nuevo en todo su horario diario. Supongo que es bastante activa.
Brittany resopló.
—Una locomotora dirigida abajo por una pendiente empinada sería una comparación acertada.
El asintió.
—No es sorprendente.
—¿Podemos verla?—Santana preguntó.
Figgins miró su reloj.
—Por un minuto o dos. Las enfermeras estarán ocupadas obteniendo los signos vitales y los laboratorios en diez minutos, pero ... ven conmigo.
Cuando Santana se movió para seguirlo, Brittany vaciló, ésta miró hacia atrás y le tendió la mano.
—Vamos, hermana.
Los labios de Brittany se presionaron juntos, la luz bailando en sus ojos diciendo que estaba reprimiendo la risa.
Tomó su mano, la suya más pequeña, suave y cálida y firme. Sin pensarlo, Santana entrelazó sus dedos con los de Brittany. El ajuste era tan natural, que estaba momentáneamente desorientada.
Ella no era una de agarrarse de la mano, pero el flujo de calor del toque de Brittany la estabilizó.
Al presentar ese pensamiento desconcertante como una anomalía debido a las circunstancias, siguió al médico residente por el pasillo hasta donde él golpeó un gran botón rojo del tamaño de un plato de comida en la pared.
Las lustrosas puertas dobles metálicas con las ventanas pequeñas que bloqueaban toda la vista de lo que ocurría en el interior se abrieron con un siseo.
Casi esperaba una señal de advertencia por encima de ella: Abandonar toda esperanza...
Santana se estremeció.
Estaba más cansada de lo que pensaba.
Los dedos de Brittany se tensaron sobre los suyos. Estaba pálida, y sus ojos se habían ensanchado, como si también sintiera la desesperación que irradiaba desde el entorno estéril.
Su propia incomodidad se desvaneció en la cara de Brittany, Santana se acercó, su boca cerca de la oreja de la rubia. Captó el aroma de coco y vainilla.
—¿Estás bien?
—Sí—Brittany dijo, su voz apretada—Estoy bien. Sólo un mal recuerdo. No te preocupes.
No estaba convencida.
La rubia se veía sacudida, y su angustia la arrastró, despertando un fuerte deseo de aliviar la infelicidad de Brittany que se sentía tan bien que no se molestó en cuestionarlo.
—Estoy aquí.
*****
Brittany se apartó de las luces demasiado brillantes y se enderezó en la intensa, comprensiva mirada de Santana.
La voz profunda, segura de Santana, sus reconfortantes palabras, cerraban el zumbido de las máquinas y mezcla de sonidos que la golpeaban como una ola, amenazando con tirar de ella abajo.
Ella no estaba acostumbrada a ser defendida o protegida por nadie y, durante unos segundos, disfrutó de la comodidad de la inesperada caballerosidad de la morena.
Sintiéndose más fuerte y un poco avergonzada, apretó la mano de Santana y reluctantemente aflojó su agarre.
—Gracias.
Santana sonrió, algo de su tensión disminuyendo.
—No hay problema.
La UCI era una habitación larga y estrecha con un amplio pasillo central.
Las camas ocupaban una pared, separadas entre sí por cortinas blancas pesadas. Frente a ellas, una bulliciosa estación de enfermeras con un alto mostrador que contenía monitores que pitaban, pilas de historiales médicos, y bastidores de tubos de ensayo que llevaban muestras de sangre estaba atendido por un puñado de hombres y mujeres.
Brittany desvió la mirada.
Un sudor frío corrió por entre los omóplatos, pero se mantuvo estable de nuevo. Más de una década desde que había estado en un lugar como este, pero los recuerdos eran tan frescos como ayer.
Su papá y Hanna en camas adyacentes. Su mamá muerta.
Soltó la mano de Santana por completo, temerosa de que transmitiera demasiado en ese toque, temerosa a apoyarse demasiado en la fuerza que la morena ofreció casualmente.
Figgins apartó la cortina al final de una cama de hospital situada en medio de la larga fila de camas.
Una mesa alta y estrecha situada en el extremo cubierta con impresiones y más tubos de sangre.
Henrietta yacía debajo de las sábanas blancas dobladas hasta la mitad del pecho, los brazos expuestos a intervalos perforados con catéteres intravenosos.
La sangre roja fluía de los tubos serpenteantes, fluidos amarillos teñidos fluyeron adentro.
Sus ojos estaban cerrados, su respiración casi imperceptible bajo las sábanas, su cuerpo empequeñecido por los soportes IV y monitores atornillados a las paredes a ambos lados de la cama.
El seguimiento revelando las constantes oscilaciones del EKG (electrocardiograma), los suaves picos rítmicos y los valles de la presión arterial, la línea constante de los niveles de oxígeno.
Todo tan familiar y tan extraño al mismo tiempo.
Brittany se obligó a asimilarlo todo. Se lo debía a Henrietta para disminuir el horror de compartirlo.
Después de concentrarse y dejarse ver, susurró:
—Ella está respirando por sí misma.
—Sí. Retiramos el tubo respiratorio hace un par de horas. Ella está demasiado alerta para tolerarlo—Figgins dijo en voz baja.
—Eso es muy alentador—Brittany miró a Santana, cuya oscura mirada estaba fija en el rostro de Henrietta.
Por supuesto, la entusiasta de las carreras, aventurera viajera del mundo no tenía miedo de enfrentarse a la muerte, si es que estaba a la mano.
Santana debió haber sentido su mirada fijamente y le sonrió.
—Probablemente ella lo sacaría si ellos lo dejaban dentro.
—Adelante—Figgins dijo—Puede hablar con ella. Sabrá que están aquí.
Brittany vaciló mientras Santana se deslizaba por el lado derecho de la cama en el estrecho espacio entre la barandilla y la cortina, se inclinó y agarró los dedos de Henrietta por debajo de la cinta y los catéteres.
Brittany fue frente a ella y agarró la barandilla.
—Hey, HL—Santana murmuró—Estoy aquí. Los médicos dijeron que eres demasiado dura para morir, y les dije que ya lo sabía.
Brittany realmente no estaba sorprendida por las palabras, no cuando reconoció el amor en el tono de Santana. La ternura no debería haber sido inesperada, y se reprendió interiormente por escuchar demasiados chismes de oficina y creer lo que leía en los tabloides.
Un recordatorio de que otros raramente aparecieron en la superficie.
—Así que me estoy perdiendo la primera etapa de la carrera por nada—Santana continuó, su pulgar rozando hacia atrás y adelante sobre la mano de Henrietta—Y quién sabe qué clase de otra acción está pasando ahí sin mí.
Brittany observó el deslizamiento rítmico del pulgar de Santana, recordando la forma en que la morena le había acariciado la mejilla.
Brittany todavía podía sentirlo, una fuerte cálida ola moviéndose a través de ella, una suave caricia, casi posesiva que no debería haber tenido el impacto que causó.
No era como si no estuviera acostumbrada a ser tocada.
Ella no era exactamente virginal. No exactamente. Simplemente no había encontrado la intimidad física tan estremecedora que la presionó a repetirla, no cuando tenía tantas otras cosas por las que preocuparse.
Y las caricias y otras cosas sin importancia eran pensamientos tontos en los que estar pensando en este momento.
De alguna manera, la morena había despertado sentimientos a los que rara vez prestaba atención.
Santana miró al otro lado de la forma inmóvil de Henrietta y se encontró con sus ojos.
—Tengo a Brittany aquí conmigo. La colé dentro. Les dije que era mi hermana—se rió, su mirada todavía en Brittany—No es cierto.
Brittany se sonrojó ante la languidez en la voz de Santana.
¿Por qué todo lo que Santana López decía sonaba como si estuviera siendo tocada por las palabras?
Ella echó un vistazo a Henrietta y finalmente alcanzó para tocar su brazo por debajo del borde de la bata de rayas blancas y azules. El alivio la inundó, enjuagando el sabor del miedo de su boca.
La piel de Henrietta era suave y cálida, viva.
—Hola, Henrietta. Vas a estar bien…sin exagerar. Los médicos están encima de todo. Todo lo que necesitas hacer es descansar y ...
Los parpados de Henrietta se agitaron y Brittany contuvo el aliento. Miró a Santana, que estaba mirando a Henrietta con tanta intensidad que Brittany casi creía que la morena estaba dispuesta a que Henrietta despertara.
—No hay nada malo... con mi cerebro—Henrietta susurró, sus parpados aleteando abiertos. Sus pupilas estaban contraídas, su mirada desenfocada. Los surcos arrugaban la frente—Borroso.
—Eso es porque te han dopado—Santana apartó un mechón de pelo suelto lejos de los ojos de Henrietta. Le temblaban los dedos—Probablemente no querían que dieras órdenes a todos alrededor.
—Ah—Henrietta murmuró débilmente—¿Qué … pasó?
—Tuviste un pequeño aturdimiento—Santana dijo—Pero todo puede arreglarse. Nada de qué preocuparse en este momento.
—No... me engañes.
Santana sonrió.
—El corazón. No está mal, pero vas a necesitar un poco de trabajo del motor.
Los párpados de Henrietta se cerraron.
—Tú … decide…
—De acuerdo.
Brittany comenzó. No había pensado en los familiares de Henrietta. De repente esperaba con todo su ser que no fuera Martin López.
—Todos fuera—Henrietta dijo con una fuerza sorprendente.
—No hay problema—la voz de Santana era suave, pero su expresión era feroz—Sé todo acerca de la mecánica. Me aseguraré de que tengas otras cien mil millas bajo el chasis.
La boca de Henrietta se convirtió en una sonrisa. Después de un largo momento, susurró:
—Cuida de ... el resto ... ustedes dos.
Las cejas de Santana se levantaron, y la miró.
—No te preocupes. Vamos a tener todo cubierto.
Brittany no estaba segura de lo que pretendía Henrietta, pero nada importaba excepto que estuviera bien.
No estaba segura de poder soportar demasiados días o noches en el hospital. Haría cualquier cosa por Henrietta, excepto soportar la vigilia mientras ella se iba.
Ella apretó el brazo de Henrietta.
—Todo va a estar bien. Santana se ocupara de ello. Te amo—retrocedió, evitando la mirada de Santana—Yo… estaré afuera.
******
En silencio, Santana la observó marcharse, preguntándose qué viejas heridas puso tal dolor en sus ojos.
Figgins apareció en el extremo de la cama.
—Tengo que echarte ahora o las enfermeras me despellejaran.
—Está bien—se inclinó y besó la mejilla de Henrietta—Volveré pronto. No te
preocupes. Tengo esto. Te amo.
Henrietta no respondió, y Santana se obligó a alejarse. Henrietta estaría bien, tenía que estarlo. Santana dijo en voz baja a Figgins:
—¿Y ahora qué?
—No espero que sepamos mucho más hasta que los chicos de tomografía hayan tenido la oportunidad de revisar todas las pruebas. Te llamaré, o quien asuma el mando por mi, cuando tengamos un plan.
—Soy su pariente más cercano—Santana dijo—Quiero estar segura de que recibo la llamada.
—Yo en realidad no sé nada de eso. Eso estaría en sus registros.
Santana asintió.
—¿Con quién debo consultar eso?
—Las enfermeras en la recepción pueden sacar los formularios de admisión.
—Está bien, gracias—extendió la mano—Por todo.
—Ella lo está haciendo muy bien—Figgins dijo mientras estrechaba su mano—Alguien llamará.
Esperó en el mostrador hasta que una mujer con el pelo rojo y liso, con un traje de color rosa cubierto por una bata que parecía al tipo de delantal que solía usar su abuela, se volvió y se fijo en ella.
—¿Puedo ayudarte, cariño?
—Sólo quería comprobar que tenías mi información de contacto, y estar segura de que me habías listado como familiar cercano de Henrietta López.
Las cejas de la mujer se arquearon abajo cuando miró a Santana.
—Es usted, ¿no es así?
—¿Lo siento?
—Santana López. ¿Compites en carreras de coches en Europa o algo así?
—Ah, sí, algo por el estilo. Esa soy yo.
—Huh. Imagina eso.
Santana no se molestó en preguntar cómo fue reconocida. Ella hizo un punto de no mirar las revistillas de celebridades que decoraban casi todos los kioscos de periódicos en el mundo.
No había nada que pudiera hacer sobre los paparazzi. El dinero los atraía como carnada en el océano de tiburones. Había aprendido a prácticamente ignorar lo que se escribía o decía de ella, ya que el 99,9 por ciento era inventado para empezar.
Si hubiera tenido tantas mujeres como la prensa sensacionalista decía que tenía, nunca habría dormido. Cada vez que acompañaba a cualquiera en cualquier parte, los periódicos las tenían involucradas en algún tipo de romance caliente y empañado.
Claro, durmió con algunas de ellas. Pero definitivamente no todas.
Pero ¿por qué molestarse en tratar de aclarar las cosas?
¿A quién le importaría?
Y secretamente, si le enojaba a Martin, a ella casi no le importaría.
—Henrietta es mi tía.
La mujer, cuya etiqueta con su nombre decía que era Emma, tecleó algo de información sobre una tableta y desplazó con su dedo.
—Sí, aquí mismo. Pariente más cercano, Santana López. No hay un número de contacto, sin embargo—levantó la vista—¿Quieres darme uno?
Santana leyó su número de teléfono.
—También tenemos una copia de su testamento y de sus directivas médicas.
Santana frunció el ceño.
—¿Lo tienes?
—Sí, parece que alguien fue muy cuidadoso.
Brittany.
Tenía que ser ella. Le llamó el tipo organizado, orientado a los detalles. Sin duda, no fue Martin.
Estaba definitivamente en deuda con ella.
—Gracias—Santana dijo, de repente, ahora que sabía que Henrietta estaba estable y cuidada, deseaba encontrar a Brittany antes de que tuviera la oportunidad de escapar.
********************************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Quiero saber de britt, Henrietta es un roble.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Mientras Henrietta este bien, todo marchando para que Santana y Brittany se conoscan y compartan!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Ya sedio el mando henrietta jajaja
Esperó que salga todo bien en la operación...
Y que tanto paso britt en su vida??
Nos vemos!!!
Ya sedio el mando henrietta jajaja
Esperó que salga todo bien en la operación...
Y que tanto paso britt en su vida??
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Del Amor (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Quiero saber de britt, Henrietta es un roble.
Hola, si que si...un poco más la vrdd jajajaja. SI! y san tmbn...y si ambas estan con britt las tres lo son! Saludos =D
micky morales escribió:Mientras Henrietta este bien, todo marchando para que Santana y Brittany se conoscan y compartan!!!!
Hola, si. Lo q ocurrio lo de henrietta salio algo bueno y segira pasando! Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Ya sedio el mando henrietta jajaja
Esperó que salga todo bien en la operación...
Y que tanto paso britt en su vida??
Nos vemos!!!
Hola lu, ajajajajaj si que sii. Espero lo mismo y tiene q ser así la vrdd ¬¬ Esperemos y este cap nos diga mas Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Página 1 de 7. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
Temas similares
» [Resuelto]FanFic Brittana: Tal Vez (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Pequeño Amor (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Sexy Amor (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Pequeño Amor (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Sexy Amor (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
» [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Página 1 de 7.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
» Busco fanfic brittana
Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
» Busco fanfic
Sáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken
» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
Jue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604
» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
Mar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28
» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
Dom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28
» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
Vie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604
» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
Mar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Lun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es
» Que pasó con Naya?
Miér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es
» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
Jue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es
» No abandonen
Miér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303
» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Vie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303
» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Miér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Miér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Lun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1